viernes, 29 de junio de 2012

El Mexico Cyberpunk

Es posible ver a México desde una perspectiva de la ya quizás pasada de moda cultura ciberpunk, desde ese negro y desalmado futuro hipotético en el que las corporaciones son más poderosas que los gobiernos, y los implantes tecnológicos es el giro que mueve a la economía totalmente regida por un sistema computacional que administra la compleja e inentendible red de información.
Esa cultura que se hizo famosa en el cine negro de los ochentas, pero creada por un radical en la ciencia ficción William Gibson en 1983, que con sus novelas nos mostro una visión filosófica del mal uso de la tecnología o en su defecto las posibles consecuencias.
Pensar en implantes en el cuerpo de una persona es fácil de entender. Si el concepto se ve desde el hecho que dichos implantes no necesariamente tuvieran que ser biológicos ni mucho menos formar parte directa del cuerpo, entonces eso nos llevaría a que los teléfonos celulares pueden ser considerados como un implante tecnológico a nuestro sistema periférico y que aumenta nuestras habilidades cognitivas.


Indudablemente forma parte de nosotros ya que en todo momento lo tenemos disponible, dada la complejidad de la sociedad y su necesidad de adaptación. Curiosamente es uno de las principales motores económicos del país, es difícil compre nder que ese implante de nuestro cuerpo solo pudiera ser usable a través de una compañía privada, el espacio telefónico de la compañía monopólica se vuelve el rio de sentimientos de toda una nación.
Continuando en nuestras analogías con el género literario, pensar que nuestra sociedad teledirigida está siendo diseñada como consumidora bajo una empresa que maneja el medio de comunicación televisivo de todo un país, y que impone presidentes, asesina periodistas, y monopoliza la verdad con todo un paquete mediático a toda esta masa demográfica.
Esa es la realidad de México sometido bajo el imperio capitalista de estados unidos, que planea mantener al país bajo una política de no crecimiento y explotación de los recursos naturales para poder seguir llevando sus conquistas económicas.
La televisora es irónica de sacar un programa aludiendo a la novela de George Orwell llamada Big Brother, a sabiendas de que ellos le dictan a la sociedad que hacer y cómo vivir. A un costo exagerado que se vuelve la ultima alegría del día después de una jornada de trabajo para millones de personas, destruyendo así su capacidad creativa y de desarrollarse como personas. En la novela de Orwell el plantea a una sociedad ultra autoritaria en el que la gente a cada ciertas horas quiera o no recibe información de su líder a través de cualquier medio de información masivo. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.


El sistema capitalista esta tan fuera de control que ha comenzado un desenfrenado deboramiento de recursos para mantener la guerra económica, los recursos naturales de nuestro país están siendo alcanzados por esta máquina que no se sabe a dónde va. Solo basta con ir a las comunidades alejadas de las ciudades, donde los indígenas están siendo masacrados ya que son los únicos que se atreven a defender la verdadera belleza de México, las televisoras solapan la venta de cerros, bosques y tantas cosas que somos incapaces de enterarnos dentro del sistema impuesto que nos distrae y mantiene ocupados en lo que ellos quieren.

Comparando la novela de Gibson con la realidad, no cabe duda de que el futuro ya nos alcanzo, solo falta reconocerlo de la forma que es. La televisora es la empresa que domina a la población por encima del gobierno, los héroes no reconocidos de dicho mundo son los periodistas que están siendo asesinados por mostrar la verdad, las computadoras y celulares son nuestros implantes que dentro de poco se apoderaran de nuestra propia voluntad, el monopolio del narco y tantas y tantas situaciones con fines macroeconómicos. Y si esto aun no es suficiente, solo basta con visitar la ciudad de México y manejar en ella en automóvil para darte cuenta de la situación tan compleja que está creando el mal uso de la tecnología motriz y el contaminado ambiente que genera.
Estamos viviendo esa realidad que muchos escritores del primer mundo imaginaron para sus patrias hace décadas, pero en un país tercermundista que nunca ha tenido ese tipo de visión a futuro, ya que el medio cultural y la educación están siendo reguladas para continuar con la explotación, sin importar el precio social, ya que las elites pueden irse con su dinero en el momento en que ellos lo quieran y no fraternalizan con su pueblo.
Lo más asombroso de esta situación es la apatía de la gente, la sociedad ya no cree en nada y solo trata de sobrevivir en este medio hostil que consideran normal. La gente está muerta, sepultada bajo kilos de billetes, tornillos, transistores, antenas, combustible y demás. Cualquiera vende su vida al mejor postor a cambio de no complicarse la vida y desdeña cooperar con su prójimo para mejorar las condiciones generales.
Me pregunto qué haría mi paisano José Guadalupe posada ante la situación actual del país, que tanto crítico a una población que él consideraba muerta y su culto por la modernidad. El sector artístico debe escuchar esta situación y retroalimentar a la sociedad, deben ser los motores de la conciencia social para perfeccionarla y salir de esta compleja crisis, desarrollando la contracultura tecnológica en México.
Las máximas consecuencias del imperialismo tecnológico es la pérdida de identidad y raíces, la instauración completa de una nueva forma de vivir y concebir la felicidad, una imposición social que solo implica un nuevo sistema de control cibernético. El sumergirnos en un obscurantismo informativo, en donde internet regulara la verdad y será el centro de atención de todo. El desconectarnos de nuestra genética, conocimientos ancestrales y toda esa magia de esta tierra maravillosa, poco a poco siendo encerrados bajo comportamientos robotizados.
La situación actual esta impuesta y posiblemente no pueda haber una independencia tecnológica directa de golpe, dada la incapacidad de organización y que ese medio precisamente es el que está bajo control, se necesitan medios de comunicación masivos alternativos para llevar a cabo un cambio y la cooperación individual de la población. La masa de ingenieros mexicanos tiene mucho que hacer para llevar a cabo la recuperación de la autonomía de nuestros nuevos implantes, desarrollando tecnología para el pueblo y entregar menos de su capacidad a corporaciones extranjeras.
Es imperativo analizar la situación, darse cuenta de lo que está mal, y proponer soluciones. Que generalmente vendrán del trabajo social, la educación y producción artística. Para comenzar a contrarrestar la balanza que esta inclinada hacia la manipulación y diseño de masas.
No cometamos el error de entregar sin defensas a nuestros hijos a este nuevo y frio mundo, sin pensar en los problemas que aquejen a las generaciones futuras, es responsabilidad moral y espiritual el cooperar con los sectores más desprotegidos de México y fortalecer las raíces de la mexicanidad.

miércoles, 27 de junio de 2012

LOS RESIDUOS DE LA FÁBRICA

PROLOGO


En esta vieja novela que escribí en el 2009, trato de expresar de una manera peculiarmente grotesca la difícil existencia del hombre postindustrial. Del proceso de enmascaramiento repetitivo que un sujeto debe someterse para la adaptación a una sociedad cada vez mas corrompida y a su vez el afán de no perder sus ideales y sueños, de cómo los individuos tienen que generar personalidades múltiples dentro de su propia personalidad para sobrevivir en la jungla de concreto y como esta bifurcación mental trae consigo conflictos internos.

También se busca representar surrealistamente elementos de una posible futura sociedad mexicana, donde los sistemas de control diseñen a una especie de individuos psicológicamente y psiquiátricamente inferiores, con un daño irreversible. Donde el único objetivo de las elites es la explotación y no la formación de una sociedad progresivamente mejor.
 
CAPITULO 1: DENTRO DE UNA APARTADA BURBUJA

En  un lago enrojecido por el atardecer, un hombre viejo pero bastante conservado, fumaba su cigarrillo a la orilla de un puente destrozado. El tipo era delgado con apariencia de vagabundo, su cara llena de arrugas daba la impresión de que era una persona que no había desperdiciado ni un segundo de su ya corta vida, conservaba su pelo, aunque un poco teñido por los años,  sus ojos escondidos entre sus grandes y casi blancas cejas, y sus pómulos retorcidos por los años, parecían como pequeñas esferas negras que quizás en algún momento de su historia brillaron apasionadamente.
Miraba el lago con mucha atención, como si este le estuviera revelando algún tipo de secreto, o esperando que la marihuana de su cigarrillo le permitiera ver algo. Sentado sobre una piedra al atardecer, la zona en la que se encontraba era bastante caótica, un puente a medio tirar sobre el lago, se sumergía en el y resurgía varios metros después para terminar su trayecto, aquel era un lugar abandonado y triste, ideal para  escaparse de los ojos de los demás, muy  silencioso y melancólico.
El pobre viejo no tenia idea de quien era él, de donde provenía, que le música que gustaba, cual era su comida favorita, no recordaba a sus padres ni a nadie, ni nada de su vida, no cargaba con ningún sentimiento ni idea, no era nadie. Era desconsolador llegar a una edad tan adulta y no saber nada de si mismo, había historias de amores, historias de sangre, historias de traición y secretos, historias de aventuras, historias de demencia y múltiples personalidades hasta historias aburridas y monótonas, pero esta vez no había historia alguna.
El pobre hombre trataba de recordar, pero le resultaba imposible, lo único que recuerda es como hace algunos meses se encontraba en el sanatorio recuperándose de su largo enigmático y demencial sueño. El había durado en un largo estado de coma, los médicos del lugar lo cuidaron por algunos meses mientras el se recuperaba se su estado vegetativo, la gente del pueblo prestaba servicios a los sanatorios para ayudar a los médicos, por lo que muchas personas diferentes pasaban los días a su lado, cuidándolo para el momento en que el despertara.
Después de aquello se tuvo que recuperar físicamente después de tanto tiempo de inactividad, pero aun no podía recordar nada, pues eso fue lo que le recomendaron los médicos, al parecer había sufrido de una amnesia parcial, por lo que todos sus recuerdos se encontraban dentro del él, solo tenia que encontrar la manera de extraerlos de su cabeza.
En el sanatorio fueron muy amables y le mencionaron que el había sido un buen pintor, hacia muy buenos cuadros, por los cuales hacia muy buenos trueques, y tenía un pequeño departamento en el tercer piso de un edificio bastante solo, sus vecinos lo encontraron tirado y lo trajeron al lugar, mas sin embargo no conocían nada de su procedencia. En el departamento tampoco encontró muchas pistas de las cuales poder deducir algo, tenía su típico equipo para pintar, su ropa, muebles y unos que otros objetos del mínimo interés, ningún diario, postales o cartas que le dijeran algo. Al parecer era un tipo bastante solitario creyó él, nada por lo que valga la pena recordar se podía encontrar dentro de él, o al menos eso pensaba, pero un cuadro era la excepción, una pintura inconclusa que estaba postrado en el caballete de su casa.
Desde entonces el hombre venia a este lago a meditar y tratar de recordar, aunque el sabia muy bien que todo era en vano. Cada vez que regresaba de las granjas de cultivo  veía el cuadro inconcluso, frente a su puerta a la hora de entrar, como si tuviera vida y le hablara, y lo invitara a terminarlo. Pero el carecía de la inspiración o sentimiento para concluirlo, además ni siquiera sabia de que trataba ese cuadro misterioso, al parecer era lo único que tenia vida en ese frió departamento, de alguna forma se parecía a él, también estaba vivo pero incompleto, aclamando por alguien que pudiera completarlo, o hacerle un poco de compañía en su vida.
Así duro algún tiempo trabajando en los campos de cultivo, y dejo de ir al puente por las tardes para tratar de buscar algún sentido, pero no dejo su vicio de fumar, ya que le traía tranquilidad y quizás le diera esa inspiración de la cual carecía para poder pintar de nuevo. Casi olvidaba por completo que había sufrido de un formateo en su memoria principal y no sabia nada de él, pero comenzó de nuevo a pesar de su edad, buscando una identidad, o algún motivo el cual le obligara a seguir de pie.
En esos tiempos la vida no era muy complicada, aunque se carecía de muchas pomposas comodidades. La gente podía vivir tranquilamente de los campos de cultivo y de la cría de animales, campañas propuestas y  organizadas por las direcciones locales, y llevadas a cabo por la multitud hambrienta de necesidades, esto brindaba materia prima suficiente para toda la sociedad cercana y sustentaba la manufactura y el trabajo artesanal, que eran el oficio de todo mundo. Era un mundo donde las cosas recibían un valor dependiendo su complejidad y laboriosidad de la misma, de esta manera casi toda la gente se dedicaba a hacer algún tipo de actividad, para conseguir otras cosas por medio de un trueque.
Todo esto debido a la desaparición del el mundo globalizado, la industrialización  había terminado hace mucho tiempo, la etapa productiva de la humanidad se derrumbo catastróficamente y los grandes monopolios y empresas terminaron por desvanecerse de un día para otro, los motivos financieros fueron los detonantes de estos derrumbes aunado a la excesiva acumulación  de dinero por parte de muy pocas personas y el crecimiento desmedido de la extorsión y narcotráfico criminal, la mayoría de la gente se volvía desempleada e incapaz de producir bienes para si mismos debido al acumulamiento del capital por medio de las grandes empresas y al monopolio de las tierras por los millonarios. Eso dio comienzo a un ahogamiento económico social autodestructivo dentro de las ciudades, que se volvió una anomalía que nadie podía controlar, pues el mundo corporativo se volvió un monstruo imparable que devoraba dinero a toda costa, aunque fuera sobreexplotando su fuente de ingresos.
Aunque cada vez los trabajadores, tenían que verse contra la disminución del salario y a la par satisfacer sus necesidades dentro de las desérticas ciudades, el proletariado dejo sus empleos que carecían de sentido, para dedicarse a satisfacer sus propias necesidades, en vez de trabajar como ciegos, que poco a  poco eran remplazados por maquinas y recibiendo cada vez menor sueldo por su trabajo. Además  los productos que se ofrecían en el mercado ya eran muy costosos porque eran producidos por asociaciones de empresas, lo que les daba el poder de hacer cuando desearan con la sociedad.
Por lo que la revolución comenzó más por necesidad que por convencimiento intelectual, las poblaciones comenzaron a satisfacer sus necesidades por ellas misma en vez de comprar todos sus productos y alimentos a las grandes corporaciones, aunque les costara mas trabajo que pagar la desvalorización del trabajo humano ajeno, pues eran empresas las cuales pagan míseros centavos a sus empleados, por lo que se hacían inmortales a cualquier tipo de competencia. Esto a la larga trajo el derrumbe de las grandes industrias y la desvalorización de los productos, pero las grandes necesidades de la gente como alimento, vestimenta y diversión seguían en pie y con gran demanda por lo que la gente local se encargaría de satisfacer esa necesidad.
En un comienzo esta liberación fue casi un suicidio para las personas que dejaban sus empleos, debido a que el dinero era cada vez más poco y los trabajos mas codiciados, pero adquirió sentido cuando el dinero careció de valor para sus vecinos  y los mercados volvieron a ser un verdadero centro de cambio de mercancía. Poco a poco esto causo una gran revolución a nivel mundial, hasta que las corporaciones se disolvieron, las grandes tecnologías que las grandes empresas tenían bajo su control comenzaron a desaparecer, para ser remplazadas por invenciones personales. La plateada miel que alimentaba la ambición de aquellos que controlaban las voraces maquinas mercadológicas, gubernamentales y mafiosas, termino por escurrirse por el alcantarillado del razonamiento.
Poco a poco la toda la humanidad fue uniéndose a esta apatía económica a tal grado que el dinero llego a desaparecer por completo, debido a esto el gobierno se vio incapacitado de cobrar impuestos y se fragmento hasta formar pequeñas asambleas que dirigían el curso de cada población. La felicidad basada en el concepto de buscar el mayor capital posible, dejo de ser la razón a seguir en el nuevo modelo de vida y se redujo a usar lo que realmente se necesitaba. Desde entonces el que quería comer, solo necesitaba unirse a las grandes granjas comunales o en su defecto manufacturar algún objeto para el trueque, granjas variadas que fueron capaces de echar frutos debido al avance tecnológico que había sufrido la humanidad bajo la investigación científica, esto era un punto principal de ese nuevo modelo, no se trataba de dividir la riqueza por igual, si no de que cualquiera tenía la oportunidad de unirse a la riqueza. Sin necesidad de requisito alguno, solo las ganas de cooperar. Por lo que la oportunidad de mantenerse por medio del trabajo era un derecho de las personas, mas sin embargo estaba muy claro que sin el conocimiento se perdía el gran avance que la humanidad había alcanzado con ayuda del sacrificio de todos sus ancestros.
Por supuesto que no todo estaba perdido, la mayor cantidad de objetos construidos en la era de la industrialización que no requerían mantenimiento seguían conservándose y utilizándose para intercambios, la mayoría de objetos como automóviles y computadoras pasaron a ser pedazos de chatarra, ya que la electricidad y el combustible dejaron de producirse masivamente, mas sin embargo algunos de estos dispositivos fueron readaptados para ayudar al nuevo régimen ya sea en la educación o en la producción. Toda esta desaparición de artículos producidos en serie abrió un gran campo de posibilidades para todas aquellas personas creativas y con conocimiento alguno, pues así ellos podían inventar e innovar mercancía para sus vecinos, en vez de verse sujetos a un gran sistema mercantil.
Claro que después de esta revolución vino la guerra, auspiciada por todos aquellos poderosos que al no poder mantener el control con su complejo sistema, volvieron a abrirse paso por medio de la violencia, la cual era su anterior sistema de control, no muy efectivo pero que lograba su cometido, pero para suerte de muchos las empresas de armamentos desaparecieron junto a las demás corporaciones, y se debilitaron los suministros que seguían alimentado estos conflictos por lo que se volvieron a la mínima escala posible, hasta perder el sentido y morir dentro de esa reforma, por lo que la guerra fue como un filtro de muerte para la era que provenía, la era que comenzó con la revolución industrial llego a su fin. La experiencia de la madura humanidad arrojaba un gran asco por la guerra y la supremacía por medio de la fuerza, con el tiempo todas las armas se volvieron estériles, ya nadie producía maquinas de matar, la pólvora fue olvidada al igual que la moneda, que tiempo después llegaron a ser vistos como una de las cosas mas infames que pudieron corromper al ser humano.
El conocimiento fue una preciosa herencia que la gente conservo con delicadeza como signo de su liberación, al igual que el oscurantismo de la iglesia educo a la salvaje humanidad de una dolorosa manera, la industrialización enseño a la humanidad tanta ciencia fue posible por medio del trabajo esclavizado de muchas personas que nunca tuvieron capacidad de elección. El estudio siguió cultivándose ya que las personas de arte y conocimiento eran los nuevos modelos a seguir, como las personas tenían mas tiempo libre para pensar que hacer con sus vidas, en ves de pensar como mantener su vida. La educación era libre para todo ciudadano, pues era la única forma de mantener ese nivel de vida y no volver jamás a la bestialidad, sobre todo la inteligente población no permitió que sus hijos perdieran esa capacidad.
Todo esto era gracias a la unión social, pues el trabajo se dividía haciéndose poco, pero las ganancias aumentaban con el tiempo, pues como ya se sabía que desde tiempos antiguos que la sociedad era capas de sustentarse, aunque siempre pagando en exceso a sus inexplicables opresores, pues muchos trabajaban por los que no hacían nada y aun así se sentían superiores. Esta libertad trajo como consecuencia que la humanidad se perdiera dentro de la belleza, la creatividad y el razonamiento, dando lugar a buscar la verdadera espiritualidad que siempre se atribuyo a cosas inalcanzables para el ser humano.
Claro  que la falta de contaminación, construcción y tala a gran escala, causo progresivamente que la naturaleza cobrara su venganza, invadiendo las ciudades, por lo que se podían ver árboles en medio de las calles que antes eran reinadas por el concreto, este fue perdiendo terreno entre arbustos y pasto, muchas autopistas y carreteras desaparecieron de los mapas a falta de uso, como si la madre tierra hubiera renacido, después de tanta mutilación por parte de sus hijos. Cabe mencionar que las gigantescas urbanizaciones fueron abandonadas por ser tierras estériles y de un agresivo ambiente, la gente que colonizaba dichas monstruosidades se dispersó entre las ciudades de tamaño normal y a los pueblos, así estas pudieron mejorar su desarrollo y mantener un sistema estable.
Era este el mundo donde se vivía, no era un mundo retrograda ni salvaje, era un mundo donde el ser humano aprendió a como estar en sincronía con el mismo, con su prójimo y su mundo. Desde entonces no se ha visto que vuelvan a surgir corporaciones jerárquicas, porque ya carecían de sentido, además de que las empresas clásicas eran mal vistas, de forma parecida a como fue vista la religión después del renacimiento.
Así que el principal problema que tuvo la humanidad después de esta situación, fue como producir su alimento, de esta manera surgieron grandes granjas circundantes a las ciudades, donde todos trabajaban en comunidad para la producción de alimento, todos ganaban partes iguales del resultado de la cosecha y la cría, y todo era planeado por las asambleas de cada ciudad, para que la gente pudiera subsistir. Este sistema tenia adherido el cuidado por el agua potable, elemento vital para la civilización, pues ya no era sobreexplotada por compañías químicas y se utilizaba en su mayoría para el riego y uso social. El alimento era la base del nuevo comercio, las familias que por siglos de trabajo ajeno conservaban grandes riquezas, fueron perdiendo su influencia para unirse al cambio, de esta manera las personas tomaron un valor por igual, y la gran cantidad de cosas que existían en el mundo comenzaron a circular para llegar a las manos de quien realmente las deseaba, la mejora del producto y el trueque eran la única especie de moneda de cambio, un intercambio que tal vez no podía tomar cualquier forma, pero que valía mucho más y no embrutecía al ser humano.
Todo eso paso mucho tiempo atrás, de donde se sitúa cronológicamente nuestra historia, ese era el mundo que había madurado paralelamente a como maduraba el ser humano promedio.
Entonces volvemos con el pobre hombre que no tenia unos cuantos meses que había salido del sanatorio, él cual a pesar de su condición ya había conseguido algunos amigos en las granjas, lo cual no era muy difícil, pues constantemente se hacían reuniones y fiestas. Se vivía en un ambiente muy fraternalita y susceptible a las relaciones humanas, no tenía mucho de que quejarse la verdad, ni mucho menos necesidad de buscar aquella parte del él mismo que pareció perder en algún lugar fuera de su existencia.
En ese mismo lugar conoció a un tal Geracio, el cual tenía un par de mesas de villar en su casa, él era una persona demasiado amigable, con su pelo ondulado y su bigote de corte italiano, al señor le gustaba bastante la clase y vestía cuando podía algunos trajes y vestimentas extravagantes que conseguía cambiando mucha de su recolección. Ellos se conocieron con un saludo, Geracio era de esos sujetos que a penas daban pie a una conversación y te terminan contando toda su vida, era bastante agradable y terminaron llevándosela bien, con el pasaba algunas tardes, al lado de sus amenos amigos, la mayoría de ellos no trabajaba en la granja pues se dedicaban a cambiar cosas. Los comerciantes viajeros andaban de un lado para otro buscando objetos raros en las diferentes localidades, de esta manera sacaban muchas cosas ventajosas, para ellos y para sus amigos que terminaban muy agradecidos con lo que encontraban, de esta manera Geracio había conseguido cosas verdaderamente de interés, tenia una guitarra las cuales eran muy codiciadas por la mayoría de la gente que conocía el arte de la música, y tenia también algunas esculturas de artistas lejanos, se podía conseguir bastantes cosas, solo era cuestión de encontrarlas, y casi siempre la gente viajera se dedicaba a eso, por lo que estos trotamundos resultaban ser amigos de toda la ciudad.
También había conocido a una bella y madura mujer, se llamaba Carondelia, ella era bastante simpática y conversadora, tenia una sonrisa de oreja a oreja, no se podía saber si se drogaba o no por que todo el tiempo sonreía y escuchaba con atención, tenia una buena complexión a pesar de estar un poquito pasada de peso y siempre vestía túnicas que la hacían parecer como una bohemia gitana.
Ella se dedicaba a la apicultura, contaba con algunos panales de abejas que tenia atrás de su casa, de donde obtenía bastante miel sin trabajo alguno. Ella tenía dos hijos a los que había criado muy bien, uno de ellos se dedicaba a fabricar sillas de membrillo y jugaba bastante bien el juego de pelota, su niña era una perfecta bailarina, ella le ayudaba en las obras de recolección de frutos en la granja. Esos dos pasaban algunas tardes juntos, solían asistir a las obras de teatro que la gente montaba sobre las calles, y se divertían los domingos con los chicos jugando algunos juegos de mesa,  ella le enseñaba a  él como hacer pasteles, en fin, le agradaba bastante su dulce compañía.
El ahora se dedicaba a mantenerse en forma, había obtenido una bicicleta con la cual paseaba por los alrededores de la ciudadela, sin lugar a dudas su objeto mas preciado, lo consiguió con una serie de trueques, bastante entretenidos, todo comenzó cuando obtuvo una chamarra de cuero en el mercado del sur, era de bastante clase, la cual fue pedida inmediatamente por su vecino, después de revisar todo lo que el tenia, encontró, un disco de música, estos se habían dejado de usar hace mucho tiempo porque no todos contaban con reproductores de discos compactos, pero muchos los conservaban porque sabían del grado de valor que ellos tenían, lo acepto debido a que el había conocido en la casa de Geracio a un amigo suyo que era fanático de la música grabada, esta persona hacia mas divertidas las reuniones cuando tocaba la guitarra de Geracio, y por lo que pudo recordar menciono que el coleccionaba discos de música, ya que tenia un buen estero en muy buen estado, el cual lo hacia funcionar con una batería de patatas, aquella persona no podía resistirse a escuchar un nuevo disco desconocido, de todas las antiguas y variadas composiciones de la era pasada, así fue como el desmemoriado anciano pudo aprovecharse de su manía y arrebatarle su bicicleta.
A nuestro desgraciado pintor le agradaba su vida, aunque a pesar de sus intentos no pudo inspirarse otra vez, para tomar el pincel y volver a hacer lo que antes le agradaba, a tal grado de sentirse acosado por aquella pintura infernal que siempre lo molestaba para que fuera concluida, desesperado la guardo debajo de su cama, pero como aun así sentía su desagradable presencia, la metió en una caja y la enterró a un lado de una piedra sobre el puente en la cual se sentaba a pensar, como si renunciara de alguna forma a su pasado, pues no necesitaba de eso, era de verdad feliz, en un mundo carente de preocupaciones y soledad.
Fue entonces una tarde cuando acababa de dar un paseo con Carondelia, cuando llegaron a su edificio, y subieron las escaleras para llegar a su departamento. Estaba preparando una velada romántica junto con ella, por lo que estaban muy emocionados, pasaron al cuarto dentro del cual tenía algo de vino y se dispusieron a beber y conversar sobre los viejos y malgastados sillones. La estaban pasando muy bien, cuando repentinamente alguien toco a la puerta, tuvo que soltarse de los brazos de Carondelia para ir a ver de quien se trataba.
Eran dos alguaciles, cosa que lo alarmo, y le hicieron unas preguntas de quien era él, y unas ves corroboradas mencionaron que tenían que hacerle otras preguntas mas confidenciales, por lo que despidió a Carondelia y la invito a regresar a su casa, una vez hecho esto comenzó el interrogatorio.
- ¿Conoce usted a Fletonio Ezquivel? – Pregunto el alguacil muy amigablemente que tomo asiento, mientras el otro permanecía parado e imponente, ambos vestían de negro pero se contradecían el uno al otro tanto en físico  como en actitud, uno parecía algún tipo de guerrero, mientras que el otro parecía muy tranquilo y analítico.
- No conozco a tal persona, para ser verdad, no recuerdo nada, sufrí de un caso de amnesia y no tengo recuerdo alguno.
- Pues en el sanatorio nos informaron que usted estaba en coma, y hasta hace unos días nos llego el reporte de que usted estaba aliviado, nos mencionaron sobre la amnesia, pero de saber lo importante que es usted para la resolución de este caso es necesario que trate de recordar.
- No quiero decepcionarlos pero me resulta imposible, he tratado y tratado de saber quien fui y no he encontrado pista alguna, no recuerdo nada, ni tampoco es algo que me interese ahora.
- Quizás no sepa usted de que estamos hablando, es un caso de suma importancia para la salud mental y seguridad de los ciudadanos – Hablo el alguacil que se encontraba parado, como si guardara un secreto de seguridad nacional que se encontraba detrás de esos lentes polarizados – Hablaremos con usted sobre el caso, quizás así recuerde algo – Hizo un gesto a su compañero para que comenzara a exponer la situación.
- Primero que nada debe saber usted que la asamblea del pueblo ha seguido con detenimiento este caso por mucho tiempo, y estamos en el punto de terminar con la vida de un asesino o un inocente, por lo que nos vemos imposibilitados a continuar debido a la falta de información y que el acusado cuenta con una defensa que no hemos podido acceder hasta el día de hoy, pues sabrá usted los acusados cuentan con un testigo defensor, el cual puede exponer pruebas de la inocencia de del acusado, y precisamente en este caso en particular usted fue elegido como el testigo defensor para aquel maniático desquiciado, y no habíamos podido interrogarle hasta el día de hoy, debido a su situación especial usted esta en posición de decidir si ir a declarar o negarse, esa es decisión suya, más sin embargo debe saber que de no hacerlo el acusado perderá el caso y será ejecutado.
- Si usted decide declarar o no – Continúo el alguacil de pie, con una cara de prepotencia, que asustaba hasta en una conversación normal – Debe tener una idea de lo que es este caso, al menos supongo que es usted uno de los pocos agraciados en esta ciudad que no tienen idea de lo que paso hace algunos años.
- Así es, nos enviaron para platicar con usted he invitarlo a declarar a favor o en contra del acusado Fletonio Ezquivel y sobre todo explicarle el caso con detalles.
- Soy todo oídos – Contesto el hombre, que estaba bastante atento a todo lo que decían aquellos sujetos.
- Escuche con atención - Le dijo uno de sus uniformados intrusos que permanecía sentado en el sillón, como si fuera dueño de la casa, prendió un cigarrillo con toda la delicadeza de una señorita fumando en un café y dijo – Todo comenzó hace algunos años, por el mes de febrero, eran tiempos muy prometedores y las lluvias nos acosaban por donde quiera, el aroma húmedo se sentía por todos lados, lo que siempre traía buenas vibras a la gente de la ciudad, sumadas a sus ya muchas energías después de su temporada de viaje – Pauso un momento la conversación para dar un gran fumada a su cigarrillo y continuar hablando mientras lentamente sacaba el veneno por sus narices – La asamblea se disponía a hacer una reunión para la instauración de una nueva opción para la sociedad, pero esta tuvo que ser pospuesta debido a que se había presentado un hecho paranormal en esta ciudad tan tranquila, un alguacil había sido informado por parte de una señora del aroma a muerto que había infestado una calle en la colonia Muntionela - Las personas mas ilustres de la ciudad habitaban en ese lugar, la cual contaba con calles no muy concurridas pero si elegantes y amplias, esa colonia estaba contigua al centro de la ciudad - Fue entonces cuando se catearon las casas cercanas en busca del fallecido, no fue muy difícil encontrarla ya que los cuervos se postraban sobre la gran casa de uno de los señores mas reconocidos de la ciudad, un maestro en la técnica matemática, el maestro Midelo Angelius.
La fachada tenía la apariencia de las antiguas haciendas de la época colonial mezclada con una impresión tétrica al lado de tantos cuervos que custodiaban la casa, como si no quisieran que nadie entrara, pero sus ánimos se vieron opacados, al dar un paso cerca de la reja de entrada y entonces todos volaron ahuyentados. Se reviso la casa por todos lados, se percibía un aroma terrible a muerte. Entonces en una de las salas de la gran casa se encontró inmediatamente con el cadáver, en un cuarto forrado por paredes, techo y suelo con palmas de sangre, se encontraba el sobrino del maestro, el cual lo ayudaba en sus investigaciones. El pobre joven había sido masacrado brutalmente con la misma silla de ruedas del anciano y en ella misma fue enroscado y estrangulado, hasta quedar brutalmente comprimido, la silla había sido tensada con alambres de púas que hacían volar a todo el cuerpo junto a su silla torturadora en el centro de la habitación, como si alguna araña robótica del mal hubiera capturado a su presa y después de masticarlo y regurgitarlo lo hubiera conservado con su telaraña metálica en este ataúd estático a casi un metro del suelo. Nadie tenía palabras para presenciar semejante atrocidad, que difícilmente se ven hoy en día – Saco unas fotos de su maletín para mostrárselas, el pintor al principio rechazo verlas, pero la insistencia del alguacil era bastante – Ve usted de lo que estoy hablando.
- Esto sin lugar a dudas es aterrador – Contesto el, como un niño pequeño que no conocía el mal.
- Si de verdad que lo es, pero lo es mas en su totalidad, mire esto no es todo lo que paso aquel día. La habitación, era la antesala al patio de la casa, por lo que atravesando aquel sello de putrefacción, encontramos con el objetivo principal del asesino.  – Enseño una segunda foto, era un patio que tenia un corredor por todos sus cuatro lados, en el centro del patio, se podía apreciar un bonito jardín de pasto, bastante cuidado y verdoso, se podía apreciar una gran fuente llena de cuervos.
- Se podrá imaginar usted lo que se encontraba en la fuente – Le dijo suavemente el alguacil. Sacando otra foto de su portafolio, el pintor al verla miro como uno de los tres ángeles que tenia la fuente había sido removido, y había sido cambiado por el cuerpo de la victima la cual se encontraba con las manos erguidas amarradas a la escultura, carecía de piernas, las cuales estaban casi irreconocibles, por las picaduras de los cuervos, los cuales estaban postrados en las manos de los ángeles, ángeles que aparentaban llorar sangre. Todas sus viseras estaban a medio salir de su cuerpo cayendo en la fuente llena de sangre, y para colmo habían cientos de agujas que al parecer eran astillas de madera enterradas por todo su cuerpo, a excepción de su rostro que había sido colocado en posición hacia el cielo y toda la piel de su rasurada cabeza había sido estirada y clavada en partes de la escultura como una pequeña carpa de circo, el asesino se había tomado bastante tiempo para saborear su obra - Es un espectáculo que le revolvería el estomago a cualquiera, cuando revisamos toda la casa jamás encontramos los ojos y la lengua de Midelo Angelius, pobre anciano, me imagino que en su vida nunca hizo daño ni a una mosca, quien podría aprovecharse de el viejo tan indefenso.
Los alguaciles guardaron unos minutos de silencio y cigarrillos, como si esperaran a que el pintor les digiera algo, o si realmente sintieran la muerte de aquel maestro, como fuera que sea sin lugar a dudas no merecía una muerte de ese tipo. Le mencionaron que podía ir a declarar si lo deseaba o no, pues era decisión de él dado que ellos no esperaban que saliera del coma en ese estado, pero que en un caso de tal magnitud al sentenciar a alguien trataban de que la justicia siempre ganara, por lo que resultaba difícil tomar una decisión apresurada, por eso esperaron a que nuestro pintor despertara de su largo sueño, porque desde que Fletonio Ezquivel fue capturado lo menciono a usted como el único que podía probar su inocencia y completar las pistas del caso.
Los alguaciles tiraron sus cigarrillos sobre la alfombra y los pisaron para apagarlos casi coordinadamente, mostrando su desprecio a todo lo relacionado con el asesino, y después mostrando una fuerte hipocresía se despidieron cordialmente agradeciendo que haya aceptado platicar con ellos.
El pintor se sentó en el sillón a esperar a que lo que le acababan de decir le llegara al cerebro, estaba totalmente desconcertado, sin saber ni siquiera que pensar. Por un lado tenía a aquel asesino desquiciado del cual no tenía ni la más mínima idea quien se trataba, y por otro tenia a quizás el que fuera su único conocido en su vida, alguien quien podría saber quien es en verdad, que le podría dar pistas acerca de su vida, pero era bastante irónico que lo que aquella persona buscaba no era ayudar sino que lo ayudaran. Necesitaba de su memoria para dar alguna aclaración de la situación, además de que no sabia como reaccionaria el señor aquel, al ver que no recordaba nada de su vida pasada. Sintió que ambos estaban unidos por el mismo anhelo, el anhelo de recuperar sus vidas, inmediatamente el hambre de curiosidad lo invadió, quería ir con el aquel prisionero y hacerle cientos de preguntas, pero eso sonaba imposible dada la situación. Le asustaba la idea de involucrarse, él sabia que tanto la asamblea como los conocidos de Midelo Angelius esperaban que no se presenciara y aceleraran su ejecución, pero el necesitaba saber de él mismo, después de haber abandonado la esperanza de recordar, esto era como una pequeña luz dentro de aquel túnel de misterio.
Esa noche no pego los ojos ni un segundo, no sabia lo que podía encontrase si decidía ir a la asamblea, podía perder quizás mucho de lo que había ganado últimamente, eso lo mantenía bastante preocupado y se levantaba ocasionalmente de la cama a tomar agua, su cuerpo estaba tieso, asustado, algo dentro de el le decía que no se presentara mañana en la tarde, pero a su vez un gran deseo lo impulsaba a seguir hasta el fondo de aquel laberinto, después de todo se arrepentiría si para pasado mañana deseaba saber algo sobre él. Era una especie de situación que deliberadamente lo obligaba a presentarse y enfrentar cualquier cosa que pudiera venir, en especial, la mancha de su reputación.
A la mañana siguiente fue muy temprano a desayunar a la plaza, allí hacían unos desayunos deliciosos, se podía conseguir una orden de mucho sabor por tan solo un costalito de harina. Comía muy despacio y pensativamente, muy intranquilo, y después de un par de cafés fue a la casa de Geracio, esperando encontrarlo antes de que fuera a la granja. Lo encontró sentado en la banqueta de su casa haciendo algún dibujo, fumando un puro como siempre lo hacia, se saludaron y después de notar el mal aspecto de nuestro fracasado pintor, lo invito a la casa a tomar una copa.
Adentro le contó todo, lo de los detectives y lo del asesino, y su supuesta vinculación con él, por lo que Geracio muy despreocupado le aconsejo, que lo más natural era que se presentara a declarar, el caso era un problema serio para la asamblea, por lo cual ellos habían esperado a que estuviera en condiciones de hacerlo, además era su única relación conocida hasta ahora con su pasado, era normal que fuera.
Después de hablar un poco con Geracio, se le despejo más la mente, empezó a ver las cosas de otra manera y vio que el miedo que de alguna forma le sembraron los detectives se hacia pequeño, Geracio tenía muchísima razón y apoyo a la parte de el pintor que deseaba ir a la asamblea.
No hablo con nadie más al respecto, pero si fue a ver a Carondelia, para explicarle que lo de los alguaciles había sido por un robo que se cometió en uno de los departamentos del edificio, no sabia muy bien por que le mintió, solo sabia que no quería preocuparla, así que pasó la tarde con ella y comieron como de costumbre. Por la tarde dijo que se sentía muy cansado y necesitaba dormir, así marcho rumbo a lo desconocido.
Las calles eran bastante concurridas, la  gente iba de un lado para otro entre lo que antes fue reinado por pesados automóviles, que ahora no podrían ni llegar a la esquina, el asfalto no era restaurado y las lluvias lo habían agrietado, mucho pasto y arbustos crecían en medio de ellos, y uno que otro árbol también, haciendo más agradable el camino a los caminantes que se trasladaban a pie. Había puestos por todos lados y en algunas calles los tianguis se hacían mas intensos, muchos niños jugaban en las calles, jugaban a la pelota y corrían por todos lados. El pintor al verlos el no se inmuto para nada, no llevaba ningún recuerdo agradable de su niñez, por lo que le resultaba imposible ponerse melancólico ante una escena que a cualquiera lo haría conmoverse o recordar momentos felices, le hacían falta todos aquellos sentimientos y emociones que alguna ves sintió en su vida, mas no obstante él ni siquiera se imaginaba de la carencia que lo acompañaba.
En su camino hacia el auditorio que estaba en el centro de la ciudad, el nublado cielo comenzó a precipitarse, tomo un matiz más oscuro e inicio a empapar las calles, él se cubrió con un pedazo de cartón cercano, no le faltaba mucho para llegar al centro, donde los árboles habían crecido  ferozmente y formaron un pequeño bosque dentro de la ciudad, los árboles en conjunción con los edificios bloqueaban casi todo el cielo, por lo que la lluvia se colaba con dificultad. Esa parte de la ciudad era de lo más curiosa, mucha gente lisiada y dañada mentalmente se agrupaba en dicha zona, que además era un lugar de comercio; se podía ver a gente excéntrica haciendo espectáculo con llamas, o tocando tambores, la mayoría de los edificios estaban pintados, había profetas gritando por todos lados, ese era  un lugar de expresión. El lugar estaba lleno de tiendas improvisadas de acampar, y un mal olor se percibía por todos lados, no obstante había mucha seguridad en la zona, especialmente llegando al auditorio donde se podía apreciar como salían y entraban los alguaciles de la ciudad.
El auditorio era pequeño, como un antiguo salón de teatro, en ese lugar se reunía la gente más sabia de la ciudad a discutir temas de interés general, estaba en muy buen estado, a pesar de que la mayoría de los edificios adyacentes se encontraban en pésimas condiciones. Después de registrarse, le indicaron a donde tenía que asistir a dar su declaración, en la parte posterior era donde se organizaban los alguaciles, se supone que toda persona en la ciudad debe prestar servicio a la comunidad con un año en la seguridad al cumplir los veinte años.
Lo pasaron a un escritorio donde un joven con antejos al frente de una maquina de escribir anotaría todo lo que él le digiera, mas sin embargo no se obtuvo ni una palabra sobre el acusado.
Los detectives esperaban esta respuesta por parte del testigo, mas sin embargo no sabían para que se había presentado; pero todo salió a la luz cuando después de dar su estéril confesión rogó para que se le permitiera ver al acusado, lo cual era lo mas común, pues era su testigo defensor y tenia que hablar con el acusado para después dar su declaración y poder presentar pruebas contundentes de su inocencia.
Lo hicieron pasar por una serie de cuartos hasta llegar a uno que estaba lleno de sacos de arena, en el centro del cuarto una especie de pozo formado por sacos revelaba un agujero subterráneo, al cual se bajaba por una polea para llegar a una caverna acondicionada al auditorio, con escritorios, anaqueles, y con antorchas luminosas. Desde una grieta reforzada con barrotes de hierro se podían ver las celdas de los prisioneros, y el pintor observo como un guardia abría una de ellas solo para salir después de tres minutos con un tipo bastante sucio y encadenado, lo hicieron pasar a una pequeña salita donde podía hablar con el prisionero desde unos cubículos separados por una malla metálica, allí se sentó y espero.
Entonces lo vio, era un tipo con una cabellera bastante larga y maltratada, su barba a medio crecer lo hacía parecer como si hubiera pasado la noche anterior en una cantina, era delgado y usaba anteojos y estaba cubierto con una cobija demasiado sucia, al acercarse podía escuchar como se arrastraban las cadenas. Después de que se sentó, lo guardias salieron y azotaron las puertas por ambos lados, tanto del ser libre, como del condenado.
- Gracias amigo, sabría que tu no me fallarías – Le dijo en un tono bastante ronco y agotado.
- Vine en cuanto pude – Nunca se sintió tan mas hipócrita en su vida y a la vez tan sincero, después de que ese maniaco lo llamaba amigo, pero le seguía la conversación esperando que el arrojara algo.
- Ha sido muy difícil aquí adentro sabes, pero he sobrevivido para esperarte y arreglar todo este embrollo, ¿Que fue lo que les dijiste? - Una terrible pregunta a la que no tenía ni la más mínima idea de cómo contestar, a la que le siguió un gran y embarazoso silencio.
- No puedo seguir con esto – Se dijo así mismo, mientras el acusado levantaba la ceja en tono de desconcierto – Debes de saber algo primero, después de salir del sanatorio me dijeron que había sufrido una amnesia, por lo cual no he podido recordar nada de mi pasado, he venido aquí por la única razón de que tal vez tu supieras algo de mí – Muy duro pero cierto, después de eso siguió otro silencio bastante molesto.
- Eso no puede ser, esperaba que tu me salvaras, tu sabes de mi inocencia, somos amigos desde la infancia, esto es mera casualidad, un error, yo no debería estar aquí, y tu sabes mas que nadie eso – Lo dijo con una cara de miedo, que hacia ver que en realidad el no era un psicópata.
- Esa es la verdad, no se quien eres y no se quien fui yo – El acusado lo miro fijamente a los ojos y no tardo en descubrir que la persona que tenia enfrente era un verdadero desconocido.
- Te creo amigo, pero ahora más que nada debes de recuperar tu memoria y yo no te puedo ayudar con eso, se nos acaba el tiempo y solo tienes algunos días para salvarme el pellejo, no te dejaran verme mucho y solo puedo darte algunas pistas, así que resérvate en tus visitas – Tocaron la puerta haciendo alusión a que se había acabado el tiempo.
- Ayúdame por favor entonces – Por un instante olvido toda la preocupación de enrollarse con una asesino.
- Debes de visitar a Mars Carmina, ella te dará muchas respuestas.
- Y donde la puedo encontrar.
- No lo se muy bien amigo, pero busca en el puerto que esta cerca de la ciudad, supe que se caso con un pescador.
- Mars ¿que?
- Mars Carmina, es una antigua amiga nuestra, ella te reconocerá a ti – Entraron los guardias y lo tomaron por los hombros – Hazlo por nuestra amistad, recuerda lo del lago – Gritaba mientras se lo llevaban del lugar.
Después de salir del auditorio se sentó en los escalones a meditar todo aquello, fue un episodio de lo mas extraño. La forma en como le hablaba ese tal Fletonio, como si en verdad fueran amigos desde hace mucho tiempo, eso lo había desconcertado en realidad, aun no estaba decidido si ir a buscar a esa señora o no, pero de lo que si estaba seguro era de que ese asunto se trataba de él mismo y no de aquel criminal, deseaba encontrar respuestas pero todo se tornaba cada vez más misterioso, pues de que otra manera podría ser.
Pese a las circunstancias, antes de regresar a su humilde aposento, se veía en la necesidad de realizar sus tareas diarias, necesitaba realizar algunos cambios para tener alimento en su departamento, pues no solo vivía de sus cosechas si no también de lo que las personas producían con ellas.
Por lo que se tuvo que desplazar al mercado principal del la ciudad situado no muy lejos de donde se encontraba, bastaba con solo caminar un poco hacia el sur, saliendo de aquella maraña de árboles y viejos edificios. El mercado de la ciudad era un gigantesco domo, donde cada quien podía ir a ofertar sus productos, en el siglo pasado se trataba de un estadio de fútbol, hoy en día había le habían sido adheridos pisos, creando una superestructura de varios niveles, pero conservando un pequeña abertura central, inclusive se le habían agregado construcciones de madera a los costados de ella, cubiertas con hojas secas de palma, parecía como una gigantesca palapa de varios pisos. En ese mercado todos tomaban una porción libre y la desalojaban cuando ya no tenían artículos que cambiar o simplemente se aburrían, en ese lugar se podían encontrar miles de cosas, aunque era excesivamente concurrido, a tal grado de ser dificultoso su traslado a través del mismo. Muchos mercados alternos existían debido a esto, pero ninguno era tan grande y diverso como este, además de que se acrecentó su popularidad después de que se incendio varios años atrás, las mismas palmas secas son un problema para la estabilidad del mismo, por lo que cualquier cosa podría hacerlas arder en llamas.
La gente de la ciudad se unió para reconstruir el mercado y terminaron haciéndolo mas grande y perfeccionándolo, dividiéndolo con paredes de piedra para aislar los posibles incendios.
Y allí se encontraba el que ya no era pintor, esperando poder entrar, mientras sacaban un par de burros por la puerta del norte, hubiera preferido cambiar el costal de arroz que traía a un vecino de su colonia, el cual tenia muy bien surtida su bodega, pero aprovecho el traslado para ver que encontraba. Si que era divertido asistir al mercado pues nunca se sabía lo que se podía encontrar, los mercaderes no ocupaban el mismo espacio siempre y no todos acudían siempre, solía haber viajeros que traían su mercancía de otros lados y no se quedaban mucho tiempo por lo que el azar y los gustos individuales tomaban mucha importancia a la hora de hacer trueques.
Abriéndose camino entre la muchedumbre el pintor trataba de buscar un poco de café, aceite y algo de azúcar, componentes muy elementales para los desayunos. En ocasiones era exagerado como la gente cargaba tantas cosas y se embarraban entre ellas mismas para caminar sin estorbar los puestos de los mercaderes, los cuales en la mayoría de las ocasiones se dedicaban a cambiar reliquias del siglo pasado, cosas que tenían un valor dependiendo del ofertarte, estas cosas eran canjeadas a sus dueños por algo que ellos buscaran y estos se las cambiaban por otras cosas mas un extra de alimento, así pues los mercaderes buscaban al respectivo cliente que deseara cierta reliquia; a esto se dedicaban muchos tipos, a vagar por el mundo encontrando gente que buscara algo, y ellos se lo conseguían obteniendo una comisión, era un modo de vida que permitía viajar bastante, aunque era muy agotador en ocasiones.
Entonces después de media hora de búsqueda, y de casi llevarse un ajedrez de madera, cambio lo que tenia por lo que andaba buscando y decidió tomar la calle que lo llevaría a su casa. Estaba muy cansado para buscar a Carondelia, por lo que se limito a dirigirse a su departamento, comer algo del pan que le quedaba junto con un poco de chocolate de agua muy calientito; ese chocolate era un milagro de la naturaleza, aunque también era una proeza ganárselo a los demás. Y después de pensar por un instante en ese Fletonio y todo lo que había vivido ese día, decidió dormir dentro de tanto aturdimiento.
Esa noche soñó, desde que tiene memoria no había soñado, le habían contado sobre aquello, pero siempre habría creído que no lograba recordar sus sueños al despertar, pero esa noche si que soñó bastante.
Soñó con una gran hacienda, por la fachada religiosa se veía que fue una especie de convento en medio del campo, un camino de terracería mostraba la dirección hacia la ciudad y un lago podía observarse al costado de la edificación. Por dentro no era meramente un convento, estaba lleno de catres y camas improvisadas en el suelo, algunos salones estaban llenos de pupitres y una gran sala era un comedor con mesas largas, había una gran bodega llena de maíz y en el patio jugaban muchos niños. Poco a poco se fue adentrando más en el sueño, los gritos de los niños se escuchaban más fuertes, tanto que en un instante él era uno de esos niños, jugando a la cuerda, saltando sin cansarse durante varios minutos, hasta escucharse una campana, con la que todos corrieron en manada hacia una gran puerta que daba al comedor, quedando desolado el patio, con algunas pelotas y juguetes adornando su silencio; en el comedor los niños seguían gritando golpeando la mesa con sus cubiertos, unas señoras bastante gordas surgieron de la nada cargando unas enormes cazuelas con las que llenaban los platos de los niños, él se dispuso a comer lo más rápido posible, para que le tocara un poco mas de lo que todavía se encontraba en las enormes cazuelas, posteriormente, fueron a otra habitación donde todos sentados escuchaban un cuento por parte de una señora. Así vio varias veces una serie de repeticiones de la misma rutina, vio como jugaba, como los ponían a desgranar el maíz, como le enseñaban en las aulas y como dormían en los grandes y espaciados dormitorios. Comenzó a sentirse como un niño inocente y con la única intención de jugar todo el día, platicaba con muchos niños, podía reconocer algunos de ellos, podía ver cuales de ellos eran sus amigos, cuales eran fastidiosos, cuales eran las niñas bonitas, podía verlo todo, podía sentirse como aquel niño que jugaba en el patio. De repente dos de aquellos niños comenzaron a pelearse y todos acudieron a ver de que se trataba, uno ellos empujo al otro, el cual al caer empujo al pintor que soñaba, y entonces despertó empapado de sudor. ¿Había tenido una retrospectiva de su vida, o solo se trataba de algún sueño vago por algo que había visto? estaba asustado pero emocionado, así se sentía desde que supo de aquel tal Fletonio, aun cubierto por las cobijas encima de su cama pensaba con detenimiento si lo que vio fue por fin alguna escena de su pasado, aunque lo mas lógico era que así fuera, la mente no podía tomar imágenes de lo que nunca se a percibido por lo que tenia que ser alguna parte de sus recuerdos sacadas a la luz.
No podría ser de alguna otra manera, estaba seguro que ese loco prisionero lo había hecho recordar, por fin después de tanto había obtenido lo que deseaba y quería aun más desde que recomenzó su existencia. A su avanzada edad le importaba mas recuperar su pasado que lo que pudiera ganar, después de ese repentino y fugaz instante de reflexión y agitación, decidió volver a la cama, esta vez su descanso fue como todos los días anteriores, descanso como una piedra sin vida.
Al día siguiente, fue a la granja pero no para trabajar, solo fue a buscar información entre los agricultores sobre la hacienda que vio en sus sueños,  no deseaba comentarle a nadie la relación psicológica que había tenido con el asesino por lo que se limito a contestar las preguntas a Geracio lo mas cortantes posibles, ese día tampoco vio a Carondelia por ningún lado. Después de su fallada misión decidió ir a preguntar a los alguaciles de la ciudad, cuales patrullaban por todos lados y debían de saber algo al respecto, uno de ellos supo orientarle y saber de que estaba hablando, le menciono de un antiguo orfanato que se encontraba al noroeste de ciudad por el vecindario de los que se dedicaban a los tejidos, allí encontraría una terracería que lo llevaría a tal lugar. Sabiendo esto tomo su bicicleta y se puso a andar por un buen rato, saliendo de la colonia de Grunstia que era la zona de los agricultores donde cada terreno baldío era aprovechado para la siembra. En su trayecto fue pasando por el barrio de Cobaro, ese era un lugar anteriormente muy conflictivo pero ahora estaba lleno de jóvenes interesados en la tecnología cuales habían revolucionado a todo el barrio con sus conocimientos; paso por algunas calles y después tomo un calle que lo llevo por un túnel en muy buen estado para salir en la colonia de Vermilia. En ese lugar la gente se dedicaba a hacer jardines botánicos dentro de sus propias casas donde podían tener seguras y reguladas las plantas, así se cultivaban chiles, flores y muchos vegetales que no se producían a gran escala; cuando se pasaba por aquellas calles se veía como las plantas se asomaban por encima de las casas para recibir el sol, era como si las casas fueran gigantescas macetas. Continuo su trayecto por una autopista que se elevaba por encima de las calles, la cual era utilizada mucho por los ciclistas y ahorraba mucho camino y así fue dirigido a la colonia de Kerovia que era donde manufacturaban ropa, había grandes sembradíos de algodón y muchos edificios donde la gente se dedicaba a tejer los hilos que producían con antiguas maquinas que todavía tenían utilidad, todos las compartían y desarrollaban ropa diferente y personalizada, con el fin de atrapar a los comerciantes, o simplemente realzar su valor por su trabajo realizado.
Allí vio como terminaba la ciudad, y también miro el gran bosque que lo separaba de su búsqueda, alcanzo a divisar un pequeño camino de tierra que era comido por el bosque y se dirigió a él, después de unos minutos de andar llego a la hacienda devorada por la flora. Era un escenario verdaderamente desolado, por un momento llego a sentir una extraña tristeza cosa que nunca había sentido, la sintió al ver el lugar donde creía haber pasado su niñez abandonado en la nada, un pantano se podía ver a distancia y una caballeriza totalmente derrumbada, fue así como sus sueños se volvieron un poquito mas sólidos dentro de su cabeza. Después de mirar el escenario por unos minutos decidió entrar al convento o lo que parecía ser un viejo orfanato, toco la puerta pero nadie le contesto, intento entrar pero estaba cerrada, así que dio una vuelta de reconocimiento y pudo observar una ventana abierta, por la cual se metió.
Adentro no encontró mucho, había basura tirada por todos lados, pero no parecía haber nada de interés, se habían llevado todo. Busco entre los cuartos y vio algunas cosas del mínimo interés, así subió por unas escaleras que lo guiaron por un pasillo hasta llegar a una habitación, la cual todavía conservaba un ya muy podrido buró, en el suelo había un colchón bastante sucio y desgastado, fue lo único que pudo encontrar en aquel lugar, nada que le dijera una pista de su pasado, porque ahora estaba totalmente seguro que lo que vio en sus sueños eran sus recuerdos queriendo salir al mundo, y que de alguna forma el contacto con su pasado desencadenaba esto. Así que dentro de la miseria que había encontrado en aquel lugar, no había encontrado algo mejor para su causa, así decidió hacer la prueba de su búsqueda interior y se recostó sobre el incomodo colchón, esperando que el cansancio de la bicicleta hiciera su trabajo. Después de varios minutos de estar inmóvil mirando el techo del cuarto, cerró los ojos, estaba dormido.
Volvió a soñar con ese lugar, las hojas de los árboles caían con el soplar del viento y podía sentir el frió en su piel. Era otra vez aquel niño, pero un poco mas crecido. No era la misma etapa de tiempo que había vivido la noche anterior, esta vez los chicos eran mas grandes y las señoras a su cargo mas ancianas, tendría alrededor de unos ocho años, los chicos ya no jugaban como antes lo hacían en los patios, ni siquiera había la misma cantidad de niños como el sueño pasado, solo eran unos pocos los que se juntaban al almuerzo. Las señoras también habían disminuido, solo podía ver a tres de ellas. Ellas les enseñaban cosas mas avanzadas, sacadas de los libros, y vivían de la pesca del lago, los chicos salían temprano y se sentaban con sus cañas sobre un pequeño muelle en el agua. Al parecer ya no recibían maíz para desgranar, por lo que mucha gente abandono el lugar, sobre todo las chicas fueron llevabas a la ciudad a dedicarse a otras profesiones, pero los que se quedaron era porque seguían con la intención de poder aprender un poco mas de la biblioteca del lugar, o al menos las señoras que decidieron quedarse los sedujeron a seguir con su estudio.
Estaba vez el grupo de niños era mas reducido, por lo que podía reconocer a la mayoría de ellos, en poco tiempo. La mayoría de las veces pasaban la tarde todos los chicos juntos, pero el podía observar con los que platicaba más, uno de ellos era Perimando, era un chico bastante extrovertido, todo el tiempo no paraba de hablar y hacer bromas, se le dificultaba bastante el aprendizaje de la ciencia, pero claro que para eso estaban Brostian y Trestor, ambos eran muy hábiles con las matemáticas y todo lo visto en las aulas, para Brostian su vida se basaba en el juego de pelota, lo amaba y deseaba todo el tiempo poder jugar, para Trestor la vida eran los animales, le gustaba bastante atraparlos afuera de la casa, capturarlos y observarlos, también le agradaba tocar el violín de una de las maestras, la cual desde muy joven lo instruyo para poder realizar este arte. También entre ellos estaba Fletonio, era un chico que se había incorporado un poco tarde al lugar, no tendría menos de tres años, a diferencia que los demás que llevaban toda su vida en el lugar, Fletonio había vivido en muchos lados antes de que su padre falleciera y lo trajeran allí, por lo que conocía bastantes cosas que los demás chicos no podían ni figurar; y por ultimo estaba Aproncio, el cual era un gordito bastante chistoso y siempre sabía como hacer reír al grupo.
Por las mañanas se dedicaba a pescar y estudiar, de vez en cuando una de las maestras le daba clases privadas de dibujo y pintura, casi todos los chicos del lugar recibían algún tipo de instrucción diferente, y por las noches después de jugar y relajarse, se juntaban en la sala que tenia la chimenea para que la señora mas anciana les leyera un cuento y bebieran te caliente. De las tres instructoras que quedaban una de ellas era la directora y era bastante gruñona, todo quería que se hiciera de una manera muy estricta y ortodoxa, otra de ellas era más joven, amable y caritativa, pero en ocasiones trataba de involucrarse en los juegos de los chicos; la ultima de ellas solo se dedicaba a realizar su trabajo de maestra, y era la que mejor lo hacia.
Un día unos extraños señores llegaron a la hacienda, habían bajado del bosque y venían montando varios caballos, las instructoras les dieron asilo, al día siguiente las instructoras les cambiaron un pequeño potrillo, quien sabe por que, pero fue un buen regalo para los chicos. Todos estaban muy emocionados con la nueva criatura, y se organizaron para construirle un pequeño establo, desde entonces los chicos pasaban la tarde en el establo, era un lugar donde todos se sentían bien y protegidos, así sacaban a pasear al potrillo al cual le pusieron Juneiro.
En un par de meses Juneiro ya era capaz de cargar a los chicos y pasearlos por los campos, los chicos se peleaban por montarlo, y casi siempre trataban de levantarse temprano para poder ser los primeros y montar mientras los demás dormían, era la etapa de crecimiento de los chicos donde ya tenían que ir a la ciudad a conocer el ambiente, además de que tenían que tener contacto con chicas de su edad y el potrillo resultaba el transporte ideal para atravesar ese pequeño pedazo de bosque y llegar a lo más cercano a la civilización, así Juneiro pasó a ser la posesión más valuada por los chicos.
En ocasiones los chicos montaban hasta la colonia de Kerovia, donde podían obtener algunas cosas brindando paseos sobre el animal.
Un día un ex alumno de las maestras vino a visitarlos, se llamaba Manoli, era un joven ya crecido y llevaba años viviendo en la ciudad, las maestras lo recibieron con mucha alegría y le preparaban exquisitas cenas todas las noches. Durante el periodo que Manoli vivió en la casa, los chicos eran pillados y bromeados bajo sus juegos. Manoli era muy mañoso y siempre encontraba maneras de aprovecharse de ellos, se aprovechaba de la inocencia de los chicos para quitarles cosas con facilidad, pero como siempre las maestras le daban la razón al mayor al cual lo veían como a su pequeño hijo que había regresado.
Un día Juneiro desapareció, Trestor y Aproncio se levantaron temprano para buscarlo, pero el ya no estaba, había desaparecido misteriosamente y todos los chicos se encontraban consternados por la perdida. Así pasaron algunos días con un sabor amargo, pasaron más días y poco a poco los chicos aceptaron la perdida del animal.
Así fue desde entonces que el niño sobre el cual el pintor soñaba y se recreaba uso el tiempo que antes usaba para montar en dibujar, lo hacia con los trozos que sobraban de carbón de la chimenea, había juntado muchos dibujos que colgaba en el dormitorio, se entretenía bastante al hacerlo y llego a encontrar mucho entretenimiento con ello, podía expresarse, podía encontrar paz y tranquilidad al hacerlo, podía desahogar su enojo, podía plasmar sus sentimientos, en fin podía dar vida a esa parte sobrenatural que vivía dentro de su cuerpo que llamaban espiritualidad.
Aunque Manoli había roto muchos de sus dibujos por no ceder a su dominio, un día pasando por el pasillo, el pequeño dibujante se topo recargado a Manoli en la pared con las manos cruzadas. Llamo al dibujante como si después de los conflictos que había causado el fuera a tratarle como las maestras lo hacían.
- Como estas pequeño – Lo hacia con un gesto sonriente.
- Igual que siempre, que tramas esta vez.
- Nada descuida, ¿Que no se pueden cometer algunos errores o algunas bromas sin perder la confianza de la gente?
- Lo dudo bastante.
- Vamos pequeño, no quiero causar problemas, esta vez solo deseo ayudarte.
- A que te refieres.
- Yo se como ayudarte a sentirte mejor a ti y a todos tus compañeros – Hablaba de una forma que nunca había el escuchado, sin lugar a dudas traía algo bajo la manga y quería averiguar de que se trataba.
- Esta bien, que tienes que decirme.
- Pues yo tengo a Juneiro – Hablaba con suma confianza y con los ojos cerrados, sabiendo que el no se revelaría ante él.
- De que hablas.
- Si yo me lleve a Juneiro y lo tengo prisionero atrás de una bodega pasando una colina después del lago.
- Con que de eso se trataba, tu estas detrás de todo esto.
- Así es mi pequeño.
- ¿Que es lo que quieres, para liberarlo?
- Yo no lo liberare, soy incapaz, si ustedes lo desean pueden ir a buscarlo. De todas maneras yo no puedo montar al animal, es muy pequeño para mí.
- Por que me dices todo esto, te acusare con las maestras.
- Dudo que puedas hacerlo, pero lo que si puedes hacer es recuperar al potrillo, no creo que sean capaces de arriesgar su seguridad por traerlo de vuelta.
El pequeño dibujante se alejo del grandulón y con un gesto de repulsión se fue caminando por el pasillo, tres pasos caminando de espalda y después se volteo para caminar más aprisa.
Ese chico de verdad estaba loco, todo este tiempo el les había hecho ese mal, esta vez no dejaría que se saliera con la suya, lo acuso con las instructoras, pero ellas lo ignoraron diciéndole que aquel lugar no existía y le prohibieron que fuera hasta allá, eso lo disgusto bastante, el tenia el presentimiento de que Manoli hablaba con la verdad. Así divulgo la historia entre sus amigos, y ellos también se indignaron por lo ocurrido, deseaban volver a montar con Juneiro, estaban decididos a sacarlo de ese lugar, los chicos querían demostrarle a ese Manoli que eran mas fuertes de lo que el creía.
Así fue como esa noche planearon un escape para salir de la hacienda sin que se dieran cuenta las maestras y así caminar hacia el lugar que había mencionado.
Caída la noche, los chicos esperaron impacientes sobre sus camas a que las instructoras durmieran, la luna llena alumbraba sus ventanas y el aullido de los animales les avisaba que era bastante noche, levantaron a Aproncio que ya estaba dormido, Fletonio saco una vela que se había robado del comedor; Brostian, Perimando y otros dos chicos ya estaban listos para comenzar la nocturna jornada. Todo lo hacían sigilosamente para tratar de no levantar a nadie más, atravesaron el dormitorio a puntitas pasando sobre los demás chicos que dormían en el suelo, llegando a la puerta del cuarto la abrieron sin demora, aunque no pudieron asilenciar ese rechinido causado por la madera vieja de la puerta, alarmándose con el ruido Trestor le dio una palmada en la cabeza a Perimando que fue quien abrió la puerta, pues el cuarto donde dormía la maestra Montica, que era la joven, estaba a tan solo unos pasos de esa puerta. Salieron todos y pusieron una cobija como tope a la puerta, el pasillo era más oscuro, no había tantas ventanas por donde se filtrara la luz, pero aun así pasaron por el dormitorio de la maestra Montica, y después bajaron las escaleras, lo hicieron sentados porque la oscuridad los podía hacer caer, así llegaron a la sala principal, donde las brasas de la chimenea aun podían observarse dentro de tanta negra neblina, prendieron la vela y abrieron una de las ventanas, pues la puerta principal estaba cerrada bajo llave, así bajaron hasta un pequeño balconcito lleno de enredaderas, y de un pequeño salto ya estaban afuera de la casa.
El chico de los dibujos rotos señalo el camino con el dedo, afuera todo era mas claro, se podía ver bastante bien y en el lago se reflejaba la enorme luna, caminaron hasta el agua, rodearon el lago hasta llegar del otro lado, donde el bosque se mostraba imponente enfrente de sus narices y se adentraron en él. A los pocos metros la vela se volvió más importante que el mismo Juneiro, a  pesar de no haber tanto aire la cuidaban para que nada la fuera a apagar. Aquel bosque era bastante callado, la misma escena se repetía conforme daban algunos pasos, arboles y mas árboles todos en las mismas posiciones y formas, continuaron así hasta que encontraron la bajada de la colina, tal como lo dijo Manoli. La bajada era pedregosa y los arbustos del lugar estaban llenos de espinas, pero nada que unos cuantos chicos tan ágiles como cabritos en el bosque no pudieran resolver. Halla abajo los árboles tomaron un aspecto tenebroso, pero permitían que la luz de la luna pudiera iluminar su trayecto, entonces vieron algo a lo lejos, algo que parecía una vieja edificación, pero la cual era bastante grande y repleta de hierbas y árboles.
Caminaron un pedazo del camino y a pocos metros de acercarse al lugar sus pies tocaron asfalto, la edificación era muy amplia, mas no alta, solo constaba de un piso, no tenia muchas ventanas, solo estaba cubierta por cortinas de acero bastante sucias, en una parte se podía ver una entrada pero la puerta que ahora solo era un esqueleto de metal que podía atravesarse debido a que todos los vidrios que cubrían su acceso estaban tirados por donde quiera. Entraron al lugar que era muy oscuro por lo que aun no pensaban en apagar la vela por no poderla volver a encender, ese pequeña luz se volvió el oxigeno de su viaje. Allí adentro si que había ventanas rotas por todos lados y cuales daban a mas cuartos interiores, todas las paredes estaban pintadas por aerosol y nunca habían visto tanta basura junta, los techos estaban llenos de murciélagos y las ratas corrían del lugar conforme ellos avanzaban con la vela.
Después de vagar por varios pasadizos, llegaron a una gigantesca sala, donde se podía ver de nuevo, gracias a que una parte del techo era de plástico, allí había bastantes anaqueles vacíos y figuras humanas desnudas, además de que el lugar estaba lleno de grietas en el suelo que daban hacia un piso subterráneo del que no se podía ver nada, en conjunto era un lugar tenebroso.
Tan pronto entraron al lugar y caminaron un poco, escucharon un agudo ruido, eran como aullidos, después comenzaron a escucharse más de cercanos, los jadeos de los animales los asustaron, Fletonio tiro la vela y todos se dispusieron a correr. Mientras los chicos corrían por el pasillo, Trestor volteo hacia atrás y vio a las bestias gruñendo que veían a los chicos correr e inmediatamente comenzaron a perseguirlos, los chicos aún estaban lejos, pero no podrían escapar a la velocidad de los animales. Por suerte en el lugar había una especie de malla en forma de cilindro, parecía una gran jaula de pájaros, todos los chicos la empujaron y jalaron rápidamente, levantándola por la parte baja para introducirse por debajo y esconderse.
Ahora si que estaban en problemas, una pequeña malla, los separaba de los salvajes mordiscos de las bestias, que se habían amontonado alrededor de ese cilindro, ellos estaban bastante asustados y permanecieron durante un buen rato dentro de su prisión, una celda que les privaba de libertad pero que los mantenía con vida.
El pintor podía sentir todo el miedo corriendo por sus venas, al igual que sintió la tristeza cuando desapareció Juneiro, en realidad estaba sumiso en aquel recuerdo como un espectador de sus propias acciones, perdió la noción del tiempo y aunque tal vez solo estuviese transcurriendo una noche, dentro de su sueño había pasado bastante tiempo. Y allí se encontraban todos, atrapados por una manada de perros salvajes, que después de cansarse de ladrar y morder la malla se acostaron alrededor del lugar. Todos los chicos estaban callados acurrucados en el centro de esa jaula. Cuando parecía que los animales estaban dormidos comenzaron a hablar en voz baja.
- Creo que moriremos en sus fauces – Rompiendo Trestor el hielo, con un susurro muy suave.
- Es lo mas probable – Contesto Fuis, uno de los otros chicos que los acompaño.
- Saldremos de esta descuiden – Perimando trato de animar.
- Por favor, moriremos de hambre en esta sucia jaula, y todo por culpa de ese Manoli, que nos tendió una sucia trampa – Dijo el mismo niño dibujante y dueño de aquel sueño.
- Fue nuestra decisión venir hasta aquí, engañados o no – Le respondió Trestor.
- ¿Quién creen que muera primero? – Aproncio lo dijo casi temblando.
- Yo creo que tu, eres el más glotón – Le respondió Perimando, a pesar de la cruda situación, no se había perdido el sentido del humor de los chicos.
-Yo creo que morirá primero Trestor, por que se desesperara para ir a estudiar y se lo comerán – Algunas risas ahogadas siguieron al comentario.
- Yo pensaría – Se detuvo Brostian a pensar un poco – que morirá Aproncio primero, pero porque no lo comeremos por estar rellenito – Aproncio comenzó a reír fingidamente, para después contestarles.
- Muy chistosos. Pero lo que no saben es que me los voy a intoxicar a todos con gases – Después de un vibratorio ruido, todos comenzaron a taparse y murmurar, sumisos en la plática, elevaron la voz y una de las criaturas comenzó a gruñir aun en su descanso.
- Todos guarden silencio, tengo un plan para salir – Dijo Fletonio.
- Echar a Aproncio a los canes y mientras se lo comen huir.
- No basta de juegos, es algo serio, escuchen con atención – Todos callaron y formaron un circulo con sus cabezas para escuchar el plan de Fletonio.
Así pues pasaron unos cuantos minutos y todos estaban preparados para ejecutar su hazaña y salir de aquel asqueroso lugar.
Comenzaron a mover la cilíndrica malla hasta uno de los anaqueles, esto obviamente despertó a los perros que volvieron a rodearlos, hasta que llagaron al anaquel, entonces todos se concentraron en una cara del cilindro, casi tocando las mandíbulas de las bestias, que desesperadas por comida se agruparon todas como pirañas de un lado de la malla, así mientras los perros estaban distraídos, Brostian y Fletonio se escabulleron rápidamente por el otro lado de la malla e inmediatamente escalaron un anaquel, justo antes de que las fieras les atraparan por los pies, una vez arriba, todos se pusieron a escalar la malla y para colocarse por arriba de los saltos de los perros, entonces Brostian y Fletonio ladearon un poco el cilindro, que tenia a todos los demás colgados, para que las bestias pudieran entrar, de tal manera que ahora los perros estaban dentro de la jaula saltando para intentar morder a alguno de los chicos, en ese entonces Fletonio y Brostian bajaron del anaquel para comenzar a jalar y empujar la jaula,  por varios metros sobre el pasillo, totalmente llenos de adrenalina, mientras todos los chicos gritaban y los perros ladraban con fuerza; se cansaron a medio camino, la tarea era ardua, pero los chicos que seguían colgados los animaban a que siguieran pues los perros saltaban para intentar atraparlos, continuaron empujando la malla hasta que por fin pudieron colocarla enzima de una de las grietas que había en el suelo y que daban al oscuro subsuelo del lugar, mientras la colocaban los perros dejaron de ladrar y se amontonaban para no caer, pero fue inevitable, todos desaparecieron en la nada, mientras la jaula se sostenía con su anillo de soporte que era más grande que el del hoyo del piso, después Fletonio y Brostian regresaron la jaula unos metros, y los chicos pudieron salir de ella, todos estaban totalmente asustados y exhaustos.
Ahora estaban perdidos y tenían que salir de ese lugar, no podían hacerlo por donde llegaron, pues ya no tenían vela alguna para pasar por aquellos pasillos, por eso buscaron alrededor de todo el lugar, hasta que encontraron una cortina de acero a medio abrir, y salieron por ella para llegar a un patio lleno de camiones bastante viejos y cajas de madera por todos lados, pero unas murallas de concreto los separaban de la libertad.
Mientras buscaban una forma de salir, Trestor escucho los ladridos de los perros a lo lejos, parecía  que encontraron una forma de salir y se estaban acercando, por lo que inmediatamente cerró la cortina, con mucha dificultad pues estaba bastante oxidada.
Mientras los perros golpeaban la corina, intentaron de todo, buscaron dentro de las cajas y camiones, pero nada de utilidad. Ahora estaban encerrados en una jaula más grande, solo una puerta que estaba subiendo unas escaleras era su única salida, pero los regresaría al gran salón.
Aproncio  propuso que encerraran a los animales en el patio y regresaran al salón. Pero nadie quería atravesar aquellos pasillos sin algo de luz, por lo que descartaron la idea de inmediato, así que a Fletonio se le volvió a prender el foco y maquino un plan para salir, pero dada la situación solo podía ser arriesgando de nuevo sus pellejos.
Brostian por ser el más rápido y ágil, decidió tomar la encomienda, tendría que correr de nuevo a la jaula y en ella resguardarse, los demás esperarían encerrados en un camión. Fletonio y Brostian abrieron la puerta, Fletonio le dio un empujoncito a Brostian hacia el gran salón para después cerrarla, escucho como los perros se alejaban de la cortina, espero un par de minutos y después abrió la cortina, y se metió por la otra puerta procurando dejarla abierta, entonces entro al la vieja bodega y busco un lugar alejado para esconderse entre los anaqueles.
Mientras tanto, Brostian corría por la bodega como alma que lleva el diablo, hasta que encontró la malla de nuevo y rápidamente se resguardo dentro de ella, justo antes de que los perros la azotaran con sus mordiscos, y así decididamente empujo aquel cilindro hasta el patio, con todos los perros a tras de él, hasta que se encontró en medio del patio y silbo con fuerza, entonces Fletonio salió de su escondite dentro del gran salón, procuro esconderse bastante lejos para que no lo olfatearan, y silenciosamente se coloco en frente de la cortina pero por dentro, al verlo los perros fueron tras él y Fletonio corrió para meterse al patio por la puerta alterna y cerrarla, al mismo tiempo Brostian salía de la malla para cerrar la cortina, dejando a los animales de nueva cuenta encerrados allí dentro. Esta vez si que el corazón les iba a reventar, mientras los demás chicos miraban cómodamente toda la escena.
Usaron la malla para escalar por el muro y así salieron de esa bodega infernal, corrieron de regreso, pues no querían volverse a topar con los animales, continuaron y subieron una colina aunque estaban bastante cansados y exhaustos y un poco extraviados, sabían que tenían que ir en aquella dirección, pero no conocían el lugar. Así pues caminaron, hasta llegar a una zona despejada de árboles, se sentaron a respirar y mientras conversaban sobre que tan loco había sido todo aquello vieron la silla de de Juneiro, la reconocieron de inmediato, estaba sobre un animal muerto, que después de inspeccionar se dieron cuenta que eran los huesos del potrillo.
Inmediatamente todos se pusieron bastante tristes y empezaron a maldecir la situación, ¿Porque le tuvo que pasar esto a una criatura tan benévola para ellos?, no lo sabían, no habían tenido mucho contacto con la muerte y la maldad, Juneiro había sido vendido como carne, había sido destazado allí mismo y en burla Manolo había dejado sus huesos. Después de mirar unos minutos por última vez al pobre potrillo, decidieron volver, todos en silencio, pues estaba amaneciendo.
Una vez de regreso en la hacienda, todos entraron  por lo misma ventana por la que salieron, más no obstante el chico protagonista del sueño se alcanzo a percatar que alguien salía por otro lado de la casa, al observarlo bien se dio cuenta que se trataba de Manoli que salía de la casa cargando un costal, entonces comprendió que ese Manoli no era mas que un sin vergüenza que robaba a las maestras, y en vez de regresar se dirigió a él corriendo enfurecida mente, por fin estaban de nuevo los dos frente a frente, y ahora ambos sabían la verdad, Juneiro había muerto y todo por culpa de la inconsciencia, flojedad y ambición de ese grandulón aprovechado, el no podía contener el enojo y sin hablar ni una palabra se abalanzo sobre Manoli, quien reía por la cara llorona del pequeño, el grandulón lo contuvo fácilmente y comenzó a propinarle una paliza, y después de una serie de forcejeos tiro al pequeño dibujante al lago para salir corriendo del lugar. Fletonio que acababa de meterse por la ventana escucho el chapoteo en el agua, y al observar el lago veía como su amigo se ahogaba, sin pensarlo dos veces salió de regreso y dio un clavado al agua, para sacarlo de su húmedo funeral.
Una vez en la orilla, el casi asfixiado muchacho que no sabía nadar, vomito un chorro de agua para después voltear a ver el terreno.
- ¿Estas bien? Por donde escapo ese malandrín, las maestras están  muy molestas porque alguien les robo sus joyas mientras salían a buscarnos – Le dijo Fletonio que acababa de ser su héroe.
- Escapo – Le respondió – No tenía porque hacer eso – Dijo el pintor bastante molesto.
- Hay mucha gente desconsiderada halla afuera, que no comprende otra cosa mas halla de sus necesidades, aunque él me sorprende, después de recibir amoroso cuidado decidió traicionar la mano que le ayudaba, ese si que era un verdadero canalla – Fletonio gruño -  Déjalo ya, no te causes más dolor, deja que todo eso se extinga dentro de ti y no dañe a nadie mas, volvamos a casa. Ambos regresaron a la casa, donde las instructoras estaban regañando a los demás chicos. Cuando los vieron llegar los unieron al castigo.
Se despertó del sueño justo cuando la directora le daba la primera nalgada del castigo, estaba húmedo, se había orinado y estaba bastante sudado. Era medio día, había estado dormido por bastante tiempo, tomo su bicicleta y regreso a la ciudad, directo a su casa, necesitaba comer algo para seguir con su reestructuración y así resolver aquel caso. Aunque no tenía pruebas suficientes de que Fletonio fuera culpable o no, él ahora sabia que el era su amigo y eso despertó  repentinamente un afecto escondido, pensó que debía de salvarlo como él lo había hecho con él, para ello necesitaba reencontrarse a si mismo, necesitaba recuperar su vida.

CAPITULO 2: LA FÁBRICA

Circundando la bahía, se encontraba la colonia de Forlonia. Ese lugar era bastante popular, mucha gente sobre poblaba las costas debido a que era muy fácil conseguir comida pescando; la bahía había sido llenada por todos lados de muelles, viéndola desde arriba se veía como una malla de madera cubriendo la bahía, cuya red de muelles había sido construida tiempo atrás por las personas que deseaban pescar mas sin embargo no contaban con alguna lancha. Así que por las tardes las personas se sentaban alrededor de los extendidos muelles para sacar los peces del mar; inclusive en la parte final de la costa, donde la tierra estaba mas cerca al profundo mar, se construyo una gigantesca mano mecánica que era impulsada por vapor, se utilizaba para pescar a gran escala, cuando los bancos de peces pasaban  por la playa, y fue construida por varias personas del lugar mucho antes de que los muelles se extendieran, pero ahora solo adornaba el paisaje. Así fue durante un tiempo, hasta que las bahías se sobre poblaron y se dificulto la pesca tradicional, por lo que muchos comenzaron a construir las antiguas balsas e introducirse mar adentro hacia lo desconocido, mas allá de la bahía.
Fue entonces cuando esta colonia se convirtió en un gigantesco mercado, se volvió popular hasta para los extranjeros que llegaban desde lejos a comerciar; así llegaron muchos yates antiguos impulsados por vapor o aceite vegetal, y los muelles se convirtieron en un gigantesco estacionamiento de móviles acuáticos, con el tiempo fueron cubiertos con techos de tela. En la costa los viejos hoteles sirvieron como hogares para muchas personas y la colonia se infesto de casas improvisadas de madera y adobe en aquellas zonas donde fueron talados los árboles. Por lo que aquel viejo barrió era bastante grande y rico, de los más importantes de la ciudad, era en ese lugar donde se encontraba una pieza mas en el rompecabezas de una mente extraviada, la única persona que podría resolver dudas, se llamaba Mars Carmina, quien fue mencionada por el sangriento asesino de Muntionela, el astuto Fletonio. Era por esa causa que el anciano dibujante se dirigió hasta ese lugar, sin ningún dato sobre su antigua amiga, si es que en realidad era su amiga.
Para llegar a Forlonia se necesitaba pasar por una carretera a través de la sierra, era un camino que ya nadie usaba, la mayoría de la gente tomaba un tren que atravesaba alguna parte por debajo del cerro ahorrando bastante camino, y por ese tren se enviaba mucha carga y personas de un lado a otro, desde Forlonia hasta la colonia herrera de Surinberg. Tomaba veinte minutos pasar por cada uno de los dos oscuros túneles, por lo que los costeros estaban separados del resto de la ciudad por casi una hora de trayecto, por esa razón había decidido quedarse en aquel lugar hasta que diera con lo que buscaba.
Estaba bastante convencido con lo que estaba haciendo ahora, por lo que encontraría a esa Mars Carmina a como diera lugar. Construyo una pequeña caña de pescar, con la que esperaba alimentarse en esos días como lo hacia antes en el viejo orfanato, también cargo con algunas cobijas, pues no esperaba encontrar asilo fácilmente.
Antes de que partiera para el mar, Carondelia quien estaba muy preocupada por él, fue a visitarlo, ya que no había ido a trabajar en un par de días. Carondelia llego con un par de panecillos a su departamento mientras el preparaba unas carnes secas que había traído del congelador local.
Los congeladores eran grandes bóvedas subterráneas cuyas paredes se recubrían de platino y luego de piedra, así podía conservarse el hielo que traían de las montañas; mucha gente ayudaba a construirlos, de esta manera a cada uno le correspondía un casillero por su trabajo dentro de ese gran desván de hielo, así guardaban carne y otros alimentos que de otra manera se degradarían en la intemperie.
Él fue  a sacar la carne que había guardado para prepararla y secarla, de esta manera la transportaría para que durara algunos días durante su viaje.
Esa tarde Carondelia lo interrogo acerca de lo que le estaba ocurriendo; por lo que el pintor se vio obligado a decirle la verdad, pero una verdad acomodada de tal forma que no raspara tanto con la realidad que estaba sucediendo, una verdad que ella quería escuchar y que no lo haría ver como un loco o como un problema, algo que no arruinaría su relación; pues a pesar de que él se encontraba últimamente muy preocupado por su situación deseaba arreglar las cosas para volver al lado de esa mujer. Termino diciéndole que sabia de un familiar lejano y deseaba encontrarlo para conversar con él.
El desde que conoció a Carondelia nunca le había mencionado sobre su amnesia, ya que se consideraba bastante aburrido el ser una mente en blanco, por lo que había creado una farsa desde que salió del sanatorio. Él no se sentía ningún impostor puesto que el no era culpable de su situación, y pese a que no tenia ninguna vida, nunca vio mal crear una para llenar ese hueco. El había mencionado a todo mundo que provenía del extranjero, de una ciudad nevada del norte muy escondida entre el bosque.
Se invento una barata historia simplemente para evadir las rajantes preguntas sobre quien era o de donde venia; según el nuevo pintor, su padre y abuelo eran leñadores desde que tenia memoria, por lo que él también se dedicaba a cortar en pedacitos los grandes troncos que ellos dos traían del bosque. Aquella ciudad era muy austera, por lo que un día cuando era mayor se unió a los comerciantes de libros que pasaban por el lugar, con los que viajo a tierras un poco más cálidas. Los comerciantes todo el tiempo traían y llevaban nuevos libros de la ciudad, y algunos domingos enseñaban a los chicos a leer en las plazas; claro que el argumento que nunca se intereso por la mercancía que siempre llevaban en sus carretas pero así pudo explicar cosas muy básicas con las cuales sin saber contaba después de salir del sanatorio. En una de las ciudades conoció a una mujer bastante hermosa con la que decidió quedarse a vivir, así se estableció en aquella cálida ciudad muy lejana de donde el nació, siempre alejado de una vida social, nunca tuvo hijos con ella, quien un día callo enferma y murió, así fue como triste y solo decidió viajar por las costas hasta llegar a esta ciudad.
Claro que todo era un gran cuento ideado por el mismo para poder ser alguien dentro del mundo en el que había despertado, como aquel chico que ha perdido una pierna y usa una tabla para tapar ese hueco y poder caminar; así se sentía él, necesitaba una muletilla que le ayudara convivir y cubrir lo que la naturaleza le había negado, pero ahora las circunstancias peligraban su integridad como persona, no deseaba llegar con sus nuevos amigos y decirles que todo lo que conocían de él era mentira y que él era otra persona, ¿Cómo podrían comprender eso? No deseaba lastimar a sus seres queridos por lo que se guardo el secreto; a excepción como siempre de Geracio su mas cercano confidente, pues a él le importaría un comino el hecho de que necesitara una vida pasada para tener una vida en el presente; a él lo conoció mucho después que a Carondelia, con él siempre había dicho que no sabia nada de su vida pasada pues ya había comprendido que no requería eso para convivir, aunque con el tiempo revolvió un poco ambas historias debido a que ya tenia cola que le pisaran. Geracio siempre fue un gran amigo muy comprensivo y bastante divertido, era bastante conocedor y tenia muchos amigos por todos lados, por lo que él aceptaba al pintor sin inspiración tal como era, Geracio era mas inclinado a basar su amistad por lo que hacían juntos, más que por lo que hallan vivido como sucedía con Carondelia, pues ella deseaba que se lo contara todo, y ella se lo contaba a él; por  todo el proceso de cortejarla él tenia que exponer quien era y que había vivido solo para poder introducirse bruscamente dentro de su forma de vida o al menos sentirse en confianza, con el tiempo compartieron experiencias pero sus experiencias pasadas estaban muy revueltas con su actual relación; y el hecho de cambiar todo dañaría parte de lo que ahora existía, lo que ahora era real y tangible. Así fue que decidió amortiguar el golpe, deseaba continuar con la vida que había infantilmente creado.
Carondelia pasó la noche con él, platicaron de muchas cosas. El sentía mucho cariño por ella, y esperaba algún día de estos proponerle matrimonio, así para él fue una noche de profundo sentimiento mezclado con la inseguridad de no saber el rumbo de las cosas; si no sabia bien quien era él, como podría saber quienes son las demás personas.
Ella solo era una actriz mas dentro de su propia vida, al igual que todas las demás personas solo eran lo que le mostraban a él; él les otorgaba el lugar que ocupaban en su vida y el valor sentimental que pudiera considerar, pero sabia que siempre se encontraba algo más dentro de esas mascaras que portaban los demás, algo mas de lo que simplemente significaban para él, un sentimiento fuera de lo que el contemplaba, algo que fuera absoluto para el infinito; justo como aquellas cartas antiguas que coleccionaban algunas fantasiosas personas, no tenían ningún valor aparente para alguno de sus portadores, mas sin embargo tenían una importancia gigantesca para quienes conocían su significado, justo como le estaba pasando a él ahora, había un significado detrás de cada persona aunque fuera imposible verlo sin saber otras cosas de antemano, todo eso le golpeteaba la cabeza, por lo que estaba decidido a que daría con el meollo de todo el asunto. El estaba seguro que Carondelia era la mujer con la que deseaba estar por el resto de sus días, aunque a tan grande edad quizás eso ni siquiera se podía pensar  o elegir, pero él estaba contento y feliz, no necesitaba algo más.
A la mañana siguiente se despidieron para que el partiera rumbo a Surinberg, y una vez dentro de los muelles se dedico a hablar con los pescadores que andaban viajando de un lugar para otro, cargando un sin fin de utilerías para sus barcos; a todos ellos les preguntaba por Mars Carmina, pero todos sus resultados habían sido inútiles por el momento.
El puerto era gigantesco cubría toda la bahía por mar y tierra, además de que estaba repleto de personas por todos lados, mas sin embargo él no desistió a pesar de que se sintiera bastante tonto con lo que estaba haciendo pues en realidad no tenia otra opción.
Así busco el primer día, agotándose las reservas de carne que había preparado, pues la caminata era agotadora, de tal manera que al día siguiente después de dormir entre los escombros, se dedico a pescar sentado en un muelle; nunca lo había hecho, pero él se sentía un verdadero experto para atrapar peces, así que después de comer un par  de filetes que arrebato a las mañaneras aguas del mar, se incorporo a continuar con su búsqueda; como la madre que a perdido a su hijo y desesperada pregunta a cualquiera que se encuentra en su camino, sin poder parar, sin poder pensar en otra cosa mas.
Muchos pescadores, lo ignoraron, otros lo tiraban de a loco, muchos de ellos comenzaban a hablar y hablar por lo que tenia que hallar la manera de zafarse rápidamente cuando las conversaciones se prolongaban, pero en uno de ellos encontró algo que no esperaba; cuando se poso ante él y le vio el rostro arrugado sintió como si ya lo hubiera visto antes, pero no estaba seguro, así que siguió el mismo protocolo de preguntar por la mujer como siempre lo hacia y de igual manera el pescador respondió como siempre lo hacían, él se retiro aun rascándose la barbilla, pensativo de donde habría visto a aquella persona.
De pronto escucho que lo llamaron, al voltearse de nuevo hacia el viejo pescador, vio como sonreía.
- Si eres tú, ¿verdad? – Le volvió a llamar aun con su sonrisa.
- Si soy, bueno al menos eso creo, pero ¿Quién es usted?
- Soy Perimando, ¿Qué no me recuerdas? Antiguos amigos del orfanato de las hermanas Kifardes.
Entonces sus ideas se conectaron con sus recuerdos y pudo saber de quien se estaba tratando, ese viejo era uno de sus camaradas de la infancia, uno con los que había quedado atrapado en el almacén abandonado, uno de los que le podrían ayudar a saber quien fue. El pescador era bastante viejo pero aun era reconocible su cara de niño que estaba enterrada dentro de los años.
- Cuanto tiempo sin vernos. ¿Qué será? - Pregunto el pintor esperando obtener una respuesta de la cual no tenía la más mínima idea.
- Pues ya hace mucho tiempo, desde que salimos del orfanato – Eso no sonaba bien debido a que el quizás no podría ayudarle mucho, pero arrojaba algo.
- ¿Y que a sido de tu vida?
- Pues pescar, pescar y pescar, desde que dejamos la escuela, yo me traslade hasta este lugar a hacer lo mejor que sabia para poder comer.
- ¿Y tu?
- Pues pintar, me he dedicado a pintar – Una respuesta bastante sincera a pesar de su incompleta seguridad.
- Pues que bien, siempre fuiste bueno para eso, ¿Y que te trae por aquí? ¿Andas buscando a tu hija?
- Pues no precisamente, andaba buscando a una conocida, pero se me hace complicado encontrarla dentro de tanta gente, ¿Cómo sabes que tengo una hija? – Eso lo inquieto bastante.
- Pues al preguntar por ese nombre creí que se trataría de tu hija que se extravió por estos lugares tan concurridos, pero solo lo imagine.
- Que bueno – Se sintió aliviado - En realidad no es mi hija – Se le escapo la risa – Es una señora que tengo tiempo sin ver.
- Pues si que está muy perdido, el puerto es grande y así nunca encontraras a alguien.
- Bueno lo encontré a usted - Ambos rieron de eso, la risa de Perimando era demasiado chistosa, parecía que se estaba ahogando.
Perimando recogió sus redes y lo invito a su casa a tomar algo de aguardiente, él acepto sin dudarlo, pues no deseaba perder tan latente posibilidad de obtener algo para reunir a las rebeldes neuronas que habían salido de su cabeza y ahora jugaban con el a las escondidillas fuera de él mismo.
Perimando vivía dentro de un viejo hotel que ahora se usaba como condominio, dentro de un cuarto en el tercer piso, y para entrar al mismo tuvieron que atravesar una puerta de seguridad donde estaba el vigilante en turno. Perimando le contó que cada día le tocaba a un inquilino diferente del hotel realizar la guardia, pues en esa colonia había que tener cuidado de los extranjeros que iban y venían, cuales eran peligrosos pues podían provenir de cualquier tipo de sociedad.
El lugar era un completo desastre, niños por todos lados y ropa tendida para secarse por aquí y por allá, las paredes habían perdido toda su pintura original y se apreciaban los ladrillos desde el primer piso hasta el último; para colorear el lugar las paredes estaban pintarrajeadas con aerosol, gis y  pintura de vinil; mostrando el arte de los jóvenes del lugar; un sin fin de cosas tiradas por el suelo y las escaleras, como si toda la gente del hotel se conociera y se confiara, pues muchos dejaban las puertas abiertas de sus departamentos.
Ya en su casa, y bebiendo un poco, le recordó de algunas aventurillas que vivieron en aquellos días de niñez, no eran de gran importancia pero logro sacarle una sonrisa. El pintor paso la tarde con él platicando y embriagándose, mas sin embargo no pudo sacarle mucha información a sus palabras con respecto a Fletonio, lo único que pudo saber es que poco después de la muerte de Juneiro todos los chicos dejaron la escuela, para venir a la ciudad a trabajar y hacerse hombres.
Le contó que un poco antes de que tuvieran al potrillo, las maestras habían traído unas gallinas del pueblo con la intención de enseñarles sobre avicultura; los chicos construyeron un gallinero bastante improvisado al lado de la casa para resguardarlas del clima y de los depredadores. Ellos se emocionaron bastante el ver como las gallinas les brindaban comida y a su vez podían obtener más de ellas, inclusive pensaron en que algún día tendrían su imperio de pollos y que ellos serian los reyes de aquellas aves, pero las complicaciones vinieron después, sobre todo cuando las gallinas comenzaron a desaparecer del gallinero, dejando una estela de plumas afuera de este.
Las instructoras les dijeron que se trataba de algún coyote que había encontrado el gallinero, sus palabras se corroboraron cuando días después más y más gallinas comenzaron a desaparecer, claro que eso era una total decepción para todos, sin embargo se dieron a la tarea de vigilar y casar al coyote por las noches. Una noche el pequeño ladrón volvió a aparecer, y la maestra Montica que siempre había guardado un arco en su cuarto lo uso para cazar al pobre animal, todos los chicos se levantaron a festejar el triunfo, y entre tanto alboroto alguno de los chicos dejo la puerta abierta del gallinero, de tal manera que a la mañana siguiente cuando quisieron recoger los huevos todas las gallinas habían escapado al bosque.
Eso fue muy frustrante en aquellos días pero ahora era bastante gracioso, así como a menudo las penas del pasado se vuelven las anécdotas graciosas del presente, como si solo tuviera importancia las cosas pasadas que nos sacan de la rutina, o como si el tiempo reinventara el sentimiento de las cosas. Las pobres gallinas quizás no sabían de los peligros del bosque, pero en su afán de libertad debida sobre todo a que ese no era su habitad natural y sumado al error de uno de los chicos, fueron obligadas a escapar a su posible perdición pues carecían de visión para saber que allá en el bosque los demás carnívoros esperarían por ellas; por suerte no fue una gran perdida para el orfanato, porque todas esas gallinas partieron de unas cuantas pocas, por lo que tal solo fue una explosión de fuegos artificiales que los entretuvo algún tiempo.
También le contó otra anécdota, cuando las maestras los llevaron por primera vez al pueblo. Para los chicos fue como el único viaje que tuvieron antes de que crecieran, un viaje al mundo real fuera de la burbuja idealista pero limitada en la que ellos vivían. Para ese viaje las maestras rentaron un par de móviles que se desplazaban con la ayuda del paladeo de sus tripulantes, esa fue la primera bicicleta que conocieron, no era en si una bicicleta, pero se basaba en el mismo principio; y con ayuda de esos móviles viajaron a la ciudad, donde las maestras tenían varias personas conocidas, que les enseñaron lo que eran las granjas comunales; granjas gigantescas donde los habitantes producían todos sus consumibles, los trabajos se rolaban y cualquiera podía unirse al trabajo, donde recibían partes por igual de la variada cosecha, cría y transformación de materia prima como cerveza, algodón y harina; claro que una porción de la producción era enviada a los hospitales y centros de seguridad.
La ciudad tenía museos por todos lados, los cuales en la antigüedad eran templos para adorar dioses, pero ahora sus viejas y curiosas construcciones albergaban varias cosas de la antigüedad, como computadoras, tocadiscos, televisores con películas y otros más dispositivos que requerían de energía para funcionar; y que estaban libres para uso libre del pueblo donde se les aprovechaba de verdad. Mucha gente aun conservaba viejos discos con música y video, que podía ver o escuchar en esos lugares, ya que los templos contaban con sistemas para sacar energía del viento y el sol, sistemas que no podían instalarse en toda la ciudad pero que ayudaban perfectamente a esa causa. Otros templos albergaban gran cantidad de libros, otros mas contenían juegos bastantes raros y otros tantos contenían aparatos de ejercicio que permitían a la gente volverse más fuerte, en fin había bastantes cosas con un sin fin de utilidades.
Los chicos también conocieron el antiguo mercado principal, antes de que se incendiara y en ese lugar fue donde Trestor se hizo de unos juguetes, cuales pudieron cambiar por pesca que había recolectado con anterioridad en el lago, por lo que regresaron bastante emocionados y con una nueva atracción a su morada; durante muchos días la nueva adquisición fue la diversión de los chicos, hasta que el tiempo la sumió en el tedio y el juguete termino convirtiéndose en alimento para la tierra, al igual que la niñez que poco a poco desaparecía en ellos, pues inevitablemente crecían y tenían que verse obligados a cambiar.
Todas estas historias le interesaban bastante al ya anciano pintor, cada ves que Perimando contaba alguna otra tontería que paso en su niñez, él se sentía mas vivo, sentía que era alguien, como aquellas personas que actúan como estatuas cuales pueden actuar con vida repentinamente cuando alguien echa una monedas al vaso vacio que tienen en su mano; así se sentía el pintor como si sus recuerdos fueran su esencia, todos ellos formaban lo que ahora él era, sus miedos, sus traumas, sus anhelos; y aunque no sentía que pudieran afectarle, no podría haber sido alguien sin ellos; por ello se había sentido bastante vivo con aquella charla, antes de que terminaran bastantes ebrios y quedaran dormidos en los sillones.
Aquella noche volvió a soñar y a su vez recordar; como la gran directora había enfermado; fueron tiempos difíciles en los que tenían que viajar a la ciudad y buscar medicinas entre los herbolarios, biólogos, médicos y algunos maestros de la química; por lo que las maestras se vieron en la necesidad de actuar como cocineras y realizar platillos deliciosos, los  cuales tenían un valor muy agregado. Debido a eso la instrucción de los chicos se detuvo, a tal grado de que muchos emigraron a la ciudad a buscar oportunidades, pero otros permanecieron esperando aprender un poco mas, cosa que no pudo volver a ser, al menos no en ese lugar, pues las maestras necesitaban trasladar a la gran directora a la ciudad, por lo que se veían obligadas a dejar la hacienda, más sin embargo antes contactaron con el director de Prospectia que era una escuela muy ilustre donde los chicos podrían llevar su desarrollo humano al máximo. Ellas habían percibido el gran deseo de los chicos restantes de seguir aprendiendo, por lo que ofrecieron la propiedad de la hacienda al director de dicha escuela a cambio de que enseñaran a sus chicos, dieron lo mejor que tenían por ellos, debido a que esa escuela estaba fuera de la civilización y a su vez fuera de la ley de enseñanza libre. Así Trestor, Fletonio y el pequeño dibujante fueron recogidos un nublado día por una carreta, en esos momentos comenzó a llover fuertemente al ser llevados muy lejos atrás de las montañas, así fue como se disolvió la fraternidad de Kifardes.
Aun podía ver como la carreta se alejaba, mientras las maestras se despedían con sus paraguas, cuando de pronto se encontró en medio de alguna extraña casa, un ambiente nocturnal descoloraba la sala en la que había aparecido. Podía escuchar fuertes pisadas y ruidos que provenían de afuera de aquel lugar. Esto indicaba que mucha gente estaba pasando por ahí, para su sorpresa Fletonio estaba dormido en un sillón, con la cabeza recargada y derramando cantaros de saliva.
La madurez se expresaba en su cuerpo, cualquier cosa que estuviera soñando no podía haber ocurrido mucho tiempo atrás, parado sobre esa desconocida casa pudo visualizar el día anterior; el quería conocer el mar por lo que acompaño a Fletonio para que arreglara un encargo, y por la noche salieron a conocer gente del lugar, encontrado muchas personas enfiestados en la playa, quienes celebraban la fiesta del pescado, que era la fiesta tradicional del lugar desde hace muchos años pero que ultimadamente se había vuelto extremadamente loca, debido a todos los comerciantes que llegaban de fuera. Ellos se unieron al baile alrededor de la fogata, y después Fletonio regreso a la casa donde se hospedaban con un par de chicas a cada lado, ambas empecinadas en seguir la fiesta, pero el pintor se fastidio al ver como devoraban botellas de alcohol y se encerró en su cuarto, pues detestaba ese olor.
Las personas del exterior lo sacaron de esa retrospectiva dentro de su propio sueño, el sueño era tan real que podía sentir el frio de la noche, un enorme y desconocido malestar recorría su cuerpo. Al igual que en sus otras reflejos del pasado, el anciano y actual pintor era el centinela de aquel sueño, podía pensar independientemente a los pensamientos de su antiguo ser, más sin embargo no podía hacer nada al respecto, más que observar y juzgar, ser el espectador de su propia y desconocida vida. Se sentía mal por lo que el pintor futuro pensó que tal vez ese malestar fue causado por los estragos del alcohol en su cuerpo, aunque el pintor pasado no recordó haber bebido, tan solo le quedaba juzgar lo que veía en su pasado y sentir de nuevo en carne viva lo que anteriormente llego a sentir. 
Decidió asomarse a ver que era lo que estaba pasando, pues percibía mucho alboroto fuera de esa casa, al salir de ella ya no había nadie por la gris calle; pero al salir de la casa y mirar desde el centro de la calle, pudo ver como una turba de gente encapuchada y con antorchas peregrinaba por la ciudad. Esto si que lo desconcertó bastante, e intento despertar a Fletonio, pero él no reaccionaba, estaba muy embriagado con las circunstancias. La imagen de esa situación era de temer, algo estaba mal, y ¿Si toda esa gente escapaba de algo? y él se quedaba allí mirando, muchas ideas le llenaron la cabeza y decidió seguir a las personas discretamente, quizás mas motivado por su curiosidad de niño que se había despertado con anterioridad.
Siguiéndolos a través de las calles oscuras y vacías el frio se metía hasta sus huesos  y la luz de la luna se perdía entre las nubes, por lo que las antorchas de las personas eran su único faro dentro de la negra noche, mas sin embargo no deseaba acercarse demasiado y traspasar el umbral de la luz, no tenía la mínima idea de que tramaran esas personas, pero algo le decía que las cosas andaban mal, al ver como dificultosamente caminaban esas personas, como desfilaban por la media noche y los amplios capotes sobre los que se resguardaban; él no estaba seguro pero un mal presentimiento le daba todo eso.
Las personas caminaban con toda normalidad, y conforme pasaban por las calles más gente salida de la nada se les unía, por suerte no tuvo que encarar a ninguna de esas personas, ya que el pintor no se atrevía a acercárseles. Después de caminar por un rato tomaron un camino que salía del debilitado urbanismo para introducirlos en un ancho camino de tierra a través de las palmeras, muy cercas de la colina de la sierra. El pintor estaba excitado y a la vez temeroso, lleno de adrenalina, como si jugara algún deporte extremo que podría hacerle perder la vida.
Así se introdujeron dentro de una caverna, muy cerca del final de la bahía, el pintor se detuvo no estaba seguro de que hacer, deseaba meterse a la cueva del oso y averiguar que estaba pasando en ese lugar, todo era tan misterioso pero estaba seguro que algo no estaba bien. Estuvo a punto de colarse cuando escucho un atenuado ruido, era Fletonio que lo había estado siguiendo.
- Que demonios haces en este lugar – Le dijo.
- Ni idea, creí que quizás sonó alguna  alarma que no pudimos escuchar.
- No se trata de nada causado por el mal clima, este lugar esta maldito, debemos salir de aquí antes de que alguien nos vea, además debes de saber que las personas que aquí laboran son demasiado malhumoradas, se estresan con facilidad y detestan a las personas como nosotros, se comunican con gritos y es imposible comunicarse con ellos, si fuéramos vistos por ellos seriamos presa de su insaciable enojo.
- Sabia que esto no estaba bien, ni hablar salgamos de aquí - Estaban por regresar cuando notaron que una luz se aproximaba, de seguro eran mas personas, por lo que en su rápida decisión y sin saber que hacer se metieron a la cueva – Creí que no debíamos entrar – Le replico el pintor.
- Calla ya encontraremos una manera de salir, por desgracia yo conozco el lugar, aunque no conocía a sus trabajadores, solo visite el lugar una vez de día, pero puedo decir que es bastante grande para escondernos y buscar la manera de salir.
Así rápidamente lo que tenía una apariencia de cueva circular, tomo un aspecto de pasillo cuadrado, hecho con grandes losas de piedra, todo de pronto tenia forma, la luz casi los encandilaba al introducirse cada vez más adentro. Ellos aun en las sombras rodearon la cámara iluminada a la que habían llegado, una cámara forrada de láminas de acero y vigas por todos lados, estaba llena de escombros de antiguas maquinas y podían escuchar un ruido abominable, se asemejaba al sonido de las olas al reventar, pero amplificado y a una alta frecuencia y por si fuera poco se percibía un olor terrible en aquel lugar. Era una bóveda enorme conformada de tres niveles la cual era iluminada por grandes lámparas que colgaban de los techos hasta el segundo nivel; el tercero seguía cubierto de sombras, y el primer piso que era el de hasta abajo estaba tan iluminado que cualquiera que se posara sobre él inmediatamente pensaría que lo están interrogando; las columnas de piedra y las vigas que estaban por todos lados tapaban la visibilidad de lo que pasaba mas adentro de esa caverna metálica que crecía más en el fondo.
Desde su escondite observaron a otra horda de esos trabajadores que se acercaron y cerraron una puerta corrediza, para continuar hasta el interior de la cámara. El pintor y Fletonio se escabulleron entre las sombras y esquinas del estrecho camino del tercer nivel, hasta llegar a una esquina donde las columnas les dejaban de tapar la visibilidad y podían observar todo el alboroto que se hacia en ese taller.
Bajando una serie de escaleras metálicas se podía llegar al nivel mas bajo de la cámara, donde todos las personas habían dejado sus mantos y se dedicaban a trabajar entre toda la  ruidosa maquinaria que los rodeaba mostrando así sus deformidades. Cientos de motores movían varios rodillos de acero, los cuales en conjunto desplazaban el pescado alrededor de toda la planta para pasar por varios procesos donde los trabajadores hacían equipo con varios aparatos para meter a los pescados dentro de las latas, aunque cada una de sus actividades era independiente y solitaria.
No se podía asegurar que fueran personas los que trabajaban en aquel lugar, pero si tenían un asemejo muy grande, por su asquerosa deformidad cualquiera pensaría que sufrieron alguna mutación, pues sus tristes caras estaban infladas y repleta de bolas, como si hubieran pasado por una larga sesión de boxeo, y movían su lengua y labios desjuiciadamente; sus manos despellejadas y torcidas casi fuera de su control trataban de enfocar sus largos dedos que temblorosos trataban de continuar su trabajo con el pescado; sus cuerpos llenos de una babosa mugre eran horripilantes, pues cargaban con gran cantidad de tumores en toda su piel, y parecían que estaban a punto de reventar.
- De que se trata todo esto – Pregunto el Pintor.
- Es una fábrica de pescado enlatado – Dijo Fletonio aterrorizado por la escena – Esta fábrica ya tiene mucho tiempo en funcionamiento, todos ellos trabajan por la noche y duermen de día, debido a que son detestados  por los extranjeros del lugar quienes han ganado terreno en esta colonia con el comercio del pescado enlatado, estos trabajadores obtienen muchísimas latas por su trabajo, las cuales pueden acumular y cambiar después, se han acostumbrado a vivir de noche, hablan con gritos pues tanto ruido ha atrofiado sus oídos y se han deformado pese que todo mundo sabe que este lugar esta maldito.
- ¿Cómo sabes todo esto?
- Casi toda la gente que ya tiene tiempo en la ciudad conoce esta situación, pero nadie se atreve a hacer algo, además de que el pescado ayuda a la gente local, de esta manera pueden aceptar esta calamidad solo para no esforzarse tanto – Paro para frotarse la cara - Trabajaban a la orden de Yaraelo, él era un ilustre señor que llego hace tiempo a la ciudad, un maestro proveniente de Prospectia; el hizo una verdadera fortuna a raíz del sacrificio de estas personas, las cuales ahora dentro de su deformidad y la deformidad de sus hijos no tienen otro escape que seguir trabajando para sobrevivir – Paro unos segundos para apuntar una gigantesco barco oxidado que se veía a lo lejos – Ese es el gran submarino nuclear que sacaron del mar hace mucho tiempo con la ayuda de la gran mano mecánica y que ahora alimenta eternamente esta instalación. La mano fue construida solo con ese fin, Yaraelo engaño a sus discípulos los cuales creyeron que seria para sacar a los peces del mar pero todo era una gran mentira, pues no podían estar alimentado esa gigantesca cosa solo para pescar; y cuando sacaron de la orilla del mar al gran submarino, Yaraelo fue capas de echarlo a andar con sus conocimientos de ingeniería y así alimentar toda esta estación que yacía escondida entre los escombros de nuestra civilización. El pescado enlatado puede conservarse días sin refrigeración y transportarse a donde se deseen, así sus discípulos cegados por los beneficios sin ver el daño colateral fueron los primeros trabajadores de esta fábrica, condenando por siempre a su impotente descendencia.
Yaraelo trabajaba en conjunto con muchos de los grandes pescadores de por aquí, pero después cambio sus proveedores a otros de procedencia extranjera, a quienes les brindaba energía proveniente del reactor del submarino para que pudieran mover a los antiguos barcos y en cambio ellos lo forraban de pescados, ahora que Yaraelo esta muerto todo sigue funcionando tal cual antes él estaba, heredo su obra a sus mas cercanos y desconocidos colaboradores – Fletonio se sentó en la mera esquina de donde se escondían, las sombras ni siquiera lo dejaban ver – Poca gente lo sabe, pero esa energía y los desechos que sacan del reactor están malditos y dañan a las personas.
- Como lo veíamos en nuestras clases de física. Radioactitud o algo así.
- Radioactividad, Por eso no debemos estar aquí o terminaremos como ellos.
- Debemos salir cuanto antes de aquí.
- Se puede salir por los puertos donde descargan el pescado, esos no los cierran mas sin embargo no tengo la mas mínima idea de cómo llegar hasta halla, el corredor es un verdadero embrollo, además tendríamos que pasar en medio de toda esa gente corrompida, pero antes es mi deber hacer algo.
- ¿Hacer que?
- Parar toda esta forma de maldad.
- Pero sin Yaraelo, ¿Nadie puede controlar esa cosa?
- No creo que nadie sepa aparte de mí, pues yo tuve la oportunidad ayer de venir a dar mantenimiento al reactor, pues ellos ni se imaginan como es que funciona toda su instalación y por eso no se ha apagado desde de la muerte de Yaraelo, mas aun mucha agua contaminada es extraída del lugar y almacenada sigilosamente en las montañas. Esto es una terrible  abominación que debo arriesgadamente detener – Dio un suspiro de desesperación - Los puertos de  carga están por aquel pasillo, tienes que escapar por allí.
Apenas apunto el pasillo que dirigía a la salida, Fletonio regreso por donde se habían escurrido, para llegar frente a la puerta de entrada que habían cerrado los trabajadores; y bajo por las escaleras hasta el piso inferior; el pintor si que estaba asustado pues no tenía idea de que se le había ocurrido, por lo que permaneció estático.
Unas vez que Fletonio bajo las escaleras se coloco uno de los mantos que traía alguno de los trabajadores, para poder cubrir su extrañeza y pasar silenciosamente pero lo más rápido posible a través de la planta, mientras todas las deformes personas trabajaban concentradamente sin parar no pudieron percatarse del intruso, el cual se dirigió hasta el área del reactor, entre todo el ruido y alboroto que se vive dentro de las fabricas.
Pudo contemplar el gigantesco submarino que se encontraba allá adentro, estaba totalmente oxidado y desecho, la parte baja del mismo estaba llena de corales secos, y se podía entrar a el  por una abertura que tenia en uno de sus costados. Penetro y dentro no se encontraba ningún trabajador, solo un panel lleno de botones y palancas, era una cámara solitaria, apartada del limitado conocimiento de sus trabajadores pero bastante activa. Después de analizar un poco, comenzó a teclear hasta que acceso a la computadora del sistema y pudo desactivarla, dejando sin energias esa planta la cual  ya no podría volverse a echar a andar si no era por alguien externo. Inmediatamente todo se volvió oscuro y silencioso, el pánico lo invadió, no pensó que todo ese lugar se volviera tan oscuro, aunque estuviera bajo tierra, no lo había visualizado en el momento pues el curso natural de las cosas era distorsionado en esos ambientes; permaneció el silencio por un instante hasta que los trabajadores comenzaron a gritar desesperadamente y prendieron de nuevo sus antorchas, justo en el momento en que el intrépido Fletonio salía por la abertura del submarino solo para observar a toda esa turba enardecida, las antorchas lo iluminaron y todos se volvieron contra él para lincharlo. Fletonio inmediatamente se escabullo entre toda esa fabrica, no podría ser capaz de ver nada sin esas antorchas que le iluminaban toda la maquinaria inerte a su alrededor, pero mientras estuviera en la luz los salvajes deformes los perseguirían sin cesar.
Brincaba sobre las maquinas y arrojaba el pescado para distraer a sus agresores, brincaba alrededor de los rodillos una y otra vez para escapar de las garras de sus nuevos enemigos, atravesando vigas y pasando por debajo de contenedores para intentar llegar hasta el pasillo que conducía a la salida, entre toda ese torpe y lento intento de personas que trataban de atraparlo; eran muchos contra uno, pero su forma de vida los había atrofiado y no podían pescarle, más sin embargo todo era cuestión de tiempo para que Fletonio se cansara de tratar escapar eternamente de toda esa repentina cólera.
 Así fue que mientras se escabullía, pudo ver al pintor acercándose por detrás de toda la turba, el pintor cargaba con una antorcha que se había apoderado, hizo un esfuerzo para escapar y alcanzarlo para poder huir hasta llegar al pasillo, un corredor que mas bien parecía un laberinto, pues estaba lleno de escaleras que subían y bajaban, por lo tanto ellos tuvieron que correr por esos enredados corredizos, mientras una insana humanidad los perseguía por todos lados.
Mientras corrían ambos pensaron lo que acababa de pasar. Aquellos pobres hombres no tenían otra forma de sobrevivir, bueno al menos eso creían, pero por muchos años su forma de vida estaba establecida y cambiar seria mucha complicación para ellos, mas sin embargo algo de lo que hacían dentro de todo eso estaba mal, no eran mas que unos pobres esclavos que no tenían más tiempo que para morir dentro de esa fabrica, creyendo que ella les daría más opciones y posibilidades para vivir una vida mejor, en realidad lo único que hacían era cerrarse a todas ellas; sus sueños de trabajo lo único que hacían eran cumplir todas las fantasías de Yaraelo. Fletonio quien gracias a su aprendizaje capto la existencia de ese error, se arriesgo para frenar la inmortal maquinaria de la que estaba conformada esa fábrica.
El pintor no tenía la más vaga idea de que estaba ocurriendo, los pedazos de su mente destrozada no podían arrojarle idea alguna, solo podía ver a los torcidos trabajadores perseguirlos por aquellos pasillos; impulsados por las pocas ideas, frustraciones y paradigmas que pudieran entorpecer una correcta decisión para su propio bien, quizás por su propia deficiencia ellos no querían ser ayudados.
Ahora escapaban dentro de ese oscuro laberinto sin saber si existía alguna salida, y si es que existían probabilidades de salir, todas se disolvían frente a las posibilidades de que los sirvientes de la fábrica los capturaran. Después de algunos minutos corriendo se cansaron y pararon. En medio de la nada, todo se volvió bastante quieto, ya no escuchaban a las personas que los seguían, solo las gotas de agua que caían entre el paisaje de escaleras y fierros metálicos que conformaban el lugar; siguieron caminando llenos de miedo y con una profunda y rápida respiración, todo había sido muy rápido por lo que Fletonio no reparo de las consecuencias que se desencadenarían al desactivar el reactor de la planta, ¿Estaba arriesgando su vida por algún capricho? o podría ser que no hubiera otra cosa por la cual arriesgar la vida, pues ellos sabían que era una gloriosa virtud proteger y ayudar a los demás aunque la muerte se interpusiera en su camino.
En la oscuridad de los pasillos encontraron un túnel el cual parecía ser su única salida, se metieron en él y comenzaron a avanzar agachados lentamente a través de él, poco a poco el camino se volvió mas inclinado por lo que decidieron regresar, pero justo en el momento en que dieron el paso de regreso el pintor resbalo en una viscosa sustancia que estaba esparcida en el suelo, jalando a su compañero comenzó el descenso a través de aquel tobogán de tuberías hasta que dieron a dar a una fosa de lodo.
Su luz se había extinguido en el fango, aquel era un lugar bastante sucio, el lodo se acumulaba en el centro de tal manera que no se podía atravesar, solo se podía caminar en las orillas de aquella circular cámara. El cielo se había despejado y la luz de la luna penetraba por un par de grandes ventiladores que daban al exterior girando lentamente y cuales estaban ubicados en lo alto de la cámara, estos en cámara lenta impulsados por el poco aire que refrescaba aquel fétido lugar.
De pronto de entre las sombras y el lodo apareció un gigantesco humanoide, monstruo era la única palabra para describir a aquella bestia deformada que media como dos metros, extremamente obeso; la grasa de su cuerpo lo hacia parecer un verdadero camión que además en su mutilación tenia una pata de palo y un grande, hinchado e único ojo que se lubricaba curiosamente con unos carnosos parpados; estaba totalmente libre de pelo y las pequeñas cadenas que quizás alguna vez lo contuvieron ahora solo colgaban ligeramente de él, sin ningún poder para contenerlo una vez mas.
El monstruo al ver a los intrusos dentro de su morada simplemente los recibió con un grito aterrador para después comenzar una persecución alrededor de aquella asquerosa cámara, los infortunados huéspedes al sentir la furia de la criatura se dieron a la tarea de escapar, dando vueltas alrededor de la fosa de lodo. La criatura no podía darles alcance, mas sin embargo ellos no debían estar expuestos de esa manera por mucho tiempo, por esa razón tomaron el riesgo de escapar, para ello tenían que alcanzar unas escaleras fuera de la altura normal; el pintor ayudo rápidamente a Fletonio para que alcanzara las altas escaleras tipo bombero que colgaban de las alturas, desgraciadamente el monstruo les dio alcance por lo que solo Fletonio pudo escapar hacia las alturas desde donde podía observar todo pero el pintor se quedo en el mismo lugar. El pintor que no tenía escape tuvo que introducirse dentro de un sanitario público destrozado que se encontraba en la misma fosa, y el cual no tenía salida por ningún lado; al entrar al sanitario pudo observar con basto asco los orinales y cubículos de los retretes despedazados, también en su desesperación pudo encontrar una tina llena de agua limpia que yacía justo a un lado de la grieta por la que entro, la cual se llenaba con goteos que se filtraban desde el techo; aunque pareció absurdo e infantil no tenia otra opción de escondite, así que se introdujo dentro del agua de la bañera y contuvo la respiración, esperando una de dos, que esa tina lo cubriera mágicamente de esa bestia o tal vez la más horrible de las muertes, permanecía soportando la respiración mientras se lamentaba por haber entrado tontamente esa noche a ese lugar.
Había escuchado a la bestia entrar dentro del sanitario, así que el decidió esperar y morir asfixiado dentro de la tina. Desde su limpio ataúd, podía observar el techo del sanitario y también a la bestia que se aproximaba con fiereza hacia donde el estaba, casi estaba a punto de introducir su sucia mano dentro de la tina para sujetarlo, cuando algo lo detuvo y asustado se alejo.
Sin poder aguantar un segundo más el pintor saco la cara de la tina para poder tomar otro respiro, y también miro de reojo a la bestia que lo observaba con su gran ojo desde la entrada, cuyo monstruo al verlo volvió a abalanzarse contra él. El pintor volvió a sumergirse, esperando que se volviera a alejar, pero nuevamente volvió a ver a la bestia asustarse frente a sus ojos y escapar; así continuo el ciclo, en el que respiraba y arriesgaba, pero cada vez el exaltamiento por el que estaba pasando lo hacia tomar menos aire, por lo que podía sentir la desesperación de la muerte por llevárselo, Fletonio observaba toda la escena sin poder hacer nada pues el miedo hacia ese monstruo paralizaba a cualquiera. Ni siquiera el curioso miedo de la bestia por esa tina le brindaría la suerte suficiente al pintor para sobrevivir, la ruleta de la vida tenía muy pocas posibilidades de mantenerlo dentro del juego, mas sin embargo se dio la excepción.
Algunos de los deformes humanoides que los perseguían con anterioridad cayeron dentro de la cámara, muy probablemente venían siguiendo los pasos de los fugitivos, Fletonio que observaba desde las alturas pudo ver como salieron dos de ellos por las tuberías por los que ellos mismos también habían salido, un golpe de suerte para ellos, pero una desgracia para los nuevos invitados que no tenían idea del peligro dentro.
El monstruo escucho a los invasores y se abalanzo sobre ellos saliendo del arruinado sanitario, el pintor seguía sumiso dentro de un transe de muerte por lo que ni se percato de lo sucedido y no sabia que tenia oportunidad de escapar, Fletonio tuvo que gritarle para que este se diera cuenta de que la bestia se había alejado, Fletonio descendió por las escaleras y ayudo al pintor a subir por ellas, mientras el monstruo salvajemente se comía la cabeza de uno de sus intrusos y al otro lo aplastaba fuertemente con su otra mano. Así subieron por las largas escaleras, hasta llegar a una saliente, de donde pudieron observar la horrible masacre de la cual se habían salvado, pero sin percatarse mucho de los horrores que se presenciaban pues continuaron su escape saliendo de esa cámara por una puerta que se encontraba allí mismo.
En el otro corredor podían observar el mar a través de unas grandes ventanas de vidrio, las cuales cubrían una extensa área en aquel pasillo que recorría el barranco, allí mientras observaban el muelle desde una ventana Fletonio le explico al pintor porque tal vez es que se había salvado; el intuyo que no era el temor al agua lo que hacia que la bestia no lo estrangulase dentro de aquella tina, sino que tal vez fue su mismo reflejo en el agua lo que lo asusto y lo hacia correr, quizás hasta aquel monstruo se aterrorizaba al ver su inmundicia reflejada en aquel espejo creado por la escasa  luz de la luna, la oscuridad de esa tina y la pureza del agua; algo de lo que posiblemente nunca se percataba al no poder observar su propia fealdad el mismo y a la cual prefería escapar. Claro que al final de cuentas siempre resulta ser una teoría, pues Fletonio alcanzo a observar el reflejo, pero nunca podría saber que es lo que pensó ese animal en realidad.
Era lastimoso ver a aquellas torcidas personas pudrirse dentro de ese calabozo, pero era mas terrible ver que pudiera existir tanta abominación debajo de todos ellos como consecuencia de sus acciones; el alimento es el cimiento del cuerpo, todo lo que se le mete termina expresándose en él, quizás tanto pescado estaba dando una apariencia similar a sus depredadores, que a su vez permanecían enlatados y conservados para la posteridad. Esta vez habían corrido con mucha suerte, pero tanta maldad terminaría pescándolos y enlatándolos. Todas esas imágenes que presenciaban allí dentro los atemorizaban, desesperándolos por encontrar una salida.
Caminando un corto instante de tiempo por aquel pasillo, pudieron observar una ventana rota,  desde la cual podía verse justamente debajo de ella unas escaleras, cuales descendían a través del barranco hasta los muelles, por lo que se arriesgaron a descender aquel pequeño pedazo de peñasco que los separaba de la salida; agarrados muy cerca de las rocas y pisando con bastante cuidado pudieron alcanzar el frio pasamos de aquella escalera.
Así alcanzaron las largas y metálicas escaleras, y continuaron bajando hasta que se encontraron muy cerca de las alborotadas aguas, en medio de la escalera que en sus extremos tenía a la puerta de la que provenía dicha escalera y los muelles sobre el mar. Pasaron unos minutos para que pudieran ver las antorchas de las demás torcidas personas que habían llegado por algún otro pasillo hasta los muelles, y venían más de ellos a lo alto por las mismas escaleras por lo que se encontraron presos sin salida.
De repente lo que había sido silencioso se volvió una sinfonía de gritos, la pinza de mutantes estaba por cerrarse y despedazarlos en el acto, cuando repentinamente Fletonio salto al mar desde esa altura, un salto que podría traducirse en una húmeda muerte, pero que en aquellos momentos se veía como la única forma de escapar con vida, así su amigo lo siguió sin pensar, sin ni siquiera acordarse de que le tenia miedo a la profundidad de las aguas. Todos sus depredadores solo pudieron ver la escena en silencio y ellos cayeron como piedras al espumoso mar, como mártires de una causa que solo beneficiaba a los inquilinos de esa fábrica.
El pintor se lleno de tanto miedo al tocar el agua que despertó de un salto empapado en sudor, se encontraba de nuevo en el cuarto de Perimando. El resto de la noche prefirió aguardar despierto, aterrorizado por aquella pesadilla que acababa de tener, y sobre todo pensando en Fletonio, quien había aparecido de nuevo desde lo más recóndito de su cabeza. No podía comprender quien era esa persona o que tenía que ver en su vida; se quedo despierto sobre el sillón, pensando en Carondelia, Geracio y todos sus amigos de Grunstia, él los extrañaba y solo deseaba regresar a su vida normal y poder dejar toda esa locura.
Mientras tanto en otro lugar alejado de Forlonia, del otro lado de la sierra, se avecinaba un camión a la ciudad. La mayoría de las carreteras estaban hechas añicos por la falta de mantenimiento, pero algunas habían seguido en uso, lo que permitió que no se llenaran de flora. Muchos de los camiones habían sido conservados y su motor había sido cambiado por aceite vegetal, por lo que los chóferes que los conservaron se ganaban la vida llevando y trayendo gente de una ciudad a otra; los pocos automóviles que sobrevivieron a la escasez de combustible y refacciones se utilizaban generalmente con fines de transporte a larga distancia al igual que los trenes de vapor, por lo que era muy raro verlos dentro de las ciudades a excepción de cuando llegaban a subir y bajar personas.
Aquel camión era exclusivamente para el transporte de personas, por lo que estaba absuelto de aquellos comerciantes que cargaban animales y un sin fin de artículos para sus clientes; el camión era bastante tranquilo e inclusive se podía escuchar algo de música clásica dentro de él.
En el viajaba un señor vestido con un traje ya algo viejo y de color negro, su sombrero del mismo color, cargaba un maletín arriba de sus piernas y miraba la ventana, pero su mirada no estaba allá fuera; por su cara llena de bastantes cicatrices daba la idea de que se trataba de una persona bastante salvaje, contrastando con su vestimenta y los zapatos de charol que lo hacían ver bastante elegante.
El camión venia del sur, desde él podían apreciarse varias hectáreas de cultivo, que estaban justo antes de entrar a la ciudad, tanto de un lado como del otro de la carretera; desde el camión se observaban algunas personas  trabajando en ellos. Todos esos campos eran la antesala a la colonia de Grunstia el cual estaba en las orillas de la ciudad.
Para entrar a la ciudad tenían que subir por una especie de rampa de cemento que subía un pequeño peñasco para continuar el camino por la carretera, esto debido a que el puente que atravesaba el rió se había desmoronado tiempo atrás, y como después la carretera subía una colina que se había llenado de árboles fue más fácil para las personas de la ciudad y para los técnicos construir una pequeña rampa de vigas y cemento, cosa que sirve de maravilla para la entrada de transporte pesado a la ciudad.
El camión pasó por algunas calles en buen estado, hasta llegar al centro de la ciudad, donde todos sus pasajeros bajaron, y entre ellos el viejo del maletín; el cual se dirigió inmediatamente a la asamblea del pueblo, pasando por el ya conocido pasaje boscoso que hacia parecer al centro de la ciudad un lugar fantasioso y mágico.
Una vez dentro de la asamblea lo dirigieron con el juez, quien le negó la visita para Fletonio Ezquivel, debido a que su testigo defensor se había presentado hace casi una semana, y él no deseaba ver a nadie más. Eso lo impaciento, pero después le dieron información de donde podía encontrar a su testigo si es que deseaba hablar con él, le dijeron que era un anciano pintor que ocasionalmente trabajaba en la granja comunal numero seis. Por lo que una vez con dicha información el sujeto se retiro, y pues como él se encontraba en el centro de la ciudad tomo una carreta para ir hacia Grunstia. El tipo era bastante extraño y durante todo el viaje no se inmuto por ningún ruido a su alrededor, ni siquiera por los saltos que dio la carreta al chocar con algunos baches, simplemente tenia la viste perdida; pago la carreta con un puñado de frijoles secos y se dirijo a la granja a buscar información sobre aquel testigo del asesino de Muntionela.
De regreso a Forlonia, el pintor estaba bastante confundido a la mañana siguiente en el departamento de Perimando. Su antiguo amigo no le había resuelto dudas acerca del crimen, ni le había proporcionado información importante de su objetivo en esa colonia de Forlonia; mas sin embargo le hizo recordar sus aventuras de la niñez y un poco mas, pudo saber a donde fue a parar después del orfanato y recordó ese lapso demencial al lado de Fletonio; cual indicaba al parecer que ya había estado antes en Forlonia. Pero comenzaba a dudar sobre la veracidad de sus fluyentes memorias, la resaca le hacia pensar que todo aquello que había visto no era posible dentro del mundo real.
No hablaron mucho en la mañana, y después de desayunar algo se despidieron. El pintor necesitaba continuar su búsqueda, las dudas se acrecentaban y el misterio lo asfixiaba; esta vez dejo los muelles para introducirse un poco mas adentro en la ciudad, donde ya no se encontraban tantos edificios atrás de ellos; pues como se trataba anteriormente de una zona hotelera no existían casas, las personas que deseaban vivir del mar construyeron varias casas improvisadas de palmas, adobe y madera. Atrás de todo eso se encontraba una laguna que después desembocaba en el mar, la cual era utilizada como granja de atunes y estaba prohibido pescar en ese lugar, solo la usaban para que los pescados se reprodujeran, para los  tiempos de escasez donde los peces de la laguna resultaban ser una buena fuente de alimento; el pequeño rio que se dirigía al mar estaba recubierto con una malla, al igual que los arroyos que le alimentaban de agua, esto para que los depredadores no invadieran la laguna y para que los peces no escaparan; y a pesar de estar un poco retirada del mar, la laguna tenía sus orillas llenas de arena de igual manera que la playa.
Más alejado de la laguna pero aun en la parte trasera de la costa, algunas personas del lugar se dedicaban ocasionalmente a la construcción de una gran estatua de piedra; el pintor pudo ver esa tarde la construcción a medias, aunque ese día no vio a nadie trabajando en ella. Algunas personas cooperaban para su construcción con piedras traídas desde el cerro y por lo visto eran pocos los que las tallaban para darle forma a la estructura de diez metros de altura que tenía forma de un ser humano; ellos unían las piedras con cemento casero creado por ellos mismos, por lo que había montones de piedras alrededor y maderos para sostener lo que se acababa de colocar. Así eran las personas, generalmente se esforzaban para trabajar una pequeña parte del día para obtener algo para comer, y el resto del día lo dedicaban a entretenerse y dar sentido a sus vidas, pues como ya se sabia en la antigüedad solamente se contaba con un día libre a la semana lo que impedía por razones obvias el desarrollo humano. Era maravilloso todo lo que las personas podían crear con su libertad, libertad que solo se traducía en tiempo libre; eran increíbles todas las posibilidades de aprovechar esa pequeña manifestación de libertad cada día.
Muchos jugaban fútbol en la arena, otros se dedicaban a pintar en los antiguos muros, otras personas se entretenían bailando al ritmo de los tambores; en fin las personas eran libres de si mismas y podían dedicarse a vivir la vida; no como las pobres personas de la infernal fabrica subterránea cuales se habían corrompido totalmente y pese a lo que fuera o lograron ganar ellos no cumplían con su objetivo existencial.
Esa tarde el pintor pasó mirando a los chicos jugar pelota en la arena y se olvido por el momento de lo que tenía que hacer, inclusive se puso a jugar con ellos un rato hasta que se agoto y decidió buscar algo de comer. La vida era agradable en esa época, la gente tenía libertad con su tiempo, podía dedicarse a jugar, ejercitarse, aprender y convivir, quizás no tenían las cosas que necesitaban a la vuelta de la esquina, pero era divertido satisfacer esas necesidades por si mismos y no depender de ello haciendo tonterías para otros.
Aquella noche, mientras en el cielo las estrellas realizaban un desfile para presumir su hermosura, el pintor descansaba en la orilla del lago mientras trataba de cubrirse del frió con una fogata bastante improvisada; de repente salió una persona zarrapastrosa de la nada, la cual cargaba con un montón de tiliches de los cuales saco unos tronquillos con las que avivo las llamas. El pintor inmediatamente sintió la presencia del extraño y se asusto bastante de que pudiera ser una de esas inmundas personas de su sueño. Pero al ver que era un viejo bastante sucio dejo de sentirse alarmado, estaba lleno de curiosidad a lo que podría hacer el aparecido anciano, quien se sentó enfrente de él y comenzó a realizar una especie de amarres con su red de pescar. Después de algunos silenciosos minutos de amarres en la red el viejo comenzó la conversación.
- Esta noche los peces se sentirán atraídos por las estrellas y nadaran en la superficie del lago.
- No lo dudo, la noche es hermosa a diferencia de ayer – Le respondió.
- No eres de por aquí, ¿Verdad? – En su cara podía apreciarse la demencia con facilidad, al ver como mantenía los ojos muy abiertos sin parpadear y las llamas se reflejaban en su totalidad.
- Pues no en realidad.
- Conozco a todos los vagabundos de por aquí, y a ti no te había visto antes – Hablaba mientras seguía sumido en lo que estaba haciendo.
- Vengo de una de las colonias de la ciudad, he llegado aquí a buscar a alguien.
- ¿A quien?
- Dudo que la conozca.
- ¿Dudas de mi?
- Ni siquiera los conozco claro que dudaría de usted.
- Conozco a la gente de por aquí tanto como conozco a los pescados, mas sin embargo no hablo tanto con la gente como con los escurridizos marinos.
Fue entonces cuando se dio cuenta que el anciano estaba realmente loco, lo cual no era nada fuera de lo normal, la mayoría de la gente que enloquecía terminaba vagabundeando, perdidos en sus fantasías y apartados del mundo. Así que no se le hizo mala idea hablar de sus locuras, con uno de su especie, por lo que continúo con la conversación.
- ¿Usted habla con los pescados? – Le pregunto el pintor.
- Ellos no me responden, pero aun así hablo con ellos – El viejo dejo lo que estaba haciendo y se puso a mirar la lumbre sin parpadear.
- ¿Pero para que hablar con alguien que nunca le responderá?
- Si no hablara con ellos, nunca aprenderán a hablar.
- Y para que enseñarlos, digo son animales, no pueden aprender igual que el ser humano, solo les queda vivir inconscientemente y que nosotros podamos servirnos de ellos, si fuera de otra manera nos seria difícil aprovecharnos de ellos para alimentarnos.
- Te equivocas amigo, los pescados son mas que simples animales que nutren tu estomago – Con una de las ramitas el viejo comenzó a picar la fogata – Yo antes era un gran pescador, de los mejores que había por el lugar, la naturaleza me había proporcionado la fuerza e inteligencia innatas ideales para sacar a todos los peces del mar si era posible. En aquellos tiempos todo lo hacia con mi red, pescaba por las noches cuando las olas se estrellaban en la orilla y lanzando mi red podía capturar bastantes de ellos, yo era de los mejores; era como el león dentro de la selva, simplemente estaba creado para hacer esa actividad – De repente se callo y no continuo con lo que estaba diciendo.
- Y luego que paso, ¿Sigue pescando?
- Ya no he pescado nunca más, y jamás lo volvería a hacer – El pintor estaba un poco desconcertado por el pobre anciano que parecía muy triste, aunque consciente de su demencia al ver lo que decía y hacia, pero el pintor trato de identificarse con él.
- Yo antes pintaba, decían que era lo único bueno que sabia hacer, pero yo tampoco he vuelto a pintar desde que tengo memoria – Una pequeña sonrisa irónica se le escapo por los labios.
- En serio, ¿Y que pintabas? ¿Por qué dejaste de hacerlo?
- Pues a decir verdad no lo se, pero desearía poder volver a hacerlo. Perdí mi memoria tiempo atrás, y ahora trato de recuperarla para salvar a un amigo de su injusto asesinato – El viejo escuchaba mientras seguía picando las brasas con una pequeña rama – He podido recuperar instantes de mi vida pasada mientras duermo y solo cuando tengo contacto con aquello que formo parte de mis recuerdos.
- Y que es lo que has encontrado.
- Memorias de mi niñez, imágenes que me hacen sentir bastantes cosas, y que se mesclan con mí ser actual.
- Y ¿Que te hace creer que lo que tú crees recordar es real?
- He comprobado hasta ahora lo que he recordado, bueno no todo en realidad.
- Ten cuidado chico la mente nos engaña en ocasiones y juega con nosotros, se le pueden colar terribles parásitos que se alimentan de nosotros y nos hacen actuar de irracionales maneras; justo como ahora nosotros lo hacemos con nuestro planeta, nuestro hogar. Fuimos creados por la misma naturaleza mas sin embargo vamos en contra suya, la sobre explotamos para obtener lo que deseamos, y como el espíritu de la naturaleza jamás pudo imaginar hasta donde es que llegaríamos; de la misma manera que tu no puedes saber lo que se albergue entre tus neuronas, quien sabe cuales son las ideas o planes dentro de aquella parte de nosotros fuera de la conciencia, nunca puedes saber si te terminaran matando o te convertirán en algo que no deseabas.
- ¿A que se refiere?
- A que en muchas ocasiones nosotros mismos podemos ir por caminos peligrosos o caminos sin salida aun conociendo la situación pero pensando que vamos por el buen camino, podemos engañarnos y creer que lo que hacemos esta correcto aun teniendo la conciencia de lo absurdo de nuestra propia negación a la realidad, explícame ¿Cómo puede ser eso posible?
- No comprendo nada de lo que dice.
- ¿No te da miedo lo que puedes encontrar dentro de tu cabeza?
- No lo creo, cada vez que obtengo uno de mis recuerdos – El pintor comenzó a excitarse - Mi vida se hace más alegre, con más sentimiento, lo que me hace pensar que tengo que reestructurarme para poder sentirme como una persona viva - El viejo se paro antes de que terminara de hablar, cargo su red y después se dirigió al lago.
- Pues mucha suerte chico créeme que me das lastima, creo que estas loco de remate, pero espero que las ideas que encuentres te puedan orientar a encontrar tu fin como ser humano pero ruega a los dioses para que tu mente no te engañe – El viejo lanzo la red al lago.
- Creí que ya no pescaba.
- No estoy pescando – El pintor se dio una palmada en la cara mientras seguía sentado enfrente de las llamas, quejándose de las tantas tonterías del viejo - Yo no tomo los peces para comérmelos, antes si que tenia sentido comerse a los pescados pero hoy en día ya no creo que valga lo mismo.
- Pues mucha gente de este lugar no cree lo mismo.
- Ese es el problema chico – A pesar de ser ambos ya grandes de edad lo llamaba chico, pues el anciano pescador si que se veía mucho mas grande que el otro viejo pintor – La gente nueva a perdido el respeto por pescar, a perdido el sentido de la pesca, a perdido la moderación por los peces; los viejos como yo olvidamos enseñarles eso – El otro ya no lo estaba escuchando, creía que el pobre viejo estaba hablando demasiadas tonterías y empezó a recordar lo que vivió en la fabrica la noche pasada – La gente de hoy en día se atraganta de pescado desde su niñez, los mismos adultos se los brindan, para alterarlos, excitarlos y volverlos adictos a él, de tal manera que se vuelva su forma de vida para que piensen en función de los pescados, y que todo el tiempo los estén insaciablemente buscando – El viejo sacaba su red y la volvía a echar, para atrapar a los peces que saltaban en la superficie del lago – Así se olvidan de ellos mismos, olvidan al ser humano que llevan dentro de si mismos, olvidan que ese ser antinatural también tiene necesidades y lo abandonan en la calle, al igual que el padre que abandona a su hijo; las personas que hacen eso se traicionan así mismos, se corrompen y a la vez ennegrecen la pesca, peor aun se vuelven como palomas que pueden ser atraídas con tan solo arrojar algo de pan donde se requiera. Es por eso que he dejado lo que mas amaba, o quizás toda esta gente enloquecida por los peces me han forzado a dejarla, algo que para mi era algo espiritual, que alimentaba más a mi humanidad que al animal que dualmente cargo dentro de mí – En ese momento saco los pescados que capturo con la red y los arrastro hasta la fogata, tomo uno de ellos y lo echo a una cubeta, y luego otro y otro, y todos los que había sacado de la granja acuática de peces ahora estaban en una cubeta llena de agua.
- ¿Qué piensas hacer con ellos? Yo tengo hambre y pensé que comeríamos algunos.
- Comérmelos ya no, he perdido el apetito por ellos, dentro de la perfección de mi pesca me involucre tato con los pescados que he encontrado en ellos algo más importante. Ahora hablo con ellos, solo por que nadie se preocupa por enseñarlos, por hacerlos crecer, nadie desea quedarse sin peces, tan solo se aprovechan de su condición.
- De tal manera que usted los saca, habla con ellos, les enseña cosas.
- Así es, los rescato del lago y los llevo a una laguna secreta en el bosque arriba en la sierra, allí les enseño música y letras.
- Y así los protege de convertirse en excremento humano – Casi se le escapaba una risotada.
- Tú lo has dicho, se que nunca salvare a todos pero los pocos que salve tendrán una vida diferente a la que ellos únicamente conocen y a la que quizás ellos ya están innatamente acostumbrados, quizás si les enseño bien con el tiempo enseñen a su propia manera a los demás peces del mar.
- Pues suena loco, pero tiene sentido; pero pues por suerte nosotros estamos arriba y ellos abajo, es preferible mantenerlos a ellos abajo para nosotros poder estar arriba.
- Usted, por suerte siempre tuvo alguien que le enseñara, ha pensado ¿Que seria de usted si nadie lo hubiera otorgado esa posibilidad?
- Lo mas seguro es que seria tan incapacitado como los peces, sin conciencia no me quedaría más futuro que la muerte; esa conciencia es nuestro pedazo de cielo hecho realidad y entre mas estemos sintonizados con ello más podremos gozar de ese paraíso.
- Así es, usted tuvo suerte de ser instruido y por eso ahora puede apreciar cosas mas halla de lo que el mundo normal le ofrece, pero hay otras personas que no lo son y aunque aparentan ser humanos solo muestran una miserable parte de ello; creen ser humanos solo por haber crecido en un mundo de humanos y dentro de esa brutalidad jamás sabrán que ellos mismos pueden instruirse y hacer crecer al espíritu que tienen dentro, ¿Usted cree en ese entonces que nuestra moral y consciencia humana nos permita mantener a nuestros hermanos debajo de nosotros solo para nosotros poder estar arriba? tiene idea de la gigantesca quimera que se produciría al caer en esa afirmación.
- Bueno eso cierto, entre mas aprendes, mas deseas aprender, más aprecias el sentido de las cosas y sobre todo sales del círculo vicioso de nacer, crecer, reproducirse y morir, es lo que nos diferencia del animal. Nadie que apreciara a la humanidad y a la naturaleza seria capas de permitir que absurdas ideas destruyan esos titánicos conceptos.
- Imaginase si desde tiempos antiguos, la educación se hubiera olvidado o fuera mermando, ¿Cree que el conocimiento avance mas rápido que la brutalidad y reproducción humana? No podría imaginarme a donde es que pararíamos en esa situación.
- Pues si que seria un problema grave, obligaríamos a nuestros hijos a convertirse en animales progresivamente, mientras otros pocos gozan de las maravillas humanas.
- Entonces es menester de cada persona instruirse para poder continuar con el crecimiento humano, si es que se desea, si es que aun frente a nuestros ojos la verdadera educación este desapareciendo; mas aun lo mejor que podríamos hacer por nuestra descendencia seria instruirnos para poderlos instruir de mejor manera – Dijo el viejo levantándose y levantando la cubeta llena de peces.
- Si pues además es muy probable que algunas personas confisquen el conocimiento, dejando a las demás permanezcan sin él, solo para poder tratarnos como pescados, enseñando solo lo que les conviene y atragantando a una bestia humanizada; mostrándoles solo la vida a base de pescado – Se quedo pensando en Yaraelo y el resto de su sueño, mientras el viejo se disponía a retirarse recogiendo todas sus cosas.
- ¿A quien dices que buscabas? – Le dijo el viejo pescador, cambiando de tema bruscamente.
- No lo se, no se quien sea, pero se llama Mars Carmina.
- Pues no la conozco, pero si estas buscando a alguien deberías pensar como un cazador.
- Por favor, como podría casar a un ser humano.
- El ser humano es el animal que más fácil se puede capturar, porque conocemos más sobre ellos que sobre los demás.
- Y bien, ¿Que me sugeriría?
- Pues, ella es alguna amiga del pasado como dices, ¿No es cierto?
- Pues si, así es
-¿Qué me puedes decir tu de eso?
- Que tal vez ella se interesaba por el arte, debido a que es el único vínculo que poseo.
- Muy astuto, hay es cuando te ayudo yo.
- Y entonces aquí es cuando yo lo escucho.
- Deberías buscar entre las personas que están construyendo la estatua, los que se dedican a edificarla por lo que he visto son personas de lo más instruidas de por aquí, es lo único que se me ocurre.
- Pues no suena un mal plan, después de todo no tengo uno mejor.
- Nos vemos chico y ten mucho cuidado con lo que metas en tu cabeza, o lo que te puedan meter – El pintor se quedo con una cara de desconcierto mientras el viejo se alejaba, no sabía si aquel anciano estaba loco de verdad, aunque sus ojos reflejaran demencia total no podría asegurarlo después de hablar con él; para el mundo socialmente normal cualquier cosa que es diferente se considera una perdida humana pero quizás ese viejo tenía más idea de lo que es un ser humano a lo que pensaba la mimética sociedad.
Al día siguiente iría a la estructura a buscar a la mujer, después de todo el tiempo seguía su curso y el receso para la ejecución de Fletonio podría terminarse sin que el encontrase nada, ese día durmió a un lado de la fogata que no demoro en apagarse poco después de cerrar los ojos. El pintor volvió a dormir como piedra, sin que la más mínima mosca o mancha apareciera en su cabeza mientras descansaba bajo las estrellas, pero esperaba que esa mujer le ayudara a mirar adentro de su insípida vida, solo se preguntaba ¿Qué significaba para el Mars Carmina?
Por la mañana llego hasta donde se estaba construyendo la gran estatua. Tenia la forma de un ser humano pero formado de pescados, faltaba poco para que quedara terminada. El anciano pintor se encontraba observando detenidamente la estructura, cuando de pronto una señora de complexión delgada lo tomo del brazo y después de saludarlo lo abrazo sorpresivamente. Después de saludarse y debido al desconcierto del pintor se presento; se trataba de Mars Carmina, por fin había dado con ella, al final ella termino encontrándolo a él. Era una señora con un largo cabello rizado que llegaba hasta sus cinturas, se veía en sus ojos color miel que era ya grande de edad, pero su piel era bastante lisa como para negarlo al instante.
Ella le comento que iba a dedicar la mañana trabajando en la estructura pero que deseaba hablar con él; después de hace varios años que no se veían lo invito a su departamento a tomar un poco de te y platicar sobre todo lo que les había pasado y sobre todo presentarle a su nueva familia. Ella le hablaba como si se conocieran bastante bien, pero el aguardo a ver que es lo que sucedía, por eso prefirió no decir ni una sola palabra sobre Fletonio, aunque se suponía que ella lo conocía, así que espero a que la conversación fuera adecuada para soltar la sopa.
En el camino ella le platico que estuvo viviendo solitariamente muchos años en Forlonia, por lo que se desespero y al no querer regresar a la ciudad busco alguna pareja en ese lugar y empezar de nuevo su vida; ella conoció a un pescador que se llamaba Omcar, el cual es muy bueno con ella, por lo que se caso y ahora tienen un par de hijos, desde entonces vivió en la costa a raíz de los pescados que se extraían del mar. Así el resto del camino la plática rondo acerca de sus pequeños y algunos otros detalles sin importancia para su misión, hasta que llegaron al departamento de ella.
Ella habitaba en uno de los hoteles cerca del mar, este era más pequeño que en el que vivía Perimando porque apenas contaba con un par de pisos. El departamento era pequeño pero bastante elegante, lleno de adornos y esculturas, sobre todo un barco de madera dentro de un garrafón que adornaba la sala, tenían un lindo perro, y una gran red cubría el techo de la sala; los dos niños jugaban en su cuarto con varios juguetes, ella se los presento al pintor y los niños lo saludaron de una manera bastante cordial. Después se sentaron ambos en la sala dejando a los niños en lo suyo, para platicar sobre sus asuntos. Así que ya sintiéndose mas en confianza el pintor le contó sobre el juicio de Fletonio y sobre como había despertado con su mente en blanco después de su coma, pues esa era la manera más directa de atajar la situación y buscar ayuda; le dijo todo el asunto sin pensar en lo raro que podía parecer, ella en respuesta puso una cara bastante extraña de asombro, enojo e incomprensión al mismo tiempo.
- Bueno – Trago saliva - No me esperaba eso en realidad – Le dijo ella, tomando un respiro.
- Crees que puedas ayudarme de alguna forma, contándome sobre Fletonio y sobre mí.
- Si puedo, pero tendré que acompañarte a la ciudad, para resolver dudas sobre el caso, no creo que en tu estado puedas salvar a Fletonio si es que es inocente.
- Pues seria lo mas adecuado, aunque no se que relación halla entre tu, yo y Fletonio.
- Somos amigos desde tiempo atrás, nos conocimos en Prospectia, mas sin embargo no se todo sobre ti, si es lo que deseas saber, siempre fuiste demasiado misterioso inclusive para mí.
- Despreocúpate, yo me encargare del resto – El pintor dio un sorbo a la tasa de te que ella le había servido. Mars Carmina también dio un sorbo para comenzar a desentrañar los misterios del tiempo.
- Empezare por lo ultimo que se y puedo recordar con facilidad, y que nos podría ser de mas utilidad. Por lo que se Midelo Angelius era uno de los amigos de Jurio, además de que creo que tenia una vinculación con Prospectia pero se que Fletonio trabajo con él en algo medio misterioso y que terminaron bastante mal, mas sin embargo lo desconozco a ciencia cierta, sobre todo lo que paso después de que yo me viniera a vivir para este lugar.
- Así que ellos trabajaban juntos en algo – El pintor se rasco la cabeza - Con que eso es lo que los relaciona.
- Al menos creo que se trataba algún proyecto de Física, pues aunque no lo recuerdes Fletonio se especializo en Prospectia en dicha materia.
- Prospectia era una escuela de ciencias y arte avanzado por lo que creo, ¿Allí nos conocimos?
- Era una escuela muy importante, apartada de la ciudad, solo aceptaba adolescentes o niños a temprana edad, fundada por el gran maestro Leonfardo; pero no pasaron muchas cosas importantes en aquel lugar que ni siquiera recuerdo los detalles – Ella dio otro sorbo a su te, mientras su invitado agitaba la tasa lentamente en círculos.
- ¿Y después de Prospectia?
- Vivimos en Cobaro y no tuvimos mucho contacto, hasta tiempo después, cuando tú saliendo de la nada comenzaste a publicar tus pinturas. Todavía lo recuerdo, fue un día en la plaza mientras yo caminaba con mi novio en aquel entonces, el señor Jurio; paseábamos junto con toda su flota de amigos los intelectuales, pasamos a ver las publicaciones de aquel día – En la ciudad era muy común que todos los sábados en las plazas, museos y parques se exhibieran artículos; ya que la mayoría de personas que se dedicaban a desarrollar cosas artísticamente elaboradas las presentaban en cualquier oportunidad a la comunidad. Así muchas personas asistían para ver cosas de interés o intercambiar alguna de su agrado – Si que tenias talento, la verdad, nunca podías quedarte con alguna pintura, todas te las arrebataban de tus manos; y fue en ese entonces cuando tuvimos contacto de nuevo, supongo que en ese lapso de tiempo fue cuando debió haber pasado algo entre ellos, pero desconozco en su totalidad el trato que ellos dos pudieran tener.
- ¿Y por que escapaste a este lado de la ciudad? Creo que vivías cómodamente en donde estabas.
- Cómoda – Ella suspiro – Si que vivía bastante feliz, eso es una de las cosas que hasta hoy no podía entender, pero de eso no deseo hablar si me disculpas – Ella cuando le hablaba lo veía mucho a los ojos, pero después de terminar esta ultima oración, volteo el rostro para romper el hilo de la conversación.
- Disculpa, no tenemos que hablar de otras cosas que no desees, nos enfocaremos en nuestra misión, ¿Pero que podríamos hacer al respecto?
- Tendremos que hablar con Jurio, quizás él nos de una respuesta, pero a decir verdad desconozco como localizarlo. El único que podría ayudarnos seria el mismo Fletonio pero eso tendrá que ser hasta mañana para preparar algunas cosas.
- Descuida, quizás la noche me traiga algo más que muchas energías para el día siguiente – Dijo tranquilizando las cosas, pues percibió un cambio de actitud en ella, ahora estaba ligeramente molesta, como si no deseara molestarse al pasar por todo eso.
Después de eso, ella se levanto para ver a los niños y el resto del día se la paso preparando algo de comida para su ausencia. Por la tarde cuando llego su marido se presentaron y cenaron juntos; el pintor esperaba que Mars Carmina le resolviera mas dudas de las que ahora tenia pero el sabia que soñaría esa noche, lo presentía; sabia que esa chica sabia mas de lo que decía, mas  sin embargo son cosas que sucedieron hace mucho tiempo, detalles que quizás ahora estén escondidos entre el polvo de los años, pero que el traería de vuelta a todos ellos tan coloridos como cuando los vivió.
El pintor estaba recostado sobre el sofá, esperando a que el sueño lo dominara, una pequeña discusión proveniente del cuarto de los padres la cual no pudo escuchar demoro su búsqueda interior; pero después de que el silencio ahogo la casa y que el cómodo sofá hiciera su efecto, pudo cerrar los ojos para abrirlos en otro lado.
Mientras el refrescado pintor dormía en Forlonia, Geracio permanecía despierto en la ciudad y totalmente asustado, amarrado desnudo en una de las sillas de su propia casa; él había invitado a cenar a un tipo que había llegado a la granja preguntando sobre el pintor, Geracio inmediatamente se apunto como uno de sus amigos, y la otra persona que vestía bastante bien se vio interesada en platicar con él sobre el caso del asesino de Muntionela, por lo que se presento como Arfandelo un detective mas de la investigación. Geracio propuso que mejor platicaran en su casa para poder terminar de trabajar y conversar a gusto, él acepto y lo espero sentado en una de las sillas de madera que estaba enfrente al campo de cultivo; no dejo de observarlo mientras el terminaba su trabajo para después caminar juntos hasta la casa de Geracio.
Durante la cena el sujeto era bastante callado, por lo que Geracio hablo de temas diversos como siempre y después de un rato de charla toco el tema de su amigo el pintor, por lo que el sujeto comenzó a hablar.
- ¿Sabe usted algo sobre el asesinato o el asesino?
- Para serle honesto lo único que se de él es que se trata de algún conocido de mi amigo; pero referente al caso solo se que estuvo bastante sangriento.
- Y donde puedo localizar a su amigo – En aquel momento fue cuando Geracio dudo de que este tipo fuera un detective, pues ya habían visitado algunos otros a su amigo por lo que las personas de la asamblea sabían donde vivía, de esta manera decidió dar la vuelta a la conversación.
- Discúlpeme pero no estoy muy seguro de poderle dar información ¿Es usted miembro de la asamblea?
- Claro, pero de una división diferente, si es que le parezco extraño – Claro que le debería parecer extraño, su acento era muy golpeado, nadie hablaba así en estos rumbos, a excepción de los extranjeros.
- No puedo seguir conversando sobre eso con usted si no me dice o muestra de donde es su procedencia.
- Y si le digo que no es de su incumbencia – Le dijo Arfandelo en tono molesto.
- Tendré que pedirle que se retire de mi casa – Dejando sus cubiertos y limpiándose la boca. Pasaron un par de minutos en silencio.
- Déjeme mostrarle algo, quizás esto lo haga cambiar de parecer – Puso su maletín sobre la mesa y procedió a poner la configuración correcta en los candados de seguridad del mismo; y una vez que termino lo abrió y comenzó a hacer algo dentro de él. Geracio no podía ver lo que hacia, porque la parte alta del maletín tapaba su visión, así escucho un ruido extraño y el sujeto levanto una pistola desde las fauces de aquel maligno portafolio.
- Es una pistola, un arma de fuego – Dijo Geracio gritando.
- Así es, diste en el clavo y si no quieres que te vuele los sesos tendrás que decirme todo lo que deseo.
- Creí que esos artefactos de muerte ya no existían – Ahora si que Geracio estaba asustado. Le comenzaron a temblar las piernas.
- Pues uno nunca sabe  lo que anda rondando por el mundo – Se paro y aun todavía apuntándole se le acerco bastante hasta que le propino un certero golpe en la nuca que lo tiro inconsciente.
Así es como ahora estaba amarrado en esa silla, observando a la luna a través de su ventana. Geracio sabia que ese tipo quería acabar con el testigo de Muntionela, aunque no sabia porque, no debía sentenciar a su amigo por lo que decidió callar aunque la mayoría de sus dedos estuvieran desechos por el mismo martillo que él usaba para abrir la nueces los domingos por la tarde. El tipo llevaba buen rato intentando sacarle información, cada vez que se aburría de fumar sus habanos, regresaba al cuarto a propinarle una salvaje tortura. Le había metido una pelota en la boca y se la tapo con un pedazo de tela de su propia ropa, por lo que todos sus gritos desesperados habían sido ahogados en la profundidad de la nada; pero a pesar de su fuerte resistencia, nadie podía someterse a tan terribles torturas provenientes de una persona salida de la nada y que lo hacia sufrir sin ningún significado solo para encontrar a un compañero de trabajo suyo al cual tenia algunos meses de conocer, por lo que no pudo resistirse en contarle donde vivía a pesar de saber que no se encontraba en su casa; Geracio necesitaba tiempo para pensar en algo, el tipo de seguro terminaría con su vida. Arfandelo tomo su arma y salió disparado de esa casa diciéndole a Geracio que no tardaría en volver, salió tomando las llaves y azotando la puerta.
Fue entonces cuando Geracio dio un esfuerzo descomunal, para intentar mover la silla hasta el escritorio; movía bruscamente todo su cuerpo para intentar llegar hasta la maquina de escribir en la cual había dejado una hoja escrita a medias, él esperaba que le sirviera para dejar un recado. Después de muchos forcejeos y brincos logro llegar hasta el escritorio, y así procedió a maquinar su venganza contra su despiadado huésped, su último recurso sacado desde sus más recónditas y casi muertas energías; usando su larga y criticada nariz tecleo lo mas rápidamente que pudo, aunque rápidamente en esos momentos era bastante relativo, pues si apenas podía moverse y por si fuera poco estaba hecho añicos, pero una vez que termino gasto el resto de pedazo de hombre que le quedaba para regresar a su posición original y encubrir su hazaña.
Después de una hora que el tipo se había ido estaba de regreso y bastante enfurecido, pues obviamente no había encontrado a nadie en el susodicho lugar; inmediatamente se dirigió al cuarto donde estaba Geracio y lo tomo del cabello, lo arrastro con todo y silla hasta la bañera, donde lo aventó, y sin decirle ni siquiera algún comentario ofensivo le propino un tiro certero con su pistola sobre su frente; toda la sangre escurrió por la bañera, todos los sentimientos, recuerdos y sueños se iban por el alcantarillado sin ninguna consideración. La bestia maligna que se escondía sobre un atuendo demasiado decente se sentó a esperar a que la gravedad hiciera su trabajo.
Un inocente había muerto a raíz de la maldad acumulada que se extendía para tratar de abarcarlo todo, como el fuego dentro del bosque que se esparce dentro de su propio flujo. Un amigo del pintor de mente extraída lo había sacrificado todo por defenderlo, a pesar de tener poco tiempo de conocerlo nada lo detuvo para hacer el bien o lo que él creyó que fuera correcto.
El asesino estaba sentado sobre la silla en la cual había torturado a su victima, en aquel sanitario lleno de azulejo por piso y techo. Arfandelo pensaba detenidamente mientras se terminaba de fumar los habanos de su victima. No se podía apreciar la diferencia sobre sus pensamientos, si es que estaba pensando en como daría con el pintor o si disfrutaba el color de su obra; se podía ver con claridad que era una persona que no sabia distinguir entre el bien y el mal, no conocía el sufrimiento ajeno y disfrutaba del poder con el que contaba.
Mientras en otro lado de la ciudad donde estaba el desgraciado testigo, quien no sabía del peligro que se encontraba dentro del corazón de lo que llamaba su única vida; un mal escondido como alguna enfermedad que descansa dentro de las personas e inocentemente crece y mata a sus portadores sin que puedan hacer algo para defenderse. Ese nuevo y desconocido peligro dentro de la vida del pintor se había cobrado ya bastante y esperaba tranquilamente su próxima pista, pues Arfandelo  miraba una fotografía que había tomado del departamento del pintor, la cual era una fotografía rustica de las que tomaban en la plaza, en cuya fotografía salía retratado junto con Carondelia.

CAPITULO 3: UN DUELO ALMACENADO

Otra vez el pintor se encontraba sumiso dentro de sus sueños, había vuelto a tomar la forma de su antiguo ser. Podía sentirse prisionero dentro de él mismo, podía sentir su propia hambre y su tristeza, podía ver sus pensamientos y sentir como movía su cuerpo, pero pese a todo eso carecía de posibilidad de que su inútil consciencia actuara de alguna manera sobre lo que estaba recordando, a pesar de sentirlo en carne viva. El viejo pintor tan solo era un espectador de las acciones del joven pintor, tan solo podía ver correr su vida sin que pudiera hacer nada contra lo que allí sucedía, aunque el podía sentir como formaba parte de todo ello.
Esta vez ya no era un niño, se encontraba en la plenitud de su juventud, ya que la barba rodeaba su rostro. El pintor estaba sentado sobre una cama en un cuarto oscuro, no tenía ningún atuendo sobre la parte superior de su cuerpo, por lo que podía apreciar su flaqueza, y sobre su piel llena de cicatrices descansaba un collar con tres pequeñas piedras.
Una pequeña ventana circular dejaba pasar la luz para iluminar un cuadro sobre el cual estaba pintando, en un cuarto lleno de figuras y dibujos en las paredes. Podía apreciar como movía sus manos con delicadeza y como mesclaba las pinturas sobre su paleta, se tomaba su tiempo agregando poco a poco pintura y revolviéndola para obtener el tono deseado, y lentamente colocaba un poco de tinta en algún lugar, para después continuar con otro color, y mientras sus manos trabajaban en los detalles de su próxima pintura su cabeza regurgitaba los detalles del día anterior, cuando de casualidad en el parque se encontró a su antiguo amor.
El pintor aun recordaba su hermoso rostro, que fácilmente reconoció cuando se acerco. Ella iba acompañada de todos esos señores grandes de edad y muy bien vestidos, él sabia quien era y estaba seguro que ella sabia quien era él, mas sin embargo él espero que ella reaccionara, mas sin embargo no lo hizo, posiblemente no lo recordaría, o no deseaba recordarlo, como quiera que fuese pudo observar el anillo de compromiso que llevaba sobre su dedo, era una gema grande y brillosa que podía dejar ciego a quien no tuviera moderación al mirarla.
Esos sujetos le cambiaron todas las pinturas que llevo ese día a exponer, y valla que lo elogiaron demasiado, inclusive le quitaron su perfecta y compleja pintura que había hecho años atrás y que había pensado en no deshacerse de ella por nada, mas sin embargo no pudo negarse cuando uno de los sujetos rogaba por tenerla y ala vez un torrente de emociones metido dentro de un vestido rojo colgaba sobre su brazo. Después de despojarlo y quedar completamente satisfechos con sus adquisiciones lo invitaron a una fiesta por la noche para que sus invitados pudieran conocer al artista del nuevo cuadro que adornaría la sala del festejo, él no deseaba ir, pero pensó que tal vez así pudiera hablar con Mars Carmina.
Él llevaba años escondido del mundo, entregado devotamente a su arte, enclaustrado en su casa, la cual solo dejaba para buscar víveres y materiales pues pintar era la actividad que definía su existencia, lo único en lo que encontraba paz, cuando tomaba los pinceles se olvidaba del mundo y se trasportaba a la dimensión de la colorida imaginación. Solo pintando podía ser uno mismo, solo así podía juntar todas las emociones y pensamientos que lidiaban dentro de el para sentarlas a todas juntas y cooperar en algo.
Es por eso que su vida giraba en torno a ello, perfeccionando y asombrándose a sí mismo, por lo que ahora se encontraba demasiado indiferente, sentado y pintando un cuadro desgarrador, pintaba figuras humanas en descomposición siendo devoradas por los cuervos de alrededor, lo hacia todo con un realismo abrumador. Sus pinturas eran muy oscuras últimamente y se sentían como el color negro,  había aglomerando todos los matices cromáticos en uno mismo, solo para extraer independientemente el que necesitaba para su inspiración.
Esperando decidir lo primero que se le viniera a la mente, aunque la fiesta había empezado hace una hora, pero a pesar de su necesidad de alimento, continuaba bastante silencioso sobre lo que estaba haciendo. Hasta que dio término a su pintura volteo a ver el reloj sobre su pared; era un reloj especial que funcionaba con ayuda de una batería de microbios por lo que jamás se detenía. El pintor dejo todos los materiales sobre su cama y los pinceles sin lavar, subió las pequeñas escaleras de madera de apenas dos escalones para traspasar la puerta hacia su comprimido comedor donde lo aguardaba su mujer haciendo la cena y también un ave enjaulada que era su vieja mascota, los únicos dos personajes que coloreaban su casa.
Su esposa estaba preparando un delicioso platillo, el cual puso sobre la mesa al ver que su marido salió de su escondido cuarto. En la cocina había una gran ventana redonda desde la cual se veían las estrellas del atardecer, unas velas iluminaban su guarida, donde todo era cubierto por la mesa redonda en la cual yacía el apetitoso plato de arroz con trozos de tocino y papas con queso, ese era su platillo favorito.
- Lo siento cenare fuera – Le dijo el apenado pintor a su esposa.
- En serio ¿Y a que se debe? Si se puede saber – Le respondió.
- Las personas a las que les cambie las pinturas me han invitado a una fiesta.
- ¿Y la cena?
- Guárdala o cométela toda, se me hace tarde – Tomo una sudadera que se encontraba colgada a un lado de la puerta de salida, la cual estaba a contracara de su cuarto a unos escasos metros atravesando la pequeña cocina.
- Que te baya bien cariño, ten cuidado y espero que hagas muchos amigos – Le dijo mientras recogía el plato y lo echaba al bote de basura que se encontraba en el lugar, el pintor pudo observar esa escena mientras cerraba la puerta de su casa.
Al subir unas escaleras, salió a las calles donde pudo apreciar el lago que se encontraba a su derecha; el lago estaba a media capacidad por lo que se veía como un gran cenote del cual era separado por medio de un barandal y a la vez separado de su casa por el muro, ya que esta tenia la apariencia de un sótano por que se encontraba a tres metros bajo el piso.
El lugar al que se dirigía no era muy lejos de donde se encontraba, Muntionela era una colonia que colindaba con el centro de la ciudad, justo donde él vivía, por lo que comenzó a caminar con las manos en las bolsas del pantalón, caminando entre el asfalto y las casas hasta el lugar donde lo habían invitado.
Después de subir por algunas bajas pero largas escaleras callejeras llego a la casa de su anfitrión, la cual permanecía con su portón corredizo y abierto, podía observarse la luz del interior que iluminaba las apedreadas calles del exterior. Al entrar vio que se trataba de una sala llena de personas, era bastante grande y con algunas mesas llenas de postrecillos, había algunas columnas que separaban el domo de vidrio central y el techo de piedra, donde justamente debajo de el descansaban algunas pinturas y esculturas, rápidamente pudo ver como enfrente de el hasta el fondo se encontraba su pintura justamente en medio de dos viejas gárgolas.
La gente del lugar aparentaba bastante gusto por la vida antigua, muchos de ellos vestían sus trajes y vestidos demasiado elegantes que acapararon los salones de fiestas bastantes años atrás, mucha gente que se consideraba de mundo seguía la antigua tradición de vestir con elegancia explayando su buen gusto por el arte de la costura, era ya toda una ideología que mantenía un desagrado por la gente que vestía cualquier cosa diferente, como si esperaran que todo el mundo pensara y actuara como ellos desearan. El pobre pintor al sentir algunas miradas extrañas por parte de algunos invitados se movilizo hasta la mesa donde estaba servido el ponche, donde comenzó a tomar un poco para pasar el rato y escuchar la música que salía del estéreo el cual estaba hasta el fondo; era música antigua de los grandes maestros, a base de violines, violonchelos, tambores e instrumentos de viento, más vieja y serena que los alborotados discos que el solía escuchar en el museo acústico, pero ambos tipos de música de igual manera bastante talentosas. Así que mientras el pintor pensaba en la música y tomaba aquel ponche rojo, una mujer lo toco del hombro. Era una señora muy bien dotada la cual comenzó a sacarle bastante plática a su casi inválida lengua.
- Buenas noches joven – Le dijo la elegante señora que llevaba un peinado bastante elaborado.
- Hola que tal – La saludo estrechándole la mano como gesto de agradecimiento al ser la única de las personas del lugar que le tomo importancia.
- ¿Eres nuevo por aquí verdad?
- Si, a decir verdad un señor me invito por haberle cambiado una pintura, pero lo desconozco.
- El señor Jurio, si estaba bastante entusiasmado con su nueva adquisición, así es él, todo el tiempo esta buscando artistas escondidos entre las esquinas de la ciudad, pero déjeme decirle que le debo felicitar ya que su obra es bastante llamativa.
- Ustedes deben apreciar bastante la buena técnica.
- Si, así es, pero quizás a mi me entretenga mas que a nuestro anfitrión, el siempre esta buscando la manera de obtener beneficios llevando las obras a otras ciudades, es por eso que él se rodea generalmente de gente metida en el ámbito creativo.
- Ósea que esta fiesta la organizo para reunir a todos sus proveedores.
- De cierta manera si, comúnmente hace fiestas de este tipo, sobre todo para seguir alimentando la tradición artística.
- ¿Y usted a que se dedica?
-  Bueno pues últimamente me dedico a manufacturar chamarras, pero hablando en el contexto en el que nos encontramos yo solía hacer algunas actuaciones en las calles de la ciudad.
- Todos tenemos maneras diferentes de expresarnos, yo solo lo hago para encontrar una oscura tranquilidad.
Después de la pequeña platica de presentación, ella lo tomo del brazo sin preguntarle y lo invito ha apreciar su propia pintura que se encontraba a unos cuantos metros de ellos, pasando en medio de todas las personas que bebían vino en el centro de la sala.
La pintura surrealista asemejaba la forma de unos siameses deformados en sus cabezas, ambos peleaban el  uno contra el otro; en su lucha feroz sus manos desgarraban la piel de su otra mitad, mientras en su cara se apreciaba un rostro sumiso en algún retraso mental, por si fuera poco en todas las figuras y contornos se podía apreciar un laberinto que hacia armonía con las pinceladas y tomaba forma según la figura sobre la que se encontrase, era un camino que comenzaba y finalizaba en cada único ojo que mostraba cada siamés. El solo hecho de ver el tamaño de la pintura y la estreches de las líneas del laberinto que recorrían toda la pintura lo hacia ver imposible de resolver, a pesar de que muchos de los invitados se quedaban perplejos durante varios minutos para intentar resolver el enigma de aquella pintura que reunía los colores más siniestros y tan apegados a una cruel realidad.
- Me encanta, no se que le habrá dado por ella nuestro anfitrión – La señora le dijo sin saber que el pintor solo recibió un par de zapatos nuevos.
- Pues me agrada mas saber que la pueden apreciar otras personas con amplio criterio.
- ¿Qué pensó al poner ese enorme laberinto? Digo es entretenido, pero bastante trabajo ¿no cree?
- Bueno a pesar de tener una manía por la complejidad, en realidad la línea que une ambos ojos guarda una figura secreta – Apenas acababa de decir eso cuando apareció Jurio desde sus espaldas.
- Buenas noches señora – Dijo Jurio saludando rápidamente para después dirigirse al extraño invitado -  Veo que se esta despidiendo – Tenia una voz demasiado refinada que rayaba en la exageración.
- A decir verdad estaba cansado de verla en mi casa, no es de tanta importancia como cree – Lo digo tan ligeramente que ni él mismo se lo creyó.
- Bueno eso me gusta del comercio, nos enseña que no hay que apegarnos a las cosas y el intercambio nos permite conocer y probar la variedad.
- Y que tanto a probado – Dijo la señora que estaba atenta a la conversación.
- Pues suena interesante, pero mi afición a la expresión ajena me ha permitido conocer gente con bastante talento y muchos de ellos nos acompañan esta noche, por ejemplo el señor Fonsue Gilardino a dedicado su vida a la exploración paleontóloga en las olvidadas urbes – Las grandes ciudades de la antigüedad habían crecido de una forma descarada de tal manera que se habían vuelto una especie de enjambre de fierro y concreto, la exagerada cantidad de edificios que se edificaron en la antigüedad y los cuales formaban los centros de las ciudadelas habían sido unidos por pequeños puentes y las autopistas cubiertas con domos, de tal manera que la luz penetraba con dificultad hasta la profundidad de las calles, de igual manera a las grandes selvas donde los arboles crean una noche virtual debajo de ellos todo eso causo un severo problema cuando se vino abajo el suministro eléctrico, aunado a la gran contaminación que se vivía en esos lugares, a tal grado que se encontraran montículos de basura en cada esquina, y todo esto a la larga causo el abandono del centro de las grandes ciudades. Las personas emigraron hacia las orillas que continuaron creciendo, o a otras ciudades rurales que crecieron con el nuevo realce productivo social fuera de la esterilidad de esa abominable creación -  No tienen idea de todas las cosas que han quedado en el olvido desde tiempos remotos, inclusive me ha enseñado a usar los computadores, son unos dispositivos fantásticos que pueden hacer cualquier cosa, Fonsue Gilardino explora en el interior de todos esos ordenadores electrónicos para recuperar información de la antigüedad, son tan complejos y completos, no como los de hoy en día que son bastante específicos, a veces pienso que la vida era fantástica en los tiempos de la industrialización.
- Ya lo creo, para los de sangre adinerada será – Dijo la señora que aparentaba haber tomado de mas.
- Bueno en aquellos tiempos había bastantes desigualdades sociales, y siempre las habrá, mientras las personas no busquen y se igualen en sabiduría, aunque eso es difícil de conseguir – Tomo un sorbo de la copa con vino que llevaba en su mano - ¿Gusta un trago? Es un vino excelente – Pregunto hacia al pintor que había perdido el sentido de la conversación con la vista perdida en la nada.
- Lo detesto, discúlpeme, pero el vino no es para mí, prefiero el ponche – El ya había percibido el aroma de las copas que reinaban en la fiesta y le había causado una pequeña sacudida de asco. El viejo pintor inexplicablemente compartía ya ese desagrado, a pesar de que antes no sintiera esa sensación.
- Como quiera de gustos a gustos, como les iba diciendo es bueno que se sigan apreciando este tipo de cosas y que el conocimiento siga extendiéndose para todos aquellos que lo buscan, pero eso es responsabilidad de cada quien – Tomo otro sorbo a su copa e hizo una onomatopeya para exaltar el sabor de esa bebida - Hablando de personalidades esta noche nos acompaña un gran maestro de la escuela de Kerovia, el señor Midelo Angelius, es un gran maestro en la técnica de las matemáticas, me ha sorprendido exageradamente como explica los sucesos físicos con sus números – El otro ser pero desfasado en años que el pintor llevaba dentro de su cabeza trato de agitarse o hacer algo para tratar de preguntar mas sobre ese tema, pero sus intentos fueron en vano, tan imposible como querer aparecer un helado en su mano, tan solo fue un grito ahogado dentro del agua, eso era en lo que él se había convertido dentro de su propio sueño – Continuando con los invitados también esta el señor Mirente Bomes quien me ha enseñado bastante mucho en las artes musicales, inclusive acompañara esta noche a mi futura señora para su muestra de canto.
- ¿Va a cantar Mars Carmina? – Le respondió el joven pintor que había vuelto su atención a la conversación.
- Si en un momento más – Jurio se quedo pensativo un instante – ¿La conoce?
- Ya la había escuchado con anterioridad.
- Excelente, tiene una bella voz, pero en fin, mucha gente nos acompaña hoy y espero que algún día podamos ser todos los de esta ciudad, esta fiesta seria tan grandiosa como la famosísima feria del desarrollo humano.
En ese momento apareció la mujer mas buscada de la fiesta para tomarse del brazo de Jurio, saludando a sus dos huéspedes con una bella sonrisa y diciéndole algo al oído de Jurio que nadie alcanzo a escuchar. Los anfitriones se despidieron por el momento y terminaron la plática.
- No le tomes demasiada importancia a lo que dice, a veces es demasiado engreído, gran mayoría de su circulo social se revuelcan en su orgullo – Le dijo la señora, que aparentaba estar un poco ebria, mientras el joven después de haber visto algo especial que consideraba perdido y aun con la saliva derramándose de su boca solo pensaba en acuchillar a su anfitrión – Además están demasiados obsesionados con las ideas clásicas que detesta toda filosofía, ciencia o artesanía nueva, a pesar de que ellos mismos monopolizan sus técnicas en vez de distribuirlas a los demás – La mujer tomaba vino descontroladamente - La superioridad nunca enseñara su fuente de poder, porque así perderían el sentido de la misma.
- Bueno yo solo me dedico a pintar y crear mi propio arte, sin esperar que me digan cual es el camino a seguir – Dicho esto, se sintió un poco hastiado por la señora que no dejaba de beber, además de que el ponche estaba haciendo su efecto - ¿Sabe donde están los sanitarios?
- Al fondo a la izquierda muchachote – La señora le sonrió con una extraña insinuación.
- Gracias, tengo que resolver un asunto – Ambos rieron mientras el pintor se encamino al sanitario, para mientras pensar sobre si había sido buena idea haber ido hasta aquel al lugar.
Una vez dentro del sanitario procedió a hacer sus necesidades en un orinal metálico que por cierto estaba bastante grande como para permitir desaguar a toda una cantina llena de ebrios al mismo tiempo. Mientras hacia lo suyo un sujeto alto se coloco a su lado para imitarlo, después de unos minutos justo cuando ambos estaban mas relajados el extraño comenzó a hablarle.
- No debería juntarse con la viuda Gurantez, si es que no quiere que se le desmorone en momentos como estos – Sorprendiendo al joven pintor con su comentario seguido de un par de risotadas.
- Soy un hombre casado – Le contesto.
- Descuide los que he conocido también lo eran, no pueden resistir su instinto animal, es lo que rige todo su comportamiento.
- Me lo imagino.
- Se que usted es el ilustre pintor del que Jurio no deja de hablar – Le dijo aquel señor al pintor.
- Creo que esto me esta fastidiando, ese Jurio no conoce nada de mí, mas sin embargo se jacta de mis acciones y me idolatra para ganar un brilloso amigo sacado de la nada.
- Sabe joven, le recomiendo que no se mescle tanto con Jurio o terminara embarrándose de tanto orgullo.
- Descuide no creo encontrar amigos en este lugar, creo que todos mis amigos se quedaron en mi único hogar.
- Que mala suerte, yo esperaba que me ayudara – Le dijo mientras se retiraba del orinal.
- De que esta hablando – El pintor lo siguió, y se retiro también del orinal para poder lavarse las manos.
- Acompáñeme por favor le enseñare algo – Le el hombre mientras ambos se secaban las manos en la toalla. Salieron del sanitario para quedar de frente a otra pintura de la sala, a un lado del resto de los invitados. El perspicaz señor que se presento como Lamberto critico un poco la pintura que tenía enfrente, quizás solo para sentirse mas en confianza – Usted es muy hábil, radical pero hábil, aunque debería de saber que es obligación de cualquier ser humano compartir los nuevos conocimientos. Pues tan solo lo bueno que le brinda la humanidad se le debe regresar, aunque casi siempre se cumple lo contrario.
- Eso es cierto, no aprendí por mi solo, no tuve los mejores maestros, mas sin embargo es algo que la humanidad me compartió.
- Es por eso que usted debe esforzarse en compartir su técnica a los demás, y aprovechándome de eso quería pedirle ayuda.
- ¿En que podría ayudarle?
- Bueno, tengo un hijo, es pequeño todavía y heredo la afición de su madre antes de que muriera.
- El pequeño pinta – El pintor levanto una ceja al preguntar eso.
- Intenta pintar, como le dije cuando era todavía mas pequeño observaba a su madre hacerlo, ahora que ella le hace falta ha encontrado algo especial en aquella actividad, mas sin embargo preferiría que un maestro personal le enseñara en vez de acudir a la escuela publica.
- ¿Quiere que yo le ayude a que su hijo se perfeccione?
- Me gustaría que aprendiera su extraña técnica, lo llevaría a las escuelas pero siguen un modelo muy tradicionalista, tendría que pasar por mucho para poder llegar a tratar con su técnica y quizás para ello usted ya no este aquí, yo quisiera que se especialice y que baya al punto justo desde el comienzo y en ese caso la enseñanza particular es la mejor  – Las personas de la fiesta comenzaron a orillarse dentro de la sala.
- A mi también me agradaría, no hay algo mas honorable que guiar a una persona, aunque honestamente aun no me considero digno.
Estaban adentrados en su conversación que no notaron como los invitados se alejaron del centro para crear un círculo, el pintor y Lamberto volvieron a sincronizarse con la fiesta cuando escucharon una hermosa voz que ilumino aquel recinto.
Mars Carmina recitaba una melodía a los oídos de todos los invitados, mientras otro señor la acompañaba con el violín. Al escuchar nuevamente la bella voz de la jovenzuela se quedo paralizado para no perderse un instante de aquel recital, solo para hundirse dentro de la opresión de alguno de sus nervios corporales que trataba de revelarse desde las lejanías de su pierna hasta su cuello, y así se quedo quieto para sumirse dentro de si mismo, embriagándose de melancolía con cada uno de sus tonos, hasta que termino de cantar y ella se retiro de nuevo.
Después de eso el pintor estaba de regreso en las calles iluminadas por la luna y resguardadas por las estatuas del vecindario, el pintor caminaba sumido en  una niebla de depresión, sus recuerdos lo atormentaban y sus fantasmas lo perseguían, su paso era zigzagueante y adentrado en sus sentimientos perdía el sentido del camino topando con las paredes, hasta que resbalo y callo en una de las escaleras del lugar muy cerca de su casa, justo en el barandal que estaba junto a la orilla del lago.
Allí perdió el control de si mismo y comenzó a patear al barandal lleno de ira contra las circunstancias y contra el mismo, pateo hasta que se canso y se recargo en él contrayendo todo su cuerpo.
Después de un tiempo allí tirado desde las sombras apareció Juriana su esposa, ella se acerco a él y lo ayudo a levantarse, después de reconfortarlo con su calor ambos regresaron a casa. De la misma manera como lo recogió Juriana cuando había aparecido en su vida hace unos añas atrás, antes de que encontrara inspiración alguna, cuando la mugre recorría todo su cuerpo y el alcohol era su alimento. Ella lo encontró tirado en un callejón ahogado en su propio vomito y desde entonces se a dedicado a cuidarlo y amarlo, ella ha sido su única compañía por largos años mientras que con su apoyo logro superar los tormentos que lo oprimían y pudo inspirarse para pintar sus reflexiones.
Durante varios años, ella fue su único contacto con el mundo exterior, ni siquiera conversaba con sus compañeros de las granjas, vivía sumiso en una burbuja paralela junto con ella dentro de su hogar. Así siempre que el pintor llegaba de trabajar ella tenia listo siempre su exquisito y favorito platillo, que no mostraba nutrirlo bien, pero así platicaban horas y horas, para después encerrarse en su cuarto a dedicarse a sus pinturas. A pesar de llevar ya tanto tiempo juntos, el pintor jamás la había hecho suya, era demasiado inocente para él, por lo que solía desgastarse con las mujerzuelas del lugar. Ahora cuando logro alcanzar la serenidad el pintor la estimaba ya bastante y se sentía culpable al sentir como sus fermentadas emociones brotaban como demonios al mundo exterior después de años de enclaustramiento, así descanso esa noche junto a su calor protector en la soledad en la que él se había escondido.
Al día siguiente fue a ver a Lamberto, el cual vivía en la misma calle donde había sido la fiesta de la noche anterior. Lo encontró esperando en una banca metálica, se saludaron y Lamberto lo condujo hasta su hogar.
El pintor lo siguió a través de la calle hasta que la misma se expandió para formar una privada con un gran patio en medio, el patio era enorme y todo estaba construido con ladrillo tanto el primero como el segundo piso, ambos estaban llenos de puertas en sus orillas. Subieron por unas escaleras para llegar al segundo piso del patio, donde inmediatamente después se encontraba la casa del señor.
La casa era una muy pequeña residencia, la cual carecía de muchas cosas, como si hubiera sido una especie de cuarto de servicio o bodega antes de que se usara como casa, pudo apreciar un desfile de pinturas bastantes sencillas y fuera de perspectiva. Lamberto tenia poco de mudarse al lugar y todo el día se dedicaba al servicio al que se dedicaba por lo que su hijo se quedaba solo en casa, él le conto que su hijo se entretenía pintando en su ausencia, a eso se debía que la casa estuviera llena de cuadros por todas partes. El chico a pesar de ser pequeño mostraba gran interés por aquel concepto e inclusive había perfeccionado la técnica a su bruto modo.
Caminando entre la casa conoció  al pequeño, que leía un libro sentado sobre un sillón, el chico era bastante tímido y obediente pero aun así se presento con bastante educación, su nombre era Ramberto. Su padre Lamberto le presento al nuevo maestro, con lo que el chico sonrió, después de mirar eso el pintor e instructor en el arte de los colores no pudo esconder su sonrisa, al final de cuentas era un honor para el tener la oportunidad de trasmitir sus conocimientos, el señor Lamberto le dijo al pintor que no se preocupara por asistir a las granjas, pues ganaría mas alimento de su parte por lo que podía dedicarse a sus pinturas y a la par instruir a su hijo. Terminado con aquella rápida presentación el pintor se despidió y dijo que volvería al día siguiente para comenzar con su nueva labor.
Los días subsecuentes fueron bastante mejores para el animo decaído del pintor, el iba todas las tardes a enseñar al chico a pintar, lo entretenía bastante, era como si el mismo pintara a través de otras manos. Lamberto salía todos los días muy temprano para dedicarse a los suyo, para cuando el pintor llegaba ya estaba la comida servida sobre la mesa. El chico lo escuchaba con mucha atención y trataba de imitar en todo lo que podía la mayoría de los trazos de su maestro, durante aquellos días que se tornaron meses el joven vio al chico como al hijo que nunca tuvo y se sintió como el padre que nunca tuvo, a tal grado que se quedaba con el hasta tarde después de las clases para jugar en el patio, algunos días lo llevaba a conocer los museos y otros días le contaba algunas historias fantásticas que se sacaba de la manga y por las noches ellos preparaban la cena juntos, con toda la comida que el padre guardaba en la alacena. Platicaban y jugaban en el patio hasta que el padre llegaba de su servicio, y sobre todo le enseño a convivir con sus vecinos contemporáneos. Pues cabía mencionar que Ramberto era bastante tímido y se incorporaba difícilmente a un ámbito social e irónicamente el pintor le enseño como convivir con las personas aunque él mismo nunca  lo hubiera puesto en practica. El chico solo deseaba que alguien jugara con él, pero su padre tenia una responsabilidad con la asamblea por lo cual siempre estaba bastante ocupado, mas sin embargo el padre se tomaba su tiempo de enseñarle lo que sabía, mostrarle el mundo y jugar con el cuando podía, el padre no era esclavo se su hijo pues vivía en un mundo donde no tenia que luchar por su vida, ni el hijo era prisionero del padre pues existía tanta igualdad y posibilidad que lo hacían independiente a muy temprana edad sin necesidad de vivir una vida humillante.
Durante los meses que el pintor estuvo dando clases para el chico le llego a tomar un gran afecto. Cuando llego el cumpleaños del pequeño el pintor le obsequio su preciada mascota al pequeño, el ave se llamaba Reyna y era bastante extraña y el chico la cuido en su casa ya que ahora el pintor no disponía de tiempo para atender las necesidades del animal.
Además durante el tiempo que dio clases al chico, había aprovechado todas las oportunidades para hablar con Mars Carmina, que vivía por aquel lugar, ella salía muy continuamente a traer cosas del mercado por lo que el pintor aprovechaba la vista desde las alturas a través de la ventana para abordarla. Ella era muy conversadora aunque mas sobre temas bastante banales y sin sentido, y el no podía encontrar algún momento o situación fuera de esos encuentros ocasionales que le dieran la oportunidad de ganar la confianza que le gustaría tener, él solo era visto como un vecino más dentro de aquella calle, el clima había evaporado todas las circunstancias que los unieron y el tiempo disemino la amistad que antes existía, el fuerte choque de emociones que había tenido la primera vez que volvió a verla había disminuido y se había sumido en el pantano de la irrealidad.
Había dejado de ir a cargar cajas de cajas de alimento en las granjas, o cuidar a los pollos en los graneros, también dejo de trabajar en los hornos de pan e inclusive tampoco iba  a pisar uvas para el vino, pues encontraba suficiente para vivir en la casa de Lamberto y además podía dedicarse de tiempo completo a la pintura. En ocasiones el pintor salía muy temprano de su casa y regresaba muy tarde, pasaba la mayoría del tiempo con el chico y aunque había descuidado bastante de su esposa ella siempre lo siguió consintiendo con su comida favorita cada vez que llegaba de fuera.
El esposo de Mars Carmina lo despertó con unas cachetadas de aquel sueño para regresarlo de de vuelta en su realidad futura. Todos los miembros de aquella familia estaban esperando a que el pintor volviera en si, para que Mars Carmina pudiera partir. El pintor se incorporo inmediatamente, los chicos se despidan con besos de su madre y ella le dio un beso a su esposo advirtiéndole que volvería lo más rápido posible cuando todo ese embrollo se solucionara, aquel hombre se reservo a abrir la puerta para que salieran y les deseó mucha suerte con lo del juicio de su amigo.
En menos de lo que el creía estaba en las calles, solo con aquella mujer y encaminándose hacia la estación ferroviaria donde tomarían el tren de carga para atravesar la sierra por lo que debían estar allí lo más temprano posible para asegurar un lugar. ¿Podría tener ahora el pintor la oportunidad que al parecer no tuvo anteriormente? Se sentía medio incomodo con ella después de haber tenido esa retrospectiva de su propio sentir, no tenia idea de que decir. Las calles eran acaloradas y transitadas, mucha gente cargaba cajas llenas de pescados y mariscos debido a eso se sentía el ambiente marino típico de las costas.
- Cuando yo vine a vivir hacia este lugar Forlonia estaba saliendo de su auge – Le dijo la mujer tratando de romper el hielo - Tiempo atrás Forlonia pasó por un periodo donde el comercio de pescado enlatado hizo crecer a la ciudad descontroladamente e inclusive por lo que yo supe, estaban tan seguros de su potencial que tenían pensado independizarse de la asamblea de la ciudad e instaurar un nuevo régimen, pero todo eso acabo repentina y misteriosamente, las cosas han cambiado bastante desde entonces, todo es mas tranquilo – El pintor recordó su ultima pesadilla, no podía creer que tal vez esa situación estuviera tan relacionada con el bienestar de Forlonia.
- No quisiera ni imaginarme que hubiera pasado si esa forma de producción hubiera cautivado a toda la ciudad – Le dijo el pintor pensando en la fabrica de sus sueños.
- ¿Una forma de producción? Yo no tenia la mas mínima idea de donde es que provenía toda esa mercancía – El pintor prefirió callar lo de sus sueños, no quería entrar en discusiones fundamentadas en columnas de polvo.
- Digo, que quien sabe que rumbo hubiera tomado la ciudad lejos de los sabios de la asamblea y a manos de desconocidos – Contesto componiendo muy bien sus palabras.
- Eso es muy cierto – Se acercaron a una estación de ferrocarril llena de cajas, redes y un sin fin de mercancía lista para transportarse, mas adentro las personas subían todo eso a los vagones del tren el cual era el mismo en el cual el pintor había llegado hasta la costa, en una gran carpa la gente esperaba a que el tren comenzara su marcha – Hemos llegado, tan solo hay que esperar a que el tren comience su marcha, aunque no creo que tarde mucho – Dijo Mars Carmina.
- Solo nos queda esperar.
- ¿Cómo encontraste al pobre Fletonio? ¿Estaba bien?
- Pues se veía muy demacrado, pero no tengo idea de cómo la este pasando.
- Debemos encontrar la forma de salvarlo, después de todo no existe persona mas justa que él.
- Ni siquiera le conozco pero siento gran amistad por ese despiadado asesino.
- Fletonio no es ningún asesino, al menos eso quisiera creer, el debe ser inocente – Una chicharra sonó desde la locomotora, el tren estaba listo para partir, causando que todos los individuos se formaron en fila para subir a los vagones de los pasajeros, Mars Carmina y el pintor los siguieron por lo que en pocos minutos se encontraban dentro del rustico tren descansando en sillas contrapuestas a un lado de una ventana, no dudaban en tener un cómodo viaje. El tren tenía la apariencia de aquellos antiguos trenes soviéticos, las sillas tenían un cojín en las sentaderas pero todo lo demás estaba constituido de madera carcomida. Cuando todas las personas terminaron de subir y llenar los asientos el pintor trato nuevamente de buscar algún ancla que le ayudara a soñar intensamente.
- ¿Qué hay de tu y yo? ¿Existió algo especial?
- Tal vez si, tal vez no, lo que te puedo decir es que el ser tan atrevido no era ninguna de tus cualidades – Mars Carmina se sobresalto con esa inesperada pregunta.
- Disculpe no era mi intención ofender – El pintor trataba de disimular que sabia algo sobre los dos, pues prefería que ella le dijera la verdad y no confiar tanto en esos recuerdos que cada vez le arrojaban nuevas emociones - Pero se me hizo tan extraño el tenerla que buscar, además debe comprender que no conozco a nadie de mi vida pasada, era un pregunta obligada – El tren comenzó a moverse progresivamente comenzando con un empujoncito.
- Creo que yo tenía mejores cosas que preguntar cuando lo encontrara, pero al ver la situación parece que no valen la pena, preferiría pasar buen rato como solíamos hacerlo, por eso traje un ajedrez para entretenernos en el camino, si es que gusta – La mujer saco un tablero de madera de su bolso para mostrárselo.
- El otro día vi uno muy elegante en el mercado y me dieron bastantes ganas de llevármelo a mi casa, mas sin embargo me resistí al desconocer dicho juego preferiría aprender mas cosas sobre mí que de las cosas que nos rodean.
- Todo mundo conoce el juego, además al aprender sobre lo que te rodea aprenderás sobre ti, pero tiene mucha razón quizás halla perdido otras cosas mas halla de sus recuerdos – La mujer guardo el tablero de vuelta en su bolso – Que lastima, la ultima vez que jugué con usted fue muy diferente.
- La última vez quizás no se trataba de mí – Un disturbio en el camino les causo una minúscula sacudida.
- Muy buen punto, si es verdad que olvidaste por completo, quizás sea mejor dejarlo así, quizás la otra persona que vivió antes en tu cuerpo tal vez no podría agradarte, muchos quisiéramos tener ese don de comenzar de nuevo, pero por ahora tenemos que encontrar la manera de salvar a Fletonio por lo que no te escaparas de enfrentar a tu pasado.
- Eso me emociona bastante, desde que desperté jamás había sentido lo que significaba tener algún recuerdo, estoy tan sediento de conocer quien es que era yo, tanto que quisiera que usted pudiera ayudarme – El pintor volteo a la ventana para ver el paisaje pero instantes después todo oscureció y Mars Carmina grito asustada, solo para ser reprendida con una burla por los demás pasajeros
- Tenia años que no me subía al tren, que tonta, no recordaba lo del túnel – Todo estaba muy oscuro, y aunque estaban cara frente a cara no podían distinguir sus facciones, no podrían moverse de su lugar hasta atravesar la sierra – Discúlpeme por lo que le voy a decir, pero yo no estoy interesada en que recuerde algo, yo desearía que se quedara así, solo hago esto para salvar a Fletonio y si tiene que recordar algo, que sea referente a él.
- Es increíble, viaje hasta Forlonia en balde – Se escucho que el pintor golpeo la madera - Mas vale la pena que ese engreído de Jurio tenga mas ganas de cooperar que usted – Lo dijo bastante molesto, pero Mars Carmina se inquieto al escuchar como se había referido de Jurio.
- ¿Estas seguro de que no puedes recordar nada? ¿Cómo estuvo eso de que perdiste tu memoria? ¿Qué fue lo que te dijeron los doctores?
- Pues se supone que mi corteza cerebral recibió un daño en su cobertura, eso fue lo que causo mi amnesia, más sin embargo me dijeron que seria capaz de recordar mi vida si encontraba el vínculo que me ayudara a recordar, y eso fue lo que le comente a Fletonio, el solo me pudo sugerir que viniera hasta aquí para buscarla, espero que no se halla equivocado – El tren no era muy rápido por lo que tardaba algunas horas en cruzar la sierra.
- Sera mejor que descanse le hará bien – Mars Carmina se acurruco en su silla.
- Si quizás mis sueños me traigan algo que usted me quiera ocultar – El también se acurruco, para dormir. La oscuridad del túnel le facilito el descanso y no tardo mucho en dejar esa dimensión, estaba seguro que encontraría algo dentro de su ser, algo mas colorido y agradable a lo que veían ahora sus ojos.
Todo comenzó borroso pero fue tomando forma hasta que el pintor vio que se encontraba frente a la explanada de la ciudad, donde se celebraba la feria del desarrollo humano, que era la máxima celebración del año y marcaba la pauta entre el viejo y nuevo mundo. Fue iniciada por los insaciables alumnos de todas las escuelas que surgieron con la instauración de las asambleas, las cuales crearon educación verdaderamente libre para todos los habitantes, instituciones variadas y especializadas,  pues toda educación era totalmente exenta de precio alguno en el mundo moderno, debido a que se consideraba la más grande cualidad como personas, la oportunidad de crecer, entretenerse, tranquilizarse y retarse a si mismos. La educación dejo de verse como una forma para obtener trabajo, una manera de escalar peldaños dentro de la pirámide social, algún requisito para merecer una vida digna, como una insana competencia por vivir mejor y en el peor de los casos una especie de filtro intelectual; debido a que la educación no se requería para que cada persona pudiera sobrevivir ya que las gigantescas granjas comunales habían solucionado ese error, pues el trabajo equitativo era un derecho humano y no algo que se debiera merecer gracias a un mejor posicionamiento económico. Privar a cualquier persona del alimento mental desde aprender a leer y escribir hasta las ciencias más modernas y abstractas era la forma más contundente de atentar contra el crecimiento humano, enseñar era de la actividad más noble dentro de la perspectiva social y aprender cosas nuevas era la forma más madura de enfrentar el tedio cotidiano. Toda esa vibra era reflejada en esa hermosa exposición que los primeros alumnos fueron capaces de organizar, libres de tontas calificaciones y deseosos de aprendizaje, donde todos trabajaban en alguna creación sobre lo que aprendían. Las personas traían al mundo real alguna cosa que se escondía dentro de su imaginación por medio de todas las cosas que aprendían para ofrecerla sin cambio alguno al público en general. Esta fiesta conmemoraba el fin de la esclavización humana frente al mundo industrializado, pero con la gran satisfacción de haber conservado los conocimientos sobre diversas materias previamente investigadas, las cuales solo pudieron avanzar a costa de esa desigual forma de vida. Ya había pasado mucho tiempo desde entonces y la fiesta creció, llenando la ciudad con generaciones de personas con múltiples conocimientos ya que la tradición de crear cosas se quedo entre toda la gente causando que la mayoría del pueblo desde ancianos hasta niños trabajaran y mostraran todas las maravillas que llevaban dentro de sus almas para regalarlas a los demás.
Lo ojos maduros del artista podían ver como cientos de personas paseaban por los anaqueles que se colocaban en la plaza, donde todos exponían sus obras, colocando en ellas una hoja donde se podían leer dos cosas, información del autor e información sobre la creación, así todos podían conocer personas que les interesaran y comprender un poco más lo que se mostraba frente a sus ojos. Todos podían pasear por la ciudad y apreciar las variantes de la creatividad humana, y si alguna obra no había sido solicitada por alguien cualquiera se podía registrar para que cuando terminara el día perteneciera a él y así toda la diversidad cultural fluyera por caminos distintos. Además de que antes de eso los más reconocidos maestros de diferentes escuelas otorgaban varios premios a los más destacados trabajos, un premio que solo valía en más reconocimiento del autor, por lo que todo mundo se esmeraba en perfeccionar su técnica para algún día poder llegar a ser grandes maestros gracias al reconocimiento de su esfuerzo.
En ese lugar se encontraba absolutamente de todo, desde partituras de melodías, bordados sobre sillones, experimentos químico biológicos, platillos extravagantes, etcétera. Era un verdadero espectáculo por lo que nadie en la ciudad osaba perderse algo esa tarde. Ni siquiera el pintor, quien había llevado un cuadro para exponerlo ese día, hubiera preferido llevar el cuadro de los gemelos que él deseaba haber podido conservar, lastima que aquel día hubiera aparecido Mars Carmina con su novio para embobarlo y verse obligado a cambiar su preciosa y única obra.
La pintura que llevaba el pintor no era de él, era una imagen que el había plasmado a través de otras manos, era de su último alumno Ramberto quien se fue a estudiar a la gran escuela de la asamblea debido al fallecimiento de su padre. Lamberto trabajaba secretamente para la asamblea y él era uno de los apreciados detectives de la ciudad el cual se encargaban de detectar el florecimiento del mal y avisar a la seguridad conformada por jóvenes en servicio, era el segundo oficio más noble de la población, proteger a los demás. La asamblea era una transparente organización, la conclave estaba reunida por las personas mas reconocidas de la ciudad tanto física, emocional e intelectualmente, ninguno de ellos contaba con poder absoluto en la ciudad, y ellos solo se dedicaban a proponer ideas, escuchar proposiciones de los habitantes, analizar su viabilidad y votar por si se llevaba a cabo o no, una vez hecho esto, ellos presentaban su plan estratégico a los habitantes quienes podían vetar o no algunos puntos de él. De acuerdo a la nueva filosofía política era muy claro que no debían existir personas con poder solamente ideas con poder.
Esta desinteresada organización había llevado las energías productivas de la sociedad a altos niveles, suficientes para producir el doble de alimento para mantener a la ciudad, gracias a ello podía existir el resto de la transacción mercantil, además de que se encargaban de organizar la educación, seguridad y salud de la población, y para ello todos los habitantes debían prestar tres años de servicio a su comunidad, uno para cada uno de ellos en diferentes etapas de su vida. Claro que mientras los habitantes prestaban su servicio serian recompensados con alimento que la asamblea recaudaba de las gigantescas granjas comunales que gracias al esfuerzo de la población activa rendía frutos de sobra. Como toda su estructura se basaba en producción de variado sustento desde legumbres hasta quesos, no podía existir el acumulamiento del mismo ni la desmedida ambición, cualquier posible ventaja material estaba restringida a lo que su cuerpo necesitaba, impidiendo embrutecer la ambición de los imperfectos humanos.
El pintor se llevo una sorpresa muy peculiar al pasear por la feria, su viejo amigo Fletonio estaba en el lugar y platicaba con uno de los jueces de la fiesta, los maestros acababan de entregar un par de premios a dos jóvenes que al parecer eran alumnos de Fletonio.
El pintor se acerco para saludar a su amigo y platicar después de tanto tiempo sin verse, pues no habían tenido contacto desde que el pintor dejo Cobaro. Mientras conversaban apareció Jurio arrastrando a todas las demás personas con las que siempre solía andar.
- Pero si es nuestro amigo el desaparecido pintor – Jurio hablaba en son de broma.
- Esperaba encontrarlos por aquí – Les dijo el pintor.
- Pero yo no a usted amigo, ¿Nunca sale de su encierro verdad? Hemos hecho cientos de reuniones desde que usted fue a la última, mas sin embargo no lo he visto por allí. ¿No será que quiere apartarse de nosotros?
- Había estado bastante ocupado.
- ¿Eso significa que ya no lo estará?
- Pues eso es algo que lo decidirá el infinito.
- Ojala que el infinito haga que lo veamos pronto en alguna de las reuniones, pero lo que más me impacta es que conozca al señor Fletonio.
- Somos buenos amigos desde la infancia – Respondió Fletonio.
- Increíble quien podría imaginar que un par de genios estuvieran tan ligados, es bastante interesante – Jurio se rasco la barbilla dejando un silencio embarazoso.
- Muéstranos tus inventos Fletonio – Dijo el pintor emocionadamente.
Fletonio accedió mostrando un par de pantallas en las que se podían apreciar imagines virtuales. El había traído a la vida gran cantidad de computadores, y enseñaba como programarlas a sus alumnos, ellos se explayaban con el teclado para después llevar su trabajo al mundo físico, y con ayuda de baterías recargables de biodiesel, vomitaban por un televisor gran cantidad de imágenes. Uno de ellos había generado una detallada animación lo cual era algo que difícilmente se veía por esos rumbos, y el otro se había esmerado en diseñar un austero pero interesante videojuego, existían muchas novelas virtuales de la era antigua pero pocos se aventuraban a diseñar nuevas historias en el mundo alterno de la realidad virtual. La adaptación electrónica y el sistema de energía habían corrido por parte de su increíble maestro, que había generado sistemas encapsulados y recargables hasta con residuos de comida, logrando traer a la vida viejas creaciones que fueron diseñadas para depender de un sistema. Los grandes maestros estaban sorprendidos, pero sobre todo debido a que los chicos provenían del barrio de Cobaro, una localidad que hasta hace un par de años estaba comenzando a abandonar sus raíces primitivas.
Gente como Fletonio se había ganado la confianza y respeto de la gente de aquel lugar, y en base a ello formo una escuela para enseñar sus conocimientos a los jóvenes sin oficio que abundaban por todo el barrio, los cuales se vieron intrigados por la magia del físico, así el interés fue creciendo y ahora era una escuela consolidada en aquella localidad, lo que promovió la instauración de más escuelas en dicha zona. Pues el interés del aprendizaje por parte de los que allí habitaban comenzó a florecer, poco a poco el aspecto de Cobaro iba cambiando y se esperaba que algún día estuviera en comunión con el resto de la culta ciudad. Como reseña se debe saber que la gente de la ciudad llamaba magias a las ciencias mas perfectas que la civilización había creado, no por el hecho de desconocer su funcionalidad, si no por que eran tan maravillosas que prácticamente se podía pensar que eran un deseo hecho realidad o una herramienta que no conocía los limites de la realidad.
- Simplemente es una verdadera belleza – Dijo uno de los amigos de Jurio, rascándose la cabeza como simio.
- Creada desde el mismo corazón de Cobaro, es increíble – Decía Jurio bastante sorprendido.
- Si quizás muy pronto habrá más personas involucradas duramente en esto y cuando eso pase seremos capaces de llevar a cabo verdaderas orquestas tecnológicas para llevar nuestras alucinaciones a las puntas de sus dedos – dijo Fletonio.
- Eso es muy impresionante – Dijo el pintor – Es increíble lo que has hecho durante todo este tiempo, siempre dijiste que preferías ver la tecnología como un complejo arte que como un objeto mercantil.
- Es magnifico que halla hecho entender a los cabezas duras de Cobaro, eso es lo mas apantallante – Dijo Jurio, claro que para él su mundo cultural estaba restringido bajo los muros clásicos, por lo que no comprendía la belleza detrás de esos infantiles inventos y solo podía ver el esfuerzo en los chicos de Cobaro.
- Es tan cobarde que nadie se les halla acercado antes – Les contesto Fletonio – Anteriormente la vida era realmente difícil, pero poco a poco la luz se fue filtrando dentro de las vidas de cada uno de los que allí habitan, falta mucho por hacer pero es importante que los frutos del esfuerzo académico maduren y echen más semilla, de otra manera será complicado iluminar kilómetros y kilómetros de espeso bosque con solo una pequeña luz. Además de que no solo basta con alguna materia para asegurar un correcto desarrollo humano, las personas deben profundizar en distintas índoles para que su mente se fortalezca y solo crezca deformemente de alguna parte y dejando al pequeño resto incapacitado. Es allí donde debemos unirnos muchos de los sabios y maestros de la ciudad para enfrentar la maldad con la cara de frente y mejorar nuestra sociedad, debemos aprovechar esta conmemoración para recordar todo eso.
- Tienes mucha razón, siempre pueden haber muy buenas ideas, pero llevadas a la práctica pueden resultar inaccesibles. ¿Quién asegura que las personas de Cobaro deseen aprender sobre la humanidad a la que pertenecen? Es cierto que personas como usted hacen bastante bien, pero en su ejemplo fue debido a que usted creció y convivió con ellos, personas como nosotros ¿Como enfrentaríamos el problema? No podemos ir a predicar con los leones así nada mas esperando que nos escuchen, no es que este en contra de su causa pero esos cambios se dan progresivamente y solo puede surgir desde allí mismo – Tomo un respiro - La humanidad evoluciono progresivamente, lo importante en este caso es que exista crecimiento y encapsulamiento del mal para que no se disperse como un cáncer, y que las personas no olviden fomentar en sus hijos la verdadera educación.
- En parte le doy la razón. Pero si deseamos que nuestra sociedad progrese es menester de cada uno, del que tenga consciencia del mal, crecer y hacer crecer a los que lo rodean, en caso contrario no comprende la situación o también es parte del problema.
- Es muy idealista señor Fletonio, es una suerte para usted haber nacido en esta época donde la sociedad esta muy abierta al dialogo. Si usted hubiera nacido en tiempos antiguos todos sus míseros sueños se hubieran podrido dentro de usted hasta intoxicarle la cabeza, nadie tendría tiempo, necesidad, actitud ni capacidad para oírlo y entenderlo.
Mientras Jurio y Fletonio conversaban. Uno de los amigos de Jurio distrajo al pintor quien seguía el hilo de la conversación. Aquel señor se había enterado del fallecimiento de Lamberto, y sabía también que el pintor enseño a su hijo y que ahora estaba desocupado, por lo que le propuso un trato, el deseaba iluminar algunas paredes de su casa con algunos pintorescos murales, por lo que no deseaba perder la oportunidad y preguntar si el más extravagante pintor que conocía accedería ahora que tenia tiempo libre. En cambio él le daría mucho suministro de pintura que había traído del extranjero con ese propósito, lo que le daría materia prima al artista de por vida, pues muchas veces obtener colores en grandes cantidades no era cosa fácil, muchos la fabricaban por métodos tradicionales y por ende solo se obtenía la que se iba utilizando, por lo que era una gran oportunidad para el pintor, una oportunidad que por un momento le hizo sentir la sombría ambición.
Realizar imágenes era lo más profundo que había encontrado en su vida, era como su religión, era una actividad sintonizada con la personalidad del ser que llevaba dentro de él, por lo que no había otra cosa más importante en esos momentos. Cualquier posibilidad que le promoviera dicha actividad la aceptaría con toda seguridad, además de que se había entretenido bastante últimamente con su alumno, por lo que había dejado atrás la experimentación y mejora de su técnica, era mas que obvio suponer que el aceptaría la oportunidad sobre todo le era agradable ver como su trabajo gustaba a otras personas.
La platica término cuando sonaron las campanas que daban fin a la celebración, por lo que todo mundo procedió a retirarse llevándose sus regalos, la elección era todo un juego, donde se debía de tener suerte para toparse rápidamente con algo que los convenciera del todo. Muchos madrugaban y escogían tempranamente, pero después iban llegando más artículos con el paso del día por lo que ya no se podían retractar, otros no escogían por esperar a ver todos los artículos, pero en ocasiones les podían ganar lo previamente querido. Cuando sonaba la campana todos los que se habían registrado recogían su elección, si por algo, una cosa no era elegida se regresaba a sus dueños para que ellos las regalaran a quien desearan, las conservaran o quizás mejorarlas. Pues a veces eran tantos artículos que no todos eran solicitados, además de que muchos eran diseñados por amateurs, pero pese a esto las vibras en aquella temporada eran muy positivas por lo que nadie perdía la oportunidad de hacerse de un artículo que les recordara el año y que luego podrían comerciar. Cuando atardeció, el pintor, Fletonio, Jurio y compañía abandonaron la explanada atrapados en los ríos de gente, agradeciendo la posibilidad que tenían de vivir una vez más el espectáculo.
La luz en su cara despertó al pintor, regresándolo al tren en el que viajaba. El paisaje era bastante agradable, podía observar los campos de la sierra, por lo que los matorrales y piedras hacían muy buen juego con el intenso sol de esas horas, pero noto que el tren estaba inmóvil. Habían atravesado el primer túnel del camino, el otro túnel los dejaría en medio de la colonia Surinberg, pero por lo visto algo había detenido el camino del tren en medio de estos dos túneles, justo en medio de la sierra. Mars Carmina estaba despierta y con una mirada de melancolía observaba la sierra por la ventana.
- Algo detuvo el avance del tren – Le dijo la mujer al pintor, ella también estaba medio somnolienta después de la siesta, por lo que estaba tan cómoda que no deseaba bajarse a ver que es lo que había sucedido, justo como lo hicieron la mayoría de los pasajeros.
El pintor se levanto y camino por el pasillo del tren, observando a otros pasajeros que habían decidido esperar a que todo se solucionara para continuar con el trayecto, el pintor continuo por el vagón y  llego a la salida del tren, y de un brinco se poso sobre la tierra de esa sierra. Estaba llena de nopales, magueyes, matorrales y todo arbusto típico de un lugar montañoso, pese a que esos grandes árboles alcanzaban a esconderse dentro de la niebla del lugar precisamente uno de ellos había caído sobre las vías del tren entorpeciendo el pasaje.
Camino por un lado del tren pasando por varios vagones, brincando entre las rocas y esquivando las espinas, así llego hasta el final de esa increíble maquinaria. La locomotora era impresionante y todavía emitía gases y calor desde su interior, podía observar a mucha gente que estaba alrededor tratando de levantar el árbol que había caído sobre la vía. Usaban grandes troncos como palanca para intentar moverlo, había tantos esmerándose en eso que el pintor no encontró lugar alguno donde incorporarse para ayudar a esa labor. Por lo que decidió caminar un poco para observar la colina, mucha gente había salido también a caminar y relajar las piernas. Estaban ya a elevada altura por lo que podía sentir el frio en su piel, la niebla rondaba por todos lados pero aun así alcanzo a ver un gran peñasco cerca de un barranco desde el cual podía observarse la inmensidad de Forlonia humillada por el imponente mar azul, allí se quedo observando el paisaje mientras el viento le masajeaba la cara. Cerro los ojos y por un instante se sintió como si estuviera en aquel puente al que solía ir a pensar, donde trataba de extraer sus memorias al igual que como un mago saca conejos del gorro. Claro que ahora el panorama había cambiado, ya no era el mismo y creía que tal vez estaba destinado a convertirse en algo que su yo actual nunca eligió. La curiosidad y el deseo de salvar a Fletonio le arrastraban entre un místico rio. Sobre todo estaba sorprendido por la clase de persona que él fue, una persona atormentada y reprimida, más no frustrada, su talento revelaba que a pesar del dolor que cargaba en sus nervios había conseguido lo que él quería, pintar al máximo, pero pese a eso no comprendía porque cargaba con aquella tormenta dentro de su cabeza, se sentía extraño, débil y asfixiado, pero consiente de su capacidad, como un pájaro debajo del agua; el no fue hecho para ese mundo, algo dentro de él no estaba bien. Sentía vergüenza por su antiguo ser, pues a pesar de ser alguien tan talentoso no era capas de soltar el estandarte del sufrimiento y sobre todo esa obsesión por Mars Carmina, sin lugar a dudas pudo haber pasado situaciones bastante penosas ante esa chica, quizás por eso ella trataba de mantener distantes sus memorias. Pero pese a esas contrariedades, sabia que todavía había bastantes buenas cosas que encontrar en su subconsciente.
- Me pregunto que hubiera pasado si no hubiera venido a Forlonia, quizás mi vida hubiera sido muy diferente – Le dijo Mars Carmina que había aparecido desde atrás, quien había dejado el estático tren para caminar también, pero alcanzo a ver al pintor sobre la roca.
- ¿Y que fue lo que te hizo cambiar de residencia?
- Tonterías que me orillaron omnipotentemente sin ser capaz de oponer resistencia, pero que estaban implicadas dentro de mis decisiones. Nunca se puede estar segura de algo, lo que elegimos nunca es lo que la vida realmente nos dará.
- ¿Te arrepientes por ello? – Le contesto el pintor.
- No me arrepiento, soy feliz allí, aunque extraño algunas cosas todavía. Pero viendo las circunstancias, con Fletonio en la cárcel y contigo borrado de la existencia, creo que tuve bastante suerte, la treta que me jugo la vida me trajo bastante tranquilidad alejándome de todo lo que me unía a Prospectia, quizás fue un obsequio que alguien me otorgo.
- ¿Qué tiene que ver Prospectia?
- Pues tiene que ver en todo, pasamos parte importante de nuestra niñez allí, y lo que vivimos en ella termina definiendo nuestro comportamiento por el resto de la vida. Cuando uno es pequeño carece hasta cierto punto de libertad, quizás porque estemos mas cerca de la bestia que del hombre, pero es irónico que la niñez rija subconscientemente nuestra existencia.
- Pues por suerte nada rige mi vida, pero busco ese algo que me dirija a algún lugar – Algo había despertado en el fondo del pintor, un sentimiento había estremecido sus nervios cuando miraba a esa mujer. Se preguntaba que era lo que podía significar, no lo comprendía, por eso lo ignoro. Todos sus sentimientos estaban del lado de Carondelia, esa felicidad la tenia en la palma de su mano, no necesitaba cambiar eso.
- ¿Sabes como fue que nos conocimos?
- ¿Estudiábamos juntos no?
- Si, pero no nos conocíamos en ese entonces – La chicharra de la locomotora les aviso que debían subir de vuelta – Sera mejor que vayamos o nos dejaran solos aquí en la sierra, cosa por la cual no quiero volver a pasar.
Regresaron de vuelta por las musgosas rocas hacia el tren, donde todos estaban listos para partir, regresaron hasta sus asientos, solo para que el tren comenzara su marcha.
- Si que esta separada Forlonia de la ciudad, más que el resto de las colonias – Dijo Mars Carmina desde la comodidad de su asiento.
- Me ibas a decir como fue que nos conocimos – Se le escapo una sonrisa a Mars Carmina, al ver que era muy difícil evadir al pintor.
- Pues fue durante las reuniones que hacia Jurio, generalmente tu no accedías a asistir, pero cuando Fletonio se unió al grupo tu le hiciste segunda. Debido a eso tuve la oportunidad de saber quien eras en realidad – Ella suspiro.
- ¿Te agradaba mi antiguo yo?
- Era más callado que como es ahora, pero tenía un enorme talento, y mi agrado es algo que no podría ocultarte ni aunque hallas resucitado, mas sin embargo ya es bastante tarde para esas cosas – El tren entro dentro del segundo túnel que los encaminaba a Surinberg. La platica finalizo después de que Mars Carmina revelara eso, la duda se apodero del pintor y pese a que ya no tenia sueño y faltaba muy poco para llegar a Surinberg, prefirió realizar otra exploración dentro de su perdida cabeza.
El pintor que había caído dormido de nuevo despertando en otro lugar por la mañana. Se levanto de su cama, contemplo a su virginal esposa que dormía tranquilamente a su costado, se limito a deslizar su mano sobre su suave cabello y después de dar un suspiro se marcho rumbo al templo más cercano. En los templos residía la más sagrada herencia de la humanidad, eran lugares de sumo respeto y silencio, al penetrar por sus grandes puertas se podía sentir el traslado hacia lo ilustre del pasado, dentro la luz eléctrica iluminaba la gran cámara que alguna vez alojo sillas para los devotos religiosos, pero que en ese entonces alojaban gran cantidad de anaqueles llenos de valiosa información, libros, enciclopedias, computadores con basto software, televisores y una gran base de datos de películas y música de la antigüedad. Otros templos albergaban otras cosas más variadas pero no por ello menos importantes, además de que en sus almacenes se guardaba poderosa herramienta que permitía el crecimiento del conocimiento, y en sus principales cámaras se encontraban invaluables laboratorios cuidados y mejorados por todos sus usuarios. Todo eso estaba accesible sin costo alguno para los habitantes pues no existía razón para cobrar, claro que todos sus usuarios hacían todo lo posible por que dicha herencia se conservara intacta y la conservaban dentro de los templos. Pues el conocimiento para ellos era lo más sagrado, por lo que veneraban casi como dioses a los grandes pensadores, científicos y artistas de la antigüedad, así muchas fotografías de todos ellos adornaban las paredes.
Ese día el pintor busco su película favorita entre la base de datos del ordenador cinematográfico, existía la característica de que todo estaba en formato digital para su perpetua duración. Asigno la película a uno de los televisores libres, fue hasta halla se sentó en el sillón, se puso los audífonos y se dispuso a descansar un rato mientras los dos pintores veían esa filmación.
Saliendo del templo se dirigió a la casa de Juas Slim, que era el amigo de Jurio que lo había invitado a pintar sus muros. El vivía en la localidad de Vermilia la cual estaba un poco lejos de donde se encontraba, pero nada que una hora de caminata no pudiera resolver. Cuando llego fue recibido por la esposa, quien le aviso que su marido no se encontraba pero que le había comentado que el pintor se presentaría para llevar a cabo su trabajo. Así la señora le mostro los muros, la casa era muy grande y en el techo tenían un pequeño invernadero en el que cultivaban chiles. Eran alrededor de diez muros los que el pintor tenía a su libre disposición, la señora le entrego los tintes que saco de un almacén subterráneo, donde guardaban gran cantidad de cosas y dejo en sus manos el embellecimiento de la casa.
Desde ese día el pintor fue un inquilino más en esa casa, circulando de un lado para otro encargándose de lo suyo y muchas veces se quedaba hasta que la luz del día se lo permitía. Los tres hijos de la pareja ya eran todos unos muchachos por lo que siempre invitaban a uno que otro amigo a su recinto, el señor también invitaba a Jurio y compañía aunque el pintor no deseaba distraerse de su trabajo y rehusaba a unirse al grupo, inclusive aunque Fletonio comenzó a aparecer en esas reuniones el pintor solo saludaba a los invitados y seguía en los suyo. En otras ocasiones la señora invitaba a sus amigas a jugar cartas y tomar el té, entre ellas curiosamente enfilaba Mars Carmina, lo que inquietaba al pintor y era lo único que lo hacía distraerse dentro de su trance de creatividad y detallismo, pero la mayoría de las ocasiones la casa estaba sola, lo que le permitía trabajar sin perturbaciones en los murales. Todo corría a pedir de boca y e inclusive la familia salió de viaje para conocer tierras lejanas, dejando al pintor en su casa para continuar tranquilamente con sus obras.
Un día  mientras descansaba después de dedicarse intensamente a lo que más le gustaba, sentado sobre el sillón estaba contemplando su obra, estaba manchado de pintura por todos lados y pensó que lo mejor que podía hacer era tomar una ducha, pero antes de que se levantara alguien toco la campana. ¿Quién podría ser? Cualquiera que fuera no lo buscaba a él, por lo que no se molesto en atender el llamado, pues era como si no hubiera nadie en la casa, pero la insistencia fue tanta, que desespero al pintor y se dirigió a la puerta para ver de quien se trataba.
Se llevo un susto que casi le vuelca el corazón al ver que se trataba de Mars Carmina, ella sabía que la familia había salido, e inclusive le había pedido permiso a la esposa de Juas Slim para recoger un arpa que estaba en el almacén de la casa, el pintor no vio problema alguno y dejo pasar a la hermosa mujer.
-Todavía tienes ese collar – Le dijo ella. El pintor trabajaba con su tórax desnudo, pues no deseaba manchar su ropa, en su cuello podía apreciar un collar con tres piedras.
- Me lo dio una gran amiga, no lo perdería por nada – Ambos sonrieron y siguieron caminando por la casa y ella se paro frente al trabajo a medias que tenia el pintor sobre la pared.
- De verdad que te esfuerzas en lo que haces, nunca creí que vería alguna pintura tuya terminada, pero has luchado bastante por esto que debo admitir que me sorprendes.
- En realidad se puede ser tan fuerte como la imaginación lo desee, pero aun sigo alcanzando la madurez en mi técnica.
- Si todos pasamos por lo mismo, tenemos la opción de aprender algo diferente o reforzar lo ya aprendido, es bueno ser contundente en algo, pero también deberías realizar otras actividades, nunca te he visto en las competencias atléticas de los sábados.
- Crees que con estos huesos pueda obtener alguna medalla para mi reconocimiento disciplinario del cuerpo, no lo creo, mas bien creo que es mejor vivir en mi habitad.
- Siempre has sido tan introvertido, me intrigas bastante, nunca se sabe que es lo que podrías estar pensando.
- Lo peor que podría pasar es que ni yo mismo sepa que hay dentro de mi cabeza, ¿No crees?
- No creo que eso pase, en el fondo todos sabemos que es lo que nos rodea, solo debemos saber cómo buscar en el interior.
- Y por cierto. ¿Qué era lo que venias a buscar?
- Un arpa – Continuaron caminando rumbo al almacén – Tu sabes cómo me fascina la música, por lo que hace poco decidí que el nuevo instrumento que aprendería seria el arpa, y como Georina tenía una guardada que no usaba, pues hicimos un trueque – El pintor abrió el almacén con las llaves de la casa que le habían delegado por si se le ofrecía algo. El almacén no era pequeño, pero tampoco muy grande, aun así gran cantidad de cosas esperaban allí para darles uso alguno.
- Bueno donde quiera que este tu arpa será mejor que la busques, tomate tu tiempo. Yo necesito lavarme las manos ahora vuelvo – El pintor salió del almacén y se dirigió al baño donde dejo las llaves sobre el lavamanos para limpiar todo el fantástico liquido que daba rienda suelta s sus pensamientos, se limpiaba tranquilamente, como si no deseara que la pintura se fuera por la cañería, pero mientras se lavaba escucho un grito de la mujer, por lo que regreso corriendo lo más rápido posible para socorrerla. Al llegar la risa lo invadió al ver que se trataba tan solo de una araña. El la piso dándole muerte sin problema alguno – Tanto escándalo por una pequeña arañita.
- Son horribles, solo espero que no haya una más de ellas aquí adentro.
- Espera entonces, te ayudare a buscar pero para ello deja termino de lavar mis manos – Cuando regreso por la puerta se dio cuenta que estaba cerrada, intento abrirla pero fue inútil. El había dejado las llaves en el baño por lo que estaban los dos solos atrapados allí adentro. Mars Carmina se dio cuenta de ello al ver como su amigo inútilmente forcejeaba con la puerta.
- No me digas que es verdad lo que estoy pensando – Le dijo ella mientras hacia un gesto con sus cejas.
- No crees que es una pregunta muy tonta.
- ¿Dejaste las llaves afuera?
- Discúlpame pero creí que algo peligroso estaba pasando, no puedo escuchar a alguien gritar así, me pone los pelos de punta.
- Creo que debemos buscar otra salida.
- Lo dudo, no cabemos por las estrechas ventanas, a excepción de que cabemos un hoyo no podremos salir de aquí – Mars Carmina dio un suspiro de desesperación y se recargo en la pared solo para escurrirse hasta el suelo – Tratare de buscar entre todo este desastre si es que encuentro algo útil para intentar abrir la puerta – Mars Carmina movió la mano para indicarle que era libre de intentar lo que fuera.
El pintor comenzó a mover cajas y buscar entre todo lo que había en ese almacén, tenían bastantes cosas guardadas y se podría suponer que Juas Slim quizás alguna vez formo parte de la sangre divina de la era del acumulable y poli forme dinero, hoy en día solo quedaban restos de lo que antes podía poseerlo todo. El pintor curioseaba con todo lo que se iba encontrando, había bastantes cosas que podrían llegar a tomar vida en el exterior, pero allí permanecían estáticas, inmóviles y esperanzadas para lo que habían sido creadas, algún día el comercio las sacaría poco a poco del almacén como ahora lo hacia con el arpa. Buscando entre las cajas el pintor logro encontrase un tablero de ajedrez, al verlo recordó a su viejo y enfermo amigo Israelo, quien lo enseño y al cual jamás le pudo ganar.
Lo llevo hasta donde Mars Carmina esperaba sentada, el se sentó a un lado de ella y puso el tablero entre los dos.
- ¿Sabes jugar?
- Es el pasatiempo favorito de mi novio y sus amigos. Es imposible que no conociera el legendario juego.
- ¿Crees que podríamos jugar? Debo recalcar que no soy un experto, aprendí un poco con un viejo amigo hace años, pero después de ello no he jugado con nadie más.
- Me gustaría, pero en estos momentos es irónico que nos pongamos a jugar ¿No crees?
- No tienes nada que perder, de todas maneras seguiremos atrapados. Mientras permanezcamos aprisionados nuestra periódica y repetitiva vida no dependerá del tiempo que trascurra si no de la frecuencia de nuestros actos.
- Jugare contigo, pero si te gano tendrás que derribar esa puerta inmediatamente.
- Estoy de acuerdo – En realidad el pintor no tenia mejor lugar donde permanecer que en ese suertudo confinamiento. Le agradaba la mujer y no veía mejor oportunidad para conocer su sentir con respecto el suyo. Si dependiera de él, prefería permanecer fuera del exterior – Pero yo también debo ganar algo ¿Estas de acuerdo? – Le dijo mientras daba vueltas al tablero.
- ¿Qué te pasa? Estamos aquí encerrados y tu solo piensas en jugar. No actúes como un niño por favor.
- En ese caso no derribare una puerta que no es mía – Cruzo los brazos en gesto de que no movería un dedo para intentar salir de allí.
- De acuerdo – Movió los ojos para arriba aceptando su juego - ¿Qué es lo que quieres? – El pintor guardo silencio por un instante y la miro a sus bellos ojos color miel.
- Un Beso.
- Con que de eso se trata. ¿Planeaste todo esto?
- Claro que no, con quien crees que estas hablando, solo trato de hacer nuestra estancia más amena.
- ¿Después vas a querer que me desvista?
- Es solo un beso, no te pido nada más, tu dignidad no depende de ello, pero si te sientes incomoda por ello podríamos dejarlo y buscar desesperadamente la manera de salir, para perder inconscientemente esta alterna realidad – Mars Carmina se quedo muy pensativa y frunció la boca.
- No podrás ganarme, no me has visto jugar, Jurio me ha enseñado bien y si llego a perder será por  su mala enseñanza, así que tendrás tu beso si me ganas – Abrió el tablero y saco las piezas, el pintor volteo el tablero y comenzaron a acomodar las piezas en sus casillas iniciales.
-¿Blancas o Negras?
- Es una decisión que puede marcar la diferencia, pero dejémoslo al mejor juez, el azar – El pintor escondió una ficha de cada color en sus manos y le dio a escoger a Mars Carmina, ella tuvo suerte al escoger y ganar el primer movimiento, seguido a esto se dispusieron a jugar.
- Si no quieres tirar la puerta. ¿Cómo esperarás que salgamos? Creo que quieras o no debemos hacerlo – Movió su primer pieza e4, una apertura muy tradicional.
- No entiendes, es que estas viendo las cosas desde otro punto de vista – e5.
- Pues no desde el punto que lo estés viendo tu, como si yo fuera capas de leer tu cabeza. ¿Por que no me lo dices? – d4.
- Pues desde el punto de que yo no necesito salir de aquí, aquí encuentro un torrente de paisajes que me mantienen maravillado – d4x.
- Como es posible que saques tanta inspiración donde no hay nada que ver, eres tan extraño, siempre apartado del mundo que te rodea, deberías buscar involucrarte un poco mas con tu prójimo – c3.
- Lo que yo deseo es buscar respuestas en el fondo de mi ser. ¿Que es lo que soy? ¿De donde provengo? ¿Por qué actuó como lo hago? No me agradaría vivir como un robot previamente programado para seguir un algoritmo – c3x.
- Pues deberías tener mas cuidado con lo que deseas, no te vaya a llevar por los caminos de la perdición - Cc3x, la chica había ejecutado un gambito, un pequeño sacrificio en piezas que le otorgaba una ventaja posicional, su adversario podría pensar que tendría la ventaja pero en términos prácticos no ha hecho ningún movimiento.
- La mayoría de las veces te ves obligado a responder lo que el mundo te presenta, dejándote sin posibilidad de elección. Tal vez nuestro intelecto esta resumido al mundo en que vivimos, incapacitado de tocar terrenos inimaginables, de igual forma nuestras vidas no podrían llegar mas halla de la normalidad - Cc6.
- Entonces tú piensas que apartado del mundo podrás elegir libremente - Cf3.
- Una vida ideal en la soledad seria un sacrificio en la austeridad. Tendría que elegir entre permanecer perfectamente solo o aceptar algunas desagradables cosas, en dado caso prefiero quedarme con todas las penas junto a mis discapacitados hermanos - d6.
- Tienes un poco de razón, las cosas ideales siempre son perfectas pero imposibles. - Ac4.
- Aunque son la forma mas aproximada para tratar con la realidad, después de todos nuestros sueños tan solo son alucinaciones dentro de una apartada dimensión, lejos del mundo al que fuimos despiadadamente arrojados - g6.
- Nadie eligió venir al mundo ni afrontar todo lo que sin previa falta alguna nos atormentara, pero es nuestra decisión seguir siendo las victimas o cambiar para que nuestro prójimo vea la diferencia, puedes elegir apartarte para no ser ese algo que te desagrada o afrontar la miseria tal cual es. El mundo actual se formo con valerosos ideales que en su tiempo lucharon rechazando la mutante maldad que deseaba conservar aprisionadas las mentes humanas - Ae3.
- En tiempos antiguos las personas eran capaces de sacrificar hasta sus vidas para ganar libertad, las guerras armadas eran la única forma de derrotar a la oscuridad y gracias a ello estamos exentos de una retrograda vida. Pero cuando el enemigo se vuelva invisible y se disperse entre cada uno de nosotros causando un visible daño del cual ni la más remota idea tendremos de donde  es que provenga, dentro de ese desconcierto terminaremos culpando a lo primero que se nos ponga enfrente. ¿Cómo es que lo venceremos? Esa incapacidad de sentirlo condenara a nuestra indefensa descendencia o quizás tristemente al carecer de valor les enseñaremos que es mas fácil adaptarse al mal cambio, ¿Dónde abra quedado el coraje con el que pelearon nuestros antepasados? Les habremos escupido en la cara si eso pasara – Ag7.
- La serenidad, la sabiduría y el valor siempre serán nuestras más poderosas armas contra la raíz del siniestro, sin ellas toda esperanza estará perdida – Dd2.
- Precisamente eso es lo que estoy buscando fuera de mi escandaloso y miedoso mundo - Cf6.
- No seas tan radical, comprendo que hallas pasado por cosas difíciles pero no tienes que encerrarte dentro de ti para tratar de encontrar mas bello el exterior, tanto el exterior como el interior pueden ser bastante hermosos, en uno de ellos no puedo saber quien eres, pero en el otro te estaré esperando - O-O-O.
- No te preocupes por mi ya tendré la oportunidad de volver al exterior - O-O.
- Por lo que si me tengo que preocupar es por que salgamos de aquí – Ah6.
- Tranquila, hay mucho aquí adentro de lo que imaginas, este suceso inesperado nos puede traer posibilidades alternas – Cg4.
- Como jugar ajedrez con mi viejo compañero; el extraño pintor – h3.
- Deberías sentirte emocionada ya que este pasatiempo no es cualquier cosa, es un pacifico duelo, donde cada uno de nosotros es un guerrero distinto, donde verdaderamente se pueden probar algunas de las mejores cualidades humanas – Cg2x
- Pues veamos de que material esta forjada tu armadura, si de pesado y resistente hierro o de ligero cuero endurecido  - Dg2x. Mars Carmina se dio cuenta del inminente doblete que su adversario tramaba por lo que era necesario capturar el caballo y descuidar el alfil.
- Sera difícil que veas que es lo que tramo así nada mas, tendrás que buscar otras perspectivas o ver la situación desde los conceptos mas fundamentales, solo así podrás descubrir el plan secreto bajo mis movimientos – Movió y capturo con Ah6x+ - !Jaque al rey¡ – Dijo el  pintor que  amenazaba el principal objetivo enemigo.
- Pues yo baso mis resultados en lo que mis sentidos me muestran, mi táctica es la velocidad de reacción a las visibles amenazas, cuando algún peligro este cerca simplemente escapare con velocidad – Rb1.
- Pues esperemos que tus sentidos no te hagan caer en alguna trampa, las estrategias se juegan a largo plazo y considerando otras condiciones que no se pueden cuantificar materialmente, encuentro complicado que veas lo que hay mas halla de tres jugadas – Df3.
- Pues déjame mostrarte mis movimientos para que ellos sentencien los tuyos – Te1.
- Si es así atácame con todo lo que tengas, quizás dentro de eso encuentre todas las debilidades de tu maniobra – Ad2. El juego comenzaba a abrirse creando trincheras en casillas especificas que debían ser reforzadas para contener al adversario.
- Pues tienes que ser mas ambicioso para conseguir un espacio en la gloria de la victoria, o mas bien dicho deberías mantener una actitud agresiva para asegurar tu territorio – Cd5. Comenzó el asedio de la astuta mujer, atacando a la reina con el caballo en una fuerte posición.
- La desmesurada ambición será la progresiva autodestrucción, tan solo por ganar podemos arriesgar hasta lo mas valioso que esta vida nos ha regalado – Dd8.
- Lo importante es hacer algo antes de que sea demasiado tarde – Mars Carmina se dio cuenta que su doblete había sido bloqueado, pero continuo con su ventajoso dominio del tablero para ejercer presión – Dh4.
- Eso es lo interesante del ajedrez, descubrir el movimiento futuro del enemigo basándose en la posición actual, tienes que averiguar cuando es que será demasiado tarde para hacer algo – El pintor se dio cuenta del posible jaque mate y se defendió valerosamente en Rg7.
- La mejor defensa es el ataque. Dudo que puedas pensar correctamente cuando el aire que te rodea se vuelve cada vez mas escaso – g4. La mujer sabía que su reina estaba segura, debido a que la del pintor estaba protegiendo una débil posición por lo cual su reina estaba atascada, Mars Carmina perdería sus múltiples posibilidades frente al cambio de reinas. Pero el pintor podría perder una torre, por lo que ese miedo mantenía estática la más poderosa arma del artista.
- Un pequeño descuido en la ejecución de tus planes es mas que suficiente para sacar la cabeza y ver con claridad – Th8.
- Pues quizás encuentres solo cosas muy desagradables - g5.
- Pero encontrare la verdad. Lo único que me puede llevar a hacia la verdadera luz - Ag5x.
Mars Carmina capturo con Cg5x. El juego se torno bastante agresivo dejando en desventaja al pintor quien se salvo de una pesada carga, aunque no seria por mucho tiempo. Los dos dejaron de hablar sumiéndose en el nudo de aquel complejo juego. El pintor movió Ce5. Protegiéndose de un futuro ataque, clavando su caballo en el centro del tablero, ella movió Tf1, estaba decidida a ir por todo, pero las machacadas barreras del artista comenzaron a retener al enemigo con h6, dejando a su bella contrincante en un buen dilema, pero aun ella continuaría con su brutal ataque con Df2, El pintor así recupero vital posición para poder desarrollarse jugando así Dg5x.
- Dime una cosa ¿Por qué el beso? – Tg1.
- Eres muy hermosa, tu canto es maravilloso y te persigue un añejado sentimiento que broto de la nada, mas sin embargo el trascurso de los días no me había otorgado una oportunidad de acercarme a ti. Es tonta pero no tengo otra opción por el momento – Dh5.
- Con que eso era, ya lo presentía desde hace mucho tiempo pero no estaba segura hasta verlo salir de tus labios, por lo que no me sorprende, más si me decepciona, si tanto te interese, deberías haber luchado por mí cuando vivíamos en Cobaro. En dado caso es que en realidad no me apreciabas lo suficiente – Tf1.
- De verdad te apreciaba, mas sin embargo no deseaba orillarte a mis forzados tentáculos, solo deseaba que captaras mi sentir y pudieras elegir. Si pude o no hacerlo es cosa del pasado, que acaso no puedo equivocarme, acaso no puedo corregir mi camino, tendré que cargar el grillete de mis errores por la eternidad, errores que quizás solo seguían el inevitable rumbo de las cosas – El pintor saco sus atrapadas fuerzas restantes con Te8.
- Tienes razón, pero quizás ya sea un poco tarde para que abras los ojos e intentes enderezar el árbol que ha crecido curvo. Sabes eres una agradable persona pero ahora estoy con otro hombre y solo por eso no hay nada que puedas hacer – Mars Carmina estaba comprometida con Jurio y él lo sabia. Ella lo ataco peligrosamente en Cc7x.
- Tan solo hacia lo que creía que era correcto, nunca visualice que continuar sembrando en el terreno arado podría consumir los nutrientes dejando una tierra estéril y sin vida, tan solo podía concentrarme en cada una de las siguientes cosechas - Te7.
- Nunca te imaginaste que tal vez yo podría haberte necesitado, que tal vez estuviera calladamente esperando por ti y tu nunca apareciste para atenderme – De3
- Puede en ese entonces que los dos seamos victimas del mismo sistema – Ah3. Otra rajante jugada del pintor que sumergía a su adversaria en una forzada decisión.
- Desde un principio ambos fuimos marcados por un oscuro sistema, lo que nos hace tan iguales, y puede que en el fondo solo nosotros podamos comprendernos mutuamente. Estamos unidos por algo mas halla que este encierro, pero la oportunidad era latente mas sin embargo las circunstancias no fueron existencialmente optimas, no hay algo en que pueda ayudarte – Ella aprovecho la situación para reflectarla de regreso con Th1.
- Pues esperare con ansia a que las circunstancias se tornen amigables, mientras tanto esperare escondido detrás de los grises arboles, coloreándolos uno a uno con mis pinceles, creando mi propio paraíso dentro de un bosque que se perdió en la apatía - Moviendo Cg4, ataco descabelladamente sin procurar defensa alguna, lo daba todo por el todo, un acto de desesperación que trataba de ganar el juego psicológicamente.
- ¿Esperas condenarme a mi también? Acaso crees que deseo tu sufrimiento, solo quiero vivir mi vida. Yo no cause nada en ti, pero me siento culpable de que me digas eso, a veces simplemente se debe aceptar que se pierde e intentar ganar otras cosas – Dg3.
- ¿Pero es que acaso estoy prohibido de ti?  Cómo si cargara de algún pecado capital y por más bien que haga jamás se me dará la entrada al cielo. ¿Porque no podría ser? Solo dime si es que existe alguna posibilidad de que yo entre en tu vida, pese a toda la niebla que borre ese oculto camino – Te5x.
- Claro que existe, pero eso es algo que el clima del destino decidirá y mientras este comprometida con Jurio no puedo ofrecer ni un fragmento de mi ser – Tf7x+ - ¡Jaque!
- Lo único que el destino tiene marcado es la muerte – Rg8.
- Y también que tu terminaras derribando esa puerta – Tf4.
- Pues entonces decidiré ahora luchar por lo que el destino me negó - El pintor reforzó su débil posición con su caballo, Ce5.
- Tan solo es un beso, eso no significa nada, no es para que te ilusiones – Th3x. A pesar de todas sus opciones Mars Carmina se enfoco en arrebatarle al contrincante su última esperanza que era su reina, pero al hacer eso descuido un hueco crucial.
- Bueno quizás después consiga que te desvistas – Ambos rieron después del comentario, el pintor movió Qd1# - Jaque Mate – Dijo orgullosamente ante el asombro de la mujer que en su inmoderado ataque había descuidado a su rey. El pintor dejo a Mars Carmina boquiabierta con su última jugada.
- No puedo creerlo, te tenía en mis garras, mas sin embargo defendiste hasta el final una importante posición en el tablero, la que te permitió una justa victoria. Te admiro, no creí que fueras a ganarme.
- Durante este tiempo he resistido a los azotes del corazón y a las descargas de mi razón. No me desgarro por tu negado amor pero quisiera tener posibilidad de respirarlo; pues si el cielo estrellado se ahoga bajo las invasoras nubes e impiden ver el universo no nos catapultaremos por los gaseosos paisajes buscando la belleza que perdimos y solo encontrando la muerte, pero podremos danzar en el pueblo hasta que la lluvia sosiegue el bloqueo del firmamento.
- Quizás nos tomamos muy en serio todo esto del amor, dando demasiada importancia a nuestro ego, cerrándonos a ilusiones y prejuicios, alejándonos de la oportunidad de conocer las múltiples almas que rodean nuestra existencia, sin necesidad de llegar a compromiso alguno se podrían conocer distintas amistades y potenciales amores.
- ¿Porque no darte la oportunidad de ver si te agrado?
- Este tipo de cosas son delicadas y en ocasiones se definen de la manera más simple, entregando todo y eligiendo al primero que dejamos entrar, en gran medida tienes razón. Debería darme la oportunidad de conocerte – Mars Carmina se dio cuenta que no solo se trataba de un simple beso - Después de todo que podría perder, ¿Acaso busco algo en específico? ¿Acaso me fijo únicamente en el exterior? ¿Acaso creo que hay personas mejores que otras? ¿Acaso puedo decidir que tipo de persona elegir? No me estas pidiendo algo que yo no quiera o pueda darte, y si soy egoísta con los demás personas me volveré egoísta conmigo misma. Aun soy libre de atravesar el desierto que rodea mis tierras y así conocer nuevos paisajes, ¿Porque decidir quedarme eternamente en el abundante oasis donde naci? Me pregunto que es lo que nos impedirá acercarnos al sexo opuesto sin sentirnos acosadores o viceversa, sin poder encontrar conexión de algún tipo con nuestros secos y aislados mayores, sin tener miedo o prejuicio alguno a los extraños, solo con la intención de conocer a la persona que tengo enfrente de mis ojos, con la noble intención de conectar mi sociedad. ¿Acaso no entenderemos el significado del espíritu global humano? En realidad nadie nos enseña a amar, es algo que parece solo aprenderse empíricamente, ¿Pero podría haber otra manera?
- Todo es cuestión de poder elegir y entender a nuestro prójimo – Después de eso el pintor intento besar a la mujer que tenia enfrente, pero ella lo detuvo anteponiendo su palma entre ambos rostros, y lo invito a jugar la revancha seduciéndolo con mejorar la apuesta; el pintor no opuso resistencia.
Varios minutos después el pintor derribo la puerta, ella tenia el arpa en sus manos por lo que se dispusieron a marcharse. Abandonaron la casa y el pintor acompaño a la mujer hasta el cruce donde se separaban sus caminos, ambos regresaron a sus casas después de pasar tanto tiempo juntos; pero sobre todo lo que termino sacándolos de allí fueron las interminables necesidades del cuerpo, el hambre en sus estómagos, el sueño en sus ojos y la negra carga en sus vientres los hizo despedirse y regresar a la cotidiana realidad.
El pintor pensaba de regreso a su casa sobre la forma tan absurda de cómo había encarado sus prohibidas emociones, aunque se sentía avergonzado por su infantil táctica carente de experiencia alguna, de alguna forma u otra podría hasta sentirse humillado, pero sabia que había sido sincero consigo mismo y que indudablemente le había funcionado; después de todo que protocolo debía seguir para cortejar a una mujer, no eran del todo animales para tener que bailar a su alrededor, llevarle objetos para ver el resultado, o lo que era peor aun, hacer galantería de su fuerza y masculinidad; tan solo bastaba de un entendimiento; después de todo nunca necesito de todo lo que llego a requerir cuando vivía en Cobaro, su vida había cambiado desde entonces.
Cuando llego a su casa no encontró a Juriana lo que era verdaderamente extraño, el siempre la encontraba cuando llegaba a casa, pero ese día no apareció ni en toda la noche. Ella lo había abandonado, había desaparecido. ¿Seria por lo de Mars Carmina? ¿Cómo podría enterarse? Se pregunto bastante por que se habría esfumando tan repentinamente, era desconcertador, pues el extrañaría la dulce forma como ella le hablaba, el delicioso platillo que siempre le hacia y sobre todo su cálida compañía, ella era tan agradable con él y llenaba un hueco sentimental en aquel hombre, todo había sido perfecto con ella, por lo que pensó que posiblemente se había tratado de algún bello sueño, un sueño que lo mantenía alegre mientras dormía, un sueño del que había despertado para tratar de hacerlo realidad, quizás era un sueño dentro de otro irreal sueño. El pintor se quedo esperándola tristemente, acostado boca arriba en su cama, acaso podría haber sido ella una ilusión de su pensamiento, una compañera imaginaria, una personalidad que inconscientemente creo para dejar a un lado su soledad; pero aunque eso pareciese, él no era ningún trastornado para llegar a esos extremos. Sabía que Juriana no regresaría y ahora más que nunca necesitaría de Mars Carmina.

CAPITULO 4: LA BIFURCACIÓN

El pasto oleaba y los arbustos danzaban, mientras las hojas vibraban en cada uno de los arboles; pues todo ese baile era dirigido por los clamores del viento en aquellos verdes campos. Carondelia vivía en la parte más alejada de la colonia de Grunstia, donde las casas chocaban con la falda de la colina; eran tierras tranquilas que no se utilizaban para cultivo todas ellas llenas de vegetación y fauna. Era allí donde las flores campiranas crecían por todos lados anunciando la muerte del crudo invierno, perfecta situación donde las abejas podían vivir productivamente.
Carondelia salió de su casa por la puerta trasera pasando por esos campos, hasta poder llegar a donde residía su jugosa colmena. Ella era apicultora durante sus tiempos libres y precisamente esas abundantes fechas eran el momento de recolectar su ganancia, fechas de abundante miel para ella, mas no para sus abejas, las cuales después de tan arduo trabajo volvían a perder su plusvalía anual. Carondelia usaba un traje con el cual las abejas ni siquiera podrían tocarla, un traje que repelía con facilidad todos esos aguijones de abeja, las cuales al sacrificarse trataban de defender inútilmente la colmena. La colmena estaba cimentada sobre un tramposo artificio, dentro de una caja prefabricada por el padre de Carondelia, quien utilizaba el conocimiento que sus padres le dieron para llevar a cabo esa aparentemente peligrosa pero sencilla labor, en la cual no necesitaba hacer trabajo alguno mas que tan solo esperar a que las trabajadoras abejas alcanzaran su gloria y así disfrutar del sabor de la dulce miel.
La colmena podía haber sido construida sobre un árbol, quizás dentro de algunas grandes piedras, o hasta en el techo de alguna casa; pero no era así, desde pequeña la reina fue colocada en el piso mas profundo de una cómoda y segura caja, así que nunca se preocupo por salir de allí y buscar el sitio de su elección debido a que esa caja daba mucha protección del medio ambiente, lo que facilitaba el crecimiento de la colmena; inclusive cada uno de los pisos o niveles de dicha caja estaban diseñados con rendijas especiales para que las abejas pudieran desarrollar mas fácilmente su población; de esta manera la reina ni siquiera reparo en salir de dicha caja, convirtiéndola en su único universo. Si la reina hubiera sido colocada un poco más grande quien sabe y quizás hubiera escapado, pero al ser pequeña y desconocedora termino formando parte de las circunstancias de su entorno durante todo su crecimiento. Con el tiempo sus súbditos hacen crecer la colonia, saliendo momentáneamente de la caja en busca del polen de las flores y otras tantas cosas necesarias para su colmena; aunque cabe destacar que esas abejas obreras son totalmente dependientes de su colonia, pues ya que sin sus compañeras no son mas que un insecto de los mas insignificantes de su especie, su defensa es kamikaze y grupal por lo que no llegan a vivir mucho tiempo, unos pocos días y su existencia termina y el escapar de la colmena solo les acarreara una muerte segura, su vida esta predestinada a la convivencia en la colmena. Pero las abejas al hacer la comunión con su trabajo en equipo logran crear un magnifico imperio y dentro de su gloria llegan a crear algo tan maravilloso como su miel; resguardada en cada uno de los niveles de esa caja, la miel significa todo para ellas, con esta pueden alimentar a sus sucesoras, protegerse de la escasez y sobrevivir en el mortífero invierno, las abejas no hacen mas que sacrificarse por esa miel, dar su vida por la colmena y por cada una de sus compañeras para poder mantener viva a su reina. Pero constantemente los niveles de su colmena comienzan a desaparecer misteriosamente y precisamente cuando alcanzan su auge se ven afectadas por una terrible escases de miel, la mayoría de sus niveles son removidos; tan solo quedan los niveles mas bajos para que la reina continúe con vida pero muchísimos de los embriones perecen ante esa calamidad, otras tantas abejas perecen también y sufren de hambre y frustración, su preciosa miel es inexplicablemente arrebatada, su esfuerzo parece desvanecerse entre sus pequeñas patitas y hay un momento bastante critico que es cuando las cuantiosas abejas no encuentran suficiente bastimento cercano fuera de su colmena para satisfacer la desesperada demanda, todo eso resulta una verdadera catástrofe que solo se resuelve con el determinante esfuerzo y trabajo de los insectos restantes, todos los valerosos peones traerán de vuelta la tranquilidad y felicidad para ello cargaran eternamente con la parte mas dura de ese trabajo, ¿Pero por cuanto tiempo? Sin duda su esfuerzo mucho vale la pena pero su crisis volverá periódicamente y eso es algo con lo que tendrán que vivir mientras permanezcan en esa caja; jamás contaran para siempre con esa tranquila abundancia, pues precisamente ese es el significado de esa granja de insectos.
Carondelia termino de sacar todos los cajones donde aguardaba la miel en bruto para ser procesada, los llevaba uno por uno hasta el patio de su casa pues estaban bastante llenos y eran muy pesados para sus delicados brazos. Todas las abejas perseguían enardecidamente los cajones pero no podían hacer nada ante la malla que separaba el patio de la casa, con el tiempo sus ánimos desaparecerían pues la miel seria procesada y llevada en cajas hasta el mercado, por lo que no les quedaba más que enfrentar la situación.
Carondelia obtenía bastantes cosas con el cambio de esa codiciada miel, ese trabajo le había otorgado la oportunidad de adornar su casa de una particular manera; con elegantes sillones, un estante repleto de libros, bonitas pinturas en las paredes, candelabros de plata, una gran mesa de vidrio y hasta la cabeza de un cocodrilo sobre su pared; no era una casa muy grande, pero si que era elegante, la cual reflejaba el muy buen gusto de la mujer. Era un oficio que le traía bastantes beneficios y es por eso que no había asistido al trabajo en las granjas desde hace algunos días, tenia que recolectar y preparar su cosecha para después poderla cambiar en el mercado.
Una vez que termino de cargar todos esos cajones, se quito el traje que aun tenía impregnado algunas abejas, y se fue a sentar a su sala para descansar por un instante. Alguien toco la puerta reactivándola de inmediato, ¿Quién podría ser? Era muy temprano para que los chicos estuvieran de vuelta pensó, así que fue a averiguar de quien se trataba y cuando abrió la puerta se llevo una gran sorpresa. Era una de las maestras de su hija y justamente atrás de ella estaba su niña, la chiquilla corrió a los pies de su madre; la maestra le explico que su hija había tropezado mientras practicaban un nuevo bailable pero por desgracia se lesiono la muñeca debido a eso la maestra tuvo que llevarla al hospital y luego traerla hasta su casa. La madre le dio las gracias y sin más ni menos la despidió para que volviera a sus clases, la maestra se retiro despidiéndose de la niña y ella cerró lentamente la puerta.
- ¿Que fue lo que te paso? – Le pregunto la madre a su hija, mientras la chiquilla se sentaba en el sillón de la sala.
- Tropecé, pero no pude apoyarme de nuevo y se me torció muñeca – La pequeña niña se tallo uno de sus pequeños y tiernos ojos con su otra muñeca - ¿Me vas a curar mami? Tus besos pueden más que estos vendajes.
- Claro que si mi pequeña, yo te voy a cuidar – Entonces se sentó a un lado de la niña y comenzó a acariciarle la cabeza.
Esa niña significaba muchísimo para ella, no menos que su otro hijo, pero la pequeña padeció bastante y su madre también. Para empezar su parto fue complicado y peligroso, por lo que ambas criaturas estuvieron a punto de tocar las puertas del otro mundo. Durante la intervención medica ya dentro del quirófano, Carondelia se había decidido por salvar la vida de la hija que llevaba en su vientre a cambio de la suya, pero su sacrificio no pudo consumarse gracias a la pericia de los médicos los cuales hicieron una muy buena cesárea. Después de eso duro varios meses adolorida en cama, atendiendo a la niña aun con toda su debilidad. Su hijo mayor le ayudo bastante durante esos días atendiendo las necesidades de ambas, y gracias a la cooperación de todos la familia logro salir adelante. Pero poco tiempo después la pequeña enfermo pues había comido algo que le hizo daño causándole una fuerte infección estomacal, la pequeña hubiera perecido si no hubiera sido por la diligencia de la madre y la cooperación de mucha de su sangre, pues la madre la llevo a la ciudad vecina donde pudieron operarla y descubrirle una infección que de no haber sido atendida hubiera tenido consecuencias desastrosas. Todo eso creo un estrecho vínculo amoroso entre la madre y su hija, además de enseñarle a Carondelia que sus hijos eran lo más importante para ella; por eso los cuidaba amorosamente y los educaba de la mejor manera posible, era una muy buena madre con un gigantesco corazón. A la fecha ella llevaba mucho tiempo buscándoles un buen padre, hasta que se encontró con el desmemoriado pintor, del cual se enamoro; lo extrañaba y deseaba que pronto regresara para poder completar la alegría en la familia. Carondelia paso el resto de la tarde contándole cuentos a su hija para poderle alegrar el día, el trueque de su miel en el mercado debería esperar.
En el otro extremo de la ciudad el tren había llegado a la colonia Surinberg, Mars Carmina y el pintor ahora caminaban por esas calles directo al centro de la ciudad para hablar con Fletonio, pero antes buscarían alguna cocina donde cambiar un costalito de maíz por algo de comer, pues sus estómagos rechinaban de tan vacios que estaban. Por toda la ciudad existían bastantes cocinas de variados menús, estas recibían materia prima por sus servicios, cuales consistían en alimentos provenientes del trabajo del pueblo y ellos se encargaban de transformarlo en apetitosos platillos, así era como la gente cocinera se ganaba la vida y ayudaban a aquellos que por alguna razón no cocinaban.
Surinberg estaba repleta de minas por todos lados, las cuales eran grandes perforaciones en la superficie de donde extraían metal para crear cosas variadas; los mercaderes del lugar estaban repletos de utensilios de cobre, hierro y bronce; y fue en uno de todos esos tianguis en donde el pintor y Mars Carmina se detuvieron a comer algo, así pudieron disfrutar de una buena comida mientras Mars Carmina le comentaba al pintor como es que era Fletonio; una persona desinteresada, humilde, inteligente y con bastas ganas de servir. Todo eso fastidiaba al pintor, quien solo deseaba saber que es lo que había pasado entre ambos, pero Mars Carmina resultaba ser una tumba en ese aspecto.
El pintor por su parte presentaba un aspecto somnoliento, se había vuelto adicto a dormir pues al cerrar sus ojos ya no eran simples sueños los que veía, era su propia vida; eran los sentimientos e historias sobre Mars Carmina, los cuales habían brotado de todos sus sueños para otorgarle algo mas por que preocuparse. Ahora veía diferente a la mujer que tenia enfrente, se sentía confundido, pero su corazón palpitaba potentemente. Por momentos no quería saber nada de Fletonio ni de nadie, tan solo quería estar con esa mujer y averiguar el curso de las cosas; aparentaba ser un sonámbulo por que se resistía a despertar del todo.
El pintor aprovecho que su amada se descuido viendo algunos artículos para recargar su cabeza en la mesa y poder descansar, desesperado por su nueva droga no le importo descansar sobre la mesa en la que comían, ya no le importaba llegar hasta con Fletonio, estaba mas intrigado por el prisionero que tenia dentro que por su viejo amigo; se sentía demasiado apático, cosa que lo hizo sentirse mal y desubicado ya que el no era así, algo lo estaba cambiando, algo que ya no podía detener. Sentía que solo deseaba estar con Mars Carmina, deseaba tenerla en sus brazos, cosa que ahora le resultaba imposible pues ella tenía una familia y una vida apartada que no daba lugar para un extraño, todo eso comenzaba a decepcionarlo; pero al menos le quedo la esperanza de que tal vez en sus sueños pudiera encontrar alguna diferencia, o pudiera ser que todo haya sido desconsoladoramente igual.
La oscuridad mental lo invadió por un largo lapso pero poco a poco comenzó a escuchar ruidos dentro de su somnífero trance, los cubiertos rechinaban, el agua corría  por las gargantas y se escuchaba el masticar de cada uno. El pintor nuevamente se encontraba en un episodio más de su vida pasada, estaba vez comía en una gran mesa al lado de su amigo Fletonio y otras tantas personas. Podía ver a Mars Carmina junto con Jurio del otro lado de la larga y cuadrada mesa, y en uno de los extremos comía el alabado invitado; un reconocido maestro en ciencias, el profesor Midelo Angelius.
El lugar era bastante elegante, una gran alfombra roja llena de adornos cuadrangulares resguardaba sus pies del frio suelo, la madera de la mesa era muy rojiza y gruesa como si hubiera sido tallada con antiguos arboles guerreros, el blanco mantel estaba bordado por todos lados y las velas sobre la mesa alumbraban el elaborado tapiz de la pared. Todos los allí presentes platicaban de temas diversos, indiferentes a la conversación de los demás mientras el pintor y Fletonio comían silenciosamente. La situación permaneció así hasta que Jurio asilencio a los integrantes de dicha reunión haciendo resonar su cristalina copa con su cuchara.
 - Me alegra que todos hallan podido asistir, hoy tenemos la presencia de dos grandes maestros que nos han acompañado para cenar, el señor Midelo Angelius quien ha venido a exponernos su última investigación y el maestro Andresio Vargas, ambos acompañándonos esta noche – Volteo a ver a las orillas de la mesa en donde permanecía Midelo Angelius y en la otra un viejo sin cabello que concentraba todo su pelo en sus largas barbas.
 - Muchas gracias, pero no son necesarios tantos halagos – Contesto el señor barbudo, quien era un gran biólogo y además era representante de la asamblea del pueblo.
- Quizás después de lo que van a escuchar faltaran muchos mas – Respondió Midelo Angelius.
- ¿Por qué no nos habla de su trabajo? – Le dijo uno de los invitados.
- Tienes mucha razón, no hay tiempo que pensar cuando se trata del progreso – Se termino de tomar su copa de vino tinto – Como sabrán ustedes mi especialidad son las matemáticas, una ciencia que tiene un amplio campo de aplicación – Movía las manos como todo un predicador mientras hablaba - Desde hace tiempo he estado trabajando para poder traer de vuelta una gran maravilla del mundo antiguo, poco a poco hemos revivido una gran antena de trasmisión que permanece escondida en las montañas, con la que podríamos trasmitir video por medio de ondas electromagnéticas, como se hacia en la antigüedad – Todos escuchaban con atención al maestro; se tenia el conocimiento de esas tecnologías, pero eran tan imprácticas y requerían de tanto trabajo que las consideraban magia muerta – Pueden imaginar las posibilidades de dicha trasmisión, podríamos traer de vuelta los olvidados televisores y trasmitir tantas inimaginables cosas se nos ocurran.
- Si lo que usted esta diciendo es verdad – Le contesto otro invitado – Estamos hablando que podríamos tener una poderosa arma de enseñanza y que el conocimiento se extendería por toda la ciudad al igual que el viento, las personas tendrían acceso a un gigantesco torrente de posibilidades desde su propia casa, seria una hermosa herramienta para nosotros los maestros.
- No solo la teoría de diferentes tópicos si no también las noticias del clima, las emotivas obras de teatro, los anuncios de actividades, simplemente las posibilidades no tendrían límite.
- Es probable – Hablo Jurio de nuevo – ¿Pero como es que funcionarían los televisores? Sin la red de energía eléctrica me temo que eso resultaría una utopía que se desvanecería al terminar esta cena.
- Me temía que me preguntaran eso, pero me lleve a la tarea de juntar cientos de televisores que funcionan a base de baterías microbiológicas, una tecnología de punta; y así sacar a la trasmisión masiva de esa red que la mantuvo atrapada, la red de energía eléctrica es algo que difícilmente volverá, pero las fuentes de energía alterna pueden proporcionar vida a tantos dispositivos electrónicos de la antigüedad.
- Baterías de microbios, esa es una oscura y antigua ciencia que nos falta mucho por comprender del todo, ¿Como es que cuenta con tantas de ellas? – Le dijo el señor Andresio Vargas.
- Bueno, pues primero debería saber que yo no soy originario de esta ciudad y en el exterior hay tantas cosas que contactando adecuadamente se puede obtener hasta la vida eterna – Tomo la jarra de vino para llenar de vuelta su copa.
- Es increíble, pero me sorprende que halla acumulado tanto, como si tuviera alguna forma de acumular tanta riqueza – Andresio le volvió a comentar.
- He contado con la ayuda de muchos colaboradores en esto, mi mas cercano y fallecido amigo el gran comerciante de Forlonia el señor Yaraelo es quien me ha apoyado para financiar mi investigación – Forlonia había ganado tanto ímpetu con su comercio que en esos momentos muchas influencias se estaban moviendo para que se independizara del resto de la ciudad por lo que la asamblea comenzó a mostrar desinterés por esa desorientada localidad.
- Es increíble – Contesto Fletonio – Lo que usted propone simplemente es una verdadera maravilla, con el simple hecho de tener esa posibilidad nos haría esforzarnos en aprender sobre muchos antiguos temas como la animación y cinematografía, imagínese la calidad con la que podríamos expresar nuestras historias; seria un artificio de muchísimo respeto y elegancia, me seria de gran gusto ser capas de sumarme a dicha causa. Me pregunto que tanto podríamos ayudar a crecer a nuestra sociedad con esa posibilidad.
- Podría crecer hasta límites insospechados – Midelo Angelius sonrió, mientras todos lo escuchaban con los ojos brillantes de emoción.
- En dado caso a todos nos gustaría sumarnos a su labor gran maestro – Dijo Jurio.
- Bueno todos serán recibidos en mi oficina después de este banquete – Levanto la copa – Brindemos por el progreso – Todos brindaron a excepción del pintor, el calladamente observaba la imagen que se formaba en su copa de cristal vacía; en la cual se reflejaban los invitados en una deformada imagen, él como siempre se concentraba en lo suyo observando aquellos amorfismos en la trasparente copa la cual permanecía totalmente limpia. 
La cena termino y todos procedieron a lavar sus utensilios de alimento en la cocina para seguir con la reunión. El pintor se levanto y en su camino a la cocina vio como Fletonio comenzó a hablar con Midelo Angelius, no le dio importancia y se fue a lavar sus cubiertos de la misma manera que lo hacia con sus pinceles. Cuando termino dejo aquella cocina que más bien parecía el laboratorio de un brujo y en el pasillo comenzó a escuchar un bello canto, lo siguió lentamente alejándose de la sala donde todos estaban reunidos; para su sorpresa vio la silueta de una mujer detrás de una ventana, se trataba de Mars Carmina que estaba sola en el balcón. El pintor se le acerco atravesando las delgadas y suaves cortinas. Aquella casa era del reconocido músico Mirente Bomes y había sido construida en medio de la montaña Icamur, en la colonia Surinberg, dicha montaña separaba a Forlonia del resto de la ciudad. En Surinberg abundaban las minas verticales pero antes el mineral era extraído directamente a las montañas siendo devoradas en el acto. Por lo que una parte de la montaña era perpendicular a las calles de la ciudad, cuando dejaron de destruir las montañas, los conductos de dichas mina que restaron sirvieron para crear casas subterráneas que  contaban con bellos balcones que resalían de la cara lisa de la montaña; era como si fuera un rustico hotel con vista a la ciudad.
- ¿Es hermosa no crees? – Le dijo la vivaz mujer que traía puesto un lucido vestido blanco.
- Si, es una bonita ciudad.
- No me refiero a eso tonto – Rio un poco, tapándose su inimaginablemente poderosa sonrisa con su delgada mano – Me refería al la luna – El pintor volteo al cielo estrellado donde una prominente luna brillaba emanando energía.
- Es tan maravillosa, no es de extrañarse que nuestros ancestros hayan creído que eran dioses – Ambos miraban el cielo detenidamente.
- Si no supiera acerca de ella yo pensaría lo mismo, y también crearía que mis padres serian aquellas estrellas vigilándome desde el infinito – Ella apunto con el dedo un par de brillantes y nunca solitarias estrellas.
- Yo no sabría si alguien me estuviera cuidando desde allí – El pintor pensó en su último tutor, pero inmediatamente cambio de ideas creyendo que él no seria capas de brillar así - A mí si que me gustaría brillar por siempre en ese lugar, para ya no tener que preocuparme por morir y estar donde jamás estaré solo.
- Por ahora ya estas brillando en la pared de mi cuarto – Ella dejo de ver el cielo para ver al pintor.
- ¿Te agrado mi regalo? – El también volteo a verla.
- Debo confesarte que cuando no te conocía, cuando solo compartíamos vivencias, de verdad creía que estabas equivocado, creía que tu amor al arte te estaba excluyendo de la sociedad, que te estabas consumiendo en ti mismo. Pero al ver ese cuadro simplemente me has dejado boquiabierta, solo una persona verdaderamente hermosa es capas de hacer eso.
- Me siento alagado, pero nada seria más hermoso que tu canto bajo este nocturno manto.
- No se si te gusta mas mi canto que pintar. ¿Que elegirías?
- Por que no las dos al mismo tiempo, eso si que seria inspirador – Ambos se miraban de frente detenidamente.
- ¿Interrumpo algo? – Pregunto Jurio quien acababa de atravesar las cortinas.
- No en realidad, no creo que algo pueda ser tan molesto como para cubrir la vista del cielo estrellado – Dijo la mujer.
- Es hermosa la noche pero olvidan que la reunión es adentro – Se acomodo la chaqueta - Entra cariño por favor, estábamos por comenzar los juegos.
-¿En serio? Sera mejor que entre – Ella paso por en medio de los dos hombres para regresar a la sala; cuando se retiro, Jurio volteo a ver curiosamente al pintor y guardo silencio por un pequeño instante, tiempo suficiente para que el pintor le respondiera frunciendo las cejas también.
- No se que estés tramando, pero esa mujer me pertenece, por lo que te pediría de favor que la dejes en paz – El pintor no dijo ni una palabra – Te comprendo, ella es hermosa, pero es más fácil que construyas un castillo en otro lugar a que derribes uno para construir de nuevo en la misma ubicación.
- Ella será quien decida al final.
- Aléjate por favor, es lo mas hermoso que tengo, hazlo por nuestra amistad – Jurio puso su mano en el hombro del pintor cuando dijo eso y sin decir mas regreso a la reunión.
El pintor permaneció en aquella especie de santuario estelar, arranco con furia una rosa de una de las macetas del lugar, y se acerco al barandal del balcón para tirarla y observar su lento e inevitable descenso hacia abajo, se quedo observando la luna por varios minutos antes de regresar a la reunión.
El pintor seguía observando la luna, pero instantáneamente despertó dentro de su cama; aun seguía soñando pues su retrospectiva lo había arrojado dentro de otra de sus memorias, en otro instante de tiempo. Continuaba siendo de noche dentro de ese nuevo episodio, la oscuridad reinaba su habitación pero alguien ya estaba tocando en la puerta del pintor. El pintor fue a abrirla de mala gana y todavía lleno de lagañas, y se sorprendió al darse cuenta que se trataba de Fletonio quien lo había venido a buscar desde muy temprano, traía consigo una camioneta, que como ya se sabía de antemano eran cosas raras cuales funcionaban con combustibles alternos. Fletonio lo invito para que lo acompañara a las montañas a realizar un trabajo, por lo que el pintor acepto a pesar de su estado somnoliento, quizás mas motivado por el hecho de abordar esa nave que por visitar las montañas, por lo que en menos tiempo de lo que se esperaba el pintor y Fletonio cursaban a través de una terracería rumbo a la antena de trasmisión que se escondía en las montañas. Durante el camino conversaban sobre anécdotas de sus vidas, de repente las palabras se apagaban y seguía el silencio, pero solo bastaba una insinuación para volver a revivir la conversación.
- ¿De donde sacaste esta camioneta? – Le pregunto el pintor.
- Pertenece a Midelo Angelius, pero me hago cargo de ella mientras lo ayudo en sus proyectos.
- Te has mezclado mucho con ese tipo últimamente.
- Es importante ser participe en las acciones que causaran efecto en la sociedad, este tipo ya ha convencido a tantas personas para que le ayuden que no podía quedarme con los brazos cruzados, promete tantas maravillas que hasta el tonto de Jurio ya le esta ayudando.
- Quizás algún día llegue a formar parte de la asamblea, y quizás tu también. ¿Que hay de tu escuela?
- He tenido que ceder mi directorado a mi más cercano alumno, el cual a pesar de sus incapacidades ha encontrado en la tecnología un gran mundo de posibilidades, y con ayuda de la física ha podido percibir el mundo de otra manera; el guiara a sus hermanos hacia una mejor vida, ya es tiempo que Cobaro luche por si solo, cada vez es mas capaz de hacerlo. Yo tengo otras cosas en que ocuparme ahora, sobre todo en lo referente a ese Midelo Angelius, me da tan mala espina que he seguido su trabajo muy de cerca y me he sorprendido por todo en lo que esta involucrado.
- Creí que estabas emocionado con los proyectos que traía en mente.
- Es cierto, pero dentro de sus maravillosas proposiciones esconde cosas aparentemente inocentes que le darían bastante poder sobre nosotros; todo eso me mantiene intrigado, sobre todo al recordar que era uno de mis maestros en Prospectia.
- No puede ser, ¿En serio? Después de tanto tiempo.
- Si, tal vez él no me recuerda pero lo recuerdo a él con claridad, a pesar de la niebla que cubría mi mente en esos años.
- Hace tiempo que ignore lo de Prospectia, tanto que mi cabeza no a tocado esos temas desde que abandone Cobaro – El camino estaba lleno de curvas y los arboles tapaban toda la visibilidad como si fuera un túnel a través de la naturaleza, los verdes arboles abundaban por todo el alrededor de la ciudad cuales eran de varios metros de altura y junto a los gigantescos nopales recubrían la montaña. La madre tierra había renacido por todos lados después de cortar la soga que la ahorcaba; lo que había traído un mejor clima para las cosechas, las lluvias abundaban y el ambiente para vivir era mucho mejor, de igual manera que la jungla maya renació con el tiempo después de haber sido arrasada por la explosión de aquella civilización; mas sin embargo esta vez los ciudadanos tuvieron que trabajar mucho para reparar el daño que habían hecho a su hogar.
- Es muy extraño, pero ya lleva muchos años dando clases en Kerovia; yo no me dejaría llevar por las apariencias, sobre todo por que ese tipo no encaja para nada en el ambiente de esa naturista escuela – La escuela de Kerovia había sido edificada sobre un gran parque ecológico, de los tantos que abundaban en la ciudad pero sobre todo en Kerovia, una colonia bastante naturista aunque no tanto como Vermilia la cual desde las alturas se veía tan verde como los bosques. Las aulas de dicha escuela descansaban entre un variado y extenso jardín, todos los maestros del lugar mantenían ese concepto, a excepción del extraño Midelo Angelius quien permanecía dentro de su abstracto cubículo sin vida, carente de colores, conciso  y extremadamente ordenado, tenia un gran pizarrón donde anotaba sus locuras racionales con las que trataba de explicar su entorno de una cuadrática manera – Se la pasa dentro de su cubículo pensando y analizando sus secretos trabajos, pues solo salía al exterior para trabajar en el campo de sus proyectos y para engatusar a tantas personas como su capacidad lo hacia posible.
- Pues tratándose de algún retoño de Prospectia deberías mantener una idea de que clase de persona es, no olvides todo lo que pasamos en ese lugar, cosas que juramos olvidar.
- Tengo el presentimiento de que dicha oscura y mágica institución sigue en operación, pero llegare al fondo de todo, por lo que mantendré a ese Midelo Angelius en la mira – Giro el volante repentinamente en una curva para postrarse en frente de una gran torre y detenerse; la torre estaba conformada por gruesas vigas de acero que alcanzaba la parte mas alta de la montaña – Hemos llegado – Dijo Fletonio, e inmediatamente después abrió la puerta de su vehículo solo para que su amigo lo siguiera.
- Con que este es el tesorito de tu viejo y nuevo mentor.
- No lo será por mucho tiempo, he venido a sabotearlo – El sol aparecía, y el cielo comenzaba a tomar color, las estrellas se disipaban y la montaña mostraba su esplendorosa forma. El pintor volteo a ver a Fletonio muy extrañado pero no dijo ni una palabra.
Ambos comenzaron a subir por las altas escaleras para alcanzar la estación que estaba en lo alto de las rocas, fuera de esos barrancos, desde donde se podía observar las fronteras de la ciudad iluminadas por los rayos del naciente sol.
- Es hermosa ¿No crees? – Le dijo Fletonio.
- Y se lo dices a un explorador de ese concepto, siempre me han atraído los paisajes pero la belleza puede alcanzar tantos formas como una lente se lo permita, personas como yo buscaremos la belleza hasta por debajo de la piedras.
- Todos percibimos las cosas desde nuestros propios sentidos; yo veo una unida e igualada sociedad, llena de jugosa vida, tan humana como el conocimiento lo ha permitido, libre de ataduras y con la posibilidad de elección, pienso en los ancestros que se sacrificaron para hacer esto posible y me lleno de emoción, sin lugar a dudas ellos eran súper hombres, fuera de la vileza habitual de la que lamentablemente provenimos. Al ver este paisaje me lleno de sentimiento, pero al voltear a ver lo que tenemos atrás me asusto bastante – Ambos voltearon sus cabezas para ver la punta de la rojiza antena – Lo que tenemos ante nosotros no es bueno ni malo, tan solo es una posibilidad, una magnifica invención, al igual que la pólvora y el hierro las cuales forman importante parte del progreso y que son capaces de ayudar al hombre pero también capaces de sumirlos en la miseria, son cosas que nos dan comodidad; al igual que el alcohol puede hacernos sentir bien pero no por ello hacernos bien, debemos estar totalmente seguros de lo que tenemos ante nosotros. Esto no es mas que un poder, una magia que puede tomar diferentes rumbos dependiendo del espíritu que se apodere de él, toda magia es ciencia pero no toda ciencia es magia, hay cosas que sobrepasan el entendimiento común y pueden causar estragos colaterales si no se comprende su concepto en totalidad, en base a ello debemos explorar y analizar para no abrir impacientemente la caja de pandora. El poder puede ser usado adecuadamente, pero es tan inestable que sin algún control a la larga pude llegar a destruir hasta a sus propios poseedores – Se acerco a la caseta de servicio que estaba en el lugar - Es por eso que hoy he venido aquí, para detener esto mientras encuentro la manera de detener a esa ambiciosa persona – Saco un micro controlador de la tarjeta de control principal que estaba dentro de la caseta – Al igual que puede haber gente encubierta actuando en obra del mal, por que no puede haber también enmascarados en pos del bien – Fletonio tenia sorprendido al pintor, era una persona tan arraigada en sus ideales que era capas de ir en contra de sus propios sueños con tal de impedir que la corrupción infectara a su hogar.
- ¿Piensas ir en contra de Midelo Angelius de ahora en adelante?
- No puedo juzgarlo así nada más, debo averiguar que es lo que trama y para ello colaborare cercanamente a él – Guardo aquella araña electrónica en su bolsillo -  Debemos estar atentos a cualquier posible quimera de la antigüedad que intente despertar de nuevo, pero mas aun astutamente debemos proveer el futuro y descifrar las pestes que están fuera de nuestra comprensión. Pues al igual que nuestros ancestros edificaron este mundo para nosotros, de la misma manera entregaremos algo mejor a nuestra descendencia – Se acerco a las escaleras y puso un pie sobre ellas – Por ahora debemos irnos - Bajaron de las escaleras y abordaron la camioneta para emprender su regreso a la ciudad. El camino de regreso fue bastante pedregoso, tanto que la camioneta comenzó a temblar y sacudirse fuertemente, el pintor despertó inmediatamente; Mars Carmina le movía la cabeza de un lado a otro para que despertara, estaba bastante molesta por la actitud irresponsable del pintor.
- Vamos despierta de una buena vez – Le dijo – Creo que me equivoque al pensar que eras diferente, pareces el mismo antipático de siempre, que acaso olvidas que estamos contra corriente, debemos ir a ver a Fletonio ahora mismo – El enojo de la mujer se disolvió rápidamente con esas palabras.
El pintor se reincorporo y se hecho el agua que restaba en su vaso sobre la cara, por fin se estaba acercando a las memorias relacionadas con el crimen; su búsqueda estaba funcionando, pudiese que después de todo no le fallara a Fletonio; pero no cabía duda que también debía de continuar en la realidad. Se encaminaron directo a la asamblea, el pintor permanecía callado, haciéndose preguntas a si mismo, a pesar de toda esa incertidumbre aún sentía bastante cariño por Carondelia, tan solo esperaba encontrar la situación dentro de su vida pasada que disolviera todo ese inexplicable mal entendido, esperaba descifrar esa paralela situación la cual lo dividía internamente.
De regreso a Grunstia, un oscuro personaje escondía su última obra. Arfandelo continuaba con su casería, esta vez se había despachado a un vecino del mismo edificio donde vivía el pintor. Desmembrando a su victima en minúsculos pedazos, como si la acabara de cazar y la estuviera repartiendo entre toda su manada, solo que no había ninguna manada, él estaba allí solo, convencido plenamente de lo que estaba haciendo, sereno pero enérgico; planeaba distribuir todos los minúsculos pedazos en pequeños orificios que había hecho por toda la casa; su táctica debía ser sigilosa y encubierta, todos sus movimientos debían reservarse a la mínima escala posible, pero obteniendo la máxima información en torno a ello, no obstante nadie debía sobrevivir después de alguno de sus interrogatorios, necesitaba desaparecerlo todo.
Arfandelo no había podido dar con Carondelia, debido a que ella no se había presentado a trabajar, pero a pesar de ello decidió buscar mas información acerca del testigo de Muntionela entre los vecinos y al igual que con Geracio su búsqueda había sido en vano, a pesar de eso descubrió algunas pistas más, ahora el sabia que la chica de la foto se trataba de su novia, y así dedujo que al encontrarla le encontraría a él. Cuando termino de desaparecer por completo a su victima, Arfandelo dejo ese departamento para dirigirse al la calle donde habitaba Carondelia.
Ultimadamente Arfandelo había trabajado en tierras lejanas, siguiendo la pista de fuertes comerciantes, trabajando secretamente y con fines desconocidos; pero algo lo había hecho llegar hasta allí, sin duda todo lo referente a Midelo Angelius; Arfandelo era todo un verdadero bloque de hielo, descorazonado hasta el extremo, con nervios de acero y tan callado como un sepultador; su lugar de origen se desconocía, pero su trabajo como exterminador ya había ensangrentado otras ciudades, era experimentado, sigiloso y todo eso era bastante rutinario para él; se podía ver con claridad que ninguna persona sobre la faz de la tierra conocía a este mortal personaje y ni pareciese que él mantenía ningún vinculo sentimental con alguien vivo, mas sin embargo reflejaba tanto misterio que se podía suponer cualquier cosa; por su actitud se podía pensar que trabajaba para alguien, como un mercenario o como algún tipo de títere, tenia que cumplir sus ordenes y nada lo detendría, sin importar cuanta sangre tuviera que derramar, sin sentir remordimiento por todos aquellos cuerpos que tenia que despedazar, y teniendo que dejar atrás tantos rostros de suplica por piedad; pues esa era su misión y no le importaba mas que cumplirla.
Arfandelo se encamino a las orillas de dicha colonia, caminando en medio de todas esas casas; esas manzanas albergaban gran cantidad de terrenos despejados los cuales se usaban para una siembra mas particular, era por eso que aquella colonia era conocida como la agricultora, pues pese a que las granjas comunales rodeaban toda la ciudad solo en esa colonia se podía apreciar la gran manía de sus colonos por la siembra, aprovechando cada pequeño espacio de tierra disponible para crear alimento. Arfandelo camino con una postura indiferente a toda esa gente, pasando por todas esas calles llenas de cultivos hasta llegar a la orilla de dicha colonia que a su vez eran los límites de la ciudad, justo enfrente de una gran colina.
Esa calle era mas solitaria, no se veía a ningún transeúnte por ella, no obstante se observaban perros y gallinas circulando por el lugar; pudo divisar la casa de un alfarero, el cual estaba metiendo sus artículos dentro de su casa, pues él los tenia en exhibición sobre su banqueta. Arfandelo se acerco al alfarero para preguntar por Carondelia y el alfarero supo orientarlo bastante bien, dándole la ubicación exacta de su objetivo; así que sin dar las gracias, Arfandelo se retiro para ir directamente a esa casa; fue increíble como tan inconscientemente ese alfarero había traicionado a su vecina.
Dentro de la casa de Carondelia descansaba su hijo mayor después de ardua sesión de entrenamiento; con la cara roja y su ropa llena de sudor, reposando en un sillón y respirando agitadamente con toda la presión de su corazón. Fue entonces cuando alguien toco a la puerta, el chico estaba cansado pero fue inmediatamente a abrir la puerta; pues como todo mundo sabe cuando alguien toca la puerta se tiene que abrir, sin ni siquiera importar de quien se pueda tratar, pero se debe de abrir sin objeción alguna. El chico abrió la puerta y vio la cara de aquel sujeto, Arfandelo lo vio a los ojos, y algo dentro del chico lo asusto cerrando esa puerta de inmediato, ni siquiera para darle tiempo a Arfandelo de reaccionar, pues pudiera haber sido su cara agresiva llena de su cicatrices lo que asusto al chico o su traje oscuro y elegante pero no dio tiempo para nada. No obstante Arfandelo volvió a tocar la puerta repetidas veces, pero el chico ya estaba decidido a no abrirla y esperar a que ese tipo se largara, así que se metió al baño a lavarse la cara, pues a pesar de que esa persona le había causado un repentino temor aun no tenia idea de quien se estaba tratando. Arfandelo dejo de tocar la puerta y comenzó a reconocer la fachada de la casa color blanco, con bordes de ladrillos en puerta y ventana; así que se abalanzo sobre los barrotes de la ventana para poder escalar hasta la azotea de la casa, y una vez arriba inspecciono de nuevo el lugar, encontrando una pequeña ventana lateral por donde podía introducirse y así lo hizo. El chico se observaba la cara en el espejo del sanitario y vio al intruso que trataba de meterse por la ventana de ese baño; el chico se asusto bastante y la incertidumbre le invadió los huesos, así que aprovecho que Arfandelo se introducía dificultosamente por esa ventanilla para poder escapar por la puerta trasera de su casa, dirigiéndose a las colinas. Arfandelo se introdujo lo más rápido que pudo y alcanzo a ver al chico salir del baño, así que salió disparado detrás de él. Al llegar a la sala observo como la puerta trasera aun seguía moviéndose indicando que por allí escapo su presa, a la cual la siguió el rastro.
El chico pudo observar como Arfandelo venia detrás de él, era un viejo que corría bastante rápido, superando al chico a pesar de ser un atleta, pero que en esas condiciones de cansancio era de esperarse que lo derrotaran en eso que tanto perfeccionaba; por suerte el chico le llevaba ventaja, comenzando a subir entre las rocas que pautaban la subida a esa colina. Arfandelo lo seguía decididamente y sin mostrar aspecto de cansancio, subiendo por toda esa inclinación llegaron de nuevo a un terreno plano, un área muy boscosa, donde Arfandelo estaba a punto de darle alcance al chico, el cual alcanzo a escapar barriéndose y deslizándose por el pasto hasta alcanzar una pequeña hendidura dentro de un muro, dejando a Arfandelo con las manos vacías. Entre todos esos arboles se levantaba una antigua estructura difícil de reconocer por su pared forrada de enredaderas y recubierta por los arboles, pero las altas ventanas mostraban que aquello era un olvidado edificio y por ello debía de tener alguna entrada.
Arfandelo no se detenía con nada, y a pesar de que no podía entrar por ese agujero se esmero en buscar la puerta de entrada, no sin antes tomar una gran piedra y atorarla en el hoyo por donde su presa se había introducido para evitar su escape a toda costa. Arfandelo recorrió esa pared y al darle la vuelta en la esquina pudo observar unas cortas escaleras de piedra con sus escalones adheridos al muro las cuales subió de tres largos pasos hasta alcanzar la puerta que al final de ellas. La puerta metálica permanecía cerrada por décadas, oxidada y llena de lodo, renegando de su naturaleza, buscando ser parte del muro; pero nada puede escapar a su principio iniciador, ni siquiera una inmóvil puerta; la cual termino abriéndose al ser impactada por una consistente patada de Arfandelo. El era un tipo callado y generalmente tranquilo, pero que guardaba demasiada fuerza en su interior, lista para ser expulsada en el momento en que su ira se la requiera.
Ese era un edificio abandonado hace mucho tiempo, se trataba de una sala muy amplia conformada de dos niveles de alturas levemente separados, un barandal cubría todo el segundo nivel, algunas columnas se erguían dentro del nivel bajo, las ventanas que se escondían en lo alto permitían el paso de una luz descolorida, ya que todas las ventanas estaban llenas de polvo formando así una escena claro obscura; en las alturas se mantenían suspendidos algunos corredores; cadenas y cuerdas colgaban del techo; todo ese lugar mantenía una pequeña capa de polvo negro por toda superficie.
Arfandelo observo detenidamente ese recinto, para después agacharse y tomar una muestra de polvo con su dedo, comprobando la suciedad de ese lugar; se levanto y a lo lejos observo las huellas en el piso que el chico había dejado, las siguió sigilosamente como un cazador en medio de la jungla, pasando por toda esa sala hasta llegar a un umbral en la pared, el cual lo dirigía a otra sala mucho mas chica pero mas densa pues en ella permanecía gran cantidad de hornos, eran hornos cerrados mucho mas grandes que una persona los cuales formaban pasillos y corredores; allí era donde desaparecían las huellas del chico. Arfandelo continuo buscando, reviso cada uno de los pasillos sin encontrar nada, así que comenzó a buscar dentro de cada  uno de ellos abriendo la portezuela de las calderas para buscar al chico que se había escondido dentro de esa sala sin salida. Abriendo sorpresivamente cada una de esas portezuelas iba disminuyendo su problema, así iba registrando el lugar y no tardaría mucho en encontrar a su presa. Mientras Arfandelo registraba las calderas se escucho lo que pareció un estornudo, llamando la atención de los agudos sentidos de ese matón, Arfandelo permaneció quieto y movió rápidamente sus ojos en dicha dirección, los cuales se tornaron rojos y vibraron por un instante; así fue que el cazador se acerco lentamente hacia donde escucho el importunado ruido y abrió con fuerza la portezuela esperando sorprender a su victima, pero no encontró nada, metió la cara dentro de la caldera y su sorpresa se invirtió al ver que una gran rata le brincara en la cara aferrándose fuertemente de sus mejillas con sus garras; inmediatamente procedió a quitársela de la cara, pero el animal se mantenía aguerrido a sus mejillas, mientras tanto el chico aprovecho la situación para escapar de su caldera y correr a la gran sala, Arfandelo se quito el animal y después de pisarlo con fuerza corrió detrás del chico. El chico desconocía la salida, por eso se le  ocurrió subir por una de esas escaleras de bombero las cuales alcanzaban unos corredores metálicos en las alturas de la sala, Arfandelo lo siguió; el chico avanzo por lo corredores pero rápidamente se encontró sin salida, Arfandelo ya lo tenía atrapado por lo que el chico se quedo esquinado en aquel corredor, como un conejillo asustado que no tiene por donde escapar; Arfandelo lo alcanzo y se detuvo frente a él para observarlo, pues ese matón disfrutaba esas espantadas caras de desesperación que sus victimas ponían en momentos como esos. Pero el chico estaba tan asustado que no lo pensó dos veces corrió directamente hacia Arfandelo el cual estaba preparado para recibirlo, y justo cuando el chico estaba a unos pasos de su cazador se apoyo en el barandal para alcanzar más altura y poder pescar una de las cuerdas que colgaban del techo, Arfandelo solo pudo seguir el movimiento del chico con sus ojos los cuales a su vez guiaron a su maltratado rostro; el chico comenzó a bajar por la cuerda pero Arfandelo fue detrás de él saltando también y agarrándose de la cuerda la cual no soporto el peso y se rompió, desplomando a ambos cuerpos hacia el piso de abajo y levantando una nube de polvo. Arfandelo se llevo la peor parte, cayendo de más altura y dándose un fuerte costalazo; el chico recibió un daño menor y se levanto con rapidez para escapar por otras escaleras, las cuales daban de nuevo a otro corredor pero esta vez pudo salirse por una ventana rota que estaba muy cerca de él; quien sabe a donde iría después. Arfandelo se levanto derrotado, pero no acabado, era la primera vez que alguien se le escapaba por lo que estaba furioso y a la vez herido, pues esa considerable caída se había cargado a la mayoría de sus costillas, dejándolo en mal estado; no obstante caminaba con normalidad encubriendo todo su dolor ante la presencia de nadie, así regreso por donde entro para bajar la colina.
Carondelia llego a su casa bastante cansada, cargando con alguna mercancía que había canjeado en el mercado por su dulce miel, se había llevado a su hija pues como estaba lastimada no quería dejarla sola, por eso se la llevo al mercado esperando que con eso se le despejara el dolor en su muñeca. Dentro de su casa no encontró a su hijo, después de colocar las cosas que cargaba sobre la mesa comenzó a llamar a su hijo, pero no obtuvo respuesta alguna; encontró la puerta trasera abierta y pensó que su hijo tal vez estaba rondando por el campo así salió a buscarlo. Afuera en el campo Carondelia llamo de nuevo a su hijo, pero no obtuvo respuesta, su hija salió de la casa para unirse a la búsqueda de su madre; pero solo pudieron observar a un elegante señor lleno de polvo el cual bajaba de la colina cargando un maletín y el cual estaba acercándose hasta ellas. Carondelia se le acerco también para preguntarle si había visto a su hijo, pero Arfandelo la ignoro pasando de largo, dirigiéndose a su hija solo para tomarla del cuello y amenazar a la madre con matarla si es que no cooperaba con él.
En el centro de la ciudad, el pintor aguardaba sentado en las sillas de espera del tribunal de la asamblea y a un lado de él se encontraba Mars Carmina. La mujer estaba aturdida y temerosa de toda esa situación, ignoraba los hechos del crimen pero allí dentro en el tribunal pudo enterarse de la brutalidad de los hechos, situación que le causo un desmayo, cayendo sobre los brazos del pintor quien la miraba cada vez que podía, y tuvo que ser despertada con ayuda de un par de guardias pues ella no esperaba algo de esa magnitud; pero sobre todo trataba de ayudar a Fletonio. Inclusive, Mars Carmina se vio obligada a tener que soportar al viejo pintor, el cual daba lastima con su precaria situación existencial, una persona que era mas que un amigo en su vida, una persona a la que se vio obligada a olvidar para continuar con su vida como si nada hubiera pasado; pero que ahora aparecía tan solo en carne y hueso como si se tratara de una alucinación o una mal pasada de sus recuerdos, pues hasta ahora no había dado signos de ser aquella persona de la que perdidamente se enamoro. Mas sin embargo ella pensaba tragarse toda esa jarra llena de amargura y desolación causada por los años, para poder regresar a su sueño al lado de su esposo y sus hijas; y de igual manera que sobrevivió a los pesares de su juventud olvidaría todo y se enfocaría en lo bueno de su presente.
Durante toda su vida Mars Carmina fue parte del seleccionado trió de adolecentes marcados por la débil replica de algo que ellos mismos desconocían; se percato de todo lo que ocurrió mas nunca lucho, ¿Valía la pena luchar contra algo inevitable? Pues ella creía que no, siempre pensó que eso solo prolongaría su martirio; por eso jamás se enrolo en su papel aunque fue presente de todo acto hasta antes de que hullera hacia Forlonia, y sabia muy bien que todo ello tenia un crudo comienzo, esos extraños acontecimientos ocurridos en la ciudad, quien sabe y quizás fue la mas consciente de los tres. Pero ella no era un guerrero como lo fue Fletonio, ni tampoco un mártir como lo fue el pintor; ella tan solo era un espectador. Es por eso que Mars Carmina fue la más feliz de los tres, exenta de toda situación conflictiva, eludiendo la doble realidad, buscando el olvido del pasado y las emociones del futuro, no se involucro en los problemas de los demás, tan solo tomo la responsabilidad de su propia felicidad; por eso ahora veía al pintor con mucha culpa pues ella sentía que ese castigo caído sobre su amigo era el reflejo de toda su actitud indiferente a lo largo de toda su vida; pero que mas podía hacer, el daño estaba hecho, no podía regresar en el tiempo y cambiar las cosas; por eso no deseaba ayudarle a recordar, pues eso quizás solo le traería dolor y es por eso que ahora al igual que antes solo quería eludir esa situación lo mas antes posible para volver a ser feliz. Tan solo le quedaba observar como todos esos recuerdos felices se esfumaban con el aire del tiempo.
Por otro lado, el pintor estaba nervioso, con las manos sudadas y la garganta enredada; no sabia que decir, ni mucho menos tenia argumentos para justificar lo que sentía, pero la mujer que tenia a su lado le estaba revolviendo el estomago. El era consciente que todo ese sentir era causado por los aleatorios recuerdos que emanaban de él y por eso prefirió permanecer callado para no alertar a Mars Carmina, y para no caer en una vergonzosa trampa; pues se podía intuir que todo había tenido un silencioso final, aunque no sabia como es que había sido. De esta manera prefirió callar todo lo que estaba recordando, y solo comunicar lo referente al supuesto crimen de Fletonio, como una verdad que todo mundo conoce mas no se atreven a mencionar.
Mientras esperaban allí sentados, una escolta de tres guardias se acerco ante ellos y uno de ellos invito al pintor a que los acompañara, pues lo iban a conducir a su audiencia con el prisionero. El los siguió no sin antes tranquilizar un poco a Mars Carmina y advertirle que volvería con preguntas y con respuestas. Ella asintió con la cabeza y se quedo allí sola, esperando a que regresara, cosa que le hacia recordar la única carga que en su vida acepto llevar.
El pintor recorrió el mismo camino que la vez pasada, bajando al calabozo del subsuelo y entrando a la celda de audiencias donde hablo la última vez con un amigo desconocido. Fletonio ya lo estaba esperando impacientemente, pero su agudo sentido le hizo pensar que ya no se trataba de la misma persona con la que había hablado; no sentía que se tratara de su viejo amigo, era la mezcla de un ser distinto con la mirada de algún conocido.
- ¿Qué sucede? – Le dijo Fletonio.
- Hola Fletonio – Le dijo el pintor – Tanto tiempo sin vernos.
- Si tan solo han pasado algunos días – Le contesto.
- Yo creo que han sido algunos años. Estoy recuperando la memoria, se quien eres tu y se quien es Mars Carmina, a quien he traído hasta aquí – El pintor se rasco la nariz - Pero las dudas sobre mi pasado se acrecientan sin poder llegar a resolución alguna sobre tus actos, o sobre los hechos que dieron lugar a este juicio; creo que estoy liberando al prisionero equivocado, he tenido algunos sueños reveladores pero ninguno que me revele lo sucedido en el crimen – Después de eso el pintor le conto todo lo que había visto en sus sueños con respecto a Midelo Angelius y esa antena de transmisión mas no menciono nada de su sueño en la fabrica de Forlonia por considerarlo una burla de su estado de ebriedad. Posteriormente cuestiono a Fletonio sobre donde es que podía encontrar a Jurio y sobre lo que había pasado después de lo de la antena de transmisión. La sentencia estaba a tres días de ejecutarse y el pintor sabía que era la última vez que lo dejarían ver a Fletonio.
- La antena de transmisión poco tiene que ver en esto – Respondió Fletonio, acomodándose los lentes - Midelo Angelius llegaba mas lejos que todo eso, algo que hasta ahora no he podido resolver. Estas aclarando tu mente pero aun no encuentras lo que necesitamos saber, la simbiosis fue la verdadera causa de todo esto, tienes que encontrar la manera de saber que fue lo que ocurrió después de que la separamos – El pintor no entendía lo que estaba diciendo Fletonio - Pues suena repetitivo en tu situación pero yo no recuerdo halla pasado en ese lugar, caí inconsciente para después amanecer en media calle lleno de la sangre de Midelo Angelius. Así fue como injustamente llegue a dar hasta aquí, pero tu – Tomo un respiro y dejo de mirar al pintor - No se que paso contigo, quizás eso fue la causa de tu accidente, todo esto debe ser un plan minuciosamente conjurado; creo que ambos fuimos reprendidos por entrar a terrenos prohibidos.
- O quizás en realidad seas culpable, ¿Por qué no me habías dicho eso con anterioridad? – El pintor se molesto ante tal revelación.
- No quería que te crearas un mal juicio, como lo estas haciendo ahora, ni siquiera sabes nada al respecto de la simbiosis, mucho menos has indagado en tu pasado en Prospectia, estas buscando respuestas en el lugar equivocado. Debes continuar tu búsqueda y no te queda mucho tiempo para ello, por eso te pedí que buscaras a Mars Carmina ella puede ayudarte a esclarecer tu vida y así resolver todo este embrollo.
- Esclarecer mi vida – El pintor rio irónicamente – Yo tenia una vida y tú estas destruyéndola.
- No vale la pena pelear ahora, cuando nos queda muy poco tiempo. Yo se que ahora eres una persona distinta y que todo lo que esta ocurriendo te asusta, pero tienes que cooperar para salvarme, necesito tu ayuda; créeme que en realidad no soy culpable, no merezco esto, pero a fin de cuentas es algo que tú decidirás, por que yo fui quien quiso que fuera así – Fletonio hablaba desesperadamente y con una cara de aflicción, se veía tan inocente que nadie dudaría de sus palabras. El pintor se quedo mudo y después de pensar sobre lo mal que estaban las cosas le pregunto sobre su destino.
- Mars Carmina me dijo que buscáramos a Jurio, solo entonces mis recuerdos me mostraron que ese personaje puede resolver mis dudas y las tuyas, pero ella no sabe donde localizarlo, dime tu, ¿Qué tengo que hacer?
- Busca la verdad y has lo correcto – Fletonio tomo un papel y una pluma, escribió una dirección apoyando el papel sobre su palma – Jurio se decepciono mucho cuando Mars Carmina lo abandono entonces buscando olvidar todo eso él dejo su casa y trabajo. Con esta dirección podrás localizarlo – El pintor tomo el papel. Después de eso el pintor se dirigió a la puerta de salida de la celda y volteo a ver a su amigo mientras la abría, se detuvo un instante mirándolo y se despidió con un gesto. Saliendo con más dudas que con las que entro pues entre mas se adentraba en esa situación las dudas crecían y crecían; no creía en la veracidad de todos esos acontecimientos que lo estaban agobiando, él llego a pensar que dudar era lo único que podía hacer.
Cuando estuvo fuera del calabozo fue a ver a Mars Carmina, la mujer lo esperaba sentada donde mismo. El pintor no podía creer lo que le dijo Fletonio acerca de que Mars Carmina abandonara a Jurio, ¿Qué acaso en realidad después de todo hubo algo entre ellos dos?
- ¿Hay algo que me tengas que decir? – Le dijo molesto a Mars Carmina, la cual lo miro desconcertada – Estoy pensando que me ocultas cosas, ¿Que tiene que ver Prospectia con todo esto? , ¿Qué es esa tal simbiosis? – El pintor estaba exaltado, se desespero al salir de allí sin noción alguna de lo que estaba pasando.
- Ya te había dicho que yo no tengo nada que decir con respecto a ese crimen, viaje a Forlonia cuando todavía Fletonio trabajaba para Midelo Angelius. Si ocurrió algo en Prospectia pero nada tiene que ver en esto. Fletonio quedo mal de la cabeza, veía demonios  en muchos lados y todo lo atribuía a Prospectia, mas nunca pudo comprobarlo; de la simbiosis que hablas ni la mas mínima idea tengo de que es lo que fuera, mas si llegue escuchar a Jurio tan solo mencionarla.
- Fletonio me a dado la dirección de donde localizar al que ya no pudo ser tu esposo, la tengo en este papel – El pintor le entrego el papel a Mars Carmina – Supongo que tu puedes ubicarte mejor que yo en esta ciudad a la cual todavía no me acostumbro. Ese Jurio es la clave de nuestro éxito, aunque a decir verdad algo dentro de mi estomago preferiría no verlo.
- Yo tampoco – Le dijo Mars Carmina.
- Dime algo, ¿Por qué te mudaste al extremo más lejano de la ciudad?
- Siempre quise vivir junto al mar – Mars Carmina hablo muy insegura, el pintor comenzó a dudar de lo que ella le decía, preferiría confiar mas en las imágenes de si mismo.
El pintor se sentó en una de esas sillas para descansar, poniendo sus dos palmas sobre su cara. Se sintió mal por no poder ayudar a Fletonio, estaba obrando equivocadamente. Hubiera preferido nunca haber llegado hasta allí, él no necesitaba pasar por todo eso. Miro el mural donde se exhibían todas las situaciones delictivas y anormales de la ciudad, un mural lleno de papeles con los misterios sin resolver; de todos los posibles crímenes tenia que haberle tocado el más complejo y sangriento, se sentía muy culpable de una situación ajena a su existencia y que cada vez sentía más propia. Mientras observaba aquellos papeles pensó en Jurio, quizás después de todo no estaban tan perdidos, la investigación debía continuar dentro de si mismo, averiguando que era eso de la simbiosis para poder esclarecer el caso; después podría averiguar que fue del resto de su vida pasada.
Se levanto desconcertado después de mirar aquel mural, la cara de desesperación se borro en un parpadeo para cambiarse por expresión de duda.
- Escuchare todo lo que Jurio tenga que decirme pero antes de eso tenemos que resolver un asunto – Ambos salieron del tribunal para dirigirse a Grunstia, algo había inquietado repentinamente al pintor.
Arfandelo y Carondelia caminaban juntos cruzando una calle. Ahora ellos dos formaban un singular equipo reunido por el clamor de la necesidad, Arfandelo tenía que dar con su objetivo y Carondelia lo ayudaría para poder salvar a su hija; él decidido y ella obligada, pero ambos juntos en esa contienda. Iban encaminados hacia el departamento del pintor donde era el único lugar donde podían pescarlo si es que regresaba. A Carondelia le invadió el miedo de perder lo mas valioso para ella en su vida, presa en un callejón sin salida y con la única esperanza de creer en la veracidad de las palabras de ese individuo del que poco sabia, tuvo que decidir entre su pequeña hija y su nuevo novio, una apuesta donde el pintor salió perdedor. Arfandelo ni siquiera tenía que arrastrar a su prisionera pues una correa invisible la mantenía caminando a su paso, había encerrado a su hija en la misma estructura donde casi capturaba a su hijo, dejando sin ninguna opción a Carondelia pues en caso de que intentara escapar, Arfandelo iría directamente hasta allá y terminaría lo que empezó. Esa situación era la que mantenía sumisa a Carondelia y dispuesta a entregar al pintor, llorando por dentro al sentirse tan incapaz sin nada que pudiera hacer para derrotar a esa bestia; la cual para atemorizarla le había mostrado el arma de fuego que llevaba en su maletín.
Cuando llegaron al departamento del pintor, casi todos se llevaron una sorpresa. El pintor estaba afuera de su casa al parecer estaban entrando. El pintor vio a Carondelia después de algunos días sin saber de ella, mirándola con vergüenza y remordimiento, como si la hubiera engañado con Mars Carmina, la cual permanecía quieta y ajena a esos dos nuevos personajes. Arfandelo por fin pudo visualizar a su víctima y estaba deseoso de culminar su misión, pero no allí, no en ese lugar tan revelador pues no podría salir con la victoria del anonimato, tenía que llevarlo tramposamente hacia un lugar adecuado. En cambio Carondelia se impacto al ver a su novio, no creyó que fuera tan fácil entregarlo a su ejecutor, no recabo en las consecuencias de sus actos; pero la situación tomo un aire de desazón para ella, al ver al pintor junto a esa nueva mujer los celos se apoderaron de ella dudando sobre el sentido de su viaje; un sentimiento visceral le vatio la cabeza, sintió que estaba perdiendo a su novio tanto vital como sentimentalmente; un tremendo sentimiento de ira nació de esa impotencia el cual solo consiguió hervirle la sangre, lo deseaba pero no podía revelarse ante todo eso.
- Hazlos que vuelvan a entrar – Le susurro el asesino al oído. Carondelia soltó la batuta que acababa de tomar y volvió a ser la impotente persona que venía siendo hace media hora.
- Está bien – Se dirigió al pintor y a Mars Carmina, e hipócritamente los saludo, presentando a Arfandelo como su hermano lejano. Ella hablo de la necesidad de comunicarles algo por lo que invito al pintor a entrar de nuevo en el departamento.
- Lo siento Carondelia, tenemos mucha prisa – Respondió el pintor, el cual estaba bastante saturado con toda esa situación.
- Te lo pido por favor, es muy importante – Carondelia le replico. El pintor barrió con la mirada a Arfandelo al cual desconocía y así lo inspecciono. Termino aceptando la orden de su novia, sintiéndose avergonzado por sus sentimientos divididos.
El pintor abrió de nuevo la casa y los cuatro entraron en ella, una vez adentro, Arfandelo les prometió enseñarles algo muy importante y procedió a abrir su maletín. Mientras Arfandelo abría la combinación del candado de ese maletín, el pintor tomo uno de los jarrones de barro que tenía en su mesa y sorpresivamente golpeo a Arfandelo en la cara, tumbándolo hacia atrás y arrebatándole el maletín. Arfandelo reacciono y se abalanzo sobre el pintor, pateándolo y forcejeando con el maletín. Mars Carmina reacciono rápidamente tomando una de las sillas del lugar y machacando la espalda del invencible Arfandelo; el maletín se abrió y la pistola rodo por los suelos, Mars Carmina seguía atacando a Arfandelo con la furia atroz de toda una hembra enardecida. El pintor se adolecía de los tremendos golpes que le propino ese matón y Carondelia en su desesperación tomo la pistola y apunto al asesino. Mars Carmina se detuvo asustada, el pintor tampoco sabia que hacer, estaban más asustados por el arma que por el intruso; Arfandelo se levanto y dudo de las agallas de la mujer dando unos pasos hacia ella, pero ella le respondió con un disparo en el suelo a pocos centímetros de su pie. Arfandelo se detuvo y levanto las manos.
- No hagas algo de lo que te puedas arrepentir Carondelia - Le dijo suavemente el pintor para tratar de tranquilizarla, pues ella estaba exaltada a mas no poder.
- Llama a la policía, antes de que lo mate – Fue lo único que respondió Carondelia. Mars Carmina salió del lugar para llamar a los guardias, dejando en su camino la puerta abierta.
- ¿Que está sucediendo? – Pregunto el pintor.
- Este tipo intentaba matarte y también intento matar a mi hija.
- Y lo hare – Respondió Arfandelo, el cual con un rápido movimiento salió del departamento disparado como todo un caballo de carreras. Carondelia lo persiguió, pero no pudo darle alcance ya que era muy veloz. El pintor la alcanzo en medio del pasillo.
- Tenemos que detenerlo – Le dijo Carondelia – Quiere matar a mi hija, la tiene secuestrada.
- Yo iré tras de él, ¿Donde la tiene?
- Cerca de mi casa, arriba en la colina, allí hay una estructura abandonada. Date prisa por favor, te lo ruego – Carondelia lloraba desconsoladoramente.
- Confía en mi, jamás te fallaría – El pintor comenzó a correr, avanzo algunos metros, para después regresar y tomar la pistola de las manos de Carondelia, la mujer lloraba sin saber que hacer – Me llevare esto, espera a Mars Carmina y lleva a los guardias hasta halla – Le quito las lagrimas de sus mejillas le dio un beso en la frente y le dijo – Volveré – Después de despedirse el pintor corrió desesperadamente hacia aquel lugar, conocía algunos atajos que descubrió en su gran cantidad de visitas a la casa de Carondelia por lo que esperaba darle alcance a ese asesino.
El pintor pudo desentrañar aquella trampa de Arfandelo gracias al último aliento de su amigo Geracio. Del cual supo de su desaparición al ver su dibujo en el mural de tribunal, nadie había sabido de él y fue reportado como extraviado, por eso antes de ir a su departamento el pintor fue hasta la casa de Geracio y al no obtener respuesta se introdujo por una entrada secreta que su amigo le mostro una tarde en la que Geracio dejo sus llaves adentro. Tampoco pudo encontrarlo en el interior de la casa pero dio con una nota escrita por él en su maquina de escribir, en la cual advertía de un peligroso sujeto con un maletín quien amenazaba con matarlo. El pintor no comprendió lo que su amigo trato de decir hasta que observo a esa persona de la que venia acompañada Carondelia, fue entonces que entendió que tenia que defenderse. Pudo arrebatarle esa mortal maquina pero las cosas no habían salido como esperaba, ahora tenia que correr con todas sus energías sin dar tiempo a reparar sus pulmones, pues tenia que salvar a la hija de Carondelia, el pintor debía de salvar los últimos pilares que le quedaban aun de su antigua vida, considerando que la nueva fue su anterior existencia la cual salía a relucir para modificar las cosas. Pero para ello tendría que enfrentar a ese matón, ese Arfandelo era muy astuto y allí tenía enganchado al pintor, introduciéndolo dentro de su telaraña, pues ese tipo jamás desistiría de su misión.
El pintor corrió a través de algunas calles de Grunstia, usando callejones para acortar el camino, corriendo agitadamente con el pesar de los años, brincando obstáculos y esquivando a las demás personas; fue así como llego hasta las orillas de la colina y continuo hasta más halla de la casa de Carondelia.
Arfandelo entro dentro del edificio abandonado para después adentrarse en la cámara de las calderas donde había aprisionado a la niña; gracias a su velocidad pudo dejar muy atrás al pintor y a pesar de que estuviera armado podría persuadirlo usando a la frágil niña. Pero al abrir la caldera donde había dejado a la niña no encontró nada y se sorprendió bastante, comenzó a buscar como loco en el resto de las calderas, si es que fuera posible que se hubiera equivocado, pero la niña ya no estaba, a pesar de que estaba amarrada se había escapado. Arfandelo, herido y vencido, termino por enloquecer y escupir saliva por todos lados, golpeo todo lo que tenia enfrente, hasta que se canso y respiro su derrota dentro del polvo de aquella estructura. Su plan se había escurrido entre sus dedos, no solo dejándolo al descubierto si no también humillando su inexpugnable orgullo. Arfandelo permaneció quieto en ese lugar con la vista perdida en la nada, unos minutos después escucho el rechinido de la puerta de la estructura, anunciando que alguien estaba entrando, puede que a pesar de eso tendría su esperado encuentro con el pintor.
El hijo mayor de Carondelia fue quien rescato a la niña. Después de que el chico escapo del desquiciado Arfandelo, quedo colgando en las alturas de los árboles donde su persecutor no pudo darle alcance. Permaneció allí escondido hasta que escucho los lloriqueos de su hermana, entonces en un arranque de valor regreso a la estructura y saco a su hermana del lugar, después de eso ambos se escondieron en otro lugar hasta que llegara la ayuda. La pronta reacción de ese chico término por desarmar a Arfandelo; de todos los posibles enemigos que pudo haber tenido ese experto asesino término siendo derrotado por un inofensivo niño; ¿Habrá sido la confianza que tenía? O la incapacidad de defenderse contra una agresión de ese estilo, una persona entrenada para combatir corporalmente como podría enfrentarse a las amenazas psicológicas o emocionales, quizás algo parecido le sucedió a Arfandelo el cual concentrado en su guerra subestimo un insignificante detalle para su éxito.
El pintor entro dentro de la estructura y avanzo hasta la sala principal donde Arfandelo lo esperaba inmóvil en el centro de la misma.
- ¿Dónde esta la niña? – El pintor pregunto amenazadoramente.
- Esta muerta – Arfandelo le respondió mañosamente, esperando atraerlo hacia él, después de eso no le quedaba mas – Ya no tienes que preocuparte por ella, solo queda una alma aquí adentro así que ven y tómala si eres capaz.
El pintor enfureció al escuchar que había matado a la niña, no lo dudaría de aquel descorazonado, el mismo extraño que desapareció a Geranio. No había marcha atrás, debía enfrentarlo para saciar su coraje. Disparo cada una de las cargas de su pistola sobre su enemigo, pero no acertó ningún disparo, todos pasaron rozando a Arfandelo levantando colillas de humo a su alrededor. Tiro la estéril pistola que llevaba para abalanzarse rabiosamente sobre su enemigo aunque nunca había peleado en su vida y a pesar de ser un viejo escuálido era claro que no conocía el miedo. Arfandelo estaba herido y cansado, pero lo recibió con toda la cólera que puede contener un ser humano pues solo deseaba poderlo exterminar.
Una brutal pelea sucedió al acto, una revolcada dio inicio a la pelea, pero cuando los cuerpos se separaron y la distancia dio cabida a los golpes, la inferioridad del pintor se mostro colorida mente manchando de rojo aquel monocromático lugar; hasta  cierto punto Arfandelo estaba desconcentrado pues a pesar de ser un asesino experto fue socavado por la ira, haciendo sufrir a su victima y postergando su misión. El pintor separándose de su rival pudo ver que estaba lleno de sangre, y adolorido retrocedió para que su enemigo no lo atacara, pero Arfandelo se lanzo sobre él, continuando con su mutilación.
Los guardias entraron a la estructura, llevados hasta allí por Carondelia y Mars Carmina, encontrando a Arfandelo, quien en el suelo sujetaba con su brazo el cuello del ensangrentado pintor. Arfandelo se sorprendió al ver a cinco guardias armados con macanas y con puntas eléctricas, las cuales podían dejarlo inconsciente con una de sus descargas. Arfandelo ya tenía lo que quería, el pintor no saldría vivo de sus manos pero necesitaba asegurar su escape.
- Alto allí – Dijo Arfandelo – O le romperé el cuello – Los guardias no se acercaron mucho con temor a que dañara a su victima.
Arfandelo recordó el lugar por donde había escapado el chico y arrastro al pintor hacia las escaleras obligándolo a subir, Arfandelo no lo soltaba para nada; así pudo llegar hasta los corredores que estaban suspendidos en las alturas y desde el cual se podía alcanzar una ventana para escapar de la estructura.
- Adiós amigos – Les dijo Arfandelo victorioso y salió por aquella ventana alcanzando un balcón en el exterior de la estructura. Desde ese balcón se observaba la majestuosidad de ese bosque, donde el verde se extendía hasta el infinito al igual que el azul del mar se pierde entre las nubes. Desde allí Arfandelo podría escapar bajando por las ramas de todos esos arboles, ya nadie podría detenerlo.
- Tus días de soplón terminaron – Le dijo Arfandelo al oído del pintor. Pero en ese instante el pintor saco las misteriosas fuerzas que aun le quedaban y clavo potentemente uno de sus dedos en el ojo de su agresor, el cual dañado tan solo retrocedió ante ese sorpresivo ataque. El pintor aprovecho su debilidad y lo impacto con su cuerpo para tirarlo fuera del balcón, Arfandelo rodo por el muro del balcón pero lamentablemente se alcanzo a aferrar de las vestimentas del pintor, con lo que ambos cayeron vertiginosamente, restregando sus cuerpos en las ramas de los arboles y siendo envueltos por una tormenta de hojas hasta que tocaron fondo.
Todo había terminado, Arfandelo estaba boca arriba, consciente, pero con su cuerpo estrellado sobre una superficie rocosa. Desde allí pudo observar su sangre correr y sentir lo que por tantos años estuvo repartiendo a diestra y siniestra, no sentía dolor pues jamás fue educado para ello, ni mucho menos sentía nostalgia por la vida; ese individuo tan solo observaba a su inmóvil presa colgar de una rama, creyendo que había muerto también, así pudo descansar en paz.
El pintor yacía colgado en una rama. Se había llevado un fuerte golpe, y estaba temporalmente  noqueado. La inconsciencia lo sumió dentro de otro de sus somníferos viajes; curiosamente esta vez fue totalmente accidental, pero fue uno de los sueños mas intensos que pudo haber tenido, fue como si aquel golpe pudiera sacar algunas cosas que permanecían atoradas dentro de su subconsciente, cosas que desencadenarían la avalancha, cosas que quizás no debían de haber salido jamás.
En su sueño, el ya maduro pintor caminaba apresuradamente por las calles de la ciudad, tenia el presentimiento de que alguien lo estaba siguiendo, pensaba que posiblemente se tratara de Lomdar, a quien pareció verlo dentro de la muchedumbre del mercado; por eso ahora regresaba a su casa cargando la mercancía que pensaba cambiar, zigzagueando su paso por  las cuadras de la ciudad, para que quien fuera que lo estuviera siguiendo le perdiera la pista.
Quizás todo se debía al repetido mareo que lo había venido molestando durante toda la semana, el cual comenzó después de que el mismísimo Midelo Angelius fuera a visitarlo a su casa por la media noche, el pintor permanecía despierto trabajando y no quería recibirlo a esas horas, pero el viejo insistió para entrar y platicar sobre asuntos que le inquietaban bastante; el pintor los dejo pasar a él y a su sobrino, quien manejaba la camioneta. El matemático llevaba una holgada túnica roja llena de adornos, unos oscuros lentes redondos y un bastón, pues ya estaba bastante viejo y era muy visible su dolor en la espalda. Al parecer tanto trabajo lo había consumido últimamente, no era normal ver a la gente envejecer tan rápido, pero el era un persona tan adentrada en su misión que simplemente no podía parar a respirar, una misión que ni siquiera parecía ser objeto de su satisfacción.
Se sentó en una de las sillas de su mesa miniatura, el sobrino parecía un maniquí, pues no hacia expresión ni movimiento alguno, ese chico era nuevo para el pintor, pues sabia que Midelo Angelius se había casado hace unos años con una enferma maestra de Kerovia que había fallecido poco después, dejando en su tutoría al joven quien rápidamente se convirtió en su discípulo y había tomado riendas de los trabajos que Fletonio había abandonado.
El viejo solo tenia intenciones de sacar información de su amigo, de quien ya hacia tiempo que venia dudando de su lealtad, por supuesto que el pintor negó todo lo referente al físico argumentando que no tenia idea de lo que hicieran en sus proyectos, por lo que Midelo Angelius se impaciento un poco preguntando directamente sobre que tramaba Fletonio, pero a pesar de que sus preguntas parecían estar cargadas de electricidad que le sacudían su espina dorsal no dijo ni una palabra sobre lo que Fletonio le comentaba; el maestro se tranquilizo y volvió a poner su cara amigable para comenzar a hablar de las propuestas que tenia para mejorar la ciudad, no sin antes sacar un poco de vino que el traía en su maleta la cual cargaba el joven discípulo. El pintor se negó a la bebida repetidamente, inclusive se molesto un poco, pero ese tipo contenía una temible personalidad, mostrando sus ardientes ojos y con solo decirle fuertemente que se lo tragara el pintor intimidada mente accedió a tomar un vaso con vino, el maestro continuo hablando sobre lo suyo mientras la vista del pintor comenzaba a difuminarse, ya no veía formas, solo manchas que se descoloraban hasta llegar a desaparecer.
El no recuerda nada de lo que paso después, pero se entero que al día siguiente Fletonio fue expulsado del trabajo con el matemático y hasta fue acusado con las autoridades sobre sus sabotajes, pero como nada fue posible de comprobar todo termino en una fuerte discusión entre esos dos personajes, discutieron tan fuertemente que se podría pensar que estaban a punto de hacer la mas grande de la vergüenzas, pero cuando Fletonio comenzó a cuestionarle sobre las negras posibilidades de sus actos el viejo prefirió escabullirse no sin antes tropezar y romperse la cadera.
Ante tal situación, Fletonio se alejo a la colonia de Grunstia para separarse de todo ese problema y Midelo Angelius dejo la mayoría de sus planes para encerrarse con sus trabajos en la mansión de su fallecida esposa en el colonia de Muntionela donde su sobrino lo cuidaría, pues todas sus demás aspiraciones habían sido supuestamente terminadas por su antiguo socio, lo que creo una intensa rivalidad. El pintor se sentía culpable por lo sucedido, mas sin embargo tenia fe en que las cosas dejarían de ser tan agitadas y volverían a la habitualidad, aunque a pesar de eso ese Midelo Angelius no era tan buena persona como aparentaba, por un momento había sentido al demonio que vivía dentro de esa persona y ese sentimiento corroboraba los sucesos que había vivido con su amigo.
El pintor seguía caminando por las calles, volteo la cabeza para ver quien venia detrás de él y pudo ver una persona a lo lejos mas no podía reconoceré de quien se tratara; apresuro el paso al punto de casi trotar, estaba muy cerca de su casa por lo que podía sentirse a salvo de cualquier amenaza, sobre todo si se trataba de Lomdar quien representaba todos sus miedos, traumas y frustraciones, ¿Que estaría haciendo por estos rumbos? Una persona como él solo podría estar muerta, le atemorizaba por completo el hecho de que todavía lo estuviera buscando, ¿Acaso después de tanto tiempo por fin a podido dar con el? Cuando llego a su casa las sorpresas se acrecentaron al ver a Mars Carmina frente a su puerta.
- Estaba por irme, que suerte que te encontré – Le dijo la mujer.
- Que sorpresa. No creí que fueras a venir – Abrió la puerta rápidamente con sus llaves – Vamos pasa – Le dijo y la mujer entro, el pintor también se metió a su casa no sin antes revisar las calles para asegurarse de que nadie estuviera espiándolo.
En el interior su casa continuaba siendo la misma, ningún objeto abandonaba su posición original, Mars Carmina se sentó en la misma silla donde Midelo Angelius lo había interrogado y el prefirió permanecer de pie, recargado junto a la ventana para descansar sus agitados nervios, Mars Carmina al verlo preocupado trato de relajar la situación por lo que cerró los ojos y comenzó a cantar sin antes decir palabra alguna.
Inmediatamente los tímpanos del pintor se estremecieron, el iris de sus ojos se redujo y cruzo los brazos mientras se acariciaba los hombros, ese bello canto siempre causaba que por sus venas corriera sedante en vez de sangre; era lo más hermoso que tenia, mas sin embargo no sabía explicar su origen, tan solo sabia que era uno de los grandes tesoros que guardaría por siempre en su corazón, algo a lo que no había tenido derecho a poseer, mas sin embargo se hizo camino entre la maleza de las aleatorias circunstancias pues Mars Carmina había dejado a Jurio hace algunos meses y desde entonces mantenían una estrecha relación con el pintor.
Cuando la bella mujer cantaba ella nunca decía palabra alguna, tan solo emitía tonalidades para hacer uso de su único instrumento, así componía melodías con ayuda de su creatividad y su técnica, era un canto que cautivaba a cualquiera; cuando ella termino su improvisado recital, guardo silencio, sonrojada en sus pómulos, esperando respuesta alguna de su cromático guerrero.
- Escucharte es de las únicas formas como puedo ver mi interior y saber quien soy.
- Pues cantare para ti cada vez que me lo pidas.
- Seria formidable.
- Pero tú deberás pintarme cada vez que lo desee.
- Es un trato – Ambos sonrieron escondiendo un agrado mutuo – ¿Te agrado el campamento?
- Fue muy divertido, sobre todo cuando jugamos a ese juego de los cuarteles secretos, fue genial, la fogata también fue maravillosa, el asar pescado y la danza del fuego fueron actividades que parecían de otra dimensión, pero sobre todo los hermosos paisajes jamás los olvidare; prométeme que lo volveremos a hacer – Un brillo se notaba en los ojos de aquella mujer, algo en ella había cambiado.
- Claro, tengo que conocer los mejores paisajes para después reproducir su belleza en mi cabeza, debo admitir que es algo que hasta el momento no había tratado, había pintado paisajes, pero jamás los extraía de la energía vital de la tierra, la naturaleza de este planeta esconde una aura que puede darnos tanta serenidad – El pintor suspiro -  Es invaluable.
- Como invaluable eres tu para mi – La dijo la mujer sonrojándose, el pintor volteo a verla fijamente pues no esperaba esa reacción.
- ¿A que te refieres?
- A que desde hace varios días me he dado cuenta que te amo – Un flash  actuó dentro de la cabeza del pintor – Nunca lo había sentido, es extraño, me siento rara, nunca imagine que esto pudiera existir, lo único que quiero es estar a tu lado – El pintor estaba enmudecido, un nudo dentro de su garganta le impedía emitir palabras; tanto sentimiento acumulado por loas años estaba reventándole en tan solo unos segundos – Estoy agradecida contigo porque me mostraste el otro camino de las cosas que yo no podía ver, mis conceptos tan vánales me mantenían sujeta dentro de una capsula que giraba sobre si misma, pero ahora se que verdaderamente puedo sentir al alma regocijarse de alegría al poder elegir, por eso había venido impacientemente hoy para verte, solo para comunicarte eso – El pintor controlo su inestable situación exhalando y expulsando todo el aire que sus pulmones eran capaces de contener.
- Yo también te amo Mars Carmina, espere durante años para poderte decir esto y no sentir que mis palabras se desvanecieran en el viento – Ella se puso de pie y lo abrazo para comenzar la ardiente sesión de besos que culminaría apasionadamente dentro del cuarto del pintor; así el afligido artista bajaría de su cruz aunque fuera por una noche para olvidar las preocupaciones que le perseguían.
Cuando salió de su cuarto por la mañana se sentía como un hombre renovado, la sonrisa no podía borrarse de su rostro y por instantes se quedaba quieto con la vista perdida, Mars Carmina dormía en su cama mientras él recorría su pequeña sala comedor y se preguntaba que hubiera pasado si su estrategia no hubiera funcionado; pero como siempre el hubiera no existe.
Dio un par de vueltas mas a su mesa antes de percatarse de que Lomdar estaba sentado afuera de su casa, situación que lo desconcertó, su viejo compañero estaba sentado en una de las sillas de la calle jugando con sus dedos, muy posiblemente esperando por él, ¿Pero si es que acaso aun en la misma felicidad los demonios continuaran siendo parte de nuestras vidas? Su siniestro compañero de Cobaro estaba esperándolo, quizás él sabia que Mars Carmina estaba adentro y estaba esperando su partida, por lo que no había sido una alucinación lo que había visto el día anterior. Una sensación dentro de el pintor le decía que todo se había venido abajo, él tenia que enfrentar a Lomdar y esta vez no podría escapar ya que si no lo hacia ahora tal vez seria mas doloroso después.
Despertó a Mars Carmina para decirle que tenía un asunto muy importante que resolver ese día y debía de irse inmediatamente. Ella no estaba de acuerdo, le dijo que allí lo esperaría a su regreso, pero el pintor se negó y le dijo que la buscaría después, ella confió en él y se marcho tomando la calle que estaba en dirección opuesta a donde Lomdar esperaba por el pintor. Una vez hecho eso el pintor se apretó el cinto, se acomodo la camisa y salió de su casa para encarar a la salvaje sombra que lo había estado buscando, de la cual escapo tiempo atrás.

CAPITULO 5: COBARO

El pintor continuaba inconsciente, los guardias de la ciudad sacaron ambos cuerpos de ese lugar. Los hijos de Carondelia fueron encontrados escondidos entre la colina y todos regresaron a la casa de Carondelia. Los guardias trataron de identificar al agresor mas no dieron con pista alguna, pues en realidad nadie tenía idea de quien se trataba. Decidieron que se trataba de algún extranjero demente y dejaron a todos los agraviados para que pudieran descansar. Carondelia pudo relajarse después de tanto estrés y recibió hospitalariamente a su huésped llamada Mars Carmina. Ellas trataron de resolver todo ese alboroto pero no llegaron a nada, así que las dos se quedaron conversando mientras el pintor volvía en si y les aclaraba las cosas; ambas totalmente ajenas una de la otra pero compartiendo algo tan intimo. Esos dos personajes se reunieron sin saber nada al respecto una de la otra, pero era una situación que vista desde un punto general resultaba ser una embarazosa reunión, cada una amaba a un ser distinto pero que a su vez compartían el mismo cuerpo. A pesar de que Mars Carmina estuviera casada, nunca pudo disolver completamente sus sentimientos y los reprimía tratándolos de evadir. Por otro lado Carondelia era la actual novia y soberana, pero la inseguridad de todos esos acontecimientos la hacían dudar sobre el pintor, Carondelia era una mujer muy impulsiva, bastaba de una situación fuera de su agrado para cambiar toda su llameante felicidad por una descontrolada actitud. Allí estaban las dos, ambas sabían lo que ellas significaban pero ninguna se atrevió a preguntar, pues no les agradaría ninguna respuesta; solo existía una interrogante que ambas mujeres se preguntaban en el fondo de su ser, ¿A cual de ellas dos era la que realmente amaba el pintor?
El pintor permanecía inmóvil enzima de la cama de Carondelia, con una gran bolsa de hielo sobre su cabeza. El pintor había eludido un grave peligro, ayudado mas por la suerte que tuvo que por su determinación. Allí mismo continuaría con la interminable labor de su ser, él cual fuera de ese mundo continuaría soñando intensamente.
Esta vez se encontraba sentado sobre sus cuclillas, el adolescente pintor se dedicaba a esparcir con cuidado los colores alrededor de todo un lienzo, se esmeraba en mejorar su técnica, poniendo atención a la más mínima partícula de color, cada trazo que minuciosamente pensaba era una batalla contra la imperfección de sus coloridas combinaciones. Desde que dejo la escuela no había podido pintar adecuadamente, no tenia la inspiración ni la gracia que había venido buscando desde hacia tiempo, todas sus obras estaban fuera de su agrado y fuera del agrado de Lomdar, un inestable amigo al cual lo había encontrado por mera casualidad; se habían conocido en una situación bastante común en el barrio donde vivía, justo cuando unos pandilleros golpeaban salvajemente al pintor, así Lomdar apareció para protegerlo con la aguerrida aura de púas que le rodeaba.
Lomdar le confesó que él solía vivir solitariamente en el bosque donde casaba con sus uñas y dientes para sobrevivir, un día llego a este barrio donde fácilmente pudo adaptarse al continuo conflicto; había vivido por varios años en el lugar  y se había endurecido lo suficiente para sobrevivir, pues a pesar de que el pintor llevaba pocas semanas en esos lugares ya había saboreado muchas veces la salada banqueta; pues para una persona que crece en ambientes tranquilos le es difícil comprender los motivos de aquella extraña maldad y es difícil adaptarse a un lugar violento y extraño, al pintor se le complica convivir en esa vida. El pintor sentía que el clima de aquel lugar le seguía sofocando su existencia, Lomdar en contraste era un experto espadachín en plena guerra el cual podría ayudarlo a adaptarse.
Parados allí en medio de la calle hablaron sobre sus diferentes vidas, Lomdar lo invito a vivir con él dentro de su pequeña casa improvisada en el techo de un edificio, argumentando que si deseaba sobrevivir necesitaba una mano dura que lo protegiera; una electrizante protección que le ayudara a desarrollarse dentro de la hostilidad, pues si deseaba vivir entre las brasas, necesitaba elevar su temperatura para que el calor no lo quemara, necesitaba ser una avispa en el panal, necesitaba adaptar su cuerpo a las toxinas; Lomdar le ayudaría a conseguirlo.
Cobaro era un lugar excesivamente popular, la gente sobre poblaba las clonadas y abundantes casas de la zona por lo que tantas personas juntadas de esa manera arrojaban gran cantidad de vagos que vivían a expensas de los demás, las drogas y estupefacientes continuaban rondando en el lugar lo que enardecía el inconsciente comportamiento de las personas. El barrio ya tenía fama de ser un lugar inseguro mas sin embargo el pintor llego a dar a ese lugar acompañado de sus otros dos amigos debido a que no conocían la ciudad, llegaron hasta allí escapando de otro lugar y separándose para crear sus propias vidas; en ese lugar donde la gente se agrupaba en pandillas para controlar los terrenos y así tener seguridad frente a sus fechorías, un lugar donde el conocimiento era perdida de tiempo frente a los constantes conflictos y problemáticas que coronaban el lugar; pues como se sabe de ante mano la violencia engendra violencia y en aquel lugar en especifico la gente la conocía a temprana edad.
Para el pintor Lomdar fue un compañero de doble cara, pues él lo protegía de los abusos de las bandas del lugar mas sin embargo la insana violencia que dentro de él habitaba se expresaba periódica y brutalmente sobre el pintor, por lo que el solo trataba de hacer las cosas lo mejor que podía, trabajando rápido antes de que Lomdar saliera enfurecido de su habitación donde se encerraba todo el tiempo. Una habitación que encerraba tanto odio que el pintor podía escuchar algunos gritos que se escapaban por la puerta de madera. Para el pintor aquella puerta representaba todo el miedo existente en su vida, era el umbral hacia el infierno que contenía el poder para protegerlo dentro de sus dolorosas llamas, sin saberlo se había metido dentro de la cueva del oso donde nadie se atrevería a entrar, esa era la consecuencia de habitar en un mundo extraño a sus ideales.
Es por eso que el pintor destruía cada pintura que no lo quedaba a su mas entera satisfacción, pues casi siempre que por fin terminaba un buen trabajo, Lomdar se las rompía en la cara seguida de una golpiza para reprenderlo por su pésima técnica. Lomdar lo obligaba a trabajar incansablemente adjudicando todo ese maltrato a la educación del pintor; quien sabe que era lo que realidad buscaba Lomdar pero de alguna forma u otra estaba fascinado con la habilidad del pintor. Ese mismo día el pintor estaba terminando una obra que el consideraba realmente buena por lo que ese día esperaba vencer el insaciable gusto de su compañero.
El estaba trabajando en imágenes demasiado abstractas y simbólicas tanto que ni el mismo comprendía lo que sus trazos le mostraban a sus ojos, inclusive no sabia si el constante nerviosismo que hacia temblar sus manos era lo que imposibilitaba a veces su trabajo o lo que tal vez lo podría llevar por esos caminos. Pese a todo cada vez que el pintor miraba las pinturas sentía que tenían un sentimiento o idea dentro de ella que podía tomar múltiples formas, esa manera meta morfa de expresión lo había cautivado, pensando que era más fácil que la gente encontrara algo dentro sus pinturas que meter algo especifico dentro de ellas.
El que se encargaba de traer los colores y materiales era Lomdar, de esta manera el pintor no tenia idea de como es que obtenía el alimento y todo lo demás pues nunca había aceptado alguno de sus trabajos para llevar a cabo algún trueque. Fue así como ese día Lomdar salió de su encierro, azotando la puerta y caminando decididamente hacia el pintor, tomo el trabajo sin ni siquiera preguntar, clavando sus dedos sobre la frescura de los tintes.
- Otra vez – Le dijo enojado y decepcionado – ¿Que no puedes esforzarte más? – Eso se lo grito en su cara escupiendo partículas de saliva sobre ella.
- Esta vez si que me esmere bastante créemelo – El joven pintor hablaba con la vista en el suelo pues no se atrevía a mirarle.
- A esto llamas esmero, me das risa – Inspecciono la pintura rápidamente – Desde que abandonaste la escuela no has podido hacer nada bien, no has podido encontrar tu estilo, eres incapaz de hacer bien lo único para lo que fuiste entrenado, me decepcionas y decepcionas a todos con tu mediocridad.
- Es difícil, no es tan sencillo necesito mas practica, necesito mas lienzos y pintura – El pintor miro a su agresor con una cara de desesperación.
- Siempre es lo mismo, tuviste la oportunidad de tener una buena instrucción y jamás podrás enseñar o darle utilidad, ya no te traeré mas pintura, no tiene caso apoyar a un inútil como tu – El enojo corría por las venas de Lomdar como siempre lo hacia, la mas mínima chispa podía hacerlo arder para que comenzara a escupir fuego.
- Dame una oportunidad por favor, hare bien las cosas – El pintor solo tenia dentro de su cabeza la teoría y practica especializada que le dieron; no sabía ni como obtener sus herramientas, ni como ganarse alimento en ese lugar donde aun era un extraño; la vida en Prospectia lo había desadaptado de ese mundo en el que solo deseaba poder pintar y crear obras que le gustaran a la gente.
- Tan débil como siempre - Después de eso siguió una tremenda golpiza que dejo sangrando al débil pintor – Me largare pero volveré y espero que tengas algo de calidad – Se marcho por la puerta de salida no sin antes azotarla con fuerza.
El pobre pintor se limpio la sangre con la misma jerga con la que limpiaba los pinceles y comenzó a llorar dentro de un rincón de esa casa; él era incapaz de enfrentar a su compañero, quien  lo protegía de las constantes amenazas de los pandilleros y que inclusive le ayudaba con pinturas y alimento de vez en cuando, a pesar de que lo lastimara nada se comparaba con tener que mantener a ralla a toda la bola de abusadores y ladrones que esperaban en cada esquina de las cuadras los cuales no conocían la piedad ni el dialogo, y nada ni nadie podía conmoverles su duro corazón de piedra, solo la destructiva ira de Lomdar los había hecho temblar y colgarles un pesado grillete de miedo sobre sus cuellos. El pintor se encontraba preso en aquella cárcel, preso de un crimen que él nunca jamás cometió.
La forma de vida en el barrio de Cobaro ya era muy conocida  por el resto de la ciudad, se vivía muy retrógradamente con los conceptos de la antigua civilización, fuera de las nuevas ideas y la comunitaria producción social. La gente del lugar se enfocaba generalmente a realizar servicios para otros, no existían granjas ni cultivos, no se preocupaban por generar su propia comida y se conformaban con que algunas personas fueran a las colonias vecinas a traer los frutos de su trabajo; por lo que siempre que existían plagas o sequías ese lugar era de los más afectados. Las personas del lugar mantenían una mentalidad fuertemente arraigada en el pasado, los padres  no educaban a sus hijos, cosa que los mantenía desactualizados y con el único pensamiento enfocado en obtener la comida de cada día aunque eso fuera robando. La ignorancia de las ciencias y técnicas se podía sentir en cada esquina viendo a la gente sentada sin oficio, desperdiciando su tiempo y totalmente desterrados de los placeres humanos, entregados a las bajas pasiones y a la adrenalina del combate.
Debido a todo eso la mayoría de los jóvenes del lugar se dedicaban al pandillerismo y por esa misma razón la gente del resto de la ciudad tendió una gran barda para cubrir el pedazo que unía a la ciudad con aquel pantano social, resguardando sus entradas con seguridad para que su violencia no se extendiera; expresando su pena y vergüenza por aquellas personas que se alejaban del racionalismo, pues los esfuerzos de la asamblea de la ciudad por instruir a aquellas personas fueron inútiles, ellos no deseaban aprender, estaban en un circulo vicioso del cual  solo ellos mismo podrían encontrar una solución; pues a pesar de que la humanidad había dado un gran paso, todo el daño que habían causado los años de la época del mercantilismo no se superaban del todo, la libertad humana esta sujeta al peligro de la inactividad cerebral.
Anteriormente existió un mundo mercantilista donde los poderosos buscaron la manera de esclavizar a la humanidad de una manera sutil, en la que ellos no pudieran sentir su opresión directamente; donde el conocimiento solo era ofrecido a aquellos que pudieran beneficiarles, para seguir alborotando a las masas y así poderlos hacerse más y más poderosos; las demás personas que no ganaban ese derecho permanecían ciegos en la fosa, incapacitados para auto sustentarse de todo lo que necesitaban, trabajando para quienes controlaban las fuentes de riqueza y rogando soluciones a los mismos que los esclavizaban; olvidándose del gran poderío humano de la sociedad y enclaustrándose en círculos sociales cada vez mas reducidos; devaluando su valor como personas cada vez mas frente a lo que se volvió la mas grande vergüenza humana del los últimos siglos, el dinero.
Un mundo que busco estándares para todo, inclusive para crear personas con los mismos gustos, necesidades e ideas, solo para vender y manipular con más facilidad; toda persona que estuviera fuera de su idea social debía ser rechazada, de la misma manera que aquellas piezas raras y diferentes en las fábricas de producción en serie, al no contar con las mismas características que las demás eran destruidas.
Así es como el pobre pintor se encontraba sin salida dentro de aquel laberinto de violencia, su visible debilidad emanaba como aroma que atraía a las personas que solían abusar de los solos y débiles, aunque todos vivían una guerra dentro de aquel barrio solo los pobres diablos que no tenían defensa alguna resultaban ser el platillo favorito de las manadas urbanas de lobos.
Pasaron varios días desde que Lomdar lo había golpeado y el joven no se movía de la esquina en la cual se acurrucaba, triste y solo dentro su prisión hogareña esperaba que la hambrienta muerte invadiera su morada, que el tedio lo erosionara o tal vez que su mundo se resumiera a alguna figura geométrica incolora; cualquier cosa era mejor que volver a despertar, pero sus suplicas se atenuaban en el vació del infinito y jamás serian escuchadas. Constantemente se deprimía, sobre todo cuando lo reventaba Lomdar, y permanecía tirado hasta que caía dormido de cansancio, pero ese día no pudo ser así ya que alguien toco la puerta despertándolo del estado catatónico en el cual se encontraba, el pintor fue  a atender el llamado.
Se trataba de Mars Carmina, que había ido a visitar a su viejo amigo, él la paso y la hizo sentarse en una de las únicas dos sillas que habían en la casa y en cuales pasaban mucho tiempo el pintor y Lomdar discutiendo sobre como sobrevivirían, el pintor se sentó en la otra para atender a su querida amiga.
- ¿Te encuentras bien? – Le pregunto extrañada.
- Si, todo esta bien – El pintor se engañaba a si mismo.
- ¿Los chicos del lugar continúan buscándote pleito?
- No ya no, ya se aburrieron del color de mi sangre y de mis chistosos chillidos.
- Que bien, aunque te vez demasiado pálido, deberías buscar algo de comida.
- Si, me he descuidado bastante, he comenzado a depender bastante de mi compañero.
- Demasiado. Hazme un favor y ve halla afuera y busca algo de comida, ya es tiempo que dejes a ese desconocido y busque suerte por ti mismo.
- Sin lugar a dudas eso haré después de que te retires – Sus palabras eran como ordenes, el pintor sentía una normal atracción por la chica desde que escaparon de Prospectia, mas sin embargo ni en aquel lugar ni en este se dieron las circunstancias de que sucediera algo mas halla. Por esas razones el pintor era atormentado aun más por sus sentimientos fuera de oportunidad; desde que llegaron a la ciudad Mars Carmina se había rodeado de chicos por todos lados, cientos de ellos cortejaban su hermosura y por lo mismo siempre estaba ocupada para otro sentimentalmente hablando, y también resguardada por el poder de los puños y el dominio territorial. Al pintor nunca le gusto forzar las cosas para que sucediera algo entre ellos, solo deseaba que juntos encontrasen un agradable cariño mutuo dentro de su amistad, pero en aquel lugar ya bastantes personas lo habían amenazado y golpeado para que no se acercara a las chicas donde los respetados ya habían puesto los ojos; por lo que inclusive se vio forzado a desatender su amistad. Mas sin embargo el pintor no faltaba a los recitales de canto que ella daba los fines de semana en los templos del barrio, cuales se seguían usando con fines religiosos exclusivamente en esa zona. Mars Carmina estaba dotada de una hermosa voz que le refrescaba las emociones al pintor y eso era lo uno que le quedaba para él - ¿Pero a que has venido? – Le pregunto el pintor.
- Bueno ya que nunca vas a visitarme, tengo que venir a verte y saber que continúas vivo.
- Es cierto, he estado ocupado bastante tiempo con mis pinturas – El mentía, pues todos los días fantaseaba con encontrarla por casualidad.
- Creo que nunca he podido ver una obra terminada, no deberías ser tan perfeccionista.
- Bueno solo trato de sacar lo mejor de mi y créeme que algún día veras una.
- Eso espero, al igual que espero ver ese invento maravilloso del que siempre habla Fletonio – El otro compañero que completaba el trió de ex alumnos era Fletonio, quien también explotaba sus conocimientos dedicándose a la reparación de artículos mecánicos y eléctricos, pues muchas veces los objetos inservibles podían repararse y cambiarse con los comerciantes extranjeros de algunas ciudades donde se contaba con la magia de la electricidad, pues las fuentes de energía alterna estaban rindiendo frutos en el extranjero, de esta forma sacaba ventaja de lo que era considerado basura. Pero Fletonio vivía cómodamente debido a que mucha gente buscaba quien les reparara bicicletas y otros artículos, allí era donde entraba su ingenio, dedicando las tardes a reparar maquinarias; de esta manera se había ganado el respeto de la gente del lugar.
- Si me a contado también sobre como era usada la tecnología en la ultima ciudad en la que estuvimos, dice que mi arte es simple e infantil comparada con eso.
- Ambos viven en las nubes, deberían conectarse un poco mas con el entorno que los rodea.
- En este mundo hostil, lo dudo bastante, primero tendría que traicionarme a mi mismo.
- Estoy de acuerdo, pero si los pandilleros son violentos es quizás porque no encuentren la forma de comunicarse con ellos, deben dejar de ser tan cerrados; yo conozco a muchos de ellos y se que en el fondo son buenas personas.
- Lo intentare.
- Obsérvate a ti mismo, estoy segura que tienes días sin trabajar y sin buscar algo de alimento.
- Estoy de acuerdo, ya no me regañes, comprendo lo que dices.
- No lo tomes a mal, es solo un consejo.
- Lo tomare en cuenta.
- Bueno, te traigo este regalo, es un collar que yo misma hice – El obsequio le cambio la cara de aflicción al pintor.
- Muchas gracias, no debiste haberte molestado – Era un collar tejido con hilo grueso que albergaba tres pequeñas piedras.
- Descuida, eres el único que recuerda mi cumpleaños y me obsequia algo, es raro que tú no tengas un cumpleaños – Paso unos minutos de silencio mientras el pintor veía el collar que le habían obsequiado.
- Siempre quise tener un cumpleaños, pero yo no soy el que decide eso.
- Pues quizás deberías tomar la iniciativa, porque no hacemos que desde hoy sea tu cumpleaños.
- Eso seria hacer trampa – Sonrió – Pero acepto.
- Eso es genial, disfruta tu primer cumpleaños – Ambos rieron hasta que sus hilarantes rostros se consumieron – Tengo que irme – Ella se levanto.
- ¿Estas segura?
- Si, mi novio se preocupara bastante si ando sola por las calles.
- Bueno, me gusto mucho que me visitaras.
- No fue nada, espero seguirte viendo en mis recitales.
- No podría perdérmelos por nada - Después de decir eso se despidieron estrechándose las manos y ella se fue.
El pintor se quedo algunos minutos de más observando aquel collar para después colocarlo en su cuello, después tomo todos sus pinceles y los echo a un pequeño morral que tenía en el lugar, se puso el morral en la espalda y salió de su casa, escaparía de la opresión de Lomdar pues ya no quería saber mas de él.
El vivía en la azotea de un edificio de apenas cuatro pisos, las construcciones estaban siendo devoradas por la vegetación y estaban desgastadas por el tiempo y el clima; las calles eran concurridas y las esquinas estaban llenas de jóvenes sin quehaceres por lo que el pintor caminaba aprisa y con la vista baja para llegar hasta los tianguis sin problemas.
Así fue a dar hasta la zona de comercio que era donde se reunía toda la gente para realizar trueques, el lugar estaba lleno de tiendas y animales por todos lados, se podía escuchar la melodía de una flauta de algún comerciante aburrido, los cacareos de los pollos, a las señoras ofreciendo su mercancía y algunos gritos a lo lejos; sobre manteles en el piso se presentaban cientos de adornos, juguetes, herramientas y objetos raros que la gente recolectaba para cambiarlos por comida; otras personas se dedicaban a armar artículos allí mismo, esto en conjunto daba como resultado que cada metro de las banquetas estaba siempre ocupado; se caminaba difícilmente entre las personas y los bovinos que trasladaban de un lado a otro, en resumen era un verdadero desastre.
En ese lugar era fácil conseguir comida, ya sea ayudando a cargar mercancía, sirviendo a los comerciantes, dando información a los extranjeros, ayudando a los manufactureros; después de todo en el resto de la ciudad se producía tanto alimento per cápita  suficiente para alimentar a la gente floja de Cobaro, pues como ya habíamos dicho en ese barrio no se producía suficiente alimento razón por la que tenían que trabajar a las ordenes de los que si se preocupaban por el suministro vital del cuerpo humano.
Caminando entre aquella maraña de artículos viejos y nuevos llego a una sección donde varios jóvenes ayudaban a bajar sacos de grano de unas carretas; el pintor inmediatamente intento unirse pero estaba tan débil que cuando le echaron el saco encima lo derribo de bruces, tuvo que hacerse a un lado y ver como los chicos recibían una porción por su trabajo mientras él se quedaba con hambre gracias a su debilidad por falta de alimento. En esa parte de la calle era donde llegaban las carretas de encargo que cargaban mercancía desde otros lugares para distribuirlas a los comerciantes y las personas del lugar, en consecuencia había mucho peso que cargar, el pintor continuo intentando cargar mas cosas pero estaba tan débil que termino haciéndose a un lado.
- ¿En serio quieres trabajar hijo? – Le dijo un señor que se le acercó al ver como no podía levantar una caja.
- Si, necesito comer.
- Pues con esas manos tan flacas aquí no servirás de mucho, mas sin embargo hay un viejo al que le podrías ayudar como mensajero.
- ¿En serio?
- Si, el viejo esta enfermo y necesita de una persona que entregue sus pedidos, podrías ayudarle y así conseguir algo de alimento.
- Suena bastante bien. ¿Dónde lo puedo encontrar?
- En la calle Alacrán, numero doscientos seis, la cual esta muy cerca de aquí – El extraño comenzó a dar una explicación de cómo llegar al lugar.
Se dirigió sin demora a la susodicha calle para averiguar si la información que le dieron era verídica pues el hambre le corroía el estomago y no sabia cuanto tiempo podría resistir.
Siguiendo las instrucciones del considerado señor abandono el tianguis y busco entre las calles que le había mencionado.
La calle Alacrán era un muy estrecho callejón sin salida, era tan acotado que solo cabían dos personas a la vez, solo tres pasos separaban a los dos muros uno de otro, era un largísimo callejón que albergaba cientos de puertas; pero justamente en el fondo se encontraba la casa numero doscientos seis. Toco la puerta y se extraño un poco al ver como se habían invertido las circunstancias en un solo día.
- Pasa esta abierto – Una desgarrada voz grito desde adentro.
La puerta contaba con una ventana de vidrio que se encontraba rota, en cambio había una tela para tapar la visión al interior de la casa, y fue por allí por donde el pintor introdujo la mano y abrió la chapa para introducirse en la casa de aquel extraño.
La casa estaba llena de telarañas y animales, el tapiz de las paredes había dejado de existir hace mucho tiempo y solo se podían apreciar los ladrillos que daban forma a esos muros. Camino entre las cajas y tiliches que abundaban en el suelo hasta llegar a un cuarto donde el  viejo lo esperaba.
- Hola chico – Le hablo un viejo con voz ronca y débil, que reposaba desde una extravagante cama; el lugar estaba lleno de polvo por todos lados y se podría pensar que el viejo llevaba  años sin levantarse. La elegancia de ese cuarto contrastaba con el resto de la casa pues estaba en muy buen estado, con un elaborado tapiz sobre las paredes, lleno de objetos lujosos; tenía su decorada alfombra color morado, cuadros fotográficos de paisajes y personas, estantes llenos de libros, un par de macetas floreadas, una radio, candelabros de bronce, un trinchador lleno de adornos; y tenia una ave enjaulada a un lado de la cama que le hacia compañía al viejo en aquel confinamiento solitario.
- Hola – Le respondió el pintor.
- Supongo que te enteraste por allí que necesitaba un mensajero.
- Supone bien – Mientras veía la repugnancia que relucía en su piel, seguramente causada por la enfermedad del anciano.
- Me llamo Israelo. Recientemente mi último mensajero me abandono dejándome solo en mi miseria y dejando en el limbo todos mis encargos; de haber seguido algunos días mas así quizás habría muerto.
- Una vez escuche por allí que puede existir vacio mas no soledad en la vida humana, forzosamente alguien debía venir mientras estuviera vivo, fue una casualidad que me tocara mi llegar a socorrerlo y sacarlo de este aislamiento.
- Te agradezco por venir y espero que ambos podamos ayudarnos – El viejo comenzó a inspeccionar al pintor -  Te ves muy flaco – El viejo Tosió - Posiblemente yo este más fuerte que tú – Le dijo riendo y tosiendo a la vez.
- Tiene razón, incomprensibles causas no me han permitido nutrirme adecuadamente; pero por eso estoy aquí, quiero buscar esa posibilidad.
- Pero desde hoy podrás hacerlo, tenlo por seguro que tu tendrás lo que necesitas y yo tendré lo que quiero, eso es algo por lo que ya no tendrás que preocuparte – El pintor se rascaba la cabeza e Israelo tosía - Te explicare, yo tengo una gran cantidad de mercancía almacenada la cual podemos cambiar por alimento y provisiones, ese será tu trabajo, tu te dirigirás a donde yo te indique y simplemente entregaras la mercancía y volverás con las provisiones – El pintor escuchaba al viejo enfermo que estaba totalmente desecho, sin lugar a dudas sin su ayuda no sobreviviría por mucho tiempo – Debes de mantener cerrados los paquetes y nunca mirar dentro de ellos, esa es parte del trabajo ¿Entiendes?
- Estoy de acuerdo, de cualquier forma sufro de hambre y necesito hacerlo, no me importa el contenido de esa mercancía mientras encuentre la forma de sanar este ineludible dolor estomacal.
- Tengo un poco de comida en esta caja aquí a mi lado – Saco un puñado de galletas y se las entrego al pintor además de que también le dio una galleta al ave que tenia al lado – Come para que tengas energías para tu primer encargo – El las comió inmediatamente sin saborearlas. El lugar era extraño, aquel viejo confiaba ciegamente en su inesperado huésped, podría llevarse todo lo que tenía sin dificultad, quizás ya no tendría otra opción, quizás estaba totalmente inmóvil que confiar era lo único que le quedaba, o quizás sabia muy bien que gracias al hambre por la que pasaba aquel muchacho podría tener un leal sirviente; no era necesario conocer la historia del pintor para intuir la tortura por la que había pasado, tan solo se requería mirar su aspecto y la cara del pintor mostraba a todo mundo que seria capaz de cualquier cosa para no volver solo a las calles de Cobaro  – ¿Podrías traerme el correo que esta en la puerta?
- Ahora mismo – El pintor regreso por donde había entrado y se percato de que la puerta tenía un pequeño buzón de donde saco un puñado de papeles y se los llevo a Israelo.
- La gente me busca todo el tiempo - Tomo una de las cartas, la abrió, y la miro durante algunos minutos - Ya tienes tu primer encargo, baja por unas escaleras que están aquí afuera del cuarto a mano izquierda y trae una caja azul del lugar – El hizo lo que le ordeno y bajo al telarañoso y sucio sótano, donde podía observar una gran cantidad de cajas, unas eran rojas, otras amarillas, y otras azules; el sótano era tan grande que albergaba suficientes cajas para cada habitante de Cobaro. Tomo una de ellas y se la llevo a su nuevo patrón, quien esperaba acariciando a su ave que tenia como mascota – Bien muchacho, ahora te diré donde entregar ese paquete.
Así fue como el pintor se dedico a la entrega de aquellos paquetes, por las tardes iba de un lugar a otro entregando la mercancía que el viejo le pedía aunque para esto siempre regresaba con un costal de alimento en sus espaldas. Desde entonces Israelo se volvió en su único compañero, mas sin embargo ahora sentía que podía servir a alguien aunque fuera a un decrepito y enfermo anciano; no deseaba abandonarlo pues de alguna manera había adquirido cierta responsabilidad por el viejo y a su vez sentía que el era un amigo que podía cuidarlo dentro de ese temible barrio.
Ese viejo en realidad daba pena. Cualquiera se aburría con tan solo imaginar su vida, la soledad era su único entretenimiento, la alegría de sus mañanas, la pasión de sus tardes, y la tristeza de sus noches; nada podía inmutarlo a causa de su inexistente o virtual vida. Ese viejo nunca pudo jugar en las calles con otros chicos del barrio, no sintió lo que era caerse de pequeño sobre el asfalto, mucho menos esconderse de los malhumorados adultos ni cometer travesura alguna; la enfermedad le arrebato la única etapa de su vida que es indiferente a los trastornos del mundo. Tampoco se había enamorado jamás, nunca supo lo que significaba una mujer, eso era algo que nunca pudo imaginar; ni siquiera con su madre, la cual poco lo cuidaba y a temprana edad término por abandonarlo a su suerte. Nunca sintió la briza del viento sobre su cara, ni la fría agua del mar, poco sabría lo que se siente el contemplar un paisaje o tocar un extraño animal. Se podía citar una interminable lista de todo aquello que Israelo se había perdido a causa de su enfermedad y el enclaustro, su vida se podía resumir en una sola palabra, esperanza.
Israelo le daba consejos al pintor y bastas provisiones con las que se fortaleció, además de que podía cambiarlas en los tianguis por múltiples artículos sobre todo tintes para sus pinturas. En sus entregas pudo conocer a las otras colonias de la ciudad donde la vida era más agradable, y pensó en algún día vivir fuera de Cobaro, pero actualmente se sentía seguro y fuera del fango; deseaba ganarse a Mars Carmina por lo que no abandonaría el lugar, por eso seguía asistiendo a los recitales que daba la chica en los templos del lugar, pues solo escuchando su voz podía encontrar una paz interior que lo desconectaba de su realidad, era algo tan mágico; esa fue la causa del enamoramiento del pintor, ese bello canto era una orden para que amara a esa chica y desde que tuvo consciencia siempre fue así, de esa manera esperaría pacientemente hasta poder ganar fuerza, prestigio o algo que le diera el poder para enfrentar a todos los violentos pretendientes de Mars Carmina quienes la resguardaban como centinelas dentro de sus bélicos suburbios.
Otras veces se desconectaba de todo cuando iba a la casa de Fletonio donde jugaban todo tipo de juegos de mesa durante toda la tarde junto con otros chicos que el conocía. El físico, que era el sobrenombre como también conocían a Fletonio, se tomaba la molestia de perfeccionar un juego que el mismo había diseñado, y lo  mejoraba entre sesión y sesión, causando que cada vez que se reunían las sorpresas del mismo los mantenían cautivados en aquel rol de juego.
Pese a todo el pintor podía sentir la presencia de Lomdar, que lo intimidaba progresivamente, causando destrozos aleatorios por el barrio, atacando violentamente a personas, las cuales por mala suerte de una forma u otra llegaban a cruzarse por la vida del pintor, mercaderes, ancianos, chicas; cualquier persona que le dirigiera una mirada al pintor podía ser la siguiente víctima de Lomdar. El pintor conocía de antemano la locura de aquel personaje, quien lo protegió durante meses de las belicosas hordas de pandilleros. Pero de alguna manera Lomdar había adquirido la esencia del pintor, ya no lo satisfacía simplemente la destrucción, ahora buscaba una hermosa y sublime destrucción, algo que lo hiciera sentirse orgulloso de sus actos. La violencia de Lomdar había evolucionado para tocar límites insospechados fuera de cualquier sentido natural. Primero comenzó por aniquilar a sus victimas de maneras muy singulares, pero esto termino por aburrirlo; después intento por acomodar los cuerpos en posiciones hilarantes o reflexivas, pero de igual manera carecía de técnica aburriéndolo rápidamente; solo entonces fue cuando utilizo aquella parte que el pintor había impregnado en su ser, utilizando a las personas como material para sus creaciones psicópatas. Así fue como Lomdar ostentaba usar la sangre de sus victimas para hacer figuras en las paredes, usar sus viseras para crear figuras o sus huesos para estructuras; era un gesto que usaba para intimidar al pintor, o quizás para mostrarle su ineptitud en el arte. El pintor nunca supo si Lomdar en realidad deseaba terminar con su vida, pues a pesar de que daba signos de estar buscando su pellejo a la par daba signos de haberlo tomado como rival, puede que Lomdar en su locura estuviera fastidiado de la debilidad de sus adversarios y de esa forma eligió al más débil de todos ellos para derrotarlo en un terreno diferente pero usando su malvada esencia. Quien sabe que era lo que pensaba aquella bestia dudosamente salida de Cobaro, pues a pesar de que en ese lugar las circunstancias le favoreciesen, daba indicios de que su majestuosa violencia no provenía de ese barrio pues parecía ser un rojo más oscuro al que pintaba todo ese lugar.
Pero todo eso no asustaba lo suficiente al pintor, pues se sentía seguro con Israelo, así que mientras tanto continuaría al lado de aquel viejo enfermo quien a pesar de su condición guardaba una gran sabiduría acumulada por los años y extraída de muchos libros cuales lo acompañaban en su amplio sarcófago. Cuando no tenía encargos, el pintor hacia lectura de algunos libros del cuarto, otras veces pintaba allí mismo para deleite de Israelo y otras tantas veces conversaba con el dañado anciano. Un día cuando termino de leer uno de sus extraños y confusos libros le pregunto por su ave.
- ¿Cómo se llama su ave? – Le Pregunto el pintor, después cerro el libro que acababa de leer y lo coloco junto a los demás.
- Esta es mi única compañera, la llamo Reyna.
- ¿Dónde la encontró?
- No la encontré, ella nunca fue atrapada por mí y yo jamás la elegí como mascota, me la regalaron, mas sin embargo ha sido mi única compañía a lo largo de tantos años. Nunca he tenido la oportunidad de conocer el mundo más que por libros, he permanecido enfermo desde nacimiento y me he confinado a permanecer preso dentro de mi propia casa, con la única posibilidad que me dejaron mis padres de entregar todos esos paquetes del almacén; pues aunque sea mi propia casa no veo diferencia alguna contra una prisión cualquiera. Pero no hay otra cosa que yo pueda hacer.
- La pregunta es, ¿Cuales son los límites de su prisión?  Su vida fue alguna vez diferente, usted dijo que tuvo padres, ¿Qué fue lo que les paso?
- Así es, ellos cuidaron amorosamente de mi, trataban mi enfermedad desde que era un bebe, pero cuando tuve consciencia de mi entorno y de mi mal ellos me abandonaron, se libraron de mi; desde entonces he permanecido parcialmente solo, aquí dentro de mi su casa, dependiendo de los mensajeros; y lo único que me queda de mis padres es esta ave que de alguna forma se parece a mí al ser un ente maravilloso pero que a su vez es incapaz de volar.
- Pero si es un ave, debería volar, usted debe estar bromeando.
- No bromeo chico, en verdad muchas de las aves que habitan en este mundo son incapaces de volar aunque tengan alas.
- Eso es muy triste.
- Es triste que la naturaleza dicte sentencias genéticas, situaciones que no se pueden decidir más sin embargo afectan la vida, como un juez castigador que dicta castigos a cada pobre alma que vendrá a formar parte de este mundo, dando alas a estas pobres criaturas y clavando sus pies sobre la tierra. Veme a mí, naci feliz pero enfermo, con el tiempo me volví triste y con mercancía como mi condena.
- Pues para mi es mas triste las sentencias que se dictan en vida.
- Es difícil, pero nada se compara cuando no existe capacidad de elección, cuando el azar cobra suma importancia en situaciones demasiado igualadas mas sin embargo el resultado puede ser la diferencia entre la vida o la muerte, cuando el simple hecho de nacer puede ser la diferencia entre el cielo o el infierno, entre el hambre o la abundancia, entre el conocimiento y la ignorancia, entre la dicha o la desgracia.
- Nadie dijo que la naturaleza conociera la compasión, o la igualdad; esos son inventos humanos, como quiere humanizar lo que no nos pertenece.
- Dime entonces como es que quieres vivir así, como tratarías de no contradecirte, como lidiarías contigo mismo, como aceptarías un mundo que no ha sido hecho para ti – Israelo se tornaba totalmente rojo al hablar, estaba muy exaltado y temblaba, ¿De rabia o de desesperación? eso era algo que no se podía saber - Tú lo has dicho chico, si hubiera algo sobrenatural escondido detrás de los verdes campos de seguro le importaría un comino los sentimientos humanos, peor aun si le importaran es signo de que se jacta y entretiene experimentando con nosotros, conmigo, con un pobre diablo que no puede salir de su casa.
- Si hubiera algo sobrenatural de seguro seria creación humana, el ser humano provino de la misma naturaleza, pero los resultados de su suertudo comportamiento cerebral no tienen explicación dentro de este mundo, es por eso que nuestra mente necesita un ambiente antinatural, algo que llene las nubes que crea nuestra consciencia.
- Es cierto, el mundo contaba con sus reglas básicas antes de que el hombre llegara para quedarse; la naturaleza es lo mas noble que tiene el ser humano y cuando estamos en contacto con ella podemos sentir la tranquilidad impropia del ser humano contagiándonos de ella, queremos hacerla parte de nosotros, bajo nuestras propias reglas; pero aunque deberíamos respetarla, nos asustamos, nos confundimos, somos capaces de engañarnos a nosotros mismos y tratamos de crear un ambiente mas propicio para vivir aunque eso implique la destrucción del mundo natural, la destrucción de la realidad.
- A veces es difícil lidiar con nuestra innata dualidad, las razones nos arrojan una decisión pero nuestro cuerpo nos ordena otra, a veces es difícil decidir, a veces no podemos hacerlo, en ocasiones peores ni siquiera tenemos conocimiento de que podemos hacerlo.
- La misma naturaleza nos dio la posibilidad de aprender, y al aprender se puede desarrollar el intelecto, pero ese mismo regalo conlleva al hecho del otro extremo, la estupidez. El ser humano no nace siendo inteligente eso se debe aprender, mientras tanto solo seremos unos primates con basto potencial, sin poder elegir lo correcto para nosotros, tan solo aprendiendo por imitación.
- ¿A que quiere llegar?
- Lo que te trato de decir chico, es que a pesar de que somos una especie proveniente del salvajismo, contamos con características antinaturales y solo desarrollando nuestro intelecto y conocimientos seremos capaces de discernir correctamente entre lo que es del mundo natural y lo que es del mundo de los humanos, mientras tanto mesclaremos uno con el otro, embruteciendo lo que es humano y trasformando lo que es normal de este mundo. Debemos esmerarnos y crecer para poder satisfacer correctamente cada una de nuestras partes.
- Sabiendo eso, ¿Usted hizo algo para mejorar?
- Mi enfermedad me imposibilita llevar un vida normal, me mantiene preso, mas sin embargo no es mi culpa, no es algo que yo halla provocado, es algo que se estableció mientras era engendrado, ¿Dime tu si hubieras nacido ciego hubieras tenido idea de lo que era pintar?
- Posiblemente no tendría consciencia de muchas cosas que me rodean, pero ha pensado si su enfermedad no es tan solo una imaginación dentro de su cabeza, como no sabe si lo único que se estableció antes de que naciera fue una idea, como puede comprobar que esta realmente enfermo si nunca ha estado sano, de cualquier forma a tan avanzada edad no ha muerto, ese seria un indicio de que lo que usted tiene no es tan dañino físicamente.
- Como puedes pensar así de mí – Israelo se molesto severamente, jalo las cobijas y las revolcó, golpeo la cabecera de su espalda y aventó algunas cosas que descansaban sobre su buro – Donde quedo tu respeto por los mayores – El esfuerzo de su enojo lo hizo toser.
- Tan solo hablaba objetivamente, no trataba de insultarlo, no es justo que me trate así, solo por que es más viejo que yo.
- Eres un chico rebelde, pero que tan rebelde serás contigo mismo – Seguía tosiendo.
- Solo se puede ser rebelde consigo mismo, si se pregunta el por que de sus actos, el porqué de aquellos caminos invisibles dentro de nuestra vida cotidiana que lo conducen a un lugar desconocido.
- Esas ideas yo no las cree, no las provoque, pero es algo con lo que yo he decido vivir y las he hecho mías.
- Pues esas ideas me dicen que el ave es triste porque es incapaz de volar, aunque fue usted el que decidió eso, usted hizo triste a su ave, hizo triste a alguien que no conocía la tristeza, ahora yo ya nunca podre ver feliz a esa ave.
- Posiblemente es de dudar como se encuentre el ave, pero mi estado es irrefutable.
- Es imposible que el ave halla elegido, pero es de dudar que usted no lo haya hecho.
- Elegir, tú que sabes de elegir. Personas como yo siempre tendremos una última fatal decisión, la máxima rebelión que nos liberara de toda opresión, algo que no deje ventaja a nadie y su vez no tenga final  – Comenzó a toser aparatosamente sin parar, escupiendo saliva, tosió repetidas veces hasta que pudo calmarse – Pero aun así, esa rebelión esta atrapada bajo el manto de la esperanza y la expectativa.
- Sera mejor que lleve estos paquetes de una buena vez – El pintor se levanto de la silla y se marcho para continuar haciendo lo mismo que hacia todos los días; se esforzaba en ello, todo lo hacia para mejorar su triste condición física, para dejar de ser un debilucho y poder estar al lado de Mars Carmina, solo por eso soportaría cada uno de esos días.
El pintor conoció gente verdaderamente extraña en sus entregas, en lo más escondido de la ciudad habitaban personajes fuera de si, sobrevivientes a la era antigua, gente que había sufrido los estragos de las ideas más torcidas que alguna vez reinaron la faz de la tierra; pese a que era muy cierto que las replicas del pasado desaparecían poco a poco no cabía duda que la ignorancia a la cual solo la gente de ese lugar estaba arraigada formaba un criadero de salvajes.
La violencia en el comercio estaba a la puerta, el pintor debía mantener alerta sus sentidos siempre que Israelo le encomendaba alguna entrega, inclusive cuidándose del mismo Lomdar, pues el pintor conocía del genio de esa horrible persona; haberlo dejado solo en su casa era excusa suficiente para que esa bestia demostrara que el era el mas imponente dentro de su territorio. El pintor presentía que Lomdar andaba detrás de él para exterminarlo, sus sospechas crecían cuando un día mientras regresaba del tianguis encontró que la casa de uno de sus vecinos había sido atracada; la pareja inofensiva de ancianos que allí vivía fue colgada en sus mismos candelabros y sus tripas fueron usadas para dibujar un extraña figura en el suelo; fue un escándalo en esa calle. Eso lo hizo temer y pensar sobre las cosas invisibles para sus ojos y consciencia que podía realizar su ex compañero, ¿A quien mas podría estar matando sin el poder saberlo?, ¿Podría estar interrogando gente para encontrarle o tan solo estaba intimidándole?  Su miedo era latente al respecto, pero le impresionaba aun mas la forma en como Lomdar había aprendido del pintor y desde ese punto trataba de enseñar a su maestro, pues con poco material humano podía hacer elaborados y asquerosas creaciones; pues como ya se había dicho Lomdar utilizaba a sus victimas para convertirlas en dolorosos espectáculos; quizás ese era el arte que Lomdar estaba buscando anteriormente, el arte que el pintor nunca pudo realizar para satisfacer a su compañero o quizás era un burla a ese orgulloso concepto. No cabía duda de que Lomdar emanaba podredumbre desde su interior, ¿De donde es que habrá salido en realidad?
Aquel trabajo de entrega de paquetes se le había hecho algo tan normal, era tan natural para el pintor llevar a cabo esa actividad que nunca le paso por la cabeza pensar sobre lo que estaba haciendo. El pintor solo veía su mercancía como mensajes, aunque el paquete llevaba dentro algo misterioso, no dejo que su curiosidad o falta de información deformara la idea de su trabajo. El pintor solo lo hacia porque sentía la necesidad de hacerlo, porque no deseaba ser uno mas dentro de Cobaro; y todo porque la técnica de pintura no le estaba funcionando ya que por mas que practicara no avanzaba en los suyo e inclusive a veces sentía que retrocedía. Mientras tanto esos paquetes serian llevados sin ninguna excusa.
Un día totalmente común el se dedicaba a realizar una entrega como de costumbre, después de buscar por varias horas la casa a la cual se dirigía no pudo encontrar dicho numero. Israelo le había mencionado que encontraría la casa dentro de aquella calle, pero el pintor la había recorrido mas de diez veces y no encontraba absolutamente nada; así termino parado en medio de la calle sin saber que hacer y mirando como la numeración de las casas continuaba su curso normal del seiscientos treinta cuatro al seiscientos treinta y cinco, no existía un seiscientos treinta y cuatro y medio; debía de haber algún error, cansado por su inútil búsqueda decidió volver a casa. Fue entonces cuando escucho el ruido del metal raspando el suelo, giro su mirada para ver de que se trataba y se sorprendió al ver a un hombre salir del alcantarillado y seguir su curso normal por la calle; el pintor se acerco por curiosidad y se sorprendió al ver el numero seiscientos treinta y cuatro y medio sobre la cubierta metálica.
- ¿Podrá ser este el lugar? – Se pregunto a si mismo, sabía que era una locura pero no tenía otra opción, como siempre la falta de opciones revela automáticamente nuestra respuesta.
El pintor jalo con fuerza la tapa metálica para descubrir la fosa, la tapa cayo al piso y oscilo hasta quedar quieta. Ese no era un alcantarillado normal, aquella enorme garganta subterránea daba la impresión de llevarlo directamente al infierno; por instantes dudo si seria buena idea entregar ese paquete, pero recapacito y cayó en la cuenta que era su responsabilidad; las personas que pasaban por el lugar se le quedaban viendo extrañamente mientras el estaba sentado frente al alcantarillado, con todas esas miradas rápidamente se sintió como un tonto y decidió bajar por las escaleras.
El pintor estaba descendiendo por las largas escaleras que no parecían tener fin, la luz del día formaba un pequeño círculo en la salida de la fosa, la cual comenzó a hacerse minúscula dejando una estrella en el espacio imaginario de su completa oscuridad; así continuaría bajando hasta encontrar el fondo.
Descendiendo por aquellas asfixiantes escaleras el pintor se preguntaba que podría estar haciendo Mars Carmina, que pasaría si nunca volviera a salir de ese poso, que sucedería si las sombras lo envolvieran y lo atraparan de las rodillas para aprisionarlo bajo tierra; en ese entonces nunca volvería a verla aunque él estaba haciendo esto por que ella se lo pidió, mas sin embargo posiblemente se perdería en eso y tal vez obtenga otra cosa menos lo que buscaba desde un principio.
Todo tendía a ennegrecerse, lo que antes parecía un túnel con una escalera desapareció por completo, pues ya no existía nada, todo se había desintegrado de la dimensión del color; podía sentir las escaleras y continuar bajando guiado por el tacto, pero no podía verse si a si mismo, solo a la minúscula estrella que brillaba arriba en el supuesto cielo; era como si hubiera descendido hacia algún mundo subalterno.
Cuando por fin toco el suelo con su pie izquierdo no sabia que hacer; bajar las escaleras en la oscuridad era fácil, solo tenia que seguir a las frías barras de acero que lo conducían pero ahora no tenia idea de que mundo se abriría frente a sus pies, y a pesar de que existiera algo allí era tan dependiente de lo que le mostraban sus ojos que le era imposible concebir algo halla abajo.
Termino guiándose por las paredes que se encontraban cientos de metros debajo de la superficie terrestre, podría encontrarse con cualquier cosa allá abajo pero la ausencia de luz no le permitiría apreciar lo que se escondía. Continuo tocando las paredes hasta que se dio cuenta que estaba dentro de una estrecha tubería, así continuo su lentísimo camino entre las penumbras guiado únicamente por el tacto de sus dedos, el cual era uno de los tantos reprimidos sentidos que poco usaba para interpretar su mundo.
Duro tanto tiempo perdido allí entre las penumbras que su estomago se revolcaba por algo de comida, de tanto andar a ciegas se canso y tomo una siesta en aquel sombrío lugar. Cuando despertó tuvo de pronto la impresión de que podía ver, no estaba seguro de lo que le mostraban sus ojos fuera real, pues en ese lugar no podía existir la luz que le daba forma y vida a todo lo que existía, mas sin embargo podía ver la tubería dentro de la cual caminaba. Pensó que tal vez sus pupilas se habían dilatado, pero aun pese eso debía existir la mas mínima porción de fotones luminosos rondando por el lugar, quizás esa siesta termino por difuminarlos entre las sombras pero como quiera que fuera él era capaz de ver su camino en las sombras, lo que le dio un poco de mas seguridad sobre lo que estaba haciendo y así continuar su camino a un paso mas apresurado.
El camino se volvió más  enredado, pasando de una tubería a otra, sentía que se iba a perder en aquel lugar; pues subía, bajaba, daba vuelta a la izquierda y luego a la derecha; había cruces de tubería que contaban con cinco opciones diferentes, una en cada dirección, eso era un verdadero desastre por lo que se desespero y comenzó a correr para poder salir mas rápido de tanto embrollo; pero termino cansándose y sin poder dar a ningún lugar. De seguro ya estaba perdido en un gigantesco complejo.
Quizás ya no podría salir jamás, moriría de hambre prisionero de las tuberías, cayendo sobre sus rodillas comenzó a golpear el metal que daba forma a los circulares pasillos, ¿Por qué tan repentinamente fue a dar a ese lugar? Fue solo un instante de tiempo en el que tuvo que elegir si continuar o no, ¿Alguien intentaría deshacerse de él? Podría ser cualquier egoísta, tal vez algún enemigo de Israelo que deseaba que el viejo muriese, como quiera que fuera no se merecía ese castigo. Porque tenía que terminar dentro de ese lugar sin salida, sin futuro, sin vida, después de esforzarse tanto; ¿Podría acaso Israelo haberlo engañado? Pero refuto esa idea inmediatamente, Israelo era un ser benevolente para él, lo cuidaba y le enseñaba, él no debería saber nada de esa trampa a la que vino a dar.
El pintor podía continuar, quizás se estaba desesperando demasiado rápido, quizás solo era cuestión de continuar corriendo para encontrar la salida; pero su cuerpo agobiado lo tiro al suelo, algo dentro de él le decía que continuar no era la solución mas correcta, sentado en la cañería comenzó a observar todo ese metal que lo aprisionaba, era tan solo un paisaje diferente a los demás. El moriría por si mismo, por sus condiciones naturales, por sus necesidades, ese lugar eran tan solo cañerías, ni buenas ni malas, no conocían el hambre y no estaban echas para capturar a alguien; el pintor era el único que cargaba con esos males hasta allí  y los podía ver reflejados en ese lugar. Recapacitando y observando el lugar pudo apreciar una fisura en la cañería suficientemente grande para sacar la cabeza ala cual se acerco gateando apresuradamente para meter la cabeza por la fisura, para mirar a través de ese pequeño error en el complejo.
Pudo ver en su totalidad el complejo de cañerías que se erguían dentro de esa cámara, todo era muy enredado y no parecía dar a ningún lado, solo se trataba de un aparatoso nudo de tuberías que alguien se había tomado la molestia de edificar; posiblemente sin esa fisura sobre aquella trampa, el jamás se hubiera percatado de que su trayectoria era en círculos o al menos de que todo aquello no era mas que un simple juego de alguna persona. Así aprovecho el ojo que le mostraba el otro lado de las cosas, como si fuera una ventana a la otra dimensión y así observo la tubería que lo sacaría del lugar, memorizo el camino que tenia que seguir para llegar a ella. Así fue como logro salir de aquella amenaza que era totalmente ajena para sus ojos.
Después de eso el camino se volvió más directo hasta encontrarse sin salida, un agujero que daba hacia abajo era la continuación del trayecto, pero se veía claramente que no continuaría dentro de más tubería, si saltaba a ese lugar era probable que no pudiera regresar por donde había venido. Pensando en sus opciones no tenía salida más que saltar a lo desconocido de todas maneras no regresaría a esas tuberías; decididamente se lanzo tres metros hacia abajo, levantando mucho polvo al caer con sus dos piernas y por suerte no se rompió algún hueso.
Había sido escupido a una gran cámara demasiado amplia. El suelo finamente edificado con losas de piedra y el resto del lugar mostraban su cavernosa forma con estalactitas que se asomaban desde las invisibles alturas, llena de desechos de maquinarias por todo el lugar, algunas grúas se levantaban mostrando sus altas manos que osaban alcanzar las penumbras, y  con una gran fosa circular en el centro de la cámara que terminaba de adornar el escenario al igual que una cereza en el pastel.
Creyó que posiblemente su misión se trataba de algún error, esas  eran solo antiguas ruinas enterradas en medio de la nada, no parecía existir el más significativo signo de vida en ese lugar mas sin embargo seguía sin explicarse de donde pudo provenir la persona que vio salir del alcantarillado.
Se acerco a la fosa que tenia frente a él para observarla, pero se sorprendió al ver que aquel hoyo parecía no tener fondo. En medio del agujero se encontraba atorada una especie de grúa que quizás tiempo atrás cayó en la fosa atorándose en sus paredes; era sorprendente la profundidad de aquel abismo, la oscuridad que embriagaba a cualquiera que posara sus pies sobre aquella cámara hacia parecer que todo lo conocido seria consumido por ese abismo.
Una oscura niebla dificultaba la vista en ese calabozo y el pintor podía escuchar que la profundidad infinita lo comenzaba a llamar, un mareo se apodero de él y sintió como era atraído hacia la nada. Se alejo del hoyo corriendo hacia atrás pero el vértigo hacia parecer que el suelo se inclinaba hacia la fosa y la gravedad lo hacia caer y para defenderse se agarro fuertemente de una de las maquinas del lugar; en ese entonces sintió como la fuerza de succión del abismo se elevo descaradamente, podía sentir como  su cuerpo se elevaba del suelo mientras el aire era succionado. El pintor se aferraba a ese desperdicio industrial que tenia enfrente para así no poder ser absorbido por el abismo, el cual succionaba con fuerza el aire del lugar y sumía en una grosera desesperación al pobre pintor.
Sus brazos agobiados de dolor cedían terreno a la succión y uno de ellos se soltó, el pintor no deseaba que terminara cayendo en aquel agujero que posiblemente no tenia fondo, pero justamente cuando se tambaleaba con su último dedo escucho el llamado de alguna mujer ¿Se trataría Mars Carmina? Que en sus últimos segundos de existencia se comunicaba con él para revelarle algún secreto, pues en un momento tan desesperado como aquel se podía pensar cualquier cosa de tan repentino llamado, parecía como si los ángeles le estuvieran llamando para adentrarse en el otro mundo; pero los cálidos llamados se convirtieron en gritos al mismo instante que la succión término y el pintor cayó al piso. El pintor desconcertado por lo que acababa de ocurrir comenzó a observar el lugar para encontrar desesperadamente una salida.
- Acá abajo – Era la voz de alguna chica que gritaba para llamarlo.
- ¿Quién es? – Le respondió asustado, sin soltarse del motor al que estaba aferrado.
- Me llamo Marlena, caí a la fosa y estoy suspendida entre estos fierros, no quiero caerme pero estoy muy asustada – Eso si que termino de pararle cada pelo de su cabeza, no sabía ni quien era ella, ni mucho menos tenia idea de cómo salvarla ¿No seria acaso un fantasma? o alguna alucinación por la falta de oxigeno halla abajo, ¿Qué podría hacer una chica en ese lugar?
- ¿Cómo fue que cayó en la fosa? – Hablaban a gritos, los cuales resonaban en la cámara, pues como el pintor no deseaba acercarse a la fosa prefirió comunicarse a distancia.
- Fui yo la quien se arrojo buscando la muerte pero quede atorada en una maraña de cables – La chica lloraba.
- Ósea que usted intento suicidarse y ahora se retracta.
- No tenia idea de lo terrible que era la desesperación eterna, pues dentro de este abismo jamás podría morir, solo caer por la eternidad.
- ¿Qué es este lugar?  ¿Cómo fue que llego hasta aquí? – Hizo esa pregunta para poder responder las dudas que lo acosaban, esperaba que la chica respondiera por él.
- Este es el altar de Zion Profucte; no te acerques al abismo o te hará caer, regresa por las paredes y busca ayuda en mi pueblo, en la tierra de los caídos, la ciudad esta muy cerca de aquí, pero date prisa por favor pues no se cuanto aguantare a esta interminable succión.
- Estoy tan ciego de mente como de ojos aquí abajo, no comprendo lo que esta pasando pero pese a mi incapacidad tratare de ayudarla señorita solo resista, resista por favor.
El pintor corrió hasta las orillas de la cámara, podía sentir a la fosa respirar, sentía la necesidad de  que tenía que salir de allí antes de que el abismo volviera a intentar atraparlo, así se deslizo por las rocosas paredes por algunos minutos hasta que pudo divisar un amplio pasillo triangular que era la salida de aquel extraño recinto.
Saliendo por la boca de un gran demonio tallado en piedra fue a dar a una cámara muchísimo más grande, inmensas rocas formaban altísimos montículos de piedra en los cuales se podían apreciar miles de pequeños agujeros, todo eso se asemejaba a grandes quesos grises; esos agujeros eran las ventanas y puertas de cavernas hechas por mano humana dentro de la misma roca, que daban forma a cientos de casas; en pocas palabras era una austera ciudad dentro de las cavernas. Desde donde el pintor se encontraba divisaba a los desnudos y fantasmagóricos habitantes que caminaban de un lugar a otro. Se preguntaba como era que existía ese profundo lugar justo debajo de todas las demás personas, era increíble. Decidió sumergirse más adentro de ese enterrado paisaje acercándose a las personas que muy despacio por allí deambulaban.
Eran como fantasmas, su blanca piel encogida entre todos sus huesos, sus oscuros ojos tan pequeños como un par de canicas, su nariz alargada y grosa, y con una boca pellejuda que se combinaba con su estirada barbilla la cual colgaba hasta sus pechos; todo eso los hacia ver como muertos vivientes que deambulaban bajo tierra, justo en el lugar donde los vivos los arrojaban. Trato de disimular su repugnancia, pero todos lo observaban y se arrodillaban, sabían que el era de arriba. Camino entre todas esas personas hasta que llego al centro de la ciudad donde se encontraba un hermoso lago de agua cristalina. Todas las personas del lugar salían de sus casas para reunirse a ver al extraño y llenar el lugar de todas sus miserables almas. El pintor permaneció parado varios minutos frente al lago viendo a esas personas, y ellas lo miraban a él, conforme pasaba el tiempo llegaban más de ellos hasta que apareció uno que aparentaba ser el líder, el cual se acerco hasta el pintor.
- ¿Esta es la tierra de los caídos? – Pregunto el pintor.
- Esta es la tierra de los que fueron y los que nunca volvimos a ser – Le respondió la delicada persona, la cual asustaría a los niños de la superficie con esos dedos extremadamente largos y su babosa boca carente de dientes.
- ¿Quiénes son ustedes?
- Somos humanos como tu, aunque carentes de belleza - El pintor estaba de acuerdo en eso, pero en la forma como lo miraba sabia que esa persona no lo podía ver.
- ¿Como es que sabe que soy bello?
- Podemos oler tu aroma y sabemos que no perteneces a ninguno de nosotros, deduciendo así que tú debes ser un iluminado y precisamente por ello eres bello, tan hermoso como los ángeles.
Los caídos eran humanos también, aunque ellos habían sido expulsados mucho tiempo atrás de la superficie de la tierra, tal vez por culpa de las decisiones de sus ancestros; pues se cree que esa sociedad era el resto de aquella que se esmero en crear y buscar el fondo del abismo de Zion Profucte. Y a pesar de que la humanidad creció y se libero de falacias, los descendientes de aquellos trabajadores permanecieron por mucho tiempo atrapados bajo tierra, convirtiéndose con los años debido a la falta de luz; todo gracias a que los descendientes de aquellos que pusieron sus vidas en el abismo jamás lucharon por salir o al menos pensaron que los tesoros del abismo lo significaban todo. Cuando el tiempo trajo su decaimiento, ellos habían aceptado que eran inferiores y sumisos dentro de su propio desprecio permanecieron en las sombras para no sentirse rechazados por los iluminados, que era como llamaban a los de la superficie, a los cuales adoraban y quienes ni siquiera sabían de su existencia. Pero antes de que el tiempo les jugara una mala pasada con su cruel adaptación, se cree que toda esa repugnancia en contra de su especie solo vivía dentro de sus mentes, pero con el tiempo creció y se hizo verdad, pues ellos mismo la invocaron desde sus propios corazones, al jamás querer alejarse de la gloria del abismo y no aceptar el fracaso de su causa. En el tiempo que vivieron bajo tierra, los caídos llegaron a ver a los iluminados como unos dioses, y se veían a si mismos como la mas miserable de las criaturas; ellos deseaban ser como los iluminados, y dentro del corazón de cada uno de los caídos yacía una enorme tristeza por haber nacido dentro de aquellas cloacas, por formar parte de las filas de los caídos. Es por eso que allá abajo ahora vivía una especie deformada por la falta de luz, una especie triste y anhelante de una superficie que ellos mismos sentían que no merecían, y de un mundo del que jamás serán parte, pues con el tiempo sus ojos se volvieron ciegos y sus hijos ya no podrían ver el mundo nunca más, tal como sus antepasados podían hacerlo. Por supuesto que el pintor no sabia nada de esa información, ni los caídos tampoco la sabían, ellos solo eran lo que eran, prisioneros de las decisiones de su inalcanzable pasado, e imposibilitados para ver lo que era el mundo en verdad; si es que no aprovechaban lo último que les quedaba quizás con el tiempo terminarían reduciéndose a gusanos, ¿Pero que mas podían hacer ahora? Pues en esas condiciones su camino estaba destinado a la perdición.
- Pues si provengo de la superficie, si a eso se refiere con lo de iluminado - Inmediatamente pensó que ninguna de esas personas habría podido solicitar la mercancía, además se había distraído con todo ese espectáculo que olvido el asunto de la chica – Vine para avisarles que uno de ustedes esta en peligro – Pudo escuchar murmureos a lo lejos.
- Uno de nosotros en peligro, ¿De quien podría tratarse?
- Se llama Marlena, supongo que deben conocerla.
- Marlena, ella es la chica mas hermosa de la ciudad, deleita a todo el pueblo con su hermosura, mas sin embargo desapareció hace unos días.
- Marlena, Marlena esta en peligro – Se escucho un grito a lo lejos que interrumpió al líder, la voz se acercaba rápidamente – Que sucede con Marlena como se encuentra – Era otro de ellos, eran tan iguales que el pintor no veía diferencia si no fuera en tamaño.
- Tranquilo hijo, no sabemos como este pero no te desesperes – Le contesto el líder de ellos.
- ¿Qué pasa con Marlena? – Dijo el sujeto que acababa de llegar mientras se dirigía al pintor.
- Necesita ayuda, ella a caído a una enorme fosa, con suerte consiguió aferrarse a unas vigas que en ella están pero si no la sacan pronto terminara calleándose a la nada – Le contesto el pintor.
- El abismo de Zion Profucte – Dijo el líder, mientras el otro comenzó a hacer un molesto chillido – Por lo que cuenta la leyenda los antiguos que construyeron todo este complejo excavaron ese infinito agujero, se cree que buscaban ambicionadamente alcanzar el fondo de la tierra, pero en el solo descubrieron el eterno vacio que no podía llenarse con nada, y así cuenta la leyenda que todas las personas que trabajaron en esa enmienda terminaron cayendo a la fosa.
- ¿Por qué Marlena? Es tan hermosa, la amo tanto – Grito el que antes chillaba.
- Pero ese lugar es tan peligroso, cualquiera que se acerque puede ser tragado por las tinieblas, todos sabemos eso ¿Qué podría estar haciendo en ese lugar?
- De seguro todo es culpa de ese tal Varlos del que siempre hablaba – El que gritaba ahora hablaba con enojo – Ese es un iluminado al igual que tu, él también vino a visitarnos y conoció la hermosa voz y el embriagante aroma de nuestra princesa Marlena, al igual que ella se enamoro de la perfección de un iluminado; dando su corazón al que más se lo merecía. Pero un día Varlos la intento llevar al exterior y misteriosamente le rompió el corazón, mandándola de vuelta, desde ese día el iluminado jamás volvió, y a la pobre Marlena la tristeza la invadió. A mi me contaba toda la historia que vivió con esa gloriosa persona; pero sobre todo ella es mi amiga y mi eterno amor, no merece morir en la desesperación – Comenzó a chillar de nuevo. Los caídos estaban incapacitados para percibir a los iluminados, no estaban hechos para percibir la belleza de ellos si no la de los propios caídos, pero aun así su idea era superior a sus sentidos.
- Marlena es la más hermosa mujer que jamás ha existido en nuestro pueblo, es un gran tesoro que poseemos y debemos sacarla del abismo – Dijo otro de ellos.
Comenzaron a discutir sobre como sacarla, pero siempre terminaban concluyendo que era una locura total acercarse al abismo, su poca creatividad y conocimientos no daba para más. Uno de sus planes era cavar un agujero alterno hasta la altura de la chica, otro era intentar llenar el abismo con piedra, y el último y más tonto de todos era agarrarse todos de las manos y crear una escalera humana para sacarla. No cabía duda que estos tipos desconocían la razón, por lo que el pintor se vio obligado a  ayudarlos antes de que todos terminaran en al abismo tratando de salvar a su precioso tesoro.
- Yo conozco a alguien que pueda sacarla de la perdición – Todos callaron para escucharle, después de todo el era un iluminado – Díganme como puedo salir a la superficie y regresare con la ayuda necesaria.
- Tú eres libre de hacer lo que desees, en cambio nosotros no. Si crees que puedes salvar a la chica haz lo que tengas que hacer, nosotros te mostraremos la salida.
Lo llevaron a través de la ciudad hasta llegar a ver un edificio en lo alto de los grandes montículos de roca, ellos le explicaron que el gran edificio había llegado al lugar cuando la tierra tembló; pues era una estructura que estaba muy bien construida y sobrevivió a su deslice hacia abajo durante un terremoto, desde entonces era la única salida al exterior. Subiendo las escaleras y pasando por cada uno de los pisos de la estructura podía llegarse a la superficie. Muchos de ellos habían decidido salir a lo desconocido y algunos pocos regresaban llenos de dolor, las historias de los que regresaban no contaban mucho de ese mundo de imágenes, a excepción del dolor que causaba adentrarse en la superficie, desde entonces para ellos subir solo estaba permitido para los iluminados, no se consideraban dignos de tocar la superficie, nadie nunca jamás volvió a intentarlo. Así fue que por ese mismo lugar el pintor prometió que volvería para ayudarlos.
Subió por muchas escaleras, el edificio era un desastre por lo que no podía apreciarse algo de interés, pero el pintor corrió hasta agotarse, en verdad deseaba ayudar a esos pobres hombres; se había sentido conmovido por el triste enamorado y por aquella chica que mantenía un extraño concepto de belleza para todos ellos que él no comprendía del todo. Así subió hasta que llego a ver la luz de nuevo, lastimándole los ojos, quedo paralizado por algunos minutos hasta que pudo visualizar la realidad de nuevo tal y como era, en pocos pisos restantes ya estaba en la superficie. Desde las calles solo podía ver el ultimo piso del edificio, lo que lo hacia ver como una gran casa abandonada.
Por las calles todo mundo vivía con tranquilidad, no sabían de la existencia de aquellas maldecidas personas, todo era tan tranquilo y normal, pero eso no descartaba el hecho de que las sombras torturaran dentro de lo desconocido, pues dicen que la realidad esta completa cuando también se acepta esa parte compleja e imaginaria que llena los espacios vacios de la incomprensión.
El pintor sabia del peligro de Marlena, quien quizás no soportaría mucho tiempo, así pues el pintor debía de ser considerado con su condición; por lo que él seguía corriendo a pesar de estar demasiado cansado después de subir tantas escaleras y sus piernas temblaban al caminar, pero siguió hasta la casa de su inteligente amigo el cual podría ayudarlo a ayudar.
Cuando llego a la casa de su amigo se sorprendió al verla casi destruida, los vidrios rotos y la puerta destrozada, al entrar pudo ver como todos los papeles y herramientas de su amigo Fletonio estaban regadas por el suelo, todos sus delicados instrumentos y experimentos estaban desbaratados por todos el piso; su casa estaba intencionalmente destrozada, aquel santuario de ciencia había sido profanado por alguien que desconocía toda la magia que se hacia en aquel lugar, agotado y respirando con fuerza se metió al cuarto de su amigo el físico, el cual a pesar de todo el daño que le habían propinado descansaba en su cama leyendo un libro.
- Hola – Le dijo Fletonio.
- Hola, que fue lo que sucedió.
- Alguien llego en la noche y destrozo todo, no pude hacer nada.
- ¿Quién crees que pudo ser?
- No lo se, pero el saberlo en que ayudaría – El pintor tenia el presentimiento que tal vez se había podido tratar de Lomdar el cual andaba tras sus paso, se sintió apenado y prefirió callar e ir al grano; de todas maneras quien más se atrevería a dañar a Fletonio, pues había muchos salvajes  ignorantes rondando por las calles pero el físico era reconocido en los alrededores; por suerte que Lomdar no lo encontró en casa.
- Hay una inusual emergencia.
- De que se trata, ¿Puedo ayudar?
- Claro que puedes, tú eres el único que tiene la oportunidad de ayudar, pero te explicare en el camino el cual es largo y además es una historia de locos; pero tendrás que llevar un ojo para mirar dentro de las figuras del negro y un bastón para caminar entre las cavernosas profundidades.
Se llevo a su amigo de regreso a las cavernas, pasando de nuevo por aquel edificio que era la conexión entre esas dos dimensiones paralelas. Fletonio cargo con una lámpara de aceite que tenia en su casa para poder hacer algo allá abajo. Aunque el pintor fue capaz de ver en la oscuridad la vez pasada no fue capaz de hacerlo esta vez, después de que sus pupilas se acostumbraron a esa oscuridad la luz de sol le quemo los ojos, ahora solo podía ver una luz brillante al cerrar los ojos, de igual manera que pasaría si cualquiera observara el sol durante algunos segundos y después cerrara los ojos; de esta manera ya no podría apreciar ese reino como antes lo hizo.  
La historia allá bajo esta vez fue diferente, ellos no veían nada mas que las pocas piedras que la luz alcanzaba; al llegar al fondo y pasar por aquella ciudad cientos de chillidos de dolor los recibieron en su trayecto y ninguno de los caídos se les acerco; El pintor y Fletonio pensaron que la luz posiblemente estaba causando estragos en su cuerpo pero no podían hacer nada al respecto; por ello, el pintor lo guio hasta la cabeza de demonio que daba al abismo de Zion Profucte.
La luz de la lámpara ilumino la cámara, mostrándole a Fletonio las herramientas del rescate que estaban desperdigadas por todo el piso, inclusive demasiado cerca de la fosa.
- He vuelto con ayuda – Grito el pintor, pero no obtuvo una pronta respuesta, pasaron varios segundos para que la chica respondiera.
- Date prisa por favor, por momentos estaba decidida a dejarme caer, pero tuve esperanza en que volverías.
- Resiste pronto te sacaremos de esa engañosa ilusión – Le grito Fletonio.
El físico ideo un plan para sacar a la chica, mientras ponía en marcha una de las grúas, el pintor recolectaría tornillos, herramientas y otros materiales que caóticamente permanecían en el lugar; usando una soga, y amarrándola de algún pivote que no fuera afectado por la gravedad de las tinieblas, pudo recolectar piezas que inclusive estaban a la orilla de la fosa; en muchas ocasiones sintió como era absorbido, pero Fletonio lo jalaba con fuerza para regresarlo a la estabilidad. Demoraron un par de horas para que el físico pudiera encender la grúa que milagrosamente conservaba combustible y desde la cabina de control que manejaba el gancho primario cual colgaba de la mano mecánica la pudo dirigir para bajarla hasta el alcance del pintor. El pintor se amarro en el acero de la grúa con la cuerda que había utilizado con anterioridad, y comenzó a dar instrucciones a Fletonio de cómo dirigirlo; fue difícil, de pronto el pintor estuvo a punto de estrellarse contra las vigas metálicas de otra de las grúas, pero lograron sincronizarse para obtener un suave movimiento; su trabajo en equipo a base de gritos logro superar lo invisible, Fletonio dirigió la grúa a través de la fosa y el pintor alcanzo al pequeño fantasma que allí aguardaba, el pintor amarro a la chica a él, con la misma cuerda con la que se suspendía de la grúa y los dos quedaron unidos en el gancho. El pintor dio instrucciones a Fletonio y pudieron salir de allí, no sin antes experimentar como la fosa trataba de tragarlos con toda la fuerza que tenia, el pintor y Marlena tocaron el piso de la cámara y corrieron para alejarse de la fosa; Fletonio los siguió a ambos, pues el estruendo del vacio se volvía más fuerte y se sentía que terminaría llevándose todo lo que fuera, lo que fue y que será. Abandonando la caverna apagaron la luz de la linterna pues no deseaban dañar más a sus anfitriones, quedando así en la completa oscuridad pues Marlena los guiaría a través de su ciudad.
Los momentos subsecuentes fueron llenos de misterio y miedo, sin poder ver absolutamente nada eran guiadas por la chica. Los tres formaban una hilera tomados de la mano para caminar entre lo desconocido, los terrestres de repente tropezaban y caían, pero la chica aguardaba a que se recompusieran y continuar su camino hasta el centro de la ciudad. El pintor no comprendía como es que antes pudo ver todo ese lugar y ahora era  incapaz de percibirlo, no podía ver a aquella chica llamada Marlena, de la cual presumían su hermosura, pues cuando la rescato de la fosa ni siquiera pudo apreciarla ya que estaba bastante asustado; el pintor tenía una gran duda al respecto. Llegaron al centro de la ciudad, donde sin que pudieran saberlo todos los pueblerinos aguardaban y observaban maravillados como habían traído a la chica de vuelta. Ellos la consideraban muerta, pero la capacidad de los iluminados siempre iba más allá de su comprensión, estaban atónitos por lo que sus cuatro sentidos les mostraban.
- Marlena, estas a salvo – Dijo una voz que el pintor pudo reconocer – Estábamos muy preocupados por ti, es un milagro que hayas regresado.
- Que mi cuerpo este de vuelta se lo debo a este par de iluminados, quienes lograron sacarme del abismo con sus poderes.
- Te extrañe Marlena – Dijo la misma voz.
- Todos te extrañamos – Contesto otra voz a lo lejos.
- Bueno de hecho casi todo lo hizo mi compañero – Dijo el pintor, haciendo alusión a Fletonio – Denle las gracias a él.
- Descuiden, proteger y servir son una de las grandes y virtuosas oportunidades en la vida, no deben sentirse con deuda alguna hacia nosotros, solo hacíamos lo que deberíamos hacer, mas nuestra recompensa tenemos al sentirnos héroes – Dijo Fletonio para bajarse rápidamente de la nube.
- Estamos muy agradecidos con ustedes y muy contentos por el regreso de esta hermosa joven y solo por eso haremos un festival donde ustedes serán nuestros invitados especiales – Dijo otra voz que el pintor podía reconocer, sin lugar a dudas se trataba de aquel líder que vio con anterioridad. Así ellos aguardaron en silencio mientras los caídos preparaban su banquete.
Fletonio y el pintor podían escuchar ruidos pero no sabían lo que estaba pasando, cada minúsculo ruido hacia maquinar cientos de ideas en sus cabezas sobre lo que estuviera ocurriendo en esa ciudad, hasta el punto de dudar de ellos y hacer pensar cosas desagradables sobre el platillo principal de dicho banquete, pero solo les quedaba aguardar.
La celebración comenzó y ellos fueron llevados hacia otro lugar, donde escuchaban el ruido de las demás personas que tenían cerca y podían respirar su aroma; sobre todo el aroma de la chica que habían rescatado, la fragancia de Marlena era exquisita y se podía reconocer con suma facilidad, solo entonces el pintor comprendió la belleza de la chica, una belleza diferente y embriagadora, la cual superaba todo lo que el había conocido hasta entonces. Después de eso comenzó un evento sonoro, ambos terrestres no habían escuchado un concierto tan elaborado como el de aquel día, sin lugar a dudas la pérdida de su principal sentido les hizo desarrollar el resto de ellos pues aquella música fue la más hermosa que jamás escucharon en su vida; se escuchaba como usaban diferentes instrumentos y una perfecta armonía, simplemente una maravilla de espectáculo.
Después siguió el momento de la comida, ellos nunca pudieron adivinar que es lo que ellos les habían servido, sabia mal, pero fuera lo que fuera tenía una viscosa consistencia y aun seguía moviéndose, prefirieron no preguntar, después de todo, no todo podía ser alabado dentro de ese mundo, no era algo que les gustaría averiguar. El festival continuo, pero justo después de que la comida termino alguien saco al pintor del lugar y lo condujo a una zona donde la fiesta apenas se escuchaba.
- Discúlpeme por privarlo del festival, pero tengo algo muy importante que decirle.
- ¿Quién eres?
- yo soy Erasfo, soy un viejo amigo de Marlena y déjeme decirle que ella no es feliz aquí. Desde que conoció a Varlos su vida cambio, ahora ella no podría enamorarse de uno de nosotros, mucho menos de mí; yo se que por eso intento suicidarse y posiblemente vuelva a intentarlo, ella ya no será feliz en este mundo después de conocer que hay uno mejor, no merecemos su hermosura y después de que ella conociera a Varlos no podrá soportarnos. Deben llevarla y ofrecerla a personas como ustedes, ustedes merecen lo mejor – Todo eso sorprendió al pintor, ese hombre se auto reprimía, era inherente en él su actitud por considerarse inferior, pues era él mismo el que continuaba alimentando su castigo.
- Lo siento yo no puedo hacer eso, no soy un dios para decidir su vida a mi antojo.
- Se lo pido por favor, ¿Nunca ha estado enamorado? Tenerla aquí sería muy doloroso para mi, solo quiero que sea feliz – Eso sí que conmovió al pintor, él sabía que efectivamente la chica había intentado suicidarse por esa razón.
- ¿Dime entonces como es que puedo ayudarte?
- Lleven a Marlena al otro mundo, sin su ayuda ella no podría adaptarse al exterior, yo hablare con el jefe Horpacio para explicarle mi decisión y para que él hable con ella, yo no tengo las fuerzas para decirle que se valla.
- Está bien, si eso es lo que desean ambos, si las circunstancias te orillan a eso, yo solo puedo hacerles más fáciles las cosas – Después de eso, ambos volvieron a la fiesta.
Cuando termino la fiesta el jefe Horpacio los encamino al edificio que marcaba la transición entre esas dos dimensiones, esperaron durante un tiempo hasta que apareció Marlena, las ondas vibratorias que provenían de su boca mostraban la gran felicidad que en su interior se encontraba, despidiéndose muy agradecidamente del jefe después ella estaba lista para marcharse.
Los tres procedieron a retirarse de aquel sombrío lugar para jamás regresar, subiendo las escaleras hacia la claridad del cielo. En el fondo una gran tristeza invadió al pintor por aquellos tristes hombres que se despreciaban a si mismos, tal vez sin saberlo, tal vez era tan natural para ellos las sombras que les era imposible distinguir el color negro, pero no cabía duda que ellos fueron los únicos que pudieron hacer algo por ellos mismos antes de que fuera tarde y ellos eran los únicos que podían aceptarse y ser felices dentro de su inmundicia; ahora solo quedaba lamentarse porque nunca podrían ver la luz del día.
Así fue como el pintor regreso con las manos vacías a la casa de Israelo. La hermosa joven que había nacido entre los desechos se fue con Fletonio, el cual la ayudaría a convivir con el mundo. La chica por su parte, era feliz porque por fin podía ser aceptada en el mundo que desde siempre deseo y aunque siempre seria vista como una extraña y viviría por siempre con los ojos vendados para que el sol no dañase sus ojos carentes de parpados; a pesar de eso ella fiel a la filosofía de su pueblo, tenía el presentimiento de que sus hijos y los hijos de sus hijos podrían ser unos iluminados, y dejar atrás aquel pasado que ella detestaba o al menos alguien le hizo detestar, aun sin saberlo, y posiblemente aun sin desearlo.
El pintor no volvió a saber ni de Fletonio ni de Marlena, por lo menos en un buen tiempo, todas aquellas situaciones le deprimían y agobiaban volviéndolo cada vez más taciturno, al ver como no podía hacer nada; esos pobres hombres abandonados en las tinieblas necesitaban ayuda, necesitaban que alguien los despertara, pero era tarde para eso, al igual que él necesitaba ayuda al ver como el enfermo Israelo moría lentamente, al ver como Mars Carmina desaparecía de su vida; además de que no podía concentrarse para llevar a cabo lo que más amaba, sus pinturas; aunado a todo eso Lomdar continuaba buscándolo. No podía ayudar a nadie si no se ayudaba a si mismo, necesitaba hacer algo, cambiar lo que fuera para buscar un respiro dentro de ese congelado lago.
Pese a todo continuo viviendo unos meses más con Israelo, que cada día le encomendaba más trabajos a la par de que aparentaba más que su enfermedad crecía. Todo término una calurosa noche, cuando se disponía a realizar una peligrosa entrega; en medio de lo más violento de aquel barrio donde cualquiera podía arrebatarle la vida sin la más mínima consideración, más sin embargo que aquella noche necesitaba entregar uno de tantos paquetes misteriosos.
Un sucio rio separaba el área mas peligrosa del barrio, solo tres puentes lo unían con el resto, y precisamente en uno de ellos el pintor esperaba por la medianoche; esperaba asustado, él no deseaba entregar esa mercancía pero las decisiones de Israelo se debían de obedecer pues cualquier cliente significaba más mercancía para ellos. Las pocas lámparas de recarga solar que sobrevivían a la injustificada destrucción de los pandilleros podían iluminar las calles, creando caminos de luz entre todo el barrio, el lugar era tan inseguro que se tenia la creencia que si alguien caminaba fuera de esa luz durante la noche no volvería a ver la luz del día.
Allí espero hasta que por fin dos tipos con aspecto de maleantes aparecieron en el puente, le hablaron al pintor para que les mostrara el paquete, él les enseño el paquete forrado de amarillo y ellos se lo arrebataron para abrirlo frente a sus ojos, el misterio del color de esos paquetes lo intrigaba, pero siempre había sido fiel a las instrucciones de Israelo. Al pintor aun no le entregaban nada a cambio para poderse retirar, por lo que se quedo mirando como abrían el paquete, él nunca había husmeado en el contenido de su mercancía pero a esas personas no le importaba mostrarlo.
Sacaron una pistola desde el interior de esa caja y la presumieron a los cielos. Brillaba como si fuera una mágica espada de un valeroso guerrero, pero estaba claro que esa arma no seria usada con honrados fines, si esos tipos eran peligrosos con esas armas se volvían una aterradora amenaza para el resto de los vecinos. Ahora el pintor estaba actuando de igual manera que los directores de la antigüedad cuales no fijaban su vista en las repercusiones sino en el poder que ganarían, vendiendo armas a los terroristas y al crimen organizado, causando dolor innecesario a gente inocente tan solo por dinero; ni se hable de la innumerable lista de acontecimientos que podían evitarse si no tuvieran fines de explotación económica.
El Pintor no sabia de donde provenían dichas armas, si es que tal vez estuvieron por siempre almacenadas en la casa de Israelo, pero ahora el estaba ayudando a los clandestinos a distribuirlas, eso le desagrado bastante mientras los maleantes seguían fanfarroneando con el poder de aquella invención, y en su distracción no vieron al pintor acercarse, quien con un rápido manotazo desprendió el arma de la mano del sujeto, esta callo hasta el fondo del rió. Por un momento los tres no creían lo que veían, ¿Por que su facilitador tiraría su mercancía?, ¿Como fue que se atrevió a hacer eso? Los maleantes no reaccionaron hasta que el pintor comenzó a correr despavorido.
La adrenalina en sus venas le proporciono energías para dejar atrás a los furiosos primitivos, entrando a un callejón y escondiéndose entre la basura. Pudo ver a los tipos pasar corriendo por la calle y el miedo por su vida lo paralizo, el pintor espero dentro de su escondite a que todo se tranquilizara para poder salir, pero la noche era corta y el permanecer en ese lugar seria peligroso, él necesitaba regresar a la paz de su hogar, necesitaba salir de esa locura.
La noche había avanzado lo suficiente y faltaban pocas horas para amanecer, el pintor había salido de su escondite varios minutos atrás y caminaba de regreso a su casa, y entre las abandonadas calles se preguntaba como fue que el nunca pudo asomarse a husmear un poco. Se preguntaba porque Israelo comerciaba con productos dañinos, se preguntaba si el despreciable enfermo de Israelo conocía el contenido de esos paquetes, se preguntaba que contenían los paquetes de los otros colores; se sentía utilizado y a la vez culpable porque toda acción la realizo bajo su ciega decisión.
Cuando llego a la calle Alacrán pudo encontrar a sus agresores tirados en el callejón. Se acerco para revisar su estado y se asombro al encontrarlos muertos, congelados con una terrible cara de susto, alguien los había estrangulado allí mismo ¿Pero quien? Posiblemente alguien del lugar, la puerta de la casa estaba abierta, el miedo lo invadió y estaba a punto de salir corriendo pero decidió llegar al fondo de eso metiéndose dentro de la casa. El pintor pudo percibir que alguien estaba dentro de la casa, en la oscuridad de esas paredes se podía respirar la presencia del asesino, ¿Seria Lomdar? Aquello no le sorprendería, por seguridad camino muy silenciosamente entre el tiradero de la casa para adentrarse en el cuarto de Israelo.
- No entregaste la mercancía verdad – Le dijo Israelo susurrando.
- No volveré a entregar ni un paquete nunca más.
- Que locura, lo hacías sin renegar, sin preocuparte, tan solo hacías lo que creías que estaba correcto, si lo has hecho tanto tiempo ¿Por qué ahora negarte?
- Porque ahora puedo decidir adecuadamente a pesar de que no tenga otra opción para sobrevivir aquí en este maldito lugar, por eso me iré del barrio, a un lugar donde en verdad exista la libertad.
- Has lo que quieras, hay muchas personas que desconocen el contenido de mi mercancía por lo que encontrare fácilmente tu remplazo, pero ahora estamos en problemas, hay alguien en la casa, el cual entro y saco violentamente a unos intrusos para después comenzar a destruir todo, y de seguro esto debe ser tu culpa – Israelo comenzó a toser, pero trataba de ahogar el estruendo de su garganta entre las cobijas.
- Mi culpa. Si no comerciaras armas con esos delincuentes no existiría peligro.
- Como si un maldito enfermo como yo tuviera otra cosa que hacer – Se escucho un ruido dentro de la casa - Silencio, ¿Quieres que venga hasta aquí?
- ¿Viste al intruso?
- No, pero lo escuche y se que todavía esta adentro.
Al escuchar eso, el pintor se retiro de ese cuarto, sabía que Lomdar por fin lo había encontrado, su violento amigo se había esmerado en buscarle y darle fin, posiblemente enardecido por haberlo abandonado. El pintor no tenía otra opción más que enfrentarle allí mismo.
El pintor se escurrió a través de la casa hasta la cocina, sus pasos estaban llenos de suspenso y miedo, seguramente Lomdar se escondía detrás de cualquier cosa listo para propinarle dolor; de pronto comenzó a escuchar pisadas alrededor de la casa; era Lomdar, quien caminaba furiosamente detrás de los muros, el pintor aprovecho su lejanía para tomar un cuchillo de uno de los cajones de la cocina, lo busco muy silenciosamente para que el ruido de los cubiertos no resonara y fuera a ser escuchado por su adversario.
Una vez armado camino lentamente al otro cuarto donde escucho las pisadas, pero no encontró a nadie. La noche estaba por desaparecer, no se escuchaba ni el más mínimo ruido de algún insecto, cualquier vibración que llegara a sus oídos automáticamente paralizaba su corazón y la rápida respiración que mantenía; volvió a escuchar los sonidos que producía su enemigo, escucho fuertes pisadas de donde había venido, el pintor percibió los efectos sonoros de cuando Lomdar busco algo en los cajones y como los metales chocaban, seguramente también buscaba algún objeto punzocortante.
Eso le hizo pensar que ya no había vuelta atrás, esa misma noche tendría que pelear por su vida, el pintor estaba armado y Lomdar también, mas sin embargo las paredes, las sombras y el silencio los separaban de su sangriento encuentro; no obstante, el miedo se apodero del pintor y su mano armada temblaba descontroladamente, no era nadie para enfrentar a su temido ex compañero de casa,  el terrible Lomdar se había ganado una legendaria reputación en aquel barrio, la gente del lugar le temía por las brutales medidas que tomaba contra sus enemigos, era un guerrero innato, no conocía el miedo y saboreaba el dolor del combate, parecía que lo único que hacia el pintor era como si simplemente el ratón se volviera contra el gato, estaba facilitándole el trabajo. El pintor estaba fuera de cualquier idea racional, no pensaba, solo actuaba, sentía como el salvaje que llevaba dentro se apoderaba de él, tomando el timón de la situación; era como si los ángeles de la muerte que por allí rondaban, tocaran una melodía de guerra, una melodía que lo envalentaba y lo atraía a su perdición, solo para saciar la sed de sangre. Aun así cuando entro a la cocina de nuevo no encontró a nadie, pero escucho sonidos en el sótano, escucho como toda la mercancía de allá abajo era sacudida por la ira del intruso, camino cuidadosamente hacia él y por un momento le paso por la cabeza aprovechar la situación para escapar mientras sabia la posición de su enemigo; pero decidió ir tras él, pues no deseaba dejar a Israelo solo. Lentamente y sin bajar la guardia el pintor caminaba mientras escuchaba como el intruso destrozaba el lugar, entro de un salto al sótano, pero solo pudo ver todas las drogas y pastillas de todas esas cajas regadas por el piso, inmediatamente escucho un ruido de dolor proveniente del cuarto de Israelo y asustado corrió para proteger a su amigo, pero cuando entro al cuarto ya era demasiado tarde, entre sus cobijas se podía apreciar una gran mancha roja, Israelo permanecía inmóvil con la boca abierta y unos ojos que quisieron escapar de sus cuencas; el enfermo estaba ahora muerto y no precisamente por causa de su salud.
Al ver al cadáver, el pintor se despertó de su trance, tiro el cuchillo que traía en su mano para defenderse, se apodero de la jaula con el ave, e inmediatamente corrió asustado fuera de la casa; tratando de escapar de Lomdar, corrió y corrió sin parar; pues sin Israelo se sentía muy indefenso, a pesar de descubrir la fealdad de su trabajo el pintor continuaba sintiendo el afecto que llego a sentir por aquel débil anciano, por lo que estaba desesperado, oprimido por todo lo que se vivía en ese lugar; por ello fue que prefirió correr, hasta que llego a las fronteras de aquel irracional barrio. Continúo corriendo para escapar y nunca jamás regresar, y sobre todo nunca más saber noticias de Lomdar.

CAPITULO 6: UN JUICIO BASTANTE DUDOSO

El pintor despertó de un sobresalto, lleno de sudor y apretando con sus manos las sabanas sobre las que reposaba; respiraba agitadamente, pues su última pesadilla termino por sacarlo de la inconsciencia inducida por aquella revoltosa caída. Se levanto de la cama y entonces sintió como la cabeza estaba por estallarle, se tentó la nuca y sintió una gran bola entre su cuero cabelludo la cual era la cicatriz de la batalla. Se coloco los zapatos cubriendo sus pies y salió de aquel cuarto cargando una bolsa de agua muy fría, que fue el hielo que le mantuvo a raya la hinchazón.
Afuera en la sala, Mars Carmina y Carondelia tomaban café, platicaban sobre sus hijos como todas unas comadronas. Se sorprendieron al ver al pintor de pie y trataron de socorrerlo entre ambas, pero él se negó a ser atendido alegando que se encontraba bien aunque bastante adolorido; estaba pulverizado, podía sentir cada uno de los nudillos de Arfandelo sobre su cuerpo, su cara estaba hecha añicos, había perdido un par de dientes y su nariz era intocable a causa del dolor, no cabe duda que estuvo en el umbral de las puertas del otro mundo.
- ¿Qué paso con el criminal? – Les pregunto el pintor.
-  No sobrevivió a la caída – Respondió Carondelia.
- Y ¿Qué hay de tus hijos? – Volvió a preguntar el pintor a quien le había respondido.
- Están a salvo aquí en mi casa. Un par de guardias resguardaran la casa por una semana hasta que se esclarezca la procedencia del extraño, ¿Tú supiste quien era?
- Ni idea.
- ¿Cómo intuiste entonces que era un enemigo?
- El desaparecido Geracio me dejo una carta, creo que ese extraño fue a visitarlo antes que a ustedes.
- Y ¿Que paso con él?
- No lo sé, no sé qué haya hecho con él ese asesino - Los tres se sentaron a cenar juntos en la casa de Carondelia el menú consistía en una sopa de elote y pollo asado. Una vez que terminaron y sus cuerpos se restituyeron del cansancio, Mars Carmina comenzó la plática.
- Carondelia me comento que ustedes dos tienen ya algún tiempo como pareja – El pintor se sintió incomodo, como si le debiera algo a Mars Carmina con ese hecho. Cada vez que soñaba y despertaba terminaba siento un ser diferente, esta vez no era la excepción. Ya no estaba seguro si sentía algo por Carondelia, todas sus emociones habían sido exprimidas como una esponja solo para volverse a empapar de la otra mujer.
- Si, así es desde hace varios meses – Respondió el pintor. Sintiéndose como si anduviera con una extraña; en cambio los sentimientos por Mars Carmina habían tomado un desazón increíble, ya no sentía la potencia de ese palpitar, seguía deseándola, no obstante era un sentimiento obscurecido por la erosión en su ser que causaban los tristes recuerdos de su vida.
- Mars Carmina me menciono que ustedes fueron compañeros en la escuela, y también me menciono sobre el juicio de su otro compañero – Carondelia mantenía un aire de decepción.
- Sí, creo que también es verdad – El pintor se sentía juzgado en aquella silla. Sus acciones eran restregadas en su cara, cada una independiente de la otra pero que en conjunto lo hacían objeto de culpa.
- ¿Por qué no me dijiste la verdad? – Carondelia perdió toda serenidad. Mars Carmina se levanto de la mesa.
- Esperare afuera - Dijo ella y salió de la casa.
- Todas esas cosas que me dijiste, esas aventuras que relatabas, porque nunca me dijiste que habías perdido la memoria o algo así, acaso creías que me iba a molestar por ello. He estado saliendo todo este tiempo con un farsante, un farsante que puso en peligro mi vida y la de mis hijos – El pintor no tenia palabra alguna sobre su lengua, estaba humillado. Dejo que Carondelia desgastara su enojo sobre él, se sintió como si en esa misma silla fuera arrojado por la boca de un volcán. Ya no podía hacer nada, ninguna de sus vidas alternas tuvo contacto con la otra hasta ese día, no podía negar ninguna, tan solo le quedaba recibir toda esa descarga sobre sí mismo; pues aunque trato de explicárselo a Carondelia ya nada podía calmar su furia, era mejor esperar a que se le pasara. El pintor tuvo que vivir su momento en ambas situaciones existenciales, tuvo que satisfacer las necesidades de cada una de sus vidas y ahora pagaba el precio de una ley desconocida hasta entonces, nunca pensó que el simple hecho de continuar con su vida le acarrearía ese tipo de consecuencias, en la que su pasado se comía su futuro.
Mars Carmina escuchaba los gritos desde afuera de la casa hasta que todo se volvió silencioso, la puerta se abrió y el pintor salió por ella, miro avergonzado a Mars Carmina como si ella también tuviera que replicarlo algo, pero ella ya era indiferente a esa situación.
- Vámonos, tenemos que buscar a Jurio – Le dijo Mars Carmina.
El pintor cerró la puerta de esa casa, escuchando todavía los lloriqueos de la mujer a la que una vez amo, con la incertidumbre de volver algún día a su lado.
La frescura de la noche los hacía sentirse bastante cómodos al caminar hacia la casa de Jurio. Los grillos hablaban y las ranas cantaban, las señoras asaban carne sobre parrillas mientras sus hijos corrían bajo la luz reflejada en el escudo lunar, algunas casas mostraban su nocturna actividad por medio de sus ventanas, las cuales eran coloreadas con la luz de las velas del interior. Caminaban por media calle, a través del espacioso asfalto que albergaba a otros transeúntes, algunas parejas caminaban por la tranquilidad de la noche, algunos comerciantes viajaban a esas horas para evitar el calor de sol, y se veían pasar de repente algunos grupos de jóvenes. Era mucho menos actividad en esas colonias que en el centro de la ciudad, donde de noche se hacían bailes, fiestas, juegos y hasta se proyectaban películas, en general el centro de la ciudad era muy concurrido después de la puesta del sol.
Para la gente de la ciudad, era muy común salir al centro algunas noches para divertirse moderadamente cualquier día de la semana, no importaba cual, ellos no sentían la fuerte necesidad de aprovechar sus pocos días libres ya que carecían de una agonizante rutina de trabajo sometida a varios días consecutivos. En la antigüedad la gente trabajaba entre semana durante todo el día, los estatutos de aquella civilización los mantenían sujetos a esa regla, no podían escapar de ella, y cuando terminaba momentáneamente los viernes por la tarde se podía sentir el aire de desesteres y liberación, en muchos de los casos expresada en euforia y descontrol; pero cuando se esfumaba los domingos por la tarde se venía venir la pesada carga de aquella inexorable rutina. Era un sube baja en la que cada uno de esos seres estaba acostumbrado a vivir, buscando auxilio en la inconsciencia y atragantándose cuanto pudiesen en sus días de descanso. Ni se hable de las vacaciones que eran un chantaje a la conciencia humana. La gente trabajaba pesadamente durante todo un año para poder tener una semana de paz, era el momento en que los inquilinos atrapados bajo el techo de su casa y trabajo salieran de ese confinamiento; una semana en la que la mayoría osaba viajar para probar los sabores de este mundo, a sabiendas de que era algo que no tendrían acceso hasta un año después si es que suerte tenían. Las vacaciones eran muy similares al hecho de que un pordiosero acudiera a un burdel, pudiendo apreciar la hermosura de lo que nunca tendría; era un gran gozo momentáneo y la vez una represalia por el resto de sus días, recordándoles que solo trabajando podían tener otra vez una rebanada de ese banquete que siempre a pertenecido a todos. Las cosas habían cambiado desde entonces, pues el que quería trabajar lo hacía cuando quisiese asumiendo esa responsabilidad, ya no había cabida a los temidos despidos, tampoco había necesidad de esperar que lo aceptaran en algún trabajo, pues las granjas comunales eran abiertas para todo ser ya sea extranjero o local, lo que permitía viajar a otras ciudades y así no morirse de hambre, simplemente se les remuneraba por su esfuerzo neto a la comunidad. De esta manera cada quien planeaba sus días de trabajo y sus viajes, pues a pesar de que el trabajo existía no se estaba sujeto a una rutina que obligadamente se debiera cumplir.
El pintor y su acompañante llegaron  a la colonia de Kruneria que era donde vivía Jurio, la colonia estaba en un valle y desde donde se encontraban podían apreciar el paisaje conformado por las casas y un gran lago en medio de todo. Ambos ya estaban cansados después de un día agotador, a Mars Carmina le estaba llegando el sueño y al pintor lo estaban molestando sus lesiones. Buscaron la casa caminando por la avenida principal esperando dar con ella. Así realizaron su búsqueda hasta que por fin dieron con la casa de ese desconocido, el cual alguna vez fue un amigo y rival, o en el caso de la mujer, un prometido más. Una casa que parecía una especie de bunker a base de adobe y un techo de madera gruesa.
Era muy tarde como para las visitas, pero el tiempo no apremiaba así que tocaron la puerta de madera con un anillo de hierro que colgaba en la misma, el golpe resonó en el interior de toda la casa.
- No molesten largo de aquí – Grito un viejo con voz chillona desde adentro. Pero ellos continuaron tocando -  Largo, es muy noche – Gritaba desde adentro.
- Soy Mars Carmina – Grito la mujer, esperando que eso hiciera cambiar la opinión del inquilino, pero el silencio reconquisto su lugar en aquella escena.
Un viejo abrió la puerta y se quedo perplejo al ver a sus nuevas visitas, los miro bien para asegurarse de que no fuera una alucinación, cuando estuvo seguro que en verdad eran esos dos los dejo pasar a su casa. Por dentro la casa era más interesante, los muros estaban constituidos de grandes mallas hechas con pequeños troncos y baritas de árbol, estas permanecían recubiertas por una enredadera la cual tapaba casi toda la visibilidad entre cuarto y cuarto pero que dejaba la sensación de estar dentro de una gran sala. Esa improvisada guarida estaba repleta de muchísimos artículos de interés que alguna vez fascinaron los ojos de Jurio y de los que nunca se pudo deprender, entre ellos estaba un gran globo terráqueo, una colección de esculturas de hombres pájaro, sobre la pequeña chimenea estaba la cabeza disecada de un rinoceronte, en la mesa de la sala se encontraba una figura de alguna vieja deidad hecha de piedra y adornada con jade y piedras preciosas, los sillones hechos con piel de cebra, un gran órgano y un sin fin de pinturas sobre los muros de hierba. Entre toda esa colección figuraba la pieza maestra del pintor pues en medio de la sala se encontraba la pintura de aquellos gemelos que alguna vez cambio por un par de zapatos; el pintor ya no tenía idea de cómo resolver ese enigma que en sus mejores días de inspiración formulo.
Jurio se comporto amablemente, aunque no pudo esconder la sensación de que esos dos personajes aparecieran para molestarlo con su presencia, les ofreció te y los invito a descansar sobre sus sillones, argumentando que estaba muy cansado y sería mejor que hablaran mañana sobre los asuntos que los inquietaban, Mars Carmina no se negó pues estaba muy cansada, en cambio el pintor no mostraba signos de quererse reconciliar con sus sueños, intento descansar pero sus ojos no se cerraban, así buscando relajarse camino por la casa de Jurio para apreciar su colección; ya más tarde, subió al techo para mirar el lago que brillaba a la luz de la luna como si cientos de diamantes flotaran sobre su superficie. Pero el sueño no le llegaba, y en realidad así se sentía bien, pues el acribillado pintor ya no quería soñar otra vez, cada vez que dormía se le revolvía mas la cabeza; pero la responsabilidad del crimen lo puso en su lugar y regreso a la sala para intentar dormir. Allí estaba Mars Carmina descansando tranquilamente, él la miro desde el otro sillón, pensó en cuanto la deseaba aun sin tener idea del porque, como si sus recuerdos sobre ella fueran ordenes inmutables a través de los años y que debían seguirse al pie de la letra; pero todo esa emoción carecía de sentido en ese momento. Se fastidio de pensar en eso y se recostó sobre el sillón para esperar su próxima retrospectiva.
El pintor permaneció allí acostado durante horas, con los ojos abiertos e irritados, algo dentro de él le impedía el sueño, quizás fueran los restos de aquel hombre que se oponía a ser olvidado, el ser que despertó un día sin recuerdo alguno y que ahora estaba siendo aniquilado por su otro ser, el cual se desistía a dejar ese cuerpo. El pintor no pudo conciliar el sueño, por la media noche la falta de energías lo adentro en un trance de insomnio; hasta pudo ver como la cabeza de rinoceronte intentaba morderlo, también al enardecido siamés de su pintura salir de ella para intentar atraparlo con sus garras, inclusive la figurilla de piedra sobre la mesa se arrastraba hasta él; pero todo era un alucinación causada por la falta de descanso. Puede ser que su subconsciente estaba agonizando, la falta de sueño dejaría  sin reparar su cabeza y a la larga terminaría olvidando todo de nuevo, o quizás muriendo, esa era una forma de defenderse ante todos esos demonios cristalizados en las penumbras de su mente.
A la mañana siguiente Jurio y Mars Carmina estaban despiertos y frescos para la acción, el pintor tenía toda la noche esperándolos, con los ojos muy rojos y con unas colgadas ojeras.
Fue entonces cuando le contaron todo lo sucedido a Jurio, quien escuchaba con atención todos los detalles de su arriesgada misión. A pesar de que en el pasado tuvieron diferencias, esa reunión no se sentía tan embarazosa como pudiera pensarse, todos actuaban con naturalidad, hasta el pintor quien sabia que al final le había arrebatado la chica a ese viejo, dejando así de ver a Jurio como un molesto estorbo entre sus vidas.
Solo quedaba un viejo arrugado de aquel apuesto señor el cual ahora hablaba con una rechinante voz muy diferente a la que disimulaba cuando era más joven solo para escucharse más interesante, estaba claro que aquel enorgullecido Jurio tan solo comprobó la verdad sobre su simple naturaleza, cuando vio su adulación personal contra decida, recapacito y corrigió muchas de sus enaltecidas actitudes. Pese a todo eso, Jurio pareció alegrarse  al darse cuenta de que el pintor y Mars Carmina no eran pareja después de todo ese tiempo en el que ese resentimiento lo había correteado por todos los rincones de su consciencia, al final pudo jactarse de que ellos dos no terminaran juntos, eso lo libero de una carga aunque de todas formas ya no podía sentir resentimiento por el pintor porque después de todo ese ser había desaparecido al saber de su pérdida de memoria. Pero se sintió mal al escuchar el destino del brillante Fletonio y de la sádica muerte de Midelo Angelius, después de pensar todo lo que hizo Fletonio por Cobaro, una persona como él tener que ser juzgada así, ¿Por qué los héroes cargaran con ese destino cruel? Es un precio que siempre tiene que pagarse por la rebeldía a un sistema determinado. Aunque Jurio fue consciente de las grandes diferencias que surgieron entre Midelo Angelius y Fletonio, las cuales dieron como resultado una feroz rivalidad entre ellos dos, no pudo precisar el origen del crimen. Después de escuchar toda la historia referente al caso, Jurio comenzó por explicar la historia de la simbiosis; ese fue un proyecto en el que estuvo involucrado cuando trabajo con Midelo Angelius, poco antes de que fracasara en el amor y decidiera dejar todo eso atrás.
 - Midelo Angelius absorbió a muchos maestros para que lo ayudaran en sus ideas. Yo fui uno de ellos y me gane tanta confianza que trabaje en el interior de su laboratorio personal en la escuela de Kerovia – Les dijo Jurio – La simbiosis era el experimento más crudo de ese extraño maestro, muchos de nosotros no comprendíamos del todo su funcionamiento, tan solo nos enfocábamos en la parte que cada quien le tocaba investigar. Según Midelo Angelius, la simbiosis fue encontrada en medio de la jungla en un lugar muy lejano de esta ciudad, y él con sus omnipotentes contactos la trajo a la ciudad para que la investigáramos. Al principio muchos de nosotros nos sentimos en desacuerdo para trabajar en aquello, cosa que mostraba una ofensa para todos; pero con el tiempo comprendimos que para evitar ese tipo de cosas debíamos trabajar intensamente en ellas. El experimento consistía en una gran cantidad de personas ligadas biológicamente entre sí, nosotros debíamos averiguar cómo era que sobrevivían. Sobre todo descubrir cómo era que segregaban toda esa exagerada cantidad de hormonas, cuales circulaban en una gel por toda la simbiosis y de esta manera cuando un miembro de la simbiosis necesitaba ciertos químicos que su cuerpo no producía, el resto del equipo se los proporcionaba, así era como entre todos se segregaban mutuamente los requerimientos corporales – Jurio se levanto del sillón para abrir las cortinas y que entraran los rayos del sol a la casa – Era muy extraño, pues todos los elementos de la simbiosis eran genéticamente diferentes, era una cosa simplemente inconcebible, yo pienso que debió haber sido creada después aunque muchos no pudimos comprobarlo. Por esa razón era que cada miembro de la simbiosis contaba con características y necesidades diferentes, cada uno tenía sus deficiencias y problemas, pero ese fantástico gel solucionaba el problema. Lo interesante de todo es que éramos capases de extraer ese gel, de igual manera a como se ordeña una vaca o a como se transfiere sangre. Ese gel contaba con características impresionantes, pero Midelo Angelius prefirió que fuera trasladada a laboratorios foráneos, para que otro maestro investigara sobre ella. Así fue como dirigimos todo nuestro trabajo en la mejora de la calidad de vida de esa simbiosis, encontrando mejores maneras de rendimiento que a su vez aumentaban la producción de su gel. Fletonio trabajó también en esa investigación, pero yo deje el trabajo antes de que pasara el accidente, pienso que por eso no me llamo para declarar, debió de haber sucedido algo que causara todo ese embrollo – Jurio callo, esperando que sus invitados dijeran algo. Mars Carmina se rascaba la cabeza, nadie parecía tener respuestas al respecto, pero el pintor sabia que con lo que le había dicho Jurio tan solo bastaba volver a dormir para resolver el caso – Y bien, ¿Que sugieren que hagamos?
- Déjenmelo a mi – Dijo el pintor – Con lo que me has dicho es suficiente para volver a presenciar durante mis sueños todo lo ocurrido en esos momentos, siempre que tengo contacto con algo de mi pasado surgen recuerdos en torno a ello, no dudo que la próxima vez que viaje a los confines de mi subconsciente encuentre respuestas a todo esto; yo soy la clave para resolver el crimen y por eso me eligió Fletonio.
- Y ¿Que debemos hacer nosotros? – Pregunto Mars Carmina.
- Tan solo esperar – En toda la noche no pude dormir, estoy tan cansado que en cualquier momento caeré sin demora en el mundo donde cualquier cosa es posible.
Tal como lo dijo el pintor, Mars Carmina y Jurio lo dejaron en casa para que pudiera descansar y salieron para caminar mientras tanto sobre la orilla del lago.
Cuando regresaron por la tarde encontraron despierto al pintor y pensaron que estaba listo para dar información al respecto, pero no fue así. El pintor no había podido dormir en todo el día, sus ojeras se acrecentaron y sus ojos se volvieron más rojos, pareciese como si en cualquier momento se pudiera quedar dormido, pero la pregunta era ¿Hasta cuando? pues tan solo faltaban dos días para el juicio final de Fletonio. La preocupación se apodero de la situación cuando llego la noche y el pintor no mostraba ningún cabeceo para invocar el sueño. Jurio reacciono rápidamente y propuso llevar al pintor con una vieja herbolaria de Vermilia, la cual podría hacerla dormir en un algunos pocos segundos con ayuda de sus hiervas de múltiples efectos, pues pensó que pudiera ser que el pintor tuviera un embravecido insomnio. Mars Carmina acepto el plan y dejaron la casa de Jurio para encaminarse a Vermilia.
Caminaron un tiempo de nuevo por la calles hasta que llegaron a la casa de la vieja herbolaria. Vivía en una especie de sótano al cual se accedía por una escalera en la calle y que bajaba al subsuelo. Su casa estaba llena de casuelas y racimos de diferentes plantas, cuando Jurio le comento que querían hacer dormir a uno de ellos la vieja herbolaria comenzó a calentar una de sus casuelas en la fogata, a la cual iba agregando diferentes ingredientes y cuando la mezcla estuvo lista se la dio a beber en una taza al pintor. Esperaron allí sentados cerca del fuego a que la pócima hiciera sus efectos.
El pintor se sintió mareado, el dolor de sus heridas desapareció, se sintió relajado y feliz; las llamas de la fogata comenzaron a danzar para él, y la luz proveniente del fuego cambio su estructura de ráfagas por círculos de luz que rodeaban el fuego, estos se hacían mas grandes conforme mas cerca estaban de los ojos del pintor, figuraban como pequeños planetas alrededor de un sistema solar y las chispas que volaban en el lugar como pequeñas estrellas que adornaban ese minúsculo universo. El pintor volteo a ver a sus compañeros pero ninguno de ellos conservaba su rostro, habían sido borrados y parecían maniquís vivientes. Se miro a si mismo y vio como en su cuerpo habían germinado verdes plantillas que salían de su piel, se veía a si mismo como un tronco viejo que volvía a encontrar la vida entre su dura coraza; escuchaba el lenguaje incomprensible que decía esa vieja y sus compañeros y sentía como ese sonido se colaba como si fuera liquido por sus oídos. Volvió a ver la fogata que seguía bailando y de pronto figurillas humanas comenzaron a salir de ella para danzar enfrente de él, y después por toda la habitación. La fiesta de esas figurillas se prolongo, hasta que la fogata se enfureció escupiendo chispas por todos lados, entonces las figurillas asustadas regresaron a casa, el pintor se sentía cada vez mas cansado; las llamas comenzaron a crecer y tomar una forma definida, de pronto el pintor se dio cuenta que ya no estaba en su realidad, había cruzado el umbral de los sueños, esa fogata creció hasta tomar la forma de una casa en llamas; el pintor por fin estaba dormido.
Mars Carmina y Jurio levantaron al pintor y lo llevaron a la cama de la vieja herbolaria para no dejarlo tirado en el suelo. Estaban muy angustiados por la situación, pero decidieron pasar la noche allí en la casa de la vieja herbolaria ya que no les quedaban muchas oportunidades de salvar a Fletonio. Esa causa había unido a esos tres, que en alguna parte de su existencia habían rozado en los límites de la enemistad. Pero que bajo la presión de aquel caso habían olvidado las superfluas cosas que les separaron, solo para identificarse el uno con el otro, pues cuando las penas nos sucumben todos nos volvemos uno solo, para poder salir adelante; y esa pena era el injusto castigo del noble Fletonio el cual se había ganado la simpatía de todos ellos.
En otro lugar fuera del tiempo y del espacio el pintor se revivía a si mismo. Sentado en una silla y pintando la que seria su última obra, en el mismo departamento donde nació por segunda vez y donde había derrotado a su agresor por primera vez. Era el departamento de Fletonio ubicada en Grunstia, al cual se mudo después de romper relaciones con Midelo Angelius. Ahora el pintor estaba viviendo allí por solidaridad de su amigo. Pero ahora el tan solo podía pintar un cuadro como si fuera su última arma contra la locura del mundo en el que vivía, pues muchas cosas habían pasado desde entonces, todas ellas le rebotaban dentro de su cabeza sellada a la comprensión, pues aunque pintaba tranquilamente el sudor no podía esconder su exaltación ya que precisamente en ese instante acababa de escapar de una peligrosa situación.
Todo comenzó cuando Lomdar reapareció, ese negro personaje había cambiado un poco, de ser una salvaje criatura de destrucción se volvió un maligno manipulador. Quería tomar control de la vida del pintor, pero este se rehusó de tal manera que a Lomdar se le colmo la paciencia y una noche incendio la casa del pintor mientras este dormía, por suerte él despertó para escapar del peligro. El pintor ante tal desgracia, se fue a vivir a la colonia Depoctirio, que era una gran planicie donde se habían amontonado cientos de automóviles que estorbaban en las calles y que en ese entonces eran usados como casas improvisadas, allí llegaban temporalmente los viajeros, los mercaderes extranjeros o cualquier persona que no contara con alguna vivienda en la ciudad. Permaneció allí escondiéndose de Lomdar, pero parecía que todos sus intentos eran en vano. Un día Lomdar fue a visitarlo al fallecido automóvil en el que vivía y lo obligo a someterse bajo sus ordenes, para ello le mostro una carta escrita por Mars Carmina en la que ella se despedía del pintor por el momento, pues se marchaba al lugar indicado donde esperaría para reunirse con él en matrimonio. Eso desconcertó al artista, pero después de eso Lomdar le confeso que había engañado a Mars Carmina para que se fuera a un lugar escondido pues ella estaba en la creencia que el pintor se reuniría con ella y así pudieran comenzar una vida nueva lejos de esas colonias. El pintor enloqueció pero Lomdar le advirtió que si deseaba volver a ver a Mars Carmina tendría que obedecerlo en caso contrario jamás volvería a verla pues no podría saber donde es que ella estaba. Esa fue la manera en que ese demonio tenia secuestrada a Mars Carmina, lo cual era la excusa definitiva para que el pintor se rindiera ante ese loco. El pintor pudo comprobarlo visitando a sus amigas, las cuales confirmaron el viaje definitivo de la mujer, pero todas desconocían su paradero. No había manera de escapar, esta vez Lomdar había derrotado al pintor y quien sabe como es que logro engañar a esa mujer de tal manera. El pintor perdía a su amada justo después de que había logrado convencerla para que le correspondiera, era una tragedia que alcanzaba el punto más perfecto y feliz solo para caer con más fuerza desde el lugar más alto.
Poco después de eso Fletonio lo invito a vivir con él y el desprotegido pintor acepto regresar a esas colonias. Así es que desde ese entonces esos dos rebeldes convivan juntos dentro de ese departamento, uno luchando contra la omnipotencia de Midelo Angelius y el otro luchando contra el demonio que le atormentaba. Fletonio por su parte había declarado con las autoridades, había hablado con el consejo de maestros, pero nada podía culpar o disminuir el apoyo a este analítico sujeto. El físico perdió mucha reputación entre los maestros, pues su lucha afán contra el concepto devorador que el figuraba estaba fastidiando el ambiente académico, era una guerra psicológica en la que Fletonio estaba perdiendo terreno. La psicosis del físico comenzó cuando todavía trabajaba con ese maestro. Pero el suceso definitivo ocurrió esa misma noche, una revelación estableció el conflicto; cuando el pintor ya estaba derrotado frente a Lomdar, y cuando Fletonio ya estaba exiliado de los proyectos del Matemático. Esa misma noche, algunas horas antes de que comenzara su última obra, el pintor había sido sacado del departamento a almohadazos por el físico; Fletonio solo confiaba ciegamente en el pintor es por eso que recurría a él cuando realizaba ese tipo de actividades encubiertas, y esa noche planeaba realizar un reconocimiento al laboratorio de Kerovia. Ambos caminaron hasta esa escuela. Era bastante noche y las calles ya estaban solitarias, en la caminata el frio aire los hizo acurrucarse en si mismos, pero nada los hizo titubear para llegar a la fachada de la imponente escuela que se encontraba en una de las colonias más tecnológicas de la ciudad, esa era la escuela mas importante de todas, era enorme y estaba edificada en medio de un gigantesco jardín, parecía una especie de parque botánico, pero adentrándose en él se podían encontrar muchas aulas, unos cuantos edificios y algunos laboratorios de la institución. Claro que a esas horas de la noche estaba totalmente desocupada y bastante solitaria, solo una gran reja de acero los separaba de aquella experiencia natural. Entre los dos se ayudaron para escalar por esa reja y adentrarse entre los arbustos y arboles de los jardines. Los guardias hacían recorridos nocturnos para proteger la escuela de los ladrones, pero era muy fácil esconderse entre toda esa flora; en realidad era mas el respeto a la escuela que toda esa seguridad lo que mantenía intacta esa casa de estudios. Esos dos lograron llegar hasta el laboratorio evadiendo algunas linternas de guardias y guareciéndose entre la naturaleza, como ese edificio estaba cerrado entraron a él por medio de una ventanilla que rozaba el pasto, la cual daba a un sótano de la estructura y que a su vez Fletonio estaba asegurado de que no cerraba correctamente. Así fue como pisaron en el interior de aquel laboratorio de supuesto conocimiento y raciocinio, pasaron por algunos pasillos hasta que llegaron a una zona libre de la visión de los guardias y donde podían prender cómodamente las luces de la habitación; que como ya se había mencionado solo las instalaciones importantes estaban electrificadas con ayuda perpetua de la luz solar y del viento. Aquella era una cámara circular, deslumbrada por el blanco de las lámparas, en las orillas se podían apreciar escritorios con computadores y herramientas de análisis, anaqueles llenos de herramienta de laboratorio, los cuales junto con otras maquinas de mediciones estorbaban la visibilidad del final de ese laboratorio. Sobre todo en ese lugar se imponían unos grandes contenedores llenos de una materia roja. En el centro se encontraba una celda cilíndrica de vidrio la cual era muy amplia y dentro de ella se podía apreciar alguna especie de molusco gigante, pero cuando el pintor se acerco pudo apreciar en detalle la forma de aquella simbiosis que pareció despertar reaccionando a la luz. Era como una gigantesca célula, su corteza estaba formada con cuerpos humanos, todos ellos se asomaban desde el tórax proviniendo del centro de esa célula, formando así una única entidad biológica. Unos tubos salían desde el techo de ese aislamiento solo para clavarse en la corteza de esa cosa. Fletonio no tardo mucho en explicar al pintor lo que era esa abominación.
- Este es uno de los tantos proyectos de Midelo Angelius pero sin lugar a dudas el mas desquiciado de todos ellos. Durante todo el tiempo que trabaje en ella me percate del comportamiento de esta cosa, la cual aun esta adormecida pero que en sus momentos diurnos presenta muchísima actividad. Los miembros de la corteza de esta simbiosis han perdido toda simpatía por la serenidad, se nos ha hecho imposible comunicarnos con ellos, pues el constante contacto entre miembros los distrae entre si y los alborota, pues a pesar de que todos están amontonados algunos llegan a sentir su espacio invadido comenzando así disputas a golpes y en ocasiones la pelea se extiende entre todos los miembros de la simbiosis al igual que se esparce una onda en un charco. Es una criatura voraz, si es que se le pude llamar en singular; a crecido bastante desde que comenzamos a criarla. Las criaturas de afuera se encargan de absorber el alimento y suministrarlo al centro de la simbiosis desde donde se segrega a todos los demás miembros. Muchos de los cuerpos están enterrados dentro del centro, sobreviviendo gracias al suministro proporcionado por los del exterior, los cuales son las nuevas partes engendradas en la corteza, pues conforme la simbiosis se multiplica y crece deja encerrados en la seguridad de su interior a los mas viejos de ese singular equipo; es por eso que hay algunos cuerpos viviendo como parásitos dentro de esa cosa – Fletonio empezó a caminar, dando la vuelta a ese cilindro de cristal que mantenía aislada a esa simbiosis – Por un momento comencé a creer que esta cosa en realidad había sido creada para funcionar así, de esta excepcional manera de cooperación; pero mi parecer cambio totalmente al observar eso – Fletonio apunto con el dedo a uno de aquellos seres dependientes. El pintor observo para ver que era lo que tenia ese cuerpo.
- No se Fletonio, los veo igual a todos – Le respondió el pintor algo confundido.
- Obsérvalo bien, ¿De quien se trata? – El pintor lo observo con más detenimiento y abrió la boca explayando su asombro.
- No puede ser, se parece demasiado a Trestor.
- Claro que es él – Grito Fletonio.
- ¿Entonces esa cosa absorbió a nuestro amigo?
- Lo dudo bastante, a mi parecer esa cosa fue hecha por humanos y no por alguna mutación o proceso natural, tal como lo decía mi maestro el matemático.
- ¿Qué significa eso?
- Pues de que esto no es en realidad lo que aparenta, no se trata de investigar sobre la funcionalidad de la simbiosis, si no que posiblemente estemos completando un trabajo que no fue capaz de concretarse en algún otro lado; posiblemente esto provenga de Prospectia lo que es mas probable, pues Trestor es la muestra de ello.
- ¿Qué vamos a hacer Fletonio? – Pregunto asustado el pintor.
- Tenemos que encontrar la manera de salvar a Trestor, tenemos que separarlo de la simbiosis sin que muera en el intento.
Fue desde entonces cuando Fletonio cambio de actitud contra ese siniestro maestro, concretándose las dudas que lo habían perseguido desde entonces, ya no se trataba de una pelea entre ellos dos por la razón, si no del objetivo definido de detener a ese corrupto; pero sobro todo confirmando la presencia de un antiguo infierno que seguía ardiendo a escondidas de los demás. Fletonio no lo pensó dos veces e inmediatamente comenzó a hurgar entre todo eso hasta encontrar la manera de desactivar el cerrojo de la puerta que conducía al interior de esa celda cilíndrica. Tenía pensado sacar a Trestor de aquella creación orgánica, pero sus ánimos se vieron minados al ver como todas aquellas partes de la simbiosis se alborotaban con su cercanía, sin lugar a dudas no podría acercarse a Trestor sin lidiar con el resto de él. La simbiosis daba un a sensación de desesperación, cada uno de sus miembros se movía alborotadamente dentro de esa masa, como si no quisieran formar parte de ella, unos parecían querer escapar, pero otros daban la impresión querer sumirse dentro de ella, como quiera que fuera peleaban incansablemente entre si, buscando un espacio dentro de aquel lugar donde no existía la intimidad; quizás muchos de ellos estaban artos y fastidiados de esa disputa sin final, pero la ola era interminable por lo que en su intento de desistir terminarían aplastados y comprimidos sin nada que pudieran hacer para soportar; de esta manera desconsoladora continuarían con esa insana actividad siguiendo a los demás sin nada que pudieran hacer para escapar de ello. Pese a que cada uno de esos miembros buscara explorar los confines de la vida, poder saborear los diferentes sabores gastronomitos, conocer personas distintas a las que tenían a sus lados, o tan solo hacer cosas nuevas y diferentes, tan solo la necesidad de satisfacer cada una de esas partes que conforman un ser humano; ellos no podían hacerlo, estaba obligados a continuar dentro de la unidimensional forma de vida en la que sin saberlo de pronto se vieron sometidos, sin poder mirar atrás, sin poder liberarse, con el único fin de seguir buscando un poco de mas oxigeno dentro de esa simbiosis. Esa era la forma en como vivía cualquier miembro de esa abominable cosa, sometidos dentro de un rol del cual no podían escapar debido a todas las tajantes situaciones que por diestra y siniestra los mantenían unidos a su corteza. Si por algún momento los sueños colorearan su cabeza y la imaginación rodara hasta traspasar aquella celda colocándolos en otra imaginaria posición dentro del tiempo y el espacio y así se encarrilaran sobre alguna interminable vía cósmica llena de paraísos y fantásticas creaciones, tan solo se fundiría en frustración al saber que de cualquier forma u otra no podrían abandonar aquel riel, y que tan solo actuaban como espectadores ya que la única forma para salir de allí era una muerte parcial, pues se requería arriesgar todo lo que habían hecho, echar a la basura ese esfuerzo prolongado fuera de sus necesidades individuales. El esfuerzo que daban a la simbiosis tan solo era aceptable en paquete, dentro de ese mundo no podían existir las fracciones; dando la impresión de que no era lo que se quedaba cada miembro si no lo que se quedaba aquella múltiple entidad, en pocas palabras aquella comunitaria creación era el resultado final del sacrificio interior de cada uno de sus miembros, resultando así una gran plaga de enojo en la corteza causado por todos esas necesidades intangibles. Claro que por supuesto la mayoría de esas criaturas no tenía tiempo de preguntarse sobre su indeseada colocación, o tal vez muchos estaban resignados a esa inevitable forma de vida.
¿Cómo sacar a Trestor de toda esa maraña simbiótica? Se veía vitalmente adherido a ella, ¿Podría morir en el proceso? Esas y más interrogantes pasaban por la mente de Fletonio mientras se adentraba por la orilla del cristal, pero lo que más le preocupaba era no ser atrapado por todas esas manos que se estiraban al límite buscando atraparlo. El físico se coloco enfrente de su antiguo compañero, veía como luchaba contra todas esas manos enloquecidas y en un intento desesperado de salvarlo trato de darle la mano, esquivando a todos los demás miembros. Cuando por fin pudo pescar la mano de Trestor la jalo con fuerza hacia atrás, de esta manera el cuerpo de Trestor comenzó a separarse de la corteza, pero inmediatamente fue detenido por todos los demás simbiontes, de pronto Fletonio sintió como es que era atraído hacia todas esas manos que trataban de agarrarlo. El pintor al ver semejante escena decidió irrumpir dentro de esa cámara de observación, tomo la pantalla de un computador y la arrojo con fuerza hacia el cristal, deshaciendo en instantes el cilindro y bañando con sus pequeños trozos a Fletonio, quien seguía  estirando con fuerza. El pintor se incorporo y ayudo a Fletonio en su lucha, entre ellos dos pudieron darle más separación a Trestor de esa corteza, el cuerpo de su compañero salía tan sucio de sangre como si estuviera saliendo de un pantano. No solo estaban extrayendo a su viejo compañero si no que a su vez los miembros que se mantenían aferrados a Trestor comenzaron a separarse, Fletonio y el pintor continuaron mas enérgicos hasta que pudieron extraer totalmente de la corteza a su compañero, el cual seguía siendo preso de todas esas manos de los miembros adyacentes, no obstante estos empezaron a separarse también siendo detenidos de la misma manera por mas miembros cercanos lo que volvió la tarea mas complicada, por momentos parecía como si toda la simbiosis se detuviera entre si, pero la esperanza llego cuando Trestor pudo tocar suelo y a pesar de estar todavía capturado por sus compañeros se unió a la causa de liberación. Con la ayuda de Trestor fue posible sacar algunos otros que a su vez se unieron para seguir arrastrando fuera de la corteza a todas esas manos que se aferraban de ellos, de repente la ayuda se multiplico bastante que el esfuerzo para sacar a todos los demás miembros de esa simbiosis se volvió descomunal hasta que esa masa orgánica se convirtió en una esfera orgánica liza en su corteza, con decenas de cuerpos tirados a su alrededor. Los cuerpos parecían como si se estuvieran ahogando, eran como bebes que acababan de nacer, tan solo su medio había cambiado pero quien sabe que tan fuertes eran como para ser capaces de adaptarse a él.
La simbiosis sangraba por todos lados cada vez más, emanando bastante liquido espeso, hasta que gran cantidad de gases comenzaron a salir desde su interior, llenando la cámara rápidamente; esa simbiosis termino por desinflarse como un balón de fútbol ponchado por alguna espina, hasta que solo quedaron residuos de ella y un asqueroso gas en el laboratorio.
Cuando el gas se disperso mientras todos esos cuerpos se retorcían en el suelo, Fletonio se desplomo cayendo al piso. El pintor acudió a socorrerlo pero el físico no reaccionaba, lo cacheteo para intentarlo sacar del desmayo pero Fletonio continuaba fuera de si, quizás esos gases causarían una asfixia en él, como quiera que halla sido no hubo tiempo de pensarlo mucho, pues en esos instantes la puerta del laboratorio comenzó a ser golpeada. El pintor se asusto y se escondió detrás de los estantes y computadores en el fondo del laboratorio. Un instante después la puerta se abrió y una docena de uniformados penetraron en la habitación. Venían armados con armas prohibidas y comandados por el sobrino de Midelo Angelius, tomaron preso a Fletonio y liquidaron de un disparo a cada uno de los miembros extraídos de la simbiosis. Al ver la escena el pintor busco desesperadamente la manera de salir de esa pesadilla, pero tan solo podía ver la investigación acumulada de miles de cientificos reflejada en los extraños aparatos de ese secreto lugar. Mientras recorría la vista con la mirada escucho un susurro al oído que le dijo que lo siguiera. Al voltear la cabeza vio a uno de aquellos uniformados que estaba parado a un lado de él, sin decirle otra cosa mas se adentro en la densidad de ese laboratorio y el pintor lo siguió, pues sabia que si los demás uniformados lo encontraban su destino se volvería incierto. El pintor se escurrió entre todas esas maquinarias y anaqueles siguiendo a ese sujeto, hasta que se toparon de frente con una rejilla de ventilación. El sujeto la arranco sorpresivamente con una de sus manos y se introdujo en ella, el pintor lo siguió pues podía escuchar los pasos de esos uniformados que se acercaban. Pasaron ese estrecho camino hasta llegar a otra habitación donde el pintor pudo apreciar que ese sujeto se trataba del mismísimo Lomdar el cual espero a un lado del conducto de ventilación a la expectativa del uniformado que los seguía, cuando el desdichado asomo la cabeza, Lomdar la desapareció de la faz de la tierra de igual manera que se desaparece a una hormiga con el zapato. El pintor estaba tan asustado que no le quedo otra cosa más que hacer, tan solo obedecer a la temida bestia de Lomdar.
- Yo te sacare de aquí – Le dijo el que alguna vez fue su compañero de casa. El pintor tan solo asintió con la cabeza.
El pasillo estaba oscuro, pero las luces de todo el edificio no demoraron en activarse. Las lámparas ubicadas en las esquinas debajo de una capa de vidrio en el suelo se encendieron en orden una por una, desde atrás de donde estaban hasta lo lejos del pasillo, mostrando así el camino que debían de seguir hasta una puerta. Cuando se encontraron frente a ella Lomdar prohíbo al pintor cruzarla hasta que el regresara por él; Lomdar atravesó la puerta y la cerro. El pintor podía escuchar los gritos de los uniformados del otro lado del muro, el sonido de las metrallas seguidos del industrial sonido de la devastación material, después se escuchaban desgarradores gritos de dolor. La secuencia se repitió varias veces hasta que el alboroto se torno silencioso. Pocos minutos después Lomdar regreso por la puerta salpicado de mucha sangre que no era de él, e invito al pintor a seguirlo. Entrando a esa administrativa habitación el pintor pudo apreciar progresivamente los cuerpos mutilados de los uniformados, la sangre corría como pequeños ríos sobre el mapa geológicos del suelo, los escritorios estaban deshechos por las metálicas termitas que arrojaban las armas de los difuntos y cientos de papeles estaban dispersados por todo el lugar como si un tornado se hubiera generado allí mismo.
Continuaron caminando en medio de esas destrozadas oficinas cuando de pronto el pintor pudo observar un ventilador en el techo del cual colgaban cuatro uniformados, uno en cada una de las aspas. El ventilador giraba lentamente y los cuerpos ensangrentados aparentaban vida todavía. El pintor no tenia idea de cómo es que Lomdar se tomo el tiempo para acomodarlos de esa manera, el otro pintor que llevaba dentro y que servia como espectador tan solo creía que esas manifestaciones eran burlas de su alterada conciencia. Sobre todo cada uno de esos cuerpos mostraba un tipo de tortura que Lomdar había hecho en ellos. El primero de ellos se mostraba totalmente absorbido, era como si todas sus entrañas hubieran sido extraídas desde su estomago, parecía una flácida momia pero pese a eso continuaba con vida. El segundo de ellos le había arrancado los ojos, los dedos de sus manos y también la lengua en su boca desde donde escupía litros de sangre, pero pese a eso continuaba moviéndose. El tercero era el menos dañado de todos, relativamente hablando pues sus piernas estaban mutiladas con las mismas armas de usaron para intentar defenderse. El cuarto de ellos estaba muerto de un balazo en la frente. El pintor y Lomdar se acercaron a ellos y mientras el ventilador giraba y su sangre se derramaba escucharon una voz.
- Muerte al criminal – Dijo al que le habían cortado las piernas, mientras derramaba sangre al hablar, la cual se juntaba en un enorme charco en el suelo.
- Ustedes son los únicos criminales – Respondió el pintor – No tenían porque matar a todos esos simbiontes, mucho menos llevarse a Fletonio.
- Te equivocas – Respondió al que le habían extraído los intestinos – Nosotros actuábamos en pos del bien, bajo la mano dura del castigo, pero obrando por el bien común, obrando por la paz – Hablaban con dificultad, no les quedaba mucho tiempo de vida. El ventilador seguía girando mientras hablaban y de momentos perdían el contacto visual.
- Ustedes me dan risa – Les dijo Lomdar – Actúan en contra de algo pero usando ese mismo recurso, no tienen vergüenza, todo el dolor que ahora recorre sus nervios es el resultado de esas acciones, es la rebelión oprimida que surgió de mi solo para ponerlos en el lugar que merecen.
- Usted no comprende el bien ni el mal – Dijo el de las piernas cortadas.
- Como va a ser capaz de ver la negrura de sus acciones, si nadie les dice que el negro esta mal – Dijo el necesitado de intestinos.
- Nuestro maestro nos ilustra y nos dice que es lo que esta mal y que es lo que debemos hacer. Cualquier persona que caiga fuera de esas acciones tan solo puede ser reprendida con todo el odio que se merecen, no importa si eso implica obrar mal en él, contrariando si es necesario nuestros principios, y si es que no pudiéramos hacer nada solo nos queda aventarlos al la fosa de la indiferencia – Dijo el de las piernas cortadas.
- Ahora vemos que gente como tu no puede obrar mal, porque ni siquiera comprende que es eso – Dijo el falto de intestinos.
- Nosotros buscamos la paz común, continuaremos luchando y causando desarmonía mientras no alcancemos esa meta. ¿Pero dime tú que buscas? – Dijo el de las piernas cortadas.
- Nosotros buscamos la paz interior – Respondió el pintor. Los dos uniformados con los que conversaban comenzaron a burlarse.
- La paz interior no nos importa a nosotros, no nos importa que usted este bien consigo mismo, lo único que nos interesa es buscar que nosotros nos podamos sentir bien. Queremos ver que usted obre como nosotros esperamos que obre, queremos ver que usted haga realidad nuestras ilusiones – Dijo el de las piernas cortadas. Ambos escupían sangre e inmundicias al hablar.
- Esa paz interior será una mentira mientras no cumpla con los preceptos de nuestra verdadera paz – Dijo el falto de intestinos – Y mientras usted nos contradiga, nosotros lo combatiremos.
- Ustedes están verdaderamente equivocados – Les grito Lomdar – Todo mundo tiene una intuición interna que le dice que es lo que verdaderamente esta mal y que no, ustedes están tan cegados que son incapaces de ver sus demonios internos y tratan de crearlos en lugares fuera de si – Lomdar tomo la mano del que no tenia piernas e hizo girar el ventilador tan rápido, que los cuatro cuerpos cayeron sobre su charco de sangre y en el terminaron de morir, acabando así con algo que comenzó mucho antes de que entraran a esa escuela.
Era increíble ver como esas personas veían la maldad inclusive donde verdaderamente no existía o carecía de sentido, el adoctrinamiento al que habían sido sometidos los desligaba de las realidad y los sumía en un mundo de fantasía donde lo único que buscarían seria complacer a su maestro, inclusive si era necesario hasta destruir la felicidad de los demás, pues según ellos solo así podrían alcanzar la verdadera alegría. Pero no cabía duda que después de todo tan solo se trataba de unos muertos. Quizás ese repudiado sentimiento de la muerte los ilustro y les dio la libertad que necesitaban, y tal vez en ella encontraron la verdad.
Lomdar continúo guiándolo en el escape abriendo una de las ventanas de esa oficina solo para poder escapar hasta un patio. Afuera todo el patio estaba construido con losas de piedra, y unas columnas lo separaban del resto de los edificios con un pequeño techo que no duraba mucho pues en el patio podía apreciarse el paisaje estelar en el firmamento. Lomdar camino hasta el centro de él, el pintor aguardo donde estaba de tal manera que pudo observar como es que un uniformado se acercaba lentamente por atrás de Lomdar apuntándole con su arma, inmediatamente el pintor trato de socorrerlo, pues sabia muy bien que a pesar de que Lomdar fuera el ser mas desquiciado, despiadado y extremista que podía existir, también sabia que él era la única persona que lo podría sacar con vida de ese lugar. Se acerco sigilosamente al uniformado y le jalo su arma por detrás y comenzaron a forcejear por ella. La lucha no pudo prolongarse pues Lomdar no tardo en percatarse de lo sucedido y le atravesó el cuerpo con su mano, traspasando el pecho del uniformado solo para tomar por el cuello al pintor.
- No vuelvas a dudar cuando se trate de tu bienestar – Le dijo mientras de su brazo colgaba el cuerpo del uniformado y con su mano ensangrentada agarraba el cuello al pintor.
Lomdar lo soltó y se encamino hacia la salida de ese patio, la cual daba hacia los verdes jardines de la escuela.
La niebla reinaba en el lugar, haciendo el sueño más borroso y confuso, era imposible diferenciar si esa neblina era por el estado somnoliento del viejo pintor o si es que así ocurrió en realidad.
Entre todo ese gigantesco jardín que recubría las aulas de esa escuela se podía sentir el mismo sentimiento que al estar en medio de un bosque desconocido, por el día la normalidad regresaría a esa escuela y volvería a ser un honorable lugar, pero durante esa noche de caos la eternidad de la muerte rondaba por toda esa vegetación. El resto de los uniformados marcharon sobre los despejados jardines pastosos y se introdujeron en la densidad del jardín con el único y definido objetivo de exterminar a los intrusos de esa maravillosa institución.
En ese momento el pintor y Lomdar se separaron, aquel demonio en el cual ahora el pintor se escudaba se había perdido entre la maleza.
En el cielo se podía apreciar un visible esclarecimiento, pues estaba por amanecer y una ligera brisa de lluvia se dejo caer lentamente desde las alturas. El pintor se sentía débil en medio de todos esos hermosos rosales llenos de espinas, las enrojecidas flores resaltaban sobre el oscurecido verde del paisaje, haciendo así la vista agradable al ojo humano, como si se tratara de una población de hadas que brillan con el intenso del carmín y que recorrían las calzadas de su legendaria colonia escondida entre la imaginación de ese bosque. Era agradable verlas, pero el intenso dolor de las puntiagudas espinas que rodeaban aquella fantasía lo hacia despertar de aquel sueño que irónicamente estaba dentro de otro recuerdo y a su vez dentro de una retrospectiva somnífera. El pintor al sentirse solo y desprotegido solo pudo tirarse sobre sus rodillas a la húmeda tierra que cimentaba el extenso jardín. Tomo con sus manos el moldeable barro que se escondía entre el escaso pasto del suelo y lo apretó hasta que todo aquel se escurrió por sus perfectos dedos. En ese instante pudo escuchar los infames disparos de los uniformados, la altura del jardín escondía a todos sus internos pero el humo de las detonaciones se escapaba fuera de él por todo rincón del mismo, haciendo parecer a ese hermoso paisaje un campo de batalla. Se escuchaban gritos de dolor por donde quiera, el miedo recorría el aire y se podía percibir en cada inhalación la pólvora que resonaba a toda potencia, se podía escuchar como es que los uniformados corrían entre la maleza. Quizás Lomdar estaba allí dándoles cacería a todos ellos, cuales sorprendidos y asustados por la demoledora presa habían enloquecido y estaban fuera de control. El pintor siguió allí tirado, las diminutas partículas de agua con las que el cielo roseaba esos arbustos ya habían generado algunos charcos. El pintor estaba tremendamente asustado, tanto que el miedo se trasmitía y sobrepasaba los limites de esa retrospectiva; su respiración era rápida y profunda y su mirada cambiaba de un lugar a otro, buscando desesperadamente un rincón donde colocar sus ojos hasta que su vida se extinguiera. Allí fue donde pudo observar a un grupo de hormigas que luchaban contra las portentosas corrientes de los charcos de agua, charcos de agua que para el pintor no significaban problema alguno. Unas cuantas estaban atrapadas entre islas formadas en la tierra, otras mas se aferraban en las puntas del pasto para no ser arrastrados y otras tantas escalaban los rosales y se alimentaban en la seguridad de sus hojas. El pintor sabia que esas hormigas no podían hacer nada directamente para detener a esa lluvia que los acosaba, quizás si crecieran entre todo ese campo dificultoso y se multiplicaran tanto como para devorar toda la exagerada vegetación cercana quizás podrían espantar a su vez a las lluvias. Pero ahora no les quedaba más que escapar dejando atrás su vida grupal y buscando la salvación a toda esa marea de incertidumbre, pues solo salvándose así mismas podrían mantener a su colonia con elementos fuertes para evitar su decaimiento. Ese mismo sentimiento de supervivencia y valor para dejar atrás la seguridad del grupo y así seguir adelante en un solitario camino termino por empapar al pintor quien se levanto de donde estaba para escapar de ese desquiciado lugar, en el cual se seguían escuchando detonaciones por todos lados. En ese mismo instante un uniformado salio de entre la maleza y se paro frente a él, pero no lo agredió ni mucho menos le dijo palabra alguna, tan solo lo miro con unos ojos de profundo desconsuelo, después se escucho una detonación y aquel uniformado callo al suelo muerto. El pintor continuo caminando pasando por encima de ese cuerpo al cual se le acababa de escapar el aliento. Logro llegar a una zona menos densa, llena de palmas y arbustos recortados, los cuales formaban figuras con sus hojas, entre ellos había cuadrados, triángulos, jirafas y aves formadas gracias a la destreza de los jardineros que tenían talento para crear, aunque ya muchas de esas figuras estaban incompletas y agujeradas por aquellos uniformados que solo sabían destruir. Allí pudo observar de cerca aquel campo de batalla, donde los uniformados se perseguían entre ellos, disparándose y escondiéndose de sus propios compañeros, así se exterminaban hasta que todos ellos caían al suelo dejando cada vez más silencioso y enrojecido ese escenario. Al parecer se habían olvidado de que formaban equipo en aquella misión, todo indicaba que la confusión y las equivocaciones dieron comienzo a una absurda lucha en la que lo único que importaba era sobrevivir y eso solo se podía obtener aniquilando a sus otros confusos compañeros, los cuales también buscaban exterminarlos para salvar su existencia. En medio de todo ese bosque la inseguridad había jugado una mala racha a sus verdaderos motivos, haciéndolos perderse en ese laberinto con paredes de cansancio y que como única solución era el auto aniquilación. Ese combate era tan absurdo como aquella lucha orgullosa entre niños, el cual uno le pega al otro y con tal de no demostrar ser inferior este le contesta, y así la intensidad de los golpes aumenta hasta que los dos están completamente machacados por los golpes, concluyendo así lo que trataban de evitar con cada uno de sus puñetazos. En esa estresada área no había cabida para la reflexión, nadie se podía detener a para formular un nuevo orden, únicamente se involucraba el instinto de supervivencia que los arrastraba a continuar así. Y es muy cierto que el ser humano siempre será preso de algo, pero hay cosas en las que vale la pena estar involucrado y otras en las que da vergüenza a nuestra honra.
En pocos minutos, las detonaciones cesaron y un gran silencio se apodero del lugar, todos estaban muertos, la guerra por fin había terminando dejando a un solitario vencedor para que contemplara su triste victoria. El pintor aprovecho la oportunidad para salir corriendo de ese jardín, brinco la barda de la escuela y así de fácil se dirigió a su departamento.
Eso fue lo que había sucedido tan solo hace unas horas, pues cuando el pintor llego a su casa solo pudo tomar los pinceles y desarrollar la que tal vez seria su última pintura, tratando así de que su mente pudiera evadir lo sucedido y esconderse de las atrocidades que lo rodeaban, eso era lo que para el ahora significaba su profesión. Pintaba como si fuera su última petición al frente de un pelotón de fusilamiento, como su último trago de vino; y se daba prisa, pues no sabia lo que podría hacer Lomdar, el cual estaba sentado en el sillón del departamento, observándolo detenidamente y con una mirada que le penetraba los huesos. De cualquier manera el pintor no pudo terminar ya que Lomdar se levanto del sillón y detuvo con su mano el pincel del pintor.
- Esta noche morirá alguien y no será Fletonio – Le dijo Lomdar.
- Acaso estas loco – Le contesto el pintor – Tu mismo viste el poderío de esos tipos, debemos tomar nuestras cosas y escapar de aquí cuanto antes. Quizás sus secuaces estén buscándonos.
- Quizás ya no halla más secuaces – Lomdar se encamino a la puerta y la abrió - De cualquier forma tú deberás obedecerme si es que deseas volver a ver a Mars Carmina – El pintor frunció su boca y levanto sus cejas formando una cara desesperada de tristeza.
- No por favor no, haré lo que quieras, pero déjame ver a Mars Carmina otra vez – El pintor por poco estallaba en llanto.
- En ese caso alístate, que vamos directo a la casa de Midelo Angelius ubicada en la colonia Muntionela, vamos a sacar a Fletonio de ese lugar, y ya que estemos allí también nos cargarnos algunos gordos.
Así fue como inicio toda esta historia y a la vez finalizo para después volver a resurgir y repetirse fuera del tiempo y el espacio. El pintor caminaba a un lado de Lomdar en esa fría mañana sin saber que ese día moriría de alguna forma, o quizás encontraría la cura a todos sus males al tomar un sorbo del leteo. El pintor a través de los años se había vuelto un ser verdaderamente temeroso y sin voluntad, a tal grado que Lomdar lo controlaba con extrema facilidad usando su rígido temperamento que paralelamente al pintor se hacia mas temerario; pero pese a todas los recuerdos el pintor no podía divisar el punto o el momento en que su vida fuera condenada de esa manera, por su mente solo podía pasar la idea de que siempre había sido así.
El camino empedrado los guió a Muntionela y las estatuas los saludaban en cada esquina, todavía era muy temprano y casi no se veía gente en ningún lugar, ese lugar más bien parecía un pueblo fantasma donde cada uno de sus habitantes había sido convertido en piedra, cual pudiera ser el castigo por haber llevado una vida tan monótona. Continuaron caminando, hasta que esos dos se encontraron frente a la gran casa del Matemático,  la casa estaba separada de las calles por una reja de hierro. Aquella era una casa antigua y muy grande, con una escalera de piedra como entrada y unas estatuas de leones custodiándola, las ventanas eran largas desde muy cerca al piso hasta el techo de la misma a pesar de que la casa era de dos pisos, además de que encima de su doble puerta de entrada se encontraba un gran reloj, recordando a todo aquel que pasaba frente a la casa que todo lo que existe esta en función del tiempo.
El pintor volvió a despertar, atravesando las barreras del tiempo y transformando el espacio. Estaba bastante somnoliento debido al brebaje que lo hizo dormir y se podría decir que por esos instantes todo el dolor que lo lastimaba parecía no existir. Después de ese enloquecido episodio pudo por fin aclarar lo que había pasado con ese crimen, solo después de traer de vuelta todos sus desgraciados recuerdos. El pintor se sentía castigado, reprendido, como si todo ese malestar fuera un precio agregado a su despertar, como un pequeño bebe que llega al mundo sin falta alguna pero que tarde o temprano tendrá que sobrellevar los golpes que abundan en el mundo en el que acaba de aparecer. Tan solo era que se le hacia inconcebible aceptar que la vida estuviera llena de sufrimiento, la mayoría de los seres humanos prefieren no mirar esa cara de su existencia y prefieren engañarse a si mismos hasta el fin de sus días, creyendo que todas sus horas estuvieron llenas de diversión y felicidad. O quizás sea que los momentos de felicidad sean tan abrasadores que hagan desaparecer el tedio y el dolor que abunda en su mayoría.
Mars Carmina y Jurio miraban desconcertados al pintor, su cara les indicaba que había encontrado algo, Jurio trato de preguntarle pero el pintor asintió rápidamente con la cabeza dando a entender que tenían lo que necesitaban. Después de tomarse un te rejuvenecedor preparado por la herbolaria, los tres marcharon hacia el tribunal pues sabían muy bien que el tiempo de Fletonio se había terminado. En el camino no se hablo ni una sola palabra, tanto Mars Carmina como Jurio sentían que el pintor quizás hubiera podido encontrar rastros de la antigua telaraña amorosa tendida por Mars Carmina sobre el camino de esos dos y se sentían avergonzados, el pintor por su parte también se sentía avergonzado, pero ya no por nada de eso si no por todas los chorros de sangre derramados por Lomdar y del cual fue cómplice, y a su vez entristecido por el terrorífico desenlace que giraba en torno a sus recuerdos. No demoraron en llegar al tribunal y cuando el pintor dijo a los alguaciles que estaba listo para declarar ellos diligentemente comenzaron la audiencia para el juicio. El pintor se quedo solo, fue separado del cobijo de  Mars Carmina y Jurio, sin tener la remota idea de que no los volvería a  ver jamás; a ese amor que le carcomió todos sus huesos y a ese personaje que tanto le molesto y que ahora no significaba absolutamente nada. Así fue conducido por los alguaciles hacia un pasillo que lo llevaría ante el estrado, fue arrastrado de igual manera que cualquier otro ser consciente es arrastrado lejos de sus amigos por los designios del destino.
El jurado descansaba sobre una tribuna a su izquierda, y enfrente de él se encontraba el juez, sentado en un alto conjunto de silla y escritorio desde donde el juez miraba al pintor como un dios del olimpo mira a los mortales, con un golpe de su martillo hizo retumbar la sala, así todo mundo guardo silencio solo para escuchar como se arrastraban las cadenas del acusado, el cual había sido traído para presenciar lo que seria su sentencia o su salvación. El martillo justiciero volvió a retumbar en la sala haciendo erizar los cabellos del pintor, el cual se estremeció al sentir como una fuerza desconocida lo arrastraba hacia la silla de los testigos. No pudo poner resistencia y no fue necesario que ningún alguacil lo escoltara hasta ella, pues el era bastante consciente de lo que tenia que hacer en esos momentos. Cuando se sentó en esa silla pudo apreciar la sala y a sus integrantes en su totalidad, los coloridos vitrales que decoraban los muros hacían que una luz amarillenta encandilara los rostros de todos aquellos que allí estaban presentes. Le colocaron el detector de mentiras y solo basto de un golpe más de aquel divino martillo para que el pintor comenzara su declaración final. Abrió la boca y en un principio las palabras no querían salir, enmudecidas por la temeridad que lo había llevado hasta allí y que sin saberlo lo habían atado a ese suplicio, pero después de tragar saliva se estremeció al comprobar como sus palabras resonaban en aquella sala.
- El asesinato ocurrió durante una fría mañana – Dijo el pintor que ya no podía echar marcha atrás sus declaraciones – Yo y otro compañero nos encaminamos muy temprano hasta la casa del maestro Midelo Angelius con el único motivo de averiguar donde es que estaba Fletonio. Mi compañero me sugirió que entráramos en silencio y por alguna entrada alterna a la casa pues temíamos por nuestra seguridad y la seguridad del acusado. Siguiendo esa idea subimos por la reja hasta encontrarnos en el patio de la casa y una vez allí observamos el lugar para tratar de encontrar una entrada alterna que no tardamos mucho en averiguar, pues se veía claramente una ventana abierta a la cual se podía acceder subiendo por unas enredaderas, así lo hicimos hasta que por fin llegamos al interior de la casa. La casa era en su extremo vacía, el piso de madera podía aliviar el agobio del frió aire. Ese lugar era extrañamente vació, no significaba nada y a la vez lo era todo, las paredes pintadas de un oscuro carmín estaban limpias de cualquier adorno y el cuarto no albergaba mas muebles que un piano, todo ese cuarto estaba allí vació solo para ese instrumento musical. Como si el que allí adentro viviera no tratara de revelar nada de su ser, o tal vez como si no tuviera gusto alguno, quizás estuviera totalmente vació por dentro que no tenia nada que expresar. Cuando salimos de ese cuarto llegamos a una sala igual de vacía y que solo albergaba tres sillones de color rojo, en el del centro estaba sentado el sobrino de Midelo Angelius y este otro estaba sentado en su silla de ruedas atrás de aquel sillón. El sobrino nos dijo que no nos exaltáramos, que nos estaban esperando y que no moviéramos un solo dedo. Ante eso nosotros nos vimos sorprendidos por esa inesperada situación y no pudimos hacer nada más que obedecerle. Midelo Angelius nos hablo desde su silla oculta entre las sombras de esa sala solo para advertirnos que tan predecibles éramos. El aseguraba que todas las probabilidades estaban a su favor y que las imprevistas posibilidades de que hiciéramos algo fuera de sus cálculos eran tan mínimas como un grano de arena dentro de un desierto. Después nos contó con mucha frialdad como es que había calculado todo lo que teníamos pensado y en base a eso lo que planeábamos  hacer, y como es que el se había previsto – El pintor se quito el sudor de la frente causado por el nerviosismo en su declaración - Lo primero que dedujo fue que teníamos un porcentaje considerable de probabilidades de salir airosos del asecho de sus secuaces dentro de la escuela de Kerovia, ya que la maleza en esa escuela dificultaba la búsqueda y hasta una manada de antílopes podía esconderse entre esos arbustos, además sabían de la peligrosidad de mi compañero pues antes de que el sobrino de Midelo Angelius dejara la escuela con el físico hecho prisionero ya se habían percatado del deceso de uno de sus soldados – El pintor se dirigió al jurado para explicar que él acompañaba a Fletonio en su expedición en Kerovia y que un pelotón armado los asalto; además de explicar como es que uno de esos soldados le ayudo a escapar, obviamente refiriéndose a Lomdar, después volvió a retomar su historia  – De esta manera Midelo Angelius calculo el tiempo que nos tomaría escapar hasta nuestro hogar y que una vez llegando allí buscaríamos la manera de salvar a Fletonio. Supuso que no pediríamos ayuda policíaca pues mi compañero se había despachado algunos tipos allí adentro y que trataríamos de mantener los mas posible la situación en secreto, por lo que sabia que si escapábamos estaríamos solos  en esa enmienda. Midelo Angelius nos conocía bastante bien, siempre trataba de conocer las ideas y reacciones de las personas que le rodeaban, esto de alguna forma le ayudaba a conocer los resultados de los procesos. Se tomaba la molestia de estudiar cuanto elemento se le pusiera enfrente, y en el caso de las personas siempre buscaba la manera de aislarnos y escarbar en el fondo de cada uno, era un personaje excesivamente preguntón, nadie sabia nada de él, pero nadie sabia mas de las demás personas que él. Quien sabe como es que llevaba a cabo esos estudios, pero he llegado a suponer que tenía cuadernos llenos de información de cada uno de sus prójimos. Les hacia preguntas sin sentido, pero que a su vez escondían significados secretos y psicológicos que revelaban abiertamente el comportamiento, los sentimientos, el pensar y orientaciones de cada ser humano ante cualquier variable, así podía adivinar las cosas que nadie se atrevería a revelar abiertamente. De esta manera comenzaba a construir el estudio del comportamiento de cada uno, hasta que la confianza y la información recabada con anterioridad hacían que las mismas personas aceptaran todo lo que ese maestro les decía y hasta reaccionar como el quería que lo hiciesen. Midelo Angelius siempre se mostraba neutral con todo mundo, cosa que ayudaba al progreso de su estudio y cuando por fin lo concretaba su actitud cambiaba, apoyándose en las debilidades y deseos que cada uno escondía podía apoderarse de la mente de una persona hasta convertirlo en uno de sus sirvientes; pues tan solo se bastaba con calcular la entrada necesaria para que su sistema persona previamente estudiado se comportara como el deseaba. Cuando combinaba sus resultados podía llegar a tender redes de mentiras con las que podía conseguir mucho apoyo, pues sabia muy bien que un verdadero guerrero no ataca directamente a su adversario sino primero trata de destruir su voluntad, apoderarse de su corazón y acrecentar sus miedos. Es por eso que el acusado nunca confió en él, y trataba de disuadirlo, respondiendo sus preguntas con respuestas sin sentido, actuando en muchos de sus encuentros de maneras distintas, ya que él sabia muy bien que Midelo Angelius observaba cada mínimo movimiento que él hacia, cada palabra, cada gesto; solo para después sintetizar sus observaciones y concluir en unas formulas el comportamiento del sujeto; y en cierto momento de su amistad cuando el matemático creyó haber concretado su estudio se revelo como en realidad es que era, tratando de arrodillar a Fletonio a sus pies atacándolo por sus supuestos flancos débiles, pero fue sorprendido pues su manipulación no resulto gracias a las precauciones del físico y este a su vez completo su investigación con ese maestro, demostrando así que en realidad era un personaje peligroso para la sociedad que le rodeaba. Ese era el proceso que Midelo Angelius seguía para hacerse de poder, tan solo veía a cada uno de nosotros como una función mutivariable la cual debía de descubrir, cuando lo conseguía no éramos mas cosa ante él que unos simples niños. Es por eso que ese día cuando llegamos a su casa, sabia muy bien que entraríamos por esa ventana, sabia el momento justo en que llegaríamos, sabia que no iríamos armados mas que con nuestras creativas manos, sabia que trataríamos de salvar a su Némesis, sabia que mi nerviosismo me impediría actuar de manera adecuada y me terminaría convirtiendo en un conejito ante él, sabia que estaba desecho por lo de Mars Carmina y que podía manipularme a su antojo con tal de que respetara la vida de Fletonio – El pintor guardo silencio por algunos segundos, frunció las cejas y cerro los ojos para continuar con su relato – Pero él no tenia idea de cómo es que podía reaccionar el compañero con el que iba ese día, el uniformado que me ayudo a escapar; de alguna manera sabia que era peligroso pero poco se podía imaginar, pues el compañero que me ayudo a escapar permaneció quieto e inmutable ante las declaraciones de Midelo Angelius, quien seguía revelando mis comportamientos haciéndome ver cada vez mas pequeño en esa sala. Después el sobrino continúo la conversación, advirtiendo que tenía un plan para detenernos del cual no podríamos escapar. Pero al parecer mi compañero hizo caso omiso de sus advertencias y dio un paso hacia delante acercándose a los sillones de esa sala vacía. Al hacer eso, aquellos dos comenzaron a burlarse de él, cosa que enardeció a mi compañero abalanzándose así contra ellos – El pintor seguía sudando y el calor de su cuerpo casi fusionaba sus prendas con su piel – Mi compañero choco contra un muro invisible, golpeándose la frente y cayendo por el impacto, inmediatamente se levanto y comenzó a golpear la pared. Midelo Angelius dijo que habíamos elegido el camino incorrecto, que gente como nosotros solo podía concebir lo que tenía color y forma. Chasqueo los dedos y el sobrino se levanto inmediatamente para darle movimiento a ese inválido y lo saco de las sombras de la habitación hasta lo cercano del muro invisible. Lo ultimo que nos dijo era que quería ver la masacre de cerca y se nos quedo viendo con una mirada que lo penetraba todo, como si pudiera ver todo lo que dentro de mi ocurría, podía saber que tanto miedo teníamos, cuanto ira corría por nuestras venas, fácilmente calculaba como es que nos sentíamos. Escuche jadeos, cuales se hacían mas fuertes como si una bestia se estuviera acercando, mi compañero detuvo sus movimientos, el silencio era consumido por los jadeos y los pasos que se acercaban desde los oscuro de esa sala – El pintor abrió de nuevo los ojos y aumento el nivel de su voz – No se trataba de ninguna bestia, se trataba del mismo Fletonio cual enloquecido se acerco violentamente hasta nosotros, escupía saliva y no parecía ser el mismo de siempre, se veía imponente y poderoso. Estuvo a punto de volarme la cabeza con sus puños, si es que no hubiera sido socorrido por mi compañero quien enérgicamente lo enfrento y me salvo de una muerte segura, la pelea que comenzó fue sangrienta, con potentes golpes, muchos giros, revolcadas y feroces gritos. Peleaban demasiado rápido, como lobos del bosque o perros de pelea, cuales pueden medir cada uno de sus veloces movimientos, detenerlos y contraatacar. Yo estaba sorprendido, pues conocía la fuerza de aquel compañero y no era para menos ver a alguien que pudiera detenerlo, inclusive el matemático y su sobrino se mostraban sorprendidos ante la fuerza de mi compañero, cual supongo que no esperaban en sus posibilidades. La pelea fue desgastaste para ambos combatientes, pues cada vez se veían mas cansados, hasta el punto en que mi compañero tomo de un pie al acusado y después de varios giros lo lanzo fuertemente contra el muro invisible, el cual se rompió dejando pasar a un endemoniado Fletonio del otro lado. El matemático y su sobrino se volvieron locos, pues el plan en el que esperaban que yo no me defendiera de mi amigo se había volcado y ahora ellos eran los que no podrían detener a esa bestia. Mi compañero espero de nuestro lado del muro, el sobrino de Midelo Angelius tan solo pudo acurrucarse en una esquina, Fletonio tomo al matemático y lo cargo del cuello con una de sus manos, después con su otra mano tomo la silla del maestro y con ella destrozo el cuerpo de su sobrino, posteriormente salio de esa sala por una puerta que estaba de ese lado llevándose a Midelo Angelius en sus manos. Yo no pude hacer otra cosa más que permanecer estático ante semejante espectáculo. Inesperadamente para rematar la situación mi compañero pareció enloquecer al ver la sangre frente a él, pues no demoro en cortar las muñecas del cadáver y utilizarlas para pintar palmas en la pared con la sangre del difunto, dentro de mis alucinaciones artísticas llegue a pensar que hacia eso como burla, buscando alguna pared invisible o quizás tratando de decorar esa casa sin adorno alguno. Salí a observar que es lo que había sido de Fletonio, pero al mirar del otro lado de la puerta por la que habían salido tan solo pude ver un gran patio, donde el cuerpo ensangrentado de Midelo Angelius estaba tirado en el pasto y ante el temor de que el enloquecido Fletonio regresara decidí regresar por donde había entrado. Regrese mientras que mi compañero destrozaba los sillones de la sala y les extraía resortes y alambres; pase sin molestarlo, para así regresar al cuarto del piano y bajar por las enredaderas. Estaba muy asustado y eso mismo me hizo caer de las enredaderas y golpearme la cabeza, la adrenalina corría por mis venas y el temor a la muerte me hizo correr y escapar de esa casa pues lo único que deseaba era regresar a la seguridad de mi hogar. Conforme corría y el pánico disminuía, podía resentir el golpe de la caída, por momentos la cabeza me dolió intensamente y tuve que detenerme y caminar mas lentamente de regreso. Todo se volvía borroso, lo distante del camino desapareció, solo podía percibir los colores de mi entorno, el dolor comenzó a desaparecer, todo se tornaba blanco y los recuerdos de mi ser se desvanecían, me sentía muy bien, todo lo que estaba mal se escurría por un alcantarillado, no se porque pensé que todo estaría muy bien, después de eso no recuerdo absolutamente nada, tan solo que caí muy cerca de mi casa para no levantarme sino hasta mucho tiempo después, en ese instante perdí mi memoria – El pintor guardo silencio, el jurado lo escuchaba con atención. El juez con un golpe del martillo declaro a Fletonio culpable de asesinato.

CAPITULO 7: PROSPECTIA

Esa tarde fue muy calurosa y soleada, los rayos emitidos por el sol pintaron el concreto de la ciudad con un amarillo ocre. La gente abandonaba el tribunal después de la resolución del juez, muchos decepcionados y otros tantos con la sensación de que se hacia justicia.  El pintor caminaba entre esa multitud, y bajando las escaleras que daban entrada al tribunal se amontonaban gran cantidad de carretas en la calle. Un joven vestido con un elegante traje negro invito al pintor a subir a su carreta para llevarlo a su casa, él acepto pues estaba bastante cansado como para caminar hasta su casa. Así fue como el pintor dejo atrás ese juicio, se sentía mal consigo mismo por aquella resolución, pero sabía que con el tiempo las cosas mejorarían. Mars Carmina y Jurio regresaron a sus hogares, decepcionados con la noción de justicia que se apodero del pintor, hubieran preferido que el pintor mintiera con respecto al juicio, que hubiera dicho cualquier cosa para salvar la vida de Fletonio, pero solo les quedo escuchar a su razón traicionando la amistad en su corazón. Fue por eso que esos dos tomaron la decisión de volver a sus exilios, continuando con lo que habían iniciado abandonando al pintor en su miseria. Por otro lado al pintor no le quedaba otra cosa más que ser el espectador de sus propias acciones, desde hace varios días venia sintiendo como su ser había perdido toda voluntad, veía como era participe de cosas de las que ni siquiera estaba seguro que fueran reales, mas aun todas esas cosas se reflejaban en él, cambiando su actitud, su forma de pensar y sus decisiones. Ahora un amor fuera de tiempo le machacaba desde adentro, muchos temores y traumas que ya no existían lo perseguían, y todo su pasado regresaba como un fantasma que atravesaba un portal del tiempo para atemorizarlo. Pudiera ser que todos esos sueños fueran mentira, que tal vez nunca ocurrieron, que todo eso tan solo fueran imágenes en su cabeza, pero fuera como fuera su voluntad era estirada cada vez más por una rueda de tortura existencial. Por momentos el pintor llego a pensar que ya no era el mismo, que ahora era otra persona diferente, que la combinación de esos sucesos había acarreado la generación de otro ente dentro de él mismo o como si un espíritu antiguo hubiera sido invocado para apoderarse de su cuerpo. De cualquier forma el pintor se desvanecía sobre los confines del tiempo, de igual manera que se desvanece una pintura de aceite sobre el aguarrás y debajo de ella se encuentra otra pintura a base de agua.
El pintor tenía la sensación de ya haber estado en esa carreta. Trato de recordar, pero ya no sabía diferenciar entre su vida y sus recuerdos, pese a eso logro recordar que en una de esas vidas usaba su bicicleta para recorrer grandes distancias, por lo tanto no recordaba nada sobre subir en carretas; en lo que respecta a la otra vida, la única vez que subió en carreta fue para viajar hasta Prospectia. Entonces recordó la carreta, era la misma aunque desgastada el uso. Trato de comunicarse con el conductor, pero el negó que esa carreta proviniera de tal lugar. El pintor comenzó a reflexionar, durante todo ese proceso psicoanalista de si mismo jamás encontró un vínculo con esa entidad, seguía siendo una nube en su vida. Sumiso estaba el pintor en sus pensamientos cuando el conductor paro la carreta, miro al pintor y lo golpeo tan fuerte que cayó inconsciente, la carreta siguió su curso, llevando al pintor hacia lo desconocido. El pintor pos su parte, comenzó a soñar de nuevo, pues al igual que todos sus demás sueños donde necesitaba un nexo para adentrarse en ellos, la carreta fue la relación que le permitió establecer ese llamado al interior de su subconsciente. Comenzó viendo una escena nublada y dispersa, la cual comenzó a tomar forma hasta definir unas portentosas y grisáceas nubes que rugían con fiereza anunciando el monzón que tenían preparado. La noche era tenebrosa, aunque no tanto como aquel templo medieval bañado dentro del diluvio del espumoso cielo. En aquel reinado de arboles tristes y aburridos, podían observarse las góticas ventanas que no mostraban ninguna señal de vida, mientras en el altísimo cielo los relámpagos componían una infernal sinfonía.
La maldad que rondaba aquel lugar podía aspirarse a pesar de que el llanto de las nubes hiciera todo lo posible por disipar la podredumbre de aquel santuario de ciencia, escondido entre el perpetuo bosque que junto con las decapitadas y casi erosionadas estatuas religiosas, eran los únicos testigos del daño colateral de la manzana del edén.
Era un antiguo templo con arquitectura gótica, las cúspides de las torres eran triangulares, y todo borde estaba adornado con puntiagudos detalles, gárgolas y estatuas se escondían en las paredes anunciando la conciliación entre cielo e infierno. Desde una de las esquinas inferiores se alcanzaba a divisar una salida de emergencia, cual estaba escondida entre el lodo y las hojas, seguramente proveniente de alguno de los tantos sótanos que se escondían debajo de aquella engañosa fortaleza; sus dos puertas se abrieron en par, solo para caer en sincronía con uno de los relámpagos, y desde aquella diminuta puerta comenzaron a salir unos adolecentes desnudos, los cuales corrieron entre los charcos de agua hacia un establo justo en la esquina del tétrico y metálico barandal.
Eran sigilosos y veloces, cualquier movimiento en falso podría delatarlos, pero no volverían a tener miedo nunca mas, en gesto de su rebeldía uno de ellos cargaba con unas enormes pinzas que había traído consigo desde la madriguera de la que salieron, con la cual blandieron las cadenas del portón y del establo.
Hecho esto, dos de los mojados chicos abrieron la reja, la cual hacia un gran escándalo con todas las latas adheridas que funcionaban como alarma en el alambre de púas de la reja, pero a pesar de eso, todos entraron al establo y subieron dentro de una carreta que yacía dentro. En un parpadeo de ojos todos abordaron al móvil, solo para que uno de ellos castigara a los caballos y así estos corrieran despavoridos fuera de ese lugar. Durante su escape las ventanas del gris templo se llenaron de luz, mientras la carreta escapaba por el recto camino de lodo para introducirse en el extraño y denso bosque, lleno de árboles torcidos los cuales no respetaban ninguna regla de acomodo. El bosque solo se observaba en blanco y negro, debido a las sacudidas eléctricas dentro del manto de la negra noche. Mientras escapaban un grito que supero a los truenos los despedía desde la mas alta de la torres.
Así los caballos corrían mientras tuvieran energía y los fugitivos podían descansar dentro de la carreta, no eran más que unos jovencillos que ocultaron su miedo en una fugaz adrenalina.
Se trataban de tan solo seis adolecentes, dos de los cuales eran unas mujercitas y otro de ellos era casi un niño; solo eran algunos talentosos alumnos que escaparon de lo que ya no mas seria su escuela. Prospectia era una granja donde cultivaban cerebros brillantes pero controlados por la voluntad de sus maestros, con el miedo y el aislamiento; pero esa noche habían aprovechado un descuido para intentar tener la posibilidad de elegir una vida diferente, u otra forma de aprender las maravillas que con dolor allí les enseñaban.
La carreta continuo durante algunos minutos por aquel sendero lleno de lodo y piedras, hasta que el embriago de su éxito los durmió en el descuido, los caballos asustados corrían tan rápido que al golpear una de las llantas en una roca la carreta salto tanto que se volteo, y todos dieron maromas dentro de la cabina como si los hubiera revolcado una ola.
Así tuvieron que abandonar la carreta. Juas Foriel se llamaba el que conducía, tomo las pinzas para liberar a los caballos atados a la carreta, los cuales al sentirse libres salieron disparados hacia la montaña que se erguía a su izquierda.
También se encontraba Fletonio en aquel lugar rascándose la cabeza después del tremendo trancazo que se dio en la caída, Birmir era el pequeño que estaba siendo cuidado maternalmente bajo las cuidadosas manos de Mars Carmina y Belabeth, el otro que los acompañaba era nada más y nada menos que Jersio, el chico influyente que les había ayudado a escapar, además que era un sobrino de uno de los cuatro maestros de Prospectia.
Así los chicos se introdujeron en la montaña para escapar de aquel bosque, sabían que si lograban escapar y a travesar la colina estarían a salvo del destino que los perseguía, una muerte que ya había salido de Prospectia, y que consistía en sus propios compañeros enardecidos que marchaban armados y uniformados, recorriendo el camino por el cual ellos escaparon; todos ellos bajo la influenza de las alteradas hormonas que sus maestros les proporcionaban para someterlos en un estado salvaje fuera del pensamiento y la razón; se las inyectaban para obtener un animal obediente y cegado como un perro entrenado para matar pero aumentando se fuerza y energías, así llevaban a su máxima expresión el salvajismo que en ellos habitaba, el cual cegaba todo su raciocinio y que para saciarlo marcharían con toda la adrenalina corriendo por sus venas solo para a buscarlos y terminarlos. De esta manera los chicos que escapaban sabían que las personas con las que solían compartir el pan vendrían a cumplir la inconsciente misión de sus mentores. Los relámpagos habían cesado, pero la lluvia continuaba enfriando sus desnudos y desadaptados cuerpos, por lo que continuaron su marcha subiendo la colina.
La pedregosa subida fue agotadora para el grupo, Birmir se subió a la espalda de Juas Foriel porque aludía bastante cansancio, mas sin embargo ellos no podían detenerse a que el chico tomara un respiro; subir una montaña sin nada de condición física es un verdadero martirio pulmonar, así es como se sentían ellos, cansancio que en parte ayudaba a olvidar la ausencia de zapatos y el choque de su desnuda piel contra las piedras y ramas del suelo.
Cuando subieron un buen tramo pudieron observar el manto boscoso y en medio de él las malignas torres, las cuales en su anterioridad fueron un santuario de paz.
De repente Belabeth callo de bruces sobre las piedras, pues una de las piedras sobre las que piso no estaba totalmente firme; Fletonio acudió a ayudarla de inmediato; desde hace tiempo atrás a  pesar de que se los tuvieran prohibido había existido una atracción entre ambos, pero ambos habían disimulado adecuadamente hasta ese día, lográndose evitar una terrible humillación como sucedió con su otra compañera, que como consecuencia ninguno de ellos sabía como poder expresar cariño alguno, los que lo supieron lo olvidaron; por eso Fletonio solo podía enseñarle su aprecio atendiéndola cada vez que fuera necesario.
Belabeth era una chica tan frágil e impotente, Fletonio se sentía bastante energizado atendiendo las constantes necesidades de su amiga, la cual estaba acostumbrada a pedirle ayuda quizás más por costumbre que por necesidad.
Por otro lado Jersio lideraba la expedición, quizás mas guiado por su instinto de explorador que por conocer aquellos lugares, el fue enviado a Prospectia por sus padres desde muy pequeño y aunque siempre conto con privilegios, nunca quiso estar en aquel corrompido lugar, por eso aquella noche al tener una exclusiva oportunidad robo las pinzas del laboratorio de mecánica y avisando a tantos chicos pudo, los llevo a través de un pasadizo secreto hacia la superficie, y aunque no estaba muy convencido de que su plan tuviera éxito no quiso perder la oportunidad. Este chico pudo haber sido uno de aquellos grandes maestros, y estar quizás al frente de Prospectia, tenia muchos privilegios a diferencia de sus compañeros y pudo quizás ganar un poder enorme allí adentro; pero eso no lo convenció, tan solo se dio cuenta que solo un privilegiado podría ayudar a sus hermanos desamparados.
Terminaron de subir la colina, halla arriba la vegetación era mas verdosa, sus pies dieron un respiro al pisar el verde pasto de aquel lugar. Estaba amaneciendo y la neblina no dejaba ver más allá de veinte metros, debido a eso decidieron buscar un lugar para refugiarse, pero a menos de que fuera arriba de los arboles no pudieron encontrar donde, por eso se dispersaron un poco para localizar algún lugar. Birmir que había dejado la espalda de Juas Foriel piso una trampa de oso escondida entre el lugar, la que inmediatamente le arranco el pie desde la espinilla, todos acudieron al accidente y se espantaron al ver el niño agonizando, la sangre corría rápidamente por lo que le hicieron un torniquete improvisado con raíces, así descubrieron que el bosque estaba plagado de trampas y al seguir inspeccionando rápidamente divisaron algunas mas entre los arboles, por eso decidieron dejar de buscar un escondite y continuaron todos en fila. Lo que quedaba del pobre Birmir volvió a las espaldas de Juas Foriel, que era un chico grande y fuerte, bastante simple y respetuoso.
El lugar estaba planeado para que nadie de fuera entrara al bosque,  con un palo largo que se encontraron iban tanteando el suelo y los arboles para activar cuantas trampas hubiera en su camino, eran trampas sencillas y fáciles de instalar, como agujeros en los suelos, trampas de osos y púas envenenadas; todas provenientes de su escuela. De haberse percatado con anterioridad, el pequeño no yacería mutilado e inconsciente por el dolor.
Llegaron a una zona en la que tuvieron que arrastrase para eludir una extensa maraña de alambres de púas, era un paisaje repleto de pájaros atorados entre las pequeñas cuchillas que se cargaban aquellas púas, su desnudes se cobro bastante en aquel lugar, flagelándoles la espalda; pero lograron salir de esa zona que era el límite de lo que parecía ser su prisión intelectual.
Cuando todos se reincorporaron siguieron a través del campo que ahora era menos boscoso. Conforme salió el sol pudieron apreciar la gran planicie que atravesaban y como a lo lejos se extendía un gran montículo de chatarra. Decidieron resguardarse en ese lugar para descansar y pensar en algún plan para salvar a Birmir que agonizaba en el limite de la frontera vital, mientras los demás ya no se inmutaban a su dolor, después de un par de horas escuchándolo gritar; sobre todo estaban acostumbrados a ver sufrir a las personas, para ellos era común y parte de su vida, era normal ver hasta donde podían llegar las acciones para conseguir su objetivo, sobre todo las normas de Prospectia, aunque claro ellos repudiaban convivir con esa ideología, tan solo era que consideraban normal ver a la gente sufrir frente a ellos.
Era un antiguo cementerio de móviles donde acababan de incursionar, columnas de estas maravillas que sobre poblaron en la antigüedad y que alguna vez corrieron ferozmente por las calles de la ciudades atemorizando a los peatones, se erguían a sus costados entre la arenosa tierra, formando pasillos que a su vez formaban un laberinto dentro de aquel perpetuo jardín tecnológico, donde estaba concentrado el orgullo y el trabajo esclavizado de muchas personas de la antigüedad; ahora ni siquiera eran un recuerdo, estas veloces maquinarias que daban fuerza, prestigio y  comodidad; así pagaban su condena por desquiciar a los hombres, presos en la nada solo les quedaba esperar hasta que se convirtieran en polvo.
Birmir mostraba cada vez mas como su vida se escurría por su pie, mientras Jersio pudo observar como dentro de uno de aquellos pasillos se formaba un mirador que era el balcón hacia el barranco que descendía hasta el valle, desde donde podía observarse un pequeño pueblo en el fondo; sin lugar a dudas habían llegado a su salvación, mas sin embargo el cansancio los obligo a descansar dentro de un camión que estaba justo detrás del mirador. Juas Foriel y Jersio no pudieron dormir, Mars Carmina durmió cuidando del pequeño moribundo, mientras Belabeth se quedo dormida entre los brazos de Fletonio que también callo dormido embriagado en su aroma.
Cuando atardeció y el cielo enrojeció, Jersio descansaba sobre la silla del conductor del camión, Juas Foriel que había escalado por los coches para tener una visión panorámica permanecía sentado sobre el cofre de un elegante y oxidado automóvil, que quizás en sus años de gloria sirvió bastante para conquistar a cientos de chicas cada fin de semana. Comenzaba a hacer calor, pero el aire le refrescaba el rostro y había colocado un tapete para que la lamina no maltratara su piel; desde las alturas su vigilia había dado frutos, pues pudo observar a lo lejos como se acercaban sus compañeros embrutecidos, que de alguna forma habían cruzado las trampas y les habían rastreado hasta aquel lugar, pues venían a darles muerte; ellos no regresarían a Prospectia hasta recolectar todas sus cabezas.
Juas Foriel le grito a Jersio desde donde se encontraba, para que despertara a sus compañeros, Jersio se asusto por lo que dijo su compañero e inclusive movió una palanca de mando la cual comenzó el lento movimiento del coche hacia el barranco; de inmediato la regreso a su sitio, pero así pudo despertar a sus compañeros, mientras Juas Foriel seguía gritando y bajando de esa torre de chatarra.
Con todo el equipo despierto, a excepción del pequeño que yacía tieso e inmóvil, comenzaron a idear un plan de escape. No podían escapar corriendo porque les darían alcance, debían encontrar una forma de burlar a sus fortalecidos y estúpidos amigos, pues a pesar de que ellos querían concretar las ordenes de su amo y hundir el secreto de Prospectia debajo de la tierra, se trataban de sus mismos amigos que habían sido corrompidos para desatar un abominable odio hacia ellos.
Después de despedirse apresuradamente de su pequeño compañero que ahora había pasado a segundo plano, tomaron sus posiciones para llevar a cabo el plan que acababa de idear Fletonio, un plan que rápidamente ideo, pues había ejecutado algo parecido satisfactoriamente con anterioridad; tratarían de tirar a los salvajes por el barranco arriesgando un poco el pellejo. El primero en la lista era Jersio que se coloco en la entrada de aquella masa de motores y llantas mientras los salvajes se apresuraban sin presentar cansancio; posiblemente llevaban horas corriendo pero su alterado ímpetu se revoluciono al ver a su presa frente a ellos en medio de esas paredes de carros, y así fueron tras de él.
Al ver como se aproximaban, Jersio corrió adentro del laberinto con todas las energías que le quedaban mientras una manada de exhúmanos trataban de darle alcance, que para su sorpresa y enojo Jersio se introdujo dentro de la caja de carga de un tráiler, cerrando las puertas por dentro, justo cuando sus piernas se desplomaron del cansancio. Las bestias rodearon el tráiler y comenzaron a golpearlo, pero mientras tanto Fletonio yacía a varios metros frente a ellos esperando a que le prestaran atención, como las bestias seguían en lo suyo comenzó a chiflarles las cuales al verlo continuaron todas detrás de el pequeño físico, el cual a su vez continuo el juego y corrió con todas sus fuerzas llevando a las bestias a su trampa; después de unos metros él también se encerró dentro de un vehículo y Belabeth continuo arriando a sus compañeros en un pequeño tramo hasta el barranco, donde se escondió rápidamente en el camión en el que descansaron, de inmediato salió Mars Carmina que se escondía dentro de la cabina de un vehículo justo a un lado del barranco, pero a pesar de sus señas y gritos, los salvajes la ignoraron. Belabeth en su desesperación había dejado la puerta abierta del camión y ellos se introdujeron en él, junto con ella, inclusive Juas Foriel que se escondía dentro de un tambo atrás del camión, se desconcertó al ver como las cosas no marchaban de acuerdo al plan, en el cual las bestias serian atraídas al barranco y les echarían el camión encima.
Las bestias ultrajaban a Belabeth dentro del camión y los demás reunidos alrededor del él no sabían que hacer; una de las bestias que masacraban a Belabeth dentro del camión volteo a ver a los demás a través de una ventana, Juas Foriel cerro la puerta  del camión con fuerza por el temor a que escaparan esas bestias, las cuales no podían abrirla porque carecían de sentido para abrir el seguro.
Fletonio y Jersio se incorporaron al espectáculo, no podían salvarla mas sin embargo ella en su ultimo instante había desactivado el freno de manos, cosa que fue percibida por Juas Foriel y Jersio y así comenzaron a empujar el camión hacia el abismo, indignados y sobre todo asustados al ver como los salvajes llenaban los vidrios de sangre y los golpeaban con fuerza, Mars Carmina que había perdido su parte en el plan, se quito del camino para que el camión pasara. Fletonio observaba tirado en el suelo el humillante funeral de su querida amiga, en el que a pesar del alboroto podían escucharse sus gritos, el físico no pudo tomar fuerzas para incorporarse y ayudar a empujar el camión, el cual con el esfuerzo de los demás se abalanzo hacia la nada. No sin antes permitir que uno de ellos rompiera por completo la ventana trasera y escapara justo un instante antes de que el camión comenzara su descenso de destrucción, el tipo estaba desarmado y desubicado después de la caída que se cargo, pero quedo fuera de si, justo después de la portentosa golpiza que comenzó a propinarle Fletonio.
- Déjalo ya lo vas a matar – Dijo Mars Carmina, pero él la ignoro y continuo golpeándolo a pesar de que el salvaje estaba ya muy sangrado e inconsciente – Déjalo por favor, solo esta confundido – Los gritos de Mars Carmina hicieron actuar a Juas Foriel, quien jalo a Fletonio para alejarlo de su ira.
- Déjenme acabar con todos ellos – Fletonio estaba totalmente cegado de dolor.
- No podemos permitírtelo – Le replico Mars Carmina – Tu sabes que él es uno de nosotros.
- Por favor ¿Qué les pasa? Que acaso no vieron lo que le hicieron a Belabeth, ya no son humanos, son solo bestias, no debemos permitir que hagan mas daño.
- Te lo ruego, déjalo en paz – Suplicaba Mars Carmina, mientras Juas Foriel seguía protegiendo a su cautivo de los golpes de Fletonio.
- El salvajismo ajeno no justifica actuar de la misma manera, no por vivir entre el pantano debemos hundirnos en él – Se unió Jersio a la conversación – Tu sabes que estas personas son nuestros compañeros y amigos desde hace años, y que a pesar de haber recibido una exagerada dosis de hormonas y adrenalina no debemos acabar con ellos así nada más; es cierto que con los otros no teníamos elección, teníamos que defender nuestras vidas, pero este está desarmado y derribado, él necesita ayuda al igual que nosotros, la dosis que le propinaron lo esta torturando.
- A mí también me lo han hecho, y puedo recordar todo lo que llegue a hacer fuera de mi consciencia, esa cosa daña severamente el sistema nervioso y aun no me he podido recuperar del todo – Les dijo Juas Foriel – Pero después de toda esa ira inducida, se vuelve en si y solo se pude saber que se esta haciendo mal hasta que se recobre el raciocinio.
- Debe haber una forma de revertir el proceso – Le dijo Mars Carmina, mientras Fletonio no podía creer lo que le decían sus compañeros, se sentía totalmente incomprendido, sabía que ellos tenían razón, no podía matar así nada mas a su casi hermano, el no era un asesino; sus emociones se tuvieron que descargar dentro de él, envenenándose a si mismo al saber que lo que sentía era parte de aquello que detestaba; estaba bastante indeciso y no sabía qué hacer, solo esperar a que toda esa lumbre que corría dentro de él se extinguiera en el fondo.
- Sé que es difícil, para todos nosotros lo es, pero esa es la forma de reproducción del mal; nos inyecta sus esporas que se multiplican y arden por salir más potentes de cómo entraron, es importante saber que se debe contener para que no se propague y después rinda sus dolorosos frutos, aunque sea difícil, el egoísmo ajeno de aquellos que descargaron su mal en otros es ahora nuestro sufrimiento – Jersio era un chico bastante pensador, bastante estudiado en la filosofía, sus palabras dejaron pensando al resto del grupo, sobre todo a Fletonio, que se tranquilizo y callo por unos segundos.
- No me terminare haciendo lo que ahora me causa dolor,  quizás él no tuvo elección, pero nosotros si la tenemos – Les dijo Fletonio alejándose del conflicto, Mars Carmina sonrió de alivio al saber que no se perdería una vida más.
Todo pareció calmarse después de la discusión, se vivía un ambiente de tristeza después de la muerte de sus compañeros, Juas Foriel entrego las vestimentas del prisionero a Mars Carmina, las cuales consistían en un overol al cual le colgaba una capucha y una capa, además de un par de botas; así la chica podría cubrir su cuerpo.
- ¿Cómo lo haremos volver en si? – Le pregunto Mars Carmina a Juas Foriel.
- No lo se, debe ser alguna sustancia que les inyectan, pero no se como es que la disuelven, son dosis pequeñas que no duran mucho tiempo.
- Quizás solo desaparezca con el tiempo – Les dijo Jersio.
- Dudo que a sabiendas de eso los hallan dejado salir, cuando a mi me llevaron a esos estados mentales muchas cosas se nublaban y no recordaba con exactitud los detalles, mas sin embargo siempre recuerdo que terminaba con el brazo herido – Dicho esto, Juas Foriel le inspecciono la muñeca y el brazo, lo tentó y sintió algo - Tiene algún objeto injertado dentro de la piel – Procedió a moverlo hasta que lo condujo hacia el agujero cicatrizado por el cual lo habían introducido – Aquí esta.
- ¿Qué es eso? – Mars Carmina no pudo esconder su repugnancia al tubito gelatinoso.
- Posiblemente es lo que liberaba lentamente todo lo que intoxicaba su cerebro, aunque esta partícula es mas grande de lo que solían introducirme a mi, quizás nuestro pobre compañero no se pueda recuperar - Les sugirió Jersio, mientras Fletonio continuaba disgustado y ajeno a la conversación.
Juas Foriel metió el tubito en un pedazo de tela, en la misma ropa que había ofrecido a Mars Carmina, ella la guardo mientras todos los demás permanecían sentados y pensativos.
- ¿Y que haremos ahora? – Pregunto Juas Foriel, cargando en su hombro a su aturdido amigo.
- Sera mejor que vallamos hacia aquel pueblo – Le respondió Jersio – quizás allí encontremos ayuda.
- ¿Creen que sigan tras de nosotros? – Les pregunto Mars Carmina a Jersio, mientras Fletonio continuaba en silencio observando el barranco por el cual se habían desplomado sus amorosas emociones.
- Lo dudo, hemos pasado sus terrenos, no creo que nos den tanta importancia, todavía hay muchos alumnos allí prisioneros, tienen para un buen rato – Fletonio camino hacia ellos.
- En marcha, debemos divulgar lo sucedido, para que los demás habitantes de estas tierras abran los ojos – Les dijo.
En su camino de descenso por la colina, pudieron observar a los lejos algunos leñadores que trabajaban muy duro para partir los leños, poco a poco cada uno de ellos comenzó a congelarse y dejar el trabajo al ver a los chicos. El camino se iba haciendo menos inclinado y cada vez más pastoso, para cuando el suelo que pisaban fue completamente horizontal estaban en medio del área de trabajo de leñadores, los cuales seguían inmóviles al ver a los pobres chicos desnudos y maltratados; después de unos instantes de desconcierto procedieron a ayudarles dándoles sus chamarras y camisas para después llevarlos hacia el pueblo.
Así los chicos fueron ayudados por los virtuosos pueblerinos, fueron bañados y curados, alojados dentro de la casa de una noble señora que los alimentaba nutritivamente. Así pasaron algunos días mientras los chicos se recuperaban; mientras el adolecente pintor yacía dentro de una depresión inducida por su propio cerebro causada por la falta de esas fervorosas hormonas, después de que sus compañeros le retiraron aquel fármaco que lo volvió salvaje; a tal grado era su depresión que difícilmente comía, no hablaba y no se movía lo suficiente para creer que estuviera vivo; pero como dicen por allí, todo era temporal y se le pasaría.
Aquel era un pueblo bastante moderno a decir verdad, podían verse las calles bastante cuidadas del ambiente, las casas intactas después de tantos años; el pueblo estaba justo al lado de un inmenso lago, era tan grande que no se alcanzaba a ver donde es que terminaba, en él la gente llevaba a cabo un cultivo artificial en chinampas flotantes, de tal manera que muchos cuadros llenos de siembra merodeaban las orillas del lago, solo unidos por una cuerda para poder extraer el cultivo cuando estuviera maduro, así la gente contaba con mucha comida por poco esfuerzo. Pero lo más importante se encontraba en una de las secciones del lago, la cual tenía una presa que mandaba poco a poco el agua hacia un rio que seguía su trayecto por debajo de las colinas; la presa les había permitido conservar la antigua magia de la electricidad, causando que el pueblo gozara de luz en las calles, calefacción dentro de sus casas, radios con las que llegaban a escuchar estaciones remotas y no solo eso, muchos de sus antecesores se habían instruido en las ciencias electrónicas, eso era un conocimiento general en el pueblo ya que gozaban de la electricidad cosa que era un campo fértil a ser explotado. Debido a eso en ese pueblo se extendió el aprendizaje de los computadores y televisores, que fueron traídos de otros pueblos donde les eran inútiles ya que carecían del suministro; de esta manera, la gente del lugar se entretenía bastante diseñando videojuegos, animaciones, películas y software; con ayuda de los ordenadores electrónicos que obtuvieron y que estaban a disposición de todo el pueblo, los cuales eran expuestos en un gran almacén que se había llenado con televisores, donde todos los pueblerinos exponían sus creaciones; justo como en los antiguos tiempos legendarios, los videojuegos creados por los artistas del lugar carecían de gráficos extravagantes y gran capacidad de memoria, pero mas sin embargo venían dotados de excelente música, historia, imágenes y forma de mando que involucraban a sus jugadores dentro de una novela pictórica musical de bastante calidad, era un verdadero arte de culto; ese era uno de aquellos tópicos al igual que muchos otros que habían dejado de ser un instrumento comercial y se volvieron en una forma de expresión de algunas personas, sobre todo en ese pueblo. Fletonio pasó los días en aquel lugar, experimentando las artes tecnológicas, ya que desde siempre él se había enfocado en el mundo de la física pero no había podido tener contacto con ese tipo de cosas, ofuscado un poco por la imaginación de los pueblerinos, Fletonio como todo joven sano comenzó a olvidar el dolor que le hiso vomitar unos días atrás, perdido en la maravilla de un mundo alterno donde todo es posible.
Pasaron dos meses para que los adolecentes se recuperaran, a excepción del pintor el cual aunque no se encontraba sano, seguía sumiso en el síndrome del zombi, que era como lo llamaban al estado pos salvaje. Los adolescentes se presentaron a la asamblea del pueblo, para declarar sobre lo que les había pasado, les contaron gran parte de todas las torturas y humillaciones que ocurrían en aquel lugar, de cómo poco a poco trastornaban a los alumnos a la par de que les brindaban un gran potencial, de cómo eran utilizados como conejillos de indias y como eran engañados para trabajar su estudio y aprendizaje con fines malignos y ambiciosos por parte de sus diabólicos tutores.
Todo ello espanto a los ancianos del comité de seguridad, por lo que comenzaron a discutir bastante sobre lo que los chicos entre lágrimas y vergüenza les contaron; solo para al final aceptar cerrar el suministro de electricidad a dicha escuela, esta resolución desubico a los chicos, sabían que Prospectia gozaba de aquella energía para echar a andar sus aparatos. Pero no pensaban que ese pueblo fuera el que se los brindaba, sin querer habían logrado cortar el crecimiento de aquella maligna enredadera.
Desde tiempos antiguos la energía se transmitía a través de una gran torre que mandaba cables a otra lejana torre para atravesar una pequeña parte del lago sin necesidad de pasar por la montaña, y aquel mismo día la potencia suministrada a dicha red fue reducida hasta la nada.
La incertidumbre invadió a los chicos sobre que pasaría después, ellos ya eran libres y de alguna forma lograron contribuir para el declive de su prisión, pero ¿Y a hora que? Ellos se preguntaban ¿Tratarían de salvar a los demás chicos? o ¿Continuarían su vida normalmente como si nada hubiera pasado? o si quizás el tiempo olvide su historia y Prospectia se reactive de nuevo, y después de todo ¿Que pasaría con ellos fuera de aquella escuela? a pesar de ser triste esa había sido su única forma de vida por todos esos años, la cabeza se les boto por un instante y nos les daba para mas; pero el destino volvió a darles una respuesta a la noche siguiente.
Mientras todos dormían por la medianoche una luna enrojecida brillaba en el cielo, los grillos se reunían para hablar de antiguas leyendas, los búhos volaban arriba de los campos solo para cerciorarse de que seguían viviendo en el mismo mundo. El pueblo seguía descansando tranquilamente dentro de sus casas, mientras las calles comenzaron a estremecerse con el paso de un antiguo demonio mecánico, el cual avanzaba lentamente sobre las asfaltadas calles del pueblo causando un minúsculo temblor despertando a la gente a su paso, hasta que llego al centro de la ciudad donde se detuvo y apunto con su largo cañón hacia la asamblea del pueblo; el tanque permaneció silencioso en el lugar y después salió un personaje a través de la escotilla.
- Reactiven las líneas eléctricas para Prospectia y entréguenos a los fugitivos, de no ser así nos veremos obligados a destruir su ciudad – Un sujeto lo repitió tres veces diciéndolo con un altavoz eléctrico desde la escotilla del tanque.
Como todos los ciudadanos estaban dormidos sonaba casi absurdo que fueran a llevar a cabo sus peticiones, mas sin embargo ese personaje se metió dentro del tanque para después disparar una llamarada de fuego hacia la asamblea, la cual fácilmente voló en mil pedazos. No cabía duda que los directores de Prospectia estaban furiosos. Todos los guardias se volvieron un puñado de miedosas gallinas, al no saber como responder ante tan devastadora arma; fue entonces cuando el vehículo blindado de guerra comenzó un recorrido de muerte y destrucción, disparando su metralla y su cañón, contando con un lanzallamas con el que hacia arder las casas; el viento rápidamente formo una ventisca de cenizas y chispas con todo el arsenal que se descargaba furiosamente sobre los inocentes pueblerinos.
Fue así como todos despertaron dentro de una pesadilla, las personas eran atropelladas por el descarriado tanque, las llamas se habían apoderado de gran parte de la ciudad, la metralla acribillaba a las personas en su intento de escape y el cañón simplemente lo demolía todo mientras se seguían escuchando sus peticiones con el altavoz. La mayoría de las personas no tenía idea de lo que estaba ocurriendo, mas sin embargo morían bajo esas garras de hierro, muchos por suerte ni siquiera despertaron a esa pesadilla, muchos se salvaron de ver a sus familias quemadas y su hogar ser demolido, muchos por suerte no salieron jamás de sus dulces sueños. La ambición del señor Leonfardo por seguir teniendo su energía se veía culminada en este proyecto de guerra, reconstruyendo esa maquina con la misma ayuda de los estudiantes entonces podía instaurar el miedo y a su vez control sobre cualquiera, ese tanque era un prueba mas de lo que buscaba Prospectia detrás de sus paredes.
Después de varios minutos de que el apocalíptico carro de fuego galopara por las calles de la ciudad se coloco enfrente de la torre que era la fuente de energía buscada, volviéndose a detener para anunciar en el altavoz sus peticiones, ellos anunciaban la continuación de la destrucción de no acceder a entregar a los chicos y reactivar el suministro; esta vez espero mas tiempo, pues sabían que el temor ya se había apoderado de ellos.
Ahora si todo el pueblo estaba despierto y desesperado por hacer algo, de tal manera que los que no tenían nadie a quien salvar de las insaciables llamas fueron a tocar y gritar a la casa de la señora que albergaba a los chicos para que los regresara, la señora no les permitió el paso y bloqueo las puertas y ventanas con todo lo que tenia, para que la turba iracunda no entregara a los pobres chicos; mientras las ruedas del tanque permanecían estáticas, el cañón seguía disparando su carga a lo lejos, solo para asustar a los pueblerinos.
- ¿Qué sucede? – Pregunto Jersio.
- Han venido por ustedes – Le respondió la noble señora.
- Sabia que volverían – Respondió Fletonio, a todos los estremeció el nerviosismo, al sentir la sombra de sus tutores sobre ellos – Y ahora ¿Que haremos?
- Entregarnos – Le respondió Jersio – Esta es nuestra guerra, no podemos permitir que muera gente inocente.
- Yo no volveré a ese lugar – Le dijo Mars Carmina.
- La gente terminara entregándolos si no escapan – Los apresuro la señora para que decidieran algo pues se estaba volviendo loca con tanta gente queriendo allanar su morada.
- De seguro ellos saben que llegamos aquí por el simple hecho de que les desconectaron las líneas – Argumento Fletonio – Mas sin embargo no tienen idea de cuantos pudimos llegar hasta este lugar; quizás ellos no sepan de Birmir, ni de Belabeth, ni mucho menos de nosotros; no creo que continúen sus exigencias si faltara uno o dos más.
- ¿Qué quieres decir? – Le dijo Mars Carmina confundida, al ver el Fletonio casi hablaba para el solo.
- Lo que quiero decir, es que no podemos permitir que esto siga ocurriendo, rendirnos así nada mas es una vergüenza para todos nuestros demás compañeros, me rehusó a aceptar nuestro miserable destino, pienso que con uno de nosotros que se entregue seria suficiente para que el resto escape y el apoyo a la ciudadanía, a fin de cuentas ellos solo nos quieren por venganza al no soportar que los herimos - La señora del lugar asintió con la cabeza, al verse contra la pared pero sin dejar de apoyar a su pueblo pues esperaba que los chicos se salvaran.
- Excluyamos a la chica y dejémoslo a la suerte – Dijo Juas Foriel, al ver que el tiempo no apremiaba.
Mientras tanto la gente del lugar ya había reactivado las líneas de trasmisión eléctrica, causando que más gente se acumulara enfrente de la casa de la señora para terminar de satisfacer a los invasores, comenzaron a golpetear con fuerza la puerta, como si los pobres chicos fueran la causa de sus males, era terrible como toda esa presión podría reflejarse en algo tan absurdo.
Jersio perdió el disparejo, el cual jugaron con sus temblorosas manos por lo que valientemente procedió a entregarse; la señora al ver que las cosas estaban de alguna forma arregladas invito al resto de los chicos a que escaparan por una puerta escondida atrás de su casa la cual los conducía a un estrecho y largo callejón.
- Sigan por allí hasta el muelle - Les ordeno la señora - Usen el bote para escapar por el lago – Pues ella sabia que cuando abriera su casa para sacar a Jersio los demás pueblerinos vendrían por el resto.
Los suertudos que intentaban escapar avanzaron unos metros y cuando se encontraron en medio del callejón Juas Foriel se detuvo y regreso corriendo a la casa.
- Sigan sin mi, los alcanzare, dense prisa – Les grito.
Sus compañeros que estaban muy asustados le permitieron que siguiera y ellos continuaron corriendo a través de aquel pasillo, arrastrando al pobre pintor que seguía sin encontrar el sentido de donde es que se encontraba o al menos que estaba pasando; así Juas Foriel volvió a entrar en la casa, aun no salía Jersio pero estaban por abrir la puerta. Juas Foriel tenía un plan bajo la manga para darle a Jersio su última venganza.
- Esperen por favor tan solo un minuto, subió las escaleras para buscar algo en el cuarto donde se encontraban hospedados y después de eso bajo rápidamente de nuevo a la planta baja; pero para su mala suerte la señora estaba sangrando en el piso y la gente enloquecida tenia preso a Jersio, posteriormente lo tomaron a él y los llevaron a sus inquisidores mientras buscaban a los demás.
Mientras tanto los demás chicos salieron del pasillo por el cual escaparon y vieron como la gente se aproximaba a lo lejos, habían salido a un pequeño muelle detrás de las casas en él había un bote pesquero, el cual abordaron con mucha diligencia al ver como la gente se aproximaba y así soltaron la soga que los unía a la tierra, Fletonio remo para alejarse de la turba la cual comenzó a amontonarse en la orilla mientras ellos se alejaban; remo por las oscuras y tranquilas aguas hasta una distancia fuera de peligro, donde pudieron apreciar el espectáculo en las orillas del pueblo; donde el tanque permanecía a un costado de la torre eléctrica y la gente llevaba cargando a los infractores de su bienestar social, pues querían regresar a la normalidad, por el momento no deseaban pensar en lo correcto, solo deseaban tranquilidad.
La escotilla del tanque se abrió para que de el pudiera salir un gordo y barbudo viejo, tenia puesto unos voluptuosos lentes negros; era uno de los maestros de Prospectia y venia comandando aquella vergüenza tecnológica; el era Dorontelo, quien aun con medio cuerpo dentro del tanque volteo a ver a los chicos que tirados sobre el suelo platicaban entre ellos sin prestarle atención.
- ¿Y los demás? – Les grito.
- Están muertos por sus malditas trampas - Le respondió Jersio gritándole.
- Tan obstinado como siempre, pero ya tendrán su castigo final – Le respondió – Amárrenlos y súbanlos al tanque – Les dijo a sus ayudantes - Y ustedes ingratos pueblerinos será mejor que nunca jamás vuelvan a desactivar la energía porque la próxima vez no habrá nadie que pueda hacerlo.
Los alumnos más avanzados que venían también dentro del tanque y que estaban totalmente adoctrinados bajo la filosofía de sus maestros se encargaron de amarrarlos de pies y manos, para después echarlos dentro del tanque.
Dentro recibieron una golpiza por parte de Dorontelo, que aprovechaba la inmovilidad de los chicos para realzar la débil fortaleza de su vejez.
- Ya verán, lo mejor vendrá cuando lleguemos, jamás se imaginaran lo que sufrirán, mucho menos en lo que se van a convertir – Les dijo cacheteándoles la cara y burlándose, para después sentarse en la silla de mando para poder conducir el tanque; así comenzó a echarse lentamente en reversa mientras uno de sus torcidos alumnos veía como a los pobres chicos se les escurría una espumosa saliva de sus hinchados labios, pues estaban convulsionándose; se acerco un poco más para verlos de cerca, directamente a sus enrojecidos y vibrantes ojos. Aquellos jóvenes dividieron el pequeño tubito de hormonas de ira, las cuales sacaron de la piel al pintor y se las habían introducido por la nariz para que rápidamente llegara a su cerebro; a Juas Foriel se le ocurrió esa ultima hazaña y tal vez el no planeaba inmolarse también, pero al menos encontró la manera de atacar al enemigo desde adentro, usando sus propios instrumentos de maldad, después de todo ya no les quedaba otro amanecer.
- Creo que ya se los cargo maestro, se están muriendo – El ayudante volteo a ver al resto de sus compañeros, al mismo tiempo que los dos prisioneros rompían las cuerdas que los ataban con una gran fuerza sacada de su interior; después uno de ellos sujeto al alumno de Dorontelo  del cuello para estrangularlo, mientras el otro se abalanzo rápidamente sobre Dorontelo, usando un brutal movimiento le clavo la frente sobre la palanca de conducción. Un sangriento episodio  sucedió durante unos minutos dentro de la cabina donde los alumnos combatían entre si, a la par que el tanque había cambiado de dirección hacia adelante ya que la cabeza de Dorontelo había cambiado la tracción del mismo, por lo que muy rápidamente a pesar de que todos adentro estaban en el umbral del dolor de una fuerte pelea, el tanque fue a dar contra la torre de electricidad,  atropellándola y derribándola, causando el desplome de toda la línea eléctrica sobre el tanque.
Así fue como el resto de los chicos que permanecía en el bote presenciaron un espectáculo de luces y rayos, que culmino con una fuerte explosión; después, todo se volvió silencioso y solo se escuchaba las moribundas llamas que ardían a lo lejos, pero el agua permanecía totalmente quieta.
- La electricidad hacia Prospectia se ha acabado para siempre – Dijo Fletonio, mientras comenzaba a remar hacia el otro lado del lago.
Durante su viaje juraron que jamás contarían a nadie más sobre las atrocidades sucedidas en aquella remota área, volverían a comenzar una nueva vida lejos de aquel lugar, fue lo único que hablaron, todo el viaje careció de conversación alguna; mientras Fletonio remaba y Mars Carmina cuidaba del pintor cantándole tiernamente al oído para tratar de reanimarlo, así poco a poco el joven pintor volvería en si, para disimular toda la locura de la que fue victima y la cual lo traumaría por el resto de su vida.
Fuera de esa retrospectiva el pintor volvió por ultima vez a la realidad, lentamente abrió los ojos hasta encontrarse sentado en una silla dentro de un complejo laboratorio infestado de computadoras y maquinarias, era tan compacto el lugar que se tenia que caminar con cuidado para no atorarse entre todas esas invenciones. El pintor fue encandilado en su despertar por la luz que bendecía el lugar al igual que en todo templo o laboratorio de la ciudad. El pintor trato de levantarse pero se percato de que estaba amarrado de pies y manos en esa silla. Se quedo observando aquel espectáculo de mecánica y electrónica, en la que cada una de esas computadoras procesaba información incansablemente y en la que todas esas maquinarias expulsaban vapor y se movían perpetuamente, formando así una industrial melodía.
Apareció entonces el chico que lo trajo en la carreta, ya no vestía ese traje elegante si no una bata blanca, parecía ser el director de toda esa orquesta científica. Tecleaba rápidamente en las computadoras, verificaba los indicadores de las maquinas, ajustaba algunas manijas y tomaba anotaciones en una libreta que cargaba. Caminaba como una especie de androide sin doblar las rodillas, con los ojos muy abiertos y sin parpadear, girando el cuello para mover la cabeza de un lugar a otro. Cuando termino con su rutina se acerco hasta donde estaba amarrado el pintor.
- Me llamo Leonfardo, si es que no me reconocías – Le hablo aquel joven vestido de científico – Yo soy el director de Prospectia – Al pintor se le erizaron los pelos, el miedo lo invadía por completo con tal solo escuchar de aquella institución – He seguido detenidamente tus operaciones a lo largo de todo estos años, pero después del asesinato de mi discípulo desapareciste por completo. Obviamente también debería decir que tu eres mi discípulo ya que aquí aprendiste todo lo que te hacia diferente, precisamente aquí en esta gloriosa institución que yo mismo forme – El viejo hablaba para si mismo, el pintor tan solo escuchaba extrañado aquel monologo – Prospectia es una mísera parte de lo que alguna vez fue nuestro imperio, un mundo tecnológico muy bien controlado en el que personas como yo éramos entes intocables, unos dioses que no buscaban la perfección sino el poder eterno para tomar la vida de quien quisiéramos y que todos ellos siempre obedecieran nuestra voluntad. Un mundo que personas como tu echaron abajo apoyándose de nuestra mas poderosa arma – Leonfardo movía delicadamente las manos mientras hablaba - Mucho mas antes, nuestra granja humana nos rendía muchos frutos y aunque  las revoluciones eliminaron mucho de nuestro poderío, jamás pudieron suprimir a esa eterna clase dominante de la que tuve suerte de pertenecer. Nuestra granja humana era productiva, nos daba todo lo que podíamos necesitar, pero bajo ese sistema jamás se podía llegar al poder absoluto, el sistema era simple y limitado. Fue entonces cuando cambiamos nuestro esquema, nos aprovechamos de esas reformas, cedimos los gobiernos y transformamos nuestra granja en una fabrica, pues ya no se trataba de que nuestros humanos produjeran para nosotros ahora se trataba de producir humanos, cada uno de ellos debería atender ciertas necesidades que solo nosotros podríamos sustentar, el simple hecho de nacer y tratar de conservar dignamente esa vida que nosotros les propusimos, solo eso era suficiente para otorgarnos a nosotros mas de la mitad de todo el trabajo de esa persona, trabajo que acumularíamos descaradamente y el cual podría tomar la forma que nosotros quisiéramos, la individualidad de cada uno de todos esos seres industriales seria reducida a su mínima expresión, de esta manera simplemente en un numero tendríamos la energía acumulada de millones y millones de personas - Leonfardo suspiro - que tiempos aquellos, éramos tan poderosos. Esa era nuestra fabrica de humanos, entre mas tuviera uno, mas podía oprimirlos y mas poderoso se haría uno, sin fronteras que nos detuvieran, todas nuestras decisiones podían tener un impacto global. Pero claro que hasta nosotros fuimos consumidos por lo que fue nuestra mas grande invención, construimos nuestro majestuoso palacio sobre las altísima columna del dinero. Se veía firme, pensamos que nada la derrumbaría, pero no fue así. Cuando alcanzamos nuestro apogeo nuestra ambición nos hizo destruir todo lo que habíamos edificado a lo largo de los siglos. Nuestra fábrica comenzó a producir desmedidamente, hasta que todas esas personas comenzaron a devaluarse, a tal grado que nuestro sistema les era insuficiente para vivir, fue entonces cuando muchos de ellos escaparon de nuestro control satisfaciendo sus propias necesidades por ellas mismas. Entonces vino lo peor, la desvalorización del dinero. Todo el trabajo, todo el poder, toda esa absurda y desmedida cantidad de moneda que pudimos acumular se desvaneció, pues se acumulaba indefinidamente en los bancos sin que volviera a circular entre el pueblo, con el único fin de hacer más grande nuestro poderío; de repente la moneda ya no tenia valor para nadie, las cuentas millonarias desaparecieron para siempre, el sistema cambio mucho antes de que pudiéramos preverlo, estábamos en una situación en la que ya no se podía implementar algún sistema de control y extracción de poder, nuestro ego se quedo fuera del juego – Leonfardo gritaba todo lo que decía – Yo era un magnifico general, tenia miles de tropas bajo mi control, un brutal arsenal de destrucción, un ejercito de científicos apoyándome, mi poder era inigualable, nunca me sentí tan humillado como cuando ese día aquel gusano se negó a limpiar mis botas, los cobardes de mis soldados ya no tenían por que seguirme ante esa revolución mundial, tenían mucho mas cosas que hacer en su propio pueblo que estar obedeciendo mis designios – Se tranquilizo y respiro hondo – Desde entonces he pasado todo este tiempo aquí en el corazón de Prospectia, utilizando la herencia que me quedo para planear mi venganza, he aprendido a utilizar toda esta maquinaria, he asimilado muchísimo conocimiento y he trabajado intensamente en esta escuela, para algún día volver a ser un dios. Claro que tu te preguntaras, como es que un joven como yo fui capas de sobrevivir hasta ahora y comenzar una orden secreta con el afán de controlar a la humanidad. Lo que pasa es que la esencia de Leonfardo no esta en este cuerpo, esta aquí adentro – El joven apunto con su dedo su cabeza – He utilizado la mas alta tecnología que se llego a alcanzar en aquellos tiempos gloriosos, una tecnología sobre la cual teníamos privilegios los militares. He sido capas de clonar consecutivamente la configuración de mis neuronas con la ayuda una de estas maquinas, restituyendo así una y otra vez el pensamiento de ese antiguo ser, y de alguna forma u otra alcanzando la vida eterna de él, Leonfardo va mas halla de un simple ser humano, yo y él superamos esa debilidad biológica y alcanzamos la supremacía. Solo es cuestión de tiempo para que mis semillas rindan fruto y todas mis raíces se puedan extender, y ni tu ni nadie podrá detenernos pues jamás podrán luchar contra una amenaza desconocida la cual es independiente de su tiempo – Leonfardo puso una cara de placer – Aunque debo admitir que me sorprendes, por un momento estuviste a punto de rastrearnos, era muy extraño que un tipo cualquiera destruyera nuestro complot, de verdad que te pusiste muy rebelde. Pero como ironía de la vida tú terminaras convirtiéndote a la fuerza en uno de mis sirvientes, tu gran capacidad para la ciencia se tornara en una jugarreta para mis objetivos. Con mis fieles discípulos Yaraelo y Midelo Angelius muertos tú serás el nuevo frente de mi misión. Aquel desquiciado asesino esta muerto y ya no causara mas problemas, a esa señora no le importa nada de lo que pase con nosotros y es como si no existiera, así que por fin pudimos terminar con ese trió de alumnos que se atrevió a escapar de los tentáculos de Prospectia  – Algo estaba mal, ese personaje no era humano, era quizás una idea o tan solo un concepto que presumía saberlo todo; pero parecía estar equivocado, pues al parecer lo estaba confundiendo con el difunto Fletonio.
Mientras Leonfardo continuaba con su discurso, no muy lejos de allí se encontraba Ramberto, un detective de la asamblea, el cual había continuado con el trabajo de su padre, investigando y siguiendo las pistas de esa macabra organización. Ese joven estaba en su esplendor, había demostrado ser uno de los mejores en la academia, había viajado a otras ciudades donde pudo instruirse para convertirse en un aguerrido cuerpo de seguridad. Pero la ultima pista que obtuvo para resolver el caso fue por mera casualidad mientras presenciaba el juicio donde su viejo maestro de pintura fue el testigo, y donde hablaron múltiples situaciones en las que se hablaba de la misteriosa nube que era Prospectia; esto intrigo a Ramberto, y con tal de seguir a su viejo maestro fue conducido hasta esas inmediaciones.
Desde una montaña podía observar el gótico edificio del cual emanaba humo de una chimenea, era lo único que restaba de aquella época de mercantilismo. Prospectia estaba ubicada en el centro de lo que antes fue un gran bosque, ahora solo quedaba un cementerio de troncos talados, formando así un campo amarillo y desolado. Ramberto había estado en bastantes misiones, en todas ellas trabajaba solo, aunque en ocasiones lo acompañaba una ave que llevaba consigo, la cual era su vieja amiga y ave mensajera que volaba a velocidades impresionantes y que le servía para pedir refuerzos en situaciones peligrosas, pero esta vez no le acompañaba. Después de mirar esa siniestra estructura dentro de ese campo de desolación, abordo la motocicleta en la que viajaba y se encamino hacia aquel edificio, bajando la colina y dejando una estela de humo en el camino.
Conforme Ramberto se acercaba por todo ese llano arenoso, aquel edificio crecía y se hacia mas tenebroso hasta convertirse en un gran complejo frente a sus ojos. Él se detuvo cerca de la gran puerta de entrada, contemplo aquel lugar que más que una escuela en realidad parecía la guarida de vampiros. Asumió la responsabilidad del peligro, y prefirió entrar sigilosamente en ese lugar. Ramberto bajo de la motocicleta y camino alrededor de esos grises muros hasta encontrar en lo alto una ventana abierta. Escalo el muro apoyándose de todos los puntiagudos detalles que adornaban ese tipo de arquitectura. Cuando por fin alcanzo la ventana se deslizo silenciosamente dentro de ese lugar entrando a un largo pasillo sin fin que parecía dar la vuelta a toda la estructura, el pasillo estaba lleno de puertas en un costado y el otro costado del mismo obviamente respiraba con la vista de las ventanas.
Ramberto saco su arma de defensa que era una punta eléctrica, solo así recorrió lentamente aquel pasillo por varios minutos hasta percatarse que en realidad daba la vuelta a todo ese complejo. Tendría que elegir una de todas esas puertas para continuar su trayecto, no lo pensó mucho y entro a la primera que vio. No había mucha luz dentro de ese cuarto, pero se apreciaba claramente que se trataba de una especie de auditorio, con sillas escalonadas y una gran pantalla enfrente. Aquellas sillas no eran comunes y corrientes, pues estaban diseñadas para amarrar manos, pies y cabeza; esta última estaba desarrollada para capturar la cara y las pestañas. Ramberto prefirió regresar, pues en ese cuarto no existía salida alguna.
Camino un poco por ese pasillo, volviendo a elegir una desconocida puerta, esta vez entro a un cuarto el cual parecía ser una biblioteca repleta de anaqueles cerrados bajo llave, protegiendo bajo su capa de vidrio todos esos libros. Era un agradable lugar, en comparación son el aspecto de todo lo demás, el piso era limpio y brilloso con una losa ajedrezada, tenía una variada colección de estatuas angelicales todas ellas decapitadas. Después de inspeccionar el lugar pudo divisar una sala de lectura, con sillones y mesas, pero a un lado de ella estaba una escalera sobre la piedra, la cual daba al piso inferior, así que siguió su curso bajando por dicha escalera.
Una vez en el piso de abajo se encontró en un corredor, donde al atravesar una serie de arcos de piedra se alzaba una gran cámara, su superficie estaba llena de troncos y en un extremo se encontraba un caliente reactor el cual movía un portentoso dinamo, una tubería parecía llevar todo el humo hacia el exterior; al parecer esa máquina brindaba electricidad para todo el complejo. El techo de esa cámara estaba conformado por cúpulas pintorescamente adornadas con lejanos y gloriosos paraísos, con representaciones de placer y vanidad; era una mágica representación de aquellos deseos mundanos. Desde donde estaba parado pudo divisar la gran puerta de entrada, enfrente de ella estaba una esfera plateada con cuatro patas, parecía una araña metálica y estaba resguardando la puerta de entrada como un verdadero centinela. Pero cuando Ramberto camino hasta el corredor del centro el centinela se volvió hacia él e inicio su marcha. Ramberto corrió hacia el otro lado de la cámara, pasando por el umbral conformado por una serie de arcos de piedra y encontró una puerta de acero, la cual abrió sin dificultad para resguardarse tras de ella entrando a una nueva habitación. La nueva cámara era bastante alta, ese lugar era una prisión, los altos muros de los costados estaban llenos de celdas a las cuales se accedía por escaleras y pasillos de hierro recargados sobre los muros. El centinela comenzó a abollar la puerta con sus patas, eso hizo que Ramberto se alejara, como no tenía a donde escapar subió por esas escaleras. De pronto la puerta fue derretida en un santiamén, el centinela entro y comenzó a destruir las escaleras y los pasillos, usando un caluroso rayo láser que deshacía al hierro como queso bajo el fuego, pero se concentro en destruir los cimientos de las escaleras ya que no tenían mucho alcance. Ramberto subió hasta lo alto de esa prisión desde donde pudo alcanzar una ventana y rompiendo el vidrio con su macana pudo escapar. Pasando al muro exterior de esa instalación llego a un borde perpendicular lo suficientemente espacioso para caminar de lado con la vista sobre el abismo y así escapar de esa maquina. Se deslizo muy cuidadosamente por ese camino alterno, el viento soplaba queriéndolo tumbar pero Ramberto fue seguro en sus pasos mientras miraba el paisaje desolado hasta llegar a una nueva ventana, se aseguro que fuera de otro cuarto y una vez seguro se metió en el, rompiendo de nuevo el vidrio que lo separaba. Llego a una nueva habitación con una larga mesa de madera y con sus respectivas sillas. En las paredes de esa habitación descansaban filas de armada duras con su lanza empuñada, avanzo entre esa habitación y salió de ella por una puerta. Llego a una cámara circular la cual tenía un piso de vidrio y donde podía observarse el piso de abajo, el cual era un taller de trabajo con gran cantidad de maquinaria industrial. Continúo su camino pasando encima de ese vidrio y bajando unas escaleras de caracol para bajar hasta el taller. El taller era enorme y variado, pero saturado por las maquinas. Desde ese mismo taller se podía apreciar otra cámara, separada por una pared de grueso plástico transparente. Ramberto se acerco para mirar de cerca esa cámara y se sorprendió al encontrar en ella un sin fin de herramientas de tortura; ruedas de estiramiento, mesas con cadenas, cámaras de vapor caliente, cuchillos y un sin fin de artefactos para el terror; aunado a eso el suelo estaba bañado de sangre seca. Eso indigno al detective y retrocedió solo para buscar la salida de ese malévolo taller. Cuando salió de allí se volvió a encontrar en el mismo interminable pasillo del principio al cual entro escalando los muros de Prospectia, y desde donde podía apreciar las lejanías del árido terreno en que ese valle se había convertido.
Recorrió una vez más ese infinito y cíclico pasillo, hasta que su intuición lo hizo atravesar otra de esas puertas de madera. Entonces un comedor se erguió frente al detective, varias mesas estaban dispersadas en esa habitación, la cual estaba forrada de tuberías por todas sus tres superficies, dichas tuberías desembocaban en cada una de todas esas mesas; y de igual manera como en esa habitación tampoco había salida regreso por donde vino. Cuando cerro la puerta pudo escuchar el ladrido de varios perros que se acercaban, Ramberto tuvo tiempo para prender su punta eléctrica pues ya un escuadrón de perros guardianes estaban dando la vuelta en el pasillo, el detective fue muy rápido y se deshizo ágilmente de esa amenaza, de cada uno de esos perros con una fuerte descarga, aprovecho de su desmayo para encerrarlos en el comedor y asegurarse que no volvieran a molestar. La cosa se estaba poniendo tensa, pero el detective siguió en su determinación de llegar al fondo de ese asunto.
Ramberto camino e inspecciono ese corredor hasta que se volvió a parar en una de esas puertas, sabía que no podía predecir qué había detrás de ellas, mucho menos si lo que estaba atrás era lo que estaba buscando, pero no lo quedaba otra opción más que elegir. Abrió esa nueva puerta para de pronto encontrarse en una habitación pintada de negro con puntitos brillosos y que resguardaba un rustico planetario. Esferas de diferentes tamaños colgaban desde un artefacto en el techo simulando una galaxia, planetas grandes y rojos, pequeños y azulados, asteroides deformes y cafés, pequeñas esferas trasparentes y una gran esfera amarilla en el centro; todas ellas se movían lentamente y proporcionalmente, siguiendo las ordenes de un artefacto en el techo que funcionaba como un reloj. En esa sala se encontraba un tipo encapuchado mirando los planetas a escala, cuando se percato de la presencia de del extraño se movió inmediatamente hacia el otro extremo del cuarto saliendo por otra puerta; poco tiempo después la representación del cosmos modifico su velocidad, entonces aquellos lentos planetas se volvieron demasiado rápidos. El detective estaba dispuesto a travesar ese fragmento de universo con tal de alcanzar a ese sujeto, bajo ese pensamiento fue como paso la primera orbita evadiendo al primer planeta y quedando en medio de dos de ellos, si alguna de esas esferas lo golpeaba era suficiente para romperle algún hueso, pero valientemente continuo saltando entre orbitas hasta llegar al sol, el cual giraba bajo su propio eje, entonces continuo su marcha otra vez hasta encontrarse del otro lado de esa sala. Vio entonces que allí estaba una palanca accionada al máximo, el detective la regulo para que aquellos planetas volvieran a una segura oscilación. Después paso a la nueva habitación para encontrarse en la gran cámara, solo que ahora estaba en un gran balcón a varios metros del piso donde se encontraban todos esos troncos y aquel centinela. No encontró a nadie, se acerco al  barandal del balcón para observar por donde pudo haber escapado aquel tipo, pero cuando se asomo lo encontró escondidamente agarrado del barandal, el tipo lo tomo de su ropa y lo jalo sorpresivamente, Ramberto alcanzo a aferrarse de la ropa de aquel extraño; entonces comenzó el forcejeo por la supervivencia, pero el detective logro agarrarse del barandal y pateando a aquel tipo lo hizo caer hasta abajo, estrellándose estrepitosamente en el concreto y llamando la atención del centinela. El centinela fue tras de Ramberto escalando por las columnas, por lo tanto el detective no tuvo otra alternativa que regresar por donde había venido para escapar de esa maquina mortal. Regresando así de nuevo al mismo pasillo del principio. Ramberto se sentía como dentro de un laberinto, todas las decisiones que tomaban lo llevaban al principio, lo hacían sentir como si inconscientemente estuviera retrocediendo ante esa misteriosa amenaza, sin escape alguno debía seguir el inevitable curso de alguna de esas puertas, debía elegir sin saber en verdad que era lo que estaba seleccionando.
Volvió a elegir otra de esas misteriosas puertas, pero en esa ocasión estaba cerrada, así que la forcejeo pero no pudo abrirla; a pesar de eso la echo abajo con una patada. Pero no encontró habitación alguna, tan solo una escalera que descendía. Bajo por ellas, el camino se volvió bastante largo y agotador,  el calor invadió el ambiente mientras varias fotografías adornaban la pared de la escalera pero por fin pudo dar hasta el fondo.
Estaba varios metros bajo tierra, los muros de concreto se habían transformado en las cavadas paredes de una caverna, lo que le hacía pensar que esa sección no era parte del edificio; para su sorpresa varios focos de poca intensidad iluminaban esas grutas. Una puerta de acero estaba a su derecha, sobre las mismas rocas; entro en ella y encontró una habitación llena de armamento, algunas de ellas bastante obscenas como lanzacohetes y bazucas, además de haber suficiente explosivo para hacer volar una montaña entera. Inspecciono el arsenal, mucho de eso sabia usarlo bastante bien pero se le estaba prohibido usar, pero descarto esa recomendación pues considerando la peligrosidad del enemigo necesitaría de ayuda extra para vencerlo. Tomo una escopeta, la cargo y salió de esa habitación a sabiendas que lo que se encontraba en esa caverna no iba a ser nada agradable.
Continuo a través de esas grutas, las cuales comenzaron a ampliarse hasta convertirse en una gigantesca excavación que era iluminada por largas lámparas. En su camino se encontró un especie de elevador que parecía estaba a media construcción. Más adelante fue a dar dentro de un gran almacén con varios tanques, entonces comprendió que posiblemente aquel lugar era algún bunker subterráneo enterrado por décadas a varios metros de la superficie. Por un momento prefirió regresar y pedir refuerzos, pero cambio de parecer al ver como una gran cantidad de sujetos se acercaban hacia él, saliendo de entre los tanques y escupiendo saliva por la boca. Trataban lentamente de rodearlo, pero ninguno se atrevía a atacarlo, por eso el detective retrocedió, hasta que uno de ellos se abalanzo sobre él, todos los demás los siguieron, entonces una ráfaga de la escopeta termino con el que se le acerco y los demás asustados corrieron a guarecerse detrás de esos vehículos de guerra. El detective siguió cuidadosamente su curso, siguiendo un camino de luces en el suelo, apuntando a los ojos de las bestias que se asomaban desde sus escondites, hasta que pudo divisar un pasillo bastante iluminado el cual lo guio hasta una trasparente puerta automática.
Se encontró en una deslumbrante y activa habitación, con vivas maquinas por donde quiera. Fue entonces que al caminar por todos esos artefactos pudo visualizar a Leonfardo, estaba colocando a su viejo maestro de pintura sobre una camilla debajo de una horrible maquina. Se acerco sigilosamente y cuando estuvo lo suficientemente cerca recargo su escopeta.
- Alto allí, estas bajo arresto – Le dijo fuertemente Ramberto y apuntándole con la escopeta. Leonfardo se sorprendió bastante quedándose inmóvil – Creo que tendrás mucho que explicar a los jueces de la asamblea – Leonfardo se volteo hacia su adversario y al ver el arma que traía sonrió y se hecho a correr. Ramberto no disparo pues lastimaría al pintor con esa aparatosa arma, así que fue tras de el científico pero ya no lo pudo ver entre tantas maquinas.
- Ayúdame por favor – Le dijo el pintor, que estaba mareado y amarrado en esa maquina. Ramberto lo desato y se lo hecho al hombro, pero en ese instante se desactivaron las luces del lugar y todas esas maquinas se detuvieron reduciendo a nada ese tempestivo sitio. Ramberto no veía absolutamente nada y era presa fácil de aquel maniaco. El pintor estaba débil e inmóvil pero esa oscuridad absoluta le hizo recordar el abismo de Cobaro. Quizás fue la melancolía de esas memorias que el pintor fue capaz de mirar borrosamente en la oscuridad. Ramberto estaba desconcertado estaba mas preocupando por no quedarse atorado allí para siempre en el fondo de la nada que por su adversario. Aun así las cosas se pusieron verdaderamente mal cuando escucharon los jadeos y el alboroto, entonces Ramberto se acordó de esos inhumanos que había visto en la cámara anterior. Ramberto levanto su arma esperaba que el ruido de esos salvajes les revelara su posición, pero todo se volvió demasiado callado.
- Voltea a la derecha, rápido – Le grito el pintor. El detective lo hizo – Dispara – El detective disparo, un estruendo retumbo en esa silenciosa oscuridad solo para mancharle toda la cara – A la izquierda, date prisa – Le volvió a gritar el pintor dentro de toda esa oscuridad silenciosa, y así lo hizo Ramberto, escuchando después de la ráfaga los agonizantes gritos de un moribundo. Unos minutos de terror y espera cedieron a eso, solo para romperse en un susto por los gritos del pintor – Hacia atrás, avanza y acribilla con todo – Así lo hizo Ramberto, al igual que lo hizo en aquellos años de aprendizaje siguiendo las ordenes de su instructor, de esta manera acabo con todos esos endemoniados.
Ramberto pudo salir vivo de esa situación siguiendo las instrucciones del pintor, caminando por las sombras lograron llegar a una zona donde las luces volvieron a ilustrar el laboratorio; las computadores y maquinas volvieron a la vida, alterando drásticamente la oscura tranquilidad. El arma de Ramberto estaba vacía, se deshizo de ella dejándola caer. Miro al pintor, estaba algo drogado, por eso el detective lo dejo allí recostado mientras seguía el rastro de ese maniático. Involucrándose en la densidad de ese laboratorio electrónico se podía apreciar como cambiaba de aspecto, las maquinas se cambiaron por incubadoras en las cuales descansaban varios fetos y embriones hasta que todo de pronto se convirtió en un bosque de celdas de formol. El detective llego a una explanada con un gran círculo en el suelo en el cual estaba pintada una estrella de seis picos. Enfrente de ese circulo estaba una gran computadora con una pantalla enorme, a los lados de ella descansaban dos grandes incubadoras llenas de espeso liquido verde, mientras Leonfardo tecleaba apresuradamente sobre ese computador.
Ramberto dio un paso en el circulo y en el mismo instante Leonfardo se volvió hacia el detective.
- Ni un paso mas maldito intruso, tus días han terminado – Leonfardo apuntaba con su mano extendida y su dedo índice al detective – Estas a punto de presenciar el poder que se le concede a los mensajeros de los dioses – Sin dejar de ver al detective presiono un botón en el teclado. Inmediatamente una de aquellas celdas comenzó a emitir gas a presión por una de sus boquillas.
- Sera mejor que te rindas ante la justicia – Le respondió el detective mientras avanzaba hacia él.
- ¿Justicia? Personas como yo no sabemos lo que eso significa – En ese instante un hombre de dos metros salió de la incubadora, rompiendo el vidrio y derramando todo el liquido por los suelos. La bestia se coloco de un salto enfrente del científico. Era enorme, musculoso al extremo, tenía garras de águila en vez de manos, pies peludos y parecidos a los de un canguro, su enorme cabeza albergaba unos ojos de camaleón y una boca de tiburón – Conoce a mi nuevo y mejorado yo – Le dijo Leonfardo. El detective no tenia idea de que hacer frente a ese monstruo, tan solo quería salir corriendo – Ahora nosotros hemos alcanzado la perfección, he vuelto a configurar mis neuronas en el cuerpo de este poderoso individuo, te presento a Leonfardo numero treinta y ocho - La bestia se acerco demasiado al científico, lo tomo de los hombros con sus garras y de un mordisco le arranco la cabeza. La sangre escurrió por todo el piso, y la bestia escupió la cabeza lo mas lejos que pudo.
- No necesito que hallan mas clones de mi persona caminando por allí – Le hablo la bestia al detective, con su ensangrentada boca que emitía una voz fina y suave; Ramberto estaba aterrorizado – Es tiempo de una nueva era, si quieres que algo salga a tu agrado hazlo tu mismo – Le decía la bestia al detective.
- ¿Qué es todo este lugar? ¿Quién eres tú? – Le dijo Ramberto, tratando de averiguar quien era su verdugo.
- Esta es tu tumba y mi trono desde la antigüedad. Es el paraíso terrenal de mi vanidad, la fortuna que me otorga su ingrata necesidad, en sí, una sublime galería de poder. Esto es el sistema que se resiste a perecer.
Ramberto sintió como la muerte le tocaba el hombro, anunciando que había llegado su día. Se quito la chaqueta que traía y saco sus últimas dos nobles armas justicieras que le quedaban. Sabía que no podría escapar a la superioridad de esa cosa pero al menos la enfrentaría con todo su ímpetu.
La bestia se abalanzo sobre el detective y este la esquivo por un lado con una maroma, inmediatamente lo golpeo con su punta eléctrica, pero el daño fue mínimo, el nuevo Leonfardo se volteo y de una patada lo arrojo varios metros a lo lejos, para después saltar sobre él. El detective volvió a esquivarlo, con sus rápidos movimientos golpeo múltiplemente a esa cosa pero no conseguía dañarlo; tan solo causo que la bestia lo tomara con mas facilidad, lo agarro del cuello con sus garras y comenzó a golpearlo brutalmente, jactándose de su miserable debilidad. El eficiente, honrado y valiente detective se convirtió en un saco de huesos rotos, daba lastima ver a una tan honorable persona sufrir ante la omnipotencia de Leonfardo. No había mas que hacer, la bestia estaba por ultimar a su juguete, cuando unos aplausos resonaron en la cámara. Leonfardo volteo a ver quien era, pero no podía ver a nadie entre toda esa cantidad de creaciones científicas. Los aplausos no pararon hasta que el intruso se presento, se trataba nada más y nada menos que del desaparecido demente de Lomdar. Claro que ninguno de esos dos sabía de qué se estaba tratando eso, tan solo Lomdar les sonreía mientras agitaba una afilada barra de hierro que cargaba.
- Muy bien hecho mi querido director, pero creo que su infantil forma de matar revela que tan débil es frente a la vida, sin duda que sus motivos no van mas halla del placer mundano – Leonfardo rugió con fuerza y arrojo al destrozado cuerpo del detective a los pies de Lomdar, Ramberto aun se movía con mucha dificultad.
- No se como es que llegaron tantos gusanos hasta aquí, pero terminare de limpiar este calabozo con mis propias manos – Le dijo Leonfardo.
- Me lamento haber llegado tarde a la fiesta, pero ni eso te hubiera salvado – Lomdar se agacho para agarrar con sus manos la cabeza de Ramberto y hablarle al oído – Aliviare tu dolor – Lomdar torció por completo la cabeza del detective cayendo muerto al instante. Se paro y dirigiéndose a Leonfardo le dijo – Creo que tu y yo tenemos algo pendiente desde hace tiempo – Lomdar lanzo la barra con la que cargaba hacia Leonfardo, el cual velozmente la esquivo, pero esta continuo su curso hasta estrellarse en el computador principal, causando así un corto circuito. Por segunda ocasión la luces de apagaron y todo ese lugar se volvió tan negro como el chapopote.
Leonfardo no tenia idea de que hacer, su ser tan perfecto no estaba capacitado para ver en la oscuridad, toda su realidad se vino abajo frente a esa inherente debilidad.
Inmediatamente recibió un portentoso golpe, pero para la sorpresa de Leonfardo era incapaz de ver de donde es que provenía, Lomdar resulto ser mucho mas fuerte de lo que esperaba, pues golpeo a la bestia tan duro que tardo un tiempo en reaccionar al impacto – Es tiempo de mi oprimida venganza – Lomdar continuo golpeando a Leonfardo, quien no podía defenderse pues Lomdar era escurridizo y bastante dañino, lo único que podía hacer aquel director era desgastar sus energías en su desesperación golpeando el aire una y otra vez – Toda esta imparable furia que en mi reside tan solo es culpa de ustedes – Lomdar derribo al director de Prospectia, el cual estaba herido y se desangraba después de haber sido atravesado por esa afilada barra de hierro. Era increíble ver a esa imparable cosa desplomarse de esa manera, tan solo unos minutos atrás se jactaba de su posición privilegiada pero ahora no tenia idea de cómo defenderse ante el cambio de base al que fue sometido, todo ese afinado ser en el que se había convertido y que había especializado en algo se veía inutilizado frente a esa diferente situación – A llegado el momento, tanta ambición y necedad terminaran con un asqueroso final – Lomdar termino de despedazar al que una vez fue el diabólico tutor de sus maestros. Ese concepto, idea, sentimiento o lo que fuera que haya sido Leonfardo, por fin se había escurrido entre las rejillas de la existencia. Todo ese poder acumulado a través de los años había sido sorprendido y desvanecido, seria difícil que algo así volviera a concretarse hasta ese punto. Mientras ese enrojecido personaje terminaba de separar cada una de las partes del perfecto Leonfardo; de entre todas esas maquinarias salió el pintor, se arrastraba débilmente hasta Ramberto y después de ver entre las sombras que su discípulo ya viajaba hacia el otro mundo, llamo a Lomdar.
- ¿Qué es lo que has hecho?
- Hice lo que tú no pudiste hacer – Lomdar paro de hacer lo que estaba haciendo, se acerco a todos esos embriones en incubación y volvió a enloquecer, destruyendo todas esas conmovedoras creaciones que alguna vez llenaron de orgullo las salas de los premios académicos. Tumbando todos esos fetos en crecimiento y arrancando cables y tubos por donde quiera.
- ¿Piensas destruir a toda Prospectia?
- No. No podría hacer eso, como destruir este magnifico riel hacia la perfección – Lomdar seguía desbaratando computadores y maquinarias - De esta corrupta escuela han surgido las personas más maravillosas que han pisado nuestra ciudad, no podría destruir esta creación y egoístamente detener la locomotora de nuestra civilización. Ahora el director esta muerto, las cosas aquí no volverán a ser como antes – Lomdar se canso y dejo de hacer lo que estaba haciendo.
- No puedo creerlo, ya no se quien soy ahora, si soy el que fui, o si fui el que soy, pero lo que mas me sorprende es que tu hallas vuelto, saliendo de mis sueños para traer de nuevo terror, ¿Qué es lo que quieres de mi? No crees que ya fue suficiente.
- Claro que no – Lomdar se acerco hasta el pintor, lo cargo sobre sus hombros – Tu y yo todavía tenemos mucho que hacer, salgamos de este maldito lugar. La diversión apenas comienza – Las carcajadas de Lomdar inundaron aquel calabozo, resonando por cada una de las escaleras de Prospectia, pasando por todas sus habitaciones y talleres hasta escucharse en la puerta principal de dicha institución.



CAPITULO 8: LA UNIFICACIÓN


El departamento del pintor había cambiado un poco desde entonces, cada una de las paredes presentaba un elaborado paisaje, todos los muebles y artículos del lugar habían sido cambiados de lugar y reacomodados; algunos sillones estaban clavados en el techo, otros mas estaban levantados y el resto estaba pegado a los muros haciendo un extraño collage de artículos hogareños junto a las pinturas en las paredes. La cama del pintor era lo único que seguía en su lugar y precisamente encima de ella se encontraba amarrado el pintor, tenia varios días allí hecho prisionero por Lomdar, el cual fue quien redecoro la casa con la sangre del mismo pintor, cual era extraída de su cuerpo con una serie de tubos y agujas adheridas a sus venas principales, de esta manera Lomdar podía extraer cierta cantidad de material para sus desquiciadas obras sin que el pintor muriese por ello pues le daba tiempo para recuperar lo perdido.

El enigmático Lomdar había vuelto a hacer de las suyas de igual manera que lo había hecho en Cobaro y en Muntionela, ahora se dedicaba a realizar lo que alguna vez hizo el pintor, pero lo había trastornado y convertido en algo repulsivo que por alguna razón dentro de su podrida mente llegaba a tener algún tipo de belleza y sentido. Sus fechorías ya se habían dispersado por toda la ciudad, atemorizando a la población y enloqueciendo a los detectives quienes no podían dar con el. Lomdar era muy astuto y cauteloso a la hora de llevar a cabo sus crímenes, cuales nunca tenían sentido alguno; jamás mataba a alguien que conociera, mucho menos la elegía por alguna razón, tan solo elegía alguna victima al azar y la terminaba convirtiendo en material para sus creaciones. En pocos días esta aberración de persona se había convertido en una legenda popular, había quienes decían que se trataba del mismo demonio, mientras algunos aseguraban que quizás se tratara de alguna bestia inteligente, otros decían que se trataba de alguna secta demente y por allí se llego a escuchar que eran extraños planes de la asamblea para ganar distraer a la población; pero a ciencia cierta nadie tenia idea de cómo es que se daban esos asesinatos.

El pintor era el único que sabia de la existencia de Lomdar, pero ahora estaba atrapado en su propia casa, sin posibilidad de escape; se sentía tan preso como una vaca dentro de un corral, a la cual se le alimenta y diariamente se le cobra con su leche, pero había una única diferencia y era que no era leche sino su sangre. Lomdar era muy astuto y sabia que si alguien podía detenerlo solo podría ser el pintor, el cual cuando Lomdar se ausentaba por las noches gritaba hasta el cansancio sin que nadie acudiera a socorrerlo, en ocasiones los vecinos desesperados por el ruido le respondían gritándole que se callara pero nada mas. Muchas veces la falta de sangre lo mantenía demasiado débil que prefería quedarse dormido en la cama que lo aprisionaba. Los sueños de su pasado habían desaparecido y lo único que soñaba todas las noches era en la zona caótica donde inútilmente se sentaba a recordar mucho antes de que ocurrieran todas esas tragedias que ya existían mas sin embargo se desconocían.

Un día tuvo la suerte de poder escapar de ese aprisionamiento. Sucedió después de una conversación con su captor. Lomdar regreso totalmente manchado de sangre y era bastante obvio que esa noche había hecho una de las suyas; se encontraba y aun cargando los utensilios con los que dio forma a su arte y se acerco a conversar  con el pintor como siempre lo hacia.

- Lo único que detesto de la vida es que sea tan corta como para no darme las noches suficiente para exterminar a cada una de las almas de esta ciudad – Le dijo Lomdar mientras observaba sus manos como si disfrutara sus negras acciones.

- ¿Acaso es que quieres exterminar a toda la humanidad? – Le respondió el pintor haciendo un gesto de repulsión.

- Si estuviera en mis manos destruir a esta plaga a la que pertenezco lo haría, pero mis esfuerzos nunca serian suficientes como para acabarla.

- ¿Cómo puedes odiar a la humanidad? Si tanto detestaras formar parte de ella, lo mejor seria que te suicidaras y librarnos así del castigo de tu presencia.

- Como no se puede odiar a estas criaturas, te dejas llevar demasiado por tus sentimientos que eres incapaz de ver la realidad. Estas criaturas que se matan entre si, que se aprovechan unos de los otros, que se esclavizan cada día mas para poder tener en sus manos las cosas que inventa día con día, que destruye y mutila la tierra en la que vive y que por si fuera poco se multiplicara hasta poblar toda la faz de la tierra no sin antes atormentar a sus propios hijos. Dime tu quien dejara de reproducirse en pos del bien de su prójimo si cada uno tiene sentimientos y deseos, no puedes negarle ese derecho a cada quien. No me suicidaría a sabiendas de que puedo hacer algo para detener este virus.

- Te equivocas, día con día se inventan nuevos recursos con los que la humanidad podrá adaptar se en el futuro, tu forma pesimista de ver las cosas tan solo distorsionan el futuro.

- En realidad tu crees que se encuentre la manera de producir suficiente alimento para una población descaradamente crecida, crees que puedan existir todos los bienes para cada uno de ellos, crees que pueda haber el trabajo para todos ellos, crees que todos ellos pueden tener un lugar donde vivir, crees que algún día podamos restaurar el mundo como era antes; el hecho es que los mismos sentimientos que impiden detener el crecimiento de la humanidad son los que se verán afectados al ver como es que la humanidad comienza a vivir una situación insostenible.

- Sigo pensando que tus ideas son demasiado prolongadas.

- Pobre ingenuo, tan cómodo y tan seguro en estos momentos que te es inconcebible ver las calamidades que le podrías otorgar a tu descendencia. Pero claro que siempre es igual, tan solo nos importa nuestra felicidad, mientras nosotros estemos cómodos todos los demás se pueden quemar en infierno. Dime como se puede enfrentar a ese sentimiento, esa necesidad fisiológica que nos obliga a multiplicarnos para alcanzar la felicidad, ¿Como se puede combatir a eso? Cuando en un futuro eso es lo que nos destruirá. Es muy razonable que en el pasado fuera necesario para la supervivencia humana, pero la vida se ha alterado y las costumbres siguen siendo las mismas, cosa que no puede seguir siendo así. Las guerras, la enfermedad, el hambre y todas esas cosas que mantenían la población a raya se han esfumado con el avance del intelecto humano. Quien podrá ahora regular la explosión demográfica, nadie mas que el mismo intelecto, pero que sucederá cuando este mismo no alcance a toda la población o cuando la sociedad ignorante sea incontrolable, a donde es que llegaremos a parar. No cabe duda que para un simple ser humano le es complicado aceptar que es un error dentro de este mundo, tan solo seguiremos dando mas obreros a esta fabrica.

 - El ser humano un error, ¿Como es que puedes decir eso? Tu mismo has encontrado la belleza del arte, no tienes idea de lo maravilloso que es el amor, la amistad y todos esos sentimientos humanos que nos hacen sentir especiales. ¿Cómo puedes pensar que todo eso no vale la pena?

- Eso es irrelevante, entre mas seamos más sentimientos habrá, entre mas pocos seamos menos sentimientos habrá, si no existes no existirán esos sentimientos, eso tan solo es una consecuencia de nuestra existencia no es el fin de la misma. Al fin de cuentas todos esos sentimientos no llevan a ningún lado mas halla que el fin de seguir conservando la especie, y muchas veces las personas se pierden entre ellos confundidos ante la sencillez de los mismos la cual puede llegar dominar nuestros cuerpos. A decir verdad no única maravillosa cosa que puedo distinguir de la existencia humana es el arte, es por eso que ahora lo utilizo para su inmolación.

- Desde un punto de vista muy general no creo que la humanidad sea mala.

- Ni yo tampoco, no creo que el alcohol sea malo, que el tabaco sea malo, que las drogas sean malas, que el sexo sea malo, solo pienso que quizás todo en exceso sea perjudicial, y que podría ser más dañino sino algo que afecte a todos por igual, pero dime quien va a ponerle un límite a la vida.

- Quizás solo sea cuestión de tiempo para que todo se regularice.

- Y que tal que no es así, o que cuando llegue la solución sea demasiado tarde como para poder hacer algo al respecto; la vida humana por si sola llegara a bajar de precio y tomar un miserable valor.

- Supongo que nadie querrá sacrificarse por la humanidad mientras todos los demás continúan de fiesta.

- A veces no todo lo que vemos negro es malo por defecto – Lomdar se retiro del cuarto pero el pintor no se podía convencer de sus maldades.

El pintor se percato de que Lomdar había dejado un cuchillo ensangrentado cerca de sus pies sobre el colchón de la cama. De inmediato el pintor busco la forma en que ese cuchillo pudiera llegar hasta sus manos, moviéndose como pescado atrapado en la red el pintor solo podía hacer que el cuchillo bailara sobre su eje de apoyo, sus muñecas sentían la rigurosidad de las cuerdas que lo ataban y ya estaban bastante raspadas. El pintor se canso después de tanto insistir en esa vía de escape, quizás solo se tratara de una tortura mas de su compañero quien le ofrecía una solución a su martirio pero la cual no podría tener a pesar de estar tan cerca de ella. Por la mente del pintor solo pudieron pasar las imágenes que de él junto con Israelo, el único adulto que a pesar de sus errores se había preocupado por él y el cual había muerto a manos de Lomdar en una cama al igual que ahora se encontraba el pintor. La fuerza de esos recuerdos y el deseo de no terminar igual se combinaron para que el pintor alcanzara un ultimo aliento de ira, golpeando la cama con su espalda y nuca pudo atraer el cuchillo hasta las cercanías de su cabeza y después utilizando la fuerza de sus manos continuo haciendo ondas sobre el colchón hasta que el cuchillo alcanzo sus dedos y pudo tomarlo. Corto una cuerda y libero una de sus manos, después libero la otra y posteriormente sus pies y sin pensarlo en menos de diez minutos estaba libre y armado. Pero todos conocemos el carácter del pintor, jamás se enfrentaría a Lomdar, sobre todo a sabiendas de que es un ente con fuerza sobrenatural. Por esa misma razón decidió escapar sin que su captor se diera cuenta de ello.

Abandono silenciosamente la habitación, al abrir cuidadosamente la puerta pudo observar a la bestia pintando con su sangre en las paredes del departamento; estaba muy concentrado y daba toda la espalda al pintor por lo que el prisionero decidió caminar unos pasos dentro de la sala hasta alcanzar el baño que estaba a un lado de la habitación. Una vez adentro encontró una ventanilla abierta, la cual el siempre procuraba dejar así para que se disiparan los malos olores. Coloco el bote de basura como escalón y así introdujo su cuerpo en medio de esa abertura cuadrangular; la primera vez que lo intento fracaso pues era muy ancho aun para poder pasar por allí. Así que decidió quitarse el cinto y el pantalón, cuales ofrecían bastante resistencia al paso por aquella hendidura. Arrojo las prendas del otro lado esperando poder vestirse de vuelta una vez afuera, y una vez hecho esto lo volvió a intentar tratando de no hacer el más mínimo ruido al momento de su escape. Tuvo que rasparse la piel para poder pasar su cadera por  ese lugar pero cuando por fin lo hizo pudo sentirse del otro lado, aunque seguía manteniendo los pies adentro para detenerse pues él vivía en el tercer piso de ese edificio y desde donde se encontraba podía observar lo profundo que se encontraba el callejón. Al observar su entorno, pudo encontrar una tubería de desagüe, la cual utilizo para descender hasta abajo.

Una vez que se encontró a salvo en el callejón fuera de la habitación procedió a vestirse de nuevo y cuando termino pudo escuchar un escalofriante grito procedente del departamento, no cabía duda que se trataba de Lomdar, pues cualquier otro se hubiera desgarrado por completo la garganta al hacerlo. Eso alarmo al pintor quien abandono inmediatamente el callejón buscando un lugar donde esconderse, las calles estaban concurridas, pues esa misma noche se celebraban las fiestas del mes, se veían tianguis y puestos de comida por todos lados, ríos de gente recorrían las calles y en lo alto colgaban algunas lámparas que colgaban sobre cuerdas de una casa a otra. El pintor no lo pensó dos veces y se disolvió entre toda esa multitud.

Mientras el pintor corría agachado entre toda esa multitud se escucharon potentes disparos, los que alarmaron a los citadinos y desencadenaron una estampida. Se trataba de Lomdar quien venia armado con una pistola, pues él venia decidido a exterminar a la única persona que podía derrotarlo. La gente corría por todos lados lo que hacia fácil el escape del pintor pero después de encontrarse sin salida decidió esconderse dentro de un barril que se encontraba allí en la calle y el cual tenía un agujero desde donde podía observar lo que sucedía.

Varios guardias se acercaron hasta donde estaba Lomdar para tratar de detenerlo, pero el arma que Lomdar poseía no era cosa común y después de algunas detonaciones los guardias cayeron al suelo para nunca levantarse de nuevo.

- No puedes esconderte de mi – Lomdar grito sin saber en que lugar exacto se encontraba el pintor – Siempre has sido tan temeroso, tan cobarde, si no fuera por mi ni siquiera estarías aquí.

- Quizás estaría en un lugar mejor – Grito el pintor desde el lugar que se encontraba.

- En el otro mundo quizás, porque tú ya hubieras muerto en Cobaro, siempre me has necesitado y yo he aprendido muchas cosas de ti, no niegues que me necesitas.

- Para que te habría de necesitar, para que alejes de mi a las personas que amo.

- Mars Carmina no era una chica para ti, y tu lo sabias, era tan fácil tan convenenciera, tan susceptible a los hombres.

- Pero yo la amaba – Le contesto el pintor.

- No creo que halla valido la pena amarla tanto; solo te libere de esa maldición en la que tus débiles sentimientos te mantenían atrapado.

 - Después querrás liberarme de esta frágil vida a la que estoy condenado a vivir, te aferraras de esas ideas para destruirme, ¿Qué es lo que quieres de mi? Por que me has estado persiguiendo todo este tiempo.

- No te quiero a ti, quiero lo que esta dentro de ti, quiero que me muestres la manera de dejar de ser un simple animal y alcanzar otro nivel fuera de mi naturaleza.

En ese momento otros guardias se acercaron por detrás de Lomdar y trataron de detenerlo con macanas y puntas de descarga eléctrica, el pintor aprovecho el momento para escapar del barril y meterse a un callejón donde pudo subir a los techos de las azoteas por medio de una escalera metálica, tenia que escapar, pues sabia muy bien que  esos desdichados guardias no podrían detenerlo. Brinco de azotea en azotea hasta que desde la altura de esos edificios pudo observar un gran lago que brillaba mientras el sol salía de las montañas. Inmediatamente recordó que aquel lago se encontraba en la zona abandonada que era el lugar que con anterioridad solía visitar; inmediatamente ligo el lugar con sus sueños y el cuadro que alguna vez allí enterró, sabia que tenia que llegar hasta allá, pues tenia el presentimiento que en ese lugar se encontraban las memorias que le faltaban al rompecabezas mental para poder enfrentar a Lomdar.

Cuando el pintor volteo para atrás de donde estaba viendo pudo mirar a Lomdar apuntándole a tan solo unos veinte pasos de donde se encontraba, lo miraba fijamente como si el también supiera de la existencia de esa pintura reveladora.

- ¿Por qué regresaste Lomdar? – Le dijo el pintor para tratar de distraerlo y que no se apresurara a disparar.

- Tú sabes muy bien de donde es mi procedencia, yo nací en el calabozo de Prospectia. Crecí entre el alboroto de sus maquinarias, no se necesita ser un niño para que ese estilo de vida te afecte. Fletonio sabía muy bien eso y por eso se empeño en defender la tranquilidad y volverse en contra de ese desquiciado maestro. Tú nunca pudiste mostrar algo de orgullo para defender lo que habías ganado, tú nunca fuiste fuerte como Fletonio siempre fuiste sumiso y te escondías en lo que sabias hacer bien y en lo que la gente te elogiaba, siempre preferiste quedarte donde estabas seguro. Yo en cambio decidí actuar a mi manera en contra de todo eso que me había convertido en lo que soy ahora. Quizás no actué de la manera mas ortodoxa pero al final fui el único que en realidad pudo destruir a sus maestros torturadores, tan solo soy un alumno rebelde que a utilizado lo que sus maestros le enseñaron para poder detenerlos. Pero nunca termine convirtiéndome en ellos pues cabe destacar que yo siempre e formado parte de Prospectia.

El pintor aprovecho el descuido de Lomdar y se lanzo al vació y aferrándose de uno de los tubos pudo bajar hasta las calles para encaminarse hasta la zona caótica, Lomdar se sorprendió al ver como el pintor saltaba del edificio, pero al verlo correr por la calles decidió ir tras de él.

El pintor estaba bastante agotado por la falta de sangre en su cuerpo y no podía continuar escapando de Lomdar, pero al final logro llegar hasta donde había enterrado la pintura e inmediatamente comenzó a desenterrarla hasta que encontró la maleta enterrada y de ella saco la pintura. Pero al tenerla en sus manos apareció Lomdar enfrente de él, apuntándole con el arma y le advirtió.

- Si vez ese pintura comprenderás cosas que antes no entendías, abrirás la caja de Pandora y liberaras cosas con las que no podrás continuar y debido a eso te matare, me has entendido, si miras esa pintura morirás.

- ¿Por qué mataste a Israelo? – Le dijo el pintor.

- Ese viejo era un sinvergüenza, se aprovechaba de pobres diablos como tú para poder seguir con vida y así aumentar su fortuna aunque fuera costas de la violencia – Le dijo Lomdar mientras le apuntaba con el arma.

- Yo lo hubiera perdonado, lo hubiera echo cambiar y lo abría ayudado – Le contesto el pintor.

- Tan solo limpie la basura que rondaba por ese lugar, le di su castigo.

El pintor hizo caso omiso de las advertencias y levanto la pintura para poderla observar a la altura de sus ojos. Fue entonces cuando el pintor se dio cuenta de todo lo que había ocurrido, los olvidados pedazos de un subconsciente destrozado terminaron por unirse, por fin pudo tener conciencia de que era lo que estaba pasando en realidad. Toda su vida paso por sus ojos en un parpadeo y de un instante para otro logro recordar todo aquello que había perdido a causa de aquel golpe en la cabeza. El ser que había nacido en el cuerpo del pintor después de haber salido del coma había muerto por fin, se había extinguido de la faz de la tierra pues tan solo quedaba el antiguo pintor, el que se crió en Kifardes, el que se educo en Prospectia y maduro en Cobaro. Ese ser había vuelto completamente a la realidad después de mirar aquella pintura reveladora, la cual se convirtió en el portal dimensional entre ambas vidas; el pintor sin saberlo siempre tuvo en sus manos la llave para volver a su pasado y comprender lo que se escondía en lo mas recóndito de su cabeza, cosas que nunca pudo comprender del todo hasta entonces. Fue en ese momento cuando comprendió el daño causado en su persona por Prospectia, todos los años que él vivió en esa pesadilla habían terminado por fragmentarle la mente, lo habían dividido en seres distintos. Pues el mismo personaje que le atormento su existencia se trataba nada mas y nada menos que de él mismo, el pintor era el mismísimo Lomdar, era una doble personalidad que su mente alterada creo para combatir las contrariedades que le rodeaban y sobre todo para hacer cosas que su débil personalidad jamás podría hacer. El mismo se había cortado, se había golpeado, había matado, había trastornado su arte sin darse la mas mínima cuenta de que lo hacia. No cabía la duda de que el daño causado por Prospectia se había extendido mas halla de sus fronteras por medio de los desperdicios que emanaba, pues el pintor no era mas que un despojo de Prospectia, una inocente victima de sus actos, la cual había mutado y se había deformado a causa de ese desquiciado ritmo de vida y se convirtió en algo horrible y monstruoso escondido a la vista de sus propios ojos. Sin saberlo, sin tener conciencia de ello dentro del pintor siempre existió un demonio que no solo lo maltrataba a él mismo y lo hizo sufrir, sino que también causaba terror y dolor entre sus semejantes. Dentro de su vida que creía correcta existía una maldad propiciada por otros la cual emanaba de su ser al no poder ser contenida por un simple mortal como él, tan solo era una victima mas de los efectos colaterales de su mala educación.

El pintor, quien en realidad se llamaba Lomdar no podía borrar las brutales imágenes que rondaban por su cabeza, el dolor de aquellos inocentes, todos esos litros de sangre; todo aquello le estaba hinchando la cabeza, fue como un potente golpe recibido de repente. El simple hecho de saber que el era causante de todas esas cosas que odiaba y que tanto hubiera querido borrar de su existencia, el simple hecho de tener que aceptar toda la culpa y de que se había fallado a si mismo y a su mejor amigo le hizo enloquecer los nervios, su verdadera historia se esclareció y comprendió que todos sus demás sueños estaban distorsionados por su subconsciente hundido en la negación y que a su vez trataban de revelarle algo, al final pudo comprender que el era ese monstruo que soñó dentro de los desperdicios de esa fabrica. Desesperado observo la pistola que cargaba en su otra mano y con la que trato de matarse hace algunos instantes, la levanto hasta la altura de su cabeza, pensó que no podría vivir con toda esa podredumbre por el resto de sus miserables días, que el dolor y resentimiento que eso acarrearía seria una carga muy pesada para su pobre mente y así fue como apretó ese gatillo.

La noticia de la muerte del pintor se esparció rápidamente por las vecindades, mucha gente acudió al lugar para ver el cuerpo sin vida y ensangrentado. Mars Carmina se entero de lo sucedido y acudió al lugar para ver el cadáver con sus propios ojos. Pasando las vallas de seguridad puestas por la policía y tomando al cuerpo en sus brazos, llorando desconsoladamente, gritando hasta desgarrarse la garganta. Saco de su bolsillo una navaja que traía escondida y ante los ojos de todos los presentes se corto el cuello sin dudarlo. Todos vieron la escena, nadie pudo hacer nada para detenerla. La muerte se apodero del lugar, convirtiéndolo en un funeral sumamente vergonzoso, los pueblerinos veían repetirse la historia de dos amantes que fueron separados por la fuerza del odio, hasta llevarlos a su última rebelión, su única forma de escape. El suceso fue tan impactante que mucha más gente acudió al lugar del incidente.

Jurio estaba sigilosamente presente en la muchedumbre, estaba llorando por la muerte de Mars Carmina. Se sentía culpable por miles de cosas y su mente se nublo por una ansiedad que lo despellejaba mientras permanecía allí parado. Se acerco al barranco y se hecho de cabeza ante la sorpresa de todos. Al caer se partió el cráneo y su muerte fue instantánea.

Carondelia llego rápidamente al saber de lo sucedido, su alma se infesto de tristeza al ver el resultado final de la búsqueda del pintor. Se acerco caminando muy lentamente entre toda la gente hasta llegar al círculo donde los cuerpos yacían sin vida. Nadie se atrevía a mover un solo dedo, todos los espectadores estaban desconcertados. Carondelia tomo el arma con la que el pintor se había dado un tiro, los policías no se inmutaron. La coloco en su cien y se voló los sesos, manchando al público con su sangre y cayendo como una heroína revelándose frente a una fantasía de porquería. Este último suceso desencadeno el llanto de todos los presentes quienes sintieron en carne viva el dolor de aquellos actores.

Algo extraño sucedió aquel día, nunca se había acumulado tanta tristeza en un solo punto, tanta humillación y desconsuelo social. Lomdar termino por convertirse en el señor de la muerte, llevando su arte al nivel de magia negra. Como hipnotizados por un furor colectivo la gente que estaba allí presente comenzó a terminar con sus vidas. Muchas personas se aventaron al barranco, otros tantos empezaron a cortarse las venas haciendo filas frente a los cadáveres para hacer uso de las armas. Los policías se unieron al sentimiento como forzados por un deber inexplicable.

Tras la muerte de alguien, siempre había alguien más queriendo morir, así de pronto los suicidios fueron imposibles de detener y sobrepasaron aquel espectáculo, la noticia se disparo y las muertes comenzaron a darse con una frecuencia atroz después de aquel día. Lomdar había causado un incendio dentro de la red emotiva de aquella ciudad y ahora nadie podía detenerlo. Familias enteras terminaban con sus vidas, jalados por la debilidad de alguno de sus miembros sucumbiendo frente a esta peste psicológica. La consciencia colectiva flaqueo en un punto crítico desde donde se desato una avalancha, la voluntad de los seres humanos se configuro como piezas de domino cayendo una después de la otra, todo el dolor y el sufrimiento de vivir resguardado por las personas comenzó a salir a flote.

La historia se propago rápidamente y muchos suicidios se perpetraron, unos llevados por el honor, otros por la tristeza, otros por el haber perdido de la misma manera a sus seres queridos, otros por el creer que se trataba de una revolución. Un nuevo tipo de guerra se confabulo, una guerra donde el enemigo era la misma humanidad, lo que estaba en juego era la voluntad por vivir. Los suicidios se extendieron como un cáncer más allá de aquella ciudad, pueblos enteros quedaban vacios poco a poco.

Las muertes voluntarias se extendieron por todo el mundo, nadie sabía cómo detener esta amenaza, los soldados y las armas se mostraron totalmente inútiles. Los líderes del mundo se unieron inútilmente para intentar detener la peste psicológica que se estaba cobrando millones de vidas. Nadie sabía cómo detener la magia de Lomdar.