PROLOGO
En esta vieja novela que escribí
en el 2009, trato de expresar de una manera peculiarmente grotesca la difícil
existencia del hombre postindustrial. Del proceso de enmascaramiento repetitivo
que un sujeto debe someterse para la adaptación a una sociedad cada vez mas
corrompida y a su vez el afán de no perder sus ideales y sueños, de cómo los
individuos tienen que generar personalidades múltiples dentro de su propia
personalidad para sobrevivir en la jungla de concreto y como esta bifurcación
mental trae consigo conflictos internos.
También se busca representar
surrealistamente elementos de una posible futura sociedad mexicana, donde los
sistemas de control diseñen a una especie de individuos psicológicamente y psiquiátricamente
inferiores, con un daño irreversible. Donde el único objetivo de las elites es
la explotación y no la formación de una sociedad progresivamente mejor.
CAPITULO
1: DENTRO DE UNA APARTADA BURBUJA
En
un lago enrojecido por el atardecer, un hombre viejo pero bastante
conservado, fumaba su cigarrillo a la orilla de un puente destrozado. El tipo
era delgado con apariencia de vagabundo, su cara llena de arrugas daba la
impresión de que era una persona que no había desperdiciado ni un segundo de su
ya corta vida, conservaba su pelo, aunque un poco teñido por los años, sus ojos escondidos entre sus grandes y casi
blancas cejas, y sus pómulos retorcidos por los años, parecían como pequeñas
esferas negras que quizás en algún momento de su historia brillaron
apasionadamente.
Miraba el lago con mucha atención,
como si este le estuviera revelando algún tipo de secreto, o esperando que la
marihuana de su cigarrillo le permitiera ver algo. Sentado sobre una piedra al
atardecer, la zona en la que se encontraba era bastante caótica, un puente a
medio tirar sobre el lago, se sumergía en el y resurgía varios metros después
para terminar su trayecto, aquel era un lugar abandonado y triste, ideal
para escaparse de los ojos de los demás,
muy silencioso y melancólico.
El pobre viejo no tenia idea de quien
era él, de donde provenía, que le música que gustaba, cual era su comida
favorita, no recordaba a sus padres ni a nadie, ni nada de su vida, no cargaba
con ningún sentimiento ni idea, no era nadie. Era desconsolador llegar a una
edad tan adulta y no saber nada de si mismo, había historias de amores,
historias de sangre, historias de traición y secretos, historias de aventuras,
historias de demencia y múltiples personalidades hasta historias aburridas y
monótonas, pero esta vez no había historia alguna.
El pobre hombre trataba de recordar,
pero le resultaba imposible, lo único que recuerda es como hace algunos meses
se encontraba en el sanatorio recuperándose de su largo enigmático y demencial
sueño. El había durado en un largo estado de coma, los médicos del lugar lo
cuidaron por algunos meses mientras el se recuperaba se su estado vegetativo,
la gente del pueblo prestaba servicios a los sanatorios para ayudar a los
médicos, por lo que muchas personas diferentes pasaban los días a su lado,
cuidándolo para el momento en que el despertara.
Después de aquello se tuvo que
recuperar físicamente después de tanto tiempo de inactividad, pero aun no podía
recordar nada, pues eso fue lo que le recomendaron los médicos, al parecer
había sufrido de una amnesia parcial, por lo que todos sus recuerdos se
encontraban dentro del él, solo tenia que encontrar la manera de extraerlos de
su cabeza.
En el sanatorio fueron muy amables y
le mencionaron que el había sido un buen pintor, hacia muy buenos cuadros, por
los cuales hacia muy buenos trueques, y tenía un pequeño departamento en el
tercer piso de un edificio bastante solo, sus vecinos lo encontraron tirado y
lo trajeron al lugar, mas sin embargo no conocían nada de su procedencia. En el
departamento tampoco encontró muchas pistas de las cuales poder deducir algo,
tenía su típico equipo para pintar, su ropa, muebles y unos que otros objetos
del mínimo interés, ningún diario, postales o cartas que le dijeran algo. Al
parecer era un tipo bastante solitario creyó él, nada por lo que valga la pena
recordar se podía encontrar dentro de él, o al menos eso pensaba, pero un
cuadro era la excepción, una pintura inconclusa que estaba postrado en el
caballete de su casa.
Desde entonces el hombre venia a este
lago a meditar y tratar de recordar, aunque el sabia muy bien que todo era en
vano. Cada vez que regresaba de las granjas de cultivo veía el cuadro inconcluso, frente a su puerta
a la hora de entrar, como si tuviera vida y le hablara, y lo invitara a
terminarlo. Pero el carecía de la inspiración o sentimiento para concluirlo,
además ni siquiera sabia de que trataba ese cuadro misterioso, al parecer era
lo único que tenia vida en ese frió departamento, de alguna forma se parecía a
él, también estaba vivo pero incompleto, aclamando por alguien que pudiera
completarlo, o hacerle un poco de compañía en su vida.
Así duro algún tiempo trabajando en
los campos de cultivo, y dejo de ir al puente por las tardes para tratar de
buscar algún sentido, pero no dejo su vicio de fumar, ya que le traía
tranquilidad y quizás le diera esa inspiración de la cual carecía para poder
pintar de nuevo. Casi olvidaba por completo que había sufrido de un formateo en
su memoria principal y no sabia nada de él, pero comenzó de nuevo a pesar de su
edad, buscando una identidad, o algún motivo el cual le obligara a seguir de pie.
En esos tiempos la vida no era muy
complicada, aunque se carecía de muchas pomposas comodidades. La gente podía
vivir tranquilamente de los campos de cultivo y de la cría de animales,
campañas propuestas y organizadas por
las direcciones locales, y llevadas a cabo por la multitud hambrienta de
necesidades, esto brindaba materia prima suficiente para toda la sociedad
cercana y sustentaba la manufactura y el trabajo artesanal, que eran el oficio
de todo mundo. Era un mundo donde las cosas recibían un valor dependiendo su
complejidad y laboriosidad de la misma, de esta manera casi toda la gente se
dedicaba a hacer algún tipo de actividad, para conseguir otras cosas por medio
de un trueque.
Todo esto debido a la desaparición del
el mundo globalizado, la industrialización
había terminado hace mucho tiempo, la etapa productiva de la humanidad
se derrumbo catastróficamente y los grandes monopolios y empresas terminaron
por desvanecerse de un día para otro, los motivos financieros fueron los
detonantes de estos derrumbes aunado a la excesiva acumulación de dinero por parte de muy pocas personas y
el crecimiento desmedido de la extorsión y narcotráfico criminal, la mayoría de
la gente se volvía desempleada e incapaz de producir bienes para si mismos
debido al acumulamiento del capital por medio de las grandes empresas y al
monopolio de las tierras por los millonarios. Eso dio comienzo a un ahogamiento
económico social autodestructivo dentro de las ciudades, que se volvió una
anomalía que nadie podía controlar, pues el mundo corporativo se volvió un
monstruo imparable que devoraba dinero a toda costa, aunque fuera
sobreexplotando su fuente de ingresos.
Aunque cada vez los trabajadores,
tenían que verse contra la disminución del salario y a la par satisfacer sus necesidades
dentro de las desérticas ciudades, el proletariado dejo sus empleos que
carecían de sentido, para dedicarse a satisfacer sus propias necesidades, en
vez de trabajar como ciegos, que poco a
poco eran remplazados por maquinas y recibiendo cada vez menor sueldo
por su trabajo. Además los productos que
se ofrecían en el mercado ya eran muy costosos porque eran producidos por
asociaciones de empresas, lo que les daba el poder de hacer cuando desearan con
la sociedad.
Por lo que la revolución comenzó más
por necesidad que por convencimiento intelectual, las poblaciones comenzaron a
satisfacer sus necesidades por ellas misma en vez de comprar todos sus
productos y alimentos a las grandes corporaciones, aunque les costara mas
trabajo que pagar la desvalorización del trabajo humano ajeno, pues eran
empresas las cuales pagan míseros centavos a sus empleados, por lo que se
hacían inmortales a cualquier tipo de competencia. Esto a la larga trajo el
derrumbe de las grandes industrias y la desvalorización de los productos, pero
las grandes necesidades de la gente como alimento, vestimenta y diversión
seguían en pie y con gran demanda por lo que la gente local se encargaría de
satisfacer esa necesidad.
En un comienzo esta liberación fue
casi un suicidio para las personas que dejaban sus empleos, debido a que el
dinero era cada vez más poco y los trabajos mas codiciados, pero adquirió
sentido cuando el dinero careció de valor para sus vecinos y los mercados volvieron a ser un verdadero
centro de cambio de mercancía. Poco a poco esto causo una gran revolución a
nivel mundial, hasta que las corporaciones se disolvieron, las grandes
tecnologías que las grandes empresas tenían bajo su control comenzaron a
desaparecer, para ser remplazadas por invenciones personales. La plateada miel
que alimentaba la ambición de aquellos que controlaban las voraces maquinas
mercadológicas, gubernamentales y mafiosas, termino por escurrirse por el
alcantarillado del razonamiento.
Poco a poco la toda la humanidad fue
uniéndose a esta apatía económica a tal grado que el dinero llego a desaparecer
por completo, debido a esto el gobierno se vio incapacitado de cobrar impuestos
y se fragmento hasta formar pequeñas asambleas que dirigían el curso de cada
población. La felicidad basada en el concepto de buscar el mayor capital
posible, dejo de ser la razón a seguir en el nuevo modelo de vida y se redujo a
usar lo que realmente se necesitaba. Desde entonces el que quería comer, solo
necesitaba unirse a las grandes granjas comunales o en su defecto manufacturar
algún objeto para el trueque, granjas variadas que fueron capaces de echar
frutos debido al avance tecnológico que había sufrido la humanidad bajo la
investigación científica, esto era un punto principal de ese nuevo modelo, no
se trataba de dividir la riqueza por igual, si no de que cualquiera tenía la
oportunidad de unirse a la riqueza. Sin necesidad de requisito alguno, solo las
ganas de cooperar. Por lo que la oportunidad de mantenerse por medio del
trabajo era un derecho de las personas, mas sin embargo estaba muy claro que
sin el conocimiento se perdía el gran avance que la humanidad había alcanzado
con ayuda del sacrificio de todos sus ancestros.
Por supuesto que no todo estaba
perdido, la mayor cantidad de objetos construidos en la era de la
industrialización que no requerían mantenimiento seguían conservándose y
utilizándose para intercambios, la mayoría de objetos como automóviles y
computadoras pasaron a ser pedazos de chatarra, ya que la electricidad y el
combustible dejaron de producirse masivamente, mas sin embargo algunos de estos
dispositivos fueron readaptados para ayudar al nuevo régimen ya sea en la
educación o en la producción. Toda esta desaparición de artículos producidos en
serie abrió un gran campo de posibilidades para todas aquellas personas
creativas y con conocimiento alguno, pues así ellos podían inventar e innovar
mercancía para sus vecinos, en vez de verse sujetos a un gran sistema
mercantil.
Claro que después de esta revolución
vino la guerra, auspiciada por todos aquellos poderosos que al no poder
mantener el control con su complejo sistema, volvieron a abrirse paso por medio
de la violencia, la cual era su anterior sistema de control, no muy efectivo
pero que lograba su cometido, pero para suerte de muchos las empresas de
armamentos desaparecieron junto a las demás corporaciones, y se debilitaron los
suministros que seguían alimentado estos conflictos por lo que se volvieron a
la mínima escala posible, hasta perder el sentido y morir dentro de esa
reforma, por lo que la guerra fue como un filtro de muerte para la era que
provenía, la era que comenzó con la revolución industrial llego a su fin. La
experiencia de la madura humanidad arrojaba un gran asco por la guerra y la
supremacía por medio de la fuerza, con el tiempo todas las armas se volvieron
estériles, ya nadie producía maquinas de matar, la pólvora fue olvidada al
igual que la moneda, que tiempo después llegaron a ser vistos como una de las
cosas mas infames que pudieron corromper al ser humano.
El conocimiento fue una preciosa
herencia que la gente conservo con delicadeza como signo de su liberación, al
igual que el oscurantismo de la iglesia educo a la salvaje humanidad de una
dolorosa manera, la industrialización enseño a la humanidad tanta ciencia fue
posible por medio del trabajo esclavizado de muchas personas que nunca tuvieron
capacidad de elección. El estudio siguió cultivándose ya que las personas de
arte y conocimiento eran los nuevos modelos a seguir, como las personas tenían
mas tiempo libre para pensar que hacer con sus vidas, en ves de pensar como
mantener su vida. La educación era libre para todo ciudadano, pues era la única
forma de mantener ese nivel de vida y no volver jamás a la bestialidad, sobre
todo la inteligente población no permitió que sus hijos perdieran esa
capacidad.
Todo esto era gracias a la unión
social, pues el trabajo se dividía haciéndose poco, pero las ganancias
aumentaban con el tiempo, pues como ya se sabía que desde tiempos antiguos que
la sociedad era capas de sustentarse, aunque siempre pagando en exceso a sus
inexplicables opresores, pues muchos trabajaban por los que no hacían nada y
aun así se sentían superiores. Esta libertad trajo como consecuencia que la
humanidad se perdiera dentro de la belleza, la creatividad y el razonamiento,
dando lugar a buscar la verdadera espiritualidad que siempre se atribuyo a
cosas inalcanzables para el ser humano.
Claro
que la falta de contaminación, construcción y tala a gran escala, causo
progresivamente que la naturaleza cobrara su venganza, invadiendo las ciudades,
por lo que se podían ver árboles en medio de las calles que antes eran reinadas
por el concreto, este fue perdiendo terreno entre arbustos y pasto, muchas
autopistas y carreteras desaparecieron de los mapas a falta de uso, como si la
madre tierra hubiera renacido, después de tanta mutilación por parte de sus
hijos. Cabe mencionar que las gigantescas urbanizaciones fueron abandonadas por
ser tierras estériles y de un agresivo ambiente, la gente que colonizaba dichas
monstruosidades se dispersó entre las ciudades de tamaño normal y a los
pueblos, así estas pudieron mejorar su desarrollo y mantener un sistema
estable.
Era este el mundo donde se vivía, no
era un mundo retrograda ni salvaje, era un mundo donde el ser humano aprendió a
como estar en sincronía con el mismo, con su prójimo y su mundo. Desde entonces
no se ha visto que vuelvan a surgir corporaciones jerárquicas, porque ya
carecían de sentido, además de que las empresas clásicas eran mal vistas, de
forma parecida a como fue vista la religión después del renacimiento.
Así que el principal problema que tuvo
la humanidad después de esta situación, fue como producir su alimento, de esta
manera surgieron grandes granjas circundantes a las ciudades, donde todos
trabajaban en comunidad para la producción de alimento, todos ganaban partes
iguales del resultado de la cosecha y la cría, y todo era planeado por las
asambleas de cada ciudad, para que la gente pudiera subsistir. Este sistema
tenia adherido el cuidado por el agua potable, elemento vital para la
civilización, pues ya no era sobreexplotada por compañías químicas y se
utilizaba en su mayoría para el riego y uso social. El alimento era la base del
nuevo comercio, las familias que por siglos de trabajo ajeno conservaban grandes
riquezas, fueron perdiendo su influencia para unirse al cambio, de esta manera
las personas tomaron un valor por igual, y la gran cantidad de cosas que
existían en el mundo comenzaron a circular para llegar a las manos de quien
realmente las deseaba, la mejora del producto y el trueque eran la única
especie de moneda de cambio, un intercambio que tal vez no podía tomar
cualquier forma, pero que valía mucho más y no embrutecía al ser humano.
Todo eso paso mucho tiempo atrás, de
donde se sitúa cronológicamente nuestra historia, ese era el mundo que había
madurado paralelamente a como maduraba el ser humano promedio.
Entonces volvemos con el pobre hombre
que no tenia unos cuantos meses que había salido del sanatorio, él cual a pesar
de su condición ya había conseguido algunos amigos en las granjas, lo cual no
era muy difícil, pues constantemente se hacían reuniones y fiestas. Se vivía en
un ambiente muy fraternalita y susceptible a las relaciones humanas, no tenía
mucho de que quejarse la verdad, ni mucho menos necesidad de buscar aquella
parte del él mismo que pareció perder en algún lugar fuera de su existencia.
En ese mismo lugar conoció a un tal
Geracio, el cual tenía un par de mesas de villar en su casa, él era una persona
demasiado amigable, con su pelo ondulado y su bigote de corte italiano, al
señor le gustaba bastante la clase y vestía cuando podía algunos trajes y
vestimentas extravagantes que conseguía cambiando mucha de su recolección.
Ellos se conocieron con un saludo, Geracio era de esos sujetos que a penas
daban pie a una conversación y te terminan contando toda su vida, era bastante
agradable y terminaron llevándosela bien, con el pasaba algunas tardes, al lado
de sus amenos amigos, la mayoría de ellos no trabajaba en la granja pues se
dedicaban a cambiar cosas. Los comerciantes viajeros andaban de un lado para
otro buscando objetos raros en las diferentes localidades, de esta manera
sacaban muchas cosas ventajosas, para ellos y para sus amigos que terminaban
muy agradecidos con lo que encontraban, de esta manera Geracio había conseguido
cosas verdaderamente de interés, tenia una guitarra las cuales eran muy
codiciadas por la mayoría de la gente que conocía el arte de la música, y tenia
también algunas esculturas de artistas lejanos, se podía conseguir bastantes
cosas, solo era cuestión de encontrarlas, y casi siempre la gente viajera se
dedicaba a eso, por lo que estos trotamundos resultaban ser amigos de toda la
ciudad.
También había conocido a una bella y
madura mujer, se llamaba Carondelia, ella era bastante simpática y
conversadora, tenia una sonrisa de oreja a oreja, no se podía saber si se
drogaba o no por que todo el tiempo sonreía y escuchaba con atención, tenia una
buena complexión a pesar de estar un poquito pasada de peso y siempre vestía
túnicas que la hacían parecer como una bohemia gitana.
Ella se dedicaba a la apicultura,
contaba con algunos panales de abejas que tenia atrás de su casa, de donde
obtenía bastante miel sin trabajo alguno. Ella tenía dos hijos a los que había
criado muy bien, uno de ellos se dedicaba a fabricar sillas de membrillo y
jugaba bastante bien el juego de pelota, su niña era una perfecta bailarina,
ella le ayudaba en las obras de recolección de frutos en la granja. Esos dos
pasaban algunas tardes juntos, solían asistir a las obras de teatro que la
gente montaba sobre las calles, y se divertían los domingos con los chicos
jugando algunos juegos de mesa, ella le
enseñaba a él como hacer pasteles, en
fin, le agradaba bastante su dulce compañía.
El ahora se dedicaba a mantenerse en
forma, había obtenido una bicicleta con la cual paseaba por los alrededores de
la ciudadela, sin lugar a dudas su objeto mas preciado, lo consiguió con una
serie de trueques, bastante entretenidos, todo comenzó cuando obtuvo una chamarra
de cuero en el mercado del sur, era de bastante clase, la cual fue pedida
inmediatamente por su vecino, después de revisar todo lo que el tenia,
encontró, un disco de música, estos se habían dejado de usar hace mucho tiempo
porque no todos contaban con reproductores de discos compactos, pero muchos los
conservaban porque sabían del grado de valor que ellos tenían, lo acepto debido
a que el había conocido en la casa de Geracio a un amigo suyo que era fanático
de la música grabada, esta persona hacia mas divertidas las reuniones cuando
tocaba la guitarra de Geracio, y por lo que pudo recordar menciono que el
coleccionaba discos de música, ya que tenia un buen estero en muy buen estado,
el cual lo hacia funcionar con una batería de patatas, aquella persona no podía
resistirse a escuchar un nuevo disco desconocido, de todas las antiguas y
variadas composiciones de la era pasada, así fue como el desmemoriado anciano
pudo aprovecharse de su manía y arrebatarle su bicicleta.
A nuestro desgraciado pintor le
agradaba su vida, aunque a pesar de sus intentos no pudo inspirarse otra vez,
para tomar el pincel y volver a hacer lo que antes le agradaba, a tal grado de
sentirse acosado por aquella pintura infernal que siempre lo molestaba para que
fuera concluida, desesperado la guardo debajo de su cama, pero como aun así
sentía su desagradable presencia, la metió en una caja y la enterró a un lado
de una piedra sobre el puente en la cual se sentaba a pensar, como si
renunciara de alguna forma a su pasado, pues no necesitaba de eso, era de
verdad feliz, en un mundo carente de preocupaciones y soledad.
Fue entonces una tarde cuando acababa
de dar un paseo con Carondelia, cuando llegaron a su edificio, y subieron las
escaleras para llegar a su departamento. Estaba preparando una velada romántica
junto con ella, por lo que estaban muy emocionados, pasaron al cuarto dentro
del cual tenía algo de vino y se dispusieron a beber y conversar sobre los
viejos y malgastados sillones. La estaban pasando muy bien, cuando
repentinamente alguien toco a la puerta, tuvo que soltarse de los brazos de
Carondelia para ir a ver de quien se trataba.
Eran dos alguaciles, cosa que lo
alarmo, y le hicieron unas preguntas de quien era él, y unas ves corroboradas
mencionaron que tenían que hacerle otras preguntas mas confidenciales, por lo
que despidió a Carondelia y la invito a regresar a su casa, una vez hecho esto
comenzó el interrogatorio.
- ¿Conoce usted a Fletonio Ezquivel? –
Pregunto el alguacil muy amigablemente que tomo asiento, mientras el otro
permanecía parado e imponente, ambos vestían de negro pero se contradecían el
uno al otro tanto en físico como en
actitud, uno parecía algún tipo de guerrero, mientras que el otro parecía muy
tranquilo y analítico.
- No conozco a tal persona, para ser
verdad, no recuerdo nada, sufrí de un caso de amnesia y no tengo recuerdo
alguno.
- Pues en el sanatorio nos informaron
que usted estaba en coma, y hasta hace unos días nos llego el reporte de que
usted estaba aliviado, nos mencionaron sobre la amnesia, pero de saber lo
importante que es usted para la resolución de este caso es necesario que trate
de recordar.
- No quiero decepcionarlos pero me
resulta imposible, he tratado y tratado de saber quien fui y no he encontrado
pista alguna, no recuerdo nada, ni tampoco es algo que me interese ahora.
- Quizás no sepa usted de que estamos
hablando, es un caso de suma importancia para la salud mental y seguridad de
los ciudadanos – Hablo el alguacil que se encontraba parado, como si guardara
un secreto de seguridad nacional que se encontraba detrás de esos lentes
polarizados – Hablaremos con usted sobre el caso, quizás así recuerde algo – Hizo
un gesto a su compañero para que comenzara a exponer la situación.
- Primero que nada debe saber usted
que la asamblea del pueblo ha seguido con detenimiento este caso por mucho
tiempo, y estamos en el punto de terminar con la vida de un asesino o un
inocente, por lo que nos vemos imposibilitados a continuar debido a la falta de
información y que el acusado cuenta con una defensa que no hemos podido acceder
hasta el día de hoy, pues sabrá usted los acusados cuentan con un testigo
defensor, el cual puede exponer pruebas de la inocencia de del acusado, y
precisamente en este caso en particular usted fue elegido como el testigo defensor
para aquel maniático desquiciado, y no habíamos podido interrogarle hasta el
día de hoy, debido a su situación especial usted esta en posición de decidir si
ir a declarar o negarse, esa es decisión suya, más sin embargo debe saber que
de no hacerlo el acusado perderá el caso y será ejecutado.
- Si usted decide declarar o no –
Continúo el alguacil de pie, con una cara de prepotencia, que asustaba hasta en
una conversación normal – Debe tener una idea de lo que es este caso, al menos
supongo que es usted uno de los pocos agraciados en esta ciudad que no tienen
idea de lo que paso hace algunos años.
- Así es, nos enviaron para platicar
con usted he invitarlo a declarar a favor o en contra del acusado Fletonio
Ezquivel y sobre todo explicarle el caso con detalles.
- Soy todo oídos – Contesto el hombre,
que estaba bastante atento a todo lo que decían aquellos sujetos.
- Escuche con atención - Le dijo uno
de sus uniformados intrusos que permanecía sentado en el sillón, como si fuera
dueño de la casa, prendió un cigarrillo con toda la delicadeza de una señorita
fumando en un café y dijo – Todo comenzó hace algunos años, por el mes de
febrero, eran tiempos muy prometedores y las lluvias nos acosaban por donde
quiera, el aroma húmedo se sentía por todos lados, lo que siempre traía buenas
vibras a la gente de la ciudad, sumadas a sus ya muchas energías después de su
temporada de viaje – Pauso un momento la conversación para dar un gran fumada a
su cigarrillo y continuar hablando mientras lentamente sacaba el veneno por sus
narices – La asamblea se disponía a hacer una reunión para la instauración de
una nueva opción para la sociedad, pero esta tuvo que ser pospuesta debido a
que se había presentado un hecho paranormal en esta ciudad tan tranquila, un
alguacil había sido informado por parte de una señora del aroma a muerto que
había infestado una calle en la colonia Muntionela - Las personas mas ilustres
de la ciudad habitaban en ese lugar, la cual contaba con calles no muy
concurridas pero si elegantes y amplias, esa colonia estaba contigua al centro
de la ciudad - Fue entonces cuando se catearon las casas cercanas en busca del
fallecido, no fue muy difícil encontrarla ya que los cuervos se postraban sobre
la gran casa de uno de los señores mas reconocidos de la ciudad, un maestro en
la técnica matemática, el maestro Midelo Angelius.
La fachada tenía la apariencia de las
antiguas haciendas de la época colonial mezclada con una impresión tétrica al
lado de tantos cuervos que custodiaban la casa, como si no quisieran que nadie
entrara, pero sus ánimos se vieron opacados, al dar un paso cerca de la reja de
entrada y entonces todos volaron ahuyentados. Se reviso la casa por todos
lados, se percibía un aroma terrible a muerte. Entonces en una de las salas de
la gran casa se encontró inmediatamente con el cadáver, en un cuarto forrado
por paredes, techo y suelo con palmas de sangre, se encontraba el sobrino del
maestro, el cual lo ayudaba en sus investigaciones. El pobre joven había sido
masacrado brutalmente con la misma silla de ruedas del anciano y en ella misma
fue enroscado y estrangulado, hasta quedar brutalmente comprimido, la silla
había sido tensada con alambres de púas que hacían volar a todo el cuerpo junto
a su silla torturadora en el centro de la habitación, como si alguna araña
robótica del mal hubiera capturado a su presa y después de masticarlo y
regurgitarlo lo hubiera conservado con su telaraña metálica en este ataúd
estático a casi un metro del suelo. Nadie tenía palabras para presenciar
semejante atrocidad, que difícilmente se ven hoy en día – Saco unas fotos de su
maletín para mostrárselas, el pintor al principio rechazo verlas, pero la
insistencia del alguacil era bastante – Ve usted de lo que estoy hablando.
- Esto sin lugar a dudas es aterrador
– Contesto el, como un niño pequeño que no conocía el mal.
- Si de verdad que lo es, pero lo es
mas en su totalidad, mire esto no es todo lo que paso aquel día. La habitación,
era la antesala al patio de la casa, por lo que atravesando aquel sello de
putrefacción, encontramos con el objetivo principal del asesino. – Enseño una segunda foto, era un patio que
tenia un corredor por todos sus cuatro lados, en el centro del patio, se podía
apreciar un bonito jardín de pasto, bastante cuidado y verdoso, se podía
apreciar una gran fuente llena de cuervos.
- Se podrá imaginar usted lo que se
encontraba en la fuente – Le dijo suavemente el alguacil. Sacando otra foto de
su portafolio, el pintor al verla miro como uno de los tres ángeles que tenia
la fuente había sido removido, y había sido cambiado por el cuerpo de la
victima la cual se encontraba con las manos erguidas amarradas a la escultura,
carecía de piernas, las cuales estaban casi irreconocibles, por las picaduras
de los cuervos, los cuales estaban postrados en las manos de los ángeles,
ángeles que aparentaban llorar sangre. Todas sus viseras estaban a medio salir
de su cuerpo cayendo en la fuente llena de sangre, y para colmo habían cientos
de agujas que al parecer eran astillas de madera enterradas por todo su cuerpo,
a excepción de su rostro que había sido colocado en posición hacia el cielo y
toda la piel de su rasurada cabeza había sido estirada y clavada en partes de
la escultura como una pequeña carpa de circo, el asesino se había tomado
bastante tiempo para saborear su obra - Es un espectáculo que le revolvería el
estomago a cualquiera, cuando revisamos toda la casa jamás encontramos los ojos
y la lengua de Midelo Angelius, pobre anciano, me imagino que en su vida nunca
hizo daño ni a una mosca, quien podría aprovecharse de el viejo tan indefenso.
Los alguaciles guardaron unos minutos
de silencio y cigarrillos, como si esperaran a que el pintor les digiera algo,
o si realmente sintieran la muerte de aquel maestro, como fuera que sea sin
lugar a dudas no merecía una muerte de ese tipo. Le mencionaron que podía ir a
declarar si lo deseaba o no, pues era decisión de él dado que ellos no
esperaban que saliera del coma en ese estado, pero que en un caso de tal
magnitud al sentenciar a alguien trataban de que la justicia siempre ganara,
por lo que resultaba difícil tomar una decisión apresurada, por eso esperaron a
que nuestro pintor despertara de su largo sueño, porque desde que Fletonio
Ezquivel fue capturado lo menciono a usted como el único que podía probar su
inocencia y completar las pistas del caso.
Los alguaciles tiraron sus cigarrillos
sobre la alfombra y los pisaron para apagarlos casi coordinadamente, mostrando
su desprecio a todo lo relacionado con el asesino, y después mostrando una
fuerte hipocresía se despidieron cordialmente agradeciendo que haya aceptado
platicar con ellos.
El pintor se sentó en el sillón a
esperar a que lo que le acababan de decir le llegara al cerebro, estaba
totalmente desconcertado, sin saber ni siquiera que pensar. Por un lado tenía a
aquel asesino desquiciado del cual no tenía ni la más mínima idea quien se
trataba, y por otro tenia a quizás el que fuera su único conocido en su vida,
alguien quien podría saber quien es en verdad, que le podría dar pistas acerca
de su vida, pero era bastante irónico que lo que aquella persona buscaba no era
ayudar sino que lo ayudaran. Necesitaba de su memoria para dar alguna
aclaración de la situación, además de que no sabia como reaccionaria el señor
aquel, al ver que no recordaba nada de su vida pasada. Sintió que ambos estaban
unidos por el mismo anhelo, el anhelo de recuperar sus vidas, inmediatamente el
hambre de curiosidad lo invadió, quería ir con el aquel prisionero y hacerle
cientos de preguntas, pero eso sonaba imposible dada la situación. Le asustaba
la idea de involucrarse, él sabia que tanto la asamblea como los conocidos de
Midelo Angelius esperaban que no se presenciara y aceleraran su ejecución, pero
el necesitaba saber de él mismo, después de haber abandonado la esperanza de
recordar, esto era como una pequeña luz dentro de aquel túnel de misterio.
Esa noche no pego los ojos ni un
segundo, no sabia lo que podía encontrase si decidía ir a la asamblea, podía
perder quizás mucho de lo que había ganado últimamente, eso lo mantenía
bastante preocupado y se levantaba ocasionalmente de la cama a tomar agua, su
cuerpo estaba tieso, asustado, algo dentro de el le decía que no se presentara
mañana en la tarde, pero a su vez un gran deseo lo impulsaba a seguir hasta el
fondo de aquel laberinto, después de todo se arrepentiría si para pasado mañana
deseaba saber algo sobre él. Era una especie de situación que deliberadamente
lo obligaba a presentarse y enfrentar cualquier cosa que pudiera venir, en
especial, la mancha de su reputación.
A la mañana siguiente fue muy temprano
a desayunar a la plaza, allí hacían unos desayunos deliciosos, se podía
conseguir una orden de mucho sabor por tan solo un costalito de harina. Comía
muy despacio y pensativamente, muy intranquilo, y después de un par de cafés
fue a la casa de Geracio, esperando encontrarlo antes de que fuera a la granja.
Lo encontró sentado en la banqueta de su casa haciendo algún dibujo, fumando un
puro como siempre lo hacia, se saludaron y después de notar el mal aspecto de
nuestro fracasado pintor, lo invito a la casa a tomar una copa.
Adentro le contó todo, lo de los
detectives y lo del asesino, y su supuesta vinculación con él, por lo que
Geracio muy despreocupado le aconsejo, que lo más natural era que se presentara
a declarar, el caso era un problema serio para la asamblea, por lo cual ellos
habían esperado a que estuviera en condiciones de hacerlo, además era su única
relación conocida hasta ahora con su pasado, era normal que fuera.
Después de hablar un poco con Geracio,
se le despejo más la mente, empezó a ver las cosas de otra manera y vio que el
miedo que de alguna forma le sembraron los detectives se hacia pequeño, Geracio
tenía muchísima razón y apoyo a la parte de el pintor que deseaba ir a la
asamblea.
No hablo con nadie más al respecto,
pero si fue a ver a Carondelia, para explicarle que lo de los alguaciles había
sido por un robo que se cometió en uno de los departamentos del edificio, no
sabia muy bien por que le mintió, solo sabia que no quería preocuparla, así que
pasó la tarde con ella y comieron como de costumbre. Por la tarde dijo que se
sentía muy cansado y necesitaba dormir, así marcho rumbo a lo desconocido.
Las calles eran bastante concurridas,
la gente iba de un lado para otro entre
lo que antes fue reinado por pesados automóviles, que ahora no podrían ni
llegar a la esquina, el asfalto no era restaurado y las lluvias lo habían
agrietado, mucho pasto y arbustos crecían en medio de ellos, y uno que otro
árbol también, haciendo más agradable el camino a los caminantes que se trasladaban
a pie. Había puestos por todos lados y en algunas calles los tianguis se hacían
mas intensos, muchos niños jugaban en las calles, jugaban a la pelota y corrían
por todos lados. El pintor al verlos el no se inmuto para nada, no llevaba
ningún recuerdo agradable de su niñez, por lo que le resultaba imposible
ponerse melancólico ante una escena que a cualquiera lo haría conmoverse o
recordar momentos felices, le hacían falta todos aquellos sentimientos y
emociones que alguna ves sintió en su vida, mas no obstante él ni siquiera se
imaginaba de la carencia que lo acompañaba.
En su camino hacia el auditorio que
estaba en el centro de la ciudad, el nublado cielo comenzó a precipitarse, tomo
un matiz más oscuro e inicio a empapar las calles, él se cubrió con un pedazo
de cartón cercano, no le faltaba mucho para llegar al centro, donde los árboles
habían crecido ferozmente y formaron un
pequeño bosque dentro de la ciudad, los árboles en conjunción con los edificios
bloqueaban casi todo el cielo, por lo que la lluvia se colaba con dificultad. Esa
parte de la ciudad era de lo más curiosa, mucha gente lisiada y dañada
mentalmente se agrupaba en dicha zona, que además era un lugar de comercio; se
podía ver a gente excéntrica haciendo espectáculo con llamas, o tocando
tambores, la mayoría de los edificios estaban pintados, había profetas gritando
por todos lados, ese era un lugar de
expresión. El lugar estaba lleno de tiendas improvisadas de acampar, y un mal
olor se percibía por todos lados, no obstante había mucha seguridad en la zona,
especialmente llegando al auditorio donde se podía apreciar como salían y
entraban los alguaciles de la ciudad.
El auditorio era pequeño, como un
antiguo salón de teatro, en ese lugar se reunía la gente más sabia de la ciudad
a discutir temas de interés general, estaba en muy buen estado, a pesar de que
la mayoría de los edificios adyacentes se encontraban en pésimas condiciones. Después
de registrarse, le indicaron a donde tenía que asistir a dar su declaración, en
la parte posterior era donde se organizaban los alguaciles, se supone que toda
persona en la ciudad debe prestar servicio a la comunidad con un año en la
seguridad al cumplir los veinte años.
Lo pasaron a un escritorio donde un
joven con antejos al frente de una maquina de escribir anotaría todo lo que él
le digiera, mas sin embargo no se obtuvo ni una palabra sobre el acusado.
Los detectives esperaban esta
respuesta por parte del testigo, mas sin embargo no sabían para que se había
presentado; pero todo salió a la luz cuando después de dar su estéril confesión
rogó para que se le permitiera ver al acusado, lo cual era lo mas común, pues
era su testigo defensor y tenia que hablar con el acusado para después dar su
declaración y poder presentar pruebas contundentes de su inocencia.
Lo hicieron pasar por una serie de
cuartos hasta llegar a uno que estaba lleno de sacos de arena, en el centro del
cuarto una especie de pozo formado por sacos revelaba un agujero subterráneo, al
cual se bajaba por una polea para llegar a una caverna acondicionada al
auditorio, con escritorios, anaqueles, y con antorchas luminosas. Desde una
grieta reforzada con barrotes de hierro se podían ver las celdas de los
prisioneros, y el pintor observo como un guardia abría una de ellas solo para
salir después de tres minutos con un tipo bastante sucio y encadenado, lo
hicieron pasar a una pequeña salita donde podía hablar con el prisionero desde
unos cubículos separados por una malla metálica, allí se sentó y espero.
Entonces lo vio, era un tipo con una
cabellera bastante larga y maltratada, su barba a medio crecer lo hacía parecer
como si hubiera pasado la noche anterior en una cantina, era delgado y usaba
anteojos y estaba cubierto con una cobija demasiado sucia, al acercarse podía
escuchar como se arrastraban las cadenas. Después de que se sentó, lo guardias
salieron y azotaron las puertas por ambos lados, tanto del ser libre, como del
condenado.
- Gracias amigo, sabría que tu no me
fallarías – Le dijo en un tono bastante ronco y agotado.
- Vine en cuanto pude – Nunca se
sintió tan mas hipócrita en su vida y a la vez tan sincero, después de que ese
maniaco lo llamaba amigo, pero le seguía la conversación esperando que el
arrojara algo.
- Ha sido muy difícil aquí adentro
sabes, pero he sobrevivido para esperarte y arreglar todo este embrollo, ¿Que
fue lo que les dijiste? - Una terrible pregunta a la que no tenía ni la más mínima
idea de cómo contestar, a la que le siguió un gran y embarazoso silencio.
- No puedo seguir con esto – Se dijo
así mismo, mientras el acusado levantaba la ceja en tono de desconcierto –
Debes de saber algo primero, después de salir del sanatorio me dijeron que
había sufrido una amnesia, por lo cual no he podido recordar nada de mi pasado,
he venido aquí por la única razón de que tal vez tu supieras algo de mí – Muy
duro pero cierto, después de eso siguió otro silencio bastante molesto.
- Eso no puede ser, esperaba que tu me
salvaras, tu sabes de mi inocencia, somos amigos desde la infancia, esto es
mera casualidad, un error, yo no debería estar aquí, y tu sabes mas que nadie
eso – Lo dijo con una cara de miedo, que hacia ver que en realidad el no era un
psicópata.
- Esa es la verdad, no se quien eres y
no se quien fui yo – El acusado lo miro fijamente a los ojos y no tardo en
descubrir que la persona que tenia enfrente era un verdadero desconocido.
- Te creo amigo, pero ahora más que
nada debes de recuperar tu memoria y yo no te puedo ayudar con eso, se nos
acaba el tiempo y solo tienes algunos días para salvarme el pellejo, no te
dejaran verme mucho y solo puedo darte algunas pistas, así que resérvate en tus
visitas – Tocaron la puerta haciendo alusión a que se había acabado el tiempo.
- Ayúdame por favor entonces – Por un
instante olvido toda la preocupación de enrollarse con una asesino.
- Debes de visitar a Mars Carmina,
ella te dará muchas respuestas.
- Y donde la puedo encontrar.
- No lo se muy bien amigo, pero busca
en el puerto que esta cerca de la ciudad, supe que se caso con un pescador.
- Mars ¿que?
- Mars Carmina, es una antigua amiga
nuestra, ella te reconocerá a ti – Entraron los guardias y lo tomaron por los
hombros – Hazlo por nuestra amistad, recuerda lo del lago – Gritaba mientras se
lo llevaban del lugar.
Después de salir del auditorio se
sentó en los escalones a meditar todo aquello, fue un episodio de lo mas
extraño. La forma en como le hablaba ese tal Fletonio, como si en verdad fueran
amigos desde hace mucho tiempo, eso lo había desconcertado en realidad, aun no
estaba decidido si ir a buscar a esa señora o no, pero de lo que si estaba
seguro era de que ese asunto se trataba de él mismo y no de aquel criminal,
deseaba encontrar respuestas pero todo se tornaba cada vez más misterioso, pues
de que otra manera podría ser.
Pese a las circunstancias, antes de
regresar a su humilde aposento, se veía en la necesidad de realizar sus tareas
diarias, necesitaba realizar algunos cambios para tener alimento en su
departamento, pues no solo vivía de sus cosechas si no también de lo que las
personas producían con ellas.
Por lo que se tuvo que desplazar al
mercado principal del la ciudad situado no muy lejos de donde se encontraba,
bastaba con solo caminar un poco hacia el sur, saliendo de aquella maraña de
árboles y viejos edificios. El mercado de la ciudad era un gigantesco domo,
donde cada quien podía ir a ofertar sus productos, en el siglo pasado se
trataba de un estadio de fútbol, hoy en día había le habían sido adheridos
pisos, creando una superestructura de varios niveles, pero conservando un
pequeña abertura central, inclusive se le habían agregado construcciones de
madera a los costados de ella, cubiertas con hojas secas de palma, parecía como
una gigantesca palapa de varios pisos. En ese mercado todos tomaban una porción
libre y la desalojaban cuando ya no tenían artículos que cambiar o simplemente
se aburrían, en ese lugar se podían encontrar miles de cosas, aunque era
excesivamente concurrido, a tal grado de ser dificultoso su traslado a través
del mismo. Muchos mercados alternos existían debido a esto, pero ninguno era
tan grande y diverso como este, además de que se acrecentó su popularidad
después de que se incendio varios años atrás, las mismas palmas secas son un
problema para la estabilidad del mismo, por lo que cualquier cosa podría
hacerlas arder en llamas.
La gente de la ciudad se unió para
reconstruir el mercado y terminaron haciéndolo mas grande y perfeccionándolo,
dividiéndolo con paredes de piedra para aislar los posibles incendios.
Y allí se encontraba el que ya no era
pintor, esperando poder entrar, mientras sacaban un par de burros por la puerta
del norte, hubiera preferido cambiar el costal de arroz que traía a un vecino
de su colonia, el cual tenia muy bien surtida su bodega, pero aprovecho el
traslado para ver que encontraba. Si que era divertido asistir al mercado pues
nunca se sabía lo que se podía encontrar, los mercaderes no ocupaban el mismo
espacio siempre y no todos acudían siempre, solía haber viajeros que traían su
mercancía de otros lados y no se quedaban mucho tiempo por lo que el azar y los
gustos individuales tomaban mucha importancia a la hora de hacer trueques.
Abriéndose camino entre la muchedumbre
el pintor trataba de buscar un poco de café, aceite y algo de azúcar,
componentes muy elementales para los desayunos. En ocasiones era exagerado como
la gente cargaba tantas cosas y se embarraban entre ellas mismas para caminar
sin estorbar los puestos de los mercaderes, los cuales en la mayoría de las
ocasiones se dedicaban a cambiar reliquias del siglo pasado, cosas que tenían
un valor dependiendo del ofertarte, estas cosas eran canjeadas a sus dueños por
algo que ellos buscaran y estos se las cambiaban por otras cosas mas un extra
de alimento, así pues los mercaderes buscaban al respectivo cliente que deseara
cierta reliquia; a esto se dedicaban muchos tipos, a vagar por el mundo
encontrando gente que buscara algo, y ellos se lo conseguían obteniendo una
comisión, era un modo de vida que permitía viajar bastante, aunque era muy
agotador en ocasiones.
Entonces después de media hora de
búsqueda, y de casi llevarse un ajedrez de madera, cambio lo que tenia por lo
que andaba buscando y decidió tomar la calle que lo llevaría a su casa. Estaba
muy cansado para buscar a Carondelia, por lo que se limito a dirigirse a su
departamento, comer algo del pan que le quedaba junto con un poco de chocolate
de agua muy calientito; ese chocolate era un milagro de la naturaleza, aunque
también era una proeza ganárselo a los demás. Y después de pensar por un
instante en ese Fletonio y todo lo que había vivido ese día, decidió dormir
dentro de tanto aturdimiento.
Esa noche soñó, desde que tiene
memoria no había soñado, le habían contado sobre aquello, pero siempre habría
creído que no lograba recordar sus sueños al despertar, pero esa noche si que
soñó bastante.
Soñó con una gran hacienda, por la
fachada religiosa se veía que fue una especie de convento en medio del campo,
un camino de terracería mostraba la dirección hacia la ciudad y un lago podía
observarse al costado de la edificación. Por dentro no era meramente un
convento, estaba lleno de catres y camas improvisadas en el suelo, algunos
salones estaban llenos de pupitres y una gran sala era un comedor con mesas
largas, había una gran bodega llena de maíz y en el patio jugaban muchos niños.
Poco a poco se fue adentrando más en el sueño, los gritos de los niños se
escuchaban más fuertes, tanto que en un instante él era uno de esos niños,
jugando a la cuerda, saltando sin cansarse durante varios minutos, hasta
escucharse una campana, con la que todos corrieron en manada hacia una gran
puerta que daba al comedor, quedando desolado el patio, con algunas pelotas y
juguetes adornando su silencio; en el comedor los niños seguían gritando
golpeando la mesa con sus cubiertos, unas señoras bastante gordas surgieron de
la nada cargando unas enormes cazuelas con las que llenaban los platos de los
niños, él se dispuso a comer lo más rápido posible, para que le tocara un poco
mas de lo que todavía se encontraba en las enormes cazuelas, posteriormente,
fueron a otra habitación donde todos sentados escuchaban un cuento por parte de
una señora. Así vio varias veces una serie de repeticiones de la misma rutina,
vio como jugaba, como los ponían a desgranar el maíz, como le enseñaban en las
aulas y como dormían en los grandes y espaciados dormitorios. Comenzó a
sentirse como un niño inocente y con la única intención de jugar todo el día,
platicaba con muchos niños, podía reconocer algunos de ellos, podía ver cuales
de ellos eran sus amigos, cuales eran fastidiosos, cuales eran las niñas
bonitas, podía verlo todo, podía sentirse como aquel niño que jugaba en el
patio. De repente dos de aquellos niños comenzaron a pelearse y todos acudieron
a ver de que se trataba, uno ellos empujo al otro, el cual al caer empujo al
pintor que soñaba, y entonces despertó empapado de sudor. ¿Había tenido una
retrospectiva de su vida, o solo se trataba de algún sueño vago por algo que
había visto? estaba asustado pero emocionado, así se sentía desde que supo de
aquel tal Fletonio, aun cubierto por las cobijas encima de su cama pensaba con
detenimiento si lo que vio fue por fin alguna escena de su pasado, aunque lo
mas lógico era que así fuera, la mente no podía tomar imágenes de lo que nunca
se a percibido por lo que tenia que ser alguna parte de sus recuerdos sacadas a
la luz.
No podría ser de alguna otra manera,
estaba seguro que ese loco prisionero lo había hecho recordar, por fin después
de tanto había obtenido lo que deseaba y quería aun más desde que recomenzó su
existencia. A su avanzada edad le importaba mas recuperar su pasado que lo que
pudiera ganar, después de ese repentino y fugaz instante de reflexión y
agitación, decidió volver a la cama, esta vez su descanso fue como todos los
días anteriores, descanso como una piedra sin vida.
Al día siguiente, fue a la granja pero
no para trabajar, solo fue a buscar información entre los agricultores sobre la
hacienda que vio en sus sueños, no
deseaba comentarle a nadie la relación psicológica que había tenido con el
asesino por lo que se limito a contestar las preguntas a Geracio lo mas
cortantes posibles, ese día tampoco vio a Carondelia por ningún lado. Después
de su fallada misión decidió ir a preguntar a los alguaciles de la ciudad,
cuales patrullaban por todos lados y debían de saber algo al respecto, uno de
ellos supo orientarle y saber de que estaba hablando, le menciono de un antiguo
orfanato que se encontraba al noroeste de ciudad por el vecindario de los que
se dedicaban a los tejidos, allí encontraría una terracería que lo llevaría a
tal lugar. Sabiendo esto tomo su bicicleta y se puso a andar por un buen rato,
saliendo de la colonia de Grunstia que era la zona de los agricultores donde
cada terreno baldío era aprovechado para la siembra. En su trayecto fue pasando
por el barrio de Cobaro, ese era un lugar anteriormente muy conflictivo pero
ahora estaba lleno de jóvenes interesados en la tecnología cuales habían
revolucionado a todo el barrio con sus conocimientos; paso por algunas calles y
después tomo un calle que lo llevo por un túnel en muy buen estado para salir en
la colonia de Vermilia. En ese lugar la gente se dedicaba a hacer jardines
botánicos dentro de sus propias casas donde podían tener seguras y reguladas
las plantas, así se cultivaban chiles, flores y muchos vegetales que no se
producían a gran escala; cuando se pasaba por aquellas calles se veía como las
plantas se asomaban por encima de las casas para recibir el sol, era como si
las casas fueran gigantescas macetas. Continuo su trayecto por una autopista
que se elevaba por encima de las calles, la cual era utilizada mucho por los
ciclistas y ahorraba mucho camino y así fue dirigido a la colonia de Kerovia
que era donde manufacturaban ropa, había grandes sembradíos de algodón y muchos
edificios donde la gente se dedicaba a tejer los hilos que producían con
antiguas maquinas que todavía tenían utilidad, todos las compartían y
desarrollaban ropa diferente y personalizada, con el fin de atrapar a los
comerciantes, o simplemente realzar su valor por su trabajo realizado.
Allí vio como terminaba la ciudad, y también
miro el gran bosque que lo separaba de su búsqueda, alcanzo a divisar un
pequeño camino de tierra que era comido por el bosque y se dirigió a él,
después de unos minutos de andar llego a la hacienda devorada por la flora. Era
un escenario verdaderamente desolado, por un momento llego a sentir una extraña
tristeza cosa que nunca había sentido, la sintió al ver el lugar donde creía
haber pasado su niñez abandonado en la nada, un pantano se podía ver a
distancia y una caballeriza totalmente derrumbada, fue así como sus sueños se
volvieron un poquito mas sólidos dentro de su cabeza. Después de mirar el
escenario por unos minutos decidió entrar al convento o lo que parecía ser un
viejo orfanato, toco la puerta pero nadie le contesto, intento entrar pero estaba
cerrada, así que dio una vuelta de reconocimiento y pudo observar una ventana
abierta, por la cual se metió.
Adentro no encontró mucho, había
basura tirada por todos lados, pero no parecía haber nada de interés, se habían
llevado todo. Busco entre los cuartos y vio algunas cosas del mínimo interés,
así subió por unas escaleras que lo guiaron por un pasillo hasta llegar a una
habitación, la cual todavía conservaba un ya muy podrido buró, en el suelo
había un colchón bastante sucio y desgastado, fue lo único que pudo encontrar
en aquel lugar, nada que le dijera una pista de su pasado, porque ahora estaba
totalmente seguro que lo que vio en sus sueños eran sus recuerdos queriendo
salir al mundo, y que de alguna forma el contacto con su pasado desencadenaba esto.
Así que dentro de la miseria que había encontrado en aquel lugar, no había
encontrado algo mejor para su causa, así decidió hacer la prueba de su búsqueda
interior y se recostó sobre el incomodo colchón, esperando que el cansancio de
la bicicleta hiciera su trabajo. Después de varios minutos de estar inmóvil
mirando el techo del cuarto, cerró los ojos, estaba dormido.
Volvió a soñar con ese lugar, las
hojas de los árboles caían con el soplar del viento y podía sentir el frió en
su piel. Era otra vez aquel niño, pero un poco mas crecido. No era la misma
etapa de tiempo que había vivido la noche anterior, esta vez los chicos eran
mas grandes y las señoras a su cargo mas ancianas, tendría alrededor de unos
ocho años, los chicos ya no jugaban como antes lo hacían en los patios, ni
siquiera había la misma cantidad de niños como el sueño pasado, solo eran unos
pocos los que se juntaban al almuerzo. Las señoras también habían disminuido,
solo podía ver a tres de ellas. Ellas les enseñaban cosas mas avanzadas, sacadas
de los libros, y vivían de la pesca del lago, los chicos salían temprano y se
sentaban con sus cañas sobre un pequeño muelle en el agua. Al parecer ya no
recibían maíz para desgranar, por lo que mucha gente abandono el lugar, sobre
todo las chicas fueron llevabas a la ciudad a dedicarse a otras profesiones,
pero los que se quedaron era porque seguían con la intención de poder aprender
un poco mas de la biblioteca del lugar, o al menos las señoras que decidieron
quedarse los sedujeron a seguir con su estudio.
Estaba vez el grupo de niños era mas
reducido, por lo que podía reconocer a la mayoría de ellos, en poco tiempo. La
mayoría de las veces pasaban la tarde todos los chicos juntos, pero el podía observar
con los que platicaba más, uno de ellos era Perimando, era un chico bastante
extrovertido, todo el tiempo no paraba de hablar y hacer bromas, se le
dificultaba bastante el aprendizaje de la ciencia, pero claro que para eso
estaban Brostian y Trestor, ambos eran muy hábiles con las matemáticas y todo
lo visto en las aulas, para Brostian su vida se basaba en el juego de pelota,
lo amaba y deseaba todo el tiempo poder jugar, para Trestor la vida eran los
animales, le gustaba bastante atraparlos afuera de la casa, capturarlos y
observarlos, también le agradaba tocar el violín de una de las maestras, la
cual desde muy joven lo instruyo para poder realizar este arte. También entre
ellos estaba Fletonio, era un chico que se había incorporado un poco tarde al
lugar, no tendría menos de tres años, a diferencia que los demás que llevaban
toda su vida en el lugar, Fletonio había vivido en muchos lados antes de que su
padre falleciera y lo trajeran allí, por lo que conocía bastantes cosas que los
demás chicos no podían ni figurar; y por ultimo estaba Aproncio, el cual era un
gordito bastante chistoso y siempre sabía como hacer reír al grupo.
Por las mañanas se dedicaba a pescar y
estudiar, de vez en cuando una de las maestras le daba clases privadas de
dibujo y pintura, casi todos los chicos del lugar recibían algún tipo de
instrucción diferente, y por las noches después de jugar y relajarse, se
juntaban en la sala que tenia la chimenea para que la señora mas anciana les
leyera un cuento y bebieran te caliente. De las tres instructoras que quedaban
una de ellas era la directora y era bastante gruñona, todo quería que se
hiciera de una manera muy estricta y ortodoxa, otra de ellas era más joven, amable
y caritativa, pero en ocasiones trataba de involucrarse en los juegos de los
chicos; la ultima de ellas solo se dedicaba a realizar su trabajo de maestra, y
era la que mejor lo hacia.
Un día unos extraños señores llegaron
a la hacienda, habían bajado del bosque y venían montando varios caballos, las
instructoras les dieron asilo, al día siguiente las instructoras les cambiaron
un pequeño potrillo, quien sabe por que, pero fue un buen regalo para los
chicos. Todos estaban muy emocionados con la nueva criatura, y se organizaron
para construirle un pequeño establo, desde entonces los chicos pasaban la tarde
en el establo, era un lugar donde todos se sentían bien y protegidos, así
sacaban a pasear al potrillo al cual le pusieron Juneiro.
En un par de meses Juneiro ya era
capaz de cargar a los chicos y pasearlos por los campos, los chicos se peleaban
por montarlo, y casi siempre trataban de levantarse temprano para poder ser los
primeros y montar mientras los demás dormían, era la etapa de crecimiento de
los chicos donde ya tenían que ir a la ciudad a conocer el ambiente, además de
que tenían que tener contacto con chicas de su edad y el potrillo resultaba el
transporte ideal para atravesar ese pequeño pedazo de bosque y llegar a lo más
cercano a la civilización, así Juneiro pasó a ser la posesión más valuada por
los chicos.
En ocasiones los chicos montaban hasta
la colonia de Kerovia, donde podían obtener algunas cosas brindando paseos
sobre el animal.
Un día un ex alumno de las maestras
vino a visitarlos, se llamaba Manoli, era un joven ya crecido y llevaba años
viviendo en la ciudad, las maestras lo recibieron con mucha alegría y le
preparaban exquisitas cenas todas las noches. Durante el periodo que Manoli
vivió en la casa, los chicos eran pillados y bromeados bajo sus juegos. Manoli
era muy mañoso y siempre encontraba maneras de aprovecharse de ellos, se
aprovechaba de la inocencia de los chicos para quitarles cosas con facilidad,
pero como siempre las maestras le daban la razón al mayor al cual lo veían como
a su pequeño hijo que había regresado.
Un día Juneiro desapareció, Trestor y
Aproncio se levantaron temprano para buscarlo, pero el ya no estaba, había
desaparecido misteriosamente y todos los chicos se encontraban consternados por
la perdida. Así pasaron algunos días con un sabor amargo, pasaron más días y
poco a poco los chicos aceptaron la perdida del animal.
Así fue desde entonces que el niño
sobre el cual el pintor soñaba y se recreaba uso el tiempo que antes usaba para
montar en dibujar, lo hacia con los trozos que sobraban de carbón de la
chimenea, había juntado muchos dibujos que colgaba en el dormitorio, se entretenía
bastante al hacerlo y llego a encontrar mucho entretenimiento con ello, podía
expresarse, podía encontrar paz y tranquilidad al hacerlo, podía desahogar su
enojo, podía plasmar sus sentimientos, en fin podía dar vida a esa parte
sobrenatural que vivía dentro de su cuerpo que llamaban espiritualidad.
Aunque Manoli había roto muchos de sus
dibujos por no ceder a su dominio, un día pasando por el pasillo, el pequeño
dibujante se topo recargado a Manoli en la pared con las manos cruzadas. Llamo
al dibujante como si después de los conflictos que había causado el fuera a
tratarle como las maestras lo hacían.
- Como estas pequeño – Lo hacia con un
gesto sonriente.
- Igual que siempre, que tramas esta
vez.
- Nada descuida, ¿Que no se pueden
cometer algunos errores o algunas bromas sin perder la confianza de la gente?
- Lo dudo bastante.
- Vamos pequeño, no quiero causar
problemas, esta vez solo deseo ayudarte.
- A que te refieres.
- Yo se como ayudarte a sentirte mejor
a ti y a todos tus compañeros – Hablaba de una forma que nunca había el
escuchado, sin lugar a dudas traía algo bajo la manga y quería averiguar de que
se trataba.
- Esta bien, que tienes que decirme.
- Pues yo tengo a Juneiro – Hablaba
con suma confianza y con los ojos cerrados, sabiendo que el no se revelaría
ante él.
- De que hablas.
- Si yo me lleve a Juneiro y lo tengo
prisionero atrás de una bodega pasando una colina después del lago.
- Con que de eso se trataba, tu estas
detrás de todo esto.
- Así es mi pequeño.
- ¿Que es lo que quieres, para
liberarlo?
- Yo no lo liberare, soy incapaz, si
ustedes lo desean pueden ir a buscarlo. De todas maneras yo no puedo montar al
animal, es muy pequeño para mí.
- Por que me dices todo esto, te
acusare con las maestras.
- Dudo que puedas hacerlo, pero lo que
si puedes hacer es recuperar al potrillo, no creo que sean capaces de arriesgar
su seguridad por traerlo de vuelta.
El pequeño dibujante se alejo del grandulón
y con un gesto de repulsión se fue caminando por el pasillo, tres pasos
caminando de espalda y después se volteo para caminar más aprisa.
Ese chico de verdad estaba loco, todo
este tiempo el les había hecho ese mal, esta vez no dejaría que se saliera con
la suya, lo acuso con las instructoras, pero ellas lo ignoraron diciéndole que
aquel lugar no existía y le prohibieron que fuera hasta allá, eso lo disgusto
bastante, el tenia el presentimiento de que Manoli hablaba con la verdad. Así
divulgo la historia entre sus amigos, y ellos también se indignaron por lo
ocurrido, deseaban volver a montar con Juneiro, estaban decididos a sacarlo de
ese lugar, los chicos querían demostrarle a ese Manoli que eran mas fuertes de
lo que el creía.
Así fue como esa noche planearon un
escape para salir de la hacienda sin que se dieran cuenta las maestras y así
caminar hacia el lugar que había mencionado.
Caída la noche, los chicos esperaron
impacientes sobre sus camas a que las instructoras durmieran, la luna llena
alumbraba sus ventanas y el aullido de los animales les avisaba que era
bastante noche, levantaron a Aproncio que ya estaba dormido, Fletonio saco una
vela que se había robado del comedor; Brostian, Perimando y otros dos chicos ya
estaban listos para comenzar la nocturna jornada. Todo lo hacían sigilosamente
para tratar de no levantar a nadie más, atravesaron el dormitorio a puntitas
pasando sobre los demás chicos que dormían en el suelo, llegando a la puerta
del cuarto la abrieron sin demora, aunque no pudieron asilenciar ese rechinido
causado por la madera vieja de la puerta, alarmándose con el ruido Trestor le
dio una palmada en la cabeza a Perimando que fue quien abrió la puerta, pues el
cuarto donde dormía la maestra Montica, que era la joven, estaba a tan solo
unos pasos de esa puerta. Salieron todos y pusieron una cobija como tope a la
puerta, el pasillo era más oscuro, no había tantas ventanas por donde se
filtrara la luz, pero aun así pasaron por el dormitorio de la maestra Montica,
y después bajaron las escaleras, lo hicieron sentados porque la oscuridad los
podía hacer caer, así llegaron a la sala principal, donde las brasas de la
chimenea aun podían observarse dentro de tanta negra neblina, prendieron la
vela y abrieron una de las ventanas, pues la puerta principal estaba cerrada
bajo llave, así bajaron hasta un pequeño balconcito lleno de enredaderas, y de
un pequeño salto ya estaban afuera de la casa.
El chico de los dibujos rotos señalo
el camino con el dedo, afuera todo era mas claro, se podía ver bastante bien y
en el lago se reflejaba la enorme luna, caminaron hasta el agua, rodearon el
lago hasta llegar del otro lado, donde el bosque se mostraba imponente enfrente
de sus narices y se adentraron en él. A los pocos metros la vela se volvió más
importante que el mismo Juneiro, a pesar
de no haber tanto aire la cuidaban para que nada la fuera a apagar. Aquel
bosque era bastante callado, la misma escena se repetía conforme daban algunos
pasos, arboles y mas árboles todos en las mismas posiciones y formas, continuaron
así hasta que encontraron la bajada de la colina, tal como lo dijo Manoli. La
bajada era pedregosa y los arbustos del lugar estaban llenos de espinas, pero nada
que unos cuantos chicos tan ágiles como cabritos en el bosque no pudieran
resolver. Halla abajo los árboles tomaron un aspecto tenebroso, pero permitían que
la luz de la luna pudiera iluminar su trayecto, entonces vieron algo a lo
lejos, algo que parecía una vieja edificación, pero la cual era bastante grande
y repleta de hierbas y árboles.
Caminaron un pedazo del camino y a
pocos metros de acercarse al lugar sus pies tocaron asfalto, la edificación era
muy amplia, mas no alta, solo constaba de un piso, no tenia muchas ventanas,
solo estaba cubierta por cortinas de acero bastante sucias, en una parte se
podía ver una entrada pero la puerta que ahora solo era un esqueleto de metal
que podía atravesarse debido a que todos los vidrios que cubrían su acceso
estaban tirados por donde quiera. Entraron al lugar que era muy oscuro por lo
que aun no pensaban en apagar la vela por no poderla volver a encender, ese
pequeña luz se volvió el oxigeno de su viaje. Allí adentro si que había
ventanas rotas por todos lados y cuales daban a mas cuartos interiores, todas
las paredes estaban pintadas por aerosol y nunca habían visto tanta basura
junta, los techos estaban llenos de murciélagos y las ratas corrían del lugar
conforme ellos avanzaban con la vela.
Después de vagar por varios pasadizos,
llegaron a una gigantesca sala, donde se podía ver de nuevo, gracias a que una
parte del techo era de plástico, allí había bastantes anaqueles vacíos y
figuras humanas desnudas, además de que el lugar estaba lleno de grietas en el
suelo que daban hacia un piso subterráneo del que no se podía ver nada, en
conjunto era un lugar tenebroso.
Tan pronto entraron al lugar y
caminaron un poco, escucharon un agudo ruido, eran como aullidos, después
comenzaron a escucharse más de cercanos, los jadeos de los animales los
asustaron, Fletonio tiro la vela y todos se dispusieron a correr. Mientras los
chicos corrían por el pasillo, Trestor volteo hacia atrás y vio a las bestias
gruñendo que veían a los chicos correr e inmediatamente comenzaron a
perseguirlos, los chicos aún estaban lejos, pero no podrían escapar a la
velocidad de los animales. Por suerte en el lugar había una especie de malla en
forma de cilindro, parecía una gran jaula de pájaros, todos los chicos la
empujaron y jalaron rápidamente, levantándola por la parte baja para
introducirse por debajo y esconderse.
Ahora si que estaban en problemas, una
pequeña malla, los separaba de los salvajes mordiscos de las bestias, que se
habían amontonado alrededor de ese cilindro, ellos estaban bastante asustados y
permanecieron durante un buen rato dentro de su prisión, una celda que les
privaba de libertad pero que los mantenía con vida.
El pintor podía sentir todo el miedo
corriendo por sus venas, al igual que sintió la tristeza cuando desapareció
Juneiro, en realidad estaba sumiso en aquel recuerdo como un espectador de sus
propias acciones, perdió la noción del tiempo y aunque tal vez solo estuviese
transcurriendo una noche, dentro de su sueño había pasado bastante tiempo. Y
allí se encontraban todos, atrapados por una manada de perros salvajes, que
después de cansarse de ladrar y morder la malla se acostaron alrededor del
lugar. Todos los chicos estaban callados acurrucados en el centro de esa jaula.
Cuando parecía que los animales estaban dormidos comenzaron a hablar en voz
baja.
- Creo que moriremos en sus fauces –
Rompiendo Trestor el hielo, con un susurro muy suave.
- Es lo mas probable – Contesto Fuis,
uno de los otros chicos que los acompaño.
- Saldremos de esta descuiden –
Perimando trato de animar.
- Por favor, moriremos de hambre en
esta sucia jaula, y todo por culpa de ese Manoli, que nos tendió una sucia
trampa – Dijo el mismo niño dibujante y dueño de aquel sueño.
- Fue nuestra decisión venir hasta
aquí, engañados o no – Le respondió Trestor.
- ¿Quién creen que muera primero? –
Aproncio lo dijo casi temblando.
- Yo creo que tu, eres el más glotón –
Le respondió Perimando, a pesar de la cruda situación, no se había perdido el
sentido del humor de los chicos.
-Yo creo que morirá primero Trestor,
por que se desesperara para ir a estudiar y se lo comerán – Algunas risas
ahogadas siguieron al comentario.
- Yo pensaría – Se detuvo Brostian a
pensar un poco – que morirá Aproncio primero, pero porque no lo comeremos por
estar rellenito – Aproncio comenzó a reír fingidamente, para después
contestarles.
- Muy chistosos. Pero lo que no saben
es que me los voy a intoxicar a todos con gases – Después de un vibratorio
ruido, todos comenzaron a taparse y murmurar, sumisos en la plática, elevaron
la voz y una de las criaturas comenzó a gruñir aun en su descanso.
- Todos guarden silencio, tengo un
plan para salir – Dijo Fletonio.
- Echar a Aproncio a los canes y
mientras se lo comen huir.
- No basta de juegos, es algo serio,
escuchen con atención – Todos callaron y formaron un circulo con sus cabezas
para escuchar el plan de Fletonio.
Así pues pasaron unos cuantos minutos
y todos estaban preparados para ejecutar su hazaña y salir de aquel asqueroso
lugar.
Comenzaron a mover la cilíndrica malla
hasta uno de los anaqueles, esto obviamente despertó a los perros que volvieron
a rodearlos, hasta que llagaron al anaquel, entonces todos se concentraron en
una cara del cilindro, casi tocando las mandíbulas de las bestias, que
desesperadas por comida se agruparon todas como pirañas de un lado de la malla,
así mientras los perros estaban distraídos, Brostian y Fletonio se escabulleron
rápidamente por el otro lado de la malla e inmediatamente escalaron un anaquel,
justo antes de que las fieras les atraparan por los pies, una vez arriba, todos
se pusieron a escalar la malla y para colocarse por arriba de los saltos de los
perros, entonces Brostian y Fletonio ladearon un poco el cilindro, que tenia a
todos los demás colgados, para que las bestias pudieran entrar, de tal manera
que ahora los perros estaban dentro de la jaula saltando para intentar morder a
alguno de los chicos, en ese entonces Fletonio y Brostian bajaron del anaquel
para comenzar a jalar y empujar la jaula,
por varios metros sobre el pasillo, totalmente llenos de adrenalina,
mientras todos los chicos gritaban y los perros ladraban con fuerza; se
cansaron a medio camino, la tarea era ardua, pero los chicos que seguían
colgados los animaban a que siguieran pues los perros saltaban para intentar
atraparlos, continuaron empujando la malla hasta que por fin pudieron colocarla
enzima de una de las grietas que había en el suelo y que daban al oscuro
subsuelo del lugar, mientras la colocaban los perros dejaron de ladrar y se
amontonaban para no caer, pero fue inevitable, todos desaparecieron en la nada,
mientras la jaula se sostenía con su anillo de soporte que era más grande que
el del hoyo del piso, después Fletonio y Brostian regresaron la jaula unos
metros, y los chicos pudieron salir de ella, todos estaban totalmente asustados
y exhaustos.
Ahora estaban perdidos y tenían que
salir de ese lugar, no podían hacerlo por donde llegaron, pues ya no tenían
vela alguna para pasar por aquellos pasillos, por eso buscaron alrededor de
todo el lugar, hasta que encontraron una cortina de acero a medio abrir, y
salieron por ella para llegar a un patio lleno de camiones bastante viejos y
cajas de madera por todos lados, pero unas murallas de concreto los separaban
de la libertad.
Mientras buscaban una forma de salir,
Trestor escucho los ladridos de los perros a lo lejos, parecía que encontraron una forma de salir y se
estaban acercando, por lo que inmediatamente cerró la cortina, con mucha
dificultad pues estaba bastante oxidada.
Mientras los perros golpeaban la
corina, intentaron de todo, buscaron dentro de las cajas y camiones, pero nada
de utilidad. Ahora estaban encerrados en una jaula más grande, solo una puerta
que estaba subiendo unas escaleras era su única salida, pero los regresaría al
gran salón.
Aproncio propuso que encerraran a los animales en el
patio y regresaran al salón. Pero nadie quería atravesar aquellos pasillos sin
algo de luz, por lo que descartaron la idea de inmediato, así que a Fletonio se
le volvió a prender el foco y maquino un plan para salir, pero dada la
situación solo podía ser arriesgando de nuevo sus pellejos.
Brostian por ser el más rápido y ágil,
decidió tomar la encomienda, tendría que correr de nuevo a la jaula y en ella
resguardarse, los demás esperarían encerrados en un camión. Fletonio y Brostian
abrieron la puerta, Fletonio le dio un empujoncito a Brostian hacia el gran
salón para después cerrarla, escucho como los perros se alejaban de la cortina,
espero un par de minutos y después abrió la cortina, y se metió por la otra
puerta procurando dejarla abierta, entonces entro al la vieja bodega y busco un
lugar alejado para esconderse entre los anaqueles.
Mientras tanto, Brostian corría por la
bodega como alma que lleva el diablo, hasta que encontró la malla de nuevo y
rápidamente se resguardo dentro de ella, justo antes de que los perros la
azotaran con sus mordiscos, y así decididamente empujo aquel cilindro hasta el
patio, con todos los perros a tras de él, hasta que se encontró en medio del
patio y silbo con fuerza, entonces Fletonio salió de su escondite dentro del
gran salón, procuro esconderse bastante lejos para que no lo olfatearan, y
silenciosamente se coloco en frente de la cortina pero por dentro, al verlo los
perros fueron tras él y Fletonio corrió para meterse al patio por la puerta
alterna y cerrarla, al mismo tiempo Brostian salía de la malla para cerrar la
cortina, dejando a los animales de nueva cuenta encerrados allí dentro. Esta
vez si que el corazón les iba a reventar, mientras los demás chicos miraban
cómodamente toda la escena.
Usaron la malla para escalar por el
muro y así salieron de esa bodega infernal, corrieron de regreso, pues no
querían volverse a topar con los animales, continuaron y subieron una colina aunque
estaban bastante cansados y exhaustos y un poco extraviados, sabían que tenían
que ir en aquella dirección, pero no conocían el lugar. Así pues caminaron,
hasta llegar a una zona despejada de árboles, se sentaron a respirar y mientras
conversaban sobre que tan loco había sido todo aquello vieron la silla de de
Juneiro, la reconocieron de inmediato, estaba sobre un animal muerto, que
después de inspeccionar se dieron cuenta que eran los huesos del potrillo.
Inmediatamente todos se pusieron
bastante tristes y empezaron a maldecir la situación, ¿Porque le tuvo que pasar
esto a una criatura tan benévola para ellos?, no lo sabían, no habían tenido
mucho contacto con la muerte y la maldad, Juneiro había sido vendido como
carne, había sido destazado allí mismo y en burla Manolo había dejado sus
huesos. Después de mirar unos minutos por última vez al pobre potrillo,
decidieron volver, todos en silencio, pues estaba amaneciendo.
Una vez de regreso en la hacienda,
todos entraron por lo misma ventana por
la que salieron, más no obstante el chico protagonista del sueño se alcanzo a
percatar que alguien salía por otro lado de la casa, al observarlo bien se dio
cuenta que se trataba de Manoli que salía de la casa cargando un costal,
entonces comprendió que ese Manoli no era mas que un sin vergüenza que robaba a
las maestras, y en vez de regresar se dirigió a él corriendo enfurecida mente,
por fin estaban de nuevo los dos frente a frente, y ahora ambos sabían la
verdad, Juneiro había muerto y todo por culpa de la inconsciencia, flojedad y
ambición de ese grandulón aprovechado, el no podía contener el enojo y sin
hablar ni una palabra se abalanzo sobre Manoli, quien reía por la cara llorona
del pequeño, el grandulón lo contuvo fácilmente y comenzó a propinarle una paliza,
y después de una serie de forcejeos tiro al pequeño dibujante al lago para
salir corriendo del lugar. Fletonio que acababa de meterse por la ventana
escucho el chapoteo en el agua, y al observar el lago veía como su amigo se
ahogaba, sin pensarlo dos veces salió de regreso y dio un clavado al agua, para
sacarlo de su húmedo funeral.
Una vez en la orilla, el casi
asfixiado muchacho que no sabía nadar, vomito un chorro de agua para después
voltear a ver el terreno.
- ¿Estas bien? Por donde escapo ese
malandrín, las maestras están muy
molestas porque alguien les robo sus joyas mientras salían a buscarnos – Le
dijo Fletonio que acababa de ser su héroe.
- Escapo – Le respondió – No tenía
porque hacer eso – Dijo el pintor bastante molesto.
- Hay mucha gente desconsiderada halla
afuera, que no comprende otra cosa mas halla de sus necesidades, aunque él me
sorprende, después de recibir amoroso cuidado decidió traicionar la mano que le
ayudaba, ese si que era un verdadero canalla – Fletonio gruño - Déjalo ya, no te causes más dolor, deja que todo
eso se extinga dentro de ti y no dañe a nadie mas, volvamos a casa. Ambos
regresaron a la casa, donde las instructoras estaban regañando a los demás
chicos. Cuando los vieron llegar los unieron al castigo.
Se despertó del sueño justo cuando la
directora le daba la primera nalgada del castigo, estaba húmedo, se había
orinado y estaba bastante sudado. Era medio día, había estado dormido por
bastante tiempo, tomo su bicicleta y regreso a la ciudad, directo a su casa,
necesitaba comer algo para seguir con su reestructuración y así resolver aquel
caso. Aunque no tenía pruebas suficientes de que Fletonio fuera culpable o no, él
ahora sabia que el era su amigo y eso despertó
repentinamente un afecto escondido, pensó que debía de salvarlo como él
lo había hecho con él, para ello necesitaba reencontrarse a si mismo,
necesitaba recuperar su vida.
CAPITULO
2: LA FÁBRICA
Circundando la bahía, se encontraba la
colonia de Forlonia. Ese lugar era bastante popular, mucha gente sobre poblaba
las costas debido a que era muy fácil conseguir comida pescando; la bahía había
sido llenada por todos lados de muelles, viéndola desde arriba se veía como una
malla de madera cubriendo la bahía, cuya red de muelles había sido construida
tiempo atrás por las personas que deseaban pescar mas sin embargo no contaban
con alguna lancha. Así que por las tardes las personas se sentaban alrededor de
los extendidos muelles para sacar los peces del mar; inclusive en la parte
final de la costa, donde la tierra estaba mas cerca al profundo mar, se
construyo una gigantesca mano mecánica que era impulsada por vapor, se
utilizaba para pescar a gran escala, cuando los bancos de peces pasaban
por la playa, y fue construida por varias personas del lugar mucho antes de que
los muelles se extendieran, pero ahora solo adornaba el paisaje. Así fue
durante un tiempo, hasta que las bahías se sobre poblaron y se dificulto la
pesca tradicional, por lo que muchos comenzaron a construir las antiguas balsas
e introducirse mar adentro hacia lo desconocido, mas allá de la bahía.
Fue entonces cuando esta colonia se
convirtió en un gigantesco mercado, se volvió popular hasta para los
extranjeros que llegaban desde lejos a comerciar; así llegaron muchos yates
antiguos impulsados por vapor o aceite vegetal, y los muelles se convirtieron
en un gigantesco estacionamiento de móviles acuáticos, con el tiempo fueron
cubiertos con techos de tela. En la costa los viejos hoteles sirvieron como
hogares para muchas personas y la colonia se infesto de casas improvisadas de
madera y adobe en aquellas zonas donde fueron talados los árboles. Por lo que
aquel viejo barrió era bastante grande y rico, de los más importantes de la
ciudad, era en ese lugar donde se encontraba una pieza mas en el rompecabezas
de una mente extraviada, la única persona que podría resolver dudas, se llamaba
Mars Carmina, quien fue mencionada por el sangriento asesino de Muntionela, el
astuto Fletonio. Era por esa causa que el anciano dibujante se dirigió hasta
ese lugar, sin ningún dato sobre su antigua amiga, si es que en realidad era su
amiga.
Para llegar a Forlonia se necesitaba
pasar por una carretera a través de la sierra, era un camino que ya nadie
usaba, la mayoría de la gente tomaba un tren que atravesaba alguna parte por
debajo del cerro ahorrando bastante camino, y por ese tren se enviaba mucha
carga y personas de un lado a otro, desde Forlonia hasta la colonia herrera de
Surinberg. Tomaba veinte minutos pasar por cada uno de los dos oscuros túneles,
por lo que los costeros estaban separados del resto de la ciudad por casi una
hora de trayecto, por esa razón había decidido quedarse en aquel lugar hasta
que diera con lo que buscaba.
Estaba bastante convencido con lo que
estaba haciendo ahora, por lo que encontraría a esa Mars Carmina a como diera
lugar. Construyo una pequeña caña de pescar, con la que esperaba alimentarse en
esos días como lo hacia antes en el viejo orfanato, también cargo con algunas
cobijas, pues no esperaba encontrar asilo fácilmente.
Antes de que partiera para el mar,
Carondelia quien estaba muy preocupada por él, fue a visitarlo, ya que no había
ido a trabajar en un par de días. Carondelia llego con un par de panecillos a
su departamento mientras el preparaba unas carnes secas que había traído del
congelador local.
Los congeladores eran grandes bóvedas
subterráneas cuyas paredes se recubrían de platino y luego de piedra, así podía
conservarse el hielo que traían de las montañas; mucha gente ayudaba a
construirlos, de esta manera a cada uno le correspondía un casillero por su
trabajo dentro de ese gran desván de hielo, así guardaban carne y otros
alimentos que de otra manera se degradarían en la intemperie.
Él fue
a sacar la carne que había guardado para prepararla y secarla, de esta
manera la transportaría para que durara algunos días durante su viaje.
Esa tarde Carondelia lo interrogo
acerca de lo que le estaba ocurriendo; por lo que el pintor se vio obligado a
decirle la verdad, pero una verdad acomodada de tal forma que no raspara tanto
con la realidad que estaba sucediendo, una verdad que ella quería escuchar y
que no lo haría ver como un loco o como un problema, algo que no arruinaría su
relación; pues a pesar de que él se encontraba últimamente muy preocupado por
su situación deseaba arreglar las cosas para volver al lado de esa mujer.
Termino diciéndole que sabia de un familiar lejano y deseaba encontrarlo para
conversar con él.
El desde que conoció a Carondelia
nunca le había mencionado sobre su amnesia, ya que se consideraba bastante
aburrido el ser una mente en blanco, por lo que había creado una farsa desde
que salió del sanatorio. Él no se sentía ningún impostor puesto que el no era
culpable de su situación, y pese a que no tenia ninguna vida, nunca vio mal
crear una para llenar ese hueco. El había mencionado a todo mundo que provenía
del extranjero, de una ciudad nevada del norte muy escondida entre el bosque.
Se invento una barata historia
simplemente para evadir las rajantes preguntas sobre quien era o de donde
venia; según el nuevo pintor, su padre y abuelo eran leñadores desde que tenia
memoria, por lo que él también se dedicaba a cortar en pedacitos los grandes
troncos que ellos dos traían del bosque. Aquella ciudad era muy austera, por lo
que un día cuando era mayor se unió a los comerciantes de libros que pasaban
por el lugar, con los que viajo a tierras un poco más cálidas. Los comerciantes
todo el tiempo traían y llevaban nuevos libros de la ciudad, y algunos domingos
enseñaban a los chicos a leer en las plazas; claro que el argumento que nunca
se intereso por la mercancía que siempre llevaban en sus carretas pero así pudo
explicar cosas muy básicas con las cuales sin saber contaba después de salir
del sanatorio. En una de las ciudades conoció a una mujer bastante hermosa con
la que decidió quedarse a vivir, así se estableció en aquella cálida ciudad muy
lejana de donde el nació, siempre alejado de una vida social, nunca tuvo hijos
con ella, quien un día callo enferma y murió, así fue como triste y solo
decidió viajar por las costas hasta llegar a esta ciudad.
Claro que todo era un gran cuento
ideado por el mismo para poder ser alguien dentro del mundo en el que había
despertado, como aquel chico que ha perdido una pierna y usa una tabla para
tapar ese hueco y poder caminar; así se sentía él, necesitaba una muletilla que
le ayudara convivir y cubrir lo que la naturaleza le había negado, pero ahora
las circunstancias peligraban su integridad como persona, no deseaba llegar con
sus nuevos amigos y decirles que todo lo que conocían de él era mentira y que él
era otra persona, ¿Cómo podrían comprender eso? No deseaba lastimar a sus seres
queridos por lo que se guardo el secreto; a excepción como siempre de Geracio
su mas cercano confidente, pues a él le importaría un comino el hecho de que
necesitara una vida pasada para tener una vida en el presente; a él lo conoció
mucho después que a Carondelia, con él siempre había dicho que no sabia nada de
su vida pasada pues ya había comprendido que no requería eso para convivir,
aunque con el tiempo revolvió un poco ambas historias debido a que ya tenia
cola que le pisaran. Geracio siempre fue un gran amigo muy comprensivo y
bastante divertido, era bastante conocedor y tenia muchos amigos por todos
lados, por lo que él aceptaba al pintor sin inspiración tal como era, Geracio era
mas inclinado a basar su amistad por lo que hacían juntos, más que por lo que
hallan vivido como sucedía con Carondelia, pues ella deseaba que se lo contara
todo, y ella se lo contaba a él; por
todo el proceso de cortejarla él tenia que exponer quien era y que había
vivido solo para poder introducirse bruscamente dentro de su forma de vida o al
menos sentirse en confianza, con el tiempo compartieron experiencias pero sus
experiencias pasadas estaban muy revueltas con su actual relación; y el hecho
de cambiar todo dañaría parte de lo que ahora existía, lo que ahora era real y
tangible. Así fue que decidió amortiguar el golpe, deseaba continuar con la
vida que había infantilmente creado.
Carondelia pasó la noche con él,
platicaron de muchas cosas. El sentía mucho cariño por ella, y esperaba algún
día de estos proponerle matrimonio, así para él fue una noche de profundo
sentimiento mezclado con la inseguridad de no saber el rumbo de las cosas; si
no sabia bien quien era él, como podría saber quienes son las demás personas.
Ella solo era una actriz mas dentro de
su propia vida, al igual que todas las demás personas solo eran lo que le
mostraban a él; él les otorgaba el lugar que ocupaban en su vida y el valor
sentimental que pudiera considerar, pero sabia que siempre se encontraba algo
más dentro de esas mascaras que portaban los demás, algo mas de lo que
simplemente significaban para él, un sentimiento fuera de lo que el
contemplaba, algo que fuera absoluto para el infinito; justo como aquellas
cartas antiguas que coleccionaban algunas fantasiosas personas, no tenían
ningún valor aparente para alguno de sus portadores, mas sin embargo tenían una
importancia gigantesca para quienes conocían su significado, justo como le
estaba pasando a él ahora, había un significado detrás de cada persona aunque
fuera imposible verlo sin saber otras cosas de antemano, todo eso le golpeteaba
la cabeza, por lo que estaba decidido a que daría con el meollo de todo el
asunto. El estaba seguro que Carondelia era la mujer con la que deseaba estar
por el resto de sus días, aunque a tan grande edad quizás eso ni siquiera se
podía pensar o elegir, pero él estaba
contento y feliz, no necesitaba algo más.
A la mañana siguiente se despidieron
para que el partiera rumbo a Surinberg, y una vez dentro de los muelles se
dedico a hablar con los pescadores que andaban viajando de un lugar para otro,
cargando un sin fin de utilerías para sus barcos; a todos ellos les preguntaba
por Mars Carmina, pero todos sus resultados habían sido inútiles por el
momento.
El puerto era gigantesco cubría toda
la bahía por mar y tierra, además de que estaba repleto de personas por todos
lados, mas sin embargo él no desistió a pesar de que se sintiera bastante tonto
con lo que estaba haciendo pues en realidad no tenia otra opción.
Así busco el primer día, agotándose
las reservas de carne que había preparado, pues la caminata era agotadora, de tal
manera que al día siguiente después de dormir entre los escombros, se dedico a
pescar sentado en un muelle; nunca lo había hecho, pero él se sentía un
verdadero experto para atrapar peces, así que después de comer un par de filetes que arrebato a las mañaneras aguas
del mar, se incorporo a continuar con su búsqueda; como la madre que a perdido
a su hijo y desesperada pregunta a cualquiera que se encuentra en su camino,
sin poder parar, sin poder pensar en otra cosa mas.
Muchos pescadores, lo ignoraron, otros
lo tiraban de a loco, muchos de ellos comenzaban a hablar y hablar por lo que
tenia que hallar la manera de zafarse rápidamente cuando las conversaciones se
prolongaban, pero en uno de ellos encontró algo que no esperaba; cuando se poso
ante él y le vio el rostro arrugado sintió como si ya lo hubiera visto antes,
pero no estaba seguro, así que siguió el mismo protocolo de preguntar por la
mujer como siempre lo hacia y de igual manera el pescador respondió como
siempre lo hacían, él se retiro aun rascándose la barbilla, pensativo de donde
habría visto a aquella persona.
De pronto escucho que lo llamaron, al
voltearse de nuevo hacia el viejo pescador, vio como sonreía.
- Si eres tú, ¿verdad? – Le volvió a
llamar aun con su sonrisa.
- Si soy, bueno al menos eso creo,
pero ¿Quién es usted?
- Soy Perimando, ¿Qué no me recuerdas?
Antiguos amigos del orfanato de las hermanas Kifardes.
Entonces sus ideas se conectaron con
sus recuerdos y pudo saber de quien se estaba tratando, ese viejo era uno de
sus camaradas de la infancia, uno con los que había quedado atrapado en el
almacén abandonado, uno de los que le podrían ayudar a saber quien fue. El
pescador era bastante viejo pero aun era reconocible su cara de niño que estaba
enterrada dentro de los años.
- Cuanto tiempo sin vernos. ¿Qué será?
- Pregunto el pintor esperando obtener una respuesta de la cual no tenía la más
mínima idea.
- Pues ya hace mucho tiempo, desde que
salimos del orfanato – Eso no sonaba bien debido a que el quizás no podría
ayudarle mucho, pero arrojaba algo.
- ¿Y que a sido de tu vida?
- Pues pescar, pescar y pescar, desde
que dejamos la escuela, yo me traslade hasta este lugar a hacer lo mejor que
sabia para poder comer.
- ¿Y tu?
- Pues pintar, me he dedicado a pintar
– Una respuesta bastante sincera a pesar de su incompleta seguridad.
- Pues que bien, siempre fuiste bueno
para eso, ¿Y que te trae por aquí? ¿Andas buscando a tu hija?
- Pues no precisamente, andaba
buscando a una conocida, pero se me hace complicado encontrarla dentro de tanta
gente, ¿Cómo sabes que tengo una hija? – Eso lo inquieto bastante.
- Pues al preguntar por ese nombre
creí que se trataría de tu hija que se extravió por estos lugares tan
concurridos, pero solo lo imagine.
- Que bueno – Se sintió aliviado - En
realidad no es mi hija – Se le escapo la risa – Es una señora que tengo tiempo
sin ver.
- Pues si que está muy perdido, el
puerto es grande y así nunca encontraras a alguien.
- Bueno lo encontré a usted - Ambos
rieron de eso, la risa de Perimando era demasiado chistosa, parecía que se
estaba ahogando.
Perimando recogió sus redes y lo
invito a su casa a tomar algo de aguardiente, él acepto sin dudarlo, pues no
deseaba perder tan latente posibilidad de obtener algo para reunir a las
rebeldes neuronas que habían salido de su cabeza y ahora jugaban con el a las
escondidillas fuera de él mismo.
Perimando vivía dentro de un viejo
hotel que ahora se usaba como condominio, dentro de un cuarto en el tercer
piso, y para entrar al mismo tuvieron que atravesar una puerta de seguridad
donde estaba el vigilante en turno. Perimando le contó que cada día le tocaba a
un inquilino diferente del hotel realizar la guardia, pues en esa colonia había
que tener cuidado de los extranjeros que iban y venían, cuales eran peligrosos
pues podían provenir de cualquier tipo de sociedad.
El lugar era un completo desastre,
niños por todos lados y ropa tendida para secarse por aquí y por allá, las
paredes habían perdido toda su pintura original y se apreciaban los ladrillos
desde el primer piso hasta el último; para colorear el lugar las paredes estaban
pintarrajeadas con aerosol, gis y
pintura de vinil; mostrando el arte de los jóvenes del lugar; un sin fin
de cosas tiradas por el suelo y las escaleras, como si toda la gente del hotel
se conociera y se confiara, pues muchos dejaban las puertas abiertas de sus
departamentos.
Ya en su casa, y bebiendo un poco, le
recordó de algunas aventurillas que vivieron en aquellos días de niñez, no eran
de gran importancia pero logro sacarle una sonrisa. El pintor paso la tarde con
él platicando y embriagándose, mas sin embargo no pudo sacarle mucha
información a sus palabras con respecto a Fletonio, lo único que pudo saber es
que poco después de la muerte de Juneiro todos los chicos dejaron la escuela,
para venir a la ciudad a trabajar y hacerse hombres.
Le contó que un poco antes de que
tuvieran al potrillo, las maestras habían traído unas gallinas del pueblo con
la intención de enseñarles sobre avicultura; los chicos construyeron un
gallinero bastante improvisado al lado de la casa para resguardarlas del clima
y de los depredadores. Ellos se emocionaron bastante el ver como las gallinas les
brindaban comida y a su vez podían obtener más de ellas, inclusive pensaron en
que algún día tendrían su imperio de pollos y que ellos serian los reyes de
aquellas aves, pero las complicaciones vinieron después, sobre todo cuando las
gallinas comenzaron a desaparecer del gallinero, dejando una estela de plumas
afuera de este.
Las instructoras les dijeron que se
trataba de algún coyote que había encontrado el gallinero, sus palabras se
corroboraron cuando días después más y más gallinas comenzaron a desaparecer,
claro que eso era una total decepción para todos, sin embargo se dieron a la
tarea de vigilar y casar al coyote por las noches. Una noche el pequeño ladrón
volvió a aparecer, y la maestra Montica que siempre había guardado un arco en
su cuarto lo uso para cazar al pobre animal, todos los chicos se levantaron a
festejar el triunfo, y entre tanto alboroto alguno de los chicos dejo la puerta
abierta del gallinero, de tal manera que a la mañana siguiente cuando quisieron
recoger los huevos todas las gallinas habían escapado al bosque.
Eso fue muy frustrante en aquellos
días pero ahora era bastante gracioso, así como a menudo las penas del pasado
se vuelven las anécdotas graciosas del presente, como si solo tuviera
importancia las cosas pasadas que nos sacan de la rutina, o como si el tiempo
reinventara el sentimiento de las cosas. Las pobres gallinas quizás no sabían
de los peligros del bosque, pero en su afán de libertad debida sobre todo a que
ese no era su habitad natural y sumado al error de uno de los chicos, fueron
obligadas a escapar a su posible perdición pues carecían de visión para saber
que allá en el bosque los demás carnívoros esperarían por ellas; por suerte no
fue una gran perdida para el orfanato, porque todas esas gallinas partieron de
unas cuantas pocas, por lo que tal solo fue una explosión de fuegos
artificiales que los entretuvo algún tiempo.
También le contó otra anécdota, cuando
las maestras los llevaron por primera vez al pueblo. Para los chicos fue como
el único viaje que tuvieron antes de que crecieran, un viaje al mundo real
fuera de la burbuja idealista pero limitada en la que ellos vivían. Para ese
viaje las maestras rentaron un par de móviles que se desplazaban con la ayuda
del paladeo de sus tripulantes, esa fue la primera bicicleta que conocieron, no
era en si una bicicleta, pero se basaba en el mismo principio; y con ayuda de
esos móviles viajaron a la ciudad, donde las maestras tenían varias personas
conocidas, que les enseñaron lo que eran las granjas comunales; granjas
gigantescas donde los habitantes producían todos sus consumibles, los trabajos
se rolaban y cualquiera podía unirse al trabajo, donde recibían partes por
igual de la variada cosecha, cría y transformación de materia prima como cerveza,
algodón y harina; claro que una porción de la producción era enviada a los
hospitales y centros de seguridad.
La ciudad tenía museos por todos
lados, los cuales en la antigüedad eran templos para adorar dioses, pero ahora
sus viejas y curiosas construcciones albergaban varias cosas de la antigüedad,
como computadoras, tocadiscos, televisores con películas y otros más
dispositivos que requerían de energía para funcionar; y que estaban libres para
uso libre del pueblo donde se les aprovechaba de verdad. Mucha gente aun
conservaba viejos discos con música y video, que podía ver o escuchar en esos
lugares, ya que los templos contaban con sistemas para sacar energía del viento
y el sol, sistemas que no podían instalarse en toda la ciudad pero que ayudaban
perfectamente a esa causa. Otros templos albergaban gran cantidad de libros,
otros mas contenían juegos bastantes raros y otros tantos contenían aparatos de
ejercicio que permitían a la gente volverse más fuerte, en fin había bastantes
cosas con un sin fin de utilidades.
Los chicos también conocieron el
antiguo mercado principal, antes de que se incendiara y en ese lugar fue donde
Trestor se hizo de unos juguetes, cuales pudieron cambiar por pesca que había
recolectado con anterioridad en el lago, por lo que regresaron bastante
emocionados y con una nueva atracción a su morada; durante muchos días la nueva
adquisición fue la diversión de los chicos, hasta que el tiempo la sumió en el
tedio y el juguete termino convirtiéndose en alimento para la tierra, al igual
que la niñez que poco a poco desaparecía en ellos, pues inevitablemente crecían
y tenían que verse obligados a cambiar.
Todas estas historias le interesaban
bastante al ya anciano pintor, cada ves que Perimando contaba alguna otra
tontería que paso en su niñez, él se sentía mas vivo, sentía que era alguien,
como aquellas personas que actúan como estatuas cuales pueden actuar con vida
repentinamente cuando alguien echa una monedas al vaso vacio que tienen en su
mano; así se sentía el pintor como si sus recuerdos fueran su esencia, todos
ellos formaban lo que ahora él era, sus miedos, sus traumas, sus anhelos; y
aunque no sentía que pudieran afectarle, no podría haber sido alguien sin
ellos; por ello se había sentido bastante vivo con aquella charla, antes de que
terminaran bastantes ebrios y quedaran dormidos en los sillones.
Aquella noche volvió a soñar y a su
vez recordar; como la gran directora había enfermado; fueron tiempos difíciles
en los que tenían que viajar a la ciudad y buscar medicinas entre los herbolarios,
biólogos, médicos y algunos maestros de la química; por lo que las maestras se
vieron en la necesidad de actuar como cocineras y realizar platillos
deliciosos, los cuales tenían un valor
muy agregado. Debido a eso la instrucción de los chicos se detuvo, a tal grado
de que muchos emigraron a la ciudad a buscar oportunidades, pero otros
permanecieron esperando aprender un poco mas, cosa que no pudo volver a ser, al
menos no en ese lugar, pues las maestras necesitaban trasladar a la gran directora
a la ciudad, por lo que se veían obligadas a dejar la hacienda, más sin embargo
antes contactaron con el director de Prospectia que era una escuela muy ilustre
donde los chicos podrían llevar su desarrollo humano al máximo. Ellas habían
percibido el gran deseo de los chicos restantes de seguir aprendiendo, por lo
que ofrecieron la propiedad de la hacienda al director de dicha escuela a
cambio de que enseñaran a sus chicos, dieron lo mejor que tenían por ellos,
debido a que esa escuela estaba fuera de la civilización y a su vez fuera de la
ley de enseñanza libre. Así Trestor, Fletonio y el pequeño dibujante fueron
recogidos un nublado día por una carreta, en esos momentos comenzó a llover
fuertemente al ser llevados muy lejos atrás de las montañas, así fue como se
disolvió la fraternidad de Kifardes.
Aun podía ver como la carreta se
alejaba, mientras las maestras se despedían con sus paraguas, cuando de pronto
se encontró en medio de alguna extraña casa, un ambiente nocturnal descoloraba
la sala en la que había aparecido. Podía escuchar fuertes pisadas y ruidos que
provenían de afuera de aquel lugar. Esto indicaba que mucha gente estaba
pasando por ahí, para su sorpresa Fletonio estaba dormido en un sillón, con la
cabeza recargada y derramando cantaros de saliva.
La madurez se expresaba en su cuerpo,
cualquier cosa que estuviera soñando no podía haber ocurrido mucho tiempo
atrás, parado sobre esa desconocida casa pudo visualizar el día anterior; el
quería conocer el mar por lo que acompaño a Fletonio para que arreglara un
encargo, y por la noche salieron a conocer gente del lugar, encontrado muchas
personas enfiestados en la playa, quienes celebraban la fiesta del pescado, que
era la fiesta tradicional del lugar desde hace muchos años pero que
ultimadamente se había vuelto extremadamente loca, debido a todos los
comerciantes que llegaban de fuera. Ellos se unieron al baile alrededor de la
fogata, y después Fletonio regreso a la casa donde se hospedaban con un par de
chicas a cada lado, ambas empecinadas en seguir la fiesta, pero el pintor se
fastidio al ver como devoraban botellas de alcohol y se encerró en su cuarto,
pues detestaba ese olor.
Las personas del exterior lo sacaron de
esa retrospectiva dentro de su propio sueño, el sueño era tan real que podía
sentir el frio de la noche, un enorme y desconocido malestar recorría su
cuerpo. Al igual que en sus otras reflejos del pasado, el anciano y actual
pintor era el centinela de aquel sueño, podía pensar independientemente a los
pensamientos de su antiguo ser, más sin embargo no podía hacer nada al
respecto, más que observar y juzgar, ser el espectador de su propia y
desconocida vida. Se sentía mal por lo que el pintor futuro pensó que tal vez
ese malestar fue causado por los estragos del alcohol en su cuerpo, aunque el
pintor pasado no recordó haber bebido, tan solo le quedaba juzgar lo que veía en
su pasado y sentir de nuevo en carne viva lo que anteriormente llego a
sentir.
Decidió asomarse a ver que era lo que
estaba pasando, pues percibía mucho alboroto fuera de esa casa, al salir de
ella ya no había nadie por la gris calle; pero al salir de la casa y mirar
desde el centro de la calle, pudo ver como una turba de gente encapuchada y con
antorchas peregrinaba por la ciudad. Esto si que lo desconcertó bastante, e
intento despertar a Fletonio, pero él no reaccionaba, estaba muy embriagado con
las circunstancias. La imagen de esa situación era de temer, algo estaba mal, y
¿Si toda esa gente escapaba de algo? y él se quedaba allí mirando, muchas ideas
le llenaron la cabeza y decidió seguir a las personas discretamente, quizás mas
motivado por su curiosidad de niño que se había despertado con anterioridad.
Siguiéndolos a través de las calles
oscuras y vacías el frio se metía hasta sus huesos y la luz de la luna se perdía entre las
nubes, por lo que las antorchas de las personas eran su único faro dentro de la
negra noche, mas sin embargo no deseaba acercarse demasiado y traspasar el
umbral de la luz, no tenía la mínima idea de que tramaran esas personas, pero
algo le decía que las cosas andaban mal, al ver como dificultosamente caminaban
esas personas, como desfilaban por la media noche y los amplios capotes sobre
los que se resguardaban; él no estaba seguro pero un mal presentimiento le daba
todo eso.
Las personas caminaban con toda
normalidad, y conforme pasaban por las calles más gente salida de la nada se
les unía, por suerte no tuvo que encarar a ninguna de esas personas, ya que el
pintor no se atrevía a acercárseles. Después de caminar por un rato tomaron un
camino que salía del debilitado urbanismo para introducirlos en un ancho camino
de tierra a través de las palmeras, muy cercas de la colina de la sierra. El
pintor estaba excitado y a la vez temeroso, lleno de adrenalina, como si jugara
algún deporte extremo que podría hacerle perder la vida.
Así se introdujeron dentro de una
caverna, muy cerca del final de la bahía, el pintor se detuvo no estaba seguro
de que hacer, deseaba meterse a la cueva del oso y averiguar que estaba pasando
en ese lugar, todo era tan misterioso pero estaba seguro que algo no estaba
bien. Estuvo a punto de colarse cuando escucho un atenuado ruido, era Fletonio
que lo había estado siguiendo.
- Que demonios haces en este lugar –
Le dijo.
- Ni idea, creí que quizás sonó
alguna alarma que no pudimos escuchar.
- No se trata de nada causado por el
mal clima, este lugar esta maldito, debemos salir de aquí antes de que alguien
nos vea, además debes de saber que las personas que aquí laboran son demasiado
malhumoradas, se estresan con facilidad y detestan a las personas como
nosotros, se comunican con gritos y es imposible comunicarse con ellos, si
fuéramos vistos por ellos seriamos presa de su insaciable enojo.
- Sabia que esto no estaba bien, ni
hablar salgamos de aquí - Estaban por regresar cuando notaron que una luz se
aproximaba, de seguro eran mas personas, por lo que en su rápida decisión y sin
saber que hacer se metieron a la cueva – Creí que no debíamos entrar – Le
replico el pintor.
- Calla ya encontraremos una manera de
salir, por desgracia yo conozco el lugar, aunque no conocía a sus trabajadores,
solo visite el lugar una vez de día, pero puedo decir que es bastante grande
para escondernos y buscar la manera de salir.
Así rápidamente lo que tenía una
apariencia de cueva circular, tomo un aspecto de pasillo cuadrado, hecho con
grandes losas de piedra, todo de pronto tenia forma, la luz casi los encandilaba
al introducirse cada vez más adentro. Ellos aun en las sombras rodearon la
cámara iluminada a la que habían llegado, una cámara forrada de láminas de
acero y vigas por todos lados, estaba llena de escombros de antiguas maquinas y
podían escuchar un ruido abominable, se asemejaba al sonido de las olas al
reventar, pero amplificado y a una alta frecuencia y por si fuera poco se
percibía un olor terrible en aquel lugar. Era una bóveda enorme conformada de
tres niveles la cual era iluminada por grandes lámparas que colgaban de los
techos hasta el segundo nivel; el tercero seguía cubierto de sombras, y el
primer piso que era el de hasta abajo estaba tan iluminado que cualquiera que
se posara sobre él inmediatamente pensaría que lo están interrogando; las
columnas de piedra y las vigas que estaban por todos lados tapaban la
visibilidad de lo que pasaba mas adentro de esa caverna metálica que crecía más
en el fondo.
Desde su escondite observaron a otra
horda de esos trabajadores que se acercaron y cerraron una puerta corrediza,
para continuar hasta el interior de la cámara. El pintor y Fletonio se
escabulleron entre las sombras y esquinas del estrecho camino del tercer nivel,
hasta llegar a una esquina donde las columnas les dejaban de tapar la
visibilidad y podían observar todo el alboroto que se hacia en ese taller.
Bajando una serie de escaleras
metálicas se podía llegar al nivel mas bajo de la cámara, donde todos las
personas habían dejado sus mantos y se dedicaban a trabajar entre toda la ruidosa maquinaria que los rodeaba mostrando así
sus deformidades. Cientos de motores movían varios rodillos de acero, los
cuales en conjunto desplazaban el pescado alrededor de toda la planta para
pasar por varios procesos donde los trabajadores hacían equipo con varios
aparatos para meter a los pescados dentro de las latas, aunque cada una de sus
actividades era independiente y solitaria.
No se podía asegurar que fueran
personas los que trabajaban en aquel lugar, pero si tenían un asemejo muy
grande, por su asquerosa deformidad cualquiera pensaría que sufrieron alguna
mutación, pues sus tristes caras estaban infladas y repleta de bolas, como si
hubieran pasado por una larga sesión de boxeo, y movían su lengua y labios
desjuiciadamente; sus manos despellejadas y torcidas casi fuera de su control
trataban de enfocar sus largos dedos que temblorosos trataban de continuar su
trabajo con el pescado; sus cuerpos llenos de una babosa mugre eran
horripilantes, pues cargaban con gran cantidad de tumores en toda su piel, y
parecían que estaban a punto de reventar.
- De que se trata todo esto – Pregunto
el Pintor.
- Es una fábrica de pescado enlatado –
Dijo Fletonio aterrorizado por la escena – Esta fábrica ya tiene mucho tiempo
en funcionamiento, todos ellos trabajan por la noche y duermen de día, debido a
que son detestados por los extranjeros
del lugar quienes han ganado terreno en esta colonia con el comercio del pescado
enlatado, estos trabajadores obtienen muchísimas latas por su trabajo, las
cuales pueden acumular y cambiar después, se han acostumbrado a vivir de noche,
hablan con gritos pues tanto ruido ha atrofiado sus oídos y se han deformado
pese que todo mundo sabe que este lugar esta maldito.
- ¿Cómo sabes todo esto?
- Casi toda la gente que ya tiene
tiempo en la ciudad conoce esta situación, pero nadie se atreve a hacer algo,
además de que el pescado ayuda a la gente local, de esta manera pueden aceptar
esta calamidad solo para no esforzarse tanto – Paro para frotarse la cara -
Trabajaban a la orden de Yaraelo, él era un ilustre señor que llego hace tiempo
a la ciudad, un maestro proveniente de Prospectia; el hizo una verdadera
fortuna a raíz del sacrificio de estas personas, las cuales ahora dentro de su
deformidad y la deformidad de sus hijos no tienen otro escape que seguir
trabajando para sobrevivir – Paro unos segundos para apuntar una gigantesco
barco oxidado que se veía a lo lejos – Ese es el gran submarino nuclear que
sacaron del mar hace mucho tiempo con la ayuda de la gran mano mecánica y que ahora
alimenta eternamente esta instalación. La mano fue construida solo con ese fin,
Yaraelo engaño a sus discípulos los cuales creyeron que seria para sacar a los
peces del mar pero todo era una gran mentira, pues no podían estar alimentado
esa gigantesca cosa solo para pescar; y cuando sacaron de la orilla del mar al
gran submarino, Yaraelo fue capas de echarlo a andar con sus conocimientos de
ingeniería y así alimentar toda esta estación que yacía escondida entre los
escombros de nuestra civilización. El pescado enlatado puede conservarse días
sin refrigeración y transportarse a donde se deseen, así sus discípulos cegados
por los beneficios sin ver el daño colateral fueron los primeros trabajadores
de esta fábrica, condenando por siempre a su impotente descendencia.
Yaraelo trabajaba en conjunto con
muchos de los grandes pescadores de por aquí, pero después cambio sus
proveedores a otros de procedencia extranjera, a quienes les brindaba energía
proveniente del reactor del submarino para que pudieran mover a los antiguos
barcos y en cambio ellos lo forraban de pescados, ahora que Yaraelo esta muerto
todo sigue funcionando tal cual antes él estaba, heredo su obra a sus mas
cercanos y desconocidos colaboradores – Fletonio se sentó en la mera esquina de
donde se escondían, las sombras ni siquiera lo dejaban ver – Poca gente lo
sabe, pero esa energía y los desechos que sacan del reactor están malditos y
dañan a las personas.
- Como lo veíamos en nuestras clases
de física. Radioactitud o algo así.
- Radioactividad, Por eso no debemos
estar aquí o terminaremos como ellos.
- Debemos salir cuanto antes de aquí.
- Se puede salir por los puertos donde
descargan el pescado, esos no los cierran mas sin embargo no tengo la mas
mínima idea de cómo llegar hasta halla, el corredor es un verdadero embrollo,
además tendríamos que pasar en medio de toda esa gente corrompida, pero antes
es mi deber hacer algo.
- ¿Hacer que?
- Parar toda esta forma de maldad.
- Pero sin Yaraelo, ¿Nadie puede
controlar esa cosa?
- No creo que nadie sepa aparte de mí,
pues yo tuve la oportunidad ayer de venir a dar mantenimiento al reactor, pues
ellos ni se imaginan como es que funciona toda su instalación y por eso no se
ha apagado desde de la muerte de Yaraelo, mas aun mucha agua contaminada es
extraída del lugar y almacenada sigilosamente en las montañas. Esto es una
terrible abominación que debo
arriesgadamente detener – Dio un suspiro de desesperación - Los puertos de carga están por aquel pasillo, tienes que
escapar por allí.
Apenas apunto el pasillo que dirigía a
la salida, Fletonio regreso por donde se habían escurrido, para llegar frente a
la puerta de entrada que habían cerrado los trabajadores; y bajo por las
escaleras hasta el piso inferior; el pintor si que estaba asustado pues no
tenía idea de que se le había ocurrido, por lo que permaneció estático.
Unas vez que Fletonio bajo las
escaleras se coloco uno de los mantos que traía alguno de los trabajadores,
para poder cubrir su extrañeza y pasar silenciosamente pero lo más rápido
posible a través de la planta, mientras todas las deformes personas trabajaban
concentradamente sin parar no pudieron percatarse del intruso, el cual se
dirigió hasta el área del reactor, entre todo el ruido y alboroto que se vive
dentro de las fabricas.
Pudo contemplar el gigantesco
submarino que se encontraba allá adentro, estaba totalmente oxidado y desecho,
la parte baja del mismo estaba llena de corales secos, y se podía entrar a
el por una abertura que tenia en uno de
sus costados. Penetro y dentro no se encontraba ningún trabajador, solo un
panel lleno de botones y palancas, era una cámara solitaria, apartada del
limitado conocimiento de sus trabajadores pero bastante activa. Después de
analizar un poco, comenzó a teclear hasta que acceso a la computadora del
sistema y pudo desactivarla, dejando sin energias esa planta la cual ya no podría volverse a echar a andar si no
era por alguien externo. Inmediatamente todo se volvió oscuro y silencioso, el
pánico lo invadió, no pensó que todo ese lugar se volviera tan oscuro, aunque
estuviera bajo tierra, no lo había visualizado en el momento pues el curso
natural de las cosas era distorsionado en esos ambientes; permaneció el
silencio por un instante hasta que los trabajadores comenzaron a gritar
desesperadamente y prendieron de nuevo sus antorchas, justo en el momento en
que el intrépido Fletonio salía por la abertura del submarino solo para
observar a toda esa turba enardecida, las antorchas lo iluminaron y todos se
volvieron contra él para lincharlo. Fletonio inmediatamente se escabullo entre
toda esa fabrica, no podría ser capaz de ver nada sin esas antorchas que le
iluminaban toda la maquinaria inerte a su alrededor, pero mientras estuviera en
la luz los salvajes deformes los perseguirían sin cesar.
Brincaba sobre las maquinas y arrojaba
el pescado para distraer a sus agresores, brincaba alrededor de los rodillos
una y otra vez para escapar de las garras de sus nuevos enemigos, atravesando
vigas y pasando por debajo de contenedores para intentar llegar hasta el
pasillo que conducía a la salida, entre toda ese torpe y lento intento de
personas que trataban de atraparlo; eran muchos contra uno, pero su forma de
vida los había atrofiado y no podían pescarle, más sin embargo todo era
cuestión de tiempo para que Fletonio se cansara de tratar escapar eternamente
de toda esa repentina cólera.
Así fue que mientras se escabullía, pudo ver
al pintor acercándose por detrás de toda la turba, el pintor cargaba con una
antorcha que se había apoderado, hizo un esfuerzo para escapar y alcanzarlo
para poder huir hasta llegar al pasillo, un corredor que mas bien parecía un
laberinto, pues estaba lleno de escaleras que subían y bajaban, por lo tanto
ellos tuvieron que correr por esos enredados corredizos, mientras una insana
humanidad los perseguía por todos lados.
Mientras corrían ambos pensaron lo que
acababa de pasar. Aquellos pobres hombres no tenían otra forma de sobrevivir,
bueno al menos eso creían, pero por muchos años su forma de vida estaba
establecida y cambiar seria mucha complicación para ellos, mas sin embargo algo
de lo que hacían dentro de todo eso estaba mal, no eran mas que unos pobres
esclavos que no tenían más tiempo que para morir dentro de esa fabrica,
creyendo que ella les daría más opciones y posibilidades para vivir una vida
mejor, en realidad lo único que hacían era cerrarse a todas ellas; sus sueños
de trabajo lo único que hacían eran cumplir todas las fantasías de Yaraelo.
Fletonio quien gracias a su aprendizaje capto la existencia de ese error, se
arriesgo para frenar la inmortal maquinaria de la que estaba conformada esa fábrica.
El pintor no tenía la más vaga idea de
que estaba ocurriendo, los pedazos de su mente destrozada no podían arrojarle
idea alguna, solo podía ver a los torcidos trabajadores perseguirlos por
aquellos pasillos; impulsados por las pocas ideas, frustraciones y paradigmas
que pudieran entorpecer una correcta decisión para su propio bien, quizás por
su propia deficiencia ellos no querían ser ayudados.
Ahora escapaban dentro de ese oscuro
laberinto sin saber si existía alguna salida, y si es que existían
probabilidades de salir, todas se disolvían frente a las posibilidades de que
los sirvientes de la fábrica los capturaran. Después de algunos minutos
corriendo se cansaron y pararon. En medio de la nada, todo se volvió bastante
quieto, ya no escuchaban a las personas que los seguían, solo las gotas de agua
que caían entre el paisaje de escaleras y fierros metálicos que conformaban el
lugar; siguieron caminando llenos de miedo y con una profunda y rápida
respiración, todo había sido muy rápido por lo que Fletonio no reparo de las
consecuencias que se desencadenarían al desactivar el reactor de la planta,
¿Estaba arriesgando su vida por algún capricho? o podría ser que no hubiera
otra cosa por la cual arriesgar la vida, pues ellos sabían que era una gloriosa
virtud proteger y ayudar a los demás aunque la muerte se interpusiera en su
camino.
En la oscuridad de los pasillos
encontraron un túnel el cual parecía ser su única salida, se metieron en él y
comenzaron a avanzar agachados lentamente a través de él, poco a poco el camino
se volvió mas inclinado por lo que decidieron regresar, pero justo en el
momento en que dieron el paso de regreso el pintor resbalo en una viscosa
sustancia que estaba esparcida en el suelo, jalando a su compañero comenzó el
descenso a través de aquel tobogán de tuberías hasta que dieron a dar a una
fosa de lodo.
Su luz se había extinguido en el
fango, aquel era un lugar bastante sucio, el lodo se acumulaba en el centro de
tal manera que no se podía atravesar, solo se podía caminar en las orillas de
aquella circular cámara. El cielo se había despejado y la luz de la luna
penetraba por un par de grandes ventiladores que daban al exterior girando
lentamente y cuales estaban ubicados en lo alto de la cámara, estos en cámara
lenta impulsados por el poco aire que refrescaba aquel fétido lugar.
De pronto de entre las sombras y el
lodo apareció un gigantesco humanoide, monstruo era la única palabra para
describir a aquella bestia deformada que media como dos metros, extremamente
obeso; la grasa de su cuerpo lo hacia parecer un verdadero camión que además en
su mutilación tenia una pata de palo y un grande, hinchado e único ojo que se
lubricaba curiosamente con unos carnosos parpados; estaba totalmente libre de
pelo y las pequeñas cadenas que quizás alguna vez lo contuvieron ahora solo
colgaban ligeramente de él, sin ningún poder para contenerlo una vez mas.
El monstruo al ver a los intrusos
dentro de su morada simplemente los recibió con un grito aterrador para después
comenzar una persecución alrededor de aquella asquerosa cámara, los
infortunados huéspedes al sentir la furia de la criatura se dieron a la tarea
de escapar, dando vueltas alrededor de la fosa de lodo. La criatura no podía
darles alcance, mas sin embargo ellos no debían estar expuestos de esa manera
por mucho tiempo, por esa razón tomaron el riesgo de escapar, para ello tenían
que alcanzar unas escaleras fuera de la altura normal; el pintor ayudo
rápidamente a Fletonio para que alcanzara las altas escaleras tipo bombero que
colgaban de las alturas, desgraciadamente el monstruo les dio alcance por lo
que solo Fletonio pudo escapar hacia las alturas desde donde podía observar
todo pero el pintor se quedo en el mismo lugar. El pintor que no tenía escape
tuvo que introducirse dentro de un sanitario público destrozado que se
encontraba en la misma fosa, y el cual no tenía salida por ningún lado; al
entrar al sanitario pudo observar con basto asco los orinales y cubículos de
los retretes despedazados, también en su desesperación pudo encontrar una tina
llena de agua limpia que yacía justo a un lado de la grieta por la que entro,
la cual se llenaba con goteos que se filtraban desde el techo; aunque pareció
absurdo e infantil no tenia otra opción de escondite, así que se introdujo
dentro del agua de la bañera y contuvo la respiración, esperando una de dos,
que esa tina lo cubriera mágicamente de esa bestia o tal vez la más horrible de
las muertes, permanecía soportando la respiración mientras se lamentaba por
haber entrado tontamente esa noche a ese lugar.
Había escuchado a la bestia entrar
dentro del sanitario, así que el decidió esperar y morir asfixiado dentro de la
tina. Desde su limpio ataúd, podía observar el techo del sanitario y también a
la bestia que se aproximaba con fiereza hacia donde el estaba, casi estaba a
punto de introducir su sucia mano dentro de la tina para sujetarlo, cuando algo
lo detuvo y asustado se alejo.
Sin poder aguantar un segundo más el
pintor saco la cara de la tina para poder tomar otro respiro, y también miro de
reojo a la bestia que lo observaba con su gran ojo desde la entrada, cuyo
monstruo al verlo volvió a abalanzarse contra él. El pintor volvió a
sumergirse, esperando que se volviera a alejar, pero nuevamente volvió a ver a
la bestia asustarse frente a sus ojos y escapar; así continuo el ciclo, en el
que respiraba y arriesgaba, pero cada vez el exaltamiento por el que estaba
pasando lo hacia tomar menos aire, por lo que podía sentir la desesperación de
la muerte por llevárselo, Fletonio observaba toda la escena sin poder hacer
nada pues el miedo hacia ese monstruo paralizaba a cualquiera. Ni siquiera el
curioso miedo de la bestia por esa tina le brindaría la suerte suficiente al
pintor para sobrevivir, la ruleta de la vida tenía muy pocas posibilidades de
mantenerlo dentro del juego, mas sin embargo se dio la excepción.
Algunos de los deformes humanoides que
los perseguían con anterioridad cayeron dentro de la cámara, muy probablemente
venían siguiendo los pasos de los fugitivos, Fletonio que observaba desde las
alturas pudo ver como salieron dos de ellos por las tuberías por los que ellos
mismos también habían salido, un golpe de suerte para ellos, pero una desgracia
para los nuevos invitados que no tenían idea del peligro dentro.
El monstruo escucho a los invasores y
se abalanzo sobre ellos saliendo del arruinado sanitario, el pintor seguía
sumiso dentro de un transe de muerte por lo que ni se percato de lo sucedido y
no sabia que tenia oportunidad de escapar, Fletonio tuvo que gritarle para que
este se diera cuenta de que la bestia se había alejado, Fletonio descendió por
las escaleras y ayudo al pintor a subir por ellas, mientras el monstruo
salvajemente se comía la cabeza de uno de sus intrusos y al otro lo aplastaba
fuertemente con su otra mano. Así subieron por las largas escaleras, hasta
llegar a una saliente, de donde pudieron observar la horrible masacre de la
cual se habían salvado, pero sin percatarse mucho de los horrores que se
presenciaban pues continuaron su escape saliendo de esa cámara por una puerta
que se encontraba allí mismo.
En el otro corredor podían observar el
mar a través de unas grandes ventanas de vidrio, las cuales cubrían una extensa
área en aquel pasillo que recorría el barranco, allí mientras observaban el
muelle desde una ventana Fletonio le explico al pintor porque tal vez es que se
había salvado; el intuyo que no era el temor al agua lo que hacia que la bestia
no lo estrangulase dentro de aquella tina, sino que tal vez fue su mismo
reflejo en el agua lo que lo asusto y lo hacia correr, quizás hasta aquel
monstruo se aterrorizaba al ver su inmundicia reflejada en aquel espejo creado
por la escasa luz de la luna, la
oscuridad de esa tina y la pureza del agua; algo de lo que posiblemente nunca
se percataba al no poder observar su propia fealdad el mismo y a la cual
prefería escapar. Claro que al final de cuentas siempre resulta ser una teoría,
pues Fletonio alcanzo a observar el reflejo, pero nunca podría saber que es lo
que pensó ese animal en realidad.
Era lastimoso ver a aquellas torcidas
personas pudrirse dentro de ese calabozo, pero era mas terrible ver que pudiera
existir tanta abominación debajo de todos ellos como consecuencia de sus
acciones; el alimento es el cimiento del cuerpo, todo lo que se le mete termina
expresándose en él, quizás tanto pescado estaba dando una apariencia similar a
sus depredadores, que a su vez permanecían enlatados y conservados para la
posteridad. Esta vez habían corrido con mucha suerte, pero tanta maldad terminaría
pescándolos y enlatándolos. Todas esas imágenes que presenciaban allí dentro
los atemorizaban, desesperándolos por encontrar una salida.
Caminando un corto instante de tiempo
por aquel pasillo, pudieron observar una ventana rota, desde la cual podía verse justamente debajo
de ella unas escaleras, cuales descendían a través del barranco hasta los muelles,
por lo que se arriesgaron a descender aquel pequeño pedazo de peñasco que los
separaba de la salida; agarrados muy cerca de las rocas y pisando con bastante
cuidado pudieron alcanzar el frio pasamos de aquella escalera.
Así alcanzaron las largas y metálicas
escaleras, y continuaron bajando hasta que se encontraron muy cerca de las
alborotadas aguas, en medio de la escalera que en sus extremos tenía a la
puerta de la que provenía dicha escalera y los muelles sobre el mar. Pasaron
unos minutos para que pudieran ver las antorchas de las demás torcidas personas
que habían llegado por algún otro pasillo hasta los muelles, y venían más de
ellos a lo alto por las mismas escaleras por lo que se encontraron presos sin
salida.
De repente lo que había sido
silencioso se volvió una sinfonía de gritos, la pinza de mutantes estaba por
cerrarse y despedazarlos en el acto, cuando repentinamente Fletonio salto al
mar desde esa altura, un salto que podría traducirse en una húmeda muerte, pero
que en aquellos momentos se veía como la única forma de escapar con vida, así
su amigo lo siguió sin pensar, sin ni siquiera acordarse de que le tenia miedo
a la profundidad de las aguas. Todos sus depredadores solo pudieron ver la
escena en silencio y ellos cayeron como piedras al espumoso mar, como mártires
de una causa que solo beneficiaba a los inquilinos de esa fábrica.
El pintor se lleno de tanto miedo al
tocar el agua que despertó de un salto empapado en sudor, se encontraba de
nuevo en el cuarto de Perimando. El resto de la noche prefirió aguardar
despierto, aterrorizado por aquella pesadilla que acababa de tener, y sobre
todo pensando en Fletonio, quien había aparecido de nuevo desde lo más
recóndito de su cabeza. No podía comprender quien era esa persona o que tenía
que ver en su vida; se quedo despierto sobre el sillón, pensando en Carondelia,
Geracio y todos sus amigos de Grunstia, él los extrañaba y solo deseaba
regresar a su vida normal y poder dejar toda esa locura.
Mientras tanto en otro lugar alejado
de Forlonia, del otro lado de la sierra, se avecinaba un camión a la ciudad. La
mayoría de las carreteras estaban hechas añicos por la falta de mantenimiento,
pero algunas habían seguido en uso, lo que permitió que no se llenaran de
flora. Muchos de los camiones habían sido conservados y su motor había sido
cambiado por aceite vegetal, por lo que los chóferes que los conservaron se
ganaban la vida llevando y trayendo gente de una ciudad a otra; los pocos
automóviles que sobrevivieron a la escasez de combustible y refacciones se
utilizaban generalmente con fines de transporte a larga distancia al igual que
los trenes de vapor, por lo que era muy raro verlos dentro de las ciudades a
excepción de cuando llegaban a subir y bajar personas.
Aquel camión era exclusivamente para
el transporte de personas, por lo que estaba absuelto de aquellos comerciantes
que cargaban animales y un sin fin de artículos para sus clientes; el camión
era bastante tranquilo e inclusive se podía escuchar algo de música clásica
dentro de él.
En el viajaba un señor vestido con un
traje ya algo viejo y de color negro, su sombrero del mismo color, cargaba un
maletín arriba de sus piernas y miraba la ventana, pero su mirada no estaba
allá fuera; por su cara llena de bastantes cicatrices daba la idea de que se
trataba de una persona bastante salvaje, contrastando con su vestimenta y los
zapatos de charol que lo hacían ver bastante elegante.
El camión venia del sur, desde él
podían apreciarse varias hectáreas de cultivo, que estaban justo antes de
entrar a la ciudad, tanto de un lado como del otro de la carretera; desde el
camión se observaban algunas personas
trabajando en ellos. Todos esos campos eran la antesala a la colonia de
Grunstia el cual estaba en las orillas de la ciudad.
Para entrar a la ciudad tenían que
subir por una especie de rampa de cemento que subía un pequeño peñasco para
continuar el camino por la carretera, esto debido a que el puente que
atravesaba el rió se había desmoronado tiempo atrás, y como después la
carretera subía una colina que se había llenado de árboles fue más fácil para
las personas de la ciudad y para los técnicos construir una pequeña rampa de
vigas y cemento, cosa que sirve de maravilla para la entrada de transporte
pesado a la ciudad.
El camión pasó por algunas calles en
buen estado, hasta llegar al centro de la ciudad, donde todos sus pasajeros
bajaron, y entre ellos el viejo del maletín; el cual se dirigió inmediatamente
a la asamblea del pueblo, pasando por el ya conocido pasaje boscoso que hacia
parecer al centro de la ciudad un lugar fantasioso y mágico.
Una vez dentro de la asamblea lo
dirigieron con el juez, quien le negó la visita para Fletonio Ezquivel, debido
a que su testigo defensor se había presentado hace casi una semana, y él no
deseaba ver a nadie más. Eso lo impaciento, pero después le dieron información
de donde podía encontrar a su testigo si es que deseaba hablar con él, le
dijeron que era un anciano pintor que ocasionalmente trabajaba en la granja
comunal numero seis. Por lo que una vez con dicha información el sujeto se
retiro, y pues como él se encontraba en el centro de la ciudad tomo una carreta
para ir hacia Grunstia. El tipo era bastante extraño y durante todo el viaje no
se inmuto por ningún ruido a su alrededor, ni siquiera por los saltos que dio
la carreta al chocar con algunos baches, simplemente tenia la viste perdida;
pago la carreta con un puñado de frijoles secos y se dirijo a la granja a
buscar información sobre aquel testigo del asesino de Muntionela.
De regreso a Forlonia, el pintor
estaba bastante confundido a la mañana siguiente en el departamento de
Perimando. Su antiguo amigo no le había resuelto dudas acerca del crimen, ni le
había proporcionado información importante de su objetivo en esa colonia de
Forlonia; mas sin embargo le hizo recordar sus aventuras de la niñez y un poco
mas, pudo saber a donde fue a parar después del orfanato y recordó ese lapso
demencial al lado de Fletonio; cual indicaba al parecer que ya había estado
antes en Forlonia. Pero comenzaba a dudar sobre la veracidad de sus fluyentes
memorias, la resaca le hacia pensar que todo aquello que había visto no era
posible dentro del mundo real.
No hablaron mucho en la mañana, y
después de desayunar algo se despidieron. El pintor necesitaba continuar su
búsqueda, las dudas se acrecentaban y el misterio lo asfixiaba; esta vez dejo
los muelles para introducirse un poco mas adentro en la ciudad, donde ya no se
encontraban tantos edificios atrás de ellos; pues como se trataba anteriormente
de una zona hotelera no existían casas, las personas que deseaban vivir del mar
construyeron varias casas improvisadas de palmas, adobe y madera. Atrás de todo
eso se encontraba una laguna que después desembocaba en el mar, la cual era
utilizada como granja de atunes y estaba prohibido pescar en ese lugar, solo la
usaban para que los pescados se reprodujeran, para los tiempos de escasez donde los peces de la
laguna resultaban ser una buena fuente de alimento; el pequeño rio que se
dirigía al mar estaba recubierto con una malla, al igual que los arroyos que le
alimentaban de agua, esto para que los depredadores no invadieran la laguna y
para que los peces no escaparan; y a pesar de estar un poco retirada del mar,
la laguna tenía sus orillas llenas de arena de igual manera que la playa.
Más alejado de la laguna pero aun en
la parte trasera de la costa, algunas personas del lugar se dedicaban
ocasionalmente a la construcción de una gran estatua de piedra; el pintor pudo
ver esa tarde la construcción a medias, aunque ese día no vio a nadie
trabajando en ella. Algunas personas cooperaban para su construcción con
piedras traídas desde el cerro y por lo visto eran pocos los que las tallaban
para darle forma a la estructura de diez metros de altura que tenía forma de un
ser humano; ellos unían las piedras con cemento casero creado por ellos mismos,
por lo que había montones de piedras alrededor y maderos para sostener lo que
se acababa de colocar. Así eran las personas, generalmente se esforzaban para
trabajar una pequeña parte del día para obtener algo para comer, y el resto del
día lo dedicaban a entretenerse y dar sentido a sus vidas, pues como ya se
sabia en la antigüedad solamente se contaba con un día libre a la semana lo que
impedía por razones obvias el desarrollo humano. Era maravilloso todo lo que
las personas podían crear con su libertad, libertad que solo se traducía en tiempo
libre; eran increíbles todas las posibilidades de aprovechar esa pequeña
manifestación de libertad cada día.
Muchos jugaban fútbol en la arena,
otros se dedicaban a pintar en los antiguos muros, otras personas se entretenían
bailando al ritmo de los tambores; en fin las personas eran libres de si mismas
y podían dedicarse a vivir la vida; no como las pobres personas de la infernal
fabrica subterránea cuales se habían corrompido totalmente y pese a lo que
fuera o lograron ganar ellos no cumplían con su objetivo existencial.
Esa tarde el pintor pasó mirando a los
chicos jugar pelota en la arena y se olvido por el momento de lo que tenía que
hacer, inclusive se puso a jugar con ellos un rato hasta que se agoto y decidió
buscar algo de comer. La vida era agradable en esa época, la gente tenía
libertad con su tiempo, podía dedicarse a jugar, ejercitarse, aprender y
convivir, quizás no tenían las cosas que necesitaban a la vuelta de la esquina,
pero era divertido satisfacer esas necesidades por si mismos y no depender de
ello haciendo tonterías para otros.
Aquella noche, mientras en el cielo
las estrellas realizaban un desfile para presumir su hermosura, el pintor descansaba
en la orilla del lago mientras trataba de cubrirse del frió con una fogata
bastante improvisada; de repente salió una persona zarrapastrosa de la nada, la
cual cargaba con un montón de tiliches de los cuales saco unos tronquillos con
las que avivo las llamas. El pintor inmediatamente sintió la presencia del
extraño y se asusto bastante de que pudiera ser una de esas inmundas personas
de su sueño. Pero al ver que era un viejo bastante sucio dejo de sentirse
alarmado, estaba lleno de curiosidad a lo que podría hacer el aparecido
anciano, quien se sentó enfrente de él y comenzó a realizar una especie de
amarres con su red de pescar. Después de algunos silenciosos minutos de amarres
en la red el viejo comenzó la conversación.
- Esta noche los peces se sentirán
atraídos por las estrellas y nadaran en la superficie del lago.
- No lo dudo, la noche es hermosa a
diferencia de ayer – Le respondió.
- No eres de por aquí, ¿Verdad? – En
su cara podía apreciarse la demencia con facilidad, al ver como mantenía los
ojos muy abiertos sin parpadear y las llamas se reflejaban en su totalidad.
- Pues no en realidad.
- Conozco a todos los vagabundos de
por aquí, y a ti no te había visto antes – Hablaba mientras seguía sumido en lo
que estaba haciendo.
- Vengo de una de las colonias de la
ciudad, he llegado aquí a buscar a alguien.
- ¿A quien?
- Dudo que la conozca.
- ¿Dudas de mi?
- Ni siquiera los conozco claro que
dudaría de usted.
- Conozco a la gente de por aquí tanto
como conozco a los pescados, mas sin embargo no hablo tanto con la gente como
con los escurridizos marinos.
Fue entonces cuando se dio cuenta que
el anciano estaba realmente loco, lo cual no era nada fuera de lo normal, la
mayoría de la gente que enloquecía terminaba vagabundeando, perdidos en sus
fantasías y apartados del mundo. Así que no se le hizo mala idea hablar de sus
locuras, con uno de su especie, por lo que continúo con la conversación.
- ¿Usted habla con los pescados? – Le
pregunto el pintor.
- Ellos no me responden, pero aun así
hablo con ellos – El viejo dejo lo que estaba haciendo y se puso a mirar la
lumbre sin parpadear.
- ¿Pero para que hablar con alguien
que nunca le responderá?
- Si no hablara con ellos, nunca
aprenderán a hablar.
- Y para que enseñarlos, digo son
animales, no pueden aprender igual que el ser humano, solo les queda vivir
inconscientemente y que nosotros podamos servirnos de ellos, si fuera de otra
manera nos seria difícil aprovecharnos de ellos para alimentarnos.
- Te equivocas amigo, los pescados son
mas que simples animales que nutren tu estomago – Con una de las ramitas el viejo
comenzó a picar la fogata – Yo antes era un gran pescador, de los mejores que
había por el lugar, la naturaleza me había proporcionado la fuerza e
inteligencia innatas ideales para sacar a todos los peces del mar si era
posible. En aquellos tiempos todo lo hacia con mi red, pescaba por las noches
cuando las olas se estrellaban en la orilla y lanzando mi red podía capturar
bastantes de ellos, yo era de los mejores; era como el león dentro de la selva,
simplemente estaba creado para hacer esa actividad – De repente se callo y no
continuo con lo que estaba diciendo.
- Y luego que paso, ¿Sigue pescando?
- Ya no he pescado nunca más, y jamás
lo volvería a hacer – El pintor estaba un poco desconcertado por el pobre
anciano que parecía muy triste, aunque consciente de su demencia al ver lo que
decía y hacia, pero el pintor trato de identificarse con él.
- Yo antes pintaba, decían que era lo
único bueno que sabia hacer, pero yo tampoco he vuelto a pintar desde que tengo
memoria – Una pequeña sonrisa irónica se le escapo por los labios.
- En serio, ¿Y que pintabas? ¿Por qué
dejaste de hacerlo?
- Pues a decir verdad no lo se, pero
desearía poder volver a hacerlo. Perdí mi memoria tiempo atrás, y ahora trato
de recuperarla para salvar a un amigo de su injusto asesinato – El viejo
escuchaba mientras seguía picando las brasas con una pequeña rama – He podido
recuperar instantes de mi vida pasada mientras duermo y solo cuando tengo
contacto con aquello que formo parte de mis recuerdos.
- Y que es lo que has encontrado.
- Memorias de mi niñez, imágenes que
me hacen sentir bastantes cosas, y que se mesclan con mí ser actual.
- Y ¿Que te hace creer que lo que tú
crees recordar es real?
- He comprobado hasta ahora lo que he
recordado, bueno no todo en realidad.
- Ten cuidado chico la mente nos
engaña en ocasiones y juega con nosotros, se le pueden colar terribles
parásitos que se alimentan de nosotros y nos hacen actuar de irracionales
maneras; justo como ahora nosotros lo hacemos con nuestro planeta, nuestro
hogar. Fuimos creados por la misma naturaleza mas sin embargo vamos en contra
suya, la sobre explotamos para obtener lo que deseamos, y como el espíritu de
la naturaleza jamás pudo imaginar hasta donde es que llegaríamos; de la misma
manera que tu no puedes saber lo que se albergue entre tus neuronas, quien sabe
cuales son las ideas o planes dentro de aquella parte de nosotros fuera de la
conciencia, nunca puedes saber si te terminaran matando o te convertirán en
algo que no deseabas.
- ¿A que se refiere?
- A que en muchas ocasiones nosotros
mismos podemos ir por caminos peligrosos o caminos sin salida aun conociendo la
situación pero pensando que vamos por el buen camino, podemos engañarnos y
creer que lo que hacemos esta correcto aun teniendo la conciencia de lo absurdo
de nuestra propia negación a la realidad, explícame ¿Cómo puede ser eso
posible?
- No comprendo nada de lo que dice.
- ¿No te da miedo lo que puedes
encontrar dentro de tu cabeza?
- No lo creo, cada vez que obtengo uno
de mis recuerdos – El pintor comenzó a excitarse - Mi vida se hace más alegre,
con más sentimiento, lo que me hace pensar que tengo que reestructurarme para
poder sentirme como una persona viva - El viejo se paro antes de que terminara
de hablar, cargo su red y después se dirigió al lago.
- Pues mucha suerte chico créeme que
me das lastima, creo que estas loco de remate, pero espero que las ideas que
encuentres te puedan orientar a encontrar tu fin como ser humano pero ruega a
los dioses para que tu mente no te engañe – El viejo lanzo la red al lago.
- Creí que ya no pescaba.
- No estoy pescando – El pintor se dio una palmada en la cara mientras
seguía sentado enfrente de las llamas, quejándose de las tantas tonterías del
viejo - Yo no tomo los peces para comérmelos, antes si que tenia sentido comerse
a los pescados pero hoy en día ya no creo que valga lo mismo.
- Pues mucha gente de este lugar no cree lo mismo.
- Ese es el problema chico – A pesar de ser ambos ya grandes de edad
lo llamaba chico, pues el anciano pescador si que se veía mucho mas grande que
el otro viejo pintor – La gente nueva a perdido el respeto por pescar, a
perdido el sentido de la pesca, a perdido la moderación por los peces; los
viejos como yo olvidamos enseñarles eso – El otro ya no lo estaba escuchando,
creía que el pobre viejo estaba hablando demasiadas tonterías y empezó a
recordar lo que vivió en la fabrica la noche pasada – La gente de hoy en día se
atraganta de pescado desde su niñez, los mismos adultos se los brindan, para
alterarlos, excitarlos y volverlos adictos a él, de tal manera que se vuelva su
forma de vida para que piensen en función de los pescados, y que todo el tiempo
los estén insaciablemente buscando – El viejo sacaba su red y la volvía a
echar, para atrapar a los peces que saltaban en la superficie del lago – Así se
olvidan de ellos mismos, olvidan al ser humano que llevan dentro de si mismos,
olvidan que ese ser antinatural también tiene necesidades y lo abandonan en la
calle, al igual que el padre que abandona a su hijo; las personas que hacen eso
se traicionan así mismos, se corrompen y a la vez ennegrecen la pesca, peor aun
se vuelven como palomas que pueden ser atraídas con tan solo arrojar algo de
pan donde se requiera. Es por eso que he dejado lo que mas amaba, o quizás toda
esta gente enloquecida por los peces me han forzado a dejarla, algo que para mi
era algo espiritual, que alimentaba más a mi humanidad que al animal que
dualmente cargo dentro de mí – En ese momento saco los pescados que capturo con
la red y los arrastro hasta la fogata, tomo uno de ellos y lo echo a una
cubeta, y luego otro y otro, y todos los que había sacado de la granja acuática
de peces ahora estaban en una cubeta llena de agua.
- ¿Qué piensas hacer con ellos? Yo tengo hambre y pensé que comeríamos
algunos.
- Comérmelos ya no, he perdido el apetito por ellos, dentro de la
perfección de mi pesca me involucre tato con los pescados que he encontrado en
ellos algo más importante. Ahora hablo con ellos, solo por que nadie se
preocupa por enseñarlos, por hacerlos crecer, nadie desea quedarse sin peces,
tan solo se aprovechan de su condición.
- De tal manera que usted los saca, habla con ellos, les enseña cosas.
- Así es, los rescato del lago y los llevo a una laguna secreta en el
bosque arriba en la sierra, allí les enseño música y letras.
- Y así los protege de convertirse en excremento humano – Casi se le
escapaba una risotada.
- Tú lo has dicho, se que nunca
salvare a todos pero los pocos que salve tendrán una vida diferente a la que
ellos únicamente conocen y a la que quizás ellos ya están innatamente
acostumbrados, quizás si les enseño bien con el tiempo enseñen a su propia
manera a los demás peces del mar.
- Pues suena loco, pero tiene sentido;
pero pues por suerte nosotros estamos arriba y ellos abajo, es preferible
mantenerlos a ellos abajo para nosotros poder estar arriba.
- Usted, por suerte siempre tuvo
alguien que le enseñara, ha pensado ¿Que seria de usted si nadie lo hubiera
otorgado esa posibilidad?
- Lo mas seguro es que seria tan
incapacitado como los peces, sin conciencia no me quedaría más futuro que la
muerte; esa conciencia es nuestro pedazo de cielo hecho realidad y entre mas
estemos sintonizados con ello más podremos gozar de ese paraíso.
- Así es, usted tuvo suerte de ser
instruido y por eso ahora puede apreciar cosas mas halla de lo que el mundo
normal le ofrece, pero hay otras personas que no lo son y aunque aparentan ser
humanos solo muestran una miserable parte de ello; creen ser humanos solo por
haber crecido en un mundo de humanos y dentro de esa brutalidad jamás sabrán
que ellos mismos pueden instruirse y hacer crecer al espíritu que tienen
dentro, ¿Usted cree en ese entonces que nuestra moral y consciencia humana nos
permita mantener a nuestros hermanos debajo de nosotros solo para nosotros
poder estar arriba? tiene idea de la gigantesca quimera que se produciría al
caer en esa afirmación.
- Bueno eso cierto, entre mas
aprendes, mas deseas aprender, más aprecias el sentido de las cosas y sobre
todo sales del círculo vicioso de nacer, crecer, reproducirse y morir, es lo
que nos diferencia del animal. Nadie que apreciara a la humanidad y a la
naturaleza seria capas de permitir que absurdas ideas destruyan esos titánicos
conceptos.
- Imaginase si desde tiempos antiguos,
la educación se hubiera olvidado o fuera mermando, ¿Cree que el conocimiento
avance mas rápido que la brutalidad y reproducción humana? No podría imaginarme
a donde es que pararíamos en esa situación.
- Pues si que seria un problema grave,
obligaríamos a nuestros hijos a convertirse en animales progresivamente,
mientras otros pocos gozan de las maravillas humanas.
- Entonces es menester de cada persona
instruirse para poder continuar con el crecimiento humano, si es que se desea,
si es que aun frente a nuestros ojos la verdadera educación este desapareciendo;
mas aun lo mejor que podríamos hacer por nuestra descendencia seria instruirnos
para poderlos instruir de mejor manera – Dijo el viejo levantándose y
levantando la cubeta llena de peces.
- Si pues además es muy probable que
algunas personas confisquen el conocimiento, dejando a las demás permanezcan
sin él, solo para poder tratarnos como pescados, enseñando solo lo que les
conviene y atragantando a una bestia humanizada; mostrándoles solo la vida a
base de pescado – Se quedo pensando en Yaraelo y el resto de su sueño, mientras
el viejo se disponía a retirarse recogiendo todas sus cosas.
- ¿A quien dices que buscabas? – Le
dijo el viejo pescador, cambiando de tema bruscamente.
- No lo se, no se quien sea, pero se
llama Mars Carmina.
- Pues no la conozco, pero si estas
buscando a alguien deberías pensar como un cazador.
- Por favor, como podría casar a un
ser humano.
- El ser humano es el animal que más
fácil se puede capturar, porque conocemos más sobre ellos que sobre los demás.
- Y bien, ¿Que me sugeriría?
- Pues, ella es alguna amiga del
pasado como dices, ¿No es cierto?
- Pues si, así es
-¿Qué me puedes decir tu de eso?
- Que tal vez ella se interesaba por
el arte, debido a que es el único vínculo que poseo.
- Muy astuto, hay es cuando te ayudo
yo.
- Y entonces aquí es cuando yo lo
escucho.
- Deberías buscar entre las personas
que están construyendo la estatua, los que se dedican a edificarla por lo que
he visto son personas de lo más instruidas de por aquí, es lo único que se me
ocurre.
- Pues no suena un mal plan, después
de todo no tengo uno mejor.
- Nos vemos chico y ten mucho cuidado
con lo que metas en tu cabeza, o lo que te puedan meter – El pintor se quedo
con una cara de desconcierto mientras el viejo se alejaba, no sabía si aquel
anciano estaba loco de verdad, aunque sus ojos reflejaran demencia total no
podría asegurarlo después de hablar con él; para el mundo socialmente normal
cualquier cosa que es diferente se considera una perdida humana pero quizás ese
viejo tenía más idea de lo que es un ser humano a lo que pensaba la mimética
sociedad.
Al día siguiente iría a la estructura
a buscar a la mujer, después de todo el tiempo seguía su curso y el receso para
la ejecución de Fletonio podría terminarse sin que el encontrase nada, ese día
durmió a un lado de la fogata que no demoro en apagarse poco después de cerrar
los ojos. El pintor volvió a dormir como piedra, sin que la más mínima mosca o
mancha apareciera en su cabeza mientras descansaba bajo las estrellas, pero
esperaba que esa mujer le ayudara a mirar adentro de su insípida vida, solo se
preguntaba ¿Qué significaba para el Mars Carmina?
Por la mañana llego hasta donde se
estaba construyendo la gran estatua. Tenia la forma de un ser humano pero formado
de pescados, faltaba poco para que quedara terminada. El anciano pintor se
encontraba observando detenidamente la estructura, cuando de pronto una señora
de complexión delgada lo tomo del brazo y después de saludarlo lo abrazo sorpresivamente.
Después de saludarse y debido al desconcierto del pintor se presento; se
trataba de Mars Carmina, por fin había dado con ella, al final ella termino
encontrándolo a él. Era una señora con un largo cabello rizado que llegaba
hasta sus cinturas, se veía en sus ojos color miel que era ya grande de edad,
pero su piel era bastante lisa como para negarlo al instante.
Ella le comento que iba a dedicar la
mañana trabajando en la estructura pero que deseaba hablar con él; después de
hace varios años que no se veían lo invito a su departamento a tomar un poco de
te y platicar sobre todo lo que les había pasado y sobre todo presentarle a su
nueva familia. Ella le hablaba como si se conocieran bastante bien, pero el
aguardo a ver que es lo que sucedía, por eso prefirió no decir ni una sola
palabra sobre Fletonio, aunque se suponía que ella lo conocía, así que espero a
que la conversación fuera adecuada para soltar la sopa.
En el camino ella le platico que
estuvo viviendo solitariamente muchos años en Forlonia, por lo que se desespero
y al no querer regresar a la ciudad busco alguna pareja en ese lugar y empezar
de nuevo su vida; ella conoció a un pescador que se llamaba Omcar, el cual es
muy bueno con ella, por lo que se caso y ahora tienen un par de hijos, desde
entonces vivió en la costa a raíz de los pescados que se extraían del mar. Así
el resto del camino la plática rondo acerca de sus pequeños y algunos otros
detalles sin importancia para su misión, hasta que llegaron al departamento de
ella.
Ella habitaba en uno de los hoteles
cerca del mar, este era más pequeño que en el que vivía Perimando porque apenas
contaba con un par de pisos. El departamento era pequeño pero bastante
elegante, lleno de adornos y esculturas, sobre todo un barco de madera dentro
de un garrafón que adornaba la sala, tenían un lindo perro, y una gran red
cubría el techo de la sala; los dos niños jugaban en su cuarto con varios
juguetes, ella se los presento al pintor y los niños lo saludaron de una manera
bastante cordial. Después se sentaron ambos en la sala dejando a los niños en
lo suyo, para platicar sobre sus asuntos. Así que ya sintiéndose mas en
confianza el pintor le contó sobre el juicio de Fletonio y sobre como había despertado
con su mente en blanco después de su coma, pues esa era la manera más directa
de atajar la situación y buscar ayuda; le dijo todo el asunto sin pensar en lo
raro que podía parecer, ella en respuesta puso una cara bastante extraña de
asombro, enojo e incomprensión al mismo tiempo.
- Bueno – Trago saliva - No me
esperaba eso en realidad – Le dijo ella, tomando un respiro.
- Crees que puedas ayudarme de alguna
forma, contándome sobre Fletonio y sobre mí.
- Si puedo, pero tendré que
acompañarte a la ciudad, para resolver dudas sobre el caso, no creo que en tu
estado puedas salvar a Fletonio si es que es inocente.
- Pues seria lo mas adecuado, aunque
no se que relación halla entre tu, yo y Fletonio.
- Somos amigos desde tiempo atrás, nos
conocimos en Prospectia, mas sin embargo no se todo sobre ti, si es lo que
deseas saber, siempre fuiste demasiado misterioso inclusive para mí.
- Despreocúpate, yo me encargare del
resto – El pintor dio un sorbo a la tasa de te que ella le había servido. Mars
Carmina también dio un sorbo para comenzar a desentrañar los misterios del
tiempo.
- Empezare por lo ultimo que se y puedo
recordar con facilidad, y que nos podría ser de mas utilidad. Por lo que se
Midelo Angelius era uno de los amigos de Jurio, además de que creo que tenia
una vinculación con Prospectia pero se que Fletonio trabajo con él en algo medio
misterioso y que terminaron bastante mal, mas sin embargo lo desconozco a
ciencia cierta, sobre todo lo que paso después de que yo me viniera a vivir
para este lugar.
- Así que ellos trabajaban juntos en
algo – El pintor se rasco la cabeza - Con que eso es lo que los relaciona.
- Al menos creo que se trataba algún
proyecto de Física, pues aunque no lo recuerdes Fletonio se especializo en
Prospectia en dicha materia.
- Prospectia era una escuela de
ciencias y arte avanzado por lo que creo, ¿Allí nos conocimos?
- Era una escuela muy importante,
apartada de la ciudad, solo aceptaba adolescentes o niños a temprana edad,
fundada por el gran maestro Leonfardo; pero no pasaron muchas cosas importantes
en aquel lugar que ni siquiera recuerdo los detalles – Ella dio otro sorbo a su
te, mientras su invitado agitaba la tasa lentamente en círculos.
- ¿Y después de Prospectia?
- Vivimos en Cobaro y no tuvimos mucho
contacto, hasta tiempo después, cuando tú saliendo de la nada comenzaste a
publicar tus pinturas. Todavía lo recuerdo, fue un día en la plaza mientras yo
caminaba con mi novio en aquel entonces, el señor Jurio; paseábamos junto con
toda su flota de amigos los intelectuales, pasamos a ver las publicaciones de
aquel día – En la ciudad era muy común que todos los sábados en las plazas, museos
y parques se exhibieran artículos; ya que la mayoría de personas que se
dedicaban a desarrollar cosas artísticamente elaboradas las presentaban en
cualquier oportunidad a la comunidad. Así muchas personas asistían para ver
cosas de interés o intercambiar alguna de su agrado – Si que tenias talento, la
verdad, nunca podías quedarte con alguna pintura, todas te las arrebataban de
tus manos; y fue en ese entonces cuando tuvimos contacto de nuevo, supongo que
en ese lapso de tiempo fue cuando debió haber pasado algo entre ellos, pero
desconozco en su totalidad el trato que ellos dos pudieran tener.
- ¿Y por que escapaste a este lado de
la ciudad? Creo que vivías cómodamente en donde estabas.
- Cómoda – Ella suspiro – Si que vivía
bastante feliz, eso es una de las cosas que hasta hoy no podía entender, pero
de eso no deseo hablar si me disculpas – Ella cuando le hablaba lo veía mucho a
los ojos, pero después de terminar esta ultima oración, volteo el rostro para
romper el hilo de la conversación.
- Disculpa, no tenemos que hablar de
otras cosas que no desees, nos enfocaremos en nuestra misión, ¿Pero que
podríamos hacer al respecto?
- Tendremos que hablar con Jurio,
quizás él nos de una respuesta, pero a decir verdad desconozco como
localizarlo. El único que podría ayudarnos seria el mismo Fletonio pero eso
tendrá que ser hasta mañana para preparar algunas cosas.
- Descuida, quizás la noche me traiga
algo más que muchas energías para el día siguiente – Dijo tranquilizando las
cosas, pues percibió un cambio de actitud en ella, ahora estaba ligeramente
molesta, como si no deseara molestarse al pasar por todo eso.
Después de eso, ella se levanto para
ver a los niños y el resto del día se la paso preparando algo de comida para su
ausencia. Por la tarde cuando llego su marido se presentaron y cenaron juntos;
el pintor esperaba que Mars Carmina le resolviera mas dudas de las que ahora
tenia pero el sabia que soñaría esa noche, lo presentía; sabia que esa chica
sabia mas de lo que decía, mas sin
embargo son cosas que sucedieron hace mucho tiempo, detalles que quizás ahora
estén escondidos entre el polvo de los años, pero que el traería de vuelta a
todos ellos tan coloridos como cuando los vivió.
El pintor estaba recostado sobre el
sofá, esperando a que el sueño lo dominara, una pequeña discusión proveniente
del cuarto de los padres la cual no pudo escuchar demoro su búsqueda interior;
pero después de que el silencio ahogo la casa y que el cómodo sofá hiciera su
efecto, pudo cerrar los ojos para abrirlos en otro lado.
Mientras el refrescado pintor dormía
en Forlonia, Geracio permanecía despierto en la ciudad y totalmente asustado,
amarrado desnudo en una de las sillas de su propia casa; él había invitado a
cenar a un tipo que había llegado a la granja preguntando sobre el pintor,
Geracio inmediatamente se apunto como uno de sus amigos, y la otra persona que
vestía bastante bien se vio interesada en platicar con él sobre el caso del
asesino de Muntionela, por lo que se presento como Arfandelo un detective mas
de la investigación. Geracio propuso que mejor platicaran en su casa para poder
terminar de trabajar y conversar a gusto, él acepto y lo espero sentado en una
de las sillas de madera que estaba enfrente al campo de cultivo; no dejo de
observarlo mientras el terminaba su trabajo para después caminar juntos hasta
la casa de Geracio.
Durante la cena el sujeto era bastante
callado, por lo que Geracio hablo de temas diversos como siempre y después de
un rato de charla toco el tema de su amigo el pintor, por lo que el sujeto comenzó
a hablar.
- ¿Sabe usted algo sobre el asesinato
o el asesino?
- Para serle honesto lo único que se
de él es que se trata de algún conocido de mi amigo; pero referente al caso
solo se que estuvo bastante sangriento.
- Y donde puedo localizar a su amigo –
En aquel momento fue cuando Geracio dudo de que este tipo fuera un detective,
pues ya habían visitado algunos otros a su amigo por lo que las personas de la
asamblea sabían donde vivía, de esta manera decidió dar la vuelta a la
conversación.
- Discúlpeme pero no estoy muy seguro
de poderle dar información ¿Es usted miembro de la asamblea?
- Claro, pero de una división
diferente, si es que le parezco extraño – Claro que le debería parecer extraño,
su acento era muy golpeado, nadie hablaba así en estos rumbos, a excepción de
los extranjeros.
- No puedo seguir conversando sobre
eso con usted si no me dice o muestra de donde es su procedencia.
- Y si le digo que no es de su
incumbencia – Le dijo Arfandelo en tono molesto.
- Tendré que pedirle que se retire de
mi casa – Dejando sus cubiertos y limpiándose la boca. Pasaron un par de
minutos en silencio.
- Déjeme mostrarle algo, quizás esto
lo haga cambiar de parecer – Puso su maletín sobre la mesa y procedió a poner
la configuración correcta en los candados de seguridad del mismo; y una vez que
termino lo abrió y comenzó a hacer algo dentro de él. Geracio no podía ver lo
que hacia, porque la parte alta del maletín tapaba su visión, así escucho un
ruido extraño y el sujeto levanto una pistola desde las fauces de aquel maligno
portafolio.
- Es una pistola, un arma de fuego –
Dijo Geracio gritando.
- Así es, diste en el clavo y si no
quieres que te vuele los sesos tendrás que decirme todo lo que deseo.
- Creí que esos artefactos de muerte
ya no existían – Ahora si que Geracio estaba asustado. Le comenzaron a temblar
las piernas.
- Pues uno nunca sabe lo que anda rondando por el mundo – Se paro y
aun todavía apuntándole se le acerco bastante hasta que le propino un certero
golpe en la nuca que lo tiro inconsciente.
Así es como ahora estaba amarrado en
esa silla, observando a la luna a través de su ventana. Geracio sabia que ese
tipo quería acabar con el testigo de Muntionela, aunque no sabia porque, no
debía sentenciar a su amigo por lo que decidió callar aunque la mayoría de sus
dedos estuvieran desechos por el mismo martillo que él usaba para abrir la
nueces los domingos por la tarde. El tipo llevaba buen rato intentando sacarle
información, cada vez que se aburría de fumar sus habanos, regresaba al cuarto
a propinarle una salvaje tortura. Le había metido una pelota en la boca y se la
tapo con un pedazo de tela de su propia ropa, por lo que todos sus gritos
desesperados habían sido ahogados en la profundidad de la nada; pero a pesar de
su fuerte resistencia, nadie podía someterse a tan terribles torturas
provenientes de una persona salida de la nada y que lo hacia sufrir sin ningún
significado solo para encontrar a un compañero de trabajo suyo al cual tenia
algunos meses de conocer, por lo que no pudo resistirse en contarle donde vivía
a pesar de saber que no se encontraba en su casa; Geracio necesitaba tiempo
para pensar en algo, el tipo de seguro terminaría con su vida. Arfandelo tomo
su arma y salió disparado de esa casa diciéndole a Geracio que no tardaría en
volver, salió tomando las llaves y azotando la puerta.
Fue entonces cuando Geracio dio un
esfuerzo descomunal, para intentar mover la silla hasta el escritorio; movía
bruscamente todo su cuerpo para intentar llegar hasta la maquina de escribir en
la cual había dejado una hoja escrita a medias, él esperaba que le sirviera
para dejar un recado. Después de muchos forcejeos y brincos logro llegar hasta
el escritorio, y así procedió a maquinar su venganza contra su despiadado
huésped, su último recurso sacado desde sus más recónditas y casi muertas
energías; usando su larga y criticada nariz tecleo lo mas rápidamente que pudo,
aunque rápidamente en esos momentos era bastante relativo, pues si apenas podía
moverse y por si fuera poco estaba hecho añicos, pero una vez que termino gasto
el resto de pedazo de hombre que le quedaba para regresar a su posición
original y encubrir su hazaña.
Después de una hora que el tipo se
había ido estaba de regreso y bastante enfurecido, pues obviamente no había
encontrado a nadie en el susodicho lugar; inmediatamente se dirigió al cuarto
donde estaba Geracio y lo tomo del cabello, lo arrastro con todo y silla hasta
la bañera, donde lo aventó, y sin decirle ni siquiera algún comentario ofensivo
le propino un tiro certero con su pistola sobre su frente; toda la sangre
escurrió por la bañera, todos los sentimientos, recuerdos y sueños se iban por
el alcantarillado sin ninguna consideración. La bestia maligna que se escondía
sobre un atuendo demasiado decente se sentó a esperar a que la gravedad hiciera
su trabajo.
Un inocente había muerto a raíz de la
maldad acumulada que se extendía para tratar de abarcarlo todo, como el fuego
dentro del bosque que se esparce dentro de su propio flujo. Un amigo del pintor
de mente extraída lo había sacrificado todo por defenderlo, a pesar de tener
poco tiempo de conocerlo nada lo detuvo para hacer el bien o lo que él creyó
que fuera correcto.
El asesino estaba sentado sobre la
silla en la cual había torturado a su victima, en aquel sanitario lleno de
azulejo por piso y techo. Arfandelo pensaba detenidamente mientras se terminaba
de fumar los habanos de su victima. No se podía apreciar la diferencia sobre
sus pensamientos, si es que estaba pensando en como daría con el pintor o si
disfrutaba el color de su obra; se podía ver con claridad que era una persona
que no sabia distinguir entre el bien y el mal, no conocía el sufrimiento ajeno
y disfrutaba del poder con el que contaba.
Mientras en otro lado de la ciudad
donde estaba el desgraciado testigo, quien no sabía del peligro que se
encontraba dentro del corazón de lo que llamaba su única vida; un mal escondido
como alguna enfermedad que descansa dentro de las personas e inocentemente
crece y mata a sus portadores sin que puedan hacer algo para defenderse. Ese nuevo
y desconocido peligro dentro de la vida del pintor se había cobrado ya bastante
y esperaba tranquilamente su próxima pista, pues Arfandelo miraba una fotografía que había tomado del
departamento del pintor, la cual era una fotografía rustica de las que tomaban
en la plaza, en cuya fotografía salía retratado junto con Carondelia.
CAPITULO
3: UN DUELO ALMACENADO
Otra vez el pintor se encontraba
sumiso dentro de sus sueños, había vuelto a tomar la forma de su antiguo ser.
Podía sentirse prisionero dentro de él mismo, podía sentir su propia hambre y
su tristeza, podía ver sus pensamientos y sentir como movía su cuerpo, pero pese
a todo eso carecía de posibilidad de que su inútil consciencia actuara de
alguna manera sobre lo que estaba recordando, a pesar de sentirlo en carne
viva. El viejo pintor tan solo era un espectador de las acciones del joven
pintor, tan solo podía ver correr su vida sin que pudiera hacer nada contra lo
que allí sucedía, aunque el podía sentir como formaba parte de todo ello.
Esta vez ya no era un niño, se
encontraba en la plenitud de su juventud, ya que la barba rodeaba su rostro. El
pintor estaba sentado sobre una cama en un cuarto oscuro, no tenía ningún
atuendo sobre la parte superior de su cuerpo, por lo que podía apreciar su flaqueza,
y sobre su piel llena de cicatrices descansaba un collar con tres pequeñas
piedras.
Una pequeña ventana circular dejaba
pasar la luz para iluminar un cuadro sobre el cual estaba pintando, en un
cuarto lleno de figuras y dibujos en las paredes. Podía apreciar como movía sus
manos con delicadeza y como mesclaba las pinturas sobre su paleta, se tomaba su
tiempo agregando poco a poco pintura y revolviéndola para obtener el tono
deseado, y lentamente colocaba un poco de tinta en algún lugar, para después continuar
con otro color, y mientras sus manos trabajaban en los detalles de su próxima
pintura su cabeza regurgitaba los detalles del día anterior, cuando de
casualidad en el parque se encontró a su antiguo amor.
El pintor aun recordaba su hermoso
rostro, que fácilmente reconoció cuando se acerco. Ella iba acompañada de todos
esos señores grandes de edad y muy bien vestidos, él sabia quien era y estaba
seguro que ella sabia quien era él, mas sin embargo él espero que ella
reaccionara, mas sin embargo no lo hizo, posiblemente no lo recordaría, o no
deseaba recordarlo, como quiera que fuese pudo observar el anillo de compromiso
que llevaba sobre su dedo, era una gema grande y brillosa que podía dejar ciego
a quien no tuviera moderación al mirarla.
Esos sujetos le cambiaron todas las
pinturas que llevo ese día a exponer, y valla que lo elogiaron demasiado,
inclusive le quitaron su perfecta y compleja pintura que había hecho años atrás
y que había pensado en no deshacerse de ella por nada, mas sin embargo no pudo
negarse cuando uno de los sujetos rogaba por tenerla y ala vez un torrente de
emociones metido dentro de un vestido rojo colgaba sobre su brazo. Después de
despojarlo y quedar completamente satisfechos con sus adquisiciones lo
invitaron a una fiesta por la noche para que sus invitados pudieran conocer al
artista del nuevo cuadro que adornaría la sala del festejo, él no deseaba ir,
pero pensó que tal vez así pudiera hablar con Mars Carmina.
Él llevaba años escondido del mundo,
entregado devotamente a su arte, enclaustrado en su casa, la cual solo dejaba
para buscar víveres y materiales pues pintar era la actividad que definía su
existencia, lo único en lo que encontraba paz, cuando tomaba los pinceles se
olvidaba del mundo y se trasportaba a la dimensión de la colorida imaginación.
Solo pintando podía ser uno mismo, solo así podía juntar todas las emociones y
pensamientos que lidiaban dentro de el para sentarlas a todas juntas y cooperar
en algo.
Es por eso que su vida giraba en torno
a ello, perfeccionando y asombrándose a sí mismo, por lo que ahora se
encontraba demasiado indiferente, sentado y pintando un cuadro desgarrador,
pintaba figuras humanas en descomposición siendo devoradas por los cuervos de
alrededor, lo hacia todo con un realismo abrumador. Sus pinturas eran muy
oscuras últimamente y se sentían como el color negro, había aglomerando todos los matices
cromáticos en uno mismo, solo para extraer independientemente el que necesitaba
para su inspiración.
Esperando decidir lo primero que se le
viniera a la mente, aunque la fiesta había empezado hace una hora, pero a pesar
de su necesidad de alimento, continuaba bastante silencioso sobre lo que estaba
haciendo. Hasta que dio término a su pintura volteo a ver el reloj sobre su
pared; era un reloj especial que funcionaba con ayuda de una batería de
microbios por lo que jamás se detenía. El pintor dejo todos los materiales
sobre su cama y los pinceles sin lavar, subió las pequeñas escaleras de madera
de apenas dos escalones para traspasar la puerta hacia su comprimido comedor
donde lo aguardaba su mujer haciendo la cena y también un ave enjaulada que era
su vieja mascota, los únicos dos personajes que coloreaban su casa.
Su esposa estaba preparando un
delicioso platillo, el cual puso sobre la mesa al ver que su marido salió de su
escondido cuarto. En la cocina había una gran ventana redonda desde la cual se
veían las estrellas del atardecer, unas velas iluminaban su guarida, donde todo
era cubierto por la mesa redonda en la cual yacía el apetitoso plato de arroz
con trozos de tocino y papas con queso, ese era su platillo favorito.
- Lo siento cenare fuera – Le dijo el
apenado pintor a su esposa.
- En serio ¿Y a que se debe? Si se
puede saber – Le respondió.
- Las personas a las que les cambie
las pinturas me han invitado a una fiesta.
- ¿Y la cena?
- Guárdala o cométela toda, se me hace
tarde – Tomo una sudadera que se encontraba colgada a un lado de la puerta de
salida, la cual estaba a contracara de su cuarto a unos escasos metros
atravesando la pequeña cocina.
- Que te baya bien cariño, ten cuidado
y espero que hagas muchos amigos – Le dijo mientras recogía el plato y lo
echaba al bote de basura que se encontraba en el lugar, el pintor pudo observar
esa escena mientras cerraba la puerta de su casa.
Al subir unas escaleras, salió a las
calles donde pudo apreciar el lago que se encontraba a su derecha; el lago
estaba a media capacidad por lo que se veía como un gran cenote del cual era
separado por medio de un barandal y a la vez separado de su casa por el muro, ya
que esta tenia la apariencia de un sótano por que se encontraba a tres metros
bajo el piso.
El lugar al que se dirigía no era muy
lejos de donde se encontraba, Muntionela era una colonia que colindaba con el
centro de la ciudad, justo donde él vivía, por lo que comenzó a caminar con las
manos en las bolsas del pantalón, caminando entre el asfalto y las casas hasta
el lugar donde lo habían invitado.
Después de subir por algunas bajas
pero largas escaleras callejeras llego a la casa de su anfitrión, la cual
permanecía con su portón corredizo y abierto, podía observarse la luz del
interior que iluminaba las apedreadas calles del exterior. Al entrar vio que se
trataba de una sala llena de personas, era bastante grande y con algunas mesas
llenas de postrecillos, había algunas columnas que separaban el domo de vidrio
central y el techo de piedra, donde justamente debajo de el descansaban algunas
pinturas y esculturas, rápidamente pudo ver como enfrente de el hasta el fondo
se encontraba su pintura justamente en medio de dos viejas gárgolas.
La gente del lugar aparentaba bastante
gusto por la vida antigua, muchos de ellos vestían sus trajes y vestidos
demasiado elegantes que acapararon los salones de fiestas bastantes años atrás,
mucha gente que se consideraba de mundo seguía la antigua tradición de vestir
con elegancia explayando su buen gusto por el arte de la costura, era ya toda
una ideología que mantenía un desagrado por la gente que vestía cualquier cosa
diferente, como si esperaran que todo el mundo pensara y actuara como ellos
desearan. El pobre pintor al sentir algunas miradas extrañas por parte de
algunos invitados se movilizo hasta la mesa donde estaba servido el ponche,
donde comenzó a tomar un poco para pasar el rato y escuchar la música que salía
del estéreo el cual estaba hasta el fondo; era música antigua de los grandes
maestros, a base de violines, violonchelos, tambores e instrumentos de viento,
más vieja y serena que los alborotados discos que el solía escuchar en el museo
acústico, pero ambos tipos de música de igual manera bastante talentosas. Así
que mientras el pintor pensaba en la música y tomaba aquel ponche rojo, una
mujer lo toco del hombro. Era una señora muy bien dotada la cual comenzó a
sacarle bastante plática a su casi inválida lengua.
- Buenas noches joven – Le dijo la
elegante señora que llevaba un peinado bastante elaborado.
- Hola que tal – La saludo
estrechándole la mano como gesto de agradecimiento al ser la única de las
personas del lugar que le tomo importancia.
- ¿Eres nuevo por aquí verdad?
- Si, a decir verdad un señor me
invito por haberle cambiado una pintura, pero lo desconozco.
- El señor Jurio, si estaba bastante
entusiasmado con su nueva adquisición, así es él, todo el tiempo esta buscando
artistas escondidos entre las esquinas de la ciudad, pero déjeme decirle que le
debo felicitar ya que su obra es bastante llamativa.
- Ustedes deben apreciar bastante la
buena técnica.
- Si, así es, pero quizás a mi me
entretenga mas que a nuestro anfitrión, el siempre esta buscando la manera de
obtener beneficios llevando las obras a otras ciudades, es por eso que él se
rodea generalmente de gente metida en el ámbito creativo.
- Ósea que esta fiesta la organizo
para reunir a todos sus proveedores.
- De cierta manera si, comúnmente hace
fiestas de este tipo, sobre todo para seguir alimentando la tradición
artística.
- ¿Y usted a que se dedica?
-
Bueno pues últimamente me dedico a manufacturar chamarras, pero hablando
en el contexto en el que nos encontramos yo solía hacer algunas actuaciones en
las calles de la ciudad.
- Todos tenemos maneras diferentes de
expresarnos, yo solo lo hago para encontrar una oscura tranquilidad.
Después de la pequeña platica de
presentación, ella lo tomo del brazo sin preguntarle y lo invito ha apreciar su
propia pintura que se encontraba a unos cuantos metros de ellos, pasando en
medio de todas las personas que bebían vino en el centro de la sala.
La pintura surrealista asemejaba la
forma de unos siameses deformados en sus cabezas, ambos peleaban el uno contra el otro; en su lucha feroz sus
manos desgarraban la piel de su otra mitad, mientras en su cara se apreciaba un
rostro sumiso en algún retraso mental, por si fuera poco en todas las figuras y
contornos se podía apreciar un laberinto que hacia armonía con las pinceladas y
tomaba forma según la figura sobre la que se encontrase, era un camino que
comenzaba y finalizaba en cada único ojo que mostraba cada siamés. El solo
hecho de ver el tamaño de la pintura y la estreches de las líneas del laberinto
que recorrían toda la pintura lo hacia ver imposible de resolver, a pesar de
que muchos de los invitados se quedaban perplejos durante varios minutos para
intentar resolver el enigma de aquella pintura que reunía los colores más
siniestros y tan apegados a una cruel realidad.
- Me encanta, no se que le habrá dado
por ella nuestro anfitrión – La señora le dijo sin saber que el pintor solo
recibió un par de zapatos nuevos.
- Pues me agrada mas saber que la
pueden apreciar otras personas con amplio criterio.
- ¿Qué pensó al poner ese enorme
laberinto? Digo es entretenido, pero bastante trabajo ¿no cree?
- Bueno a pesar de tener una manía por
la complejidad, en realidad la línea que une ambos ojos guarda una figura
secreta – Apenas acababa de decir eso cuando apareció Jurio desde sus espaldas.
- Buenas noches señora – Dijo Jurio saludando
rápidamente para después dirigirse al extraño invitado - Veo que se esta despidiendo – Tenia una voz
demasiado refinada que rayaba en la exageración.
- A decir verdad estaba cansado de
verla en mi casa, no es de tanta importancia como cree – Lo digo tan
ligeramente que ni él mismo se lo creyó.
- Bueno eso me gusta del comercio, nos
enseña que no hay que apegarnos a las cosas y el intercambio nos permite
conocer y probar la variedad.
- Y que tanto a probado – Dijo la
señora que estaba atenta a la conversación.
- Pues suena interesante, pero mi
afición a la expresión ajena me ha permitido conocer gente con bastante talento
y muchos de ellos nos acompañan esta noche, por ejemplo el señor Fonsue
Gilardino a dedicado su vida a la exploración paleontóloga en las olvidadas
urbes – Las grandes ciudades de la antigüedad habían crecido de una forma
descarada de tal manera que se habían vuelto una especie de enjambre de fierro
y concreto, la exagerada cantidad de edificios que se edificaron en la
antigüedad y los cuales formaban los centros de las ciudadelas habían sido
unidos por pequeños puentes y las autopistas cubiertas con domos, de tal manera
que la luz penetraba con dificultad hasta la profundidad de las calles, de
igual manera a las grandes selvas donde los arboles crean una noche virtual
debajo de ellos todo eso causo un severo problema cuando se vino abajo el
suministro eléctrico, aunado a la gran contaminación que se vivía en esos
lugares, a tal grado que se encontraran montículos de basura en cada esquina, y
todo esto a la larga causo el abandono del centro de las grandes ciudades. Las
personas emigraron hacia las orillas que continuaron creciendo, o a otras
ciudades rurales que crecieron con el nuevo realce productivo social fuera de
la esterilidad de esa abominable creación -
No tienen idea de todas las cosas que han quedado en el olvido desde
tiempos remotos, inclusive me ha enseñado a usar los computadores, son unos
dispositivos fantásticos que pueden hacer cualquier cosa, Fonsue Gilardino
explora en el interior de todos esos ordenadores electrónicos para recuperar
información de la antigüedad, son tan complejos y completos, no como los de hoy
en día que son bastante específicos, a veces pienso que la vida era fantástica
en los tiempos de la industrialización.
- Ya lo creo, para los de sangre
adinerada será – Dijo la señora que aparentaba haber tomado de mas.
- Bueno en aquellos tiempos había
bastantes desigualdades sociales, y siempre las habrá, mientras las personas no
busquen y se igualen en sabiduría, aunque eso es difícil de conseguir – Tomo un
sorbo de la copa con vino que llevaba en su mano - ¿Gusta un trago? Es un vino
excelente – Pregunto hacia al pintor que había perdido el sentido de la
conversación con la vista perdida en la nada.
- Lo detesto, discúlpeme, pero el vino
no es para mí, prefiero el ponche – El ya había percibido el aroma de las copas
que reinaban en la fiesta y le había causado una pequeña sacudida de asco. El
viejo pintor inexplicablemente compartía ya ese desagrado, a pesar de que antes
no sintiera esa sensación.
- Como quiera de gustos a gustos, como
les iba diciendo es bueno que se sigan apreciando este tipo de cosas y que el
conocimiento siga extendiéndose para todos aquellos que lo buscan, pero eso es
responsabilidad de cada quien – Tomo otro sorbo a su copa e hizo una
onomatopeya para exaltar el sabor de esa bebida - Hablando de personalidades
esta noche nos acompaña un gran maestro de la escuela de Kerovia, el señor Midelo
Angelius, es un gran maestro en la técnica de las matemáticas, me ha
sorprendido exageradamente como explica los sucesos físicos con sus números –
El otro ser pero desfasado en años que el pintor llevaba dentro de su cabeza
trato de agitarse o hacer algo para tratar de preguntar mas sobre ese tema,
pero sus intentos fueron en vano, tan imposible como querer aparecer un helado
en su mano, tan solo fue un grito ahogado dentro del agua, eso era en lo que él
se había convertido dentro de su propio sueño – Continuando con los invitados
también esta el señor Mirente Bomes quien me ha enseñado bastante mucho en las artes
musicales, inclusive acompañara esta noche a mi futura señora para su muestra
de canto.
- ¿Va a cantar Mars Carmina? – Le
respondió el joven pintor que había vuelto su atención a la conversación.
- Si en un momento más – Jurio se
quedo pensativo un instante – ¿La conoce?
- Ya la había escuchado con
anterioridad.
- Excelente, tiene una bella voz, pero
en fin, mucha gente nos acompaña hoy y espero que algún día podamos ser todos
los de esta ciudad, esta fiesta seria tan grandiosa como la famosísima feria
del desarrollo humano.
En ese momento apareció la mujer mas
buscada de la fiesta para tomarse del brazo de Jurio, saludando a sus dos
huéspedes con una bella sonrisa y diciéndole algo al oído de Jurio que nadie
alcanzo a escuchar. Los anfitriones se despidieron por el momento y terminaron
la plática.
- No le tomes demasiada importancia a
lo que dice, a veces es demasiado engreído, gran mayoría de su circulo social
se revuelcan en su orgullo – Le dijo la señora, que aparentaba estar un poco
ebria, mientras el joven después de haber visto algo especial que consideraba
perdido y aun con la saliva derramándose de su boca solo pensaba en acuchillar
a su anfitrión – Además están demasiados obsesionados con las ideas clásicas
que detesta toda filosofía, ciencia o artesanía nueva, a pesar de que ellos
mismos monopolizan sus técnicas en vez de distribuirlas a los demás – La mujer
tomaba vino descontroladamente - La superioridad nunca enseñara su fuente de
poder, porque así perderían el sentido de la misma.
- Bueno yo solo me dedico a pintar y
crear mi propio arte, sin esperar que me digan cual es el camino a seguir –
Dicho esto, se sintió un poco hastiado por la señora que no dejaba de beber,
además de que el ponche estaba haciendo su efecto - ¿Sabe donde están los
sanitarios?
- Al fondo a la izquierda muchachote –
La señora le sonrió con una extraña insinuación.
- Gracias, tengo que resolver un asunto
– Ambos rieron mientras el pintor se encamino al sanitario, para mientras
pensar sobre si había sido buena idea haber ido hasta aquel al lugar.
Una vez dentro del sanitario procedió
a hacer sus necesidades en un orinal metálico que por cierto estaba bastante
grande como para permitir desaguar a toda una cantina llena de ebrios al mismo
tiempo. Mientras hacia lo suyo un sujeto alto se coloco a su lado para
imitarlo, después de unos minutos justo cuando ambos estaban mas relajados el
extraño comenzó a hablarle.
- No debería juntarse con la viuda
Gurantez, si es que no quiere que se le desmorone en momentos como estos –
Sorprendiendo al joven pintor con su comentario seguido de un par de risotadas.
- Soy un hombre casado – Le contesto.
- Descuide los que he conocido también
lo eran, no pueden resistir su instinto animal, es lo que rige todo su
comportamiento.
- Me lo imagino.
- Se que usted es el ilustre pintor del
que Jurio no deja de hablar – Le dijo aquel señor al pintor.
- Creo que esto me esta fastidiando, ese
Jurio no conoce nada de mí, mas sin embargo se jacta de mis acciones y me
idolatra para ganar un brilloso amigo sacado de la nada.
- Sabe joven, le recomiendo que no se
mescle tanto con Jurio o terminara embarrándose de tanto orgullo.
- Descuide no creo encontrar amigos en
este lugar, creo que todos mis amigos se quedaron en mi único hogar.
- Que mala suerte, yo esperaba que me
ayudara – Le dijo mientras se retiraba del orinal.
- De que esta hablando – El pintor lo
siguió, y se retiro también del orinal para poder lavarse las manos.
- Acompáñeme por favor le enseñare
algo – Le el hombre mientras ambos se secaban las manos en la toalla. Salieron
del sanitario para quedar de frente a otra pintura de la sala, a un lado del
resto de los invitados. El perspicaz señor que se presento como Lamberto
critico un poco la pintura que tenía enfrente, quizás solo para sentirse mas en
confianza – Usted es muy hábil, radical pero hábil, aunque debería de saber que
es obligación de cualquier ser humano compartir los nuevos conocimientos. Pues
tan solo lo bueno que le brinda la humanidad se le debe regresar, aunque casi
siempre se cumple lo contrario.
- Eso es cierto, no aprendí por mi
solo, no tuve los mejores maestros, mas sin embargo es algo que la humanidad me
compartió.
- Es por eso que usted debe esforzarse
en compartir su técnica a los demás, y aprovechándome de eso quería pedirle
ayuda.
- ¿En que podría ayudarle?
- Bueno, tengo un hijo, es pequeño
todavía y heredo la afición de su madre antes de que muriera.
- El pequeño pinta – El pintor levanto
una ceja al preguntar eso.
- Intenta pintar, como le dije cuando
era todavía mas pequeño observaba a su madre hacerlo, ahora que ella le hace
falta ha encontrado algo especial en aquella actividad, mas sin embargo preferiría
que un maestro personal le enseñara en vez de acudir a la escuela publica.
- ¿Quiere que yo le ayude a que su
hijo se perfeccione?
- Me gustaría que aprendiera su
extraña técnica, lo llevaría a las escuelas pero siguen un modelo muy
tradicionalista, tendría que pasar por mucho para poder llegar a tratar con su
técnica y quizás para ello usted ya no este aquí, yo quisiera que se
especialice y que baya al punto justo desde el comienzo y en ese caso la
enseñanza particular es la mejor – Las
personas de la fiesta comenzaron a orillarse dentro de la sala.
- A mi también me agradaría, no hay
algo mas honorable que guiar a una persona, aunque honestamente aun no me
considero digno.
Estaban adentrados en su conversación
que no notaron como los invitados se alejaron del centro para crear un círculo,
el pintor y Lamberto volvieron a sincronizarse con la fiesta cuando escucharon
una hermosa voz que ilumino aquel recinto.
Mars Carmina recitaba una melodía a los oídos de todos los invitados,
mientras otro señor la acompañaba con el violín. Al escuchar nuevamente la
bella voz de la jovenzuela se quedo paralizado para no perderse un instante de
aquel recital, solo para hundirse dentro de la opresión de alguno de sus
nervios corporales que trataba de revelarse desde las lejanías de su pierna
hasta su cuello, y así se quedo quieto para sumirse dentro de si mismo,
embriagándose de melancolía con cada uno de sus tonos, hasta que termino de
cantar y ella se retiro de nuevo.
Después de eso el pintor estaba de regreso en las calles iluminadas
por la luna y resguardadas por las estatuas del vecindario, el pintor caminaba
sumido en una niebla de depresión, sus
recuerdos lo atormentaban y sus fantasmas lo perseguían, su paso era
zigzagueante y adentrado en sus sentimientos perdía el sentido del camino
topando con las paredes, hasta que resbalo y callo en una de las escaleras del
lugar muy cerca de su casa, justo en el barandal que estaba junto a la orilla
del lago.
Allí perdió el control de si mismo y comenzó a patear al barandal lleno
de ira contra las circunstancias y contra el mismo, pateo hasta que se canso y
se recargo en él contrayendo todo su cuerpo.
Después de un tiempo allí tirado desde las sombras apareció Juriana su
esposa, ella se acerco a él y lo ayudo a levantarse, después de reconfortarlo
con su calor ambos regresaron a casa. De la misma manera como lo recogió
Juriana cuando había aparecido en su vida hace unos añas atrás, antes de que
encontrara inspiración alguna, cuando la mugre recorría todo su cuerpo y el
alcohol era su alimento. Ella lo encontró tirado en un callejón ahogado en su
propio vomito y desde entonces se a dedicado a cuidarlo y amarlo, ella ha sido
su única compañía por largos años mientras que con su apoyo logro superar los
tormentos que lo oprimían y pudo inspirarse para pintar sus reflexiones.
Durante varios años, ella fue su único contacto con el mundo exterior,
ni siquiera conversaba con sus compañeros de las granjas, vivía sumiso en una
burbuja paralela junto con ella dentro de su hogar. Así siempre que el pintor
llegaba de trabajar ella tenia listo siempre su exquisito y favorito platillo,
que no mostraba nutrirlo bien, pero así platicaban horas y horas, para después
encerrarse en su cuarto a dedicarse a sus pinturas. A pesar de llevar ya tanto
tiempo juntos, el pintor jamás la había hecho suya, era demasiado inocente para
él, por lo que solía desgastarse con las mujerzuelas del lugar. Ahora cuando
logro alcanzar la serenidad el pintor la estimaba ya bastante y se sentía
culpable al sentir como sus fermentadas emociones brotaban como demonios al
mundo exterior después de años de enclaustramiento, así descanso esa noche
junto a su calor protector en la soledad en la que él se había escondido.
Al día siguiente fue a ver a Lamberto, el cual vivía en la misma calle
donde había sido la fiesta de la noche anterior. Lo encontró esperando en una
banca metálica, se saludaron y Lamberto lo condujo hasta su hogar.
El pintor lo siguió a través de la
calle hasta que la misma se expandió para formar una privada con un gran patio
en medio, el patio era enorme y todo estaba construido con ladrillo tanto el
primero como el segundo piso, ambos estaban llenos de puertas en sus orillas. Subieron
por unas escaleras para llegar al segundo piso del patio, donde inmediatamente
después se encontraba la casa del señor.
La casa era una muy pequeña
residencia, la cual carecía de muchas cosas, como si hubiera sido una especie
de cuarto de servicio o bodega antes de que se usara como casa, pudo apreciar
un desfile de pinturas bastantes sencillas y fuera de perspectiva. Lamberto
tenia poco de mudarse al lugar y todo el día se dedicaba al servicio al que se
dedicaba por lo que su hijo se quedaba solo en casa, él le conto que su hijo se
entretenía pintando en su ausencia, a eso se debía que la casa estuviera llena
de cuadros por todas partes. El chico a pesar de ser pequeño mostraba gran
interés por aquel concepto e inclusive había perfeccionado la técnica a su
bruto modo.
Caminando entre la casa conoció al pequeño, que leía un libro sentado sobre
un sillón, el chico era bastante tímido y obediente pero aun así se presento
con bastante educación, su nombre era Ramberto. Su padre Lamberto le presento
al nuevo maestro, con lo que el chico sonrió, después de mirar eso el pintor e
instructor en el arte de los colores no pudo esconder su sonrisa, al final de
cuentas era un honor para el tener la oportunidad de trasmitir sus
conocimientos, el señor Lamberto le dijo al
pintor que no se preocupara por asistir a las granjas, pues ganaría mas alimento
de su parte por lo que podía dedicarse a sus pinturas y a la par instruir a su
hijo. Terminado con aquella rápida presentación el pintor se despidió y dijo
que volvería al día siguiente para comenzar con su nueva labor.
Los días subsecuentes fueron bastante mejores para el animo decaído
del pintor, el iba todas las tardes a enseñar al chico a pintar, lo entretenía
bastante, era como si el mismo pintara a través de otras manos. Lamberto salía
todos los días muy temprano para dedicarse a los suyo, para cuando el pintor
llegaba ya estaba la comida servida sobre la mesa. El chico lo escuchaba con
mucha atención y trataba de imitar en todo lo que podía la mayoría de los
trazos de su maestro, durante aquellos días que se tornaron meses el joven vio
al chico como al hijo que nunca tuvo y se sintió como el padre que nunca tuvo,
a tal grado que se quedaba con el hasta tarde después de las clases para jugar
en el patio, algunos días lo llevaba a conocer los museos y otros días le
contaba algunas historias fantásticas que se sacaba de la manga y por las
noches ellos preparaban la cena juntos, con toda la comida que el padre
guardaba en la alacena. Platicaban y jugaban en el patio hasta que el padre
llegaba de su servicio, y sobre todo le enseño a convivir con sus vecinos
contemporáneos. Pues cabía mencionar que Ramberto era bastante tímido y se
incorporaba difícilmente a un ámbito social e irónicamente el pintor le enseño
como convivir con las personas aunque él mismo nunca lo hubiera puesto en practica. El chico solo
deseaba que alguien jugara con él, pero su padre tenia una responsabilidad con
la asamblea por lo cual siempre estaba bastante ocupado, mas sin embargo el
padre se tomaba su tiempo de enseñarle lo que sabía, mostrarle el mundo y jugar
con el cuando podía, el padre no era esclavo se su hijo pues vivía en un mundo
donde no tenia que luchar por su vida, ni el hijo era prisionero del padre pues
existía tanta igualdad y posibilidad que lo hacían independiente a muy temprana
edad sin necesidad de vivir una vida humillante.
Durante los meses que el pintor estuvo dando clases para el chico le
llego a tomar un gran afecto. Cuando llego el cumpleaños del pequeño el pintor
le obsequio su preciada mascota al pequeño, el ave se llamaba Reyna y era
bastante extraña y el chico la cuido en su casa ya que ahora el pintor no
disponía de tiempo para atender las necesidades del animal.
Además durante el tiempo que dio clases al chico, había aprovechado
todas las oportunidades para hablar con Mars Carmina, que vivía por aquel lugar,
ella salía muy continuamente a traer cosas del mercado por lo que el pintor
aprovechaba la vista desde las alturas a través de la ventana para abordarla. Ella
era muy conversadora aunque mas sobre temas bastante banales y sin sentido, y
el no podía encontrar algún momento o situación fuera de esos encuentros
ocasionales que le dieran la oportunidad de ganar la confianza que le gustaría
tener, él solo era visto como un vecino más dentro de aquella calle, el clima
había evaporado todas las circunstancias que los unieron y el tiempo disemino
la amistad que antes existía, el fuerte choque de emociones que había tenido la
primera vez que volvió a verla había disminuido y se había sumido en el pantano
de la irrealidad.
Había dejado de ir a cargar cajas de cajas de alimento en las granjas,
o cuidar a los pollos en los graneros, también dejo de trabajar en los hornos
de pan e inclusive tampoco iba a pisar
uvas para el vino, pues encontraba suficiente para vivir en la casa de Lamberto
y además podía dedicarse de tiempo completo a la pintura. En ocasiones el pintor
salía muy temprano de su casa y regresaba muy tarde, pasaba la mayoría del
tiempo con el chico y aunque había descuidado bastante de su esposa ella
siempre lo siguió consintiendo con su comida favorita cada vez que llegaba de
fuera.
El esposo de Mars Carmina lo despertó con unas cachetadas de aquel
sueño para regresarlo de de vuelta en su realidad futura. Todos los miembros de
aquella familia estaban esperando a que el pintor volviera en si, para que Mars
Carmina pudiera partir. El pintor se incorporo inmediatamente, los chicos se
despidan con besos de su madre y ella le dio un beso a su esposo advirtiéndole
que volvería lo más rápido posible cuando todo ese embrollo se solucionara,
aquel hombre se reservo a abrir la puerta para que salieran y les deseó mucha
suerte con lo del juicio de su amigo.
En menos de lo que el creía estaba en las calles, solo con aquella
mujer y encaminándose hacia la estación ferroviaria donde tomarían el tren de
carga para atravesar la sierra por lo que debían estar allí lo más temprano
posible para asegurar un lugar. ¿Podría tener ahora el pintor la oportunidad
que al parecer no tuvo anteriormente? Se sentía medio incomodo con ella después
de haber tenido esa retrospectiva de su propio sentir, no tenia idea de que
decir. Las calles eran acaloradas y transitadas, mucha gente cargaba cajas
llenas de pescados y mariscos debido a eso se sentía el ambiente marino típico
de las costas.
- Cuando yo vine a vivir hacia este lugar Forlonia estaba saliendo de
su auge – Le dijo la mujer tratando de romper el hielo - Tiempo atrás Forlonia
pasó por un periodo donde el comercio de pescado enlatado hizo crecer a la
ciudad descontroladamente e inclusive por lo que yo supe, estaban tan seguros
de su potencial que tenían pensado independizarse de la asamblea de la ciudad e
instaurar un nuevo régimen, pero todo eso acabo repentina y misteriosamente,
las cosas han cambiado bastante desde entonces, todo es mas tranquilo – El
pintor recordó su ultima pesadilla, no podía creer que tal vez esa situación
estuviera tan relacionada con el bienestar de Forlonia.
- No quisiera ni imaginarme que hubiera pasado si esa forma de
producción hubiera cautivado a toda la ciudad – Le dijo el pintor pensando en
la fabrica de sus sueños.
- ¿Una forma de producción? Yo no tenia la mas mínima idea de donde es
que provenía toda esa mercancía – El pintor prefirió callar lo de sus sueños,
no quería entrar en discusiones fundamentadas en columnas de polvo.
- Digo, que quien sabe que rumbo hubiera tomado la ciudad lejos de los
sabios de la asamblea y a manos de desconocidos – Contesto componiendo muy bien
sus palabras.
- Eso es muy cierto – Se acercaron a una estación de ferrocarril llena
de cajas, redes y un sin fin de mercancía lista para transportarse, mas adentro
las personas subían todo eso a los vagones del tren el cual era el mismo en el
cual el pintor había llegado hasta la costa, en una gran carpa la gente
esperaba a que el tren comenzara su marcha – Hemos llegado, tan solo hay que
esperar a que el tren comience su marcha, aunque no creo que tarde mucho – Dijo
Mars Carmina.
- Solo nos queda esperar.
- ¿Cómo encontraste al pobre Fletonio? ¿Estaba bien?
- Pues se veía muy demacrado, pero no tengo idea de cómo la este
pasando.
- Debemos encontrar la forma de salvarlo, después de todo no existe
persona mas justa que él.
- Ni siquiera le conozco pero siento gran amistad por ese despiadado
asesino.
- Fletonio no es ningún asesino, al menos eso quisiera creer, el debe
ser inocente – Una chicharra sonó desde la locomotora, el tren estaba listo
para partir, causando que todos los individuos se formaron en fila para subir a
los vagones de los pasajeros, Mars Carmina y el pintor los siguieron por lo que
en pocos minutos se encontraban dentro del rustico tren descansando en sillas
contrapuestas a un lado de una ventana, no dudaban en tener un cómodo viaje. El
tren tenía la apariencia de aquellos antiguos trenes soviéticos, las sillas
tenían un cojín en las sentaderas pero todo lo demás estaba constituido de
madera carcomida. Cuando todas las personas terminaron de subir y llenar los
asientos el pintor trato nuevamente de buscar algún ancla que le ayudara a
soñar intensamente.
- ¿Qué hay de tu y yo? ¿Existió algo especial?
- Tal vez si, tal vez no, lo que te puedo decir es que el ser tan
atrevido no era ninguna de tus cualidades – Mars Carmina se sobresalto con esa
inesperada pregunta.
- Disculpe no era mi intención ofender – El pintor trataba de
disimular que sabia algo sobre los dos, pues prefería que ella le dijera la
verdad y no confiar tanto en esos recuerdos que cada vez le arrojaban nuevas
emociones - Pero se me hizo tan extraño el tenerla que buscar, además debe
comprender que no conozco a nadie de mi vida pasada, era un pregunta obligada –
El tren comenzó a moverse progresivamente comenzando con un empujoncito.
- Creo que yo tenía mejores cosas que preguntar cuando lo encontrara,
pero al ver la situación parece que no valen la pena, preferiría pasar buen
rato como solíamos hacerlo, por eso traje un ajedrez para entretenernos en el
camino, si es que gusta – La mujer saco un tablero de madera de su bolso para
mostrárselo.
- El otro día vi uno muy elegante en el mercado y me dieron bastantes
ganas de llevármelo a mi casa, mas sin embargo me resistí al desconocer dicho
juego preferiría aprender mas cosas sobre mí que de las cosas que nos rodean.
- Todo mundo conoce el juego, además al aprender sobre lo que te rodea
aprenderás sobre ti, pero tiene mucha razón quizás halla perdido otras cosas mas
halla de sus recuerdos – La mujer guardo el tablero de vuelta en su bolso – Que
lastima, la ultima vez que jugué con usted fue muy diferente.
- La última vez quizás no se trataba de mí – Un disturbio en el camino
les causo una minúscula sacudida.
- Muy buen punto, si es verdad que olvidaste por completo, quizás sea
mejor dejarlo así, quizás la otra persona que vivió antes en tu cuerpo tal vez
no podría agradarte, muchos quisiéramos tener ese don de comenzar de nuevo,
pero por ahora tenemos que encontrar la manera de salvar a Fletonio por lo que
no te escaparas de enfrentar a tu pasado.
- Eso me emociona bastante, desde que desperté jamás había sentido lo
que significaba tener algún recuerdo, estoy tan sediento de conocer quien es
que era yo, tanto que quisiera que usted pudiera ayudarme – El pintor volteo a
la ventana para ver el paisaje pero instantes después todo oscureció y Mars
Carmina grito asustada, solo para ser reprendida con una burla por los demás
pasajeros
- Tenia años que no me subía al tren, que tonta, no recordaba lo del
túnel – Todo estaba muy oscuro, y aunque estaban cara frente a cara no podían
distinguir sus facciones, no podrían moverse de su lugar hasta atravesar la
sierra – Discúlpeme por lo que le voy a decir, pero yo no estoy interesada en
que recuerde algo, yo desearía que se quedara así, solo hago esto para salvar a
Fletonio y si tiene que recordar algo, que sea referente a él.
- Es increíble, viaje hasta Forlonia en balde – Se escucho que el
pintor golpeo la madera - Mas vale la pena que ese engreído de Jurio tenga mas
ganas de cooperar que usted – Lo dijo bastante molesto, pero Mars Carmina se
inquieto al escuchar como se había referido de Jurio.
- ¿Estas seguro de que no puedes recordar nada? ¿Cómo estuvo eso de
que perdiste tu memoria? ¿Qué fue lo que te dijeron los doctores?
- Pues se supone que mi corteza cerebral recibió un daño en su
cobertura, eso fue lo que causo mi amnesia, más sin embargo me dijeron que
seria capaz de recordar mi vida si encontraba el vínculo que me ayudara a
recordar, y eso fue lo que le comente a Fletonio, el solo me pudo sugerir que
viniera hasta aquí para buscarla, espero que no se halla equivocado – El tren
no era muy rápido por lo que tardaba algunas horas en cruzar la sierra.
- Sera mejor que descanse le hará bien – Mars Carmina se acurruco en
su silla.
- Si quizás mis sueños me traigan algo que usted me quiera ocultar –
El también se acurruco, para dormir. La oscuridad del túnel le facilito el
descanso y no tardo mucho en dejar esa dimensión, estaba seguro que encontraría
algo dentro de su ser, algo mas colorido y agradable a lo que veían ahora sus
ojos.
Todo comenzó borroso pero fue tomando forma
hasta que el pintor vio que se encontraba frente a la explanada de la ciudad,
donde se celebraba la feria del desarrollo humano, que era la máxima
celebración del año y marcaba la pauta entre el viejo y nuevo mundo. Fue
iniciada por los insaciables alumnos de todas las escuelas que surgieron con la
instauración de las asambleas, las cuales crearon educación verdaderamente
libre para todos los habitantes, instituciones variadas y especializadas, pues toda educación era totalmente exenta de
precio alguno en el mundo moderno, debido a que se consideraba la más grande
cualidad como personas, la oportunidad de crecer, entretenerse, tranquilizarse
y retarse a si mismos. La educación dejo de verse como una forma para obtener
trabajo, una manera de escalar peldaños dentro de la pirámide social, algún
requisito para merecer una vida digna, como una insana competencia por vivir
mejor y en el peor de los casos una especie de filtro intelectual; debido a que
la educación no se requería para que cada persona pudiera sobrevivir ya que las
gigantescas granjas comunales habían solucionado ese error, pues el trabajo
equitativo era un derecho humano y no algo que se debiera merecer gracias a un
mejor posicionamiento económico. Privar a cualquier persona del alimento mental
desde aprender a leer y escribir hasta las ciencias más modernas y abstractas
era la forma más contundente de atentar contra el crecimiento humano, enseñar
era de la actividad más noble dentro de la perspectiva social y aprender cosas
nuevas era la forma más madura de enfrentar el tedio cotidiano. Toda esa vibra
era reflejada en esa hermosa exposición que los primeros alumnos fueron capaces
de organizar, libres de tontas calificaciones y deseosos de aprendizaje, donde
todos trabajaban en alguna creación sobre lo que aprendían. Las personas traían
al mundo real alguna cosa que se escondía dentro de su imaginación por medio de
todas las cosas que aprendían para ofrecerla sin cambio alguno al público en
general. Esta fiesta conmemoraba el fin de la esclavización humana frente al
mundo industrializado, pero con la gran satisfacción de haber conservado los
conocimientos sobre diversas materias previamente investigadas, las cuales solo
pudieron avanzar a costa de esa desigual forma de vida. Ya había pasado mucho
tiempo desde entonces y la fiesta creció, llenando la ciudad con generaciones
de personas con múltiples conocimientos ya que la tradición de crear cosas se
quedo entre toda la gente causando que la mayoría del pueblo desde ancianos
hasta niños trabajaran y mostraran todas las maravillas que llevaban dentro de
sus almas para regalarlas a los demás.
Lo ojos maduros del artista podían ver como
cientos de personas paseaban por los anaqueles que se colocaban en la plaza,
donde todos exponían sus obras, colocando en ellas una hoja donde se podían
leer dos cosas, información del autor e información sobre la creación, así
todos podían conocer personas que les interesaran y comprender un poco más lo
que se mostraba frente a sus ojos. Todos podían pasear por la ciudad y apreciar
las variantes de la creatividad humana, y si alguna obra no había sido
solicitada por alguien cualquiera se podía registrar para que cuando terminara
el día perteneciera a él y así toda la diversidad cultural fluyera por caminos
distintos. Además de que antes de eso los más reconocidos maestros de
diferentes escuelas otorgaban varios premios a los más destacados trabajos, un
premio que solo valía en más reconocimiento del autor, por lo que todo mundo se
esmeraba en perfeccionar su técnica para algún día poder llegar a ser grandes
maestros gracias al reconocimiento de su esfuerzo.
En ese lugar se encontraba absolutamente de
todo, desde partituras de melodías, bordados sobre sillones, experimentos
químico biológicos, platillos extravagantes, etcétera. Era un verdadero
espectáculo por lo que nadie en la ciudad osaba perderse algo esa tarde. Ni
siquiera el pintor, quien había llevado un cuadro para exponerlo ese día,
hubiera preferido llevar el cuadro de los gemelos que él deseaba haber podido
conservar, lastima que aquel día hubiera aparecido Mars Carmina con su novio
para embobarlo y verse obligado a cambiar su preciosa y única obra.
La pintura que llevaba el pintor no era de él,
era una imagen que el había plasmado a través de otras manos, era de su último
alumno Ramberto quien se fue a estudiar a la gran escuela de la asamblea debido
al fallecimiento de su padre. Lamberto trabajaba secretamente para la asamblea
y él era uno de los apreciados detectives de la ciudad el cual se encargaban de
detectar el florecimiento del mal y avisar a la seguridad conformada por
jóvenes en servicio, era el segundo oficio más noble de la población, proteger
a los demás. La asamblea era una transparente organización, la conclave estaba
reunida por las personas mas reconocidas de la ciudad tanto física, emocional e
intelectualmente, ninguno de ellos contaba con poder absoluto en la ciudad, y
ellos solo se dedicaban a proponer ideas, escuchar proposiciones de los
habitantes, analizar su viabilidad y votar por si se llevaba a cabo o no, una
vez hecho esto, ellos presentaban su plan estratégico a los habitantes quienes
podían vetar o no algunos puntos de él. De acuerdo a la nueva filosofía
política era muy claro que no debían existir personas con poder solamente ideas
con poder.
Esta desinteresada organización había llevado
las energías productivas de la sociedad a altos niveles, suficientes para
producir el doble de alimento para mantener a la ciudad, gracias a ello podía
existir el resto de la transacción mercantil, además de que se encargaban de
organizar la educación, seguridad y salud de la población, y para ello todos
los habitantes debían prestar tres años de servicio a su comunidad, uno para
cada uno de ellos en diferentes etapas de su vida. Claro que mientras los
habitantes prestaban su servicio serian recompensados con alimento que la
asamblea recaudaba de las gigantescas granjas comunales que gracias al esfuerzo
de la población activa rendía frutos de sobra. Como toda su estructura se
basaba en producción de variado sustento desde legumbres hasta quesos, no podía
existir el acumulamiento del mismo ni la desmedida ambición, cualquier posible
ventaja material estaba restringida a lo que su cuerpo necesitaba, impidiendo
embrutecer la ambición de los imperfectos humanos.
El pintor se llevo una sorpresa muy peculiar
al pasear por la feria, su viejo amigo Fletonio estaba en el lugar y platicaba
con uno de los jueces de la fiesta, los maestros acababan de entregar un par de
premios a dos jóvenes que al parecer eran alumnos de Fletonio.
El pintor se acerco para saludar a su amigo y
platicar después de tanto tiempo sin verse, pues no habían tenido contacto
desde que el pintor dejo Cobaro. Mientras conversaban apareció Jurio
arrastrando a todas las demás personas con las que siempre solía andar.
- Pero si es nuestro amigo el desaparecido
pintor – Jurio hablaba en son de broma.
- Esperaba encontrarlos por aquí – Les dijo
el pintor.
- Pero yo no a usted amigo, ¿Nunca sale de su
encierro verdad? Hemos hecho cientos de reuniones desde que usted fue a la
última, mas sin embargo no lo he visto por allí. ¿No será que quiere apartarse
de nosotros?
- Había estado bastante ocupado.
- ¿Eso significa que ya no lo estará?
- Pues eso es algo que lo decidirá el
infinito.
- Ojala que el infinito haga que lo veamos
pronto en alguna de las reuniones, pero lo que más me impacta es que conozca al
señor Fletonio.
- Somos buenos amigos desde la infancia –
Respondió Fletonio.
- Increíble quien podría imaginar que un par
de genios estuvieran tan ligados, es bastante interesante – Jurio se rasco la
barbilla dejando un silencio embarazoso.
- Muéstranos tus inventos Fletonio – Dijo el
pintor emocionadamente.
Fletonio accedió mostrando un par de
pantallas en las que se podían apreciar imagines virtuales. El había traído a
la vida gran cantidad de computadores, y enseñaba como programarlas a sus
alumnos, ellos se explayaban con el teclado para después llevar su trabajo al
mundo físico, y con ayuda de baterías recargables de biodiesel, vomitaban por
un televisor gran cantidad de imágenes. Uno de ellos había generado una
detallada animación lo cual era algo que difícilmente se veía por esos rumbos,
y el otro se había esmerado en diseñar un austero pero interesante videojuego,
existían muchas novelas virtuales de la era antigua pero pocos se aventuraban a
diseñar nuevas historias en el mundo alterno de la realidad virtual. La
adaptación electrónica y el sistema de energía habían corrido por parte de su
increíble maestro, que había generado sistemas encapsulados y recargables hasta
con residuos de comida, logrando traer a la vida viejas creaciones que fueron
diseñadas para depender de un sistema. Los grandes maestros estaban
sorprendidos, pero sobre todo debido a que los chicos provenían del barrio de
Cobaro, una localidad que hasta hace un par de años estaba comenzando a
abandonar sus raíces primitivas.
Gente como Fletonio se había ganado la
confianza y respeto de la gente de aquel lugar, y en base a ello formo una
escuela para enseñar sus conocimientos a los jóvenes sin oficio que abundaban
por todo el barrio, los cuales se vieron intrigados por la magia del físico,
así el interés fue creciendo y ahora era una escuela consolidada en aquella
localidad, lo que promovió la instauración de más escuelas en dicha zona. Pues
el interés del aprendizaje por parte de los que allí habitaban comenzó a
florecer, poco a poco el aspecto de Cobaro iba cambiando y se esperaba que
algún día estuviera en comunión con el resto de la culta ciudad. Como reseña se
debe saber que la gente de la ciudad llamaba magias a las ciencias mas
perfectas que la civilización había creado, no por el hecho de desconocer su
funcionalidad, si no por que eran tan maravillosas que prácticamente se podía
pensar que eran un deseo hecho realidad o una herramienta que no conocía los
limites de la realidad.
- Simplemente es una verdadera belleza – Dijo
uno de los amigos de Jurio, rascándose la cabeza como simio.
- Creada desde el mismo corazón de Cobaro, es
increíble – Decía Jurio bastante sorprendido.
- Si quizás muy pronto habrá más personas
involucradas duramente en esto y cuando eso pase seremos capaces de llevar a
cabo verdaderas orquestas tecnológicas para llevar nuestras alucinaciones a las
puntas de sus dedos – dijo Fletonio.
- Eso es muy impresionante – Dijo el pintor –
Es increíble lo que has hecho durante todo este tiempo, siempre dijiste que
preferías ver la tecnología como un complejo arte que como un objeto mercantil.
- Es magnifico que halla hecho entender a los
cabezas duras de Cobaro, eso es lo mas apantallante – Dijo Jurio, claro que
para él su mundo cultural estaba restringido bajo los muros clásicos, por lo
que no comprendía la belleza detrás de esos infantiles inventos y solo podía
ver el esfuerzo en los chicos de Cobaro.
- Es tan cobarde que nadie se les halla
acercado antes – Les contesto Fletonio – Anteriormente la vida era realmente
difícil, pero poco a poco la luz se fue filtrando dentro de las vidas de cada
uno de los que allí habitan, falta mucho por hacer pero es importante que los
frutos del esfuerzo académico maduren y echen más semilla, de otra manera será
complicado iluminar kilómetros y kilómetros de espeso bosque con solo una pequeña
luz. Además de que no solo basta con alguna materia para asegurar un correcto
desarrollo humano, las personas deben profundizar en distintas índoles para que
su mente se fortalezca y solo crezca deformemente de alguna parte y dejando al
pequeño resto incapacitado. Es allí donde debemos unirnos muchos de los sabios
y maestros de la ciudad para enfrentar la maldad con la cara de frente y
mejorar nuestra sociedad, debemos aprovechar esta conmemoración para recordar todo
eso.
- Tienes mucha razón, siempre pueden haber
muy buenas ideas, pero llevadas a la práctica pueden resultar inaccesibles.
¿Quién asegura que las personas de Cobaro deseen aprender sobre la humanidad a
la que pertenecen? Es cierto que personas como usted hacen bastante bien, pero
en su ejemplo fue debido a que usted creció y convivió con ellos, personas como
nosotros ¿Como enfrentaríamos el problema? No podemos ir a predicar con los
leones así nada mas esperando que nos escuchen, no es que este en contra de su
causa pero esos cambios se dan progresivamente y solo puede surgir desde allí
mismo – Tomo un respiro - La humanidad evoluciono progresivamente, lo
importante en este caso es que exista crecimiento y encapsulamiento del mal
para que no se disperse como un cáncer, y que las personas no olviden fomentar
en sus hijos la verdadera educación.
- En parte le doy la razón. Pero si deseamos
que nuestra sociedad progrese es menester de cada uno, del que tenga
consciencia del mal, crecer y hacer crecer a los que lo rodean, en caso contrario
no comprende la situación o también es parte del problema.
- Es muy idealista señor Fletonio, es una
suerte para usted haber nacido en esta época donde la sociedad esta muy abierta
al dialogo. Si usted hubiera nacido en tiempos antiguos todos sus míseros
sueños se hubieran podrido dentro de usted hasta intoxicarle la cabeza, nadie
tendría tiempo, necesidad, actitud ni capacidad para oírlo y entenderlo.
Mientras Jurio y Fletonio conversaban. Uno de
los amigos de Jurio distrajo al pintor quien seguía el hilo de la conversación.
Aquel señor se había enterado del fallecimiento de Lamberto, y sabía también
que el pintor enseño a su hijo y que ahora estaba desocupado, por lo que le
propuso un trato, el deseaba iluminar algunas paredes de su casa con algunos
pintorescos murales, por lo que no deseaba perder la oportunidad y preguntar si
el más extravagante pintor que conocía accedería ahora que tenia tiempo libre.
En cambio él le daría mucho suministro de pintura que había traído del
extranjero con ese propósito, lo que le daría materia prima al artista de por
vida, pues muchas veces obtener colores en grandes cantidades no era cosa
fácil, muchos la fabricaban por métodos tradicionales y por ende solo se
obtenía la que se iba utilizando, por lo que era una gran oportunidad para el
pintor, una oportunidad que por un momento le hizo sentir la sombría ambición.
Realizar imágenes era lo más profundo que
había encontrado en su vida, era como su religión, era una actividad
sintonizada con la personalidad del ser que llevaba dentro de él, por lo que no
había otra cosa más importante en esos momentos. Cualquier posibilidad que le
promoviera dicha actividad la aceptaría con toda seguridad, además de que se
había entretenido bastante últimamente con su alumno, por lo que había dejado
atrás la experimentación y mejora de su técnica, era mas que obvio suponer que
el aceptaría la oportunidad sobre todo le era agradable ver como su trabajo
gustaba a otras personas.
La platica término cuando sonaron las
campanas que daban fin a la celebración, por lo que todo mundo procedió a
retirarse llevándose sus regalos, la elección era todo un juego, donde se debía
de tener suerte para toparse rápidamente con algo que los convenciera del todo.
Muchos madrugaban y escogían tempranamente, pero después iban llegando más
artículos con el paso del día por lo que ya no se podían retractar, otros no
escogían por esperar a ver todos los artículos, pero en ocasiones les podían
ganar lo previamente querido. Cuando sonaba la campana todos los que se habían
registrado recogían su elección, si por algo, una cosa no era elegida se
regresaba a sus dueños para que ellos las regalaran a quien desearan, las
conservaran o quizás mejorarlas. Pues a veces eran tantos artículos que no todos
eran solicitados, además de que muchos eran diseñados por amateurs, pero pese a
esto las vibras en aquella temporada eran muy positivas por lo que nadie perdía
la oportunidad de hacerse de un artículo que les recordara el año y que luego
podrían comerciar. Cuando atardeció, el pintor, Fletonio, Jurio y compañía
abandonaron la explanada atrapados en los ríos de gente, agradeciendo la
posibilidad que tenían de vivir una vez más el espectáculo.
La luz en su cara despertó al pintor, regresándolo al tren en el que
viajaba. El paisaje era bastante agradable, podía observar los campos de la
sierra, por lo que los matorrales y piedras hacían muy buen juego con el
intenso sol de esas horas, pero noto que el tren estaba inmóvil. Habían
atravesado el primer túnel del camino, el otro túnel los dejaría en medio de la
colonia Surinberg, pero por lo visto algo había detenido el camino del tren en
medio de estos dos túneles, justo en medio de la sierra. Mars Carmina estaba
despierta y con una mirada de melancolía observaba la sierra por la ventana.
- Algo detuvo el avance del tren – Le dijo la mujer al pintor, ella
también estaba medio somnolienta después de la siesta, por lo que estaba tan
cómoda que no deseaba bajarse a ver que es lo que había sucedido, justo como lo
hicieron la mayoría de los pasajeros.
El pintor se levanto y camino por el pasillo del tren, observando a
otros pasajeros que habían decidido esperar a que todo se solucionara para
continuar con el trayecto, el pintor continuo por el vagón y llego a la salida del tren, y de un brinco se
poso sobre la tierra de esa sierra. Estaba llena de nopales, magueyes,
matorrales y todo arbusto típico de un lugar montañoso, pese a que esos grandes
árboles alcanzaban a esconderse dentro de la niebla del lugar precisamente uno
de ellos había caído sobre las vías del tren entorpeciendo el pasaje.
Camino por un lado del tren pasando por varios vagones, brincando
entre las rocas y esquivando las espinas, así llego hasta el final de esa
increíble maquinaria. La locomotora era impresionante y todavía emitía gases y
calor desde su interior, podía observar a mucha gente que estaba alrededor
tratando de levantar el árbol que había caído sobre la vía. Usaban grandes
troncos como palanca para intentar moverlo, había tantos esmerándose en eso que
el pintor no encontró lugar alguno donde incorporarse para ayudar a esa labor.
Por lo que decidió caminar un poco para observar la colina, mucha gente había
salido también a caminar y relajar las piernas. Estaban ya a elevada altura por
lo que podía sentir el frio en su piel, la niebla rondaba por todos lados pero
aun así alcanzo a ver un gran peñasco cerca de un barranco desde el cual podía
observarse la inmensidad de Forlonia humillada por el imponente mar azul, allí
se quedo observando el paisaje mientras el viento le masajeaba la cara. Cerro
los ojos y por un instante se sintió como si estuviera en aquel puente al que
solía ir a pensar, donde trataba de extraer sus memorias al igual que como un
mago saca conejos del gorro. Claro que ahora el panorama había cambiado, ya no
era el mismo y creía que tal vez estaba destinado a convertirse en algo que su
yo actual nunca eligió. La curiosidad y el deseo de salvar a Fletonio le
arrastraban entre un místico rio. Sobre todo estaba sorprendido por la clase de
persona que él fue, una persona atormentada y reprimida, más no frustrada, su
talento revelaba que a pesar del dolor que cargaba en sus nervios había
conseguido lo que él quería, pintar al máximo, pero pese a eso no comprendía
porque cargaba con aquella tormenta dentro de su cabeza, se sentía extraño,
débil y asfixiado, pero consiente de su capacidad, como un pájaro debajo del
agua; el no fue hecho para ese mundo, algo dentro de él no estaba bien. Sentía
vergüenza por su antiguo ser, pues a pesar de ser alguien tan talentoso no era
capas de soltar el estandarte del sufrimiento y sobre todo esa obsesión por
Mars Carmina, sin lugar a dudas pudo haber pasado situaciones bastante penosas
ante esa chica, quizás por eso ella trataba de mantener distantes sus memorias.
Pero pese a esas contrariedades, sabia que todavía había bastantes buenas cosas
que encontrar en su subconsciente.
- Me pregunto que hubiera pasado si no hubiera venido a Forlonia,
quizás mi vida hubiera sido muy diferente – Le dijo Mars Carmina que había
aparecido desde atrás, quien había dejado el estático tren para caminar
también, pero alcanzo a ver al pintor sobre la roca.
- ¿Y que fue lo que te hizo cambiar de residencia?
- Tonterías que me orillaron omnipotentemente sin ser capaz de oponer
resistencia, pero que estaban implicadas dentro de mis decisiones. Nunca se
puede estar segura de algo, lo que elegimos nunca es lo que la vida realmente
nos dará.
- ¿Te arrepientes por ello? – Le contesto el pintor.
- No me arrepiento, soy feliz allí, aunque extraño algunas cosas
todavía. Pero viendo las circunstancias, con Fletonio en la cárcel y contigo
borrado de la existencia, creo que tuve bastante suerte, la treta que me jugo
la vida me trajo bastante tranquilidad alejándome de todo lo que me unía a
Prospectia, quizás fue un obsequio que alguien me otorgo.
- ¿Qué tiene que ver Prospectia?
- Pues tiene que ver en todo, pasamos parte importante de nuestra
niñez allí, y lo que vivimos en ella termina definiendo nuestro comportamiento
por el resto de la vida. Cuando uno es pequeño carece hasta cierto punto de
libertad, quizás porque estemos mas cerca de la bestia que del hombre, pero es
irónico que la niñez rija subconscientemente nuestra existencia.
- Pues por suerte nada rige mi vida, pero busco ese algo que me dirija
a algún lugar – Algo había despertado en el fondo del pintor, un sentimiento
había estremecido sus nervios cuando miraba a esa mujer. Se preguntaba que era
lo que podía significar, no lo comprendía, por eso lo ignoro. Todos sus sentimientos
estaban del lado de Carondelia, esa felicidad la tenia en la palma de su mano,
no necesitaba cambiar eso.
- ¿Sabes como fue que nos conocimos?
- ¿Estudiábamos juntos no?
- Si, pero no nos conocíamos en ese entonces – La chicharra de la
locomotora les aviso que debían subir de vuelta – Sera mejor que vayamos o nos
dejaran solos aquí en la sierra, cosa por la cual no quiero volver a pasar.
Regresaron de vuelta por las musgosas rocas hacia el tren, donde todos
estaban listos para partir, regresaron hasta sus asientos, solo para que el
tren comenzara su marcha.
- Si que esta separada Forlonia de la ciudad, más que el resto de las
colonias – Dijo Mars Carmina desde la comodidad de su asiento.
- Me ibas a decir como fue que nos conocimos – Se le escapo una sonrisa
a Mars Carmina, al ver que era muy difícil evadir al pintor.
- Pues fue durante las reuniones que hacia Jurio, generalmente tu no
accedías a asistir, pero cuando Fletonio se unió al grupo tu le hiciste
segunda. Debido a eso tuve la oportunidad de saber quien eras en realidad –
Ella suspiro.
- ¿Te agradaba mi antiguo yo?
- Era más callado que como es ahora, pero tenía un enorme talento, y
mi agrado es algo que no podría ocultarte ni aunque hallas resucitado, mas sin
embargo ya es bastante tarde para esas cosas – El tren entro dentro del segundo
túnel que los encaminaba a Surinberg. La platica finalizo después de que Mars
Carmina revelara eso, la duda se apodero del pintor y pese a que ya no tenia
sueño y faltaba muy poco para llegar a Surinberg, prefirió realizar otra
exploración dentro de su perdida cabeza.
El pintor que había caído dormido de nuevo
despertando en otro lugar por la mañana. Se levanto de su cama, contemplo a su
virginal esposa que dormía tranquilamente a su costado, se limito a deslizar su
mano sobre su suave cabello y después de dar un suspiro se marcho rumbo al
templo más cercano. En los templos residía la más sagrada herencia de la
humanidad, eran lugares de sumo respeto y silencio, al penetrar por sus grandes
puertas se podía sentir el traslado hacia lo ilustre del pasado, dentro la luz
eléctrica iluminaba la gran cámara que alguna vez alojo sillas para los devotos
religiosos, pero que en ese entonces alojaban gran cantidad de anaqueles llenos
de valiosa información, libros, enciclopedias, computadores con basto software,
televisores y una gran base de datos de películas y música de la antigüedad.
Otros templos albergaban otras cosas más variadas pero no por ello menos
importantes, además de que en sus almacenes se guardaba poderosa herramienta
que permitía el crecimiento del conocimiento, y en sus principales cámaras se
encontraban invaluables laboratorios cuidados y mejorados por todos sus
usuarios. Todo eso estaba accesible sin costo alguno para los habitantes pues
no existía razón para cobrar, claro que todos sus usuarios hacían todo lo
posible por que dicha herencia se conservara intacta y la conservaban dentro de
los templos. Pues el conocimiento para ellos era lo más sagrado, por lo que
veneraban casi como dioses a los grandes pensadores, científicos y artistas de
la antigüedad, así muchas fotografías de todos ellos adornaban las paredes.
Ese día el pintor busco su película favorita
entre la base de datos del ordenador cinematográfico, existía la característica
de que todo estaba en formato digital para su perpetua duración. Asigno la
película a uno de los televisores libres, fue hasta halla se sentó en el
sillón, se puso los audífonos y se dispuso a descansar un rato mientras los dos
pintores veían esa filmación.
Saliendo del templo se dirigió a la casa de
Juas Slim, que era el amigo de Jurio que lo había invitado a pintar sus muros.
El vivía en la localidad de Vermilia la cual estaba un poco lejos de donde se
encontraba, pero nada que una hora de caminata no pudiera resolver. Cuando llego
fue recibido por la esposa, quien le aviso que su marido no se encontraba pero
que le había comentado que el pintor se presentaría para llevar a cabo su
trabajo. Así la señora le mostro los muros, la casa era muy grande y en el
techo tenían un pequeño invernadero en el que cultivaban chiles. Eran alrededor
de diez muros los que el pintor tenía a su libre disposición, la señora le
entrego los tintes que saco de un almacén subterráneo, donde guardaban gran
cantidad de cosas y dejo en sus manos el embellecimiento de la casa.
Desde ese día el pintor fue un inquilino más
en esa casa, circulando de un lado para otro encargándose de lo suyo y muchas
veces se quedaba hasta que la luz del día se lo permitía. Los tres hijos de la
pareja ya eran todos unos muchachos por lo que siempre invitaban a uno que otro
amigo a su recinto, el señor también invitaba a Jurio y compañía aunque el
pintor no deseaba distraerse de su trabajo y rehusaba a unirse al grupo,
inclusive aunque Fletonio comenzó a aparecer en esas reuniones el pintor solo
saludaba a los invitados y seguía en los suyo. En otras ocasiones la señora
invitaba a sus amigas a jugar cartas y tomar el té, entre ellas curiosamente
enfilaba Mars Carmina, lo que inquietaba al pintor y era lo único que lo hacía
distraerse dentro de su trance de creatividad y detallismo, pero la mayoría de
las ocasiones la casa estaba sola, lo que le permitía trabajar sin
perturbaciones en los murales. Todo corría a pedir de boca y e inclusive la
familia salió de viaje para conocer tierras lejanas, dejando al pintor en su
casa para continuar tranquilamente con sus obras.
Un día
mientras descansaba después de dedicarse intensamente a lo que más le
gustaba, sentado sobre el sillón estaba contemplando su obra, estaba manchado
de pintura por todos lados y pensó que lo mejor que podía hacer era tomar una
ducha, pero antes de que se levantara alguien toco la campana. ¿Quién podría
ser? Cualquiera que fuera no lo buscaba a él, por lo que no se molesto en
atender el llamado, pues era como si no hubiera nadie en la casa, pero la
insistencia fue tanta, que desespero al pintor y se dirigió a la puerta para
ver de quien se trataba.
Se llevo un susto que casi le vuelca el
corazón al ver que se trataba de Mars Carmina, ella sabía que la familia había salido,
e inclusive le había pedido permiso a la esposa de Juas Slim para recoger un
arpa que estaba en el almacén de la casa, el pintor no vio problema alguno y
dejo pasar a la hermosa mujer.
-Todavía tienes ese collar – Le dijo ella. El
pintor trabajaba con su tórax desnudo, pues no deseaba manchar su ropa, en su
cuello podía apreciar un collar con tres piedras.
- Me lo dio una gran amiga, no lo perdería
por nada – Ambos sonrieron y siguieron caminando por la casa y ella se paro
frente al trabajo a medias que tenia el pintor sobre la pared.
- De verdad que te esfuerzas en lo que haces,
nunca creí que vería alguna pintura tuya terminada, pero has luchado bastante
por esto que debo admitir que me sorprendes.
- En realidad se puede ser tan fuerte como la
imaginación lo desee, pero aun sigo alcanzando la madurez en mi técnica.
- Si todos pasamos por lo mismo, tenemos la
opción de aprender algo diferente o reforzar lo ya aprendido, es bueno ser
contundente en algo, pero también deberías realizar otras actividades, nunca te
he visto en las competencias atléticas de los sábados.
- Crees que con estos huesos pueda obtener
alguna medalla para mi reconocimiento disciplinario del cuerpo, no lo creo, mas
bien creo que es mejor vivir en mi habitad.
- Siempre has sido tan introvertido, me
intrigas bastante, nunca se sabe que es lo que podrías estar pensando.
- Lo peor que podría pasar es que ni yo mismo
sepa que hay dentro de mi cabeza, ¿No crees?
- No creo que eso pase, en el fondo todos
sabemos que es lo que nos rodea, solo debemos saber cómo buscar en el interior.
- Y por cierto. ¿Qué era lo que venias a
buscar?
- Un arpa – Continuaron caminando rumbo al
almacén – Tu sabes cómo me fascina la música, por lo que hace poco decidí que
el nuevo instrumento que aprendería seria el arpa, y como Georina tenía una
guardada que no usaba, pues hicimos un trueque – El pintor abrió el almacén con
las llaves de la casa que le habían delegado por si se le ofrecía algo. El
almacén no era pequeño, pero tampoco muy grande, aun así gran cantidad de cosas
esperaban allí para darles uso alguno.
- Bueno donde quiera que este tu arpa será
mejor que la busques, tomate tu tiempo. Yo necesito lavarme las manos ahora
vuelvo – El pintor salió del almacén y se dirigió al baño donde dejo las llaves
sobre el lavamanos para limpiar todo el fantástico liquido que daba rienda
suelta s sus pensamientos, se limpiaba tranquilamente, como si no deseara que
la pintura se fuera por la cañería, pero mientras se lavaba escucho un grito de
la mujer, por lo que regreso corriendo lo más rápido posible para socorrerla.
Al llegar la risa lo invadió al ver que se trataba tan solo de una araña. El la
piso dándole muerte sin problema alguno – Tanto escándalo por una pequeña
arañita.
- Son horribles, solo espero que no haya una
más de ellas aquí adentro.
- Espera entonces, te ayudare a buscar pero
para ello deja termino de lavar mis manos – Cuando regreso por la puerta se dio
cuenta que estaba cerrada, intento abrirla pero fue inútil. El había dejado las
llaves en el baño por lo que estaban los dos solos atrapados allí adentro. Mars
Carmina se dio cuenta de ello al ver como su amigo inútilmente forcejeaba con
la puerta.
- No me digas que es verdad lo que estoy
pensando – Le dijo ella mientras hacia un gesto con sus cejas.
- No crees que es una pregunta muy tonta.
- ¿Dejaste las llaves afuera?
- Discúlpame pero creí que algo peligroso
estaba pasando, no puedo escuchar a alguien gritar así, me pone los pelos de
punta.
- Creo que debemos buscar otra salida.
- Lo dudo, no cabemos por las estrechas
ventanas, a excepción de que cabemos un hoyo no podremos salir de aquí – Mars
Carmina dio un suspiro de desesperación y se recargo en la pared solo para
escurrirse hasta el suelo – Tratare de buscar entre todo este desastre si es
que encuentro algo útil para intentar abrir la puerta – Mars Carmina movió la
mano para indicarle que era libre de intentar lo que fuera.
El pintor comenzó a mover cajas y buscar
entre todo lo que había en ese almacén, tenían bastantes cosas guardadas y se
podría suponer que Juas Slim quizás alguna vez formo parte de la sangre divina
de la era del acumulable y poli forme dinero, hoy en día solo quedaban restos
de lo que antes podía poseerlo todo. El pintor curioseaba con todo lo que se
iba encontrando, había bastantes cosas que podrían llegar a tomar vida en el
exterior, pero allí permanecían estáticas, inmóviles y esperanzadas para lo que
habían sido creadas, algún día el comercio las sacaría poco a poco del almacén
como ahora lo hacia con el arpa. Buscando entre las cajas el pintor logro
encontrase un tablero de ajedrez, al verlo recordó a su viejo y enfermo amigo
Israelo, quien lo enseño y al cual jamás le pudo ganar.
Lo llevo hasta donde Mars Carmina esperaba
sentada, el se sentó a un lado de ella y puso el tablero entre los dos.
- ¿Sabes jugar?
- Es el pasatiempo favorito de mi novio y sus
amigos. Es imposible que no conociera el legendario juego.
- ¿Crees que podríamos jugar? Debo recalcar
que no soy un experto, aprendí un poco con un viejo amigo hace años, pero
después de ello no he jugado con nadie más.
- Me gustaría, pero en estos momentos es
irónico que nos pongamos a jugar ¿No crees?
- No tienes nada que perder, de todas maneras
seguiremos atrapados. Mientras permanezcamos aprisionados nuestra periódica y
repetitiva vida no dependerá del tiempo que trascurra si no de la frecuencia de
nuestros actos.
- Jugare contigo, pero si te gano tendrás que
derribar esa puerta inmediatamente.
- Estoy de acuerdo – En realidad el pintor no
tenia mejor lugar donde permanecer que en ese suertudo confinamiento. Le
agradaba la mujer y no veía mejor oportunidad para conocer su sentir con
respecto el suyo. Si dependiera de él, prefería permanecer fuera del exterior –
Pero yo también debo ganar algo ¿Estas de acuerdo? – Le dijo mientras daba
vueltas al tablero.
- ¿Qué te pasa? Estamos aquí encerrados y tu
solo piensas en jugar. No actúes como un niño por favor.
- En ese caso no derribare una puerta que no
es mía – Cruzo los brazos en gesto de que no movería un dedo para intentar salir
de allí.
- De acuerdo – Movió los ojos para arriba
aceptando su juego - ¿Qué es lo que quieres? – El pintor guardo silencio por un
instante y la miro a sus bellos ojos color miel.
- Un Beso.
- Con que de eso se trata. ¿Planeaste todo
esto?
- Claro que no, con quien crees que estas
hablando, solo trato de hacer nuestra estancia más amena.
- ¿Después vas a querer que me desvista?
- Es solo un beso, no te pido nada más, tu
dignidad no depende de ello, pero si te sientes incomoda por ello podríamos
dejarlo y buscar desesperadamente la manera de salir, para perder
inconscientemente esta alterna realidad – Mars Carmina se quedo muy pensativa y
frunció la boca.
- No podrás ganarme, no me has visto jugar,
Jurio me ha enseñado bien y si llego a perder será por su mala enseñanza, así que tendrás tu beso si
me ganas – Abrió el tablero y saco las piezas, el pintor volteo el tablero y
comenzaron a acomodar las piezas en sus casillas iniciales.
-¿Blancas o Negras?
- Es una decisión que puede marcar la
diferencia, pero dejémoslo al mejor juez, el azar – El pintor escondió una
ficha de cada color en sus manos y le dio a escoger a Mars Carmina, ella tuvo
suerte al escoger y ganar el primer movimiento, seguido a esto se dispusieron a
jugar.
- Si no quieres tirar la puerta. ¿Cómo
esperarás que salgamos? Creo que quieras o no debemos hacerlo – Movió su primer
pieza e4, una apertura muy tradicional.
- No entiendes, es que estas viendo las cosas
desde otro punto de vista – e5.
- Pues no desde el punto que lo estés viendo
tu, como si yo fuera capas de leer tu cabeza. ¿Por que no me lo dices? – d4.
- Pues desde el punto de que yo no necesito
salir de aquí, aquí encuentro un torrente de paisajes que me mantienen
maravillado – d4x.
- Como es posible que saques tanta
inspiración donde no hay nada que ver, eres tan extraño, siempre apartado del
mundo que te rodea, deberías buscar involucrarte un poco mas con tu prójimo –
c3.
- Lo que yo deseo es buscar respuestas en el
fondo de mi ser. ¿Que es lo que soy? ¿De donde provengo? ¿Por qué actuó como lo
hago? No me agradaría vivir como un robot previamente programado para seguir un
algoritmo – c3x.
- Pues deberías tener mas cuidado con lo que
deseas, no te vaya a llevar por los caminos de la perdición - Cc3x, la chica
había ejecutado un gambito, un pequeño sacrificio en piezas que le otorgaba una
ventaja posicional, su adversario podría pensar que tendría la ventaja pero en
términos prácticos no ha hecho ningún movimiento.
- La mayoría de las veces te ves obligado a
responder lo que el mundo te presenta, dejándote sin posibilidad de elección. Tal
vez nuestro intelecto esta resumido al mundo en que vivimos, incapacitado de
tocar terrenos inimaginables, de igual forma nuestras vidas no podrían llegar
mas halla de la normalidad - Cc6.
- Entonces tú piensas que apartado del mundo
podrás elegir libremente - Cf3.
- Una vida ideal en la soledad seria un
sacrificio en la austeridad. Tendría que elegir entre permanecer perfectamente
solo o aceptar algunas desagradables cosas, en dado caso prefiero quedarme con
todas las penas junto a mis discapacitados hermanos - d6.
- Tienes un poco de razón, las cosas ideales
siempre son perfectas pero imposibles. - Ac4.
- Aunque son la forma mas aproximada para
tratar con la realidad, después de todos nuestros sueños tan solo son
alucinaciones dentro de una apartada dimensión, lejos del mundo al que fuimos
despiadadamente arrojados - g6.
- Nadie eligió venir al mundo ni afrontar
todo lo que sin previa falta alguna nos atormentara, pero es nuestra decisión
seguir siendo las victimas o cambiar para que nuestro prójimo vea la
diferencia, puedes elegir apartarte para no ser ese algo que te desagrada o
afrontar la miseria tal cual es. El mundo actual se formo con valerosos ideales
que en su tiempo lucharon rechazando la mutante maldad que deseaba conservar
aprisionadas las mentes humanas - Ae3.
- En tiempos antiguos las personas eran
capaces de sacrificar hasta sus vidas para ganar libertad, las guerras armadas
eran la única forma de derrotar a la oscuridad y gracias a ello estamos exentos
de una retrograda vida. Pero cuando el enemigo se vuelva invisible y se
disperse entre cada uno de nosotros causando un visible daño del cual ni la más
remota idea tendremos de donde es que
provenga, dentro de ese desconcierto terminaremos culpando a lo primero que se
nos ponga enfrente. ¿Cómo es que lo venceremos? Esa incapacidad de sentirlo
condenara a nuestra indefensa descendencia o quizás tristemente al carecer de
valor les enseñaremos que es mas fácil adaptarse al mal cambio, ¿Dónde abra
quedado el coraje con el que pelearon nuestros antepasados? Les habremos
escupido en la cara si eso pasara – Ag7.
- La serenidad, la sabiduría y el valor
siempre serán nuestras más poderosas armas contra la raíz del siniestro, sin
ellas toda esperanza estará perdida – Dd2.
- Precisamente eso es lo que estoy buscando
fuera de mi escandaloso y miedoso mundo - Cf6.
- No seas tan radical, comprendo que hallas
pasado por cosas difíciles pero no tienes que encerrarte dentro de ti para
tratar de encontrar mas bello el exterior, tanto el exterior como el interior
pueden ser bastante hermosos, en uno de ellos no puedo saber quien eres, pero
en el otro te estaré esperando - O-O-O.
- No te preocupes por mi ya tendré la
oportunidad de volver al exterior - O-O.
- Por lo que si me tengo que preocupar es por
que salgamos de aquí – Ah6.
- Tranquila, hay mucho aquí adentro de lo que
imaginas, este suceso inesperado nos puede traer posibilidades alternas – Cg4.
- Como jugar ajedrez con mi viejo compañero;
el extraño pintor – h3.
- Deberías sentirte emocionada ya que este
pasatiempo no es cualquier cosa, es un pacifico duelo, donde cada uno de
nosotros es un guerrero distinto, donde verdaderamente se pueden probar algunas
de las mejores cualidades humanas – Cg2x
- Pues veamos de que material esta forjada tu
armadura, si de pesado y resistente hierro o de ligero cuero endurecido - Dg2x. Mars Carmina se dio cuenta del
inminente doblete que su adversario tramaba por lo que era necesario capturar
el caballo y descuidar el alfil.
- Sera difícil que veas que es lo que tramo
así nada mas, tendrás que buscar otras perspectivas o ver la situación desde
los conceptos mas fundamentales, solo así podrás descubrir el plan secreto bajo
mis movimientos – Movió y capturo con Ah6x+ - !Jaque al rey¡ – Dijo el pintor que
amenazaba el principal objetivo enemigo.
- Pues yo baso mis resultados en lo que mis
sentidos me muestran, mi táctica es la velocidad de reacción a las visibles
amenazas, cuando algún peligro este cerca simplemente escapare con velocidad –
Rb1.
- Pues esperemos que tus sentidos no te hagan
caer en alguna trampa, las estrategias se juegan a largo plazo y considerando
otras condiciones que no se pueden cuantificar materialmente, encuentro
complicado que veas lo que hay mas halla de tres jugadas – Df3.
- Pues déjame mostrarte mis movimientos para
que ellos sentencien los tuyos – Te1.
- Si es así atácame con todo lo que tengas,
quizás dentro de eso encuentre todas las debilidades de tu maniobra – Ad2. El
juego comenzaba a abrirse creando trincheras en casillas especificas que debían
ser reforzadas para contener al adversario.
- Pues tienes que ser mas ambicioso para
conseguir un espacio en la gloria de la victoria, o mas bien dicho deberías
mantener una actitud agresiva para asegurar tu territorio – Cd5. Comenzó el
asedio de la astuta mujer, atacando a la reina con el caballo en una fuerte
posición.
- La desmesurada ambición será la progresiva
autodestrucción, tan solo por ganar podemos arriesgar hasta lo mas valioso que
esta vida nos ha regalado – Dd8.
- Lo importante es hacer algo antes de que
sea demasiado tarde – Mars Carmina se dio cuenta que su doblete había sido
bloqueado, pero continuo con su ventajoso dominio del tablero para ejercer
presión – Dh4.
- Eso es lo interesante del ajedrez,
descubrir el movimiento futuro del enemigo basándose en la posición actual,
tienes que averiguar cuando es que será demasiado tarde para hacer algo – El
pintor se dio cuenta del posible jaque mate y se defendió valerosamente en Rg7.
- La mejor defensa es el ataque. Dudo que
puedas pensar correctamente cuando el aire que te rodea se vuelve cada vez mas
escaso – g4. La mujer sabía que su reina estaba segura, debido a que la del
pintor estaba protegiendo una débil posición por lo cual su reina estaba atascada,
Mars Carmina perdería sus múltiples posibilidades frente al cambio de reinas. Pero
el pintor podría perder una torre, por lo que ese miedo mantenía estática la
más poderosa arma del artista.
- Un pequeño descuido en la ejecución de tus
planes es mas que suficiente para sacar la cabeza y ver con claridad – Th8.
- Pues quizás encuentres solo cosas muy
desagradables - g5.
- Pero encontrare la verdad. Lo único que me
puede llevar a hacia la verdadera luz - Ag5x.
Mars Carmina capturo con Cg5x. El juego se
torno bastante agresivo dejando en desventaja al pintor quien se salvo de una
pesada carga, aunque no seria por mucho tiempo. Los dos dejaron de hablar
sumiéndose en el nudo de aquel complejo juego. El pintor movió Ce5.
Protegiéndose de un futuro ataque, clavando su caballo en el centro del
tablero, ella movió Tf1, estaba decidida a ir por todo, pero las machacadas
barreras del artista comenzaron a retener al enemigo con h6, dejando a su bella
contrincante en un buen dilema, pero aun ella continuaría con su brutal ataque
con Df2, El pintor así recupero vital posición para poder desarrollarse jugando
así Dg5x.
- Dime una cosa ¿Por qué el beso? – Tg1.
- Eres muy hermosa, tu canto es maravilloso y
te persigue un añejado sentimiento que broto de la nada, mas sin embargo el
trascurso de los días no me había otorgado una oportunidad de acercarme a ti.
Es tonta pero no tengo otra opción por el momento – Dh5.
- Con que eso era, ya lo presentía desde hace
mucho tiempo pero no estaba segura hasta verlo salir de tus labios, por lo que
no me sorprende, más si me decepciona, si tanto te interese, deberías haber
luchado por mí cuando vivíamos en Cobaro. En dado caso es que en realidad no me
apreciabas lo suficiente – Tf1.
- De verdad te apreciaba, mas sin embargo no
deseaba orillarte a mis forzados tentáculos, solo deseaba que captaras mi
sentir y pudieras elegir. Si pude o no hacerlo es cosa del pasado, que acaso no
puedo equivocarme, acaso no puedo corregir mi camino, tendré que cargar el
grillete de mis errores por la eternidad, errores que quizás solo seguían el
inevitable rumbo de las cosas – El pintor saco sus atrapadas fuerzas restantes
con Te8.
- Tienes razón, pero quizás ya sea un poco
tarde para que abras los ojos e intentes enderezar el árbol que ha crecido
curvo. Sabes eres una agradable persona pero ahora estoy con otro hombre y solo
por eso no hay nada que puedas hacer – Mars Carmina estaba comprometida con Jurio
y él lo sabia. Ella lo ataco peligrosamente en Cc7x.
- Tan solo hacia lo que creía que era
correcto, nunca visualice que continuar sembrando en el terreno arado podría
consumir los nutrientes dejando una tierra estéril y sin vida, tan solo podía
concentrarme en cada una de las siguientes cosechas - Te7.
- Nunca te imaginaste que tal vez yo podría
haberte necesitado, que tal vez estuviera calladamente esperando por ti y tu
nunca apareciste para atenderme – De3
- Puede en ese entonces que los dos seamos
victimas del mismo sistema – Ah3. Otra rajante jugada del pintor que sumergía a
su adversaria en una forzada decisión.
- Desde un principio ambos fuimos marcados
por un oscuro sistema, lo que nos hace tan iguales, y puede que en el fondo
solo nosotros podamos comprendernos mutuamente. Estamos unidos por algo mas
halla que este encierro, pero la oportunidad era latente mas sin embargo las
circunstancias no fueron existencialmente optimas, no hay algo en que pueda
ayudarte – Ella aprovecho la situación para reflectarla de regreso con Th1.
- Pues esperare con ansia a que las
circunstancias se tornen amigables, mientras tanto esperare escondido detrás de
los grises arboles, coloreándolos uno a uno con mis pinceles, creando mi propio
paraíso dentro de un bosque que se perdió en la apatía - Moviendo Cg4, ataco
descabelladamente sin procurar defensa alguna, lo daba todo por el todo, un
acto de desesperación que trataba de ganar el juego psicológicamente.
- ¿Esperas condenarme a mi también? Acaso
crees que deseo tu sufrimiento, solo quiero vivir mi vida. Yo no cause nada en
ti, pero me siento culpable de que me digas eso, a veces simplemente se debe
aceptar que se pierde e intentar ganar otras cosas – Dg3.
- ¿Pero es que acaso estoy prohibido de
ti? Cómo si cargara de algún pecado
capital y por más bien que haga jamás se me dará la entrada al cielo. ¿Porque
no podría ser? Solo dime si es que existe alguna posibilidad de que yo entre en
tu vida, pese a toda la niebla que borre ese oculto camino – Te5x.
- Claro que existe, pero eso es algo que el
clima del destino decidirá y mientras este comprometida con Jurio no puedo ofrecer
ni un fragmento de mi ser – Tf7x+ - ¡Jaque!
- Lo único que el destino tiene marcado es la
muerte – Rg8.
- Y también que tu terminaras derribando esa
puerta – Tf4.
- Pues entonces decidiré ahora luchar por lo
que el destino me negó - El pintor reforzó su débil posición con su caballo,
Ce5.
- Tan solo es un beso, eso no significa nada,
no es para que te ilusiones – Th3x. A pesar de todas sus opciones Mars Carmina
se enfoco en arrebatarle al contrincante su última esperanza que era su reina,
pero al hacer eso descuido un hueco crucial.
- Bueno quizás después consiga que te
desvistas – Ambos rieron después del comentario, el pintor movió Qd1# - Jaque
Mate – Dijo orgullosamente ante el asombro de la mujer que en su inmoderado
ataque había descuidado a su rey. El pintor dejo a Mars Carmina boquiabierta
con su última jugada.
- No puedo creerlo, te tenía en mis garras,
mas sin embargo defendiste hasta el final una importante posición en el
tablero, la que te permitió una justa victoria. Te admiro, no creí que fueras a
ganarme.
- Durante este tiempo he resistido a los
azotes del corazón y a las descargas de mi razón. No me desgarro por tu negado
amor pero quisiera tener posibilidad de respirarlo; pues si el cielo estrellado
se ahoga bajo las invasoras nubes e impiden ver el universo no nos
catapultaremos por los gaseosos paisajes buscando la belleza que perdimos y
solo encontrando la muerte, pero podremos danzar en el pueblo hasta que la
lluvia sosiegue el bloqueo del firmamento.
- Quizás nos tomamos muy en serio todo esto
del amor, dando demasiada importancia a nuestro ego, cerrándonos a ilusiones y
prejuicios, alejándonos de la oportunidad de conocer las múltiples almas que
rodean nuestra existencia, sin necesidad de llegar a compromiso alguno se
podrían conocer distintas amistades y potenciales amores.
- ¿Porque no darte la oportunidad de ver si
te agrado?
- Este tipo de cosas son delicadas y en
ocasiones se definen de la manera más simple, entregando todo y eligiendo al
primero que dejamos entrar, en gran medida tienes razón. Debería darme la
oportunidad de conocerte – Mars Carmina se dio cuenta que no solo se trataba de
un simple beso - Después de todo que podría perder, ¿Acaso busco algo en
específico? ¿Acaso me fijo únicamente en el exterior? ¿Acaso creo que hay
personas mejores que otras? ¿Acaso puedo decidir que tipo de persona elegir? No
me estas pidiendo algo que yo no quiera o pueda darte, y si soy egoísta con los
demás personas me volveré egoísta conmigo misma. Aun soy libre de atravesar el
desierto que rodea mis tierras y así conocer nuevos paisajes, ¿Porque decidir
quedarme eternamente en el abundante oasis donde naci? Me pregunto que es lo
que nos impedirá acercarnos al sexo opuesto sin sentirnos acosadores o
viceversa, sin poder encontrar conexión de algún tipo con nuestros secos y
aislados mayores, sin tener miedo o prejuicio alguno a los extraños, solo con
la intención de conocer a la persona que tengo enfrente de mis ojos, con la
noble intención de conectar mi sociedad. ¿Acaso no entenderemos el significado
del espíritu global humano? En realidad nadie nos enseña a amar, es algo que
parece solo aprenderse empíricamente, ¿Pero podría haber otra manera?
- Todo es
cuestión de poder elegir y entender a nuestro prójimo – Después de eso el
pintor intento besar a la mujer que tenia enfrente, pero ella lo detuvo
anteponiendo su palma entre ambos rostros, y lo invito a jugar la revancha
seduciéndolo con mejorar la apuesta; el pintor no opuso resistencia.
Varios minutos
después el pintor derribo la puerta, ella tenia el arpa en sus manos por lo que
se dispusieron a marcharse. Abandonaron la casa y el pintor acompaño a la mujer
hasta el cruce donde se separaban sus caminos, ambos regresaron a sus casas
después de pasar tanto tiempo juntos; pero sobre todo lo que termino sacándolos
de allí fueron las interminables necesidades del cuerpo, el hambre en sus
estómagos, el sueño en sus ojos y la negra carga en sus vientres los hizo
despedirse y regresar a la cotidiana realidad.
El pintor
pensaba de regreso a su casa sobre la forma tan absurda de cómo había encarado
sus prohibidas emociones, aunque se sentía avergonzado por su infantil táctica
carente de experiencia alguna, de alguna forma u otra podría hasta sentirse
humillado, pero sabia que había sido sincero consigo mismo y que indudablemente
le había funcionado; después de todo que protocolo debía seguir para cortejar a
una mujer, no eran del todo animales para tener que bailar a su alrededor,
llevarle objetos para ver el resultado, o lo que era peor aun, hacer galantería
de su fuerza y masculinidad; tan solo bastaba de un entendimiento; después de
todo nunca necesito de todo lo que llego a requerir cuando vivía en Cobaro, su
vida había cambiado desde entonces.
Cuando llego a
su casa no encontró a Juriana lo que era verdaderamente extraño, el siempre la
encontraba cuando llegaba a casa, pero ese día no apareció ni en toda la noche.
Ella lo había abandonado, había desaparecido. ¿Seria por lo de Mars Carmina?
¿Cómo podría enterarse? Se pregunto bastante por que se habría esfumando tan
repentinamente, era desconcertador, pues el extrañaría la dulce forma como ella
le hablaba, el delicioso platillo que siempre le hacia y sobre todo su cálida
compañía, ella era tan agradable con él y llenaba un hueco sentimental en aquel
hombre, todo había sido perfecto con ella, por lo que pensó que posiblemente se
había tratado de algún bello sueño, un sueño que lo mantenía alegre mientras
dormía, un sueño del que había despertado para tratar de hacerlo realidad,
quizás era un sueño dentro de otro irreal sueño. El pintor se quedo esperándola
tristemente, acostado boca arriba en su cama, acaso podría haber sido ella una
ilusión de su pensamiento, una compañera imaginaria, una personalidad que
inconscientemente creo para dejar a un lado su soledad; pero aunque eso
pareciese, él no era ningún trastornado para llegar a esos extremos. Sabía que
Juriana no regresaría y ahora más que nunca necesitaría de Mars Carmina.
CAPITULO 4: LA BIFURCACIÓN
El pasto oleaba y los arbustos danzaban, mientras las hojas vibraban
en cada uno de los arboles; pues todo ese baile era dirigido por los clamores
del viento en aquellos verdes campos. Carondelia vivía en la parte más alejada
de la colonia de Grunstia, donde las casas chocaban con la falda de la colina;
eran tierras tranquilas que no se utilizaban para cultivo todas ellas llenas de
vegetación y fauna. Era allí donde las flores campiranas crecían por todos
lados anunciando la muerte del crudo invierno, perfecta situación donde las
abejas podían vivir productivamente.
Carondelia salió de su casa por la puerta trasera pasando por esos
campos, hasta poder llegar a donde residía su jugosa colmena. Ella era
apicultora durante sus tiempos libres y precisamente esas abundantes fechas
eran el momento de recolectar su ganancia, fechas de abundante miel para ella,
mas no para sus abejas, las cuales después de tan arduo trabajo volvían a
perder su plusvalía anual. Carondelia usaba un traje con el cual las abejas ni
siquiera podrían tocarla, un traje que repelía con facilidad todos esos
aguijones de abeja, las cuales al sacrificarse trataban de defender inútilmente
la colmena. La colmena estaba cimentada sobre un tramposo artificio, dentro de
una caja prefabricada por el padre de Carondelia, quien utilizaba el
conocimiento que sus padres le dieron para llevar a cabo esa aparentemente
peligrosa pero sencilla labor, en la cual no necesitaba hacer trabajo alguno
mas que tan solo esperar a que las trabajadoras abejas alcanzaran su gloria y
así disfrutar del sabor de la dulce miel.
La colmena podía haber sido construida sobre un árbol, quizás dentro
de algunas grandes piedras, o hasta en el techo de alguna casa; pero no era
así, desde pequeña la reina fue colocada en el piso mas profundo de una cómoda
y segura caja, así que nunca se preocupo por salir de allí y buscar el sitio de
su elección debido a que esa caja daba mucha protección del medio ambiente, lo
que facilitaba el crecimiento de la colmena; inclusive cada uno de los pisos o
niveles de dicha caja estaban diseñados con rendijas especiales para que las
abejas pudieran desarrollar mas fácilmente su población; de esta manera la
reina ni siquiera reparo en salir de dicha caja, convirtiéndola en su único
universo. Si la reina hubiera sido colocada un poco más grande quien sabe y
quizás hubiera escapado, pero al ser pequeña y desconocedora termino formando
parte de las circunstancias de su entorno durante todo su crecimiento. Con el
tiempo sus súbditos hacen crecer la colonia, saliendo momentáneamente de la
caja en busca del polen de las flores y otras tantas cosas necesarias para su
colmena; aunque cabe destacar que esas abejas obreras son totalmente
dependientes de su colonia, pues ya que sin sus compañeras no son mas que un
insecto de los mas insignificantes de su especie, su defensa es kamikaze y
grupal por lo que no llegan a vivir mucho tiempo, unos pocos días y su
existencia termina y el escapar de la colmena solo les acarreara una muerte
segura, su vida esta predestinada a la convivencia en la colmena. Pero las
abejas al hacer la comunión con su trabajo en equipo logran crear un magnifico
imperio y dentro de su gloria llegan a crear algo tan maravilloso como su miel;
resguardada en cada uno de los niveles de esa caja, la miel significa todo para
ellas, con esta pueden alimentar a sus sucesoras, protegerse de la escasez y
sobrevivir en el mortífero invierno, las abejas no hacen mas que sacrificarse
por esa miel, dar su vida por la colmena y por cada una de sus compañeras para
poder mantener viva a su reina. Pero constantemente los niveles de su colmena
comienzan a desaparecer misteriosamente y precisamente cuando alcanzan su auge
se ven afectadas por una terrible escases de miel, la mayoría de sus niveles
son removidos; tan solo quedan los niveles mas bajos para que la reina continúe
con vida pero muchísimos de los embriones perecen ante esa calamidad, otras
tantas abejas perecen también y sufren de hambre y frustración, su preciosa
miel es inexplicablemente arrebatada, su esfuerzo parece desvanecerse entre sus
pequeñas patitas y hay un momento bastante critico que es cuando las cuantiosas
abejas no encuentran suficiente bastimento cercano fuera de su colmena para
satisfacer la desesperada demanda, todo eso resulta una verdadera catástrofe
que solo se resuelve con el determinante esfuerzo y trabajo de los insectos
restantes, todos los valerosos peones traerán de vuelta la tranquilidad y
felicidad para ello cargaran eternamente con la parte mas dura de ese trabajo,
¿Pero por cuanto tiempo? Sin duda su esfuerzo mucho vale la pena pero su crisis
volverá periódicamente y eso es algo con lo que tendrán que vivir mientras
permanezcan en esa caja; jamás contaran para siempre con esa tranquila
abundancia, pues precisamente ese es el significado de esa granja de insectos.
Carondelia termino de sacar todos los cajones donde aguardaba la miel
en bruto para ser procesada, los llevaba uno por uno hasta el patio de su casa
pues estaban bastante llenos y eran muy pesados para sus delicados brazos.
Todas las abejas perseguían enardecidamente los cajones pero no podían hacer
nada ante la malla que separaba el patio de la casa, con el tiempo sus ánimos
desaparecerían pues la miel seria procesada y llevada en cajas hasta el
mercado, por lo que no les quedaba más que enfrentar la situación.
Carondelia obtenía bastantes cosas con el cambio de esa codiciada
miel, ese trabajo le había otorgado la oportunidad de adornar su casa de una
particular manera; con elegantes sillones, un estante repleto de libros,
bonitas pinturas en las paredes, candelabros de plata, una gran mesa de vidrio
y hasta la cabeza de un cocodrilo sobre su pared; no era una casa muy grande,
pero si que era elegante, la cual reflejaba el muy buen gusto de la mujer. Era
un oficio que le traía bastantes beneficios y es por eso que no había asistido
al trabajo en las granjas desde hace algunos días, tenia que recolectar y
preparar su cosecha para después poderla cambiar en el mercado.
Una vez que termino de cargar todos esos cajones, se quito el traje
que aun tenía impregnado algunas abejas, y se fue a sentar a su sala para
descansar por un instante. Alguien toco la puerta reactivándola de inmediato,
¿Quién podría ser? Era muy temprano para que los chicos estuvieran de vuelta
pensó, así que fue a averiguar de quien se trataba y cuando abrió la puerta se
llevo una gran sorpresa. Era una de las maestras de su hija y justamente atrás
de ella estaba su niña, la chiquilla corrió a los pies de su madre; la maestra
le explico que su hija había tropezado mientras practicaban un nuevo bailable
pero por desgracia se lesiono la muñeca debido a eso la maestra tuvo que
llevarla al hospital y luego traerla hasta su casa. La madre le dio las gracias
y sin más ni menos la despidió para que volviera a sus clases, la maestra se retiro
despidiéndose de la niña y ella cerró lentamente la puerta.
- ¿Que fue lo que te paso? – Le pregunto la madre a su hija, mientras
la chiquilla se sentaba en el sillón de la sala.
- Tropecé, pero no pude apoyarme de nuevo y se me torció muñeca – La
pequeña niña se tallo uno de sus pequeños y tiernos ojos con su otra muñeca -
¿Me vas a curar mami? Tus besos pueden más que estos vendajes.
- Claro que si mi pequeña, yo te voy a cuidar – Entonces se sentó a un
lado de la niña y comenzó a acariciarle la cabeza.
Esa niña significaba muchísimo para ella, no menos que su otro hijo,
pero la pequeña padeció bastante y su madre también. Para empezar su parto fue
complicado y peligroso, por lo que ambas criaturas estuvieron a punto de tocar
las puertas del otro mundo. Durante la intervención medica ya dentro del
quirófano, Carondelia se había decidido por salvar la vida de la hija que
llevaba en su vientre a cambio de la suya, pero su sacrificio no pudo
consumarse gracias a la pericia de los médicos los cuales hicieron una muy
buena cesárea. Después de eso duro varios meses adolorida en cama, atendiendo a
la niña aun con toda su debilidad. Su hijo mayor le ayudo bastante durante esos
días atendiendo las necesidades de ambas, y gracias a la cooperación de todos
la familia logro salir adelante. Pero poco tiempo después la pequeña enfermo
pues había comido algo que le hizo daño causándole una fuerte infección
estomacal, la pequeña hubiera perecido si no hubiera sido por la diligencia de
la madre y la cooperación de mucha de su sangre, pues la madre la llevo a la
ciudad vecina donde pudieron operarla y descubrirle una infección que de no
haber sido atendida hubiera tenido consecuencias desastrosas. Todo eso creo un
estrecho vínculo amoroso entre la madre y su hija, además de enseñarle a
Carondelia que sus hijos eran lo más importante para ella; por eso los cuidaba
amorosamente y los educaba de la mejor manera posible, era una muy buena madre
con un gigantesco corazón. A la fecha ella llevaba mucho tiempo buscándoles un
buen padre, hasta que se encontró con el desmemoriado pintor, del cual se
enamoro; lo extrañaba y deseaba que pronto regresara para poder completar la
alegría en la familia. Carondelia paso el resto de la tarde contándole cuentos
a su hija para poderle alegrar el día, el trueque de su miel en el mercado
debería esperar.
En el otro extremo de la ciudad el tren había llegado a la colonia
Surinberg, Mars Carmina y el pintor ahora caminaban por esas calles directo al
centro de la ciudad para hablar con Fletonio, pero antes buscarían alguna
cocina donde cambiar un costalito de maíz por algo de comer, pues sus estómagos
rechinaban de tan vacios que estaban. Por toda la ciudad existían bastantes
cocinas de variados menús, estas recibían materia prima por sus servicios, cuales
consistían en alimentos provenientes del trabajo del pueblo y ellos se
encargaban de transformarlo en apetitosos platillos, así era como la gente
cocinera se ganaba la vida y ayudaban a aquellos que por alguna razón no
cocinaban.
Surinberg estaba repleta de minas por todos lados, las cuales eran
grandes perforaciones en la superficie de donde extraían metal para crear cosas
variadas; los mercaderes del lugar estaban repletos de utensilios de cobre,
hierro y bronce; y fue en uno de todos esos tianguis en donde el pintor y Mars
Carmina se detuvieron a comer algo, así pudieron disfrutar de una buena comida
mientras Mars Carmina le comentaba al pintor como es que era Fletonio; una
persona desinteresada, humilde, inteligente y con bastas ganas de servir. Todo
eso fastidiaba al pintor, quien solo deseaba saber que es lo que había pasado
entre ambos, pero Mars Carmina resultaba ser una tumba en ese aspecto.
El pintor por su parte presentaba un aspecto somnoliento, se había
vuelto adicto a dormir pues al cerrar sus ojos ya no eran simples sueños los
que veía, era su propia vida; eran los sentimientos e historias sobre Mars
Carmina, los cuales habían brotado de todos sus sueños para otorgarle algo mas
por que preocuparse. Ahora veía diferente a la mujer que tenia enfrente, se
sentía confundido, pero su corazón palpitaba potentemente. Por momentos no
quería saber nada de Fletonio ni de nadie, tan solo quería estar con esa mujer
y averiguar el curso de las cosas; aparentaba ser un sonámbulo por que se
resistía a despertar del todo.
El pintor aprovecho que su amada se descuido viendo algunos artículos
para recargar su cabeza en la mesa y poder descansar, desesperado por su nueva
droga no le importo descansar sobre la mesa en la que comían, ya no le
importaba llegar hasta con Fletonio, estaba mas intrigado por el prisionero que
tenia dentro que por su viejo amigo; se sentía demasiado apático, cosa que lo
hizo sentirse mal y desubicado ya que el no era así, algo lo estaba cambiando,
algo que ya no podía detener. Sentía que solo deseaba estar con Mars Carmina,
deseaba tenerla en sus brazos, cosa que ahora le resultaba imposible pues ella
tenía una familia y una vida apartada que no daba lugar para un extraño, todo eso
comenzaba a decepcionarlo; pero al menos le quedo la esperanza de que tal vez
en sus sueños pudiera encontrar alguna diferencia, o pudiera ser que todo haya
sido desconsoladoramente igual.
La oscuridad mental lo invadió por un largo
lapso pero poco a poco comenzó a escuchar ruidos dentro de su somnífero trance,
los cubiertos rechinaban, el agua corría
por las gargantas y se escuchaba el masticar de cada uno. El pintor
nuevamente se encontraba en un episodio más de su vida pasada, estaba vez comía
en una gran mesa al lado de su amigo Fletonio y otras tantas personas. Podía
ver a Mars Carmina junto con Jurio del otro lado de la larga y cuadrada mesa, y
en uno de los extremos comía el alabado invitado; un reconocido maestro en
ciencias, el profesor Midelo Angelius.
El lugar era bastante elegante, una gran
alfombra roja llena de adornos cuadrangulares resguardaba sus pies del frio
suelo, la madera de la mesa era muy rojiza y gruesa como si hubiera sido
tallada con antiguos arboles guerreros, el blanco mantel estaba bordado por
todos lados y las velas sobre la mesa alumbraban el elaborado tapiz de la
pared. Todos los allí presentes platicaban de temas diversos, indiferentes a la
conversación de los demás mientras el pintor y Fletonio comían silenciosamente.
La situación permaneció así hasta que Jurio asilencio a los integrantes de
dicha reunión haciendo resonar su cristalina copa con su cuchara.
- Me
alegra que todos hallan podido asistir, hoy tenemos la presencia de dos grandes
maestros que nos han acompañado para cenar, el señor Midelo Angelius quien ha
venido a exponernos su última investigación y el maestro Andresio Vargas, ambos
acompañándonos esta noche – Volteo a ver a las orillas de la mesa en donde
permanecía Midelo Angelius y en la otra un viejo sin cabello que concentraba
todo su pelo en sus largas barbas.
-
Muchas gracias, pero no son necesarios tantos halagos – Contesto el señor
barbudo, quien era un gran biólogo y además era representante de la asamblea
del pueblo.
- Quizás después de lo que van a escuchar
faltaran muchos mas – Respondió Midelo Angelius.
- ¿Por qué no nos habla de su trabajo? – Le
dijo uno de los invitados.
- Tienes mucha razón, no hay tiempo que
pensar cuando se trata del progreso – Se termino de tomar su copa de vino tinto
– Como sabrán ustedes mi especialidad son las matemáticas, una ciencia que
tiene un amplio campo de aplicación – Movía las manos como todo un predicador
mientras hablaba - Desde hace tiempo he estado trabajando para poder traer de
vuelta una gran maravilla del mundo antiguo, poco a poco hemos revivido una
gran antena de trasmisión que permanece escondida en las montañas, con la que
podríamos trasmitir video por medio de ondas electromagnéticas, como se hacia
en la antigüedad – Todos escuchaban con atención al maestro; se tenia el
conocimiento de esas tecnologías, pero eran tan imprácticas y requerían de
tanto trabajo que las consideraban magia muerta – Pueden imaginar las
posibilidades de dicha trasmisión, podríamos traer de vuelta los olvidados
televisores y trasmitir tantas inimaginables cosas se nos ocurran.
- Si lo que usted esta diciendo es verdad –
Le contesto otro invitado – Estamos hablando que podríamos tener una poderosa
arma de enseñanza y que el conocimiento se extendería por toda la ciudad al
igual que el viento, las personas tendrían acceso a un gigantesco torrente de
posibilidades desde su propia casa, seria una hermosa herramienta para nosotros
los maestros.
- No solo la teoría de diferentes tópicos si
no también las noticias del clima, las emotivas obras de teatro, los anuncios
de actividades, simplemente las posibilidades no tendrían límite.
- Es probable – Hablo Jurio de nuevo – ¿Pero
como es que funcionarían los televisores? Sin la red de energía eléctrica me
temo que eso resultaría una utopía que se desvanecería al terminar esta cena.
- Me temía que me preguntaran eso, pero me
lleve a la tarea de juntar cientos de televisores que funcionan a base de
baterías microbiológicas, una tecnología de punta; y así sacar a la trasmisión
masiva de esa red que la mantuvo atrapada, la red de energía eléctrica es algo
que difícilmente volverá, pero las fuentes de energía alterna pueden
proporcionar vida a tantos dispositivos electrónicos de la antigüedad.
- Baterías de microbios, esa es una oscura y
antigua ciencia que nos falta mucho por comprender del todo, ¿Como es que
cuenta con tantas de ellas? – Le dijo el señor Andresio Vargas.
- Bueno, pues primero debería saber que yo no
soy originario de esta ciudad y en el exterior hay tantas cosas que contactando
adecuadamente se puede obtener hasta la vida eterna – Tomo la jarra de vino
para llenar de vuelta su copa.
- Es increíble, pero me sorprende que halla
acumulado tanto, como si tuviera alguna forma de acumular tanta riqueza –
Andresio le volvió a comentar.
- He contado con la ayuda de muchos
colaboradores en esto, mi mas cercano y fallecido amigo el gran comerciante de
Forlonia el señor Yaraelo es quien me ha apoyado para financiar mi
investigación – Forlonia había ganado tanto ímpetu con su comercio que en esos
momentos muchas influencias se estaban moviendo para que se independizara del
resto de la ciudad por lo que la asamblea comenzó a mostrar desinterés por esa
desorientada localidad.
- Es increíble – Contesto Fletonio – Lo que
usted propone simplemente es una verdadera maravilla, con el simple hecho de
tener esa posibilidad nos haría esforzarnos en aprender sobre muchos antiguos
temas como la animación y cinematografía, imagínese la calidad con la que
podríamos expresar nuestras historias; seria un artificio de muchísimo respeto
y elegancia, me seria de gran gusto ser capas de sumarme a dicha causa. Me
pregunto que tanto podríamos ayudar a crecer a nuestra sociedad con esa
posibilidad.
- Podría crecer hasta límites insospechados –
Midelo Angelius sonrió, mientras todos lo escuchaban con los ojos brillantes de
emoción.
- En dado caso a todos nos gustaría sumarnos
a su labor gran maestro – Dijo Jurio.
- Bueno todos serán recibidos en mi oficina
después de este banquete – Levanto la copa – Brindemos por el progreso – Todos
brindaron a excepción del pintor, el calladamente observaba la imagen que se formaba
en su copa de cristal vacía; en la cual se reflejaban los invitados en una
deformada imagen, él como siempre se concentraba en lo suyo observando aquellos
amorfismos en la trasparente copa la cual permanecía totalmente limpia.
La cena termino y todos procedieron a lavar
sus utensilios de alimento en la cocina para seguir con la reunión. El pintor
se levanto y en su camino a la cocina vio como Fletonio comenzó a hablar con
Midelo Angelius, no le dio importancia y se fue a lavar sus cubiertos de la misma
manera que lo hacia con sus pinceles. Cuando termino dejo aquella cocina que
más bien parecía el laboratorio de un brujo y en el pasillo comenzó a escuchar
un bello canto, lo siguió lentamente alejándose de la sala donde todos estaban
reunidos; para su sorpresa vio la silueta de una mujer detrás de una ventana,
se trataba de Mars Carmina que estaba sola en el balcón. El pintor se le acerco
atravesando las delgadas y suaves cortinas. Aquella casa era del reconocido
músico Mirente Bomes y había sido construida en medio de
la montaña Icamur, en la colonia Surinberg, dicha montaña separaba a Forlonia
del resto de la ciudad. En Surinberg abundaban las minas verticales pero antes
el mineral era extraído directamente a las montañas siendo devoradas en el
acto. Por lo que una parte de la montaña era perpendicular a las calles de la
ciudad, cuando dejaron de destruir las montañas, los conductos de dichas mina que
restaron sirvieron para crear casas subterráneas que contaban con bellos balcones que resalían de
la cara lisa de la montaña; era como si fuera un rustico hotel con vista a la
ciudad.
- ¿Es hermosa no
crees? – Le dijo la vivaz mujer que traía puesto un lucido vestido blanco.
- Si, es una
bonita ciudad.
- No me refiero a eso tonto – Rio
un poco, tapándose su inimaginablemente poderosa sonrisa con su delgada mano –
Me refería al la luna – El pintor volteo al cielo estrellado donde una
prominente luna brillaba emanando energía.
- Es tan maravillosa, no es de extrañarse que
nuestros ancestros hayan creído que eran dioses – Ambos miraban el cielo
detenidamente.
- Si no supiera acerca de ella yo pensaría lo
mismo, y también crearía que mis padres serian aquellas estrellas vigilándome
desde el infinito – Ella apunto con el dedo un par de brillantes y nunca solitarias
estrellas.
- Yo no sabría si alguien me estuviera
cuidando desde allí – El pintor pensó en su último tutor, pero inmediatamente
cambio de ideas creyendo que él no seria capas de brillar así - A mí si que me
gustaría brillar por siempre en ese lugar, para ya no tener que preocuparme por
morir y estar donde jamás estaré solo.
- Por ahora ya estas brillando en la pared de
mi cuarto – Ella dejo de ver el cielo para ver al pintor.
- ¿Te agrado mi regalo? – El también volteo a
verla.
- Debo confesarte que cuando no te conocía,
cuando solo compartíamos vivencias, de verdad creía que estabas equivocado,
creía que tu amor al arte te estaba excluyendo de la sociedad, que te estabas
consumiendo en ti mismo. Pero al ver ese cuadro simplemente me has dejado
boquiabierta, solo una persona verdaderamente hermosa es capas de hacer eso.
- Me siento alagado, pero nada seria más
hermoso que tu canto bajo este nocturno manto.
- No se si te gusta mas mi canto que pintar.
¿Que elegirías?
- Por que no las dos al mismo tiempo, eso si
que seria inspirador – Ambos se miraban de frente detenidamente.
- ¿Interrumpo algo? – Pregunto Jurio quien
acababa de atravesar las cortinas.
- No en realidad, no creo que algo pueda ser
tan molesto como para cubrir la vista del cielo estrellado – Dijo la mujer.
- Es hermosa la noche pero olvidan que la
reunión es adentro – Se acomodo la chaqueta - Entra cariño por favor, estábamos
por comenzar los juegos.
-¿En serio? Sera mejor que entre – Ella paso
por en medio de los dos hombres para regresar a la sala; cuando se retiro,
Jurio volteo a ver curiosamente al pintor y guardo silencio por un pequeño
instante, tiempo suficiente para que el pintor le respondiera frunciendo las
cejas también.
- No se que estés tramando, pero esa mujer me
pertenece, por lo que te pediría de favor que la dejes en paz – El pintor no
dijo ni una palabra – Te comprendo, ella es hermosa, pero es más fácil que
construyas un castillo en otro lugar a que derribes uno para construir de nuevo
en la misma ubicación.
- Ella será quien decida al final.
- Aléjate por favor, es lo mas hermoso que
tengo, hazlo por nuestra amistad – Jurio puso su mano en el hombro del pintor
cuando dijo eso y sin decir mas regreso a la reunión.
El pintor permaneció en aquella especie de
santuario estelar, arranco con furia una rosa de una de las macetas del lugar,
y se acerco al barandal del balcón para tirarla y observar su lento e
inevitable descenso hacia abajo, se quedo observando la luna por varios minutos
antes de regresar a la reunión.
El pintor seguía observando la luna, pero
instantáneamente despertó dentro de su cama; aun seguía soñando pues su
retrospectiva lo había arrojado dentro de otra de sus memorias, en otro
instante de tiempo. Continuaba siendo de noche dentro de ese nuevo episodio, la
oscuridad reinaba su habitación pero alguien ya estaba tocando en la puerta del
pintor. El pintor fue a abrirla de mala gana y todavía lleno de lagañas, y se
sorprendió al darse cuenta que se trataba de Fletonio quien lo había venido a
buscar desde muy temprano, traía consigo una camioneta, que como ya se sabía de
antemano eran cosas raras cuales funcionaban con combustibles alternos.
Fletonio lo invito para que lo acompañara a las montañas a realizar un trabajo,
por lo que el pintor acepto a pesar de su estado somnoliento, quizás mas
motivado por el hecho de abordar esa nave que por visitar las montañas, por lo
que en menos tiempo de lo que se esperaba el pintor y Fletonio cursaban a
través de una terracería rumbo a la antena de trasmisión que se escondía en las
montañas. Durante el camino conversaban sobre anécdotas de sus vidas, de
repente las palabras se apagaban y seguía el silencio, pero solo bastaba una
insinuación para volver a revivir la conversación.
- ¿De donde sacaste esta camioneta? – Le
pregunto el pintor.
- Pertenece a Midelo Angelius, pero me hago
cargo de ella mientras lo ayudo en sus proyectos.
- Te has mezclado mucho con ese tipo
últimamente.
- Es importante ser participe en las acciones
que causaran efecto en la sociedad, este tipo ya ha convencido a tantas
personas para que le ayuden que no podía quedarme con los brazos cruzados,
promete tantas maravillas que hasta el tonto de Jurio ya le esta ayudando.
- Quizás algún día llegue a formar parte de
la asamblea, y quizás tu también. ¿Que hay de tu escuela?
- He tenido que ceder mi directorado a mi más
cercano alumno, el cual a pesar de sus incapacidades ha encontrado en la
tecnología un gran mundo de posibilidades, y con ayuda de la física ha podido percibir
el mundo de otra manera; el guiara a sus hermanos hacia una mejor vida, ya es
tiempo que Cobaro luche por si solo, cada vez es mas capaz de hacerlo. Yo tengo
otras cosas en que ocuparme ahora, sobre todo en lo referente a ese Midelo
Angelius, me da tan mala espina que he seguido su trabajo muy de cerca y me he
sorprendido por todo en lo que esta involucrado.
- Creí que estabas emocionado con los
proyectos que traía en mente.
- Es cierto, pero dentro de sus maravillosas
proposiciones esconde cosas aparentemente inocentes que le darían bastante
poder sobre nosotros; todo eso me mantiene intrigado, sobre todo al recordar
que era uno de mis maestros en Prospectia.
- No puede ser, ¿En serio? Después de tanto
tiempo.
- Si, tal vez él no me recuerda pero lo
recuerdo a él con claridad, a pesar de la niebla que cubría mi mente en esos
años.
- Hace tiempo que ignore lo de Prospectia,
tanto que mi cabeza no a tocado esos temas desde que abandone Cobaro – El
camino estaba lleno de curvas y los arboles tapaban toda la visibilidad como si
fuera un túnel a través de la naturaleza, los verdes arboles abundaban por todo
el alrededor de la ciudad cuales eran de varios metros de altura y junto a los gigantescos
nopales recubrían la montaña. La madre tierra había renacido por todos lados
después de cortar la soga que la ahorcaba; lo que había traído un mejor clima
para las cosechas, las lluvias abundaban y el ambiente para vivir era mucho
mejor, de igual manera que la jungla maya renació con el tiempo después de
haber sido arrasada por la explosión de aquella civilización; mas sin embargo
esta vez los ciudadanos tuvieron que trabajar mucho para reparar el daño que
habían hecho a su hogar.
- Es muy extraño, pero ya lleva muchos años
dando clases en Kerovia; yo no me dejaría llevar por las apariencias, sobre
todo por que ese tipo no encaja para nada en el ambiente de esa naturista
escuela – La escuela de Kerovia había sido edificada sobre un gran parque
ecológico, de los tantos que abundaban en la ciudad pero sobre todo en Kerovia,
una colonia bastante naturista aunque no tanto como Vermilia la cual desde las
alturas se veía tan verde como los bosques. Las aulas de dicha escuela
descansaban entre un variado y extenso jardín, todos los maestros del lugar
mantenían ese concepto, a excepción del extraño Midelo Angelius quien permanecía
dentro de su abstracto cubículo sin vida, carente de colores, conciso y extremadamente ordenado, tenia un gran
pizarrón donde anotaba sus locuras racionales con las que trataba de explicar
su entorno de una cuadrática manera – Se la pasa dentro de su cubículo pensando
y analizando sus secretos trabajos, pues solo salía al exterior para trabajar
en el campo de sus proyectos y para engatusar a tantas personas como su
capacidad lo hacia posible.
- Pues tratándose de algún retoño de
Prospectia deberías mantener una idea de que clase de persona es, no olvides
todo lo que pasamos en ese lugar, cosas que juramos olvidar.
- Tengo el presentimiento de que dicha oscura
y mágica institución sigue en operación, pero llegare al fondo de todo, por lo
que mantendré a ese Midelo Angelius en la mira – Giro el volante repentinamente
en una curva para postrarse en frente de una gran torre y detenerse; la torre
estaba conformada por gruesas vigas de acero que alcanzaba la parte mas alta de
la montaña – Hemos llegado – Dijo Fletonio, e inmediatamente después abrió la
puerta de su vehículo solo para que su amigo lo siguiera.
- Con que este es el tesorito de tu viejo y
nuevo mentor.
- No lo será por mucho tiempo, he venido a
sabotearlo – El sol aparecía, y el cielo comenzaba a tomar color, las estrellas
se disipaban y la montaña mostraba su esplendorosa forma. El pintor volteo a
ver a Fletonio muy extrañado pero no dijo ni una palabra.
Ambos comenzaron a subir por las altas
escaleras para alcanzar la estación que estaba en lo alto de las rocas, fuera
de esos barrancos, desde donde se podía observar las fronteras de la ciudad
iluminadas por los rayos del naciente sol.
- Es hermosa ¿No crees? – Le dijo Fletonio.
- Y se lo dices a un explorador de ese
concepto, siempre me han atraído los paisajes pero la belleza puede alcanzar
tantos formas como una lente se lo permita, personas como yo buscaremos la
belleza hasta por debajo de la piedras.
- Todos percibimos las cosas desde nuestros
propios sentidos; yo veo una unida e igualada sociedad, llena de jugosa vida,
tan humana como el conocimiento lo ha permitido, libre de ataduras y con la
posibilidad de elección, pienso en los ancestros que se sacrificaron para hacer
esto posible y me lleno de emoción, sin lugar a dudas ellos eran súper hombres,
fuera de la vileza habitual de la que lamentablemente provenimos. Al ver este
paisaje me lleno de sentimiento, pero al voltear a ver lo que tenemos atrás me
asusto bastante – Ambos voltearon sus cabezas para ver la punta de la rojiza
antena – Lo que tenemos ante nosotros no es bueno ni malo, tan solo es una
posibilidad, una magnifica invención, al igual que la pólvora y el hierro las
cuales forman importante parte del progreso y que son capaces de ayudar al
hombre pero también capaces de sumirlos en la miseria, son cosas que nos dan
comodidad; al igual que el alcohol puede hacernos sentir bien pero no por ello
hacernos bien, debemos estar totalmente seguros de lo que tenemos ante
nosotros. Esto no es mas que un poder, una magia que puede tomar diferentes
rumbos dependiendo del espíritu que se apodere de él, toda magia es ciencia
pero no toda ciencia es magia, hay cosas que sobrepasan el entendimiento común
y pueden causar estragos colaterales si no se comprende su concepto en
totalidad, en base a ello debemos explorar y analizar para no abrir
impacientemente la caja de pandora. El poder puede ser usado adecuadamente,
pero es tan inestable que sin algún control a la larga pude llegar a destruir
hasta a sus propios poseedores – Se acerco a la caseta de servicio que estaba
en el lugar - Es por eso que hoy he venido aquí, para detener esto mientras
encuentro la manera de detener a esa ambiciosa persona – Saco un micro
controlador de la tarjeta de control principal que estaba dentro de la caseta –
Al igual que puede haber gente encubierta actuando en obra del mal, por que no
puede haber también enmascarados en pos del bien – Fletonio tenia sorprendido
al pintor, era una persona tan arraigada en sus ideales que era capas de ir en
contra de sus propios sueños con tal de impedir que la corrupción infectara a
su hogar.
- ¿Piensas ir en contra de Midelo Angelius de
ahora en adelante?
- No puedo juzgarlo así nada más, debo
averiguar que es lo que trama y para ello colaborare cercanamente a él – Guardo
aquella araña electrónica en su bolsillo -
Debemos estar atentos a cualquier posible quimera de la antigüedad que
intente despertar de nuevo, pero mas aun astutamente debemos proveer el futuro
y descifrar las pestes que están fuera de nuestra comprensión. Pues al igual
que nuestros ancestros edificaron este mundo para nosotros, de la misma manera
entregaremos algo mejor a nuestra descendencia – Se acerco a las escaleras y
puso un pie sobre ellas – Por ahora debemos irnos - Bajaron de las escaleras y
abordaron la camioneta para emprender su regreso a la ciudad. El camino de
regreso fue bastante pedregoso, tanto que la camioneta comenzó a temblar y
sacudirse fuertemente, el pintor despertó inmediatamente; Mars Carmina le movía
la cabeza de un lado a otro para que despertara, estaba bastante molesta por la
actitud irresponsable del pintor.
- Vamos despierta de una buena vez – Le dijo
– Creo que me equivoque al pensar que eras diferente, pareces el mismo
antipático de siempre, que acaso olvidas que estamos contra corriente, debemos
ir a ver a Fletonio ahora mismo – El enojo de la mujer se disolvió rápidamente
con esas palabras.
El pintor se reincorporo y se hecho el agua
que restaba en su vaso sobre la cara, por fin se estaba acercando a las
memorias relacionadas con el crimen; su búsqueda estaba funcionando, pudiese
que después de todo no le fallara a Fletonio; pero no cabía duda que también
debía de continuar en la realidad. Se encaminaron directo a la asamblea, el
pintor permanecía callado, haciéndose preguntas a si mismo, a pesar de toda esa
incertidumbre aún sentía bastante cariño por Carondelia, tan solo esperaba
encontrar la situación dentro de su vida pasada que disolviera todo ese
inexplicable mal entendido, esperaba descifrar esa paralela situación la cual
lo dividía internamente.
De regreso a Grunstia, un oscuro personaje
escondía su última obra. Arfandelo continuaba con su casería, esta vez se había
despachado a un vecino del mismo edificio donde vivía el pintor. Desmembrando a
su victima en minúsculos pedazos, como si la acabara de cazar y la estuviera
repartiendo entre toda su manada, solo que no había ninguna manada, él estaba
allí solo, convencido plenamente de lo que estaba haciendo, sereno pero
enérgico; planeaba distribuir todos los minúsculos pedazos en pequeños
orificios que había hecho por toda la casa; su táctica debía ser sigilosa y
encubierta, todos sus movimientos debían reservarse a la mínima escala posible,
pero obteniendo la máxima información en torno a ello, no obstante nadie debía
sobrevivir después de alguno de sus interrogatorios, necesitaba desaparecerlo
todo.
Arfandelo no había podido dar con Carondelia,
debido a que ella no se había presentado a trabajar, pero a pesar de ello decidió
buscar mas información acerca del testigo de Muntionela entre los vecinos y al
igual que con Geracio su búsqueda había sido en vano, a pesar de eso descubrió
algunas pistas más, ahora el sabia que la chica de la foto se trataba de su
novia, y así dedujo que al encontrarla le encontraría a él. Cuando termino de
desaparecer por completo a su victima, Arfandelo dejo ese departamento para
dirigirse al la calle donde habitaba Carondelia.
Ultimadamente Arfandelo había trabajado en
tierras lejanas, siguiendo la pista de fuertes comerciantes, trabajando
secretamente y con fines desconocidos; pero algo lo había hecho llegar hasta
allí, sin duda todo lo referente a Midelo Angelius; Arfandelo era todo un
verdadero bloque de hielo, descorazonado hasta el extremo, con nervios de acero
y tan callado como un sepultador; su lugar de origen se desconocía, pero su
trabajo como exterminador ya había ensangrentado otras ciudades, era
experimentado, sigiloso y todo eso era bastante rutinario para él; se podía ver
con claridad que ninguna persona sobre la faz de la tierra conocía a este mortal
personaje y ni pareciese que él mantenía ningún vinculo sentimental con alguien
vivo, mas sin embargo reflejaba tanto misterio que se podía suponer cualquier
cosa; por su actitud se podía pensar que trabajaba para alguien, como un
mercenario o como algún tipo de títere, tenia que cumplir sus ordenes y nada lo
detendría, sin importar cuanta sangre tuviera que derramar, sin sentir
remordimiento por todos aquellos cuerpos que tenia que despedazar, y teniendo
que dejar atrás tantos rostros de suplica por piedad; pues esa era su misión y
no le importaba mas que cumplirla.
Arfandelo se encamino a las orillas de dicha
colonia, caminando en medio de todas esas casas; esas manzanas albergaban gran
cantidad de terrenos despejados los cuales se usaban para una siembra mas
particular, era por eso que aquella colonia era conocida como la agricultora,
pues pese a que las granjas comunales rodeaban toda la ciudad solo en esa
colonia se podía apreciar la gran manía de sus colonos por la siembra,
aprovechando cada pequeño espacio de tierra disponible para crear alimento. Arfandelo
camino con una postura indiferente a toda esa gente, pasando por todas esas
calles llenas de cultivos hasta llegar a la orilla de dicha colonia que a su
vez eran los límites de la ciudad, justo enfrente de una gran colina.
Esa calle era mas solitaria, no se veía a
ningún transeúnte por ella, no obstante se observaban perros y gallinas
circulando por el lugar; pudo divisar la casa de un alfarero, el cual estaba
metiendo sus artículos dentro de su casa, pues él los tenia en exhibición sobre
su banqueta. Arfandelo se acerco al alfarero para preguntar por Carondelia y el
alfarero supo orientarlo bastante bien, dándole la ubicación exacta de su
objetivo; así que sin dar las gracias, Arfandelo se retiro para ir directamente
a esa casa; fue increíble como tan inconscientemente ese alfarero había
traicionado a su vecina.
Dentro de la casa de Carondelia descansaba su
hijo mayor después de ardua sesión de entrenamiento; con la cara roja y su ropa
llena de sudor, reposando en un sillón y respirando agitadamente con toda la
presión de su corazón. Fue entonces cuando alguien toco a la puerta, el chico
estaba cansado pero fue inmediatamente a abrir la puerta; pues como todo mundo
sabe cuando alguien toca la puerta se tiene que abrir, sin ni siquiera importar
de quien se pueda tratar, pero se debe de abrir sin objeción alguna. El chico
abrió la puerta y vio la cara de aquel sujeto, Arfandelo lo vio a los ojos, y
algo dentro del chico lo asusto cerrando esa puerta de inmediato, ni siquiera
para darle tiempo a Arfandelo de reaccionar, pues pudiera haber sido su cara
agresiva llena de su cicatrices lo que asusto al chico o su traje oscuro y
elegante pero no dio tiempo para nada. No obstante Arfandelo volvió a tocar la
puerta repetidas veces, pero el chico ya estaba decidido a no abrirla y esperar
a que ese tipo se largara, así que se metió al baño a lavarse la cara, pues a
pesar de que esa persona le había causado un repentino temor aun no tenia idea
de quien se estaba tratando. Arfandelo dejo de tocar la puerta y comenzó a reconocer
la fachada de la casa color blanco, con bordes de ladrillos en puerta y
ventana; así que se abalanzo sobre los barrotes de la ventana para poder
escalar hasta la azotea de la casa, y una vez arriba inspecciono de nuevo el
lugar, encontrando una pequeña ventana lateral por donde podía introducirse y
así lo hizo. El chico se observaba la cara en el espejo del sanitario y vio al
intruso que trataba de meterse por la ventana de ese baño; el chico se asusto
bastante y la incertidumbre le invadió los huesos, así que aprovecho que
Arfandelo se introducía dificultosamente por esa ventanilla para poder escapar
por la puerta trasera de su casa, dirigiéndose a las colinas. Arfandelo se introdujo
lo más rápido que pudo y alcanzo a ver al chico salir del baño, así que salió
disparado detrás de él. Al llegar a la sala observo como la puerta trasera aun
seguía moviéndose indicando que por allí escapo su presa, a la cual la siguió el
rastro.
El chico pudo observar como Arfandelo venia detrás
de él, era un viejo que corría bastante rápido, superando al chico a pesar de
ser un atleta, pero que en esas condiciones de cansancio era de esperarse que
lo derrotaran en eso que tanto perfeccionaba; por suerte el chico le llevaba
ventaja, comenzando a subir entre las rocas que pautaban la subida a esa
colina. Arfandelo lo seguía decididamente y sin mostrar aspecto de cansancio,
subiendo por toda esa inclinación llegaron de nuevo a un terreno plano, un área
muy boscosa, donde Arfandelo estaba a punto de darle alcance al chico, el cual
alcanzo a escapar barriéndose y deslizándose por el pasto hasta alcanzar una
pequeña hendidura dentro de un muro, dejando a Arfandelo con las manos vacías.
Entre todos esos arboles se levantaba una antigua estructura difícil de
reconocer por su pared forrada de enredaderas y recubierta por los arboles,
pero las altas ventanas mostraban que aquello era un olvidado edificio y por
ello debía de tener alguna entrada.
Arfandelo no se detenía con nada, y a pesar
de que no podía entrar por ese agujero se esmero en buscar la puerta de
entrada, no sin antes tomar una gran piedra y atorarla en el hoyo por donde su
presa se había introducido para evitar su escape a toda costa. Arfandelo
recorrió esa pared y al darle la vuelta en la esquina pudo observar unas cortas
escaleras de piedra con sus escalones adheridos al muro las cuales subió de
tres largos pasos hasta alcanzar la puerta que al final de ellas. La puerta
metálica permanecía cerrada por décadas, oxidada y llena de lodo, renegando de
su naturaleza, buscando ser parte del muro; pero nada puede escapar a su
principio iniciador, ni siquiera una inmóvil puerta; la cual termino abriéndose
al ser impactada por una consistente patada de Arfandelo. El era un tipo
callado y generalmente tranquilo, pero que guardaba demasiada fuerza en su
interior, lista para ser expulsada en el momento en que su ira se la requiera.
Ese era un edificio abandonado hace mucho
tiempo, se trataba de una sala muy amplia conformada de dos niveles de alturas
levemente separados, un barandal cubría todo el segundo nivel, algunas columnas
se erguían dentro del nivel bajo, las ventanas que se escondían en lo alto
permitían el paso de una luz descolorida, ya que todas las ventanas estaban llenas
de polvo formando así una escena claro obscura; en las alturas se mantenían
suspendidos algunos corredores; cadenas y cuerdas colgaban del techo; todo ese
lugar mantenía una pequeña capa de polvo negro por toda superficie.
Arfandelo observo detenidamente ese recinto,
para después agacharse y tomar una muestra de polvo con su dedo, comprobando la
suciedad de ese lugar; se levanto y a lo lejos observo las huellas en el piso
que el chico había dejado, las siguió sigilosamente como un cazador en medio de
la jungla, pasando por toda esa sala hasta llegar a un umbral en la pared, el
cual lo dirigía a otra sala mucho mas chica pero mas densa pues en ella
permanecía gran cantidad de hornos, eran hornos cerrados mucho mas grandes que
una persona los cuales formaban pasillos y corredores; allí era donde
desaparecían las huellas del chico. Arfandelo continuo buscando, reviso cada
uno de los pasillos sin encontrar nada, así que comenzó a buscar dentro de
cada uno de ellos abriendo la portezuela
de las calderas para buscar al chico que se había escondido dentro de esa sala
sin salida. Abriendo sorpresivamente cada una de esas portezuelas iba
disminuyendo su problema, así iba registrando el lugar y no tardaría mucho en
encontrar a su presa. Mientras Arfandelo registraba las calderas se escucho lo
que pareció un estornudo, llamando la atención de los agudos sentidos de ese
matón, Arfandelo permaneció quieto y movió rápidamente sus ojos en dicha
dirección, los cuales se tornaron rojos y vibraron por un instante; así fue que
el cazador se acerco lentamente hacia donde escucho el importunado ruido y
abrió con fuerza la portezuela esperando sorprender a su victima, pero no
encontró nada, metió la cara dentro de la caldera y su sorpresa se invirtió al
ver que una gran rata le brincara en la cara aferrándose fuertemente de sus
mejillas con sus garras; inmediatamente procedió a quitársela de la cara, pero
el animal se mantenía aguerrido a sus mejillas, mientras tanto el chico
aprovecho la situación para escapar de su caldera y correr a la gran sala,
Arfandelo se quito el animal y después de pisarlo con fuerza corrió detrás del
chico. El chico desconocía la salida, por eso se le ocurrió subir por una de esas escaleras de
bombero las cuales alcanzaban unos corredores metálicos en las alturas de la
sala, Arfandelo lo siguió; el chico avanzo por lo corredores pero rápidamente
se encontró sin salida, Arfandelo ya lo tenía atrapado por lo que el chico se
quedo esquinado en aquel corredor, como un conejillo asustado que no tiene por
donde escapar; Arfandelo lo alcanzo y se detuvo frente a él para observarlo,
pues ese matón disfrutaba esas espantadas caras de desesperación que sus
victimas ponían en momentos como esos. Pero el chico estaba tan asustado que no
lo pensó dos veces corrió directamente hacia Arfandelo el cual estaba preparado
para recibirlo, y justo cuando el chico estaba a unos pasos de su cazador se
apoyo en el barandal para alcanzar más altura y poder pescar una de las cuerdas
que colgaban del techo, Arfandelo solo pudo seguir el movimiento del chico con
sus ojos los cuales a su vez guiaron a su maltratado rostro; el chico comenzó a
bajar por la cuerda pero Arfandelo fue detrás de él saltando también y
agarrándose de la cuerda la cual no soporto el peso y se rompió, desplomando a
ambos cuerpos hacia el piso de abajo y levantando una nube de polvo. Arfandelo
se llevo la peor parte, cayendo de más altura y dándose un fuerte costalazo; el
chico recibió un daño menor y se levanto con rapidez para escapar por otras
escaleras, las cuales daban de nuevo a otro corredor pero esta vez pudo salirse
por una ventana rota que estaba muy cerca de él; quien sabe a donde iría
después. Arfandelo se levanto derrotado, pero no acabado, era la primera vez
que alguien se le escapaba por lo que estaba furioso y a la vez herido, pues esa
considerable caída se había cargado a la mayoría de sus costillas, dejándolo en
mal estado; no obstante caminaba con normalidad encubriendo todo su dolor ante
la presencia de nadie, así regreso por donde entro para bajar la colina.
Carondelia llego a su casa bastante cansada,
cargando con alguna mercancía que había canjeado en el mercado por su dulce
miel, se había llevado a su hija pues como estaba lastimada no quería dejarla
sola, por eso se la llevo al mercado esperando que con eso se le despejara el
dolor en su muñeca. Dentro de su casa no encontró a su hijo, después de colocar
las cosas que cargaba sobre la mesa comenzó a llamar a su hijo, pero no obtuvo
respuesta alguna; encontró la puerta trasera abierta y pensó que su hijo tal
vez estaba rondando por el campo así salió a buscarlo. Afuera en el campo
Carondelia llamo de nuevo a su hijo, pero no obtuvo respuesta, su hija salió de
la casa para unirse a la búsqueda de su madre; pero solo pudieron observar a un
elegante señor lleno de polvo el cual bajaba de la colina cargando un maletín y
el cual estaba acercándose hasta ellas. Carondelia se le acerco también para
preguntarle si había visto a su hijo, pero Arfandelo la ignoro pasando de largo,
dirigiéndose a su hija solo para tomarla del cuello y amenazar a la madre con
matarla si es que no cooperaba con él.
En el centro de la ciudad, el pintor aguardaba
sentado en las sillas de espera del tribunal de la asamblea y a un lado de él
se encontraba Mars Carmina. La mujer estaba aturdida y temerosa de toda esa
situación, ignoraba los hechos del crimen pero allí dentro en el tribunal pudo
enterarse de la brutalidad de los hechos, situación que le causo un desmayo, cayendo
sobre los brazos del pintor quien la miraba cada vez que podía, y tuvo que ser
despertada con ayuda de un par de guardias pues ella no esperaba algo de esa
magnitud; pero sobre todo trataba de ayudar a Fletonio. Inclusive, Mars Carmina
se vio obligada a tener que soportar al viejo pintor, el cual daba lastima con
su precaria situación existencial, una persona que era mas que un amigo en su
vida, una persona a la que se vio obligada a olvidar para continuar con su vida
como si nada hubiera pasado; pero que ahora aparecía tan solo en carne y hueso
como si se tratara de una alucinación o una mal pasada de sus recuerdos, pues
hasta ahora no había dado signos de ser aquella persona de la que perdidamente
se enamoro. Mas sin embargo ella pensaba tragarse toda esa jarra llena de
amargura y desolación causada por los años, para poder regresar a su sueño al
lado de su esposo y sus hijas; y de igual manera que sobrevivió a los pesares
de su juventud olvidaría todo y se enfocaría en lo bueno de su presente.
Durante toda su vida Mars Carmina fue parte
del seleccionado trió de adolecentes marcados por la débil replica de algo que
ellos mismos desconocían; se percato de todo lo que ocurrió mas nunca lucho,
¿Valía la pena luchar contra algo inevitable? Pues ella creía que no, siempre
pensó que eso solo prolongaría su martirio; por eso jamás se enrolo en su papel
aunque fue presente de todo acto hasta antes de que hullera hacia Forlonia, y
sabia muy bien que todo ello tenia un crudo comienzo, esos extraños acontecimientos
ocurridos en la ciudad, quien sabe y quizás fue la mas consciente de los tres. Pero
ella no era un guerrero como lo fue Fletonio, ni tampoco un mártir como lo fue
el pintor; ella tan solo era un espectador. Es por eso que Mars Carmina fue la
más feliz de los tres, exenta de toda situación conflictiva, eludiendo la doble
realidad, buscando el olvido del pasado y las emociones del futuro, no se
involucro en los problemas de los demás, tan solo tomo la responsabilidad de su
propia felicidad; por eso ahora veía al pintor con mucha culpa pues ella sentía
que ese castigo caído sobre su amigo era el reflejo de toda su actitud
indiferente a lo largo de toda su vida; pero que mas podía hacer, el daño
estaba hecho, no podía regresar en el tiempo y cambiar las cosas; por eso no
deseaba ayudarle a recordar, pues eso quizás solo le traería dolor y es por eso
que ahora al igual que antes solo quería eludir esa situación lo mas antes posible
para volver a ser feliz. Tan solo le quedaba observar como todos esos recuerdos
felices se esfumaban con el aire del tiempo.
Por otro lado, el pintor estaba nervioso, con
las manos sudadas y la garganta enredada; no sabia que decir, ni mucho menos
tenia argumentos para justificar lo que sentía, pero la mujer que tenia a su
lado le estaba revolviendo el estomago. El era consciente que todo ese sentir
era causado por los aleatorios recuerdos que emanaban de él y por eso prefirió
permanecer callado para no alertar a Mars Carmina, y para no caer en una
vergonzosa trampa; pues se podía intuir que todo había tenido un silencioso
final, aunque no sabia como es que había sido. De esta manera prefirió callar
todo lo que estaba recordando, y solo comunicar lo referente al supuesto crimen
de Fletonio, como una verdad que todo mundo conoce mas no se atreven a
mencionar.
Mientras esperaban allí sentados, una escolta
de tres guardias se acerco ante ellos y uno de ellos invito al pintor a que los
acompañara, pues lo iban a conducir a su audiencia con el prisionero. El los
siguió no sin antes tranquilizar un poco a Mars Carmina y advertirle que
volvería con preguntas y con respuestas. Ella asintió con la cabeza y se quedo
allí sola, esperando a que regresara, cosa que le hacia recordar la única carga
que en su vida acepto llevar.
El pintor recorrió el mismo camino que la vez
pasada, bajando al calabozo del subsuelo y entrando a la celda de audiencias
donde hablo la última vez con un amigo desconocido. Fletonio ya lo estaba
esperando impacientemente, pero su agudo sentido le hizo pensar que ya no se
trataba de la misma persona con la que había hablado; no sentía que se tratara
de su viejo amigo, era la mezcla de un ser distinto con la mirada de algún
conocido.
- ¿Qué sucede? – Le dijo Fletonio.
- Hola Fletonio – Le dijo el pintor – Tanto
tiempo sin vernos.
- Si tan solo han pasado algunos días – Le
contesto.
- Yo creo que han sido algunos años. Estoy
recuperando la memoria, se quien eres tu y se quien es Mars Carmina, a quien he
traído hasta aquí – El pintor se rasco la nariz - Pero las dudas sobre mi
pasado se acrecientan sin poder llegar a resolución alguna sobre tus actos, o
sobre los hechos que dieron lugar a este juicio; creo que estoy liberando al
prisionero equivocado, he tenido algunos sueños reveladores pero ninguno que me
revele lo sucedido en el crimen – Después de eso el pintor le conto todo lo que
había visto en sus sueños con respecto a Midelo Angelius y esa antena de
transmisión mas no menciono nada de su sueño en la fabrica de Forlonia por
considerarlo una burla de su estado de ebriedad. Posteriormente cuestiono a
Fletonio sobre donde es que podía encontrar a Jurio y sobre lo que había pasado
después de lo de la antena de transmisión. La sentencia estaba a tres días de
ejecutarse y el pintor sabía que era la última vez que lo dejarían ver a
Fletonio.
- La antena de transmisión poco tiene que ver
en esto – Respondió Fletonio, acomodándose los lentes - Midelo Angelius llegaba
mas lejos que todo eso, algo que hasta ahora no he podido resolver. Estas
aclarando tu mente pero aun no encuentras lo que necesitamos saber, la
simbiosis fue la verdadera causa de todo esto, tienes que encontrar la manera
de saber que fue lo que ocurrió después de que la separamos – El pintor no
entendía lo que estaba diciendo Fletonio - Pues suena repetitivo en tu
situación pero yo no recuerdo halla pasado en ese lugar, caí inconsciente para
después amanecer en media calle lleno de la sangre de Midelo Angelius. Así fue
como injustamente llegue a dar hasta aquí, pero tu – Tomo un respiro y dejo de
mirar al pintor - No se que paso contigo, quizás eso fue la causa de tu
accidente, todo esto debe ser un plan minuciosamente conjurado; creo que ambos
fuimos reprendidos por entrar a terrenos prohibidos.
- O quizás en realidad seas culpable, ¿Por
qué no me habías dicho eso con anterioridad? – El pintor se molesto ante tal
revelación.
- No quería que te crearas un mal juicio,
como lo estas haciendo ahora, ni siquiera sabes nada al respecto de la
simbiosis, mucho menos has indagado en tu pasado en Prospectia, estas buscando
respuestas en el lugar equivocado. Debes continuar tu búsqueda y no te queda
mucho tiempo para ello, por eso te pedí que buscaras a Mars Carmina ella puede
ayudarte a esclarecer tu vida y así resolver todo este embrollo.
- Esclarecer mi vida – El pintor rio
irónicamente – Yo tenia una vida y tú estas destruyéndola.
- No vale la pena pelear ahora, cuando nos
queda muy poco tiempo. Yo se que ahora eres una persona distinta y que todo lo
que esta ocurriendo te asusta, pero tienes que cooperar para salvarme, necesito
tu ayuda; créeme que en realidad no soy culpable, no merezco esto, pero a fin
de cuentas es algo que tú decidirás, por que yo fui quien quiso que fuera así –
Fletonio hablaba desesperadamente y con una cara de aflicción, se veía tan
inocente que nadie dudaría de sus palabras. El pintor se quedo mudo y después
de pensar sobre lo mal que estaban las cosas le pregunto sobre su destino.
- Mars Carmina me dijo que buscáramos a
Jurio, solo entonces mis recuerdos me mostraron que ese personaje puede
resolver mis dudas y las tuyas, pero ella no sabe donde localizarlo, dime tu,
¿Qué tengo que hacer?
- Busca la verdad y has lo correcto – Fletonio
tomo un papel y una pluma, escribió una dirección apoyando el papel sobre su
palma – Jurio se decepciono mucho cuando Mars Carmina lo abandono entonces buscando
olvidar todo eso él dejo su casa y trabajo. Con esta dirección podrás localizarlo
– El pintor tomo el papel. Después de eso el pintor se dirigió a la puerta de
salida de la celda y volteo a ver a su amigo mientras la abría, se detuvo un
instante mirándolo y se despidió con un gesto. Saliendo con más dudas que con
las que entro pues entre mas se adentraba en esa situación las dudas crecían y
crecían; no creía en la veracidad de todos esos acontecimientos que lo estaban
agobiando, él llego a pensar que dudar era lo único que podía hacer.
Cuando estuvo fuera del calabozo fue a ver a
Mars Carmina, la mujer lo esperaba sentada donde mismo. El pintor no podía
creer lo que le dijo Fletonio acerca de que Mars Carmina abandonara a Jurio,
¿Qué acaso en realidad después de todo hubo algo entre ellos dos?
- ¿Hay algo que me tengas que decir? – Le
dijo molesto a Mars Carmina, la cual lo miro desconcertada – Estoy pensando que
me ocultas cosas, ¿Que tiene que ver Prospectia con todo esto? , ¿Qué es esa tal
simbiosis? – El pintor estaba exaltado, se desespero al salir de allí sin
noción alguna de lo que estaba pasando.
- Ya te había dicho que yo no tengo nada que
decir con respecto a ese crimen, viaje a Forlonia cuando todavía Fletonio
trabajaba para Midelo Angelius. Si ocurrió algo en Prospectia pero nada tiene
que ver en esto. Fletonio quedo mal de la cabeza, veía demonios en muchos lados y todo lo atribuía a
Prospectia, mas nunca pudo comprobarlo; de la simbiosis que hablas ni la mas
mínima idea tengo de que es lo que fuera, mas si llegue escuchar a Jurio tan
solo mencionarla.
- Fletonio me a dado la dirección de donde
localizar al que ya no pudo ser tu esposo, la tengo en este papel – El pintor
le entrego el papel a Mars Carmina – Supongo que tu puedes ubicarte mejor que
yo en esta ciudad a la cual todavía no me acostumbro. Ese Jurio es la clave de
nuestro éxito, aunque a decir verdad algo dentro de mi estomago preferiría no
verlo.
- Yo tampoco – Le dijo Mars Carmina.
- Dime algo, ¿Por qué te mudaste al extremo
más lejano de la ciudad?
- Siempre quise vivir junto al mar – Mars
Carmina hablo muy insegura, el pintor comenzó a dudar de lo que ella le decía,
preferiría confiar mas en las imágenes de si mismo.
El pintor se sentó en una de esas sillas para
descansar, poniendo sus dos palmas sobre su cara. Se sintió mal por no poder
ayudar a Fletonio, estaba obrando equivocadamente. Hubiera preferido nunca
haber llegado hasta allí, él no necesitaba pasar por todo eso. Miro el mural
donde se exhibían todas las situaciones delictivas y anormales de la ciudad, un
mural lleno de papeles con los misterios sin resolver; de todos los posibles
crímenes tenia que haberle tocado el más complejo y sangriento, se sentía muy
culpable de una situación ajena a su existencia y que cada vez sentía más
propia. Mientras observaba aquellos papeles pensó en Jurio, quizás después de
todo no estaban tan perdidos, la investigación debía continuar dentro de si
mismo, averiguando que era eso de la simbiosis para poder esclarecer el caso;
después podría averiguar que fue del resto de su vida pasada.
Se levanto desconcertado después de mirar
aquel mural, la cara de desesperación se borro en un parpadeo para cambiarse por
expresión de duda.
- Escuchare todo lo que Jurio tenga que
decirme pero antes de eso tenemos que resolver un asunto – Ambos salieron del
tribunal para dirigirse a Grunstia, algo había inquietado repentinamente al
pintor.
Arfandelo y Carondelia caminaban juntos
cruzando una calle. Ahora ellos dos formaban un singular equipo reunido por el
clamor de la necesidad, Arfandelo tenía que dar con su objetivo y Carondelia lo
ayudaría para poder salvar a su hija; él decidido y ella obligada, pero ambos
juntos en esa contienda. Iban encaminados hacia el departamento del pintor
donde era el único lugar donde podían pescarlo si es que regresaba. A
Carondelia le invadió el miedo de perder lo mas valioso para ella en su vida,
presa en un callejón sin salida y con la única esperanza de creer en la
veracidad de las palabras de ese individuo del que poco sabia, tuvo que decidir
entre su pequeña hija y su nuevo novio, una apuesta donde el pintor salió
perdedor. Arfandelo ni siquiera tenía que arrastrar a su prisionera pues una
correa invisible la mantenía caminando a su paso, había encerrado a su hija en
la misma estructura donde casi capturaba a su hijo, dejando sin ninguna opción
a Carondelia pues en caso de que intentara escapar, Arfandelo iría directamente
hasta allá y terminaría lo que empezó. Esa situación era la que mantenía sumisa
a Carondelia y dispuesta a entregar al pintor, llorando por dentro al sentirse
tan incapaz sin nada que pudiera hacer para derrotar a esa bestia; la cual para
atemorizarla le había mostrado el arma de fuego que llevaba en su maletín.
Cuando llegaron al departamento del pintor,
casi todos se llevaron una sorpresa. El pintor estaba afuera de su casa al
parecer estaban entrando. El pintor vio a Carondelia después de algunos días sin
saber de ella, mirándola con vergüenza y remordimiento, como si la hubiera
engañado con Mars Carmina, la cual permanecía quieta y ajena a esos dos nuevos
personajes. Arfandelo por fin pudo visualizar a su víctima y estaba deseoso de
culminar su misión, pero no allí, no en ese lugar tan revelador pues no podría
salir con la victoria del anonimato, tenía que llevarlo tramposamente hacia un
lugar adecuado. En cambio Carondelia se impacto al ver a su novio, no creyó que
fuera tan fácil entregarlo a su ejecutor, no recabo en las consecuencias de sus
actos; pero la situación tomo un aire de desazón para ella, al ver al pintor
junto a esa nueva mujer los celos se apoderaron de ella dudando sobre el
sentido de su viaje; un sentimiento visceral le vatio la cabeza, sintió que estaba
perdiendo a su novio tanto vital como sentimentalmente; un tremendo sentimiento
de ira nació de esa impotencia el cual solo consiguió hervirle la sangre, lo
deseaba pero no podía revelarse ante todo eso.
- Hazlos que vuelvan a entrar – Le susurro el
asesino al oído. Carondelia soltó la batuta que acababa de tomar y volvió a ser
la impotente persona que venía siendo hace media hora.
- Está bien – Se dirigió al pintor y a Mars
Carmina, e hipócritamente los saludo, presentando a Arfandelo como su hermano
lejano. Ella hablo de la necesidad de comunicarles algo por lo que invito al
pintor a entrar de nuevo en el departamento.
- Lo siento Carondelia, tenemos mucha prisa –
Respondió el pintor, el cual estaba bastante saturado con toda esa situación.
- Te lo pido por favor, es muy importante –
Carondelia le replico. El pintor barrió con la mirada a Arfandelo al cual
desconocía y así lo inspecciono. Termino aceptando la orden de su novia,
sintiéndose avergonzado por sus sentimientos divididos.
El pintor abrió de nuevo la casa y los cuatro
entraron en ella, una vez adentro, Arfandelo les prometió enseñarles algo muy
importante y procedió a abrir su maletín. Mientras Arfandelo abría la
combinación del candado de ese maletín, el pintor tomo uno de los jarrones de
barro que tenía en su mesa y sorpresivamente golpeo a Arfandelo en la cara,
tumbándolo hacia atrás y arrebatándole el maletín. Arfandelo reacciono y se
abalanzo sobre el pintor, pateándolo y forcejeando con el maletín. Mars Carmina
reacciono rápidamente tomando una de las sillas del lugar y machacando la
espalda del invencible Arfandelo; el maletín se abrió y la pistola rodo por los
suelos, Mars Carmina seguía atacando a Arfandelo con la furia atroz de toda una
hembra enardecida. El pintor se adolecía de los tremendos golpes que le propino
ese matón y Carondelia en su desesperación tomo la pistola y apunto al asesino.
Mars Carmina se detuvo asustada, el pintor tampoco sabia que hacer, estaban más
asustados por el arma que por el intruso; Arfandelo se levanto y dudo de las
agallas de la mujer dando unos pasos hacia ella, pero ella le respondió con un
disparo en el suelo a pocos centímetros de su pie. Arfandelo se detuvo y
levanto las manos.
- No hagas algo de lo que te puedas
arrepentir Carondelia - Le dijo suavemente el pintor para tratar de
tranquilizarla, pues ella estaba exaltada a mas no poder.
- Llama a la policía, antes de que lo mate –
Fue lo único que respondió Carondelia. Mars Carmina salió del lugar para llamar
a los guardias, dejando en su camino la puerta abierta.
- ¿Que está sucediendo? – Pregunto el pintor.
- Este tipo intentaba matarte y también
intento matar a mi hija.
- Y lo hare – Respondió Arfandelo, el cual
con un rápido movimiento salió del departamento disparado como todo un caballo
de carreras. Carondelia lo persiguió, pero no pudo darle alcance ya que era muy
veloz. El pintor la alcanzo en medio del pasillo.
- Tenemos que detenerlo – Le dijo Carondelia
– Quiere matar a mi hija, la tiene secuestrada.
- Yo iré tras de él, ¿Donde la tiene?
- Cerca de mi casa, arriba en la colina, allí
hay una estructura abandonada. Date prisa por favor, te lo ruego – Carondelia
lloraba desconsoladoramente.
- Confía en mi, jamás te fallaría – El pintor
comenzó a correr, avanzo algunos metros, para después regresar y tomar la
pistola de las manos de Carondelia, la mujer lloraba sin saber que hacer – Me
llevare esto, espera a Mars Carmina y lleva a los guardias hasta halla – Le
quito las lagrimas de sus mejillas le dio un beso en la frente y le dijo –
Volveré – Después de despedirse el pintor corrió desesperadamente hacia aquel
lugar, conocía algunos atajos que descubrió en su gran cantidad de visitas a la
casa de Carondelia por lo que esperaba darle alcance a ese asesino.
El pintor pudo desentrañar aquella trampa de
Arfandelo gracias al último aliento de su amigo Geracio. Del cual supo de su
desaparición al ver su dibujo en el mural de tribunal, nadie había sabido de él
y fue reportado como extraviado, por eso antes de ir a su departamento el
pintor fue hasta la casa de Geracio y al no obtener respuesta se introdujo por
una entrada secreta que su amigo le mostro una tarde en la que Geracio dejo sus
llaves adentro. Tampoco pudo encontrarlo en el interior de la casa pero dio con
una nota escrita por él en su maquina de escribir, en la cual advertía de un
peligroso sujeto con un maletín quien amenazaba con matarlo. El pintor no
comprendió lo que su amigo trato de decir hasta que observo a esa persona de la
que venia acompañada Carondelia, fue entonces que entendió que tenia que
defenderse. Pudo arrebatarle esa mortal maquina pero las cosas no habían salido
como esperaba, ahora tenia que correr con todas sus energías sin dar tiempo a
reparar sus pulmones, pues tenia que salvar a la hija de Carondelia, el pintor debía
de salvar los últimos pilares que le quedaban aun de su antigua vida,
considerando que la nueva fue su anterior existencia la cual salía a relucir
para modificar las cosas. Pero para ello tendría que enfrentar a ese matón, ese
Arfandelo era muy astuto y allí tenía enganchado al pintor, introduciéndolo
dentro de su telaraña, pues ese tipo jamás desistiría de su misión.
El pintor corrió a través de algunas calles
de Grunstia, usando callejones para acortar el camino, corriendo agitadamente
con el pesar de los años, brincando obstáculos y esquivando a las demás
personas; fue así como llego hasta las orillas de la colina y continuo hasta
más halla de la casa de Carondelia.
Arfandelo entro dentro del edificio
abandonado para después adentrarse en la cámara de las calderas donde había aprisionado
a la niña; gracias a su velocidad pudo dejar muy atrás al pintor y a pesar de
que estuviera armado podría persuadirlo usando a la frágil niña. Pero al abrir
la caldera donde había dejado a la niña no encontró nada y se sorprendió
bastante, comenzó a buscar como loco en el resto de las calderas, si es que
fuera posible que se hubiera equivocado, pero la niña ya no estaba, a pesar de
que estaba amarrada se había escapado. Arfandelo, herido y vencido, termino por
enloquecer y escupir saliva por todos lados, golpeo todo lo que tenia enfrente,
hasta que se canso y respiro su derrota dentro del polvo de aquella estructura.
Su plan se había escurrido entre sus dedos, no solo dejándolo al descubierto si
no también humillando su inexpugnable orgullo. Arfandelo permaneció quieto en
ese lugar con la vista perdida en la nada, unos minutos después escucho el
rechinido de la puerta de la estructura, anunciando que alguien estaba
entrando, puede que a pesar de eso tendría su esperado encuentro con el pintor.
El hijo mayor de Carondelia fue quien rescato
a la niña. Después de que el chico escapo del desquiciado Arfandelo, quedo
colgando en las alturas de los árboles donde su persecutor no pudo darle alcance.
Permaneció allí escondido hasta que escucho los lloriqueos de su hermana,
entonces en un arranque de valor regreso a la estructura y saco a su hermana
del lugar, después de eso ambos se escondieron en otro lugar hasta que llegara
la ayuda. La pronta reacción de ese chico término por desarmar a Arfandelo; de
todos los posibles enemigos que pudo haber tenido ese experto asesino término
siendo derrotado por un inofensivo niño; ¿Habrá sido la confianza que tenía? O
la incapacidad de defenderse contra una agresión de ese estilo, una persona
entrenada para combatir corporalmente como podría enfrentarse a las amenazas
psicológicas o emocionales, quizás algo parecido le sucedió a Arfandelo el cual
concentrado en su guerra subestimo un insignificante detalle para su éxito.
El pintor entro dentro de la estructura y
avanzo hasta la sala principal donde Arfandelo lo esperaba inmóvil en el centro
de la misma.
- ¿Dónde esta la niña? – El pintor pregunto
amenazadoramente.
- Esta muerta – Arfandelo le respondió
mañosamente, esperando atraerlo hacia él, después de eso no le quedaba mas – Ya
no tienes que preocuparte por ella, solo queda una alma aquí adentro así que
ven y tómala si eres capaz.
El pintor enfureció al escuchar que había
matado a la niña, no lo dudaría de aquel descorazonado, el mismo extraño que
desapareció a Geranio. No había marcha atrás, debía enfrentarlo para saciar su
coraje. Disparo cada una de las cargas de su pistola sobre su enemigo, pero no
acertó ningún disparo, todos pasaron rozando a Arfandelo levantando colillas de
humo a su alrededor. Tiro la estéril pistola que llevaba para abalanzarse rabiosamente
sobre su enemigo aunque nunca había peleado en su vida y a pesar de ser un
viejo escuálido era claro que no conocía el miedo. Arfandelo estaba herido y
cansado, pero lo recibió con toda la cólera que puede contener un ser humano
pues solo deseaba poderlo exterminar.
Una brutal pelea sucedió al acto, una
revolcada dio inicio a la pelea, pero cuando los cuerpos se separaron y la
distancia dio cabida a los golpes, la inferioridad del pintor se mostro
colorida mente manchando de rojo aquel monocromático lugar; hasta cierto punto Arfandelo estaba desconcentrado
pues a pesar de ser un asesino experto fue socavado por la ira, haciendo sufrir
a su victima y postergando su misión. El pintor separándose de su rival pudo
ver que estaba lleno de sangre, y adolorido retrocedió para que su enemigo no
lo atacara, pero Arfandelo se lanzo sobre él, continuando con su mutilación.
Los guardias entraron a la estructura,
llevados hasta allí por Carondelia y Mars Carmina, encontrando a Arfandelo,
quien en el suelo sujetaba con su brazo el cuello del ensangrentado pintor.
Arfandelo se sorprendió al ver a cinco guardias armados con macanas y con
puntas eléctricas, las cuales podían dejarlo inconsciente con una de sus
descargas. Arfandelo ya tenía lo que quería, el pintor no saldría vivo de sus
manos pero necesitaba asegurar su escape.
- Alto allí – Dijo Arfandelo – O le romperé
el cuello – Los guardias no se acercaron mucho con temor a que dañara a su
victima.
Arfandelo recordó el lugar por donde había
escapado el chico y arrastro al pintor hacia las escaleras obligándolo a subir,
Arfandelo no lo soltaba para nada; así pudo llegar hasta los corredores que
estaban suspendidos en las alturas y desde el cual se podía alcanzar una
ventana para escapar de la estructura.
- Adiós amigos – Les dijo Arfandelo victorioso
y salió por aquella ventana alcanzando un balcón en el exterior de la
estructura. Desde ese balcón se observaba la majestuosidad de ese bosque, donde
el verde se extendía hasta el infinito al igual que el azul del mar se pierde
entre las nubes. Desde allí Arfandelo podría escapar bajando por las ramas de
todos esos arboles, ya nadie podría detenerlo.
- Tus días de soplón terminaron – Le dijo
Arfandelo al oído del pintor. Pero en ese instante el pintor saco las
misteriosas fuerzas que aun le quedaban y clavo potentemente uno de sus dedos
en el ojo de su agresor, el cual dañado tan solo retrocedió ante ese sorpresivo
ataque. El pintor aprovecho su debilidad y lo impacto con su cuerpo para
tirarlo fuera del balcón, Arfandelo rodo por el muro del balcón pero
lamentablemente se alcanzo a aferrar de las vestimentas del pintor, con lo que
ambos cayeron vertiginosamente, restregando sus cuerpos en las ramas de los
arboles y siendo envueltos por una tormenta de hojas hasta que tocaron fondo.
Todo había terminado, Arfandelo estaba boca
arriba, consciente, pero con su cuerpo estrellado sobre una superficie rocosa.
Desde allí pudo observar su sangre correr y sentir lo que por tantos años
estuvo repartiendo a diestra y siniestra, no sentía dolor pues jamás fue
educado para ello, ni mucho menos sentía nostalgia por la vida; ese individuo
tan solo observaba a su inmóvil presa colgar de una rama, creyendo que había
muerto también, así pudo descansar en paz.
El pintor yacía colgado en una rama. Se había
llevado un fuerte golpe, y estaba temporalmente noqueado. La inconsciencia lo sumió dentro de
otro de sus somníferos viajes; curiosamente esta vez fue totalmente accidental,
pero fue uno de los sueños mas intensos que pudo haber tenido, fue como si
aquel golpe pudiera sacar algunas cosas que permanecían atoradas dentro de su
subconsciente, cosas que desencadenarían la avalancha, cosas que quizás no
debían de haber salido jamás.
En su sueño, el ya maduro pintor caminaba
apresuradamente por las calles de la ciudad, tenia el presentimiento de que
alguien lo estaba siguiendo, pensaba que posiblemente se tratara de Lomdar, a
quien pareció verlo dentro de la muchedumbre del mercado; por eso ahora
regresaba a su casa cargando la mercancía que pensaba cambiar, zigzagueando su
paso por las cuadras de la ciudad, para
que quien fuera que lo estuviera siguiendo le perdiera la pista.
Quizás todo se debía al repetido mareo que lo
había venido molestando durante toda la semana, el cual comenzó después de que
el mismísimo Midelo Angelius fuera a visitarlo a su casa por la media noche, el
pintor permanecía despierto trabajando y no quería recibirlo a esas horas, pero
el viejo insistió para entrar y platicar sobre asuntos que le inquietaban
bastante; el pintor los dejo pasar a él y a su sobrino, quien manejaba la
camioneta. El matemático llevaba una holgada túnica roja llena de adornos, unos
oscuros lentes redondos y un bastón, pues ya estaba bastante viejo y era muy
visible su dolor en la espalda. Al parecer tanto trabajo lo había consumido
últimamente, no era normal ver a la gente envejecer tan rápido, pero el era un
persona tan adentrada en su misión que simplemente no podía parar a respirar,
una misión que ni siquiera parecía ser objeto de su satisfacción.
Se sentó en una de las sillas de su mesa
miniatura, el sobrino parecía un maniquí, pues no hacia expresión ni movimiento
alguno, ese chico era nuevo para el pintor, pues sabia que Midelo Angelius se
había casado hace unos años con una enferma maestra de Kerovia que había
fallecido poco después, dejando en su tutoría al joven quien rápidamente se
convirtió en su discípulo y había tomado riendas de los trabajos que Fletonio
había abandonado.
El viejo solo tenia intenciones de sacar
información de su amigo, de quien ya hacia tiempo que venia dudando de su
lealtad, por supuesto que el pintor negó todo lo referente al físico
argumentando que no tenia idea de lo que hicieran en sus proyectos, por lo que
Midelo Angelius se impaciento un poco preguntando directamente sobre que
tramaba Fletonio, pero a pesar de que sus preguntas parecían estar cargadas de
electricidad que le sacudían su espina dorsal no dijo ni una palabra sobre lo
que Fletonio le comentaba; el maestro se tranquilizo y volvió a poner su cara
amigable para comenzar a hablar de las propuestas que tenia para mejorar la ciudad,
no sin antes sacar un poco de vino que el traía en su maleta la cual cargaba el
joven discípulo. El pintor se negó a la bebida repetidamente, inclusive se
molesto un poco, pero ese tipo contenía una temible personalidad, mostrando sus
ardientes ojos y con solo decirle fuertemente que se lo tragara el pintor
intimidada mente accedió a tomar un vaso con vino, el maestro continuo hablando
sobre lo suyo mientras la vista del pintor comenzaba a difuminarse, ya no veía
formas, solo manchas que se descoloraban hasta llegar a desaparecer.
El no recuerda nada de lo que paso después,
pero se entero que al día siguiente Fletonio fue expulsado del trabajo con el
matemático y hasta fue acusado con las autoridades sobre sus sabotajes, pero
como nada fue posible de comprobar todo termino en una fuerte discusión entre
esos dos personajes, discutieron tan fuertemente que se podría pensar que
estaban a punto de hacer la mas grande de la vergüenzas, pero cuando Fletonio
comenzó a cuestionarle sobre las negras posibilidades de sus actos el viejo
prefirió escabullirse no sin antes tropezar y romperse la cadera.
Ante tal situación, Fletonio se alejo a la
colonia de Grunstia para separarse de todo ese problema y Midelo Angelius dejo la
mayoría de sus planes para encerrarse con sus trabajos en la mansión de su
fallecida esposa en el colonia de Muntionela donde su sobrino lo cuidaría, pues
todas sus demás aspiraciones habían sido supuestamente terminadas por su
antiguo socio, lo que creo una intensa rivalidad. El pintor se sentía culpable
por lo sucedido, mas sin embargo tenia fe en que las cosas dejarían de ser tan
agitadas y volverían a la habitualidad, aunque a pesar de eso ese Midelo
Angelius no era tan buena persona como aparentaba, por un momento había sentido
al demonio que vivía dentro de esa persona y ese sentimiento corroboraba los
sucesos que había vivido con su amigo.
El pintor seguía caminando por las calles, volteo
la cabeza para ver quien venia detrás de él y pudo ver una persona a lo lejos
mas no podía reconoceré de quien se tratara; apresuro el paso al punto de casi
trotar, estaba muy cerca de su casa por lo que podía sentirse a salvo de
cualquier amenaza, sobre todo si se trataba de Lomdar quien representaba todos
sus miedos, traumas y frustraciones, ¿Que estaría haciendo por estos rumbos?
Una persona como él solo podría estar muerta, le atemorizaba por completo el
hecho de que todavía lo estuviera buscando, ¿Acaso después de tanto tiempo por
fin a podido dar con el? Cuando llego a su casa las sorpresas se acrecentaron
al ver a Mars Carmina frente a su puerta.
- Estaba por irme, que suerte que te encontré
– Le dijo la mujer.
- Que sorpresa. No creí que fueras a venir –
Abrió la puerta rápidamente con sus llaves – Vamos pasa – Le dijo y la mujer
entro, el pintor también se metió a su casa no sin antes revisar las calles
para asegurarse de que nadie estuviera espiándolo.
En el interior su casa continuaba siendo la
misma, ningún objeto abandonaba su posición original, Mars Carmina se sentó en
la misma silla donde Midelo Angelius lo había interrogado y el prefirió
permanecer de pie, recargado junto a la ventana para descansar sus agitados
nervios, Mars Carmina al verlo preocupado trato de relajar la situación por lo
que cerró los ojos y comenzó a cantar sin antes decir palabra alguna.
Inmediatamente los tímpanos del pintor se
estremecieron, el iris de sus ojos se redujo y cruzo los brazos mientras se
acariciaba los hombros, ese bello canto siempre causaba que por sus venas
corriera sedante en vez de sangre; era lo más hermoso que tenia, mas sin
embargo no sabía explicar su origen, tan solo sabia que era uno de los grandes
tesoros que guardaría por siempre en su corazón, algo a lo que no había tenido
derecho a poseer, mas sin embargo se hizo camino entre la maleza de las aleatorias
circunstancias pues Mars Carmina había dejado a Jurio hace algunos meses y
desde entonces mantenían una estrecha relación con el pintor.
Cuando la bella mujer cantaba ella nunca
decía palabra alguna, tan solo emitía tonalidades para hacer uso de su único
instrumento, así componía melodías con ayuda de su creatividad y su técnica,
era un canto que cautivaba a cualquiera; cuando ella termino su improvisado
recital, guardo silencio, sonrojada en sus pómulos, esperando respuesta alguna
de su cromático guerrero.
- Escucharte es de las únicas formas como
puedo ver mi interior y saber quien soy.
- Pues cantare para ti cada vez que me lo
pidas.
- Seria formidable.
- Pero tú deberás pintarme cada vez que lo
desee.
- Es un trato – Ambos sonrieron escondiendo
un agrado mutuo – ¿Te agrado el campamento?
- Fue muy divertido, sobre todo cuando
jugamos a ese juego de los cuarteles secretos, fue genial, la fogata también
fue maravillosa, el asar pescado y la danza del fuego fueron actividades que
parecían de otra dimensión, pero sobre todo los hermosos paisajes jamás los
olvidare; prométeme que lo volveremos a hacer – Un brillo se notaba en los ojos
de aquella mujer, algo en ella había cambiado.
- Claro, tengo que conocer los mejores
paisajes para después reproducir su belleza en mi cabeza, debo admitir que es
algo que hasta el momento no había tratado, había pintado paisajes, pero jamás
los extraía de la energía vital de la tierra, la naturaleza de este planeta
esconde una aura que puede darnos tanta serenidad – El pintor suspiro - Es invaluable.
- Como invaluable eres tu para mi – La dijo
la mujer sonrojándose, el pintor volteo a verla fijamente pues no esperaba esa
reacción.
- ¿A que te refieres?
- A que desde hace varios días me he dado
cuenta que te amo – Un flash actuó
dentro de la cabeza del pintor – Nunca lo había sentido, es extraño, me siento
rara, nunca imagine que esto pudiera existir, lo único que quiero es estar a tu
lado – El pintor estaba enmudecido, un nudo dentro de su garganta le impedía
emitir palabras; tanto sentimiento acumulado por loas años estaba reventándole
en tan solo unos segundos – Estoy agradecida contigo porque me mostraste el
otro camino de las cosas que yo no podía ver, mis conceptos tan vánales me
mantenían sujeta dentro de una capsula que giraba sobre si misma, pero ahora se
que verdaderamente puedo sentir al alma regocijarse de alegría al poder elegir,
por eso había venido impacientemente hoy para verte, solo para comunicarte eso
– El pintor controlo su inestable situación exhalando y expulsando todo el aire
que sus pulmones eran capaces de contener.
- Yo también te amo Mars Carmina, espere
durante años para poderte decir esto y no sentir que mis palabras se
desvanecieran en el viento – Ella se puso de pie y lo abrazo para comenzar la ardiente
sesión de besos que culminaría apasionadamente dentro del cuarto del pintor;
así el afligido artista bajaría de su cruz aunque fuera por una noche para
olvidar las preocupaciones que le perseguían.
Cuando salió de su cuarto por la mañana se
sentía como un hombre renovado, la sonrisa no podía borrarse de su rostro y por
instantes se quedaba quieto con la vista perdida, Mars Carmina dormía en su
cama mientras él recorría su pequeña sala comedor y se preguntaba que hubiera
pasado si su estrategia no hubiera funcionado; pero como siempre el hubiera no
existe.
Dio un par de vueltas mas a su mesa antes de
percatarse de que Lomdar estaba sentado afuera de su casa, situación que lo
desconcertó, su viejo compañero estaba sentado en una de las sillas de la calle
jugando con sus dedos, muy posiblemente esperando por él, ¿Pero si es que acaso
aun en la misma felicidad los demonios continuaran siendo parte de nuestras
vidas? Su siniestro compañero de Cobaro estaba esperándolo, quizás él sabia que
Mars Carmina estaba adentro y estaba esperando su partida, por lo que no había
sido una alucinación lo que había visto el día anterior. Una sensación dentro
de el pintor le decía que todo se había venido abajo, él tenia que enfrentar a
Lomdar y esta vez no podría escapar ya que si no lo hacia ahora tal vez seria
mas doloroso después.
Despertó a Mars Carmina para decirle que
tenía un asunto muy importante que resolver ese día y debía de irse
inmediatamente. Ella no estaba de acuerdo, le dijo que allí lo esperaría a su
regreso, pero el pintor se negó y le dijo que la buscaría después, ella confió
en él y se marcho tomando la calle que estaba en dirección opuesta a donde
Lomdar esperaba por el pintor. Una vez hecho eso el pintor se apretó el cinto,
se acomodo la camisa y salió de su casa para encarar a la salvaje sombra que lo
había estado buscando, de la cual escapo tiempo atrás.
CAPITULO 5: COBARO
El pintor continuaba inconsciente, los
guardias de la ciudad sacaron ambos cuerpos de ese lugar. Los hijos de
Carondelia fueron encontrados escondidos entre la colina y todos regresaron a
la casa de Carondelia. Los guardias trataron de identificar al agresor mas no
dieron con pista alguna, pues en realidad nadie tenía idea de quien se trataba.
Decidieron que se trataba de algún extranjero demente y dejaron a todos los
agraviados para que pudieran descansar. Carondelia pudo relajarse después de
tanto estrés y recibió hospitalariamente a su huésped llamada Mars Carmina. Ellas
trataron de resolver todo ese alboroto pero no llegaron a nada, así que las dos
se quedaron conversando mientras el pintor volvía en si y les aclaraba las
cosas; ambas totalmente ajenas una de la otra pero compartiendo algo tan
intimo. Esos dos personajes se reunieron sin saber nada al respecto una de la
otra, pero era una situación que vista desde un punto general resultaba ser una
embarazosa reunión, cada una amaba a un ser distinto pero que a su vez
compartían el mismo cuerpo. A pesar de que Mars Carmina estuviera casada, nunca
pudo disolver completamente sus sentimientos y los reprimía tratándolos de
evadir. Por otro lado Carondelia era la actual novia y soberana, pero la
inseguridad de todos esos acontecimientos la hacían dudar sobre el pintor,
Carondelia era una mujer muy impulsiva, bastaba de una situación fuera de su
agrado para cambiar toda su llameante felicidad por una descontrolada actitud.
Allí estaban las dos, ambas sabían lo que ellas significaban pero ninguna se
atrevió a preguntar, pues no les agradaría ninguna respuesta; solo existía una
interrogante que ambas mujeres se preguntaban en el fondo de su ser, ¿A cual de
ellas dos era la que realmente amaba el pintor?
El pintor permanecía inmóvil enzima de
la cama de Carondelia, con una gran bolsa de hielo sobre su cabeza. El pintor
había eludido un grave peligro, ayudado mas por la suerte que tuvo que por su
determinación. Allí mismo continuaría con la interminable labor de su ser, él
cual fuera de ese mundo continuaría soñando intensamente.
Esta vez se encontraba sentado sobre
sus cuclillas, el adolescente pintor se dedicaba a esparcir con cuidado los
colores alrededor de todo un lienzo, se esmeraba en mejorar su técnica,
poniendo atención a la más mínima partícula de color, cada trazo que
minuciosamente pensaba era una batalla contra la imperfección de sus coloridas
combinaciones. Desde que dejo la escuela no había podido pintar adecuadamente,
no tenia la inspiración ni la gracia que había venido buscando desde hacia
tiempo, todas sus obras estaban fuera de su agrado y fuera del agrado de
Lomdar, un inestable amigo al cual lo había encontrado por mera casualidad; se
habían conocido en una situación bastante común en el barrio donde vivía, justo
cuando unos pandilleros golpeaban salvajemente al pintor, así Lomdar apareció
para protegerlo con la aguerrida aura de púas que le rodeaba.
Lomdar le confesó que él solía vivir
solitariamente en el bosque donde casaba con sus uñas y dientes para
sobrevivir, un día llego a este barrio donde fácilmente pudo adaptarse al
continuo conflicto; había vivido por varios años en el lugar y se había endurecido lo suficiente para
sobrevivir, pues a pesar de que el pintor llevaba pocas semanas en esos lugares
ya había saboreado muchas veces la salada banqueta; pues para una persona que
crece en ambientes tranquilos le es difícil comprender los motivos de aquella
extraña maldad y es difícil adaptarse a un lugar violento y extraño, al pintor se
le complica convivir en esa vida. El pintor sentía que el clima de aquel lugar
le seguía sofocando su existencia, Lomdar en contraste era un experto
espadachín en plena guerra el cual podría ayudarlo a adaptarse.
Parados allí en medio de la calle
hablaron sobre sus diferentes vidas, Lomdar lo invito a vivir con él dentro de
su pequeña casa improvisada en el techo de un edificio, argumentando que si
deseaba sobrevivir necesitaba una mano dura que lo protegiera; una electrizante
protección que le ayudara a desarrollarse dentro de la hostilidad, pues si
deseaba vivir entre las brasas, necesitaba elevar su temperatura para que el
calor no lo quemara, necesitaba ser una avispa en el panal, necesitaba adaptar
su cuerpo a las toxinas; Lomdar le ayudaría a conseguirlo.
Cobaro era un lugar excesivamente
popular, la gente sobre poblaba las clonadas y abundantes casas de la zona por
lo que tantas personas juntadas de esa manera arrojaban gran cantidad de vagos
que vivían a expensas de los demás, las drogas y estupefacientes continuaban
rondando en el lugar lo que enardecía el inconsciente comportamiento de las
personas. El barrio ya tenía fama de ser un lugar inseguro mas sin embargo el
pintor llego a dar a ese lugar acompañado de sus otros dos amigos debido a que
no conocían la ciudad, llegaron hasta allí escapando de otro lugar y
separándose para crear sus propias vidas; en ese lugar donde la gente se agrupaba
en pandillas para controlar los terrenos y así tener seguridad frente a sus
fechorías, un lugar donde el conocimiento era perdida de tiempo frente a los
constantes conflictos y problemáticas que coronaban el lugar; pues como se sabe
de ante mano la violencia engendra violencia y en aquel lugar en especifico la
gente la conocía a temprana edad.
Para el pintor Lomdar fue un compañero
de doble cara, pues él lo protegía de los abusos de las bandas del lugar mas
sin embargo la insana violencia que dentro de él habitaba se expresaba
periódica y brutalmente sobre el pintor, por lo que el solo trataba de hacer
las cosas lo mejor que podía, trabajando rápido antes de que Lomdar saliera
enfurecido de su habitación donde se encerraba todo el tiempo. Una habitación que
encerraba tanto odio que el pintor podía escuchar algunos gritos que se escapaban
por la puerta de madera. Para el pintor aquella puerta representaba todo el
miedo existente en su vida, era el umbral hacia el infierno que contenía el
poder para protegerlo dentro de sus dolorosas llamas, sin saberlo se había
metido dentro de la cueva del oso donde nadie se atrevería a entrar, esa era la
consecuencia de habitar en un mundo extraño a sus ideales.
Es por eso que el pintor destruía cada
pintura que no lo quedaba a su mas entera satisfacción, pues casi siempre que
por fin terminaba un buen trabajo, Lomdar se las rompía en la cara seguida de
una golpiza para reprenderlo por su pésima técnica. Lomdar lo obligaba a
trabajar incansablemente adjudicando todo ese maltrato a la educación del
pintor; quien sabe que era lo que realidad buscaba Lomdar pero de alguna forma
u otra estaba fascinado con la habilidad del pintor. Ese mismo día el pintor
estaba terminando una obra que el consideraba realmente buena por lo que ese
día esperaba vencer el insaciable gusto de su compañero.
El estaba trabajando en imágenes demasiado
abstractas y simbólicas tanto que ni el mismo comprendía lo que sus trazos le
mostraban a sus ojos, inclusive no sabia si el constante nerviosismo que hacia
temblar sus manos era lo que imposibilitaba a veces su trabajo o lo que tal vez
lo podría llevar por esos caminos. Pese a todo cada vez que el pintor miraba
las pinturas sentía que tenían un sentimiento o idea dentro de ella que podía
tomar múltiples formas, esa manera meta morfa de expresión lo había cautivado,
pensando que era más fácil que la gente encontrara algo dentro sus pinturas que
meter algo especifico dentro de ellas.
El que se encargaba de traer los
colores y materiales era Lomdar, de esta manera el pintor no tenia idea de como
es que obtenía el alimento y todo lo demás pues nunca había aceptado alguno de
sus trabajos para llevar a cabo algún trueque. Fue así como ese día Lomdar
salió de su encierro, azotando la puerta y caminando decididamente hacia el
pintor, tomo el trabajo sin ni siquiera preguntar, clavando sus dedos sobre la
frescura de los tintes.
- Otra vez – Le dijo enojado y
decepcionado – ¿Que no puedes esforzarte más? – Eso se lo grito en su cara
escupiendo partículas de saliva sobre ella.
- Esta vez si que me esmere bastante
créemelo – El joven pintor hablaba con la vista en el suelo pues no se atrevía
a mirarle.
- A esto llamas esmero, me das risa –
Inspecciono la pintura rápidamente – Desde que abandonaste la escuela no has
podido hacer nada bien, no has podido encontrar tu estilo, eres incapaz de
hacer bien lo único para lo que fuiste entrenado, me decepcionas y decepcionas
a todos con tu mediocridad.
- Es difícil, no es tan sencillo
necesito mas practica, necesito mas lienzos y pintura – El pintor miro a su
agresor con una cara de desesperación.
- Siempre es lo mismo, tuviste la
oportunidad de tener una buena instrucción y jamás podrás enseñar o darle
utilidad, ya no te traeré mas pintura, no tiene caso apoyar a un inútil como tu
– El enojo corría por las venas de Lomdar como siempre lo hacia, la mas mínima
chispa podía hacerlo arder para que comenzara a escupir fuego.
- Dame una oportunidad por favor, hare
bien las cosas – El pintor solo tenia dentro de su cabeza la teoría y practica
especializada que le dieron; no sabía ni como obtener sus herramientas, ni como
ganarse alimento en ese lugar donde aun era un extraño; la vida en Prospectia
lo había desadaptado de ese mundo en el que solo deseaba poder pintar y crear
obras que le gustaran a la gente.
- Tan débil como siempre - Después de
eso siguió una tremenda golpiza que dejo sangrando al débil pintor – Me largare
pero volveré y espero que tengas algo de calidad – Se marcho por la puerta de
salida no sin antes azotarla con fuerza.
El pobre pintor se limpio la sangre
con la misma jerga con la que limpiaba los pinceles y comenzó a llorar dentro
de un rincón de esa casa; él era incapaz de enfrentar a su compañero,
quien lo protegía de las constantes
amenazas de los pandilleros y que inclusive le ayudaba con pinturas y alimento
de vez en cuando, a pesar de que lo lastimara nada se comparaba con tener que
mantener a ralla a toda la bola de abusadores y ladrones que esperaban en cada
esquina de las cuadras los cuales no conocían la piedad ni el dialogo, y nada
ni nadie podía conmoverles su duro corazón de piedra, solo la destructiva ira
de Lomdar los había hecho temblar y colgarles un pesado grillete de miedo sobre
sus cuellos. El pintor se encontraba preso en aquella cárcel, preso de un
crimen que él nunca jamás cometió.
La forma de vida en el barrio de
Cobaro ya era muy conocida por el resto
de la ciudad, se vivía muy retrógradamente con los conceptos de la antigua
civilización, fuera de las nuevas ideas y la comunitaria producción social. La
gente del lugar se enfocaba generalmente a realizar servicios para otros, no
existían granjas ni cultivos, no se preocupaban por generar su propia comida y
se conformaban con que algunas personas fueran a las colonias vecinas a traer
los frutos de su trabajo; por lo que siempre que existían plagas o sequías ese
lugar era de los más afectados. Las personas del lugar mantenían una mentalidad
fuertemente arraigada en el pasado, los padres
no educaban a sus hijos, cosa que los mantenía desactualizados y con el
único pensamiento enfocado en obtener la comida de cada día aunque eso fuera
robando. La ignorancia de las ciencias y técnicas se podía sentir en cada
esquina viendo a la gente sentada sin oficio, desperdiciando su tiempo y
totalmente desterrados de los placeres humanos, entregados a las bajas pasiones
y a la adrenalina del combate.
Debido a todo eso la mayoría de los
jóvenes del lugar se dedicaban al pandillerismo y por esa misma razón la gente
del resto de la ciudad tendió una gran barda para cubrir el pedazo que unía a
la ciudad con aquel pantano social, resguardando sus entradas con seguridad
para que su violencia no se extendiera; expresando su pena y vergüenza por
aquellas personas que se alejaban del racionalismo, pues los esfuerzos de la asamblea
de la ciudad por instruir a aquellas personas fueron inútiles, ellos no
deseaban aprender, estaban en un circulo vicioso del cual solo ellos mismo podrían encontrar una
solución; pues a pesar de que la humanidad había dado un gran paso, todo el
daño que habían causado los años de la época del mercantilismo no se superaban
del todo, la libertad humana esta sujeta al peligro de la inactividad cerebral.
Anteriormente existió un mundo
mercantilista donde los poderosos buscaron la manera de esclavizar a la
humanidad de una manera sutil, en la que ellos no pudieran sentir su opresión
directamente; donde el conocimiento solo era ofrecido a aquellos que pudieran
beneficiarles, para seguir alborotando a las masas y así poderlos hacerse más y
más poderosos; las demás personas que no ganaban ese derecho permanecían ciegos
en la fosa, incapacitados para auto sustentarse de todo lo que necesitaban,
trabajando para quienes controlaban las fuentes de riqueza y rogando soluciones
a los mismos que los esclavizaban; olvidándose del gran poderío humano de la
sociedad y enclaustrándose en círculos sociales cada vez mas reducidos;
devaluando su valor como personas cada vez mas frente a lo que se volvió la mas
grande vergüenza humana del los últimos siglos, el dinero.
Un mundo que busco estándares para
todo, inclusive para crear personas con los mismos gustos, necesidades e ideas,
solo para vender y manipular con más facilidad; toda persona que estuviera
fuera de su idea social debía ser rechazada, de la misma manera que aquellas
piezas raras y diferentes en las fábricas de producción en serie, al no contar
con las mismas características que las demás eran destruidas.
Así es como el pobre pintor se
encontraba sin salida dentro de aquel laberinto de violencia, su visible debilidad
emanaba como aroma que atraía a las personas que solían abusar de los solos y
débiles, aunque todos vivían una guerra dentro de aquel barrio solo los pobres
diablos que no tenían defensa alguna resultaban ser el platillo favorito de las
manadas urbanas de lobos.
Pasaron varios días desde que Lomdar
lo había golpeado y el joven no se movía de la esquina en la cual se
acurrucaba, triste y solo dentro su prisión hogareña esperaba que la hambrienta
muerte invadiera su morada, que el tedio lo erosionara o tal vez que su mundo
se resumiera a alguna figura geométrica incolora; cualquier cosa era mejor que
volver a despertar, pero sus suplicas se atenuaban en el vació del infinito y
jamás serian escuchadas. Constantemente se deprimía, sobre todo cuando lo
reventaba Lomdar, y permanecía tirado hasta que caía dormido de cansancio, pero
ese día no pudo ser así ya que alguien toco la puerta despertándolo del estado
catatónico en el cual se encontraba, el pintor fue a atender el llamado.
Se trataba de Mars Carmina, que había
ido a visitar a su viejo amigo, él la paso y la hizo sentarse en una de las
únicas dos sillas que habían en la casa y en cuales pasaban mucho tiempo el
pintor y Lomdar discutiendo sobre como sobrevivirían, el pintor se sentó en la
otra para atender a su querida amiga.
- ¿Te encuentras bien? – Le pregunto
extrañada.
- Si, todo esta bien – El pintor se
engañaba a si mismo.
- ¿Los chicos del lugar continúan
buscándote pleito?
- No ya no, ya se aburrieron del color
de mi sangre y de mis chistosos chillidos.
- Que bien, aunque te vez demasiado
pálido, deberías buscar algo de comida.
- Si, me he descuidado bastante, he
comenzado a depender bastante de mi compañero.
- Demasiado. Hazme un favor y ve halla
afuera y busca algo de comida, ya es tiempo que dejes a ese desconocido y
busque suerte por ti mismo.
- Sin lugar a dudas eso haré después
de que te retires – Sus palabras eran como ordenes, el pintor sentía una normal
atracción por la chica desde que escaparon de Prospectia, mas sin embargo ni en
aquel lugar ni en este se dieron las circunstancias de que sucediera algo mas
halla. Por esas razones el pintor era atormentado aun más por sus sentimientos
fuera de oportunidad; desde que llegaron a la ciudad Mars Carmina se había
rodeado de chicos por todos lados, cientos de ellos cortejaban su hermosura y
por lo mismo siempre estaba ocupada para otro sentimentalmente hablando, y
también resguardada por el poder de los puños y el dominio territorial. Al
pintor nunca le gusto forzar las cosas para que sucediera algo entre ellos,
solo deseaba que juntos encontrasen un agradable cariño mutuo dentro de su
amistad, pero en aquel lugar ya bastantes personas lo habían amenazado y
golpeado para que no se acercara a las chicas donde los respetados ya habían
puesto los ojos; por lo que inclusive se vio forzado a desatender su amistad. Mas
sin embargo el pintor no faltaba a los recitales de canto que ella daba los
fines de semana en los templos del barrio, cuales se seguían usando con fines
religiosos exclusivamente en esa zona. Mars Carmina estaba dotada de una
hermosa voz que le refrescaba las emociones al pintor y eso era lo uno que le
quedaba para él - ¿Pero a que has venido? – Le pregunto el pintor.
- Bueno ya que nunca vas a visitarme,
tengo que venir a verte y saber que continúas vivo.
- Es cierto, he estado ocupado
bastante tiempo con mis pinturas – El mentía, pues todos los días fantaseaba con
encontrarla por casualidad.
- Creo que nunca he podido ver una
obra terminada, no deberías ser tan perfeccionista.
- Bueno solo trato de sacar lo mejor
de mi y créeme que algún día veras una.
- Eso espero, al igual que espero ver
ese invento maravilloso del que siempre habla Fletonio – El otro compañero que
completaba el trió de ex alumnos era Fletonio, quien también explotaba sus conocimientos
dedicándose a la reparación de artículos mecánicos y eléctricos, pues muchas
veces los objetos inservibles podían repararse y cambiarse con los comerciantes
extranjeros de algunas ciudades donde se contaba con la magia de la
electricidad, pues las fuentes de energía alterna estaban rindiendo frutos en
el extranjero, de esta forma sacaba ventaja de lo que era considerado basura. Pero
Fletonio vivía cómodamente debido a que mucha gente buscaba quien les reparara
bicicletas y otros artículos, allí era donde entraba su ingenio, dedicando las
tardes a reparar maquinarias; de esta manera se había ganado el respeto de la
gente del lugar.
- Si me a contado también sobre como
era usada la tecnología en la ultima ciudad en la que estuvimos, dice que mi arte
es simple e infantil comparada con eso.
- Ambos viven en las nubes, deberían
conectarse un poco mas con el entorno que los rodea.
- En este mundo hostil, lo dudo
bastante, primero tendría que traicionarme a mi mismo.
- Estoy de acuerdo, pero si los pandilleros
son violentos es quizás porque no encuentren la forma de comunicarse con ellos,
deben dejar de ser tan cerrados; yo conozco a muchos de ellos y se que en el
fondo son buenas personas.
- Lo intentare.
- Obsérvate a ti mismo, estoy segura
que tienes días sin trabajar y sin buscar algo de alimento.
- Estoy de acuerdo, ya no me regañes,
comprendo lo que dices.
- No lo tomes a mal, es solo un
consejo.
- Lo tomare en cuenta.
- Bueno, te traigo este regalo, es un
collar que yo misma hice – El obsequio le cambio la cara de aflicción al
pintor.
- Muchas gracias, no debiste haberte
molestado – Era un collar tejido con hilo grueso que albergaba tres pequeñas
piedras.
- Descuida, eres el único que recuerda
mi cumpleaños y me obsequia algo, es raro que tú no tengas un cumpleaños – Paso
unos minutos de silencio mientras el pintor veía el collar que le habían
obsequiado.
- Siempre quise tener un cumpleaños,
pero yo no soy el que decide eso.
- Pues quizás deberías tomar la
iniciativa, porque no hacemos que desde hoy sea tu cumpleaños.
- Eso seria hacer trampa – Sonrió –
Pero acepto.
- Eso es genial, disfruta tu primer
cumpleaños – Ambos rieron hasta que sus hilarantes rostros se consumieron –
Tengo que irme – Ella se levanto.
- ¿Estas segura?
- Si, mi novio se preocupara bastante
si ando sola por las calles.
- Bueno, me gusto mucho que me
visitaras.
- No fue nada, espero seguirte viendo
en mis recitales.
- No podría perdérmelos por nada -
Después de decir eso se despidieron estrechándose las manos y ella se fue.
El pintor se quedo algunos minutos de
más observando aquel collar para después colocarlo en su cuello, después tomo
todos sus pinceles y los echo a un pequeño morral que tenía en el lugar, se
puso el morral en la espalda y salió de su casa, escaparía de la opresión de
Lomdar pues ya no quería saber mas de él.
El vivía en la
azotea de un edificio de apenas cuatro pisos, las construcciones estaban siendo
devoradas por la vegetación y estaban desgastadas por el tiempo y el clima; las
calles eran concurridas y las esquinas estaban llenas de jóvenes sin quehaceres
por lo que el pintor caminaba aprisa y con la vista baja para llegar hasta los
tianguis sin problemas.
Así fue a dar
hasta la zona de comercio que era donde se reunía toda la gente para realizar
trueques, el lugar estaba lleno de tiendas y animales por todos lados, se podía
escuchar la melodía de una flauta de algún comerciante aburrido, los cacareos
de los pollos, a las señoras ofreciendo su mercancía y algunos gritos a lo
lejos; sobre manteles en el piso se presentaban cientos de adornos, juguetes,
herramientas y objetos raros que la gente recolectaba para cambiarlos por
comida; otras personas se dedicaban a armar artículos allí mismo, esto en
conjunto daba como resultado que cada metro de las banquetas estaba siempre
ocupado; se caminaba difícilmente entre las personas y los bovinos que
trasladaban de un lado a otro, en resumen era un verdadero desastre.
En ese lugar era
fácil conseguir comida, ya sea ayudando a cargar mercancía, sirviendo a los
comerciantes, dando información a los extranjeros, ayudando a los
manufactureros; después de todo en el resto de la ciudad se producía tanto
alimento per cápita suficiente para
alimentar a la gente floja de Cobaro, pues como ya habíamos dicho en ese barrio
no se producía suficiente alimento razón por la que tenían que trabajar a las
ordenes de los que si se preocupaban por el suministro vital del cuerpo humano.
Caminando entre
aquella maraña de artículos viejos y nuevos llego a una sección donde varios
jóvenes ayudaban a bajar sacos de grano de unas carretas; el pintor
inmediatamente intento unirse pero estaba tan débil que cuando le echaron el
saco encima lo derribo de bruces, tuvo que hacerse a un lado y ver como los
chicos recibían una porción por su trabajo mientras él se quedaba con hambre
gracias a su debilidad por falta de alimento. En esa parte de la calle era
donde llegaban las carretas de encargo que cargaban mercancía desde otros
lugares para distribuirlas a los comerciantes y las personas del lugar, en consecuencia
había mucho peso que cargar, el pintor continuo intentando cargar mas cosas pero
estaba tan débil que termino haciéndose a un lado.
- ¿En serio
quieres trabajar hijo? – Le dijo un señor que se le acercó al ver como no podía
levantar una caja.
- Si, necesito
comer.
- Pues con esas
manos tan flacas aquí no servirás de mucho, mas sin embargo hay un viejo al que
le podrías ayudar como mensajero.
- ¿En serio?
- Si, el viejo
esta enfermo y necesita de una persona que entregue sus pedidos, podrías ayudarle
y así conseguir algo de alimento.
- Suena bastante
bien. ¿Dónde lo puedo encontrar?
- En la calle
Alacrán, numero doscientos seis, la cual esta muy cerca de aquí – El extraño
comenzó a dar una explicación de cómo llegar al lugar.
Se dirigió sin
demora a la susodicha calle para averiguar si la información que le dieron era
verídica pues el hambre le corroía el estomago y no sabia cuanto tiempo podría
resistir.
Siguiendo las
instrucciones del considerado señor abandono el tianguis y busco entre las
calles que le había mencionado.
La calle Alacrán
era un muy estrecho callejón sin salida, era tan acotado que solo cabían dos
personas a la vez, solo tres pasos separaban a los dos muros uno de otro, era
un largísimo callejón que albergaba cientos de puertas; pero justamente en el
fondo se encontraba la casa numero doscientos seis. Toco la puerta y se extraño
un poco al ver como se habían invertido las circunstancias en un solo día.
- Pasa esta
abierto – Una desgarrada voz grito desde adentro.
La puerta
contaba con una ventana de vidrio que se encontraba rota, en cambio había una
tela para tapar la visión al interior de la casa, y fue por allí por donde el
pintor introdujo la mano y abrió la chapa para introducirse en la casa de aquel
extraño.
La casa estaba
llena de telarañas y animales, el tapiz de las paredes había dejado de existir hace
mucho tiempo y solo se podían apreciar los ladrillos que daban forma a esos
muros. Camino entre las cajas y tiliches que abundaban en el suelo hasta llegar
a un cuarto donde el viejo lo esperaba.
- Hola chico –
Le hablo un viejo con voz ronca y débil, que reposaba desde una extravagante
cama; el lugar estaba lleno de polvo por todos lados y se podría pensar que el
viejo llevaba años sin levantarse. La
elegancia de ese cuarto contrastaba con el resto de la casa pues estaba en muy
buen estado, con un elaborado tapiz sobre las paredes, lleno de objetos
lujosos; tenía su decorada alfombra color morado, cuadros fotográficos de
paisajes y personas, estantes llenos de libros, un par de macetas floreadas,
una radio, candelabros de bronce, un trinchador lleno de adornos; y tenia una
ave enjaulada a un lado de la cama que le hacia compañía al viejo en aquel
confinamiento solitario.
- Hola – Le
respondió el pintor.
- Supongo que te
enteraste por allí que necesitaba un mensajero.
- Supone bien –
Mientras veía la repugnancia que relucía en su piel, seguramente causada por la
enfermedad del anciano.
- Me llamo
Israelo. Recientemente mi último mensajero me abandono dejándome solo en mi
miseria y dejando en el limbo todos mis encargos; de haber seguido algunos días
mas así quizás habría muerto.
- Una vez
escuche por allí que puede existir vacio mas no soledad en la vida humana,
forzosamente alguien debía venir mientras estuviera vivo, fue una casualidad
que me tocara mi llegar a socorrerlo y sacarlo de este aislamiento.
- Te agradezco
por venir y espero que ambos podamos ayudarnos – El viejo comenzó a
inspeccionar al pintor - Te ves muy
flaco – El viejo Tosió - Posiblemente yo este más fuerte que tú – Le dijo
riendo y tosiendo a la vez.
- Tiene razón, incomprensibles
causas no me han permitido nutrirme adecuadamente; pero por eso estoy aquí,
quiero buscar esa posibilidad.
- Pero desde hoy
podrás hacerlo, tenlo por seguro que tu tendrás lo que necesitas y yo tendré lo
que quiero, eso es algo por lo que ya no tendrás que preocuparte – El pintor se
rascaba la cabeza e Israelo tosía - Te explicare, yo tengo una gran cantidad de
mercancía almacenada la cual podemos cambiar por alimento y provisiones, ese será
tu trabajo, tu te dirigirás a donde yo te indique y simplemente entregaras la
mercancía y volverás con las provisiones – El pintor escuchaba al viejo enfermo
que estaba totalmente desecho, sin lugar a dudas sin su ayuda no sobreviviría
por mucho tiempo – Debes de mantener cerrados los paquetes y nunca mirar dentro
de ellos, esa es parte del trabajo ¿Entiendes?
- Estoy de acuerdo,
de cualquier forma sufro de hambre y necesito hacerlo, no me importa el
contenido de esa mercancía mientras encuentre la forma de sanar este ineludible
dolor estomacal.
- Tengo un poco
de comida en esta caja aquí a mi lado – Saco un puñado de galletas y se las
entrego al pintor además de que también le dio una galleta al ave que tenia al
lado – Come para que tengas energías para tu primer encargo – El las comió
inmediatamente sin saborearlas. El lugar era extraño, aquel viejo confiaba
ciegamente en su inesperado huésped, podría llevarse todo lo que tenía sin
dificultad, quizás ya no tendría otra opción, quizás estaba totalmente inmóvil
que confiar era lo único que le quedaba, o quizás sabia muy bien que gracias al
hambre por la que pasaba aquel muchacho podría tener un leal sirviente; no era
necesario conocer la historia del pintor para intuir la tortura por la que
había pasado, tan solo se requería mirar su aspecto y la cara del pintor
mostraba a todo mundo que seria capaz de cualquier cosa para no volver solo a
las calles de Cobaro – ¿Podrías traerme
el correo que esta en la puerta?
- Ahora mismo –
El pintor regreso por donde había entrado y se percato de que la puerta tenía
un pequeño buzón de donde saco un puñado de papeles y se los llevo a Israelo.
- La gente me
busca todo el tiempo - Tomo una de las cartas, la abrió, y la miro durante
algunos minutos - Ya tienes tu primer encargo, baja por unas escaleras que
están aquí afuera del cuarto a mano izquierda y trae una caja azul del lugar –
El hizo lo que le ordeno y bajo al telarañoso y sucio sótano, donde podía
observar una gran cantidad de cajas, unas eran rojas, otras amarillas, y otras
azules; el sótano era tan grande que albergaba suficientes cajas para cada
habitante de Cobaro. Tomo una de ellas y se la llevo a su nuevo patrón, quien
esperaba acariciando a su ave que tenia como mascota – Bien muchacho, ahora te
diré donde entregar ese paquete.
Así fue como el
pintor se dedico a la entrega de aquellos paquetes, por las tardes iba de un
lugar a otro entregando la mercancía que el viejo le pedía aunque para esto
siempre regresaba con un costal de alimento en sus espaldas. Desde entonces Israelo
se volvió en su único compañero, mas sin embargo ahora sentía que podía servir
a alguien aunque fuera a un decrepito y enfermo anciano; no deseaba abandonarlo
pues de alguna manera había adquirido cierta responsabilidad por el viejo y a su
vez sentía que el era un amigo que podía cuidarlo dentro de ese temible barrio.
Ese viejo en
realidad daba pena. Cualquiera se aburría con tan solo imaginar su vida, la
soledad era su único entretenimiento, la alegría de sus mañanas, la pasión de
sus tardes, y la tristeza de sus noches; nada podía inmutarlo a causa de su
inexistente o virtual vida. Ese viejo nunca pudo jugar en las calles con otros
chicos del barrio, no sintió lo que era caerse de pequeño sobre el asfalto,
mucho menos esconderse de los malhumorados adultos ni cometer travesura alguna;
la enfermedad le arrebato la única etapa de su vida que es indiferente a los
trastornos del mundo. Tampoco se había enamorado jamás, nunca supo lo que
significaba una mujer, eso era algo que nunca pudo imaginar; ni siquiera con su
madre, la cual poco lo cuidaba y a temprana edad término por abandonarlo a su
suerte. Nunca sintió la briza del viento sobre su cara, ni la fría agua del
mar, poco sabría lo que se siente el contemplar un paisaje o tocar un extraño animal.
Se podía citar una interminable lista de todo aquello que Israelo se había
perdido a causa de su enfermedad y el enclaustro, su vida se podía resumir en
una sola palabra, esperanza.
Israelo le daba
consejos al pintor y bastas provisiones con las que se fortaleció, además de
que podía cambiarlas en los tianguis por múltiples artículos sobre todo tintes
para sus pinturas. En sus entregas pudo conocer a las otras colonias de la
ciudad donde la vida era más agradable, y pensó en algún día vivir fuera de
Cobaro, pero actualmente se sentía seguro y fuera del fango; deseaba ganarse a
Mars Carmina por lo que no abandonaría el lugar, por eso seguía asistiendo a
los recitales que daba la chica en los templos del lugar, pues solo escuchando
su voz podía encontrar una paz interior que lo desconectaba de su realidad, era
algo tan mágico; esa fue la causa del enamoramiento del pintor, ese bello canto
era una orden para que amara a esa chica y desde que tuvo consciencia siempre
fue así, de esa manera esperaría pacientemente hasta poder ganar fuerza,
prestigio o algo que le diera el poder para enfrentar a todos los violentos
pretendientes de Mars Carmina quienes la resguardaban como centinelas dentro de
sus bélicos suburbios.
Otras veces se
desconectaba de todo cuando iba a la casa de Fletonio donde jugaban todo tipo
de juegos de mesa durante toda la tarde junto con otros chicos que el conocía.
El físico, que era el sobrenombre como también conocían a Fletonio, se tomaba
la molestia de perfeccionar un juego que el mismo había diseñado, y lo mejoraba entre sesión y sesión, causando que
cada vez que se reunían las sorpresas del mismo los mantenían cautivados en
aquel rol de juego.
Pese a todo el
pintor podía sentir la presencia de Lomdar, que lo intimidaba progresivamente,
causando destrozos aleatorios por el barrio, atacando violentamente a personas,
las cuales por mala suerte de una forma u otra llegaban a cruzarse por la vida
del pintor, mercaderes, ancianos, chicas; cualquier persona que le dirigiera
una mirada al pintor podía ser la siguiente víctima de Lomdar. El pintor
conocía de antemano la locura de aquel personaje, quien lo protegió durante
meses de las belicosas hordas de pandilleros. Pero de alguna manera Lomdar
había adquirido la esencia del pintor, ya no lo satisfacía simplemente la
destrucción, ahora buscaba una hermosa y sublime destrucción, algo que lo
hiciera sentirse orgulloso de sus actos. La violencia de Lomdar había
evolucionado para tocar límites insospechados fuera de cualquier sentido
natural. Primero comenzó por aniquilar a sus victimas de maneras muy
singulares, pero esto termino por aburrirlo; después intento por acomodar los
cuerpos en posiciones hilarantes o reflexivas, pero de igual manera carecía de
técnica aburriéndolo rápidamente; solo entonces fue cuando utilizo aquella
parte que el pintor había impregnado en su ser, utilizando a las personas como
material para sus creaciones psicópatas. Así fue como Lomdar ostentaba usar la
sangre de sus victimas para hacer figuras en las paredes, usar sus viseras para
crear figuras o sus huesos para estructuras; era un gesto que usaba para
intimidar al pintor, o quizás para mostrarle su ineptitud en el arte. El pintor
nunca supo si Lomdar en realidad deseaba terminar con su vida, pues a pesar de
que daba signos de estar buscando su pellejo a la par daba signos de haberlo
tomado como rival, puede que Lomdar en su locura estuviera fastidiado de la
debilidad de sus adversarios y de esa forma eligió al más débil de todos ellos
para derrotarlo en un terreno diferente pero usando su malvada esencia. Quien
sabe que era lo que pensaba aquella bestia dudosamente salida de Cobaro, pues a
pesar de que en ese lugar las circunstancias le favoreciesen, daba indicios de
que su majestuosa violencia no provenía de ese barrio pues parecía ser un rojo
más oscuro al que pintaba todo ese lugar.
Pero todo eso no
asustaba lo suficiente al pintor, pues se sentía seguro con Israelo, así que
mientras tanto continuaría al lado de aquel viejo enfermo quien a pesar de su
condición guardaba una gran sabiduría acumulada por los años y extraída de
muchos libros cuales lo acompañaban en su amplio sarcófago. Cuando no tenía
encargos, el pintor hacia lectura de algunos libros del cuarto, otras veces
pintaba allí mismo para deleite de Israelo y otras tantas veces conversaba con
el dañado anciano. Un día cuando termino de leer uno de sus extraños y confusos
libros le pregunto por su ave.
- ¿Cómo se llama
su ave? – Le Pregunto el pintor, después cerro el libro que acababa de leer y
lo coloco junto a los demás.
- Esta es mi
única compañera, la llamo Reyna.
- ¿Dónde la
encontró?
- No la
encontré, ella nunca fue atrapada por mí y yo jamás la elegí como mascota, me
la regalaron, mas sin embargo ha sido mi única compañía a lo largo de tantos
años. Nunca he tenido la oportunidad de conocer el mundo más que por libros, he
permanecido enfermo desde nacimiento y me he confinado a permanecer preso
dentro de mi propia casa, con la única posibilidad que me dejaron mis padres de
entregar todos esos paquetes del almacén; pues aunque sea mi propia casa no veo
diferencia alguna contra una prisión cualquiera. Pero no hay otra cosa que yo pueda
hacer.
- La pregunta
es, ¿Cuales son los límites de su prisión?
Su vida fue alguna vez diferente, usted dijo que tuvo padres, ¿Qué fue
lo que les paso?
- Así es, ellos
cuidaron amorosamente de mi, trataban mi enfermedad desde que era un bebe, pero
cuando tuve consciencia de mi entorno y de mi mal ellos me abandonaron, se
libraron de mi; desde entonces he permanecido parcialmente solo, aquí dentro de
mi su casa, dependiendo de los mensajeros; y lo único que me queda de mis
padres es esta ave que de alguna forma se parece a mí al ser un ente
maravilloso pero que a su vez es incapaz de volar.
- Pero si es un
ave, debería volar, usted debe estar bromeando.
- No bromeo
chico, en verdad muchas de las aves que habitan en este mundo son incapaces de
volar aunque tengan alas.
- Eso es muy
triste.
- Es triste que
la naturaleza dicte sentencias genéticas, situaciones que no se pueden decidir más
sin embargo afectan la vida, como un juez castigador que dicta castigos a cada
pobre alma que vendrá a formar parte de este mundo, dando alas a estas pobres
criaturas y clavando sus pies sobre la tierra. Veme a mí, naci feliz pero
enfermo, con el tiempo me volví triste y con mercancía como mi condena.
- Pues para mi
es mas triste las sentencias que se dictan en vida.
- Es difícil,
pero nada se compara cuando no existe capacidad de elección, cuando el azar
cobra suma importancia en situaciones demasiado igualadas mas sin embargo el
resultado puede ser la diferencia entre la vida o la muerte, cuando el simple
hecho de nacer puede ser la diferencia entre el cielo o el infierno, entre el
hambre o la abundancia, entre el conocimiento y la ignorancia, entre la dicha o
la desgracia.
- Nadie dijo que
la naturaleza conociera la compasión, o la igualdad; esos son inventos humanos,
como quiere humanizar lo que no nos pertenece.
- Dime entonces
como es que quieres vivir así, como tratarías de no contradecirte, como
lidiarías contigo mismo, como aceptarías un mundo que no ha sido hecho para ti
– Israelo se tornaba totalmente rojo al hablar, estaba muy exaltado y temblaba,
¿De rabia o de desesperación? eso era algo que no se podía saber - Tú lo has
dicho chico, si hubiera algo sobrenatural escondido detrás de los verdes campos
de seguro le importaría un comino los sentimientos humanos, peor aun si le
importaran es signo de que se jacta y entretiene experimentando con nosotros,
conmigo, con un pobre diablo que no puede salir de su casa.
- Si hubiera
algo sobrenatural de seguro seria creación humana, el ser humano provino de la
misma naturaleza, pero los resultados de su suertudo comportamiento cerebral no
tienen explicación dentro de este mundo, es por eso que nuestra mente necesita
un ambiente antinatural, algo que llene las nubes que crea nuestra consciencia.
- Es cierto, el
mundo contaba con sus reglas básicas antes de que el hombre llegara para
quedarse; la naturaleza es lo mas noble que tiene el ser humano y cuando estamos
en contacto con ella podemos sentir la tranquilidad impropia del ser humano contagiándonos
de ella, queremos hacerla parte de nosotros, bajo nuestras propias reglas; pero
aunque deberíamos respetarla, nos asustamos, nos confundimos, somos capaces de
engañarnos a nosotros mismos y tratamos de crear un ambiente mas propicio para
vivir aunque eso implique la destrucción del mundo natural, la destrucción de
la realidad.
- A veces es
difícil lidiar con nuestra innata dualidad, las razones nos arrojan una
decisión pero nuestro cuerpo nos ordena otra, a veces es difícil decidir, a
veces no podemos hacerlo, en ocasiones peores ni siquiera tenemos conocimiento
de que podemos hacerlo.
- La misma
naturaleza nos dio la posibilidad de aprender, y al aprender se puede
desarrollar el intelecto, pero ese mismo regalo conlleva al hecho del otro
extremo, la estupidez. El ser humano no nace siendo inteligente eso se debe
aprender, mientras tanto solo seremos unos primates con basto potencial, sin poder
elegir lo correcto para nosotros, tan solo aprendiendo por imitación.
- ¿A que quiere
llegar?
- Lo que te
trato de decir chico, es que a pesar de que somos una especie proveniente del
salvajismo, contamos con características antinaturales y solo desarrollando
nuestro intelecto y conocimientos seremos capaces de discernir correctamente
entre lo que es del mundo natural y lo que es del mundo de los humanos, mientras
tanto mesclaremos uno con el otro, embruteciendo lo que es humano y
trasformando lo que es normal de este mundo. Debemos esmerarnos y crecer para
poder satisfacer correctamente cada una de nuestras partes.
- Sabiendo eso,
¿Usted hizo algo para mejorar?
- Mi enfermedad
me imposibilita llevar un vida normal, me mantiene preso, mas sin embargo no es
mi culpa, no es algo que yo halla provocado, es algo que se estableció mientras
era engendrado, ¿Dime tu si hubieras nacido ciego hubieras tenido idea de lo
que era pintar?
- Posiblemente
no tendría consciencia de muchas cosas que me rodean, pero ha pensado si su
enfermedad no es tan solo una imaginación dentro de su cabeza, como no sabe si
lo único que se estableció antes de que naciera fue una idea, como puede
comprobar que esta realmente enfermo si nunca ha estado sano, de cualquier
forma a tan avanzada edad no ha muerto, ese seria un indicio de que lo que
usted tiene no es tan dañino físicamente.
- Como puedes
pensar así de mí – Israelo se molesto severamente, jalo las cobijas y las revolcó,
golpeo la cabecera de su espalda y aventó algunas cosas que descansaban sobre
su buro – Donde quedo tu respeto por los mayores – El esfuerzo de su enojo lo hizo
toser.
- Tan solo
hablaba objetivamente, no trataba de insultarlo, no es justo que me trate así,
solo por que es más viejo que yo.
- Eres un chico
rebelde, pero que tan rebelde serás contigo mismo – Seguía tosiendo.
- Solo se puede
ser rebelde consigo mismo, si se pregunta el por que de sus actos, el porqué de
aquellos caminos invisibles dentro de nuestra vida cotidiana que lo conducen a
un lugar desconocido.
- Esas ideas yo
no las cree, no las provoque, pero es algo con lo que yo he decido vivir y las he
hecho mías.
- Pues esas
ideas me dicen que el ave es triste porque es incapaz de volar, aunque fue usted
el que decidió eso, usted hizo triste a su ave, hizo triste a alguien que no
conocía la tristeza, ahora yo ya nunca podre ver feliz a esa ave.
- Posiblemente es
de dudar como se encuentre el ave, pero mi estado es irrefutable.
- Es imposible
que el ave halla elegido, pero es de dudar que usted no lo haya hecho.
- Elegir, tú que
sabes de elegir. Personas como yo siempre tendremos una última fatal decisión,
la máxima rebelión que nos liberara de toda opresión, algo que no deje ventaja
a nadie y su vez no tenga final –
Comenzó a toser aparatosamente sin parar, escupiendo saliva, tosió repetidas
veces hasta que pudo calmarse – Pero aun así, esa rebelión esta atrapada bajo
el manto de la esperanza y la expectativa.
- Sera mejor que
lleve estos paquetes de una buena vez – El pintor se levanto de la silla y se
marcho para continuar haciendo lo mismo que hacia todos los días; se esforzaba
en ello, todo lo hacia para mejorar su triste condición física, para dejar de
ser un debilucho y poder estar al lado de Mars Carmina, solo por eso soportaría
cada uno de esos días.
El pintor
conoció gente verdaderamente extraña en sus entregas, en lo más escondido de la
ciudad habitaban personajes fuera de si, sobrevivientes a la era antigua, gente
que había sufrido los estragos de las ideas más torcidas que alguna vez
reinaron la faz de la tierra; pese a que era muy cierto que las replicas del
pasado desaparecían poco a poco no cabía duda que la ignorancia a la cual solo
la gente de ese lugar estaba arraigada formaba un criadero de salvajes.
La violencia en
el comercio estaba a la puerta, el pintor debía mantener alerta sus sentidos
siempre que Israelo le encomendaba alguna entrega, inclusive cuidándose del
mismo Lomdar, pues el pintor conocía del genio de esa horrible persona; haberlo
dejado solo en su casa era excusa suficiente para que esa bestia demostrara que
el era el mas imponente dentro de su territorio. El pintor presentía que Lomdar
andaba detrás de él para exterminarlo, sus sospechas crecían cuando un día
mientras regresaba del tianguis encontró que la casa de uno de sus vecinos
había sido atracada; la pareja inofensiva de ancianos que allí vivía fue
colgada en sus mismos candelabros y sus tripas fueron usadas para dibujar un extraña
figura en el suelo; fue un escándalo en esa calle. Eso lo hizo temer y pensar
sobre las cosas invisibles para sus ojos y consciencia que podía realizar su ex
compañero, ¿A quien mas podría estar matando sin el poder saberlo?, ¿Podría
estar interrogando gente para encontrarle o tan solo estaba intimidándole? Su miedo era latente al respecto, pero le
impresionaba aun mas la forma en como Lomdar había aprendido del pintor y desde
ese punto trataba de enseñar a su maestro, pues con poco material humano podía
hacer elaborados y asquerosas creaciones; pues como ya se había dicho Lomdar
utilizaba a sus victimas para convertirlas en dolorosos espectáculos; quizás
ese era el arte que Lomdar estaba buscando anteriormente, el arte que el pintor
nunca pudo realizar para satisfacer a su compañero o quizás era un burla a ese orgulloso
concepto. No cabía duda de que Lomdar emanaba podredumbre desde su interior,
¿De donde es que habrá salido en realidad?
Aquel trabajo de
entrega de paquetes se le había hecho algo tan normal, era tan natural para el
pintor llevar a cabo esa actividad que nunca le paso por la cabeza pensar sobre
lo que estaba haciendo. El pintor solo veía su mercancía como mensajes, aunque
el paquete llevaba dentro algo misterioso, no dejo que su curiosidad o falta de
información deformara la idea de su trabajo. El pintor solo lo hacia porque
sentía la necesidad de hacerlo, porque no deseaba ser uno mas dentro de Cobaro;
y todo porque la técnica de pintura no le estaba funcionando ya que por mas que
practicara no avanzaba en los suyo e inclusive a veces sentía que retrocedía. Mientras
tanto esos paquetes serian llevados sin ninguna excusa.
Un día
totalmente común el se dedicaba a realizar una entrega como de costumbre, después
de buscar por varias horas la casa a la cual se dirigía no pudo encontrar dicho
numero. Israelo le había mencionado que encontraría la casa dentro de aquella
calle, pero el pintor la había recorrido mas de diez veces y no encontraba
absolutamente nada; así termino parado en medio de la calle sin saber que hacer
y mirando como la numeración de las casas continuaba su curso normal del
seiscientos treinta cuatro al seiscientos treinta y cinco, no existía un
seiscientos treinta y cuatro y medio; debía de haber algún error, cansado por
su inútil búsqueda decidió volver a casa. Fue entonces cuando escucho el ruido
del metal raspando el suelo, giro su mirada para ver de que se trataba y se
sorprendió al ver a un hombre salir del alcantarillado y seguir su curso normal
por la calle; el pintor se acerco por curiosidad y se sorprendió al ver el
numero seiscientos treinta y cuatro y medio sobre la cubierta metálica.
- ¿Podrá ser
este el lugar? – Se pregunto a si mismo, sabía que era una locura pero no tenía
otra opción, como siempre la falta de opciones revela automáticamente nuestra
respuesta.
El pintor jalo
con fuerza la tapa metálica para descubrir la fosa, la tapa cayo al piso y
oscilo hasta quedar quieta. Ese no era un alcantarillado normal, aquella enorme
garganta subterránea daba la impresión de llevarlo directamente al infierno; por
instantes dudo si seria buena idea entregar ese paquete, pero recapacito y cayó
en la cuenta que era su responsabilidad; las personas que pasaban por el lugar
se le quedaban viendo extrañamente mientras el estaba sentado frente al
alcantarillado, con todas esas miradas rápidamente se sintió como un tonto y decidió
bajar por las escaleras.
El pintor estaba
descendiendo por las largas escaleras que no parecían tener fin, la luz del día
formaba un pequeño círculo en la salida de la fosa, la cual comenzó a hacerse
minúscula dejando una estrella en el espacio imaginario de su completa
oscuridad; así continuaría bajando hasta encontrar el fondo.
Descendiendo por
aquellas asfixiantes escaleras el pintor se preguntaba que podría estar
haciendo Mars Carmina, que pasaría si nunca volviera a salir de ese poso, que
sucedería si las sombras lo envolvieran y lo atraparan de las rodillas para
aprisionarlo bajo tierra; en ese entonces nunca volvería a verla aunque él
estaba haciendo esto por que ella se lo pidió, mas sin embargo posiblemente se
perdería en eso y tal vez obtenga otra cosa menos lo que buscaba desde un
principio.
Todo tendía a
ennegrecerse, lo que antes parecía un túnel con una escalera desapareció por
completo, pues ya no existía nada, todo se había desintegrado de la dimensión
del color; podía sentir las escaleras y continuar bajando guiado por el tacto, pero
no podía verse si a si mismo, solo a la minúscula estrella que brillaba arriba
en el supuesto cielo; era como si hubiera descendido hacia algún mundo
subalterno.
Cuando por fin
toco el suelo con su pie izquierdo no sabia que hacer; bajar las escaleras en
la oscuridad era fácil, solo tenia que seguir a las frías barras de acero que
lo conducían pero ahora no tenia idea de que mundo se abriría frente a sus pies,
y a pesar de que existiera algo allí era tan dependiente de lo que le mostraban
sus ojos que le era imposible concebir algo halla abajo.
Termino
guiándose por las paredes que se encontraban cientos de metros debajo de la
superficie terrestre, podría encontrarse con cualquier cosa allá abajo pero la
ausencia de luz no le permitiría apreciar lo que se escondía. Continuo tocando
las paredes hasta que se dio cuenta que estaba dentro de una estrecha tubería, así
continuo su lentísimo camino entre las penumbras guiado únicamente por el tacto
de sus dedos, el cual era uno de los tantos reprimidos sentidos que poco usaba
para interpretar su mundo.
Duro tanto
tiempo perdido allí entre las penumbras que su estomago se revolcaba por algo
de comida, de tanto andar a ciegas se canso y tomo una siesta en aquel sombrío
lugar. Cuando despertó tuvo de pronto la impresión de que podía ver, no estaba
seguro de lo que le mostraban sus ojos fuera real, pues en ese lugar no podía
existir la luz que le daba forma y vida a todo lo que existía, mas sin embargo
podía ver la tubería dentro de la cual caminaba. Pensó que tal vez sus pupilas
se habían dilatado, pero aun pese eso debía existir la mas mínima porción de
fotones luminosos rondando por el lugar, quizás esa siesta termino por
difuminarlos entre las sombras pero como quiera que fuera él era capaz de ver
su camino en las sombras, lo que le dio un poco de mas seguridad sobre lo que
estaba haciendo y así continuar su camino a un paso mas apresurado.
El camino se
volvió más enredado, pasando de una
tubería a otra, sentía que se iba a perder en aquel lugar; pues subía, bajaba,
daba vuelta a la izquierda y luego a la derecha; había cruces de tubería que
contaban con cinco opciones diferentes, una en cada dirección, eso era un
verdadero desastre por lo que se desespero y comenzó a correr para poder salir
mas rápido de tanto embrollo; pero termino cansándose y sin poder dar a ningún
lugar. De seguro ya estaba perdido en un gigantesco complejo.
Quizás ya no
podría salir jamás, moriría de hambre prisionero de las tuberías, cayendo sobre
sus rodillas comenzó a golpear el metal que daba forma a los circulares
pasillos, ¿Por qué tan repentinamente fue a dar a ese lugar? Fue solo un
instante de tiempo en el que tuvo que elegir si continuar o no, ¿Alguien
intentaría deshacerse de él? Podría ser cualquier egoísta, tal vez algún
enemigo de Israelo que deseaba que el viejo muriese, como quiera que fuera no
se merecía ese castigo. Porque tenía que terminar dentro de ese lugar sin
salida, sin futuro, sin vida, después de esforzarse tanto; ¿Podría acaso
Israelo haberlo engañado? Pero refuto esa idea inmediatamente, Israelo era un
ser benevolente para él, lo cuidaba y le enseñaba, él no debería saber nada de
esa trampa a la que vino a dar.
El pintor podía
continuar, quizás se estaba desesperando demasiado rápido, quizás solo era
cuestión de continuar corriendo para encontrar la salida; pero su cuerpo
agobiado lo tiro al suelo, algo dentro de él le decía que continuar no era la
solución mas correcta, sentado en la cañería comenzó a observar todo ese metal
que lo aprisionaba, era tan solo un paisaje diferente a los demás. El moriría
por si mismo, por sus condiciones naturales, por sus necesidades, ese lugar
eran tan solo cañerías, ni buenas ni malas, no conocían el hambre y no estaban
echas para capturar a alguien; el pintor era el único que cargaba con esos
males hasta allí y los podía ver
reflejados en ese lugar. Recapacitando y observando el lugar pudo apreciar una
fisura en la cañería suficientemente grande para sacar la cabeza ala cual se
acerco gateando apresuradamente para meter la cabeza por la fisura, para mirar
a través de ese pequeño error en el complejo.
Pudo ver en su
totalidad el complejo de cañerías que se erguían dentro de esa cámara, todo era
muy enredado y no parecía dar a ningún lado, solo se trataba de un aparatoso
nudo de tuberías que alguien se había tomado la molestia de edificar; posiblemente
sin esa fisura sobre aquella trampa, el jamás se hubiera percatado de que su
trayectoria era en círculos o al menos de que todo aquello no era mas que un
simple juego de alguna persona. Así aprovecho el ojo que le mostraba el otro
lado de las cosas, como si fuera una ventana a la otra dimensión y así observo
la tubería que lo sacaría del lugar, memorizo el camino que tenia que seguir
para llegar a ella. Así fue como logro salir de aquella amenaza que era
totalmente ajena para sus ojos.
Después de eso
el camino se volvió más directo hasta encontrarse sin salida, un agujero que
daba hacia abajo era la continuación del trayecto, pero se veía claramente que
no continuaría dentro de más tubería, si saltaba a ese lugar era probable que
no pudiera regresar por donde había venido. Pensando en sus opciones no tenía
salida más que saltar a lo desconocido de todas maneras no regresaría a esas
tuberías; decididamente se lanzo tres metros hacia abajo, levantando mucho polvo
al caer con sus dos piernas y por suerte no se rompió algún hueso.
Había sido
escupido a una gran cámara demasiado amplia. El suelo finamente edificado con
losas de piedra y el resto del lugar mostraban su cavernosa forma con
estalactitas que se asomaban desde las invisibles alturas, llena de desechos de
maquinarias por todo el lugar, algunas grúas se levantaban mostrando sus altas
manos que osaban alcanzar las penumbras, y con una gran fosa circular en el centro de la
cámara que terminaba de adornar el escenario al igual que una cereza en el
pastel.
Creyó que
posiblemente su misión se trataba de algún error, esas eran solo antiguas ruinas enterradas en medio
de la nada, no parecía existir el más significativo signo de vida en ese lugar
mas sin embargo seguía sin explicarse de donde pudo provenir la persona que vio
salir del alcantarillado.
Se acerco a la
fosa que tenia frente a él para observarla, pero se sorprendió al ver que aquel
hoyo parecía no tener fondo. En medio del agujero se encontraba atorada una
especie de grúa que quizás tiempo atrás cayó en la fosa atorándose en sus paredes;
era sorprendente la profundidad de aquel abismo, la oscuridad que embriagaba a
cualquiera que posara sus pies sobre aquella cámara hacia parecer que todo lo
conocido seria consumido por ese abismo.
Una oscura
niebla dificultaba la vista en ese calabozo y el pintor podía escuchar que la
profundidad infinita lo comenzaba a llamar, un mareo se apodero de él y sintió
como era atraído hacia la nada. Se alejo del hoyo corriendo hacia atrás pero el
vértigo hacia parecer que el suelo se inclinaba hacia la fosa y la gravedad lo
hacia caer y para defenderse se agarro fuertemente de una de las maquinas del
lugar; en ese entonces sintió como la fuerza de succión del abismo se elevo
descaradamente, podía sentir como su
cuerpo se elevaba del suelo mientras el aire era succionado. El pintor se
aferraba a ese desperdicio industrial que tenia enfrente para así no poder ser
absorbido por el abismo, el cual succionaba con fuerza el aire del lugar y
sumía en una grosera desesperación al pobre pintor.
Sus brazos
agobiados de dolor cedían terreno a la succión y uno de ellos se soltó, el
pintor no deseaba que terminara cayendo en aquel agujero que posiblemente no
tenia fondo, pero justamente cuando se tambaleaba con su último dedo escucho el
llamado de alguna mujer ¿Se trataría Mars Carmina? Que en sus últimos segundos
de existencia se comunicaba con él para revelarle algún secreto, pues en un
momento tan desesperado como aquel se podía pensar cualquier cosa de tan
repentino llamado, parecía como si los ángeles le estuvieran llamando para
adentrarse en el otro mundo; pero los cálidos llamados se convirtieron en
gritos al mismo instante que la succión término y el pintor cayó al piso. El
pintor desconcertado por lo que acababa de ocurrir comenzó a observar el lugar
para encontrar desesperadamente una salida.
- Acá abajo –
Era la voz de alguna chica que gritaba para llamarlo.
- ¿Quién es? –
Le respondió asustado, sin soltarse del motor al que estaba aferrado.
- Me llamo Marlena, caí
a la fosa y estoy suspendida entre estos fierros, no quiero caerme pero estoy
muy asustada – Eso si que termino de pararle cada pelo de su cabeza, no sabía
ni quien era ella, ni mucho menos tenia idea de cómo salvarla ¿No seria acaso
un fantasma? o alguna alucinación por la falta de oxigeno halla abajo, ¿Qué
podría hacer una chica en ese lugar?
- ¿Cómo fue que cayó en la fosa? – Hablaban a
gritos, los cuales resonaban en la cámara, pues como el pintor no deseaba
acercarse a la fosa prefirió comunicarse a distancia.
- Fui yo la quien se arrojo buscando la
muerte pero quede atorada en una maraña de cables – La chica lloraba.
- Ósea que usted intento suicidarse y ahora
se retracta.
- No tenia idea de lo terrible que era la
desesperación eterna, pues dentro de este abismo jamás podría morir, solo caer
por la eternidad.
- ¿Qué es este lugar? ¿Cómo fue que llego hasta aquí? – Hizo esa
pregunta para poder responder las dudas que lo acosaban, esperaba que la chica
respondiera por él.
- Este es el altar de Zion Profucte; no te acerques
al abismo o te hará caer, regresa por las paredes y busca ayuda en mi pueblo,
en la tierra de los caídos, la ciudad esta muy cerca de aquí, pero date prisa por
favor pues no se cuanto aguantare a esta interminable succión.
- Estoy tan ciego de mente como de ojos aquí
abajo, no comprendo lo que esta pasando pero pese a mi incapacidad tratare de
ayudarla señorita solo resista, resista por favor.
El pintor corrió hasta las orillas de la
cámara, podía sentir a la fosa respirar, sentía la necesidad de que tenía que salir de allí antes de que el
abismo volviera a intentar atraparlo, así se deslizo por las rocosas paredes
por algunos minutos hasta que pudo divisar un amplio pasillo triangular que era
la salida de aquel extraño recinto.
Saliendo por la boca de un gran demonio
tallado en piedra fue a dar a una cámara muchísimo más grande, inmensas rocas
formaban altísimos montículos de piedra en los cuales se podían apreciar miles
de pequeños agujeros, todo eso se asemejaba a grandes quesos grises; esos
agujeros eran las ventanas y puertas de cavernas hechas por mano humana dentro
de la misma roca, que daban forma a cientos de casas; en pocas palabras era una
austera ciudad dentro de las cavernas. Desde donde el pintor se encontraba
divisaba a los desnudos y fantasmagóricos habitantes que caminaban de un lugar
a otro. Se preguntaba como era que existía ese profundo lugar justo debajo de
todas las demás personas, era increíble. Decidió sumergirse más adentro de ese
enterrado paisaje acercándose a las personas que muy despacio por allí
deambulaban.
Eran como fantasmas, su blanca piel encogida
entre todos sus huesos, sus oscuros ojos tan pequeños como un par de canicas,
su nariz alargada y grosa, y con una boca pellejuda que se combinaba con su
estirada barbilla la cual colgaba hasta sus pechos; todo eso los hacia ver como
muertos vivientes que deambulaban bajo tierra, justo en el lugar donde los
vivos los arrojaban. Trato de disimular su repugnancia, pero todos lo
observaban y se arrodillaban, sabían que el era de arriba. Camino entre todas
esas personas hasta que llego al centro de la ciudad donde se encontraba un
hermoso lago de agua cristalina. Todas las personas del lugar salían de sus
casas para reunirse a ver al extraño y llenar el lugar de todas sus miserables
almas. El pintor permaneció parado varios minutos frente al lago viendo a esas
personas, y ellas lo miraban a él, conforme pasaba el tiempo llegaban más de
ellos hasta que apareció uno que aparentaba ser el líder, el cual se acerco
hasta el pintor.
- ¿Esta es la tierra de los caídos? –
Pregunto el pintor.
- Esta es la tierra de los que fueron y los
que nunca volvimos a ser – Le respondió la delicada persona, la cual asustaría
a los niños de la superficie con esos dedos extremadamente largos y su babosa boca
carente de dientes.
- ¿Quiénes son ustedes?
- Somos humanos como tu, aunque carentes de
belleza - El pintor estaba de acuerdo en eso, pero en la forma como lo miraba
sabia que esa persona no lo podía ver.
- ¿Como es que sabe que soy bello?
- Podemos oler tu aroma y sabemos que no perteneces
a ninguno de nosotros, deduciendo así que tú debes ser un iluminado y
precisamente por ello eres bello, tan hermoso como los ángeles.
Los caídos eran humanos también, aunque ellos
habían sido expulsados mucho tiempo atrás de la superficie de la tierra, tal
vez por culpa de las decisiones de sus ancestros; pues se cree que esa sociedad
era el resto de aquella que se esmero en crear y buscar el fondo del abismo de
Zion Profucte. Y a pesar de que la humanidad creció y se libero de falacias,
los descendientes de aquellos trabajadores permanecieron por mucho tiempo
atrapados bajo tierra, convirtiéndose con los años debido a la falta de luz;
todo gracias a que los descendientes de aquellos que pusieron sus vidas en el
abismo jamás lucharon por salir o al menos pensaron que los tesoros del abismo
lo significaban todo. Cuando el tiempo trajo su decaimiento, ellos habían
aceptado que eran inferiores y sumisos dentro de su propio desprecio
permanecieron en las sombras para no sentirse rechazados por los iluminados,
que era como llamaban a los de la superficie, a los cuales adoraban y quienes
ni siquiera sabían de su existencia. Pero antes de que el tiempo les jugara una
mala pasada con su cruel adaptación, se cree que toda esa repugnancia en contra
de su especie solo vivía dentro de sus mentes, pero con el tiempo creció y se hizo
verdad, pues ellos mismo la invocaron desde sus propios corazones, al jamás
querer alejarse de la gloria del abismo y no aceptar el fracaso de su causa. En
el tiempo que vivieron bajo tierra, los caídos llegaron a ver a los iluminados
como unos dioses, y se veían a si mismos como la mas miserable de las
criaturas; ellos deseaban ser como los iluminados, y dentro del corazón de cada
uno de los caídos yacía una enorme tristeza por haber nacido dentro de aquellas
cloacas, por formar parte de las filas de los caídos. Es por eso que allá abajo
ahora vivía una especie deformada por la falta de luz, una especie triste y
anhelante de una superficie que ellos mismos sentían que no merecían, y de un
mundo del que jamás serán parte, pues con el tiempo sus ojos se volvieron
ciegos y sus hijos ya no podrían ver el mundo nunca más, tal como sus
antepasados podían hacerlo. Por supuesto que el pintor no sabia nada de esa
información, ni los caídos tampoco la sabían, ellos solo eran lo que eran,
prisioneros de las decisiones de su inalcanzable pasado, e imposibilitados para
ver lo que era el mundo en verdad; si es que no aprovechaban lo último que les
quedaba quizás con el tiempo terminarían reduciéndose a gusanos, ¿Pero que mas
podían hacer ahora? Pues en esas condiciones su camino estaba destinado a la
perdición.
- Pues si provengo de la superficie, si a eso
se refiere con lo de iluminado - Inmediatamente pensó que ninguna de esas
personas habría podido solicitar la mercancía, además se había distraído con
todo ese espectáculo que olvido el asunto de la chica – Vine para avisarles que
uno de ustedes esta en peligro – Pudo escuchar murmureos a lo lejos.
- Uno de nosotros en peligro, ¿De quien
podría tratarse?
- Se llama Marlena, supongo que deben
conocerla.
- Marlena, ella es la chica mas hermosa de la
ciudad, deleita a todo el pueblo con su hermosura, mas sin embargo desapareció
hace unos días.
- Marlena, Marlena esta en peligro – Se
escucho un grito a lo lejos que interrumpió al líder, la voz se acercaba
rápidamente – Que sucede con Marlena como se encuentra – Era otro de ellos,
eran tan iguales que el pintor no veía diferencia si no fuera en tamaño.
- Tranquilo hijo, no sabemos como este pero
no te desesperes – Le contesto el líder de ellos.
- ¿Qué pasa con Marlena? – Dijo el sujeto que
acababa de llegar mientras se dirigía al pintor.
- Necesita ayuda, ella a caído a una enorme
fosa, con suerte consiguió aferrarse a unas vigas que en ella están pero si no
la sacan pronto terminara calleándose a la nada – Le contesto el pintor.
- El abismo de Zion Profucte – Dijo el líder,
mientras el otro comenzó a hacer un molesto chillido – Por lo que cuenta la
leyenda los antiguos que construyeron todo este complejo excavaron ese infinito
agujero, se cree que buscaban ambicionadamente alcanzar el fondo de la tierra, pero
en el solo descubrieron el eterno vacio que no podía llenarse con nada, y así
cuenta la leyenda que todas las personas que trabajaron en esa enmienda
terminaron cayendo a la fosa.
- ¿Por qué Marlena? Es tan hermosa, la amo
tanto – Grito el que antes chillaba.
- Pero ese lugar es tan peligroso, cualquiera
que se acerque puede ser tragado por las tinieblas, todos sabemos eso ¿Qué
podría estar haciendo en ese lugar?
- De seguro todo es culpa de ese tal Varlos
del que siempre hablaba – El que gritaba ahora hablaba con enojo – Ese es un
iluminado al igual que tu, él también vino a visitarnos y conoció la hermosa
voz y el embriagante aroma de nuestra princesa Marlena, al igual que ella se
enamoro de la perfección de un iluminado; dando su corazón al que más se lo
merecía. Pero un día Varlos la intento llevar al exterior y misteriosamente le
rompió el corazón, mandándola de vuelta, desde ese día el iluminado jamás
volvió, y a la pobre Marlena la tristeza la invadió. A mi me contaba toda la
historia que vivió con esa gloriosa persona; pero sobre todo ella es mi amiga y
mi eterno amor, no merece morir en la desesperación – Comenzó a chillar de
nuevo. Los caídos estaban incapacitados para percibir a los iluminados, no
estaban hechos para percibir la belleza de ellos si no la de los propios
caídos, pero aun así su idea era superior a sus sentidos.
- Marlena es la más hermosa mujer que jamás ha
existido en nuestro pueblo, es un gran tesoro que poseemos y debemos sacarla
del abismo – Dijo otro de ellos.
Comenzaron a discutir sobre como sacarla, pero
siempre terminaban concluyendo que era una locura total acercarse al abismo, su
poca creatividad y conocimientos no daba para más. Uno de sus planes era cavar
un agujero alterno hasta la altura de la chica, otro era intentar llenar el
abismo con piedra, y el último y más tonto de todos era agarrarse todos de las
manos y crear una escalera humana para sacarla. No cabía duda que estos tipos
desconocían la razón, por lo que el pintor se vio obligado a ayudarlos antes de que todos terminaran en al
abismo tratando de salvar a su precioso tesoro.
- Yo conozco a alguien que pueda sacarla de
la perdición – Todos callaron para escucharle, después de todo el era un
iluminado – Díganme como puedo salir a la superficie y regresare con la ayuda
necesaria.
- Tú eres libre de hacer lo que desees, en
cambio nosotros no. Si crees que puedes salvar a la chica haz lo que tengas que
hacer, nosotros te mostraremos la salida.
Lo llevaron a través de la ciudad hasta
llegar a ver un edificio en lo alto de los grandes montículos de roca, ellos le
explicaron que el gran edificio había llegado al lugar cuando la tierra tembló;
pues era una estructura que estaba muy bien construida y sobrevivió a su
deslice hacia abajo durante un terremoto, desde entonces era la única salida al
exterior. Subiendo las escaleras y pasando por cada uno de los pisos de la
estructura podía llegarse a la superficie. Muchos de ellos habían decidido
salir a lo desconocido y algunos pocos regresaban llenos de dolor, las
historias de los que regresaban no contaban mucho de ese mundo de imágenes, a
excepción del dolor que causaba adentrarse en la superficie, desde entonces
para ellos subir solo estaba permitido para los iluminados, no se consideraban
dignos de tocar la superficie, nadie nunca jamás volvió a intentarlo. Así fue
que por ese mismo lugar el pintor prometió que volvería para ayudarlos.
Subió por muchas escaleras, el edificio era
un desastre por lo que no podía apreciarse algo de interés, pero el pintor corrió
hasta agotarse, en verdad deseaba ayudar a esos pobres hombres; se había
sentido conmovido por el triste enamorado y por aquella chica que mantenía un
extraño concepto de belleza para todos ellos que él no comprendía del todo. Así
subió hasta que llego a ver la luz de nuevo, lastimándole los ojos, quedo paralizado
por algunos minutos hasta que pudo visualizar la realidad de nuevo tal y como
era, en pocos pisos restantes ya estaba en la superficie. Desde las calles solo
podía ver el ultimo piso del edificio, lo que lo hacia ver como una gran casa
abandonada.
Por las calles todo mundo vivía con
tranquilidad, no sabían de la existencia de aquellas maldecidas personas, todo
era tan tranquilo y normal, pero eso no descartaba el hecho de que las sombras
torturaran dentro de lo desconocido, pues dicen que la realidad esta completa
cuando también se acepta esa parte compleja e imaginaria que llena los espacios
vacios de la incomprensión.
El pintor sabia del peligro de Marlena, quien
quizás no soportaría mucho tiempo, así pues el pintor debía de ser considerado
con su condición; por lo que él seguía corriendo a pesar de estar demasiado
cansado después de subir tantas escaleras y sus piernas temblaban al caminar, pero
siguió hasta la casa de su inteligente amigo el cual podría ayudarlo a ayudar.
Cuando llego a la casa de su amigo se sorprendió
al verla casi destruida, los vidrios rotos y la puerta destrozada, al entrar
pudo ver como todos los papeles y herramientas de su amigo Fletonio estaban
regadas por el suelo, todos sus delicados instrumentos y experimentos estaban desbaratados
por todos el piso; su casa estaba intencionalmente destrozada, aquel santuario
de ciencia había sido profanado por alguien que desconocía toda la magia que se
hacia en aquel lugar, agotado y respirando con fuerza se metió al cuarto de su
amigo el físico, el cual a pesar de todo el daño que le habían propinado
descansaba en su cama leyendo un libro.
- Hola – Le dijo Fletonio.
- Hola, que fue lo que sucedió.
- Alguien llego en la noche y destrozo todo, no
pude hacer nada.
- ¿Quién crees que pudo ser?
- No lo se, pero el saberlo en que ayudaría –
El pintor tenia el presentimiento que tal vez se había podido tratar de Lomdar
el cual andaba tras sus paso, se sintió apenado y prefirió callar e ir al
grano; de todas maneras quien más se atrevería a dañar a Fletonio, pues había
muchos salvajes ignorantes rondando por
las calles pero el físico era reconocido en los alrededores; por suerte que
Lomdar no lo encontró en casa.
- Hay una inusual emergencia.
- De que se trata, ¿Puedo ayudar?
- Claro que puedes, tú eres el único que
tiene la oportunidad de ayudar, pero te explicare en el camino el cual es largo
y además es una historia de locos; pero tendrás que llevar un ojo para mirar
dentro de las figuras del negro y un bastón para caminar entre las cavernosas
profundidades.
Se llevo a su amigo de regreso a las
cavernas, pasando de nuevo por aquel edificio que era la conexión entre esas
dos dimensiones paralelas. Fletonio cargo con una lámpara de aceite que tenia
en su casa para poder hacer algo allá abajo. Aunque el pintor fue capaz de ver
en la oscuridad la vez pasada no fue capaz de hacerlo esta vez, después de que
sus pupilas se acostumbraron a esa oscuridad la luz de sol le quemo los ojos,
ahora solo podía ver una luz brillante al cerrar los ojos, de igual manera que
pasaría si cualquiera observara el sol durante algunos segundos y después
cerrara los ojos; de esta manera ya no podría apreciar ese reino como antes lo
hizo.
La historia allá bajo esta vez fue diferente,
ellos no veían nada mas que las pocas piedras que la luz alcanzaba; al llegar
al fondo y pasar por aquella ciudad cientos de chillidos de dolor los recibieron
en su trayecto y ninguno de los caídos se les acerco; El pintor y Fletonio pensaron
que la luz posiblemente estaba causando estragos en su cuerpo pero no podían
hacer nada al respecto; por ello, el pintor lo guio hasta la cabeza de demonio
que daba al abismo de Zion Profucte.
La luz de la lámpara ilumino la cámara,
mostrándole a Fletonio las herramientas del rescate que estaban desperdigadas
por todo el piso, inclusive demasiado cerca de la fosa.
- He vuelto con ayuda – Grito el pintor, pero
no obtuvo una pronta respuesta, pasaron varios segundos para que la chica
respondiera.
- Date prisa por favor, por momentos estaba
decidida a dejarme caer, pero tuve esperanza en que volverías.
- Resiste pronto te sacaremos de esa engañosa
ilusión – Le grito Fletonio.
El físico ideo un plan para sacar a la chica,
mientras ponía en marcha una de las grúas, el pintor recolectaría tornillos,
herramientas y otros materiales que caóticamente permanecían en el lugar; usando
una soga, y amarrándola de algún pivote que no fuera afectado por la gravedad
de las tinieblas, pudo recolectar piezas que inclusive estaban a la orilla de
la fosa; en muchas ocasiones sintió como era absorbido, pero Fletonio lo jalaba
con fuerza para regresarlo a la estabilidad. Demoraron un par de horas para que
el físico pudiera encender la grúa que milagrosamente conservaba combustible y desde
la cabina de control que manejaba el gancho primario cual colgaba de la mano
mecánica la pudo dirigir para bajarla hasta el alcance del pintor. El pintor se
amarro en el acero de la grúa con la cuerda que había utilizado con
anterioridad, y comenzó a dar instrucciones a Fletonio de cómo dirigirlo; fue
difícil, de pronto el pintor estuvo a punto de estrellarse contra las vigas
metálicas de otra de las grúas, pero lograron sincronizarse para obtener un
suave movimiento; su trabajo en equipo a base de gritos logro superar lo
invisible, Fletonio dirigió la grúa a través de la fosa y el pintor alcanzo al
pequeño fantasma que allí aguardaba, el pintor amarro a la chica a él, con la
misma cuerda con la que se suspendía de la grúa y los dos quedaron unidos en el
gancho. El pintor dio instrucciones a Fletonio y pudieron salir de allí, no sin
antes experimentar como la fosa trataba de tragarlos con toda la fuerza que
tenia, el pintor y Marlena tocaron el piso de la cámara y corrieron para alejarse
de la fosa; Fletonio los siguió a ambos, pues el estruendo del vacio se volvía
más fuerte y se sentía que terminaría llevándose todo lo que fuera, lo que fue
y que será. Abandonando la caverna apagaron la luz de la linterna pues no
deseaban dañar más a sus anfitriones, quedando así en la completa oscuridad pues
Marlena los guiaría a través de su ciudad.
Los momentos subsecuentes fueron llenos de
misterio y miedo, sin poder ver absolutamente nada eran guiadas por la chica.
Los tres formaban una hilera tomados de la mano para caminar entre lo
desconocido, los terrestres de repente tropezaban y caían, pero la chica
aguardaba a que se recompusieran y continuar su camino hasta el centro de la
ciudad. El pintor no comprendía como es que antes pudo ver todo ese lugar y
ahora era incapaz de percibirlo, no
podía ver a aquella chica llamada Marlena, de la cual presumían su hermosura,
pues cuando la rescato de la fosa ni siquiera pudo apreciarla ya que estaba
bastante asustado; el pintor tenía una gran duda al respecto. Llegaron al
centro de la ciudad, donde sin que pudieran saberlo todos los pueblerinos
aguardaban y observaban maravillados como habían traído a la chica de vuelta.
Ellos la consideraban muerta, pero la capacidad de los iluminados siempre iba
más allá de su comprensión, estaban atónitos por lo que sus cuatro sentidos les
mostraban.
- Marlena, estas a salvo – Dijo una voz que
el pintor pudo reconocer – Estábamos muy preocupados por ti, es un milagro que
hayas regresado.
- Que mi cuerpo este de vuelta se lo debo a
este par de iluminados, quienes lograron sacarme del abismo con sus poderes.
- Te extrañe Marlena – Dijo la misma voz.
- Todos te extrañamos – Contesto otra voz a
lo lejos.
- Bueno de hecho casi todo lo hizo mi
compañero – Dijo el pintor, haciendo alusión a Fletonio – Denle las gracias a
él.
- Descuiden, proteger y servir son una de las
grandes y virtuosas oportunidades en la vida, no deben sentirse con deuda
alguna hacia nosotros, solo hacíamos lo que deberíamos hacer, mas nuestra recompensa
tenemos al sentirnos héroes – Dijo Fletonio para bajarse rápidamente de la
nube.
- Estamos muy agradecidos con ustedes y muy
contentos por el regreso de esta hermosa joven y solo por eso haremos un
festival donde ustedes serán nuestros invitados especiales – Dijo otra voz que
el pintor podía reconocer, sin lugar a dudas se trataba de aquel líder que vio
con anterioridad. Así ellos aguardaron en silencio mientras los caídos
preparaban su banquete.
Fletonio y el pintor podían escuchar ruidos
pero no sabían lo que estaba pasando, cada minúsculo ruido hacia maquinar
cientos de ideas en sus cabezas sobre lo que estuviera ocurriendo en esa ciudad,
hasta el punto de dudar de ellos y hacer pensar cosas desagradables sobre el
platillo principal de dicho banquete, pero solo les quedaba aguardar.
La celebración comenzó y ellos fueron llevados
hacia otro lugar, donde escuchaban el ruido de las demás personas que tenían
cerca y podían respirar su aroma; sobre todo el aroma de la chica que habían
rescatado, la fragancia de Marlena era exquisita y se podía reconocer con suma
facilidad, solo entonces el pintor comprendió la belleza de la chica, una
belleza diferente y embriagadora, la cual superaba todo lo que el había
conocido hasta entonces. Después de eso comenzó un evento sonoro, ambos
terrestres no habían escuchado un concierto tan elaborado como el de aquel día,
sin lugar a dudas la pérdida de su principal sentido les hizo desarrollar el
resto de ellos pues aquella música fue la más hermosa que jamás escucharon en
su vida; se escuchaba como usaban diferentes instrumentos y una perfecta armonía,
simplemente una maravilla de espectáculo.
Después siguió el momento de la comida, ellos
nunca pudieron adivinar que es lo que ellos les habían servido, sabia mal, pero
fuera lo que fuera tenía una viscosa consistencia y aun seguía moviéndose, prefirieron
no preguntar, después de todo, no todo podía ser alabado dentro de ese mundo, no
era algo que les gustaría averiguar. El festival continuo, pero justo después
de que la comida termino alguien saco al pintor del lugar y lo condujo a una
zona donde la fiesta apenas se escuchaba.
- Discúlpeme por privarlo del festival, pero
tengo algo muy importante que decirle.
- ¿Quién eres?
- yo soy Erasfo, soy un viejo amigo de
Marlena y déjeme decirle que ella no es feliz aquí. Desde que conoció a Varlos
su vida cambio, ahora ella no podría enamorarse de uno de nosotros, mucho menos
de mí; yo se que por eso intento suicidarse y posiblemente vuelva a intentarlo,
ella ya no será feliz en este mundo después de conocer que hay uno mejor, no
merecemos su hermosura y después de que ella conociera a Varlos no podrá
soportarnos. Deben llevarla y ofrecerla a personas como ustedes, ustedes
merecen lo mejor – Todo eso sorprendió al pintor, ese hombre se auto reprimía,
era inherente en él su actitud por considerarse inferior, pues era él mismo el
que continuaba alimentando su castigo.
- Lo siento yo no puedo hacer eso, no soy un
dios para decidir su vida a mi antojo.
- Se lo pido por favor, ¿Nunca ha estado
enamorado? Tenerla aquí sería muy doloroso para mi, solo quiero que sea feliz –
Eso sí que conmovió al pintor, él sabía que efectivamente la chica había
intentado suicidarse por esa razón.
- ¿Dime entonces como es que puedo ayudarte?
- Lleven a Marlena al otro mundo, sin su
ayuda ella no podría adaptarse al exterior, yo hablare con el jefe Horpacio
para explicarle mi decisión y para que él hable con ella, yo no tengo las
fuerzas para decirle que se valla.
- Está bien, si
eso es lo que desean ambos, si las circunstancias te orillan a eso, yo solo puedo
hacerles más fáciles las cosas – Después de eso, ambos volvieron a la fiesta.
Cuando termino
la fiesta el jefe Horpacio los encamino al edificio que marcaba la transición
entre esas dos dimensiones, esperaron durante un tiempo hasta que apareció
Marlena, las ondas vibratorias que provenían de su boca mostraban la gran
felicidad que en su interior se encontraba, despidiéndose muy agradecidamente
del jefe después ella estaba lista para marcharse.
Los tres procedieron a retirarse
de aquel sombrío lugar para jamás regresar, subiendo las escaleras hacia la
claridad del cielo. En el fondo una gran tristeza invadió al pintor por
aquellos tristes hombres que se despreciaban a si mismos, tal vez sin saberlo,
tal vez era tan natural para ellos las sombras que les era imposible distinguir
el color negro, pero no cabía duda que ellos fueron los únicos que pudieron
hacer algo por ellos mismos antes de que fuera tarde y ellos eran los únicos
que podían aceptarse y ser felices dentro de su inmundicia; ahora solo quedaba
lamentarse porque nunca podrían ver la luz del día.
Así fue como el pintor regreso con las manos
vacías a la casa de Israelo. La hermosa joven que había nacido entre los
desechos se fue con Fletonio, el cual la ayudaría a convivir con el mundo. La
chica por su parte, era feliz porque por fin podía ser aceptada en el mundo que
desde siempre deseo y aunque siempre seria vista como una extraña y viviría por
siempre con los ojos vendados para que el sol no dañase sus ojos carentes de
parpados; a pesar de eso ella fiel a la filosofía de su pueblo, tenía el
presentimiento de que sus hijos y los hijos de sus hijos podrían ser unos
iluminados, y dejar atrás aquel pasado que ella detestaba o al menos alguien le
hizo detestar, aun sin saberlo, y posiblemente aun sin desearlo.
El pintor no volvió a saber ni de Fletonio ni
de Marlena, por lo menos en un buen tiempo, todas aquellas situaciones le
deprimían y agobiaban volviéndolo cada vez más taciturno, al ver como no podía
hacer nada; esos pobres hombres abandonados en las tinieblas necesitaban ayuda,
necesitaban que alguien los despertara, pero era tarde para eso, al igual que él
necesitaba ayuda al ver como el enfermo Israelo moría lentamente, al ver como
Mars Carmina desaparecía de su vida; además de que no podía concentrarse para
llevar a cabo lo que más amaba, sus pinturas; aunado a todo eso Lomdar
continuaba buscándolo. No podía ayudar a nadie si no se ayudaba a si mismo, necesitaba
hacer algo, cambiar lo que fuera para buscar un respiro dentro de ese congelado
lago.
Pese a todo continuo viviendo unos meses más
con Israelo, que cada día le encomendaba más trabajos a la par de que
aparentaba más que su enfermedad crecía. Todo término una calurosa noche,
cuando se disponía a realizar una peligrosa entrega; en medio de lo más
violento de aquel barrio donde cualquiera podía arrebatarle la vida sin la más
mínima consideración, más sin embargo que aquella noche necesitaba entregar uno
de tantos paquetes misteriosos.
Un sucio rio separaba el área mas peligrosa
del barrio, solo tres puentes lo unían con el resto, y precisamente en uno de
ellos el pintor esperaba por la medianoche; esperaba asustado, él no deseaba
entregar esa mercancía pero las decisiones de Israelo se debían de obedecer
pues cualquier cliente significaba más mercancía para ellos. Las pocas lámparas
de recarga solar que sobrevivían a la injustificada destrucción de los
pandilleros podían iluminar las calles, creando caminos de luz entre todo el
barrio, el lugar era tan inseguro que se tenia la creencia que si alguien
caminaba fuera de esa luz durante la noche no volvería a ver la luz del día.
Allí espero hasta que por fin dos tipos con
aspecto de maleantes aparecieron en el puente, le hablaron al pintor para que
les mostrara el paquete, él les enseño el paquete forrado de amarillo y ellos se
lo arrebataron para abrirlo frente a sus ojos, el misterio del color de esos
paquetes lo intrigaba, pero siempre había sido fiel a las instrucciones de
Israelo. Al pintor aun no le entregaban nada a cambio para poderse retirar, por
lo que se quedo mirando como abrían el paquete, él nunca había husmeado en el
contenido de su mercancía pero a esas personas no le importaba mostrarlo.
Sacaron una pistola desde el interior de esa
caja y la presumieron a los cielos. Brillaba como si fuera una mágica espada de
un valeroso guerrero, pero estaba claro que esa arma no seria usada con honrados
fines, si esos tipos eran peligrosos con esas armas se volvían una aterradora
amenaza para el resto de los vecinos. Ahora el pintor estaba actuando de igual
manera que los directores de la antigüedad cuales no fijaban su vista en las
repercusiones sino en el poder que ganarían, vendiendo armas a los terroristas
y al crimen organizado, causando dolor innecesario a gente inocente tan solo
por dinero; ni se hable de la innumerable lista de acontecimientos que podían
evitarse si no tuvieran fines de explotación económica.
El Pintor no sabia de donde provenían dichas armas,
si es que tal vez estuvieron por siempre almacenadas en la casa de Israelo,
pero ahora el estaba ayudando a los clandestinos a distribuirlas, eso le
desagrado bastante mientras los maleantes seguían fanfarroneando con el poder
de aquella invención, y en su distracción no vieron al pintor acercarse, quien
con un rápido manotazo desprendió el arma de la mano del sujeto, esta callo
hasta el fondo del rió. Por un momento los tres no creían lo que veían, ¿Por
que su facilitador tiraría su mercancía?, ¿Como fue que se atrevió a hacer eso?
Los maleantes no reaccionaron hasta que el pintor comenzó a correr despavorido.
La adrenalina en sus venas le proporciono
energías para dejar atrás a los furiosos primitivos, entrando a un callejón y
escondiéndose entre la basura. Pudo ver a los tipos pasar corriendo por la
calle y el miedo por su vida lo paralizo, el pintor espero dentro de su
escondite a que todo se tranquilizara para poder salir, pero la noche era corta
y el permanecer en ese lugar seria peligroso, él necesitaba regresar a la paz
de su hogar, necesitaba salir de esa locura.
La noche había
avanzado lo suficiente y faltaban pocas horas para amanecer, el pintor había
salido de su escondite varios minutos atrás y caminaba de regreso a su casa, y entre
las abandonadas calles se preguntaba como fue que el nunca pudo asomarse a
husmear un poco. Se preguntaba porque Israelo comerciaba con productos dañinos,
se preguntaba si el despreciable enfermo de Israelo conocía el contenido de
esos paquetes, se preguntaba que contenían los paquetes de los otros colores; se
sentía utilizado y a la vez culpable porque toda acción la realizo bajo su
ciega decisión.
Cuando llego a
la calle Alacrán pudo encontrar a sus agresores tirados en el callejón. Se
acerco para revisar su estado y se asombro al encontrarlos muertos, congelados
con una terrible cara de susto, alguien los había estrangulado allí mismo ¿Pero
quien? Posiblemente alguien del lugar, la puerta de la casa estaba abierta, el
miedo lo invadió y estaba a punto de salir corriendo pero decidió llegar al
fondo de eso metiéndose dentro de la casa. El pintor pudo percibir que alguien
estaba dentro de la casa, en la oscuridad de esas paredes se podía respirar la
presencia del asesino, ¿Seria Lomdar? Aquello no le sorprendería, por seguridad
camino muy silenciosamente entre el tiradero de la casa para adentrarse en el
cuarto de Israelo.
- No entregaste
la mercancía verdad – Le dijo Israelo susurrando.
- No volveré a
entregar ni un paquete nunca más.
- Que locura, lo
hacías sin renegar, sin preocuparte, tan solo hacías lo que creías que estaba
correcto, si lo has hecho tanto tiempo ¿Por qué ahora negarte?
- Porque ahora
puedo decidir adecuadamente a pesar de que no tenga otra opción para sobrevivir
aquí en este maldito lugar, por eso me iré del barrio, a un lugar donde en
verdad exista la libertad.
- Has lo que
quieras, hay muchas personas que desconocen el contenido de mi mercancía por lo
que encontrare fácilmente tu remplazo, pero ahora estamos en problemas, hay
alguien en la casa, el cual entro y saco violentamente a unos intrusos para
después comenzar a destruir todo, y de seguro esto debe ser tu culpa – Israelo
comenzó a toser, pero trataba de ahogar el estruendo de su garganta entre las
cobijas.
- Mi culpa. Si
no comerciaras armas con esos delincuentes no existiría peligro.
- Como si un
maldito enfermo como yo tuviera otra cosa que hacer – Se escucho un ruido
dentro de la casa - Silencio, ¿Quieres que venga hasta aquí?
- ¿Viste al
intruso?
- No, pero lo
escuche y se que todavía esta adentro.
Al escuchar eso,
el pintor se retiro de ese cuarto, sabía que Lomdar por fin lo había encontrado,
su violento amigo se había esmerado en buscarle y darle fin, posiblemente enardecido
por haberlo abandonado. El pintor no tenía otra opción más que enfrentarle allí
mismo.
El pintor se
escurrió a través de la casa hasta la cocina, sus pasos estaban llenos de suspenso
y miedo, seguramente Lomdar se escondía detrás de cualquier cosa listo para
propinarle dolor; de pronto comenzó a escuchar pisadas alrededor de la casa; era
Lomdar, quien caminaba furiosamente detrás de los muros, el pintor aprovecho su
lejanía para tomar un cuchillo de uno de los cajones de la cocina, lo busco muy
silenciosamente para que el ruido de los cubiertos no resonara y fuera a ser
escuchado por su adversario.
Una vez armado
camino lentamente al otro cuarto donde escucho las pisadas, pero no encontró a
nadie. La noche estaba por desaparecer, no se escuchaba ni el más mínimo ruido
de algún insecto, cualquier vibración que llegara a sus oídos automáticamente
paralizaba su corazón y la rápida respiración que mantenía; volvió a escuchar
los sonidos que producía su enemigo, escucho fuertes pisadas de donde había
venido, el pintor percibió los efectos sonoros de cuando Lomdar busco algo en
los cajones y como los metales chocaban, seguramente también buscaba algún
objeto punzocortante.
Eso le hizo pensar
que ya no había vuelta atrás, esa misma noche tendría que pelear por su vida,
el pintor estaba armado y Lomdar también, mas sin embargo las paredes, las
sombras y el silencio los separaban de su sangriento encuentro; no obstante, el
miedo se apodero del pintor y su mano armada temblaba descontroladamente, no
era nadie para enfrentar a su temido ex compañero de casa, el terrible Lomdar se había ganado una
legendaria reputación en aquel barrio, la gente del lugar le temía por las
brutales medidas que tomaba contra sus enemigos, era un guerrero innato, no
conocía el miedo y saboreaba el dolor del combate, parecía que lo único que
hacia el pintor era como si simplemente el ratón se volviera contra el gato,
estaba facilitándole el trabajo. El pintor estaba fuera de cualquier idea racional,
no pensaba, solo actuaba, sentía como el salvaje que llevaba dentro se
apoderaba de él, tomando el timón de la situación; era como si los ángeles de
la muerte que por allí rondaban, tocaran una melodía de guerra, una melodía que
lo envalentaba y lo atraía a su perdición, solo para saciar la sed de sangre.
Aun así cuando entro a la cocina de nuevo no encontró a nadie, pero escucho
sonidos en el sótano, escucho como toda la mercancía de allá abajo era sacudida
por la ira del intruso, camino cuidadosamente hacia él y por un momento le paso
por la cabeza aprovechar la situación para escapar mientras sabia la posición
de su enemigo; pero decidió ir tras él, pues no deseaba dejar a Israelo solo. Lentamente
y sin bajar la guardia el pintor caminaba mientras escuchaba como el intruso
destrozaba el lugar, entro de un salto al sótano, pero solo pudo ver todas las
drogas y pastillas de todas esas cajas regadas por el piso, inmediatamente
escucho un ruido de dolor proveniente del cuarto de Israelo y asustado corrió
para proteger a su amigo, pero cuando entro al cuarto ya era demasiado tarde, entre
sus cobijas se podía apreciar una gran mancha roja, Israelo permanecía inmóvil
con la boca abierta y unos ojos que quisieron escapar de sus cuencas; el
enfermo estaba ahora muerto y no precisamente por causa de su salud.
Al ver al
cadáver, el pintor se despertó de su trance, tiro el cuchillo que traía en su
mano para defenderse, se apodero de la jaula con el ave, e inmediatamente corrió
asustado fuera de la casa; tratando de escapar de Lomdar, corrió y corrió sin
parar; pues sin Israelo se sentía muy indefenso, a pesar de descubrir la
fealdad de su trabajo el pintor continuaba sintiendo el afecto que llego a
sentir por aquel débil anciano, por lo que estaba desesperado, oprimido por
todo lo que se vivía en ese lugar; por ello fue que prefirió correr, hasta que
llego a las fronteras de aquel irracional barrio. Continúo corriendo para
escapar y nunca jamás regresar, y sobre todo nunca más saber noticias de Lomdar.
CAPITULO 6: UN JUICIO BASTANTE DUDOSO
El pintor despertó de un sobresalto, lleno de
sudor y apretando con sus manos las sabanas sobre las que reposaba; respiraba
agitadamente, pues su última pesadilla termino por sacarlo de la inconsciencia
inducida por aquella revoltosa caída. Se levanto de la cama y entonces sintió
como la cabeza estaba por estallarle, se tentó la nuca y sintió una gran bola
entre su cuero cabelludo la cual era la cicatriz de la batalla. Se coloco los
zapatos cubriendo sus pies y salió de aquel cuarto cargando una bolsa de agua
muy fría, que fue el hielo que le mantuvo a raya la hinchazón.
Afuera en la sala, Mars Carmina y Carondelia
tomaban café, platicaban sobre sus hijos como todas unas comadronas. Se
sorprendieron al ver al pintor de pie y trataron de socorrerlo entre ambas,
pero él se negó a ser atendido alegando que se encontraba bien aunque bastante
adolorido; estaba pulverizado, podía sentir cada uno de los nudillos de
Arfandelo sobre su cuerpo, su cara estaba hecha añicos, había perdido un par de
dientes y su nariz era intocable a causa del dolor, no cabe duda que estuvo en
el umbral de las puertas del otro mundo.
- ¿Qué paso con el criminal? – Les pregunto
el pintor.
- No
sobrevivió a la caída – Respondió Carondelia.
- Y ¿Qué hay de tus hijos? – Volvió a
preguntar el pintor a quien le había respondido.
- Están a salvo aquí en mi casa. Un par de
guardias resguardaran la casa por una semana hasta que se esclarezca la
procedencia del extraño, ¿Tú supiste quien era?
- Ni idea.
- ¿Cómo intuiste entonces que era un enemigo?
- El desaparecido Geracio me dejo una carta,
creo que ese extraño fue a visitarlo antes que a ustedes.
- Y ¿Que paso con él?
- No lo sé, no sé qué haya hecho con él ese
asesino - Los tres se sentaron a cenar juntos en la casa de Carondelia el menú
consistía en una sopa de elote y pollo asado. Una vez que terminaron y sus
cuerpos se restituyeron del cansancio, Mars Carmina comenzó la plática.
- Carondelia me comento que ustedes dos
tienen ya algún tiempo como pareja – El pintor se sintió incomodo, como si le
debiera algo a Mars Carmina con ese hecho. Cada vez que soñaba y despertaba
terminaba siento un ser diferente, esta vez no era la excepción. Ya no estaba
seguro si sentía algo por Carondelia, todas sus emociones habían sido
exprimidas como una esponja solo para volverse a empapar de la otra mujer.
- Si, así es desde hace varios meses –
Respondió el pintor. Sintiéndose como si anduviera con una extraña; en cambio
los sentimientos por Mars Carmina habían tomado un desazón increíble, ya no
sentía la potencia de ese palpitar, seguía deseándola, no obstante era un
sentimiento obscurecido por la erosión en su ser que causaban los tristes
recuerdos de su vida.
- Mars Carmina me menciono que ustedes fueron
compañeros en la escuela, y también me menciono sobre el juicio de su otro
compañero – Carondelia mantenía un aire de decepción.
- Sí, creo que también es verdad – El pintor
se sentía juzgado en aquella silla. Sus acciones eran restregadas en su cara,
cada una independiente de la otra pero que en conjunto lo hacían objeto de
culpa.
- ¿Por qué no me dijiste la verdad? –
Carondelia perdió toda serenidad. Mars Carmina se levanto de la mesa.
- Esperare afuera - Dijo ella y salió de la
casa.
- Todas esas cosas que me dijiste, esas
aventuras que relatabas, porque nunca me dijiste que habías perdido la memoria
o algo así, acaso creías que me iba a molestar por ello. He estado saliendo
todo este tiempo con un farsante, un farsante que puso en peligro mi vida y la
de mis hijos – El pintor no tenia palabra alguna sobre su lengua, estaba
humillado. Dejo que Carondelia desgastara su enojo sobre él, se sintió como si
en esa misma silla fuera arrojado por la boca de un volcán. Ya no podía hacer
nada, ninguna de sus vidas alternas tuvo contacto con la otra hasta ese día, no
podía negar ninguna, tan solo le quedaba recibir toda esa descarga sobre sí
mismo; pues aunque trato de explicárselo a Carondelia ya nada podía calmar su
furia, era mejor esperar a que se le pasara. El pintor tuvo que vivir su
momento en ambas situaciones existenciales, tuvo que satisfacer las necesidades
de cada una de sus vidas y ahora pagaba el precio de una ley desconocida hasta
entonces, nunca pensó que el simple hecho de continuar con su vida le acarrearía
ese tipo de consecuencias, en la que su pasado se comía su futuro.
Mars Carmina escuchaba los gritos desde
afuera de la casa hasta que todo se volvió silencioso, la puerta se abrió y el
pintor salió por ella, miro avergonzado a Mars Carmina como si ella también
tuviera que replicarlo algo, pero ella ya era indiferente a esa situación.
- Vámonos, tenemos que buscar a Jurio – Le
dijo Mars Carmina.
El pintor cerró la puerta de esa casa,
escuchando todavía los lloriqueos de la mujer a la que una vez amo, con la
incertidumbre de volver algún día a su lado.
La frescura de la noche los hacía sentirse
bastante cómodos al caminar hacia la casa de Jurio. Los grillos hablaban y las
ranas cantaban, las señoras asaban carne sobre parrillas mientras sus hijos
corrían bajo la luz reflejada en el escudo lunar, algunas casas mostraban su
nocturna actividad por medio de sus ventanas, las cuales eran coloreadas con la
luz de las velas del interior. Caminaban por media calle, a través del
espacioso asfalto que albergaba a otros transeúntes, algunas parejas caminaban
por la tranquilidad de la noche, algunos comerciantes viajaban a esas horas
para evitar el calor de sol, y se veían pasar de repente algunos grupos de
jóvenes. Era mucho menos actividad en esas colonias que en el centro de la
ciudad, donde de noche se hacían bailes, fiestas, juegos y hasta se proyectaban
películas, en general el centro de la ciudad era muy concurrido después de la
puesta del sol.
Para la gente de la ciudad, era muy común
salir al centro algunas noches para divertirse moderadamente cualquier día de
la semana, no importaba cual, ellos no sentían la fuerte necesidad de aprovechar
sus pocos días libres ya que carecían de una agonizante rutina de trabajo
sometida a varios días consecutivos. En la antigüedad la gente trabajaba entre
semana durante todo el día, los estatutos de aquella civilización los mantenían
sujetos a esa regla, no podían escapar de ella, y cuando terminaba momentáneamente
los viernes por la tarde se podía sentir el aire de desesteres y liberación, en
muchos de los casos expresada en euforia y descontrol; pero cuando se esfumaba
los domingos por la tarde se venía venir la pesada carga de aquella inexorable
rutina. Era un sube baja en la que cada uno de esos seres estaba acostumbrado a
vivir, buscando auxilio en la inconsciencia y atragantándose cuanto pudiesen en
sus días de descanso. Ni se hable de las vacaciones que eran un chantaje a la conciencia
humana. La gente trabajaba pesadamente durante todo un año para poder tener una
semana de paz, era el momento en que los inquilinos atrapados bajo el techo de
su casa y trabajo salieran de ese confinamiento; una semana en la que la
mayoría osaba viajar para probar los sabores de este mundo, a sabiendas de que
era algo que no tendrían acceso hasta un año después si es que suerte tenían.
Las vacaciones eran muy similares al hecho de que un pordiosero acudiera a un
burdel, pudiendo apreciar la hermosura de lo que nunca tendría; era un gran
gozo momentáneo y la vez una represalia por el resto de sus días, recordándoles
que solo trabajando podían tener otra vez una rebanada de ese banquete que
siempre a pertenecido a todos. Las cosas habían cambiado desde entonces, pues
el que quería trabajar lo hacía cuando quisiese asumiendo esa responsabilidad,
ya no había cabida a los temidos despidos, tampoco había necesidad de esperar
que lo aceptaran en algún trabajo, pues las granjas comunales eran abiertas
para todo ser ya sea extranjero o local, lo que permitía viajar a otras
ciudades y así no morirse de hambre, simplemente se les remuneraba por su
esfuerzo neto a la comunidad. De esta manera cada quien planeaba sus días de
trabajo y sus viajes, pues a pesar de que el trabajo existía no se estaba
sujeto a una rutina que obligadamente se debiera cumplir.
El pintor y su acompañante llegaron a la colonia de Kruneria que era donde vivía
Jurio, la colonia estaba en un valle y desde donde se encontraban podían
apreciar el paisaje conformado por las casas y un gran lago en medio de todo.
Ambos ya estaban cansados después de un día agotador, a Mars Carmina le estaba
llegando el sueño y al pintor lo estaban molestando sus lesiones. Buscaron la
casa caminando por la avenida principal esperando dar con ella. Así realizaron
su búsqueda hasta que por fin dieron con la casa de ese desconocido, el cual
alguna vez fue un amigo y rival, o en el caso de la mujer, un prometido más.
Una casa que parecía una especie de bunker a base de adobe y un techo de madera
gruesa.
Era muy tarde como para las visitas, pero el
tiempo no apremiaba así que tocaron la puerta de madera con un anillo de hierro
que colgaba en la misma, el golpe resonó en el interior de toda la casa.
- No molesten largo de aquí – Grito un viejo
con voz chillona desde adentro. Pero ellos continuaron tocando - Largo, es muy noche – Gritaba desde adentro.
- Soy Mars Carmina – Grito la mujer,
esperando que eso hiciera cambiar la opinión del inquilino, pero el silencio
reconquisto su lugar en aquella escena.
Un viejo abrió la puerta y se quedo perplejo
al ver a sus nuevas visitas, los miro bien para asegurarse de que no fuera una
alucinación, cuando estuvo seguro que en verdad eran esos dos los dejo pasar a
su casa. Por dentro la casa era más interesante, los muros estaban constituidos
de grandes mallas hechas con pequeños troncos y baritas de árbol, estas permanecían
recubiertas por una enredadera la cual tapaba casi toda la visibilidad entre
cuarto y cuarto pero que dejaba la sensación de estar dentro de una gran sala.
Esa improvisada guarida estaba repleta de muchísimos artículos de interés que
alguna vez fascinaron los ojos de Jurio y de los que nunca se pudo deprender,
entre ellos estaba un gran globo terráqueo, una colección de esculturas de
hombres pájaro, sobre la pequeña chimenea estaba la cabeza disecada de un rinoceronte,
en la mesa de la sala se encontraba una figura de alguna vieja deidad hecha de
piedra y adornada con jade y piedras preciosas, los sillones hechos con piel de
cebra, un gran órgano y un sin fin de pinturas sobre los muros de hierba. Entre
toda esa colección figuraba la pieza maestra del pintor pues en medio de la
sala se encontraba la pintura de aquellos gemelos que alguna vez cambio por un
par de zapatos; el pintor ya no tenía idea de cómo resolver ese enigma que en
sus mejores días de inspiración formulo.
Jurio se comporto amablemente, aunque no pudo
esconder la sensación de que esos dos personajes aparecieran para molestarlo
con su presencia, les ofreció te y los invito a descansar sobre sus sillones,
argumentando que estaba muy cansado y sería mejor que hablaran mañana sobre los
asuntos que los inquietaban, Mars Carmina no se negó pues estaba muy cansada,
en cambio el pintor no mostraba signos de quererse reconciliar con sus sueños,
intento descansar pero sus ojos no se cerraban, así buscando relajarse camino
por la casa de Jurio para apreciar su colección; ya más tarde, subió al techo
para mirar el lago que brillaba a la luz de la luna como si cientos de
diamantes flotaran sobre su superficie. Pero el sueño no le llegaba, y en
realidad así se sentía bien, pues el acribillado pintor ya no quería soñar otra
vez, cada vez que dormía se le revolvía mas la cabeza; pero la responsabilidad
del crimen lo puso en su lugar y regreso a la sala para intentar dormir. Allí
estaba Mars Carmina descansando tranquilamente, él la miro desde el otro
sillón, pensó en cuanto la deseaba aun sin tener idea del porque, como si sus
recuerdos sobre ella fueran ordenes inmutables a través de los años y que debían
seguirse al pie de la letra; pero todo esa emoción carecía de sentido en ese
momento. Se fastidio de pensar en eso y se recostó sobre el sillón para esperar
su próxima retrospectiva.
El pintor permaneció allí acostado durante
horas, con los ojos abiertos e irritados, algo dentro de él le impedía el
sueño, quizás fueran los restos de aquel hombre que se oponía a ser olvidado,
el ser que despertó un día sin recuerdo alguno y que ahora estaba siendo
aniquilado por su otro ser, el cual se desistía a dejar ese cuerpo. El pintor
no pudo conciliar el sueño, por la media noche la falta de energías lo adentro
en un trance de insomnio; hasta pudo ver como la cabeza de rinoceronte
intentaba morderlo, también al enardecido siamés de su pintura salir de ella
para intentar atraparlo con sus garras, inclusive la figurilla de piedra sobre
la mesa se arrastraba hasta él; pero todo era un alucinación causada por la
falta de descanso. Puede ser que su subconsciente estaba agonizando, la falta
de sueño dejaría sin reparar su cabeza y
a la larga terminaría olvidando todo de nuevo, o quizás muriendo, esa era una
forma de defenderse ante todos esos demonios cristalizados en las penumbras de
su mente.
A la mañana siguiente Jurio y Mars Carmina
estaban despiertos y frescos para la acción, el pintor tenía toda la noche
esperándolos, con los ojos muy rojos y con unas colgadas ojeras.
Fue entonces cuando le contaron todo lo
sucedido a Jurio, quien escuchaba con atención todos los detalles de su
arriesgada misión. A pesar de que en el pasado tuvieron diferencias, esa
reunión no se sentía tan embarazosa como pudiera pensarse, todos actuaban con
naturalidad, hasta el pintor quien sabia que al final le había arrebatado la
chica a ese viejo, dejando así de ver a Jurio como un molesto estorbo entre sus
vidas.
Solo quedaba un viejo arrugado de aquel
apuesto señor el cual ahora hablaba con una rechinante voz muy diferente a la
que disimulaba cuando era más joven solo para escucharse más interesante,
estaba claro que aquel enorgullecido Jurio tan solo comprobó la verdad sobre su
simple naturaleza, cuando vio su adulación personal contra decida, recapacito y
corrigió muchas de sus enaltecidas actitudes. Pese a todo eso, Jurio pareció
alegrarse al darse cuenta de que el
pintor y Mars Carmina no eran pareja después de todo ese tiempo en el que ese
resentimiento lo había correteado por todos los rincones de su consciencia, al
final pudo jactarse de que ellos dos no terminaran juntos, eso lo libero de una
carga aunque de todas formas ya no podía sentir resentimiento por el pintor
porque después de todo ese ser había desaparecido al saber de su pérdida de
memoria. Pero se sintió mal al escuchar el destino del brillante Fletonio y de
la sádica muerte de Midelo Angelius, después de pensar todo lo que hizo
Fletonio por Cobaro, una persona como él tener que ser juzgada así, ¿Por qué
los héroes cargaran con ese destino cruel? Es un precio que siempre tiene que
pagarse por la rebeldía a un sistema determinado. Aunque Jurio fue consciente
de las grandes diferencias que surgieron entre Midelo Angelius y Fletonio, las
cuales dieron como resultado una feroz rivalidad entre ellos dos, no pudo
precisar el origen del crimen. Después de escuchar toda la historia referente
al caso, Jurio comenzó por explicar la historia de la simbiosis; ese fue un
proyecto en el que estuvo involucrado cuando trabajo con Midelo Angelius, poco
antes de que fracasara en el amor y decidiera dejar todo eso atrás.
-
Midelo Angelius absorbió a muchos maestros para que lo ayudaran en sus ideas.
Yo fui uno de ellos y me gane tanta confianza que trabaje en el interior de su
laboratorio personal en la escuela de Kerovia – Les dijo Jurio – La simbiosis
era el experimento más crudo de ese extraño maestro, muchos de nosotros no
comprendíamos del todo su funcionamiento, tan solo nos enfocábamos en la parte
que cada quien le tocaba investigar. Según Midelo Angelius, la simbiosis fue
encontrada en medio de la jungla en un lugar muy lejano de esta ciudad, y él
con sus omnipotentes contactos la trajo a la ciudad para que la investigáramos.
Al principio muchos de nosotros nos sentimos en desacuerdo para trabajar en
aquello, cosa que mostraba una ofensa para todos; pero con el tiempo
comprendimos que para evitar ese tipo de cosas debíamos trabajar intensamente
en ellas. El experimento consistía en una gran cantidad de personas ligadas
biológicamente entre sí, nosotros debíamos averiguar cómo era que sobrevivían.
Sobre todo descubrir cómo era que segregaban toda esa exagerada cantidad de
hormonas, cuales circulaban en una gel por toda la simbiosis y de esta manera
cuando un miembro de la simbiosis necesitaba ciertos químicos que su cuerpo no
producía, el resto del equipo se los proporcionaba, así era como entre todos se
segregaban mutuamente los requerimientos corporales – Jurio se levanto del
sillón para abrir las cortinas y que entraran los rayos del sol a la casa – Era
muy extraño, pues todos los elementos de la simbiosis eran genéticamente
diferentes, era una cosa simplemente inconcebible, yo pienso que debió haber
sido creada después aunque muchos no pudimos comprobarlo. Por esa razón era que
cada miembro de la simbiosis contaba con características y necesidades
diferentes, cada uno tenía sus deficiencias y problemas, pero ese fantástico
gel solucionaba el problema. Lo interesante de todo es que éramos capases de
extraer ese gel, de igual manera a como se ordeña una vaca o a como se
transfiere sangre. Ese gel contaba con características impresionantes, pero Midelo
Angelius prefirió que fuera trasladada a laboratorios foráneos, para que otro
maestro investigara sobre ella. Así fue como dirigimos todo nuestro trabajo en
la mejora de la calidad de vida de esa simbiosis, encontrando mejores maneras
de rendimiento que a su vez aumentaban la producción de su gel. Fletonio
trabajó también en esa investigación, pero yo deje el trabajo antes de que
pasara el accidente, pienso que por eso no me llamo para declarar, debió de
haber sucedido algo que causara todo ese embrollo – Jurio callo, esperando que
sus invitados dijeran algo. Mars Carmina se rascaba la cabeza, nadie parecía
tener respuestas al respecto, pero el pintor sabia que con lo que le había
dicho Jurio tan solo bastaba volver a dormir para resolver el caso – Y bien,
¿Que sugieren que hagamos?
- Déjenmelo a mi – Dijo el pintor – Con lo
que me has dicho es suficiente para volver a presenciar durante mis sueños todo
lo ocurrido en esos momentos, siempre que tengo contacto con algo de mi pasado
surgen recuerdos en torno a ello, no dudo que la próxima vez que viaje a los
confines de mi subconsciente encuentre respuestas a todo esto; yo soy la clave
para resolver el crimen y por eso me eligió Fletonio.
- Y ¿Que debemos hacer nosotros? – Pregunto
Mars Carmina.
- Tan solo esperar – En toda la noche no pude
dormir, estoy tan cansado que en cualquier momento caeré sin demora en el mundo
donde cualquier cosa es posible.
Tal como lo dijo el pintor, Mars Carmina y
Jurio lo dejaron en casa para que pudiera descansar y salieron para caminar
mientras tanto sobre la orilla del lago.
Cuando regresaron por la tarde encontraron
despierto al pintor y pensaron que estaba listo para dar información al
respecto, pero no fue así. El pintor no había podido dormir en todo el día, sus
ojeras se acrecentaron y sus ojos se volvieron más rojos, pareciese como si en
cualquier momento se pudiera quedar dormido, pero la pregunta era ¿Hasta cuando?
pues tan solo faltaban dos días para el juicio final de Fletonio. La
preocupación se apodero de la situación cuando llego la noche y el pintor no
mostraba ningún cabeceo para invocar el sueño. Jurio reacciono rápidamente y propuso
llevar al pintor con una vieja herbolaria de Vermilia, la cual podría hacerla
dormir en un algunos pocos segundos con ayuda de sus hiervas de múltiples
efectos, pues pensó que pudiera ser que el pintor tuviera un embravecido
insomnio. Mars Carmina acepto el plan y dejaron la casa de Jurio para
encaminarse a Vermilia.
Caminaron un tiempo de nuevo por la calles
hasta que llegaron a la casa de la vieja herbolaria. Vivía en una especie de
sótano al cual se accedía por una escalera en la calle y que bajaba al
subsuelo. Su casa estaba llena de casuelas y racimos de diferentes plantas,
cuando Jurio le comento que querían hacer dormir a uno de ellos la vieja
herbolaria comenzó a calentar una de sus casuelas en la fogata, a la cual iba
agregando diferentes ingredientes y cuando la mezcla estuvo lista se la dio a
beber en una taza al pintor. Esperaron allí sentados cerca del fuego a que la
pócima hiciera sus efectos.
El pintor se sintió mareado, el dolor de sus
heridas desapareció, se sintió relajado y feliz; las llamas de la fogata
comenzaron a danzar para él, y la luz proveniente del fuego cambio su
estructura de ráfagas por círculos de luz que rodeaban el fuego, estos se
hacían mas grandes conforme mas cerca estaban de los ojos del pintor, figuraban
como pequeños planetas alrededor de un sistema solar y las chispas que volaban
en el lugar como pequeñas estrellas que adornaban ese minúsculo universo. El
pintor volteo a ver a sus compañeros pero ninguno de ellos conservaba su
rostro, habían sido borrados y parecían maniquís vivientes. Se miro a si mismo
y vio como en su cuerpo habían germinado verdes plantillas que salían de su
piel, se veía a si mismo como un tronco viejo que volvía a encontrar la vida
entre su dura coraza; escuchaba el lenguaje incomprensible que decía esa vieja
y sus compañeros y sentía como ese sonido se colaba como si fuera liquido por
sus oídos. Volvió a ver la fogata que seguía bailando y de pronto figurillas
humanas comenzaron a salir de ella para danzar enfrente de él, y después por
toda la habitación. La fiesta de esas figurillas se prolongo, hasta que la
fogata se enfureció escupiendo chispas por todos lados, entonces las figurillas
asustadas regresaron a casa, el pintor se sentía cada vez mas cansado; las
llamas comenzaron a crecer y tomar una forma definida, de pronto el pintor se
dio cuenta que ya no estaba en su realidad, había cruzado el umbral de los
sueños, esa fogata creció hasta tomar la forma de una casa en llamas; el pintor
por fin estaba dormido.
Mars Carmina y Jurio levantaron al pintor y
lo llevaron a la cama de la vieja herbolaria para no dejarlo tirado en el
suelo. Estaban muy angustiados por la situación, pero decidieron pasar la noche
allí en la casa de la vieja herbolaria ya que no les quedaban muchas
oportunidades de salvar a Fletonio. Esa causa había unido a esos tres, que en
alguna parte de su existencia habían rozado en los límites de la enemistad. Pero
que bajo la presión de aquel caso habían olvidado las superfluas cosas que les
separaron, solo para identificarse el uno con el otro, pues cuando las penas
nos sucumben todos nos volvemos uno solo, para poder salir adelante; y esa pena
era el injusto castigo del noble Fletonio el cual se había ganado la simpatía
de todos ellos.
En otro lugar fuera del tiempo y del espacio
el pintor se revivía a si mismo. Sentado en una silla y pintando la que seria
su última obra, en el mismo departamento donde nació por segunda vez y donde
había derrotado a su agresor por primera vez. Era el departamento de Fletonio
ubicada en Grunstia, al cual se mudo después de romper relaciones con Midelo
Angelius. Ahora el pintor estaba viviendo allí por solidaridad de su amigo.
Pero ahora el tan solo podía pintar un cuadro como si fuera su última arma
contra la locura del mundo en el que vivía, pues muchas cosas habían pasado
desde entonces, todas ellas le rebotaban dentro de su cabeza sellada a la
comprensión, pues aunque pintaba tranquilamente el sudor no podía esconder su
exaltación ya que precisamente en ese instante acababa de escapar de una peligrosa
situación.
Todo comenzó cuando Lomdar reapareció, ese
negro personaje había cambiado un poco, de ser una salvaje criatura de
destrucción se volvió un maligno manipulador. Quería tomar control de la vida
del pintor, pero este se rehusó de tal manera que a Lomdar se le colmo la
paciencia y una noche incendio la casa del pintor mientras este dormía, por
suerte él despertó para escapar del peligro. El pintor ante tal desgracia, se fue
a vivir a la colonia Depoctirio, que era una gran planicie donde se habían
amontonado cientos de automóviles que estorbaban en las calles y que en ese
entonces eran usados como casas improvisadas, allí llegaban temporalmente los
viajeros, los mercaderes extranjeros o cualquier persona que no contara con
alguna vivienda en la ciudad. Permaneció allí escondiéndose de Lomdar, pero
parecía que todos sus intentos eran en vano. Un día Lomdar fue a visitarlo al
fallecido automóvil en el que vivía y lo obligo a someterse bajo sus ordenes,
para ello le mostro una carta escrita por Mars Carmina en la que ella se
despedía del pintor por el momento, pues se marchaba al lugar indicado donde
esperaría para reunirse con él en matrimonio. Eso desconcertó al artista, pero
después de eso Lomdar le confeso que había engañado a Mars Carmina para que se
fuera a un lugar escondido pues ella estaba en la creencia que el pintor se
reuniría con ella y así pudieran comenzar una vida nueva lejos de esas
colonias. El pintor enloqueció pero Lomdar le advirtió que si deseaba volver a
ver a Mars Carmina tendría que obedecerlo en caso contrario jamás volvería a
verla pues no podría saber donde es que ella estaba. Esa fue la manera en que
ese demonio tenia secuestrada a Mars Carmina, lo cual era la excusa definitiva
para que el pintor se rindiera ante ese loco. El pintor pudo comprobarlo
visitando a sus amigas, las cuales confirmaron el viaje definitivo de la mujer,
pero todas desconocían su paradero. No había manera de escapar, esta vez Lomdar
había derrotado al pintor y quien sabe como es que logro engañar a esa mujer de
tal manera. El pintor perdía a su amada justo después de que había logrado
convencerla para que le correspondiera, era una tragedia que alcanzaba el punto
más perfecto y feliz solo para caer con más fuerza desde el lugar más alto.
Poco después de eso Fletonio lo invito a
vivir con él y el desprotegido pintor acepto regresar a esas colonias. Así es
que desde ese entonces esos dos rebeldes convivan juntos dentro de ese
departamento, uno luchando contra la omnipotencia de Midelo Angelius y el otro
luchando contra el demonio que le atormentaba. Fletonio por su parte había
declarado con las autoridades, había hablado con el consejo de maestros, pero
nada podía culpar o disminuir el apoyo a este analítico sujeto. El físico
perdió mucha reputación entre los maestros, pues su lucha afán contra el
concepto devorador que el figuraba estaba fastidiando el ambiente académico,
era una guerra psicológica en la que Fletonio estaba perdiendo terreno. La
psicosis del físico comenzó cuando todavía trabajaba con ese maestro. Pero el
suceso definitivo ocurrió esa misma noche, una revelación estableció el
conflicto; cuando el pintor ya estaba derrotado frente a Lomdar, y cuando
Fletonio ya estaba exiliado de los proyectos del Matemático. Esa misma noche,
algunas horas antes de que comenzara su última obra, el pintor había sido
sacado del departamento a almohadazos por el físico; Fletonio solo confiaba
ciegamente en el pintor es por eso que recurría a él cuando realizaba ese tipo
de actividades encubiertas, y esa noche planeaba realizar un reconocimiento al
laboratorio de Kerovia. Ambos caminaron hasta esa escuela. Era bastante noche y
las calles ya estaban solitarias, en la caminata el frio aire los hizo
acurrucarse en si mismos, pero nada los hizo titubear para llegar a la fachada
de la imponente escuela que se encontraba en una de las colonias más
tecnológicas de la ciudad, esa era la escuela mas importante de todas, era
enorme y estaba edificada en medio de un gigantesco jardín, parecía una especie
de parque botánico, pero adentrándose en él se podían encontrar muchas aulas,
unos cuantos edificios y algunos laboratorios de la institución. Claro que a
esas horas de la noche estaba totalmente desocupada y bastante solitaria, solo
una gran reja de acero los separaba de aquella experiencia natural. Entre los
dos se ayudaron para escalar por esa reja y adentrarse entre los arbustos y
arboles de los jardines. Los guardias hacían recorridos nocturnos para proteger
la escuela de los ladrones, pero era muy fácil esconderse entre toda esa flora;
en realidad era mas el respeto a la escuela que toda esa seguridad lo que
mantenía intacta esa casa de estudios. Esos dos lograron llegar hasta el
laboratorio evadiendo algunas linternas de guardias y guareciéndose entre la
naturaleza, como ese edificio estaba cerrado entraron a él por medio de una
ventanilla que rozaba el pasto, la cual daba a un sótano de la estructura y que
a su vez Fletonio estaba asegurado de que no cerraba correctamente. Así fue
como pisaron en el interior de aquel laboratorio de supuesto conocimiento y
raciocinio, pasaron por algunos pasillos hasta que llegaron a una zona libre de
la visión de los guardias y donde podían prender cómodamente las luces de la
habitación; que como ya se había mencionado solo las instalaciones importantes
estaban electrificadas con ayuda perpetua de la luz solar y del viento. Aquella
era una cámara circular, deslumbrada por el blanco de las lámparas, en las
orillas se podían apreciar escritorios con computadores y herramientas de
análisis, anaqueles llenos de herramienta de laboratorio, los cuales junto con
otras maquinas de mediciones estorbaban la visibilidad del final de ese
laboratorio. Sobre todo en ese lugar se imponían unos grandes contenedores
llenos de una materia roja. En el centro se encontraba una celda cilíndrica de
vidrio la cual era muy amplia y dentro de ella se podía apreciar alguna especie
de molusco gigante, pero cuando el pintor se acerco pudo apreciar en detalle la
forma de aquella simbiosis que pareció despertar reaccionando a la luz. Era
como una gigantesca célula, su corteza estaba formada con cuerpos humanos,
todos ellos se asomaban desde el tórax proviniendo del centro de esa célula,
formando así una única entidad biológica. Unos tubos salían desde el techo de
ese aislamiento solo para clavarse en la corteza de esa cosa. Fletonio no tardo
mucho en explicar al pintor lo que era esa abominación.
- Este es uno de los tantos proyectos de
Midelo Angelius pero sin lugar a dudas el mas desquiciado de todos ellos.
Durante todo el tiempo que trabaje en ella me percate del comportamiento de
esta cosa, la cual aun esta adormecida pero que en sus momentos diurnos
presenta muchísima actividad. Los miembros de la corteza de esta simbiosis han
perdido toda simpatía por la serenidad, se nos ha hecho imposible comunicarnos
con ellos, pues el constante contacto entre miembros los distrae entre si y los
alborota, pues a pesar de que todos están amontonados algunos llegan a sentir
su espacio invadido comenzando así disputas a golpes y en ocasiones la pelea se
extiende entre todos los miembros de la simbiosis al igual que se esparce una
onda en un charco. Es una criatura voraz, si es que se le pude llamar en
singular; a crecido bastante desde que comenzamos a criarla. Las criaturas de
afuera se encargan de absorber el alimento y suministrarlo al centro de la
simbiosis desde donde se segrega a todos los demás miembros. Muchos de los
cuerpos están enterrados dentro del centro, sobreviviendo gracias al suministro
proporcionado por los del exterior, los cuales son las nuevas partes
engendradas en la corteza, pues conforme la simbiosis se multiplica y crece
deja encerrados en la seguridad de su interior a los mas viejos de ese singular
equipo; es por eso que hay algunos cuerpos viviendo como parásitos dentro de
esa cosa – Fletonio empezó a caminar, dando la vuelta a ese cilindro de cristal
que mantenía aislada a esa simbiosis – Por un momento comencé a creer que esta
cosa en realidad había sido creada para funcionar así, de esta excepcional
manera de cooperación; pero mi parecer cambio totalmente al observar eso –
Fletonio apunto con el dedo a uno de aquellos seres dependientes. El pintor
observo para ver que era lo que tenia ese cuerpo.
- No se Fletonio, los veo igual a todos – Le
respondió el pintor algo confundido.
- Obsérvalo bien, ¿De quien se trata? – El
pintor lo observo con más detenimiento y abrió la boca explayando su asombro.
- No puede ser, se parece demasiado a
Trestor.
- Claro que es él – Grito Fletonio.
- ¿Entonces esa cosa absorbió a nuestro
amigo?
- Lo dudo bastante, a mi parecer esa cosa fue
hecha por humanos y no por alguna mutación o proceso natural, tal como lo decía
mi maestro el matemático.
- ¿Qué significa eso?
- Pues de que esto no es en realidad lo que
aparenta, no se trata de investigar sobre la funcionalidad de la simbiosis, si
no que posiblemente estemos completando un trabajo que no fue capaz de
concretarse en algún otro lado; posiblemente esto provenga de Prospectia lo que
es mas probable, pues Trestor es la muestra de ello.
- ¿Qué vamos a hacer Fletonio? – Pregunto
asustado el pintor.
- Tenemos que encontrar la manera de salvar a
Trestor, tenemos que separarlo de la simbiosis sin que muera en el intento.
Fue desde entonces cuando Fletonio cambio de
actitud contra ese siniestro maestro, concretándose las dudas que lo habían
perseguido desde entonces, ya no se trataba de una pelea entre ellos dos por la
razón, si no del objetivo definido de detener a ese corrupto; pero sobro todo
confirmando la presencia de un antiguo infierno que seguía ardiendo a
escondidas de los demás. Fletonio no lo pensó dos veces e inmediatamente comenzó
a hurgar entre todo eso hasta encontrar la manera de desactivar el cerrojo de
la puerta que conducía al interior de esa celda cilíndrica. Tenía pensado sacar
a Trestor de aquella creación orgánica, pero sus ánimos se vieron minados al
ver como todas aquellas partes de la simbiosis se alborotaban con su cercanía,
sin lugar a dudas no podría acercarse a Trestor sin lidiar con el resto de él.
La simbiosis daba un a sensación de desesperación, cada uno de sus miembros se movía
alborotadamente dentro de esa masa, como si no quisieran formar parte de ella,
unos parecían querer escapar, pero otros daban la impresión querer sumirse
dentro de ella, como quiera que fuera peleaban incansablemente entre si,
buscando un espacio dentro de aquel lugar donde no existía la intimidad; quizás
muchos de ellos estaban artos y fastidiados de esa disputa sin final, pero la
ola era interminable por lo que en su intento de desistir terminarían
aplastados y comprimidos sin nada que pudieran hacer para soportar; de esta
manera desconsoladora continuarían con esa insana actividad siguiendo a los
demás sin nada que pudieran hacer para escapar de ello. Pese a que cada uno de
esos miembros buscara explorar los confines de la vida, poder saborear los
diferentes sabores gastronomitos, conocer personas distintas a las que tenían a
sus lados, o tan solo hacer cosas nuevas y diferentes, tan solo la necesidad de
satisfacer cada una de esas partes que conforman un ser humano; ellos no podían
hacerlo, estaba obligados a continuar dentro de la unidimensional forma de vida
en la que sin saberlo de pronto se vieron sometidos, sin poder mirar atrás, sin
poder liberarse, con el único fin de seguir buscando un poco de mas oxigeno
dentro de esa simbiosis. Esa era la forma en como vivía cualquier miembro de
esa abominable cosa, sometidos dentro de un rol del cual no podían escapar
debido a todas las tajantes situaciones que por diestra y siniestra los mantenían
unidos a su corteza. Si por algún momento los sueños colorearan su cabeza y la
imaginación rodara hasta traspasar aquella celda colocándolos en otra
imaginaria posición dentro del tiempo y el espacio y así se encarrilaran sobre
alguna interminable vía cósmica llena de paraísos y fantásticas creaciones, tan
solo se fundiría en frustración al saber que de cualquier forma u otra no
podrían abandonar aquel riel, y que tan solo actuaban como espectadores ya que
la única forma para salir de allí era una muerte parcial, pues se requería
arriesgar todo lo que habían hecho, echar a la basura ese esfuerzo prolongado
fuera de sus necesidades individuales. El esfuerzo que daban a la simbiosis tan
solo era aceptable en paquete, dentro de ese mundo no podían existir las
fracciones; dando la impresión de que no era lo que se quedaba cada miembro si
no lo que se quedaba aquella múltiple entidad, en pocas palabras aquella comunitaria
creación era el resultado final del sacrificio interior de cada uno de sus
miembros, resultando así una gran plaga de enojo en la corteza causado por
todos esas necesidades intangibles. Claro que por supuesto la mayoría de esas
criaturas no tenía tiempo de preguntarse sobre su indeseada colocación, o tal
vez muchos estaban resignados a esa inevitable forma de vida.
¿Cómo sacar a Trestor de toda esa maraña
simbiótica? Se veía vitalmente adherido a ella, ¿Podría morir en el proceso?
Esas y más interrogantes pasaban por la mente de Fletonio mientras se adentraba
por la orilla del cristal, pero lo que más le preocupaba era no ser atrapado
por todas esas manos que se estiraban al límite buscando atraparlo. El físico
se coloco enfrente de su antiguo compañero, veía como luchaba contra todas esas
manos enloquecidas y en un intento desesperado de salvarlo trato de darle la
mano, esquivando a todos los demás miembros. Cuando por fin pudo pescar la mano
de Trestor la jalo con fuerza hacia atrás, de esta manera el cuerpo de Trestor
comenzó a separarse de la corteza, pero inmediatamente fue detenido por todos
los demás simbiontes, de pronto Fletonio sintió como es que era atraído hacia
todas esas manos que trataban de agarrarlo. El pintor al ver semejante escena
decidió irrumpir dentro de esa cámara de observación, tomo la pantalla de un
computador y la arrojo con fuerza hacia el cristal, deshaciendo en instantes el
cilindro y bañando con sus pequeños trozos a Fletonio, quien seguía estirando con fuerza. El pintor se incorporo
y ayudo a Fletonio en su lucha, entre ellos dos pudieron darle más separación a
Trestor de esa corteza, el cuerpo de su compañero salía tan sucio de sangre
como si estuviera saliendo de un pantano. No solo estaban extrayendo a su viejo
compañero si no que a su vez los miembros que se mantenían aferrados a Trestor
comenzaron a separarse, Fletonio y el pintor continuaron mas enérgicos hasta
que pudieron extraer totalmente de la corteza a su compañero, el cual seguía
siendo preso de todas esas manos de los miembros adyacentes, no obstante estos
empezaron a separarse también siendo detenidos de la misma manera por mas miembros
cercanos lo que volvió la tarea mas complicada, por momentos parecía como si
toda la simbiosis se detuviera entre si, pero la esperanza llego cuando Trestor
pudo tocar suelo y a pesar de estar todavía capturado por sus compañeros se
unió a la causa de liberación. Con la ayuda de Trestor fue posible sacar
algunos otros que a su vez se unieron para seguir arrastrando fuera de la
corteza a todas esas manos que se aferraban de ellos, de repente la ayuda se
multiplico bastante que el esfuerzo para sacar a todos los demás miembros de
esa simbiosis se volvió descomunal hasta que esa masa orgánica se convirtió en
una esfera orgánica liza en su corteza, con decenas de cuerpos tirados a su
alrededor. Los cuerpos parecían como si se estuvieran ahogando, eran como bebes
que acababan de nacer, tan solo su medio había cambiado pero quien sabe que tan
fuertes eran como para ser capaces de adaptarse a él.
La simbiosis sangraba por todos lados cada
vez más, emanando bastante liquido espeso, hasta que gran cantidad de gases
comenzaron a salir desde su interior, llenando la cámara rápidamente; esa
simbiosis termino por desinflarse como un balón de fútbol ponchado por alguna
espina, hasta que solo quedaron residuos de ella y un asqueroso gas en el
laboratorio.
Cuando el gas se disperso mientras todos esos
cuerpos se retorcían en el suelo, Fletonio se desplomo cayendo al piso. El
pintor acudió a socorrerlo pero el físico no reaccionaba, lo cacheteo para
intentarlo sacar del desmayo pero Fletonio continuaba fuera de si, quizás esos
gases causarían una asfixia en él, como quiera que halla sido no hubo tiempo de
pensarlo mucho, pues en esos instantes la puerta del laboratorio comenzó a ser
golpeada. El pintor se asusto y se escondió detrás de los estantes y
computadores en el fondo del laboratorio. Un instante después la puerta se
abrió y una docena de uniformados penetraron en la habitación. Venían armados
con armas prohibidas y comandados por el sobrino de Midelo Angelius, tomaron
preso a Fletonio y liquidaron de un disparo a cada uno de los miembros
extraídos de la simbiosis. Al ver la escena el pintor busco desesperadamente la
manera de salir de esa pesadilla, pero tan solo podía ver la investigación
acumulada de miles de cientificos reflejada en los extraños aparatos de ese
secreto lugar. Mientras recorría la vista con la mirada escucho un susurro al
oído que le dijo que lo siguiera. Al voltear la cabeza vio a uno de aquellos
uniformados que estaba parado a un lado de él, sin decirle otra cosa mas se
adentro en la densidad de ese laboratorio y el pintor lo siguió, pues sabia que
si los demás uniformados lo encontraban su destino se volvería incierto. El
pintor se escurrió entre todas esas maquinarias y anaqueles siguiendo a ese
sujeto, hasta que se toparon de frente con una rejilla de ventilación. El
sujeto la arranco sorpresivamente con una de sus manos y se introdujo en ella,
el pintor lo siguió pues podía escuchar los pasos de esos uniformados que se
acercaban. Pasaron ese estrecho camino hasta llegar a otra habitación donde el
pintor pudo apreciar que ese sujeto se trataba del mismísimo Lomdar el cual
espero a un lado del conducto de ventilación a la expectativa del uniformado
que los seguía, cuando el desdichado asomo la cabeza, Lomdar la desapareció de
la faz de la tierra de igual manera que se desaparece a una hormiga con el
zapato. El pintor estaba tan asustado que no le quedo otra cosa más que hacer, tan
solo obedecer a la temida bestia de Lomdar.
- Yo te sacare de aquí – Le dijo el que alguna
vez fue su compañero de casa. El pintor tan solo asintió con la cabeza.
El pasillo estaba oscuro, pero las luces de
todo el edificio no demoraron en activarse. Las lámparas ubicadas en las
esquinas debajo de una capa de vidrio en el suelo se encendieron en orden una
por una, desde atrás de donde estaban hasta lo lejos del pasillo, mostrando así
el camino que debían de seguir hasta una puerta. Cuando se encontraron frente a
ella Lomdar prohíbo al pintor cruzarla hasta que el regresara por él; Lomdar
atravesó la puerta y la cerro. El pintor podía escuchar los gritos de los
uniformados del otro lado del muro, el sonido de las metrallas seguidos del
industrial sonido de la devastación material, después se escuchaban
desgarradores gritos de dolor. La secuencia se repitió varias veces hasta que
el alboroto se torno silencioso. Pocos minutos después Lomdar regreso por la
puerta salpicado de mucha sangre que no era de él, e invito al pintor a
seguirlo. Entrando a esa administrativa habitación el pintor pudo apreciar progresivamente
los cuerpos mutilados de los uniformados, la sangre corría como pequeños ríos
sobre el mapa geológicos del suelo, los escritorios estaban deshechos por las
metálicas termitas que arrojaban las armas de los difuntos y cientos de papeles
estaban dispersados por todo el lugar como si un tornado se hubiera generado
allí mismo.
Continuaron caminando en medio de esas
destrozadas oficinas cuando de pronto el pintor pudo observar un ventilador en
el techo del cual colgaban cuatro uniformados, uno en cada una de las aspas. El
ventilador giraba lentamente y los cuerpos ensangrentados aparentaban vida
todavía. El pintor no tenia idea de cómo es que Lomdar se tomo el tiempo para
acomodarlos de esa manera, el otro pintor que llevaba dentro y que servia como
espectador tan solo creía que esas manifestaciones eran burlas de su alterada
conciencia. Sobre todo cada uno de esos cuerpos mostraba un tipo de tortura que
Lomdar había hecho en ellos. El primero de ellos se mostraba totalmente
absorbido, era como si todas sus entrañas hubieran sido extraídas desde su estomago,
parecía una flácida momia pero pese a eso continuaba con vida. El segundo de
ellos le había arrancado los ojos, los dedos de sus manos y también la lengua en
su boca desde donde escupía litros de sangre, pero pese a eso continuaba
moviéndose. El tercero era el menos dañado de todos, relativamente hablando
pues sus piernas estaban mutiladas con las mismas armas de usaron para intentar
defenderse. El cuarto de ellos estaba muerto de un balazo en la frente. El
pintor y Lomdar se acercaron a ellos y mientras el ventilador giraba y su
sangre se derramaba escucharon una voz.
- Muerte al criminal – Dijo al que le habían
cortado las piernas, mientras derramaba sangre al hablar, la cual se juntaba en
un enorme charco en el suelo.
- Ustedes son los únicos criminales –
Respondió el pintor – No tenían porque matar a todos esos simbiontes, mucho
menos llevarse a Fletonio.
- Te equivocas – Respondió al que le habían
extraído los intestinos – Nosotros actuábamos en pos del bien, bajo la mano
dura del castigo, pero obrando por el bien común, obrando por la paz – Hablaban
con dificultad, no les quedaba mucho tiempo de vida. El ventilador seguía
girando mientras hablaban y de momentos perdían el contacto visual.
- Ustedes me dan risa – Les dijo Lomdar –
Actúan en contra de algo pero usando ese mismo recurso, no tienen vergüenza,
todo el dolor que ahora recorre sus nervios es el resultado de esas acciones,
es la rebelión oprimida que surgió de mi solo para ponerlos en el lugar que
merecen.
- Usted no comprende el bien ni el mal – Dijo
el de las piernas cortadas.
- Como va a ser capaz de ver la negrura de
sus acciones, si nadie les dice que el negro esta mal – Dijo el necesitado de
intestinos.
- Nuestro maestro nos ilustra y nos dice que
es lo que esta mal y que es lo que debemos hacer. Cualquier persona que caiga fuera
de esas acciones tan solo puede ser reprendida con todo el odio que se merecen,
no importa si eso implica obrar mal en él, contrariando si es necesario nuestros
principios, y si es que no pudiéramos hacer nada solo nos queda aventarlos al
la fosa de la indiferencia – Dijo el de las piernas cortadas.
- Ahora vemos que gente como tu no puede
obrar mal, porque ni siquiera comprende que es eso – Dijo el falto de
intestinos.
- Nosotros buscamos la paz común,
continuaremos luchando y causando desarmonía mientras no alcancemos esa meta.
¿Pero dime tú que buscas? – Dijo el de las piernas cortadas.
- Nosotros buscamos la paz interior –
Respondió el pintor. Los dos uniformados con los que conversaban comenzaron a
burlarse.
- La paz interior no nos importa a nosotros,
no nos importa que usted este bien consigo mismo, lo único que nos interesa es
buscar que nosotros nos podamos sentir bien. Queremos ver que usted obre como
nosotros esperamos que obre, queremos ver que usted haga realidad nuestras
ilusiones – Dijo el de las piernas cortadas. Ambos escupían sangre e
inmundicias al hablar.
- Esa paz interior será una mentira mientras
no cumpla con los preceptos de nuestra verdadera paz – Dijo el falto de
intestinos – Y mientras usted nos contradiga, nosotros lo combatiremos.
- Ustedes están verdaderamente equivocados –
Les grito Lomdar – Todo mundo tiene una intuición interna que le dice que es lo
que verdaderamente esta mal y que no, ustedes están tan cegados que son
incapaces de ver sus demonios internos y tratan de crearlos en lugares fuera de
si – Lomdar tomo la mano del que no tenia piernas e hizo girar el ventilador
tan rápido, que los cuatro cuerpos cayeron sobre su charco de sangre y en el
terminaron de morir, acabando así con algo que comenzó mucho antes de que
entraran a esa escuela.
Era increíble ver como esas personas veían la
maldad inclusive donde verdaderamente no existía o carecía de sentido, el
adoctrinamiento al que habían sido sometidos los desligaba de las realidad y
los sumía en un mundo de fantasía donde lo único que buscarían seria complacer
a su maestro, inclusive si era necesario hasta destruir la felicidad de los
demás, pues según ellos solo así podrían alcanzar la verdadera alegría. Pero no
cabía duda que después de todo tan solo se trataba de unos muertos. Quizás ese
repudiado sentimiento de la muerte los ilustro y les dio la libertad que
necesitaban, y tal vez en ella encontraron la verdad.
Lomdar continúo guiándolo en el escape abriendo
una de las ventanas de esa oficina solo para poder escapar hasta un patio. Afuera
todo el patio estaba construido con losas de piedra, y unas columnas lo
separaban del resto de los edificios con un pequeño techo que no duraba mucho
pues en el patio podía apreciarse el paisaje estelar en el firmamento. Lomdar
camino hasta el centro de él, el pintor aguardo donde estaba de tal manera que
pudo observar como es que un uniformado se acercaba lentamente por atrás de
Lomdar apuntándole con su arma, inmediatamente el pintor trato de socorrerlo,
pues sabia muy bien que a pesar de que Lomdar fuera el ser mas desquiciado,
despiadado y extremista que podía existir, también sabia que él era la única
persona que lo podría sacar con vida de ese lugar. Se acerco sigilosamente al
uniformado y le jalo su arma por detrás y comenzaron a forcejear por ella. La
lucha no pudo prolongarse pues Lomdar no tardo en percatarse de lo sucedido y le
atravesó el cuerpo con su mano, traspasando el pecho del uniformado solo para
tomar por el cuello al pintor.
- No vuelvas a dudar cuando se trate de tu
bienestar – Le dijo mientras de su brazo colgaba el cuerpo del uniformado y con
su mano ensangrentada agarraba el cuello al pintor.
Lomdar lo soltó y se encamino hacia la salida
de ese patio, la cual daba hacia los verdes jardines de la escuela.
La niebla reinaba en el lugar, haciendo el sueño
más borroso y confuso, era imposible diferenciar si esa neblina era por el
estado somnoliento del viejo pintor o si es que así ocurrió en realidad.
Entre todo ese gigantesco jardín que recubría
las aulas de esa escuela se podía sentir el mismo sentimiento que al estar en
medio de un bosque desconocido, por el día la normalidad regresaría a esa
escuela y volvería a ser un honorable lugar, pero durante esa noche de caos la
eternidad de la muerte rondaba por toda esa vegetación. El resto de los
uniformados marcharon sobre los despejados jardines pastosos y se introdujeron
en la densidad del jardín con el único y definido objetivo de exterminar a los
intrusos de esa maravillosa institución.
En ese momento el pintor y Lomdar se
separaron, aquel demonio en el cual ahora el pintor se escudaba se había
perdido entre la maleza.
En el cielo se podía apreciar un visible
esclarecimiento, pues estaba por amanecer y una ligera brisa de lluvia se dejo
caer lentamente desde las alturas. El pintor se sentía débil en medio de todos
esos hermosos rosales llenos de espinas, las enrojecidas flores resaltaban
sobre el oscurecido verde del paisaje, haciendo así la vista agradable al ojo
humano, como si se tratara de una población de hadas que brillan con el intenso
del carmín y que recorrían las calzadas de su legendaria colonia escondida
entre la imaginación de ese bosque. Era agradable verlas, pero el intenso dolor
de las puntiagudas espinas que rodeaban aquella fantasía lo hacia despertar de
aquel sueño que irónicamente estaba dentro de otro recuerdo y a su vez dentro
de una retrospectiva somnífera. El pintor al sentirse solo y desprotegido solo
pudo tirarse sobre sus rodillas a la húmeda tierra que cimentaba el extenso
jardín. Tomo con sus manos el moldeable barro que se escondía entre el escaso
pasto del suelo y lo apretó hasta que todo aquel se escurrió por sus perfectos
dedos. En ese instante pudo escuchar los infames disparos de los uniformados,
la altura del jardín escondía a todos sus internos pero el humo de las
detonaciones se escapaba fuera de él por todo rincón del mismo, haciendo
parecer a ese hermoso paisaje un campo de batalla. Se escuchaban gritos de
dolor por donde quiera, el miedo recorría el aire y se podía percibir en cada
inhalación la pólvora que resonaba a toda potencia, se podía escuchar como es
que los uniformados corrían entre la maleza. Quizás Lomdar estaba allí dándoles
cacería a todos ellos, cuales sorprendidos y asustados por la demoledora presa
habían enloquecido y estaban fuera de control. El pintor siguió allí tirado,
las diminutas partículas de agua con las que el cielo roseaba esos arbustos ya
habían generado algunos charcos. El pintor estaba tremendamente asustado, tanto
que el miedo se trasmitía y sobrepasaba los limites de esa retrospectiva; su
respiración era rápida y profunda y su mirada cambiaba de un lugar a otro,
buscando desesperadamente un rincón donde colocar sus ojos hasta que su vida se
extinguiera. Allí fue donde pudo observar a un grupo de hormigas que luchaban
contra las portentosas corrientes de los charcos de agua, charcos de agua que
para el pintor no significaban problema alguno. Unas cuantas estaban atrapadas
entre islas formadas en la tierra, otras mas se aferraban en las puntas del
pasto para no ser arrastrados y otras tantas escalaban los rosales y se
alimentaban en la seguridad de sus hojas. El pintor sabia que esas hormigas no
podían hacer nada directamente para detener a esa lluvia que los acosaba,
quizás si crecieran entre todo ese campo dificultoso y se multiplicaran tanto
como para devorar toda la exagerada vegetación cercana quizás podrían espantar
a su vez a las lluvias. Pero ahora no les quedaba más que escapar dejando atrás
su vida grupal y buscando la salvación a toda esa marea de incertidumbre, pues
solo salvándose así mismas podrían mantener a su colonia con elementos fuertes para
evitar su decaimiento. Ese mismo sentimiento de supervivencia y valor para
dejar atrás la seguridad del grupo y así seguir adelante en un solitario camino
termino por empapar al pintor quien se levanto de donde estaba para escapar de
ese desquiciado lugar, en el cual se seguían escuchando detonaciones por todos
lados. En ese mismo instante un uniformado salio de entre la maleza y se paro
frente a él, pero no lo agredió ni mucho menos le dijo palabra alguna, tan solo
lo miro con unos ojos de profundo desconsuelo, después se escucho una
detonación y aquel uniformado callo al suelo muerto. El pintor continuo
caminando pasando por encima de ese cuerpo al cual se le acababa de escapar el
aliento. Logro llegar a una zona menos densa, llena de palmas y arbustos
recortados, los cuales formaban figuras con sus hojas, entre ellos había
cuadrados, triángulos, jirafas y aves formadas gracias a la destreza de los
jardineros que tenían talento para crear, aunque ya muchas de esas figuras
estaban incompletas y agujeradas por aquellos uniformados que solo sabían
destruir. Allí pudo observar de cerca aquel campo de batalla, donde los
uniformados se perseguían entre ellos, disparándose y escondiéndose de sus
propios compañeros, así se exterminaban hasta que todos ellos caían al suelo
dejando cada vez más silencioso y enrojecido ese escenario. Al parecer se
habían olvidado de que formaban equipo en aquella misión, todo indicaba que la
confusión y las equivocaciones dieron comienzo a una absurda lucha en la que lo
único que importaba era sobrevivir y eso solo se podía obtener aniquilando a
sus otros confusos compañeros, los cuales también buscaban exterminarlos para
salvar su existencia. En medio de todo ese bosque la inseguridad había jugado
una mala racha a sus verdaderos motivos, haciéndolos perderse en ese laberinto
con paredes de cansancio y que como única solución era el auto aniquilación.
Ese combate era tan absurdo como aquella lucha orgullosa entre niños, el cual
uno le pega al otro y con tal de no demostrar ser inferior este le contesta, y así
la intensidad de los golpes aumenta hasta que los dos están completamente
machacados por los golpes, concluyendo así lo que trataban de evitar con cada
uno de sus puñetazos. En esa estresada área no había cabida para la reflexión,
nadie se podía detener a para formular un nuevo orden, únicamente se
involucraba el instinto de supervivencia que los arrastraba a continuar así. Y
es muy cierto que el ser humano siempre será preso de algo, pero hay cosas en
las que vale la pena estar involucrado y otras en las que da vergüenza a
nuestra honra.
En pocos minutos, las detonaciones cesaron y
un gran silencio se apodero del lugar, todos estaban muertos, la guerra por fin
había terminando dejando a un solitario vencedor para que contemplara su triste
victoria. El pintor aprovecho la oportunidad para salir corriendo de ese jardín,
brinco la barda de la escuela y así de fácil se dirigió a su departamento.
Eso fue lo que había sucedido tan solo hace
unas horas, pues cuando el pintor llego a su casa solo pudo tomar los pinceles
y desarrollar la que tal vez seria su última pintura, tratando así de que su
mente pudiera evadir lo sucedido y esconderse de las atrocidades que lo
rodeaban, eso era lo que para el ahora significaba su profesión. Pintaba como
si fuera su última petición al frente de un pelotón de fusilamiento, como su
último trago de vino; y se daba prisa, pues no sabia lo que podría hacer
Lomdar, el cual estaba sentado en el sillón del departamento, observándolo
detenidamente y con una mirada que le penetraba los huesos. De cualquier manera
el pintor no pudo terminar ya que Lomdar se levanto del sillón y detuvo con su
mano el pincel del pintor.
- Esta noche morirá alguien y no será
Fletonio – Le dijo Lomdar.
- Acaso estas loco – Le contesto el pintor –
Tu mismo viste el poderío de esos tipos, debemos tomar nuestras cosas y escapar
de aquí cuanto antes. Quizás sus secuaces estén buscándonos.
- Quizás ya no halla más secuaces – Lomdar se
encamino a la puerta y la abrió - De cualquier forma tú deberás obedecerme si
es que deseas volver a ver a Mars Carmina – El pintor frunció su boca y levanto
sus cejas formando una cara desesperada de tristeza.
- No por favor no, haré lo que quieras, pero
déjame ver a Mars Carmina otra vez – El pintor por poco estallaba en llanto.
- En ese caso alístate, que vamos directo a
la casa de Midelo Angelius ubicada en la colonia Muntionela, vamos a sacar a
Fletonio de ese lugar, y ya que estemos allí también nos cargarnos algunos
gordos.
Así fue como inicio toda esta historia y a la
vez finalizo para después volver a resurgir y repetirse fuera del tiempo y el
espacio. El pintor caminaba a un lado de Lomdar en esa fría mañana sin saber
que ese día moriría de alguna forma, o quizás encontraría la cura a todos sus
males al tomar un sorbo del leteo. El pintor a través de los años se había
vuelto un ser verdaderamente temeroso y sin voluntad, a tal grado que Lomdar lo
controlaba con extrema facilidad usando su rígido temperamento que
paralelamente al pintor se hacia mas temerario; pero pese a todas los recuerdos
el pintor no podía divisar el punto o el momento en que su vida fuera condenada
de esa manera, por su mente solo podía pasar la idea de que siempre había sido
así.
El camino empedrado los guió a Muntionela y
las estatuas los saludaban en cada esquina, todavía era muy temprano y casi no
se veía gente en ningún lugar, ese lugar más bien parecía un pueblo fantasma
donde cada uno de sus habitantes había sido convertido en piedra, cual pudiera
ser el castigo por haber llevado una vida tan monótona. Continuaron caminando,
hasta que esos dos se encontraron frente a la gran casa del Matemático, la casa estaba separada de las calles por una
reja de hierro. Aquella era una casa antigua y muy grande, con una escalera de
piedra como entrada y unas estatuas de leones custodiándola, las ventanas eran
largas desde muy cerca al piso hasta el techo de la misma a pesar de que la
casa era de dos pisos, además de que encima de su doble puerta de entrada se
encontraba un gran reloj, recordando a todo aquel que pasaba frente a la casa
que todo lo que existe esta en función del tiempo.
El pintor volvió a despertar, atravesando las
barreras del tiempo y transformando el espacio. Estaba bastante somnoliento
debido al brebaje que lo hizo dormir y se podría decir que por esos instantes
todo el dolor que lo lastimaba parecía no existir. Después de ese enloquecido
episodio pudo por fin aclarar lo que había pasado con ese crimen, solo después
de traer de vuelta todos sus desgraciados recuerdos. El pintor se sentía
castigado, reprendido, como si todo ese malestar fuera un precio agregado a su
despertar, como un pequeño bebe que llega al mundo sin falta alguna pero que
tarde o temprano tendrá que sobrellevar los golpes que abundan en el mundo en
el que acaba de aparecer. Tan solo era que se le hacia inconcebible aceptar que
la vida estuviera llena de sufrimiento, la mayoría de los seres humanos
prefieren no mirar esa cara de su existencia y prefieren engañarse a si mismos
hasta el fin de sus días, creyendo que todas sus horas estuvieron llenas de
diversión y felicidad. O quizás sea que los momentos de felicidad sean tan
abrasadores que hagan desaparecer el tedio y el dolor que abunda en su mayoría.
Mars Carmina y Jurio miraban desconcertados
al pintor, su cara les indicaba que había encontrado algo, Jurio trato de
preguntarle pero el pintor asintió rápidamente con la cabeza dando a entender
que tenían lo que necesitaban. Después de tomarse un te rejuvenecedor preparado
por la herbolaria, los tres marcharon hacia el tribunal pues sabían muy bien
que el tiempo de Fletonio se había terminado. En el camino no se hablo ni una
sola palabra, tanto Mars Carmina como Jurio sentían que el pintor quizás
hubiera podido encontrar rastros de la antigua telaraña amorosa tendida por
Mars Carmina sobre el camino de esos dos y se sentían avergonzados, el pintor
por su parte también se sentía avergonzado, pero ya no por nada de eso si no
por todas los chorros de sangre derramados por Lomdar y del cual fue cómplice,
y a su vez entristecido por el terrorífico desenlace que giraba en torno a sus
recuerdos. No demoraron en llegar al tribunal y cuando el pintor dijo a los
alguaciles que estaba listo para declarar ellos diligentemente comenzaron la
audiencia para el juicio. El pintor se quedo solo, fue separado del cobijo
de Mars Carmina y Jurio, sin tener la
remota idea de que no los volvería a ver
jamás; a ese amor que le carcomió todos sus huesos y a ese personaje que tanto
le molesto y que ahora no significaba absolutamente nada. Así fue conducido por
los alguaciles hacia un pasillo que lo llevaría ante el estrado, fue arrastrado
de igual manera que cualquier otro ser consciente es arrastrado lejos de sus
amigos por los designios del destino.
El jurado descansaba sobre una tribuna a su
izquierda, y enfrente de él se encontraba el juez, sentado en un alto conjunto
de silla y escritorio desde donde el juez miraba al pintor como un dios del
olimpo mira a los mortales, con un golpe de su martillo hizo retumbar la sala,
así todo mundo guardo silencio solo para escuchar como se arrastraban las
cadenas del acusado, el cual había sido traído para presenciar lo que seria su
sentencia o su salvación. El martillo justiciero volvió a retumbar en la sala
haciendo erizar los cabellos del pintor, el cual se estremeció al sentir como
una fuerza desconocida lo arrastraba hacia la silla de los testigos. No pudo
poner resistencia y no fue necesario que ningún alguacil lo escoltara hasta
ella, pues el era bastante consciente de lo que tenia que hacer en esos
momentos. Cuando se sentó en esa silla pudo apreciar la sala y a sus
integrantes en su totalidad, los coloridos vitrales que decoraban los muros
hacían que una luz amarillenta encandilara los rostros de todos aquellos que
allí estaban presentes. Le colocaron el detector de mentiras y solo basto de un
golpe más de aquel divino martillo para que el pintor comenzara su declaración
final. Abrió la boca y en un principio las palabras no querían salir,
enmudecidas por la temeridad que lo había llevado hasta allí y que sin saberlo
lo habían atado a ese suplicio, pero después de tragar saliva se estremeció al
comprobar como sus palabras resonaban en aquella sala.
- El asesinato ocurrió durante una fría
mañana – Dijo el pintor que ya no podía echar marcha atrás sus declaraciones –
Yo y otro compañero nos encaminamos muy temprano hasta la casa del maestro
Midelo Angelius con el único motivo de averiguar donde es que estaba Fletonio.
Mi compañero me sugirió que entráramos en silencio y por alguna entrada alterna
a la casa pues temíamos por nuestra seguridad y la seguridad del acusado.
Siguiendo esa idea subimos por la reja hasta encontrarnos en el patio de la
casa y una vez allí observamos el lugar para tratar de encontrar una entrada
alterna que no tardamos mucho en averiguar, pues se veía claramente una ventana
abierta a la cual se podía acceder subiendo por unas enredaderas, así lo
hicimos hasta que por fin llegamos al interior de la casa. La casa era en su
extremo vacía, el piso de madera podía aliviar el agobio del frió aire. Ese
lugar era extrañamente vació, no significaba nada y a la vez lo era todo, las
paredes pintadas de un oscuro carmín estaban limpias de cualquier adorno y el
cuarto no albergaba mas muebles que un piano, todo ese cuarto estaba allí vació
solo para ese instrumento musical. Como si el que allí adentro viviera no
tratara de revelar nada de su ser, o tal vez como si no tuviera gusto alguno,
quizás estuviera totalmente vació por dentro que no tenia nada que expresar. Cuando
salimos de ese cuarto llegamos a una sala igual de vacía y que solo albergaba
tres sillones de color rojo, en el del centro estaba sentado el sobrino de
Midelo Angelius y este otro estaba sentado en su silla de ruedas atrás de aquel
sillón. El sobrino nos dijo que no nos exaltáramos, que nos estaban esperando y
que no moviéramos un solo dedo. Ante eso nosotros nos vimos sorprendidos por
esa inesperada situación y no pudimos hacer nada más que obedecerle. Midelo
Angelius nos hablo desde su silla oculta entre las sombras de esa sala solo
para advertirnos que tan predecibles éramos. El aseguraba que todas las
probabilidades estaban a su favor y que las imprevistas posibilidades de que
hiciéramos algo fuera de sus cálculos eran tan mínimas como un grano de arena dentro
de un desierto. Después nos contó con mucha frialdad como es que había
calculado todo lo que teníamos pensado y en base a eso lo que planeábamos hacer, y como es que el se había previsto –
El pintor se quito el sudor de la frente causado por el nerviosismo en su
declaración - Lo primero que dedujo fue que teníamos un porcentaje considerable
de probabilidades de salir airosos del asecho de sus secuaces dentro de la
escuela de Kerovia, ya que la maleza en esa escuela dificultaba la búsqueda y
hasta una manada de antílopes podía esconderse entre esos arbustos, además sabían
de la peligrosidad de mi compañero pues antes de que el sobrino de Midelo
Angelius dejara la escuela con el físico hecho prisionero ya se habían
percatado del deceso de uno de sus soldados – El pintor se dirigió al jurado
para explicar que él acompañaba a Fletonio en su expedición en Kerovia y que un
pelotón armado los asalto; además de explicar como es que uno de esos soldados
le ayudo a escapar, obviamente refiriéndose a Lomdar, después volvió a retomar
su historia – De esta manera Midelo
Angelius calculo el tiempo que nos tomaría escapar hasta nuestro hogar y que
una vez llegando allí buscaríamos la manera de salvar a Fletonio. Supuso que no
pediríamos ayuda policíaca pues mi compañero se había despachado algunos tipos
allí adentro y que trataríamos de mantener los mas posible la situación en
secreto, por lo que sabia que si escapábamos estaríamos solos en esa enmienda. Midelo Angelius nos conocía
bastante bien, siempre trataba de conocer las ideas y reacciones de las
personas que le rodeaban, esto de alguna forma le ayudaba a conocer los
resultados de los procesos. Se tomaba la molestia de estudiar cuanto elemento
se le pusiera enfrente, y en el caso de las personas siempre buscaba la manera
de aislarnos y escarbar en el fondo de cada uno, era un personaje excesivamente
preguntón, nadie sabia nada de él, pero nadie sabia mas de las demás personas
que él. Quien sabe como es que llevaba a cabo esos estudios, pero he llegado a
suponer que tenía cuadernos llenos de información de cada uno de sus prójimos. Les
hacia preguntas sin sentido, pero que a su vez escondían significados secretos
y psicológicos que revelaban abiertamente el comportamiento, los sentimientos,
el pensar y orientaciones de cada ser humano ante cualquier variable, así podía
adivinar las cosas que nadie se atrevería a revelar abiertamente. De esta
manera comenzaba a construir el estudio del comportamiento de cada uno, hasta
que la confianza y la información recabada con anterioridad hacían que las
mismas personas aceptaran todo lo que ese maestro les decía y hasta reaccionar
como el quería que lo hiciesen. Midelo Angelius siempre se mostraba neutral con
todo mundo, cosa que ayudaba al progreso de su estudio y cuando por fin lo
concretaba su actitud cambiaba, apoyándose en las debilidades y deseos que cada
uno escondía podía apoderarse de la mente de una persona hasta convertirlo en
uno de sus sirvientes; pues tan solo se bastaba con calcular la entrada
necesaria para que su sistema persona previamente estudiado se comportara como
el deseaba. Cuando combinaba sus resultados podía llegar a tender redes de
mentiras con las que podía conseguir mucho apoyo, pues sabia muy bien que un
verdadero guerrero no ataca directamente a su adversario sino primero trata de
destruir su voluntad, apoderarse de su corazón y acrecentar sus miedos. Es por
eso que el acusado nunca confió en él, y trataba de disuadirlo, respondiendo
sus preguntas con respuestas sin sentido, actuando en muchos de sus encuentros
de maneras distintas, ya que él sabia muy bien que Midelo Angelius observaba
cada mínimo movimiento que él hacia, cada palabra, cada gesto; solo para
después sintetizar sus observaciones y concluir en unas formulas el
comportamiento del sujeto; y en cierto momento de su amistad cuando el
matemático creyó haber concretado su estudio se revelo como en realidad es que
era, tratando de arrodillar a Fletonio a sus pies atacándolo por sus supuestos
flancos débiles, pero fue sorprendido pues su manipulación no resulto gracias a
las precauciones del físico y este a su vez completo su investigación con ese
maestro, demostrando así que en realidad era un personaje peligroso para la
sociedad que le rodeaba. Ese era el proceso que Midelo Angelius seguía para
hacerse de poder, tan solo veía a cada uno de nosotros como una función
mutivariable la cual debía de descubrir, cuando lo conseguía no éramos mas cosa
ante él que unos simples niños. Es por eso que ese día cuando llegamos a su
casa, sabia muy bien que entraríamos por esa ventana, sabia el momento justo en
que llegaríamos, sabia que no iríamos armados mas que con nuestras creativas
manos, sabia que trataríamos de salvar a su Némesis, sabia que mi nerviosismo
me impediría actuar de manera adecuada y me terminaría convirtiendo en un
conejito ante él, sabia que estaba desecho por lo de Mars Carmina y que podía
manipularme a su antojo con tal de que respetara la vida de Fletonio – El
pintor guardo silencio por algunos segundos, frunció las cejas y cerro los ojos
para continuar con su relato – Pero él no tenia idea de cómo es que podía
reaccionar el compañero con el que iba ese día, el uniformado que me ayudo a
escapar; de alguna manera sabia que era peligroso pero poco se podía imaginar,
pues el compañero que me ayudo a escapar permaneció quieto e inmutable ante las
declaraciones de Midelo Angelius, quien seguía revelando mis comportamientos
haciéndome ver cada vez mas pequeño en esa sala. Después el sobrino continúo la
conversación, advirtiendo que tenía un plan para detenernos del cual no
podríamos escapar. Pero al parecer mi compañero hizo caso omiso de sus
advertencias y dio un paso hacia delante acercándose a los sillones de esa sala
vacía. Al hacer eso, aquellos dos comenzaron a burlarse de él, cosa que
enardeció a mi compañero abalanzándose así contra ellos – El pintor seguía sudando
y el calor de su cuerpo casi fusionaba sus prendas con su piel – Mi compañero
choco contra un muro invisible, golpeándose la frente y cayendo por el impacto,
inmediatamente se levanto y comenzó a golpear la pared. Midelo Angelius dijo
que habíamos elegido el camino incorrecto, que gente como nosotros solo podía
concebir lo que tenía color y forma. Chasqueo los dedos y el sobrino se levanto
inmediatamente para darle movimiento a ese inválido y lo saco de las sombras de
la habitación hasta lo cercano del muro invisible. Lo ultimo que nos dijo era
que quería ver la masacre de cerca y se nos quedo viendo con una mirada que lo
penetraba todo, como si pudiera ver todo lo que dentro de mi ocurría, podía
saber que tanto miedo teníamos, cuanto ira corría por nuestras venas,
fácilmente calculaba como es que nos sentíamos. Escuche jadeos, cuales se
hacían mas fuertes como si una bestia se estuviera acercando, mi compañero
detuvo sus movimientos, el silencio era consumido por los jadeos y los pasos
que se acercaban desde los oscuro de esa sala – El pintor abrió de nuevo los
ojos y aumento el nivel de su voz – No se trataba de ninguna bestia, se trataba
del mismo Fletonio cual enloquecido se acerco violentamente hasta nosotros,
escupía saliva y no parecía ser el mismo de siempre, se veía imponente y
poderoso. Estuvo a punto de volarme la cabeza con sus puños, si es que no
hubiera sido socorrido por mi compañero quien enérgicamente lo enfrento y me
salvo de una muerte segura, la pelea que comenzó fue sangrienta, con potentes
golpes, muchos giros, revolcadas y feroces gritos. Peleaban demasiado rápido,
como lobos del bosque o perros de pelea, cuales pueden medir cada uno de sus
veloces movimientos, detenerlos y contraatacar. Yo estaba sorprendido, pues
conocía la fuerza de aquel compañero y no era para menos ver a alguien que
pudiera detenerlo, inclusive el matemático y su sobrino se mostraban
sorprendidos ante la fuerza de mi compañero, cual supongo que no esperaban en
sus posibilidades. La pelea fue desgastaste para ambos combatientes, pues cada
vez se veían mas cansados, hasta el punto en que mi compañero tomo de un pie al
acusado y después de varios giros lo lanzo fuertemente contra el muro
invisible, el cual se rompió dejando pasar a un endemoniado Fletonio del otro lado.
El matemático y su sobrino se volvieron locos, pues el plan en el que esperaban
que yo no me defendiera de mi amigo se había volcado y ahora ellos eran los que
no podrían detener a esa bestia. Mi compañero espero de nuestro lado del muro,
el sobrino de Midelo Angelius tan solo pudo acurrucarse en una esquina,
Fletonio tomo al matemático y lo cargo del cuello con una de sus manos, después
con su otra mano tomo la silla del maestro y con ella destrozo el cuerpo de su
sobrino, posteriormente salio de esa sala por una puerta que estaba de ese lado
llevándose a Midelo Angelius en sus manos. Yo no pude hacer otra cosa más que permanecer
estático ante semejante espectáculo. Inesperadamente para rematar la situación
mi compañero pareció enloquecer al ver la sangre frente a él, pues no demoro en
cortar las muñecas del cadáver y utilizarlas para pintar palmas en la pared con
la sangre del difunto, dentro de mis alucinaciones artísticas llegue a pensar
que hacia eso como burla, buscando alguna pared invisible o quizás tratando de
decorar esa casa sin adorno alguno. Salí a observar que es lo que había sido de
Fletonio, pero al mirar del otro lado de la puerta por la que habían salido tan
solo pude ver un gran patio, donde el cuerpo ensangrentado de Midelo Angelius estaba
tirado en el pasto y ante el temor de que el enloquecido Fletonio regresara
decidí regresar por donde había entrado. Regrese mientras que mi compañero
destrozaba los sillones de la sala y les extraía resortes y alambres; pase sin
molestarlo, para así regresar al cuarto del piano y bajar por las enredaderas.
Estaba muy asustado y eso mismo me hizo caer de las enredaderas y golpearme la
cabeza, la adrenalina corría por mis venas y el temor a la muerte me hizo
correr y escapar de esa casa pues lo único que deseaba era regresar a la
seguridad de mi hogar. Conforme corría y el pánico disminuía, podía resentir el
golpe de la caída, por momentos la cabeza me dolió intensamente y tuve que
detenerme y caminar mas lentamente de regreso. Todo se volvía borroso, lo
distante del camino desapareció, solo podía percibir los colores de mi entorno,
el dolor comenzó a desaparecer, todo se tornaba blanco y los recuerdos de mi
ser se desvanecían, me sentía muy bien, todo lo que estaba mal se escurría por
un alcantarillado, no se porque pensé que todo estaría muy bien, después de eso
no recuerdo absolutamente nada, tan solo que caí muy cerca de mi casa para no
levantarme sino hasta mucho tiempo después, en ese instante perdí mi memoria –
El pintor guardo silencio, el jurado lo escuchaba con atención. El juez con un
golpe del martillo declaro a Fletonio culpable de asesinato.
CAPITULO 7: PROSPECTIA
Esa tarde fue muy calurosa y soleada, los rayos emitidos por el sol
pintaron el concreto de la ciudad con un amarillo ocre. La gente abandonaba el
tribunal después de la resolución del juez, muchos decepcionados y otros tantos
con la sensación de que se hacia justicia.
El pintor caminaba entre esa multitud, y bajando las escaleras que daban
entrada al tribunal se amontonaban gran cantidad de carretas en la calle. Un
joven vestido con un elegante traje negro invito al pintor a subir a su carreta
para llevarlo a su casa, él acepto pues estaba bastante cansado como para
caminar hasta su casa. Así fue como el pintor dejo atrás ese juicio, se sentía
mal consigo mismo por aquella resolución, pero sabía que con el tiempo las
cosas mejorarían. Mars Carmina y Jurio regresaron a sus hogares, decepcionados
con la noción de justicia que se apodero del pintor, hubieran preferido que el
pintor mintiera con respecto al juicio, que hubiera dicho cualquier cosa para
salvar la vida de Fletonio, pero solo les quedo escuchar a su razón
traicionando la amistad en su corazón. Fue por eso que esos dos tomaron la
decisión de volver a sus exilios, continuando con lo que habían iniciado
abandonando al pintor en su miseria. Por otro lado al pintor no le quedaba otra
cosa más que ser el espectador de sus propias acciones, desde hace varios días venia
sintiendo como su ser había perdido toda voluntad, veía como era participe de
cosas de las que ni siquiera estaba seguro que fueran reales, mas aun todas
esas cosas se reflejaban en él, cambiando su actitud, su forma de pensar y sus
decisiones. Ahora un amor fuera de tiempo le machacaba desde adentro, muchos
temores y traumas que ya no existían lo perseguían, y todo su pasado regresaba
como un fantasma que atravesaba un portal del tiempo para atemorizarlo. Pudiera
ser que todos esos sueños fueran mentira, que tal vez nunca ocurrieron, que
todo eso tan solo fueran imágenes en su cabeza, pero fuera como fuera su
voluntad era estirada cada vez más por una rueda de tortura existencial. Por
momentos el pintor llego a pensar que ya no era el mismo, que ahora era otra
persona diferente, que la combinación de esos sucesos había acarreado la
generación de otro ente dentro de él mismo o como si un espíritu antiguo
hubiera sido invocado para apoderarse de su cuerpo. De cualquier forma el
pintor se desvanecía sobre los confines del tiempo, de igual manera que se
desvanece una pintura de aceite sobre el aguarrás y debajo de ella se encuentra
otra pintura a base de agua.
El pintor tenía la sensación de ya haber estado en esa carreta. Trato
de recordar, pero ya no sabía diferenciar entre su vida y sus recuerdos, pese a
eso logro recordar que en una de esas vidas usaba su bicicleta para recorrer
grandes distancias, por lo tanto no recordaba nada sobre subir en carretas; en lo
que respecta a la otra vida, la única vez que subió en carreta fue para viajar
hasta Prospectia. Entonces recordó la carreta, era la misma aunque desgastada el
uso. Trato de comunicarse con el conductor, pero el negó que esa carreta
proviniera de tal lugar. El pintor comenzó a reflexionar, durante todo ese
proceso psicoanalista de si mismo jamás encontró un vínculo con esa entidad,
seguía siendo una nube en su vida. Sumiso estaba el pintor en sus pensamientos
cuando el conductor paro la carreta, miro al pintor y lo golpeo tan fuerte que
cayó inconsciente, la carreta siguió su curso, llevando al pintor hacia lo
desconocido. El pintor pos su parte, comenzó a soñar de nuevo, pues al igual
que todos sus demás sueños donde necesitaba un nexo para adentrarse en ellos, la
carreta fue la relación que le permitió establecer ese llamado al interior de
su subconsciente. Comenzó viendo una escena nublada y dispersa, la cual comenzó
a tomar forma hasta definir unas portentosas y grisáceas nubes que rugían con
fiereza anunciando el monzón que tenían preparado. La noche era tenebrosa,
aunque no tanto como aquel templo medieval bañado dentro del diluvio del
espumoso cielo. En aquel reinado de arboles tristes y aburridos, podían
observarse las góticas ventanas que no mostraban ninguna señal de vida,
mientras en el altísimo cielo los relámpagos componían una infernal sinfonía.
La maldad que rondaba aquel lugar podía aspirarse a pesar de que el
llanto de las nubes hiciera todo lo posible por disipar la podredumbre de aquel
santuario de ciencia, escondido entre el perpetuo bosque que junto con las
decapitadas y casi erosionadas estatuas religiosas, eran los únicos testigos
del daño colateral de la manzana del edén.
Era un antiguo templo con arquitectura gótica, las cúspides de las
torres eran triangulares, y todo borde estaba adornado con puntiagudos
detalles, gárgolas y estatuas se escondían en las paredes anunciando la
conciliación entre cielo e infierno. Desde una de las esquinas inferiores se
alcanzaba a divisar una salida de emergencia, cual estaba escondida entre el
lodo y las hojas, seguramente proveniente de alguno de los tantos sótanos que
se escondían debajo de aquella engañosa fortaleza; sus dos puertas se abrieron
en par, solo para caer en sincronía con uno de los relámpagos, y desde aquella
diminuta puerta comenzaron a salir unos adolecentes desnudos, los cuales corrieron
entre los charcos de agua hacia un establo justo en la esquina del tétrico y
metálico barandal.
Eran sigilosos y veloces, cualquier movimiento en falso podría
delatarlos, pero no volverían a tener miedo nunca mas, en gesto de su rebeldía uno
de ellos cargaba con unas enormes pinzas que había traído consigo desde la
madriguera de la que salieron, con la cual blandieron las cadenas del portón y
del establo.
Hecho esto, dos de los mojados chicos abrieron la reja, la cual hacia
un gran escándalo con todas las latas adheridas que funcionaban como alarma en
el alambre de púas de la reja, pero a pesar de eso, todos entraron al establo y
subieron dentro de una carreta que yacía dentro. En un parpadeo de ojos todos
abordaron al móvil, solo para que uno de ellos castigara a los caballos y así
estos corrieran despavoridos fuera de ese lugar. Durante su escape las ventanas
del gris templo se llenaron de luz, mientras la carreta escapaba por el recto
camino de lodo para introducirse en el extraño y denso bosque, lleno de árboles
torcidos los cuales no respetaban ninguna regla de acomodo. El bosque solo se
observaba en blanco y negro, debido a las sacudidas eléctricas dentro del manto
de la negra noche. Mientras escapaban un grito que supero a los truenos los
despedía desde la mas alta de la torres.
Así los caballos corrían mientras tuvieran energía y los fugitivos
podían descansar dentro de la carreta, no eran más que unos jovencillos que
ocultaron su miedo en una fugaz adrenalina.
Se trataban de tan solo seis adolecentes, dos de los cuales eran unas
mujercitas y otro de ellos era casi un niño; solo eran algunos talentosos alumnos
que escaparon de lo que ya no mas seria su escuela. Prospectia era una granja
donde cultivaban cerebros brillantes pero controlados por la voluntad de sus
maestros, con el miedo y el aislamiento; pero esa noche habían aprovechado un
descuido para intentar tener la posibilidad de elegir una vida diferente, u
otra forma de aprender las maravillas que con dolor allí les enseñaban.
La carreta continuo durante algunos minutos por aquel sendero lleno de
lodo y piedras, hasta que el embriago de su éxito los durmió en el descuido,
los caballos asustados corrían tan rápido que al golpear una de las llantas en
una roca la carreta salto tanto que se volteo, y todos dieron maromas dentro de
la cabina como si los hubiera revolcado una ola.
Así tuvieron que abandonar la carreta. Juas Foriel se llamaba el que
conducía, tomo las pinzas para liberar a los caballos atados a la carreta, los
cuales al sentirse libres salieron disparados hacia la montaña que se erguía a
su izquierda.
También se encontraba Fletonio en aquel lugar rascándose la cabeza
después del tremendo trancazo que se dio en la caída, Birmir era el pequeño que
estaba siendo cuidado maternalmente bajo las cuidadosas manos de Mars Carmina y
Belabeth, el otro que los acompañaba era nada más y nada menos que Jersio, el
chico influyente que les había ayudado a escapar, además que era un sobrino de
uno de los cuatro maestros de Prospectia.
Así los chicos se introdujeron en la montaña para escapar de aquel
bosque, sabían que si lograban escapar y a travesar la colina estarían a salvo
del destino que los perseguía, una muerte que ya había salido de Prospectia, y
que consistía en sus propios compañeros enardecidos que marchaban armados y
uniformados, recorriendo el camino por el cual ellos escaparon; todos ellos
bajo la influenza de las alteradas hormonas que sus maestros les proporcionaban
para someterlos en un estado salvaje fuera del pensamiento y la razón; se las
inyectaban para obtener un animal obediente y cegado como un perro entrenado
para matar pero aumentando se fuerza y energías, así llevaban a su máxima
expresión el salvajismo que en ellos habitaba, el cual cegaba todo su
raciocinio y que para saciarlo marcharían con toda la adrenalina corriendo por
sus venas solo para a buscarlos y terminarlos. De esta manera los chicos que
escapaban sabían que las personas con las que solían compartir el pan vendrían
a cumplir la inconsciente misión de sus mentores. Los relámpagos habían cesado,
pero la lluvia continuaba enfriando sus desnudos y desadaptados cuerpos, por lo
que continuaron su marcha subiendo la colina.
La pedregosa subida fue agotadora para el grupo, Birmir se subió a la
espalda de Juas Foriel porque aludía bastante cansancio, mas sin embargo ellos
no podían detenerse a que el chico tomara un respiro; subir una montaña sin
nada de condición física es un verdadero martirio pulmonar, así es como se
sentían ellos, cansancio que en parte ayudaba a olvidar la ausencia de zapatos
y el choque de su desnuda piel contra las piedras y ramas del suelo.
Cuando subieron un buen tramo pudieron observar el manto boscoso y en
medio de él las malignas torres, las cuales en su anterioridad fueron un
santuario de paz.
De repente Belabeth callo de bruces sobre las piedras, pues una de las
piedras sobre las que piso no estaba totalmente firme; Fletonio acudió a
ayudarla de inmediato; desde hace tiempo atrás a pesar de que se los tuvieran prohibido había
existido una atracción entre ambos, pero ambos habían disimulado adecuadamente
hasta ese día, lográndose evitar una terrible humillación como sucedió con su
otra compañera, que como consecuencia ninguno de ellos sabía como poder expresar
cariño alguno, los que lo supieron lo olvidaron; por eso Fletonio solo podía
enseñarle su aprecio atendiéndola cada vez que fuera necesario.
Belabeth era una chica tan frágil e impotente, Fletonio se sentía
bastante energizado atendiendo las constantes necesidades de su amiga, la cual
estaba acostumbrada a pedirle ayuda quizás más por costumbre que por necesidad.
Por otro lado Jersio lideraba la expedición, quizás mas guiado por su
instinto de explorador que por conocer aquellos lugares, el fue enviado a
Prospectia por sus padres desde muy pequeño y aunque siempre conto con
privilegios, nunca quiso estar en aquel corrompido lugar, por eso aquella noche
al tener una exclusiva oportunidad robo las pinzas del laboratorio de mecánica
y avisando a tantos chicos pudo, los llevo a través de un pasadizo secreto hacia
la superficie, y aunque no estaba muy convencido de que su plan tuviera éxito
no quiso perder la oportunidad. Este chico pudo haber sido uno de aquellos
grandes maestros, y estar quizás al frente de Prospectia, tenia muchos
privilegios a diferencia de sus compañeros y pudo quizás ganar un poder enorme
allí adentro; pero eso no lo convenció, tan solo se dio cuenta que solo un
privilegiado podría ayudar a sus hermanos desamparados.
Terminaron de subir la colina, halla arriba la vegetación era mas
verdosa, sus pies dieron un respiro al pisar el verde pasto de aquel lugar.
Estaba amaneciendo y la neblina no dejaba ver más allá de veinte metros, debido
a eso decidieron buscar un lugar para refugiarse, pero a menos de que fuera
arriba de los arboles no pudieron encontrar donde, por eso se dispersaron un
poco para localizar algún lugar. Birmir que había dejado la espalda de Juas
Foriel piso una trampa de oso escondida entre el lugar, la que inmediatamente
le arranco el pie desde la espinilla, todos acudieron al accidente y se
espantaron al ver el niño agonizando, la sangre corría rápidamente por lo que
le hicieron un torniquete improvisado con raíces, así descubrieron que el
bosque estaba plagado de trampas y al seguir inspeccionando rápidamente
divisaron algunas mas entre los arboles, por eso decidieron dejar de buscar un
escondite y continuaron todos en fila. Lo que quedaba del pobre Birmir volvió a
las espaldas de Juas Foriel, que era un chico grande y fuerte, bastante simple
y respetuoso.
El lugar estaba planeado para que nadie de fuera entrara al
bosque, con un palo largo que se
encontraron iban tanteando el suelo y los arboles para activar cuantas trampas
hubiera en su camino, eran trampas sencillas y fáciles de instalar, como
agujeros en los suelos, trampas de osos y púas envenenadas; todas provenientes
de su escuela. De haberse percatado con anterioridad, el pequeño no yacería
mutilado e inconsciente por el dolor.
Llegaron a una zona en la que tuvieron que arrastrase para eludir una
extensa maraña de alambres de púas, era un paisaje repleto de pájaros atorados
entre las pequeñas cuchillas que se cargaban aquellas púas, su desnudes se
cobro bastante en aquel lugar, flagelándoles la espalda; pero lograron salir de
esa zona que era el límite de lo que parecía ser su prisión intelectual.
Cuando todos se reincorporaron siguieron a través del campo que ahora
era menos boscoso. Conforme salió el sol pudieron apreciar la gran planicie que
atravesaban y como a lo lejos se extendía un gran montículo de chatarra. Decidieron
resguardarse en ese lugar para descansar y pensar en algún plan para salvar a
Birmir que agonizaba en el limite de la frontera vital, mientras los demás ya
no se inmutaban a su dolor, después de un par de horas escuchándolo gritar;
sobre todo estaban acostumbrados a ver sufrir a las personas, para ellos era
común y parte de su vida, era normal ver hasta donde podían llegar las acciones
para conseguir su objetivo, sobre todo las normas de Prospectia, aunque claro
ellos repudiaban convivir con esa ideología, tan solo era que consideraban
normal ver a la gente sufrir frente a ellos.
Era un antiguo cementerio de móviles donde acababan de incursionar,
columnas de estas maravillas que sobre poblaron en la antigüedad y que alguna
vez corrieron ferozmente por las calles de la ciudades atemorizando a los
peatones, se erguían a sus costados entre la arenosa tierra, formando pasillos
que a su vez formaban un laberinto dentro de aquel perpetuo jardín tecnológico,
donde estaba concentrado el orgullo y el trabajo esclavizado de muchas personas
de la antigüedad; ahora ni siquiera eran un recuerdo, estas veloces maquinarias
que daban fuerza, prestigio y comodidad;
así pagaban su condena por desquiciar a los hombres, presos en la nada solo les
quedaba esperar hasta que se convirtieran en polvo.
Birmir mostraba cada vez mas como su vida se escurría por su pie,
mientras Jersio pudo observar como dentro de uno de aquellos pasillos se
formaba un mirador que era el balcón hacia el barranco que descendía hasta el
valle, desde donde podía observarse un pequeño pueblo en el fondo; sin lugar a
dudas habían llegado a su salvación, mas sin embargo el cansancio los obligo a
descansar dentro de un camión que estaba justo detrás del mirador. Juas Foriel
y Jersio no pudieron dormir, Mars Carmina durmió cuidando del pequeño
moribundo, mientras Belabeth se quedo dormida entre los brazos de Fletonio que
también callo dormido embriagado en su aroma.
Cuando atardeció y el cielo enrojeció, Jersio descansaba sobre la
silla del conductor del camión, Juas Foriel que había escalado por los coches
para tener una visión panorámica permanecía sentado sobre el cofre de un
elegante y oxidado automóvil, que quizás en sus años de gloria sirvió bastante
para conquistar a cientos de chicas cada fin de semana. Comenzaba a hacer
calor, pero el aire le refrescaba el rostro y había colocado un tapete para que
la lamina no maltratara su piel; desde las alturas su vigilia había dado
frutos, pues pudo observar a lo lejos como se acercaban sus compañeros
embrutecidos, que de alguna forma habían cruzado las trampas y les habían
rastreado hasta aquel lugar, pues venían a darles muerte; ellos no regresarían
a Prospectia hasta recolectar todas sus cabezas.
Juas Foriel le grito a Jersio desde donde se encontraba, para que despertara
a sus compañeros, Jersio se asusto por lo que dijo su compañero e inclusive
movió una palanca de mando la cual comenzó el lento movimiento del coche hacia
el barranco; de inmediato la regreso a su sitio, pero así pudo despertar a sus
compañeros, mientras Juas Foriel seguía gritando y bajando de esa torre de
chatarra.
Con todo el equipo despierto, a excepción del pequeño que yacía tieso
e inmóvil, comenzaron a idear un plan de escape. No podían escapar corriendo
porque les darían alcance, debían encontrar una forma de burlar a sus
fortalecidos y estúpidos amigos, pues a pesar de que ellos querían concretar
las ordenes de su amo y hundir el secreto de Prospectia debajo de la tierra, se
trataban de sus mismos amigos que habían sido corrompidos para desatar un
abominable odio hacia ellos.
Después de despedirse apresuradamente de su pequeño compañero que
ahora había pasado a segundo plano, tomaron sus posiciones para llevar a cabo
el plan que acababa de idear Fletonio, un plan que rápidamente ideo, pues había
ejecutado algo parecido satisfactoriamente con anterioridad; tratarían de tirar
a los salvajes por el barranco arriesgando un poco el pellejo. El primero en la
lista era Jersio que se coloco en la entrada de aquella masa de motores y
llantas mientras los salvajes se apresuraban sin presentar cansancio; posiblemente
llevaban horas corriendo pero su alterado ímpetu se revoluciono al ver a su
presa frente a ellos en medio de esas paredes de carros, y así fueron tras de
él.
Al ver como se aproximaban, Jersio corrió adentro del laberinto con
todas las energías que le quedaban mientras una manada de exhúmanos trataban de
darle alcance, que para su sorpresa y enojo Jersio se introdujo dentro de la
caja de carga de un tráiler, cerrando las puertas por dentro, justo cuando sus
piernas se desplomaron del cansancio. Las bestias rodearon el tráiler y
comenzaron a golpearlo, pero mientras tanto Fletonio yacía a varios metros
frente a ellos esperando a que le prestaran atención, como las bestias seguían en
lo suyo comenzó a chiflarles las cuales al verlo continuaron todas detrás de el
pequeño físico, el cual a su vez continuo el juego y corrió con todas sus
fuerzas llevando a las bestias a su trampa; después de unos metros él también
se encerró dentro de un vehículo y Belabeth continuo arriando a sus compañeros
en un pequeño tramo hasta el barranco, donde se escondió rápidamente en el
camión en el que descansaron, de inmediato salió Mars Carmina que se escondía
dentro de la cabina de un vehículo justo a un lado del barranco, pero a pesar
de sus señas y gritos, los salvajes la ignoraron. Belabeth en su desesperación
había dejado la puerta abierta del camión y ellos se introdujeron en él, junto
con ella, inclusive Juas Foriel que se escondía dentro de un tambo atrás del camión,
se desconcertó al ver como las cosas no marchaban de acuerdo al plan, en el
cual las bestias serian atraídas al barranco y les echarían el camión encima.
Las bestias ultrajaban a Belabeth dentro del camión y los demás
reunidos alrededor del él no sabían que hacer; una de las bestias que
masacraban a Belabeth dentro del camión volteo a ver a los demás a través de
una ventana, Juas Foriel cerro la puerta
del camión con fuerza por el temor a que escaparan esas bestias, las
cuales no podían abrirla porque carecían de sentido para abrir el seguro.
Fletonio y Jersio se incorporaron al espectáculo, no podían salvarla
mas sin embargo ella en su ultimo instante había desactivado el freno de manos,
cosa que fue percibida por Juas Foriel y Jersio y así comenzaron a empujar el
camión hacia el abismo, indignados y sobre todo asustados al ver como los
salvajes llenaban los vidrios de sangre y los golpeaban con fuerza, Mars
Carmina que había perdido su parte en el plan, se quito del camino para que el
camión pasara. Fletonio observaba tirado en el suelo el humillante funeral de
su querida amiga, en el que a pesar del alboroto podían escucharse sus gritos,
el físico no pudo tomar fuerzas para incorporarse y ayudar a empujar el camión,
el cual con el esfuerzo de los demás se abalanzo hacia la nada. No sin antes
permitir que uno de ellos rompiera por completo la ventana trasera y escapara
justo un instante antes de que el camión comenzara su descenso de destrucción,
el tipo estaba desarmado y desubicado después de la caída que se cargo, pero
quedo fuera de si, justo después de la portentosa golpiza que comenzó a
propinarle Fletonio.
- Déjalo ya lo vas a matar – Dijo Mars Carmina, pero él la ignoro y
continuo golpeándolo a pesar de que el salvaje estaba ya muy sangrado e inconsciente
– Déjalo por favor, solo esta confundido – Los gritos de Mars Carmina hicieron
actuar a Juas Foriel, quien jalo a Fletonio para alejarlo de su ira.
- Déjenme acabar con todos ellos –
Fletonio estaba totalmente cegado de dolor.
- No podemos permitírtelo – Le replico
Mars Carmina – Tu sabes que él es uno de nosotros.
- Por favor ¿Qué les pasa? Que acaso
no vieron lo que le hicieron a Belabeth, ya no son humanos, son solo bestias,
no debemos permitir que hagan mas daño.
- Te lo ruego, déjalo en paz –
Suplicaba Mars Carmina, mientras Juas Foriel seguía protegiendo a su cautivo de
los golpes de Fletonio.
- El salvajismo ajeno no justifica
actuar de la misma manera, no por vivir entre el pantano debemos hundirnos en
él – Se unió Jersio a la conversación – Tu sabes que estas personas son
nuestros compañeros y amigos desde hace años, y que a pesar de haber recibido
una exagerada dosis de hormonas y adrenalina no debemos acabar con ellos así
nada más; es cierto que con los otros no teníamos elección, teníamos que
defender nuestras vidas, pero este está desarmado y derribado, él necesita
ayuda al igual que nosotros, la dosis que le propinaron lo esta torturando.
- A mí también me lo han hecho, y
puedo recordar todo lo que llegue a hacer fuera de mi consciencia, esa cosa
daña severamente el sistema nervioso y aun no me he podido recuperar del todo –
Les dijo Juas Foriel – Pero después de toda esa ira inducida, se vuelve en si y
solo se pude saber que se esta haciendo mal hasta que se recobre el raciocinio.
- Debe haber una forma de revertir el
proceso – Le dijo Mars Carmina, mientras Fletonio no podía creer lo que le
decían sus compañeros, se sentía totalmente incomprendido, sabía que ellos
tenían razón, no podía matar así nada mas a su casi hermano, el no era un
asesino; sus emociones se tuvieron que descargar dentro de él, envenenándose a
si mismo al saber que lo que sentía era parte de aquello que detestaba; estaba
bastante indeciso y no sabía qué hacer, solo esperar a que toda esa lumbre que
corría dentro de él se extinguiera en el fondo.
- Sé que es difícil, para todos
nosotros lo es, pero esa es la forma de reproducción del mal; nos inyecta sus
esporas que se multiplican y arden por salir más potentes de cómo entraron, es
importante saber que se debe contener para que no se propague y después rinda
sus dolorosos frutos, aunque sea difícil, el egoísmo ajeno de aquellos que
descargaron su mal en otros es ahora nuestro sufrimiento – Jersio era un chico
bastante pensador, bastante estudiado en la filosofía, sus palabras dejaron
pensando al resto del grupo, sobre todo a Fletonio, que se tranquilizo y callo
por unos segundos.
- No me terminare haciendo lo que
ahora me causa dolor, quizás él no tuvo
elección, pero nosotros si la tenemos – Les dijo Fletonio alejándose del
conflicto, Mars Carmina sonrió de alivio al saber que no se perdería una vida
más.
Todo pareció calmarse después de la
discusión, se vivía un ambiente de tristeza después de la muerte de sus
compañeros, Juas Foriel entrego las vestimentas del prisionero a Mars Carmina,
las cuales consistían en un overol al cual le colgaba una capucha y una capa,
además de un par de botas; así la chica podría cubrir su cuerpo.
- ¿Cómo lo haremos volver en si? – Le
pregunto Mars Carmina a Juas Foriel.
- No lo se, debe ser alguna sustancia
que les inyectan, pero no se como es que la disuelven, son dosis pequeñas que
no duran mucho tiempo.
- Quizás solo desaparezca con el
tiempo – Les dijo Jersio.
- Dudo que a sabiendas de eso los
hallan dejado salir, cuando a mi me llevaron a esos estados mentales muchas
cosas se nublaban y no recordaba con exactitud los detalles, mas sin embargo
siempre recuerdo que terminaba con el brazo herido – Dicho esto, Juas Foriel le
inspecciono la muñeca y el brazo, lo tentó y sintió algo - Tiene algún objeto
injertado dentro de la piel – Procedió a moverlo hasta que lo condujo hacia el
agujero cicatrizado por el cual lo habían introducido – Aquí esta.
- ¿Qué es eso? – Mars Carmina no pudo
esconder su repugnancia al tubito gelatinoso.
- Posiblemente es lo que liberaba
lentamente todo lo que intoxicaba su cerebro, aunque esta partícula es mas
grande de lo que solían introducirme a mi, quizás nuestro pobre compañero no se
pueda recuperar - Les sugirió Jersio, mientras Fletonio continuaba disgustado y
ajeno a la conversación.
Juas Foriel metió el tubito en un
pedazo de tela, en la misma ropa que había ofrecido a Mars Carmina, ella la
guardo mientras todos los demás permanecían sentados y pensativos.
- ¿Y que haremos ahora? – Pregunto
Juas Foriel, cargando en su hombro a su aturdido amigo.
- Sera mejor que vallamos hacia aquel
pueblo – Le respondió Jersio – quizás allí encontremos ayuda.
- ¿Creen que sigan tras de nosotros? –
Les pregunto Mars Carmina a Jersio, mientras Fletonio continuaba en silencio
observando el barranco por el cual se habían desplomado sus amorosas emociones.
- Lo dudo, hemos pasado sus terrenos,
no creo que nos den tanta importancia, todavía hay muchos alumnos allí
prisioneros, tienen para un buen rato – Fletonio camino hacia ellos.
- En marcha, debemos divulgar lo
sucedido, para que los demás habitantes de estas tierras abran los ojos – Les
dijo.
En su camino de descenso por la
colina, pudieron observar a los lejos algunos leñadores que trabajaban muy duro
para partir los leños, poco a poco cada uno de ellos comenzó a congelarse y
dejar el trabajo al ver a los chicos. El camino se iba haciendo menos inclinado
y cada vez más pastoso, para cuando el suelo que pisaban fue completamente
horizontal estaban en medio del área de trabajo de leñadores, los cuales
seguían inmóviles al ver a los pobres chicos desnudos y maltratados; después de
unos instantes de desconcierto procedieron a ayudarles dándoles sus chamarras y
camisas para después llevarlos hacia el pueblo.
Así los chicos fueron ayudados por los
virtuosos pueblerinos, fueron bañados y curados, alojados dentro de la casa de
una noble señora que los alimentaba nutritivamente. Así pasaron algunos días
mientras los chicos se recuperaban; mientras el adolecente pintor yacía dentro
de una depresión inducida por su propio cerebro causada por la falta de esas
fervorosas hormonas, después de que sus compañeros le retiraron aquel fármaco
que lo volvió salvaje; a tal grado era su depresión que difícilmente comía, no
hablaba y no se movía lo suficiente para creer que estuviera vivo; pero como
dicen por allí, todo era temporal y se le pasaría.
Aquel era un pueblo bastante moderno a
decir verdad, podían verse las calles bastante cuidadas del ambiente, las casas
intactas después de tantos años; el pueblo estaba justo al lado de un inmenso
lago, era tan grande que no se alcanzaba a ver donde es que terminaba, en él la
gente llevaba a cabo un cultivo artificial en chinampas flotantes, de tal
manera que muchos cuadros llenos de siembra merodeaban las orillas del lago,
solo unidos por una cuerda para poder extraer el cultivo cuando estuviera
maduro, así la gente contaba con mucha comida por poco esfuerzo. Pero lo más
importante se encontraba en una de las secciones del lago, la cual tenía una
presa que mandaba poco a poco el agua hacia un rio que seguía su trayecto por
debajo de las colinas; la presa les había permitido conservar la antigua magia
de la electricidad, causando que el pueblo gozara de luz en las calles,
calefacción dentro de sus casas, radios con las que llegaban a escuchar
estaciones remotas y no solo eso, muchos de sus antecesores se habían instruido
en las ciencias electrónicas, eso era un conocimiento general en el pueblo ya
que gozaban de la electricidad cosa que era un campo fértil a ser explotado.
Debido a eso en ese pueblo se extendió el aprendizaje de los computadores y
televisores, que fueron traídos de otros pueblos donde les eran inútiles ya que
carecían del suministro; de esta manera, la gente del lugar se entretenía
bastante diseñando videojuegos, animaciones, películas y software; con ayuda de
los ordenadores electrónicos que obtuvieron y que estaban a disposición de todo
el pueblo, los cuales eran expuestos en un gran almacén que se había llenado
con televisores, donde todos los pueblerinos exponían sus creaciones; justo
como en los antiguos tiempos legendarios, los videojuegos creados por los
artistas del lugar carecían de gráficos extravagantes y gran capacidad de
memoria, pero mas sin embargo venían dotados de excelente música, historia,
imágenes y forma de mando que involucraban a sus jugadores dentro de una novela
pictórica musical de bastante calidad, era un verdadero arte de culto; ese era
uno de aquellos tópicos al igual que muchos otros que habían dejado de ser un
instrumento comercial y se volvieron en una forma de expresión de algunas
personas, sobre todo en ese pueblo. Fletonio pasó los días en aquel lugar,
experimentando las artes tecnológicas, ya que desde siempre él se había enfocado
en el mundo de la física pero no había podido tener contacto con ese tipo de
cosas, ofuscado un poco por la imaginación de los pueblerinos, Fletonio como
todo joven sano comenzó a olvidar el dolor que le hiso vomitar unos días atrás,
perdido en la maravilla de un mundo alterno donde todo es posible.
Pasaron dos meses para que los
adolecentes se recuperaran, a excepción del pintor el cual aunque no se
encontraba sano, seguía sumiso en el síndrome del zombi, que era como lo
llamaban al estado pos salvaje. Los adolescentes se presentaron a la asamblea
del pueblo, para declarar sobre lo que les había pasado, les contaron gran
parte de todas las torturas y humillaciones que ocurrían en aquel lugar, de
cómo poco a poco trastornaban a los alumnos a la par de que les brindaban un
gran potencial, de cómo eran utilizados como conejillos de indias y como eran
engañados para trabajar su estudio y aprendizaje con fines malignos y
ambiciosos por parte de sus diabólicos tutores.
Todo ello espanto a los ancianos del
comité de seguridad, por lo que comenzaron a discutir bastante sobre lo que los
chicos entre lágrimas y vergüenza les contaron; solo para al final aceptar
cerrar el suministro de electricidad a dicha escuela, esta resolución desubico
a los chicos, sabían que Prospectia gozaba de aquella energía para echar a
andar sus aparatos. Pero no pensaban que ese pueblo fuera el que se los
brindaba, sin querer habían logrado cortar el crecimiento de aquella maligna
enredadera.
Desde tiempos antiguos la energía se
transmitía a través de una gran torre que mandaba cables a otra lejana torre
para atravesar una pequeña parte del lago sin necesidad de pasar por la montaña,
y aquel mismo día la potencia suministrada a dicha red fue reducida hasta la
nada.
La incertidumbre invadió a los chicos
sobre que pasaría después, ellos ya eran libres y de alguna forma lograron
contribuir para el declive de su prisión, pero ¿Y a hora que? Ellos se
preguntaban ¿Tratarían de salvar a los demás chicos? o ¿Continuarían su vida
normalmente como si nada hubiera pasado? o si quizás el tiempo olvide su
historia y Prospectia se reactive de nuevo, y después de todo ¿Que pasaría con
ellos fuera de aquella escuela? a pesar de ser triste esa había sido su única
forma de vida por todos esos años, la cabeza se les boto por un instante y nos
les daba para mas; pero el destino volvió a darles una respuesta a la noche
siguiente.
Mientras todos dormían por la
medianoche una luna enrojecida brillaba en el cielo, los grillos se reunían
para hablar de antiguas leyendas, los búhos volaban arriba de los campos solo
para cerciorarse de que seguían viviendo en el mismo mundo. El pueblo seguía
descansando tranquilamente dentro de sus casas, mientras las calles comenzaron
a estremecerse con el paso de un antiguo demonio mecánico, el cual avanzaba
lentamente sobre las asfaltadas calles del pueblo causando un minúsculo temblor
despertando a la gente a su paso, hasta que llego al centro de la ciudad donde
se detuvo y apunto con su largo cañón hacia la asamblea del pueblo; el tanque
permaneció silencioso en el lugar y después salió un personaje a través de la
escotilla.
- Reactiven las líneas eléctricas para
Prospectia y entréguenos a los fugitivos, de no ser así nos veremos obligados a
destruir su ciudad – Un sujeto lo repitió tres veces diciéndolo con un altavoz
eléctrico desde la escotilla del tanque.
Como todos los ciudadanos estaban
dormidos sonaba casi absurdo que fueran a llevar a cabo sus peticiones, mas sin
embargo ese personaje se metió dentro del tanque para después disparar una
llamarada de fuego hacia la asamblea, la cual fácilmente voló en mil pedazos. No
cabía duda que los directores de Prospectia estaban furiosos. Todos los
guardias se volvieron un puñado de miedosas gallinas, al no saber como
responder ante tan devastadora arma; fue entonces cuando el vehículo blindado
de guerra comenzó un recorrido de muerte y destrucción, disparando su metralla
y su cañón, contando con un lanzallamas con el que hacia arder las casas; el
viento rápidamente formo una ventisca de cenizas y chispas con todo el arsenal
que se descargaba furiosamente sobre los inocentes pueblerinos.
Fue así como todos despertaron dentro
de una pesadilla, las personas eran atropelladas por el descarriado tanque, las
llamas se habían apoderado de gran parte de la ciudad, la metralla acribillaba
a las personas en su intento de escape y el cañón simplemente lo demolía todo
mientras se seguían escuchando sus peticiones con el altavoz. La mayoría de las
personas no tenía idea de lo que estaba ocurriendo, mas sin embargo morían bajo
esas garras de hierro, muchos por suerte ni siquiera despertaron a esa
pesadilla, muchos se salvaron de ver a sus familias quemadas y su hogar ser
demolido, muchos por suerte no salieron jamás de sus dulces sueños. La ambición
del señor Leonfardo por seguir teniendo su energía se veía culminada en este
proyecto de guerra, reconstruyendo esa maquina con la misma ayuda de los
estudiantes entonces podía instaurar el miedo y a su vez control sobre
cualquiera, ese tanque era un prueba mas de lo que buscaba Prospectia detrás de
sus paredes.
Después de varios minutos de que el
apocalíptico carro de fuego galopara por las calles de la ciudad se coloco
enfrente de la torre que era la fuente de energía buscada, volviéndose a
detener para anunciar en el altavoz sus peticiones, ellos anunciaban la
continuación de la destrucción de no acceder a entregar a los chicos y
reactivar el suministro; esta vez espero mas tiempo, pues sabían que el temor
ya se había apoderado de ellos.
Ahora si todo el pueblo estaba
despierto y desesperado por hacer algo, de tal manera que los que no tenían
nadie a quien salvar de las insaciables llamas fueron a tocar y gritar a la
casa de la señora que albergaba a los chicos para que los regresara, la señora
no les permitió el paso y bloqueo las puertas y ventanas con todo lo que tenia,
para que la turba iracunda no entregara a los pobres chicos; mientras las
ruedas del tanque permanecían estáticas, el cañón seguía disparando su carga a
lo lejos, solo para asustar a los pueblerinos.
- ¿Qué sucede? – Pregunto Jersio.
- Han venido por ustedes – Le
respondió la noble señora.
- Sabia que volverían – Respondió
Fletonio, a todos los estremeció el nerviosismo, al sentir la sombra de sus
tutores sobre ellos – Y ahora ¿Que haremos?
- Entregarnos – Le respondió Jersio –
Esta es nuestra guerra, no podemos permitir que muera gente inocente.
- Yo no volveré a ese lugar – Le dijo
Mars Carmina.
- La gente terminara entregándolos si
no escapan – Los apresuro la señora para que decidieran algo pues se estaba
volviendo loca con tanta gente queriendo allanar su morada.
- De seguro ellos saben que llegamos
aquí por el simple hecho de que les desconectaron las líneas – Argumento
Fletonio – Mas sin embargo no tienen idea de cuantos pudimos llegar hasta este
lugar; quizás ellos no sepan de Birmir, ni de Belabeth, ni mucho menos de
nosotros; no creo que continúen sus exigencias si faltara uno o dos más.
- ¿Qué quieres decir? – Le dijo Mars
Carmina confundida, al ver el Fletonio casi hablaba para el solo.
- Lo que quiero decir, es que no podemos
permitir que esto siga ocurriendo, rendirnos así nada mas es una vergüenza para
todos nuestros demás compañeros, me rehusó a aceptar nuestro miserable destino,
pienso que con uno de nosotros que se entregue seria suficiente para que el
resto escape y el apoyo a la ciudadanía, a fin de cuentas ellos solo nos
quieren por venganza al no soportar que los herimos - La señora del lugar
asintió con la cabeza, al verse contra la pared pero sin dejar de apoyar a su
pueblo pues esperaba que los chicos se salvaran.
- Excluyamos a la chica y dejémoslo a
la suerte – Dijo Juas Foriel, al ver que el tiempo no apremiaba.
Mientras tanto la gente del lugar ya
había reactivado las líneas de trasmisión eléctrica, causando que más gente se acumulara
enfrente de la casa de la señora para terminar de satisfacer a los invasores,
comenzaron a golpetear con fuerza la puerta, como si los pobres chicos fueran
la causa de sus males, era terrible como toda esa presión podría reflejarse en
algo tan absurdo.
Jersio perdió el disparejo, el cual jugaron
con sus temblorosas manos por lo que valientemente procedió a entregarse; la
señora al ver que las cosas estaban de alguna forma arregladas invito al resto
de los chicos a que escaparan por una puerta escondida atrás de su casa la cual
los conducía a un estrecho y largo callejón.
- Sigan por allí hasta el muelle - Les
ordeno la señora - Usen el bote para escapar por el lago – Pues ella sabia que
cuando abriera su casa para sacar a Jersio los demás pueblerinos vendrían por
el resto.
Los suertudos que intentaban escapar
avanzaron unos metros y cuando se encontraron en medio del callejón Juas Foriel
se detuvo y regreso corriendo a la casa.
- Sigan sin mi, los alcanzare, dense
prisa – Les grito.
Sus compañeros que estaban muy
asustados le permitieron que siguiera y ellos continuaron corriendo a través de
aquel pasillo, arrastrando al pobre pintor que seguía sin encontrar el sentido de
donde es que se encontraba o al menos que estaba pasando; así Juas Foriel
volvió a entrar en la casa, aun no salía Jersio pero estaban por abrir la
puerta. Juas Foriel tenía un plan bajo la manga para darle a Jersio su última
venganza.
- Esperen por favor tan solo un
minuto, subió las escaleras para buscar algo en el cuarto donde se encontraban
hospedados y después de eso bajo rápidamente de nuevo a la planta baja; pero
para su mala suerte la señora estaba sangrando en el piso y la gente
enloquecida tenia preso a Jersio, posteriormente lo tomaron a él y los llevaron
a sus inquisidores mientras buscaban a los demás.
Mientras tanto los demás chicos
salieron del pasillo por el cual escaparon y vieron como la gente se aproximaba
a lo lejos, habían salido a un pequeño muelle detrás de las casas en él había
un bote pesquero, el cual abordaron con mucha diligencia al ver como la gente
se aproximaba y así soltaron la soga que los unía a la tierra, Fletonio remo
para alejarse de la turba la cual comenzó a amontonarse en la orilla mientras
ellos se alejaban; remo por las oscuras y tranquilas aguas hasta una distancia
fuera de peligro, donde pudieron apreciar el espectáculo en las orillas del
pueblo; donde el tanque permanecía a un costado de la torre eléctrica y la
gente llevaba cargando a los infractores de su bienestar social, pues querían
regresar a la normalidad, por el momento no deseaban pensar en lo correcto,
solo deseaban tranquilidad.
La escotilla del tanque se abrió para
que de el pudiera salir un gordo y barbudo viejo, tenia puesto unos voluptuosos
lentes negros; era uno de los maestros de Prospectia y venia comandando aquella
vergüenza tecnológica; el era Dorontelo, quien aun con medio cuerpo dentro del
tanque volteo a ver a los chicos que tirados sobre el suelo platicaban entre
ellos sin prestarle atención.
- ¿Y los demás? – Les grito.
- Están muertos por sus malditas trampas
- Le respondió Jersio gritándole.
- Tan obstinado como siempre, pero ya
tendrán su castigo final – Le respondió – Amárrenlos y súbanlos al tanque – Les
dijo a sus ayudantes - Y ustedes ingratos pueblerinos será mejor que nunca
jamás vuelvan a desactivar la energía porque la próxima vez no habrá nadie que
pueda hacerlo.
Los alumnos más avanzados que venían
también dentro del tanque y que estaban totalmente adoctrinados bajo la
filosofía de sus maestros se encargaron de amarrarlos de pies y manos, para
después echarlos dentro del tanque.
Dentro recibieron una golpiza por
parte de Dorontelo, que aprovechaba la inmovilidad de los chicos para realzar
la débil fortaleza de su vejez.
- Ya verán, lo mejor vendrá cuando
lleguemos, jamás se imaginaran lo que sufrirán, mucho menos en lo que se van a
convertir – Les dijo cacheteándoles la cara y burlándose, para después sentarse
en la silla de mando para poder conducir el tanque; así comenzó a echarse
lentamente en reversa mientras uno de sus torcidos alumnos veía como a los
pobres chicos se les escurría una espumosa saliva de sus hinchados labios, pues
estaban convulsionándose; se acerco un poco más para verlos de cerca,
directamente a sus enrojecidos y vibrantes ojos. Aquellos jóvenes dividieron el
pequeño tubito de hormonas de ira, las cuales sacaron de la piel al pintor y se
las habían introducido por la nariz para que rápidamente llegara a su cerebro;
a Juas Foriel se le ocurrió esa ultima hazaña y tal vez el no planeaba
inmolarse también, pero al menos encontró la manera de atacar al enemigo desde
adentro, usando sus propios instrumentos de maldad, después de todo ya no les
quedaba otro amanecer.
- Creo que ya se los cargo maestro, se
están muriendo – El ayudante volteo a ver al resto de sus compañeros, al mismo
tiempo que los dos prisioneros rompían las cuerdas que los ataban con una gran
fuerza sacada de su interior; después uno de ellos sujeto al alumno de
Dorontelo del cuello para estrangularlo,
mientras el otro se abalanzo rápidamente sobre Dorontelo, usando un brutal
movimiento le clavo la frente sobre la palanca de conducción. Un sangriento
episodio sucedió durante unos minutos
dentro de la cabina donde los alumnos combatían entre si, a la par que el
tanque había cambiado de dirección hacia adelante ya que la cabeza de Dorontelo
había cambiado la tracción del mismo, por lo que muy rápidamente a pesar de que
todos adentro estaban en el umbral del dolor de una fuerte pelea, el tanque fue
a dar contra la torre de electricidad,
atropellándola y derribándola, causando el desplome de toda la línea
eléctrica sobre el tanque.
Así fue como el resto de los chicos
que permanecía en el bote presenciaron un espectáculo de luces y rayos, que culmino
con una fuerte explosión; después, todo se volvió silencioso y solo se
escuchaba las moribundas llamas que ardían a lo lejos, pero el agua permanecía
totalmente quieta.
- La electricidad hacia Prospectia se
ha acabado para siempre – Dijo Fletonio, mientras comenzaba a remar hacia el
otro lado del lago.
Durante su viaje juraron que jamás
contarían a nadie más sobre las atrocidades sucedidas en aquella remota área,
volverían a comenzar una nueva vida lejos de aquel lugar, fue lo único que
hablaron, todo el viaje careció de conversación alguna; mientras Fletonio
remaba y Mars Carmina cuidaba del pintor cantándole tiernamente al oído para
tratar de reanimarlo, así poco a poco el joven pintor volvería en si, para
disimular toda la locura de la que fue victima y la cual lo traumaría por el
resto de su vida.
Fuera de esa retrospectiva el pintor
volvió por ultima vez a la realidad, lentamente abrió los ojos hasta
encontrarse sentado en una silla dentro de un complejo laboratorio infestado de
computadoras y maquinarias, era tan compacto el lugar que se tenia que caminar
con cuidado para no atorarse entre todas esas invenciones. El pintor fue
encandilado en su despertar por la luz que bendecía el lugar al igual que en
todo templo o laboratorio de la ciudad. El pintor trato de levantarse pero se
percato de que estaba amarrado de pies y manos en esa silla. Se quedo
observando aquel espectáculo de mecánica y electrónica, en la que cada una de
esas computadoras procesaba información incansablemente y en la que todas esas
maquinarias expulsaban vapor y se movían perpetuamente, formando así una
industrial melodía.
Apareció entonces el chico que lo
trajo en la carreta, ya no vestía ese traje elegante si no una bata blanca,
parecía ser el director de toda esa orquesta científica. Tecleaba rápidamente
en las computadoras, verificaba los indicadores de las maquinas, ajustaba
algunas manijas y tomaba anotaciones en una libreta que cargaba. Caminaba como
una especie de androide sin doblar las rodillas, con los ojos muy abiertos y
sin parpadear, girando el cuello para mover la cabeza de un lugar a otro.
Cuando termino con su rutina se acerco hasta donde estaba amarrado el pintor.
- Me llamo Leonfardo, si es que no me
reconocías – Le hablo aquel joven vestido de científico – Yo soy el director de
Prospectia – Al pintor se le erizaron los pelos, el miedo lo invadía por
completo con tal solo escuchar de aquella institución – He seguido
detenidamente tus operaciones a lo largo de todo estos años, pero después del
asesinato de mi discípulo desapareciste por completo. Obviamente también
debería decir que tu eres mi discípulo ya que aquí aprendiste todo lo que te
hacia diferente, precisamente aquí en esta gloriosa institución que yo mismo
forme – El viejo hablaba para si mismo, el pintor tan solo escuchaba extrañado
aquel monologo – Prospectia es una mísera parte de lo que alguna vez fue
nuestro imperio, un mundo tecnológico muy bien controlado en el que personas
como yo éramos entes intocables, unos dioses que no buscaban la perfección sino
el poder eterno para tomar la vida de quien quisiéramos y que todos ellos
siempre obedecieran nuestra voluntad. Un mundo que personas como tu echaron
abajo apoyándose de nuestra mas poderosa arma – Leonfardo movía delicadamente
las manos mientras hablaba - Mucho mas antes, nuestra granja humana nos rendía
muchos frutos y aunque las revoluciones
eliminaron mucho de nuestro poderío, jamás pudieron suprimir a esa eterna clase
dominante de la que tuve suerte de pertenecer. Nuestra granja humana era
productiva, nos daba todo lo que podíamos necesitar, pero bajo ese sistema
jamás se podía llegar al poder absoluto, el sistema era simple y limitado. Fue
entonces cuando cambiamos nuestro esquema, nos aprovechamos de esas reformas,
cedimos los gobiernos y transformamos nuestra granja en una fabrica, pues ya no
se trataba de que nuestros humanos produjeran para nosotros ahora se trataba de
producir humanos, cada uno de ellos debería atender ciertas necesidades que
solo nosotros podríamos sustentar, el simple hecho de nacer y tratar de conservar
dignamente esa vida que nosotros les propusimos, solo eso era suficiente para
otorgarnos a nosotros mas de la mitad de todo el trabajo de esa persona,
trabajo que acumularíamos descaradamente y el cual podría tomar la forma que
nosotros quisiéramos, la individualidad de cada uno de todos esos seres industriales
seria reducida a su mínima expresión, de esta manera simplemente en un numero tendríamos
la energía acumulada de millones y millones de personas - Leonfardo suspiro -
que tiempos aquellos, éramos tan poderosos. Esa era nuestra fabrica de humanos,
entre mas tuviera uno, mas podía oprimirlos y mas poderoso se haría uno, sin
fronteras que nos detuvieran, todas nuestras decisiones podían tener un impacto
global. Pero claro que hasta nosotros fuimos consumidos por lo que fue nuestra
mas grande invención, construimos nuestro majestuoso palacio sobre las altísima
columna del dinero. Se veía firme, pensamos que nada la derrumbaría, pero no
fue así. Cuando alcanzamos nuestro apogeo nuestra ambición nos hizo destruir
todo lo que habíamos edificado a lo largo de los siglos. Nuestra fábrica
comenzó a producir desmedidamente, hasta que todas esas personas comenzaron a
devaluarse, a tal grado que nuestro sistema les era insuficiente para vivir,
fue entonces cuando muchos de ellos escaparon de nuestro control satisfaciendo
sus propias necesidades por ellas mismas. Entonces vino lo peor, la
desvalorización del dinero. Todo el trabajo, todo el poder, toda esa absurda y
desmedida cantidad de moneda que pudimos acumular se desvaneció, pues se
acumulaba indefinidamente en los bancos sin que volviera a circular entre el
pueblo, con el único fin de hacer más grande nuestro poderío; de repente la
moneda ya no tenia valor para nadie, las cuentas millonarias desaparecieron
para siempre, el sistema cambio mucho antes de que pudiéramos preverlo,
estábamos en una situación en la que ya no se podía implementar algún sistema
de control y extracción de poder, nuestro ego se quedo fuera del juego –
Leonfardo gritaba todo lo que decía – Yo era un magnifico general, tenia miles
de tropas bajo mi control, un brutal arsenal de destrucción, un ejercito de
científicos apoyándome, mi poder era inigualable, nunca me sentí tan humillado
como cuando ese día aquel gusano se negó a limpiar mis botas, los cobardes de
mis soldados ya no tenían por que seguirme ante esa revolución mundial, tenían
mucho mas cosas que hacer en su propio pueblo que estar obedeciendo mis
designios – Se tranquilizo y respiro hondo – Desde entonces he pasado todo este
tiempo aquí en el corazón de Prospectia, utilizando la herencia que me quedo
para planear mi venganza, he aprendido a utilizar toda esta maquinaria, he
asimilado muchísimo conocimiento y he trabajado intensamente en esta escuela,
para algún día volver a ser un dios. Claro que tu te preguntaras, como es que un
joven como yo fui capas de sobrevivir hasta ahora y comenzar una orden secreta
con el afán de controlar a la humanidad. Lo que pasa es que la esencia de
Leonfardo no esta en este cuerpo, esta aquí adentro – El joven apunto con su
dedo su cabeza – He utilizado la mas alta tecnología que se llego a alcanzar en
aquellos tiempos gloriosos, una tecnología sobre la cual teníamos privilegios
los militares. He sido capas de clonar consecutivamente la configuración de mis
neuronas con la ayuda una de estas maquinas, restituyendo así una y otra vez el
pensamiento de ese antiguo ser, y de alguna forma u otra alcanzando la vida
eterna de él, Leonfardo va mas halla de un simple ser humano, yo y él superamos
esa debilidad biológica y alcanzamos la supremacía. Solo es cuestión de tiempo
para que mis semillas rindan fruto y todas mis raíces se puedan extender, y ni
tu ni nadie podrá detenernos pues jamás podrán luchar contra una amenaza
desconocida la cual es independiente de su tiempo – Leonfardo puso una cara de
placer – Aunque debo admitir que me sorprendes, por un momento estuviste a
punto de rastrearnos, era muy extraño que un tipo cualquiera destruyera nuestro
complot, de verdad que te pusiste muy rebelde. Pero como ironía de la vida tú
terminaras convirtiéndote a la fuerza en uno de mis sirvientes, tu gran
capacidad para la ciencia se tornara en una jugarreta para mis objetivos. Con
mis fieles discípulos Yaraelo y Midelo Angelius muertos tú serás el nuevo
frente de mi misión. Aquel desquiciado asesino esta muerto y ya no causara mas
problemas, a esa señora no le importa nada de lo que pase con nosotros y es
como si no existiera, así que por fin pudimos terminar con ese trió de alumnos
que se atrevió a escapar de los tentáculos de Prospectia – Algo estaba mal, ese personaje no era
humano, era quizás una idea o tan solo un concepto que presumía saberlo todo; pero
parecía estar equivocado, pues al parecer lo estaba confundiendo con el difunto
Fletonio.
Mientras Leonfardo continuaba con su discurso,
no muy lejos de allí se encontraba Ramberto, un detective de la asamblea, el
cual había continuado con el trabajo de su padre, investigando y siguiendo las
pistas de esa macabra organización. Ese joven estaba en su esplendor, había
demostrado ser uno de los mejores en la academia, había viajado a otras
ciudades donde pudo instruirse para convertirse en un aguerrido cuerpo de
seguridad. Pero la ultima pista que obtuvo para resolver el caso fue por mera
casualidad mientras presenciaba el juicio donde su viejo maestro de pintura fue
el testigo, y donde hablaron múltiples situaciones en las que se hablaba de la
misteriosa nube que era Prospectia; esto intrigo a Ramberto, y con tal de
seguir a su viejo maestro fue conducido hasta esas inmediaciones.
Desde una montaña podía observar el
gótico edificio del cual emanaba humo de una chimenea, era lo único que restaba
de aquella época de mercantilismo. Prospectia estaba ubicada en el centro de lo
que antes fue un gran bosque, ahora solo quedaba un cementerio de troncos
talados, formando así un campo amarillo y desolado. Ramberto había estado en
bastantes misiones, en todas ellas trabajaba solo, aunque en ocasiones lo
acompañaba una ave que llevaba consigo, la cual era su vieja amiga y ave
mensajera que volaba a velocidades impresionantes y que le servía para pedir
refuerzos en situaciones peligrosas, pero esta vez no le acompañaba. Después de
mirar esa siniestra estructura dentro de ese campo de desolación, abordo la
motocicleta en la que viajaba y se encamino hacia aquel edificio, bajando la
colina y dejando una estela de humo en el camino.
Conforme Ramberto se acercaba por todo
ese llano arenoso, aquel edificio crecía y se hacia mas tenebroso hasta
convertirse en un gran complejo frente a sus ojos. Él se detuvo cerca de la
gran puerta de entrada, contemplo aquel lugar que más que una escuela en
realidad parecía la guarida de vampiros. Asumió la responsabilidad del peligro,
y prefirió entrar sigilosamente en ese lugar. Ramberto bajo de la motocicleta y
camino alrededor de esos grises muros hasta encontrar en lo alto una ventana
abierta. Escalo el muro apoyándose de todos los puntiagudos detalles que
adornaban ese tipo de arquitectura. Cuando por fin alcanzo la ventana se
deslizo silenciosamente dentro de ese lugar entrando a un largo pasillo sin fin
que parecía dar la vuelta a toda la estructura, el pasillo estaba lleno de
puertas en un costado y el otro costado del mismo obviamente respiraba con la
vista de las ventanas.
Ramberto saco su arma de defensa que
era una punta eléctrica, solo así recorrió lentamente aquel pasillo por varios
minutos hasta percatarse que en realidad daba la vuelta a todo ese complejo. Tendría
que elegir una de todas esas puertas para continuar su trayecto, no lo pensó
mucho y entro a la primera que vio. No había mucha luz dentro de ese cuarto,
pero se apreciaba claramente que se trataba de una especie de auditorio, con
sillas escalonadas y una gran pantalla enfrente. Aquellas sillas no eran
comunes y corrientes, pues estaban diseñadas para amarrar manos, pies y cabeza;
esta última estaba desarrollada para capturar la cara y las pestañas. Ramberto
prefirió regresar, pues en ese cuarto no existía salida alguna.
Camino un poco por ese pasillo, volviendo
a elegir una desconocida puerta, esta vez entro a un cuarto el cual parecía ser
una biblioteca repleta de anaqueles cerrados bajo llave, protegiendo bajo su
capa de vidrio todos esos libros. Era un agradable lugar, en comparación son el
aspecto de todo lo demás, el piso era limpio y brilloso con una losa
ajedrezada, tenía una variada colección de estatuas angelicales todas ellas
decapitadas. Después de inspeccionar el lugar pudo divisar una sala de lectura,
con sillones y mesas, pero a un lado de ella estaba una escalera sobre la
piedra, la cual daba al piso inferior, así que siguió su curso bajando por
dicha escalera.
Una vez en el piso de abajo se
encontró en un corredor, donde al atravesar una serie de arcos de piedra se alzaba
una gran cámara, su superficie estaba llena de troncos y en un extremo se
encontraba un caliente reactor el cual movía un portentoso dinamo, una tubería
parecía llevar todo el humo hacia el exterior; al parecer esa máquina brindaba
electricidad para todo el complejo. El techo de esa cámara estaba conformado por
cúpulas pintorescamente adornadas con lejanos y gloriosos paraísos, con representaciones
de placer y vanidad; era una mágica representación de aquellos deseos mundanos.
Desde donde estaba parado pudo divisar la gran puerta de entrada, enfrente de
ella estaba una esfera plateada con cuatro patas, parecía una araña metálica y
estaba resguardando la puerta de entrada como un verdadero centinela. Pero
cuando Ramberto camino hasta el corredor del centro el centinela se volvió
hacia él e inicio su marcha. Ramberto corrió hacia el otro lado de la cámara,
pasando por el umbral conformado por una serie de arcos de piedra y encontró
una puerta de acero, la cual abrió sin dificultad para resguardarse tras de
ella entrando a una nueva habitación. La nueva cámara era bastante alta, ese
lugar era una prisión, los altos muros de los costados estaban llenos de celdas
a las cuales se accedía por escaleras y pasillos de hierro recargados sobre los
muros. El centinela comenzó a abollar la puerta con sus patas, eso hizo que
Ramberto se alejara, como no tenía a donde escapar subió por esas escaleras. De
pronto la puerta fue derretida en un santiamén, el centinela entro y comenzó a
destruir las escaleras y los pasillos, usando un caluroso rayo láser que deshacía
al hierro como queso bajo el fuego, pero se concentro en destruir los cimientos
de las escaleras ya que no tenían mucho alcance. Ramberto subió hasta lo alto
de esa prisión desde donde pudo alcanzar una ventana y rompiendo el vidrio con
su macana pudo escapar. Pasando al muro exterior de esa instalación llego a un
borde perpendicular lo suficientemente espacioso para caminar de lado con la
vista sobre el abismo y así escapar de esa maquina. Se deslizo muy
cuidadosamente por ese camino alterno, el viento soplaba queriéndolo tumbar
pero Ramberto fue seguro en sus pasos mientras miraba el paisaje desolado hasta
llegar a una nueva ventana, se aseguro que fuera de otro cuarto y una vez
seguro se metió en el, rompiendo de nuevo el vidrio que lo separaba. Llego a
una nueva habitación con una larga mesa de madera y con sus respectivas sillas.
En las paredes de esa habitación descansaban filas de armada duras con su lanza
empuñada, avanzo entre esa habitación y salió de ella por una puerta. Llego a
una cámara circular la cual tenía un piso de vidrio y donde podía observarse el
piso de abajo, el cual era un taller de trabajo con gran cantidad de maquinaria
industrial. Continúo su camino pasando encima de ese vidrio y bajando unas
escaleras de caracol para bajar hasta el taller. El taller era enorme y
variado, pero saturado por las maquinas. Desde ese mismo taller se podía
apreciar otra cámara, separada por una pared de grueso plástico transparente.
Ramberto se acerco para mirar de cerca esa cámara y se sorprendió al encontrar
en ella un sin fin de herramientas de tortura; ruedas de estiramiento, mesas
con cadenas, cámaras de vapor caliente, cuchillos y un sin fin de artefactos
para el terror; aunado a eso el suelo estaba bañado de sangre seca. Eso indigno
al detective y retrocedió solo para buscar la salida de ese malévolo taller.
Cuando salió de allí se volvió a encontrar en el mismo interminable pasillo del
principio al cual entro escalando los muros de Prospectia, y desde donde podía
apreciar las lejanías del árido terreno en que ese valle se había convertido.
Recorrió una vez más ese infinito y
cíclico pasillo, hasta que su intuición lo hizo atravesar otra de esas puertas
de madera. Entonces un comedor se erguió frente al detective, varias mesas
estaban dispersadas en esa habitación, la cual estaba forrada de tuberías por
todas sus tres superficies, dichas tuberías desembocaban en cada una de todas
esas mesas; y de igual manera como en esa habitación tampoco había salida
regreso por donde vino. Cuando cerro la puerta pudo escuchar el ladrido de
varios perros que se acercaban, Ramberto tuvo tiempo para prender su punta
eléctrica pues ya un escuadrón de perros guardianes estaban dando la vuelta en
el pasillo, el detective fue muy rápido y se deshizo ágilmente de esa amenaza,
de cada uno de esos perros con una fuerte descarga, aprovecho de su desmayo
para encerrarlos en el comedor y asegurarse que no volvieran a molestar. La
cosa se estaba poniendo tensa, pero el detective siguió en su determinación de
llegar al fondo de ese asunto.
Ramberto camino e inspecciono ese
corredor hasta que se volvió a parar en una de esas puertas, sabía que no podía
predecir qué había detrás de ellas, mucho menos si lo que estaba atrás era lo
que estaba buscando, pero no lo quedaba otra opción más que elegir. Abrió esa
nueva puerta para de pronto encontrarse en una habitación pintada de negro con
puntitos brillosos y que resguardaba un rustico planetario. Esferas de
diferentes tamaños colgaban desde un artefacto en el techo simulando una
galaxia, planetas grandes y rojos, pequeños y azulados, asteroides deformes y
cafés, pequeñas esferas trasparentes y una gran esfera amarilla en el centro;
todas ellas se movían lentamente y proporcionalmente, siguiendo las ordenes de
un artefacto en el techo que funcionaba como un reloj. En esa sala se
encontraba un tipo encapuchado mirando los planetas a escala, cuando se percato
de la presencia de del extraño se movió inmediatamente hacia el otro extremo
del cuarto saliendo por otra puerta; poco tiempo después la representación del
cosmos modifico su velocidad, entonces aquellos lentos planetas se volvieron
demasiado rápidos. El detective estaba dispuesto a travesar ese fragmento de
universo con tal de alcanzar a ese sujeto, bajo ese pensamiento fue como paso
la primera orbita evadiendo al primer planeta y quedando en medio de dos de
ellos, si alguna de esas esferas lo golpeaba era suficiente para romperle algún
hueso, pero valientemente continuo saltando entre orbitas hasta llegar al sol,
el cual giraba bajo su propio eje, entonces continuo su marcha otra vez hasta
encontrarse del otro lado de esa sala. Vio entonces que allí estaba una palanca
accionada al máximo, el detective la regulo para que aquellos planetas
volvieran a una segura oscilación. Después paso a la nueva habitación para
encontrarse en la gran cámara, solo que ahora estaba en un gran balcón a varios
metros del piso donde se encontraban todos esos troncos y aquel centinela. No
encontró a nadie, se acerco al barandal
del balcón para observar por donde pudo haber escapado aquel tipo, pero cuando
se asomo lo encontró escondidamente agarrado del barandal, el tipo lo tomo de
su ropa y lo jalo sorpresivamente, Ramberto alcanzo a aferrarse de la ropa de
aquel extraño; entonces comenzó el forcejeo por la supervivencia, pero el
detective logro agarrarse del barandal y pateando a aquel tipo lo hizo caer
hasta abajo, estrellándose estrepitosamente en el concreto y llamando la
atención del centinela. El centinela fue tras de Ramberto escalando por las
columnas, por lo tanto el detective no tuvo otra alternativa que regresar por
donde había venido para escapar de esa maquina mortal. Regresando así de nuevo al
mismo pasillo del principio. Ramberto se sentía como dentro de un laberinto,
todas las decisiones que tomaban lo llevaban al principio, lo hacían sentir
como si inconscientemente estuviera retrocediendo ante esa misteriosa amenaza,
sin escape alguno debía seguir el inevitable curso de alguna de esas puertas,
debía elegir sin saber en verdad que era lo que estaba seleccionando.
Volvió a elegir otra de esas
misteriosas puertas, pero en esa ocasión estaba cerrada, así que la forcejeo
pero no pudo abrirla; a pesar de eso la echo abajo con una patada. Pero no
encontró habitación alguna, tan solo una escalera que descendía. Bajo por ellas,
el camino se volvió bastante largo y agotador, el calor invadió el ambiente mientras varias
fotografías adornaban la pared de la escalera pero por fin pudo dar hasta el
fondo.
Estaba varios metros bajo tierra, los
muros de concreto se habían transformado en las cavadas paredes de una caverna,
lo que le hacía pensar que esa sección no era parte del edificio; para su
sorpresa varios focos de poca intensidad iluminaban esas grutas. Una puerta de
acero estaba a su derecha, sobre las mismas rocas; entro en ella y encontró una
habitación llena de armamento, algunas de ellas bastante obscenas como
lanzacohetes y bazucas, además de haber suficiente explosivo para hacer volar
una montaña entera. Inspecciono el arsenal, mucho de eso sabia usarlo bastante
bien pero se le estaba prohibido usar, pero descarto esa recomendación pues
considerando la peligrosidad del enemigo necesitaría de ayuda extra para
vencerlo. Tomo una escopeta, la cargo y salió de esa habitación a sabiendas que
lo que se encontraba en esa caverna no iba a ser nada agradable.
Continuo a través de esas grutas, las
cuales comenzaron a ampliarse hasta convertirse en una gigantesca excavación
que era iluminada por largas lámparas. En su camino se encontró un especie de
elevador que parecía estaba a media construcción. Más adelante fue a dar dentro
de un gran almacén con varios tanques, entonces comprendió que posiblemente
aquel lugar era algún bunker subterráneo enterrado por décadas a varios metros
de la superficie. Por un momento prefirió regresar y pedir refuerzos, pero
cambio de parecer al ver como una gran cantidad de sujetos se acercaban hacia
él, saliendo de entre los tanques y escupiendo saliva por la boca. Trataban
lentamente de rodearlo, pero ninguno se atrevía a atacarlo, por eso el
detective retrocedió, hasta que uno de ellos se abalanzo sobre él, todos los
demás los siguieron, entonces una ráfaga de la escopeta termino con el que se
le acerco y los demás asustados corrieron a guarecerse detrás de esos vehículos
de guerra. El detective siguió cuidadosamente su curso, siguiendo un camino de
luces en el suelo, apuntando a los ojos de las bestias que se asomaban desde
sus escondites, hasta que pudo divisar un pasillo bastante iluminado el cual lo
guio hasta una trasparente puerta automática.
Se encontró en una deslumbrante y
activa habitación, con vivas maquinas por donde quiera. Fue entonces que al
caminar por todos esos artefactos pudo visualizar a Leonfardo, estaba colocando
a su viejo maestro de pintura sobre una camilla debajo de una horrible maquina.
Se acerco sigilosamente y cuando estuvo lo suficientemente cerca recargo su
escopeta.
- Alto allí, estas bajo arresto – Le
dijo fuertemente Ramberto y apuntándole con la escopeta. Leonfardo se
sorprendió bastante quedándose inmóvil – Creo que tendrás mucho que explicar a
los jueces de la asamblea – Leonfardo se volteo hacia su adversario y al ver el
arma que traía sonrió y se hecho a correr. Ramberto no disparo pues lastimaría
al pintor con esa aparatosa arma, así que fue tras de el científico pero ya no
lo pudo ver entre tantas maquinas.
- Ayúdame por favor – Le dijo el
pintor, que estaba mareado y amarrado en esa maquina. Ramberto lo desato y se
lo hecho al hombro, pero en ese instante se desactivaron las luces del lugar y
todas esas maquinas se detuvieron reduciendo a nada ese tempestivo sitio. Ramberto
no veía absolutamente nada y era presa fácil de aquel maniaco. El pintor estaba
débil e inmóvil pero esa oscuridad absoluta le hizo recordar el abismo de
Cobaro. Quizás fue la melancolía de esas memorias que el pintor fue capaz de
mirar borrosamente en la oscuridad. Ramberto estaba desconcertado estaba mas
preocupando por no quedarse atorado allí para siempre en el fondo de la nada
que por su adversario. Aun así las cosas se pusieron verdaderamente mal cuando
escucharon los jadeos y el alboroto, entonces Ramberto se acordó de esos
inhumanos que había visto en la cámara anterior. Ramberto levanto su arma
esperaba que el ruido de esos salvajes les revelara su posición, pero todo se
volvió demasiado callado.
- Voltea a la derecha, rápido – Le
grito el pintor. El detective lo hizo – Dispara – El detective disparo, un
estruendo retumbo en esa silenciosa oscuridad solo para mancharle toda la cara
– A la izquierda, date prisa – Le volvió a gritar el pintor dentro de toda esa
oscuridad silenciosa, y así lo hizo Ramberto, escuchando después de la ráfaga
los agonizantes gritos de un moribundo. Unos minutos de terror y espera
cedieron a eso, solo para romperse en un susto por los gritos del pintor –
Hacia atrás, avanza y acribilla con todo – Así lo hizo Ramberto, al igual que
lo hizo en aquellos años de aprendizaje siguiendo las ordenes de su instructor,
de esta manera acabo con todos esos endemoniados.
Ramberto pudo salir vivo de esa situación
siguiendo las instrucciones del pintor, caminando por las sombras lograron
llegar a una zona donde las luces volvieron a ilustrar el laboratorio; las
computadores y maquinas volvieron a la vida, alterando drásticamente la oscura
tranquilidad. El arma de Ramberto estaba vacía, se deshizo de ella dejándola
caer. Miro al pintor, estaba algo drogado, por eso el detective lo dejo allí
recostado mientras seguía el rastro de ese maniático. Involucrándose en la
densidad de ese laboratorio electrónico se podía apreciar como cambiaba de
aspecto, las maquinas se cambiaron por incubadoras en las cuales descansaban
varios fetos y embriones hasta que todo de pronto se convirtió en un bosque de
celdas de formol. El detective llego a una explanada con un gran círculo en el
suelo en el cual estaba pintada una estrella de seis picos. Enfrente de ese
circulo estaba una gran computadora con una pantalla enorme, a los lados de
ella descansaban dos grandes incubadoras llenas de espeso liquido verde,
mientras Leonfardo tecleaba apresuradamente sobre ese computador.
Ramberto dio un paso en el circulo y
en el mismo instante Leonfardo se volvió hacia el detective.
- Ni un paso mas maldito intruso, tus
días han terminado – Leonfardo apuntaba con su mano extendida y su dedo índice
al detective – Estas a punto de presenciar el poder que se le concede a los
mensajeros de los dioses – Sin dejar de ver al detective presiono un botón en
el teclado. Inmediatamente una de aquellas celdas comenzó a emitir gas a
presión por una de sus boquillas.
- Sera mejor que te rindas ante la
justicia – Le respondió el detective mientras avanzaba hacia él.
- ¿Justicia? Personas como yo no sabemos
lo que eso significa – En ese instante un hombre de dos metros salió de la
incubadora, rompiendo el vidrio y derramando todo el liquido por los suelos. La
bestia se coloco de un salto enfrente del científico. Era enorme, musculoso al
extremo, tenía garras de águila en vez de manos, pies peludos y parecidos a los
de un canguro, su enorme cabeza albergaba unos ojos de camaleón y una boca de
tiburón – Conoce a mi nuevo y mejorado yo – Le dijo Leonfardo. El detective no
tenia idea de que hacer frente a ese monstruo, tan solo quería salir corriendo
– Ahora nosotros hemos alcanzado la perfección, he vuelto a configurar mis
neuronas en el cuerpo de este poderoso individuo, te presento a Leonfardo
numero treinta y ocho - La bestia se acerco demasiado al científico, lo tomo de
los hombros con sus garras y de un mordisco le arranco la cabeza. La sangre
escurrió por todo el piso, y la bestia escupió la cabeza lo mas lejos que pudo.
- No necesito que hallan mas clones de
mi persona caminando por allí – Le hablo la bestia al detective, con su
ensangrentada boca que emitía una voz fina y suave; Ramberto estaba
aterrorizado – Es tiempo de una nueva era, si quieres que algo salga a tu
agrado hazlo tu mismo – Le decía la bestia al detective.
- ¿Qué es todo este lugar? ¿Quién eres
tú? – Le dijo Ramberto, tratando de averiguar quien era su verdugo.
- Esta es tu tumba y mi trono desde la
antigüedad. Es el paraíso terrenal de mi vanidad, la fortuna que me otorga su
ingrata necesidad, en sí, una sublime galería de poder. Esto es el sistema que
se resiste a perecer.
Ramberto sintió como la muerte le
tocaba el hombro, anunciando que había llegado su día. Se quito la chaqueta que
traía y saco sus últimas dos nobles armas justicieras que le quedaban. Sabía
que no podría escapar a la superioridad de esa cosa pero al menos la
enfrentaría con todo su ímpetu.
La bestia se abalanzo sobre el
detective y este la esquivo por un lado con una maroma, inmediatamente lo
golpeo con su punta eléctrica, pero el daño fue mínimo, el nuevo Leonfardo se
volteo y de una patada lo arrojo varios metros a lo lejos, para después saltar
sobre él. El detective volvió a esquivarlo, con sus rápidos movimientos golpeo
múltiplemente a esa cosa pero no conseguía dañarlo; tan solo causo que la
bestia lo tomara con mas facilidad, lo agarro del cuello con sus garras y
comenzó a golpearlo brutalmente, jactándose de su miserable debilidad. El
eficiente, honrado y valiente detective se convirtió en un saco de huesos
rotos, daba lastima ver a una tan honorable persona sufrir ante la omnipotencia
de Leonfardo. No había mas que hacer, la bestia estaba por ultimar a su
juguete, cuando unos aplausos resonaron en la cámara. Leonfardo volteo a ver
quien era, pero no podía ver a nadie entre toda esa cantidad de creaciones
científicas. Los aplausos no pararon hasta que el intruso se presento, se
trataba nada más y nada menos que del desaparecido demente de Lomdar. Claro que
ninguno de esos dos sabía de qué se estaba tratando eso, tan solo Lomdar les
sonreía mientras agitaba una afilada barra de hierro que cargaba.
- Muy bien hecho mi querido director,
pero creo que su infantil forma de matar revela que tan débil es frente a la
vida, sin duda que sus motivos no van mas halla del placer mundano – Leonfardo
rugió con fuerza y arrojo al destrozado cuerpo del detective a los pies de
Lomdar, Ramberto aun se movía con mucha dificultad.
- No se como es que llegaron tantos
gusanos hasta aquí, pero terminare de limpiar este calabozo con mis propias
manos – Le dijo Leonfardo.
- Me lamento haber llegado tarde a la
fiesta, pero ni eso te hubiera salvado – Lomdar se agacho para agarrar con sus
manos la cabeza de Ramberto y hablarle al oído – Aliviare tu dolor – Lomdar
torció por completo la cabeza del detective cayendo muerto al instante. Se paro
y dirigiéndose a Leonfardo le dijo – Creo que tu y yo tenemos algo pendiente desde
hace tiempo – Lomdar lanzo la barra con la que cargaba hacia Leonfardo, el cual
velozmente la esquivo, pero esta continuo su curso hasta estrellarse en el
computador principal, causando así un corto circuito. Por segunda ocasión la
luces de apagaron y todo ese lugar se volvió tan negro como el chapopote.
Leonfardo no tenia idea de que hacer,
su ser tan perfecto no estaba capacitado para ver en la oscuridad, toda su
realidad se vino abajo frente a esa inherente debilidad.
Inmediatamente recibió un portentoso
golpe, pero para la sorpresa de Leonfardo era incapaz de ver de donde es que
provenía, Lomdar resulto ser mucho mas fuerte de lo que esperaba, pues golpeo a
la bestia tan duro que tardo un tiempo en reaccionar al impacto – Es tiempo de
mi oprimida venganza – Lomdar continuo golpeando a Leonfardo, quien no podía
defenderse pues Lomdar era escurridizo y bastante dañino, lo único que podía
hacer aquel director era desgastar sus energías en su desesperación golpeando
el aire una y otra vez – Toda esta imparable furia que en mi reside tan solo es
culpa de ustedes – Lomdar derribo al director de Prospectia, el cual estaba
herido y se desangraba después de haber sido atravesado por esa afilada barra
de hierro. Era increíble ver a esa imparable cosa desplomarse de esa manera,
tan solo unos minutos atrás se jactaba de su posición privilegiada pero ahora
no tenia idea de cómo defenderse ante el cambio de base al que fue sometido,
todo ese afinado ser en el que se había convertido y que había especializado en
algo se veía inutilizado frente a esa diferente situación – A llegado el momento,
tanta ambición y necedad terminaran con un asqueroso final – Lomdar termino de
despedazar al que una vez fue el diabólico tutor de sus maestros. Ese concepto,
idea, sentimiento o lo que fuera que haya sido Leonfardo, por fin se había
escurrido entre las rejillas de la existencia. Todo ese poder acumulado a
través de los años había sido sorprendido y desvanecido, seria difícil que algo
así volviera a concretarse hasta ese punto. Mientras ese enrojecido personaje
terminaba de separar cada una de las partes del perfecto Leonfardo; de entre
todas esas maquinarias salió el pintor, se arrastraba débilmente hasta Ramberto
y después de ver entre las sombras que su discípulo ya viajaba hacia el otro
mundo, llamo a Lomdar.
- ¿Qué es lo que has hecho?
- Hice lo que tú no pudiste hacer –
Lomdar paro de hacer lo que estaba haciendo, se acerco a todos esos embriones
en incubación y volvió a enloquecer, destruyendo todas esas conmovedoras
creaciones que alguna vez llenaron de orgullo las salas de los premios
académicos. Tumbando todos esos fetos en crecimiento y arrancando cables y
tubos por donde quiera.
- ¿Piensas destruir a toda Prospectia?
- No. No podría hacer eso, como
destruir este magnifico riel hacia la perfección – Lomdar seguía desbaratando
computadores y maquinarias - De esta corrupta escuela han surgido las personas
más maravillosas que han pisado nuestra ciudad, no podría destruir esta
creación y egoístamente detener la locomotora de nuestra civilización. Ahora el
director esta muerto, las cosas aquí no volverán a ser como antes – Lomdar se
canso y dejo de hacer lo que estaba haciendo.
- No puedo creerlo, ya no se quien soy
ahora, si soy el que fui, o si fui el que soy, pero lo que mas me sorprende es
que tu hallas vuelto, saliendo de mis sueños para traer de nuevo terror, ¿Qué
es lo que quieres de mi? No crees que ya fue suficiente.
- Claro que no – Lomdar se acerco
hasta el pintor, lo cargo sobre sus hombros – Tu y yo todavía tenemos mucho que
hacer, salgamos de este maldito lugar. La diversión apenas comienza – Las
carcajadas de Lomdar inundaron aquel calabozo, resonando por cada una de las
escaleras de Prospectia, pasando por todas sus habitaciones y talleres hasta
escucharse en la puerta principal de dicha institución.
CAPITULO 8: LA UNIFICACIÓN
El departamento del pintor había cambiado un poco desde entonces, cada
una de las paredes presentaba un elaborado paisaje, todos los muebles y
artículos del lugar habían sido cambiados de lugar y reacomodados; algunos
sillones estaban clavados en el techo, otros mas estaban levantados y el resto
estaba pegado a los muros haciendo un extraño collage de artículos hogareños
junto a las pinturas en las paredes. La cama del pintor era lo único que seguía
en su lugar y precisamente encima de ella se encontraba amarrado el pintor,
tenia varios días allí hecho prisionero por Lomdar, el cual fue quien redecoro
la casa con la sangre del mismo pintor, cual era extraída de su cuerpo con una
serie de tubos y agujas adheridas a sus venas principales, de esta manera
Lomdar podía extraer cierta cantidad de material para sus desquiciadas obras
sin que el pintor muriese por ello pues le daba tiempo para recuperar lo
perdido.
El enigmático Lomdar había vuelto a hacer de las suyas de igual manera
que lo había hecho en Cobaro y en Muntionela, ahora se dedicaba a realizar lo
que alguna vez hizo el pintor, pero lo había trastornado y convertido en algo
repulsivo que por alguna razón dentro de su podrida mente llegaba a tener algún
tipo de belleza y sentido. Sus fechorías ya se habían dispersado por toda la
ciudad, atemorizando a la población y enloqueciendo a los detectives quienes no
podían dar con el. Lomdar era muy astuto y cauteloso a la hora de llevar a cabo
sus crímenes, cuales nunca tenían sentido alguno; jamás mataba a alguien que
conociera, mucho menos la elegía por alguna razón, tan solo elegía alguna
victima al azar y la terminaba convirtiendo en material para sus creaciones. En
pocos días esta aberración de persona se había convertido en una legenda
popular, había quienes decían que se trataba del mismo demonio, mientras
algunos aseguraban que quizás se tratara de alguna bestia inteligente, otros
decían que se trataba de alguna secta demente y por allí se llego a escuchar
que eran extraños planes de la asamblea para ganar distraer a la población;
pero a ciencia cierta nadie tenia idea de cómo es que se daban esos asesinatos.
El pintor era el único que sabia de la existencia de Lomdar, pero
ahora estaba atrapado en su propia casa, sin posibilidad de escape; se sentía
tan preso como una vaca dentro de un corral, a la cual se le alimenta y
diariamente se le cobra con su leche, pero había una única diferencia y era que
no era leche sino su sangre. Lomdar era muy astuto y sabia que si alguien podía
detenerlo solo podría ser el pintor, el cual cuando Lomdar se ausentaba por las
noches gritaba hasta el cansancio sin que nadie acudiera a socorrerlo, en
ocasiones los vecinos desesperados por el ruido le respondían gritándole que se
callara pero nada mas. Muchas veces la falta de sangre lo mantenía demasiado
débil que prefería quedarse dormido en la cama que lo aprisionaba. Los sueños
de su pasado habían desaparecido y lo único que soñaba todas las noches era en
la zona caótica donde inútilmente se sentaba a recordar mucho antes de que
ocurrieran todas esas tragedias que ya existían mas sin embargo se desconocían.
Un día tuvo la suerte de poder escapar de ese aprisionamiento. Sucedió
después de una conversación con su captor. Lomdar regreso totalmente manchado
de sangre y era bastante obvio que esa noche había hecho una de las suyas; se
encontraba y aun cargando los utensilios con los que dio forma a su arte y se
acerco a conversar con el pintor como
siempre lo hacia.
- Lo único que detesto de la vida es que sea tan corta como para no
darme las noches suficiente para exterminar a cada una de las almas de esta
ciudad – Le dijo Lomdar mientras observaba sus manos como si disfrutara sus
negras acciones.
- ¿Acaso es que quieres exterminar a toda la humanidad? – Le respondió
el pintor haciendo un gesto de repulsión.
- Si estuviera en mis manos destruir a esta plaga a la que pertenezco
lo haría, pero mis esfuerzos nunca serian suficientes como para acabarla.
- ¿Cómo puedes odiar a la humanidad? Si tanto detestaras formar parte
de ella, lo mejor seria que te suicidaras y librarnos así del castigo de tu
presencia.
- Como no se puede odiar a estas criaturas, te dejas llevar demasiado
por tus sentimientos que eres incapaz de ver la realidad. Estas criaturas que
se matan entre si, que se aprovechan unos de los otros, que se esclavizan cada
día mas para poder tener en sus manos las cosas que inventa día con día, que
destruye y mutila la tierra en la que vive y que por si fuera poco se
multiplicara hasta poblar toda la faz de la tierra no sin antes atormentar a
sus propios hijos. Dime tu quien dejara de reproducirse en pos del bien de su
prójimo si cada uno tiene sentimientos y deseos, no puedes negarle ese derecho
a cada quien. No me suicidaría a sabiendas de que puedo hacer algo para detener
este virus.
- Te equivocas, día con día se inventan nuevos recursos con los que la
humanidad podrá adaptar se en el futuro, tu forma pesimista de ver las cosas
tan solo distorsionan el futuro.
- En realidad tu crees que se encuentre la manera de producir
suficiente alimento para una población descaradamente crecida, crees que puedan
existir todos los bienes para cada uno de ellos, crees que pueda haber el
trabajo para todos ellos, crees que todos ellos pueden tener un lugar donde
vivir, crees que algún día podamos restaurar el mundo como era antes; el hecho
es que los mismos sentimientos que impiden detener el crecimiento de la
humanidad son los que se verán afectados al ver como es que la humanidad
comienza a vivir una situación insostenible.
- Sigo pensando que tus ideas son demasiado prolongadas.
- Pobre ingenuo, tan cómodo y tan seguro en estos momentos que te es
inconcebible ver las calamidades que le podrías otorgar a tu descendencia. Pero
claro que siempre es igual, tan solo nos importa nuestra felicidad, mientras
nosotros estemos cómodos todos los demás se pueden quemar en infierno. Dime
como se puede enfrentar a ese sentimiento, esa necesidad fisiológica que nos
obliga a multiplicarnos para alcanzar la felicidad, ¿Como se puede combatir a
eso? Cuando en un futuro eso es lo que nos destruirá. Es muy razonable que en
el pasado fuera necesario para la supervivencia humana, pero la vida se ha
alterado y las costumbres siguen siendo las mismas, cosa que no puede seguir
siendo así. Las guerras, la enfermedad, el hambre y todas esas cosas que mantenían
la población a raya se han esfumado con el avance del intelecto humano. Quien
podrá ahora regular la explosión demográfica, nadie mas que el mismo intelecto,
pero que sucederá cuando este mismo no alcance a toda la población o cuando la
sociedad ignorante sea incontrolable, a donde es que llegaremos a parar. No
cabe duda que para un simple ser humano le es complicado aceptar que es un
error dentro de este mundo, tan solo seguiremos dando mas obreros a esta
fabrica.
- El ser humano un error, ¿Como
es que puedes decir eso? Tu mismo has encontrado la belleza del arte, no tienes
idea de lo maravilloso que es el amor, la amistad y todos esos sentimientos
humanos que nos hacen sentir especiales. ¿Cómo puedes pensar que todo eso no
vale la pena?
- Eso es irrelevante, entre mas seamos más sentimientos habrá, entre
mas pocos seamos menos sentimientos habrá, si no existes no existirán esos
sentimientos, eso tan solo es una consecuencia de nuestra existencia no es el
fin de la misma. Al fin de cuentas todos esos sentimientos no llevan a ningún
lado mas halla que el fin de seguir conservando la especie, y muchas veces las
personas se pierden entre ellos confundidos ante la sencillez de los mismos la
cual puede llegar dominar nuestros cuerpos. A decir verdad no única maravillosa
cosa que puedo distinguir de la existencia humana es el arte, es por eso que
ahora lo utilizo para su inmolación.
- Desde un punto de vista muy general no creo que la humanidad sea
mala.
- Ni yo tampoco, no creo que el alcohol sea malo, que el tabaco sea
malo, que las drogas sean malas, que el sexo sea malo, solo pienso que quizás
todo en exceso sea perjudicial, y que podría ser más dañino sino algo que
afecte a todos por igual, pero dime quien va a ponerle un límite a la vida.
- Quizás solo sea cuestión de tiempo para que todo se regularice.
- Y que tal que no es así, o que cuando llegue la solución sea
demasiado tarde como para poder hacer algo al respecto; la vida humana por si
sola llegara a bajar de precio y tomar un miserable valor.
- Supongo que nadie querrá sacrificarse por la humanidad mientras
todos los demás continúan de fiesta.
- A veces no todo lo que vemos negro es malo por defecto – Lomdar se
retiro del cuarto pero el pintor no se podía convencer de sus maldades.
El pintor se percato de que Lomdar había
dejado un cuchillo ensangrentado cerca de sus pies sobre el colchón de la cama.
De inmediato el pintor busco la forma en que ese cuchillo pudiera llegar hasta
sus manos, moviéndose como pescado atrapado en la red el pintor solo podía hacer
que el cuchillo bailara sobre su eje de apoyo, sus muñecas sentían la
rigurosidad de las cuerdas que lo ataban y ya estaban bastante raspadas. El
pintor se canso después de tanto insistir en esa vía de escape, quizás solo se
tratara de una tortura mas de su compañero quien le ofrecía una solución a su
martirio pero la cual no podría tener a pesar de estar tan cerca de ella. Por
la mente del pintor solo pudieron pasar las imágenes que de él junto con
Israelo, el único adulto que a pesar de sus errores se había preocupado por él
y el cual había muerto a manos de Lomdar en una cama al igual que ahora se
encontraba el pintor. La fuerza de esos recuerdos y el deseo de no terminar
igual se combinaron para que el pintor alcanzara un ultimo aliento de ira, golpeando
la cama con su espalda y nuca pudo atraer el cuchillo hasta las cercanías de su
cabeza y después utilizando la fuerza de sus manos continuo haciendo ondas
sobre el colchón hasta que el cuchillo alcanzo sus dedos y pudo tomarlo. Corto
una cuerda y libero una de sus manos, después libero la otra y posteriormente
sus pies y sin pensarlo en menos de diez minutos estaba libre y armado. Pero
todos conocemos el carácter del pintor, jamás se enfrentaría a Lomdar, sobre
todo a sabiendas de que es un ente con fuerza sobrenatural. Por esa misma razón
decidió escapar sin que su captor se diera cuenta de ello.
Abandono silenciosamente la habitación, al
abrir cuidadosamente la puerta pudo observar a la bestia pintando con su sangre
en las paredes del departamento; estaba muy concentrado y daba toda la espalda
al pintor por lo que el prisionero decidió caminar unos pasos dentro de la sala
hasta alcanzar el baño que estaba a un lado de la habitación. Una vez adentro
encontró una ventanilla abierta, la cual el siempre procuraba dejar así para
que se disiparan los malos olores. Coloco el bote de basura como escalón y así
introdujo su cuerpo en medio de esa abertura cuadrangular; la primera vez que
lo intento fracaso pues era muy ancho aun para poder pasar por allí. Así que
decidió quitarse el cinto y el pantalón, cuales ofrecían bastante resistencia
al paso por aquella hendidura. Arrojo las prendas del otro lado esperando poder
vestirse de vuelta una vez afuera, y una vez hecho esto lo volvió a intentar
tratando de no hacer el más mínimo ruido al momento de su escape. Tuvo que
rasparse la piel para poder pasar su cadera por
ese lugar pero cuando por fin lo hizo pudo sentirse del otro lado,
aunque seguía manteniendo los pies adentro para detenerse pues él vivía en el
tercer piso de ese edificio y desde donde se encontraba podía observar lo
profundo que se encontraba el callejón. Al observar su entorno, pudo encontrar
una tubería de desagüe, la cual utilizo para descender hasta abajo.
Una vez que se encontró a salvo en el callejón
fuera de la habitación procedió a vestirse de nuevo y cuando termino pudo
escuchar un escalofriante grito procedente del departamento, no cabía duda que
se trataba de Lomdar, pues cualquier otro se hubiera desgarrado por completo la
garganta al hacerlo. Eso alarmo al pintor quien abandono inmediatamente el
callejón buscando un lugar donde esconderse, las calles estaban concurridas,
pues esa misma noche se celebraban las fiestas del mes, se veían tianguis y
puestos de comida por todos lados, ríos de gente recorrían las calles y en lo
alto colgaban algunas lámparas que colgaban sobre cuerdas de una casa a otra.
El pintor no lo pensó dos veces y se disolvió entre toda esa multitud.
Mientras el pintor corría agachado entre toda
esa multitud se escucharon potentes disparos, los que alarmaron a los citadinos
y desencadenaron una estampida. Se trataba de Lomdar quien venia armado con una
pistola, pues él venia decidido a exterminar a la única persona que podía
derrotarlo. La gente corría por todos lados lo que hacia fácil el escape del
pintor pero después de encontrarse sin salida decidió esconderse dentro de un
barril que se encontraba allí en la calle y el cual tenía un agujero desde
donde podía observar lo que sucedía.
Varios guardias se acercaron hasta donde
estaba Lomdar para tratar de detenerlo, pero el arma que Lomdar poseía no era
cosa común y después de algunas detonaciones los guardias cayeron al suelo para
nunca levantarse de nuevo.
- No puedes esconderte de mi – Lomdar grito
sin saber en que lugar exacto se encontraba el pintor – Siempre has sido tan
temeroso, tan cobarde, si no fuera por mi ni siquiera estarías aquí.
- Quizás estaría en un lugar mejor – Grito el
pintor desde el lugar que se encontraba.
- En el otro mundo quizás, porque tú ya
hubieras muerto en Cobaro, siempre me has necesitado y yo he aprendido muchas
cosas de ti, no niegues que me necesitas.
- Para que te habría de necesitar, para que
alejes de mi a las personas que amo.
- Mars Carmina no era una chica para ti, y tu
lo sabias, era tan fácil tan convenenciera, tan susceptible a los hombres.
- Pero yo la amaba – Le contesto el pintor.
- No creo que halla valido la pena amarla
tanto; solo te libere de esa maldición en la que tus débiles sentimientos te
mantenían atrapado.
-
Después querrás liberarme de esta frágil vida a la que estoy condenado a vivir,
te aferraras de esas ideas para destruirme, ¿Qué es lo que quieres de mi? Por
que me has estado persiguiendo todo este tiempo.
- No te quiero a ti, quiero lo que esta
dentro de ti, quiero que me muestres la manera de dejar de ser un simple animal
y alcanzar otro nivel fuera de mi naturaleza.
En ese momento otros guardias se acercaron
por detrás de Lomdar y trataron de detenerlo con macanas y puntas de descarga eléctrica,
el pintor aprovecho el momento para escapar del barril y meterse a un callejón
donde pudo subir a los techos de las azoteas por medio de una escalera
metálica, tenia que escapar, pues sabia muy bien que esos desdichados guardias no podrían
detenerlo. Brinco de azotea en azotea hasta que desde la altura de esos
edificios pudo observar un gran lago que brillaba mientras el sol salía de las
montañas. Inmediatamente recordó que aquel lago se encontraba en la zona
abandonada que era el lugar que con anterioridad solía visitar; inmediatamente
ligo el lugar con sus sueños y el cuadro que alguna vez allí enterró, sabia que
tenia que llegar hasta allá, pues tenia el presentimiento que en ese lugar se
encontraban las memorias que le faltaban al rompecabezas mental para poder
enfrentar a Lomdar.
Cuando el pintor volteo para atrás de donde
estaba viendo pudo mirar a Lomdar apuntándole a tan solo unos veinte pasos de
donde se encontraba, lo miraba fijamente como si el también supiera de la
existencia de esa pintura reveladora.
- ¿Por qué regresaste Lomdar? – Le dijo el
pintor para tratar de distraerlo y que no se apresurara a disparar.
- Tú sabes muy bien de donde es mi
procedencia, yo nací en el calabozo de Prospectia. Crecí entre el alboroto de
sus maquinarias, no se necesita ser un niño para que ese estilo de vida te
afecte. Fletonio sabía muy bien eso y por eso se empeño en defender la
tranquilidad y volverse en contra de ese desquiciado maestro. Tú nunca pudiste
mostrar algo de orgullo para defender lo que habías ganado, tú nunca fuiste
fuerte como Fletonio siempre fuiste sumiso y te escondías en lo que sabias
hacer bien y en lo que la gente te elogiaba, siempre preferiste quedarte donde
estabas seguro. Yo en cambio decidí actuar a mi manera en contra de todo eso
que me había convertido en lo que soy ahora. Quizás no actué de la manera mas
ortodoxa pero al final fui el único que en realidad pudo destruir a sus
maestros torturadores, tan solo soy un alumno rebelde que a utilizado lo que
sus maestros le enseñaron para poder detenerlos. Pero nunca termine
convirtiéndome en ellos pues cabe destacar que yo siempre e formado parte de
Prospectia.
El pintor aprovecho el descuido de Lomdar y
se lanzo al vació y aferrándose de uno de los tubos pudo bajar hasta las calles
para encaminarse hasta la zona caótica, Lomdar se sorprendió al ver como el
pintor saltaba del edificio, pero al verlo correr por la calles decidió ir tras
de él.
El pintor estaba bastante agotado por la
falta de sangre en su cuerpo y no podía continuar escapando de Lomdar, pero al final
logro llegar hasta donde había enterrado la pintura e inmediatamente comenzó a
desenterrarla hasta que encontró la maleta enterrada y de ella saco la pintura.
Pero al tenerla en sus manos apareció Lomdar enfrente de él, apuntándole con el
arma y le advirtió.
- Si vez ese pintura comprenderás cosas que
antes no entendías, abrirás la caja de Pandora y liberaras cosas con las que no
podrás continuar y debido a eso te matare, me has entendido, si miras esa
pintura morirás.
- ¿Por qué mataste a Israelo? – Le dijo el
pintor.
- Ese viejo era un sinvergüenza, se
aprovechaba de pobres diablos como tú para poder seguir con vida y así aumentar
su fortuna aunque fuera costas de la violencia – Le dijo Lomdar mientras le
apuntaba con el arma.
- Yo lo hubiera perdonado, lo hubiera echo
cambiar y lo abría ayudado – Le contesto el pintor.
- Tan solo limpie la basura que rondaba por
ese lugar, le di su castigo.
El pintor hizo caso omiso de las advertencias
y levanto la pintura para poderla observar a la altura de sus ojos. Fue
entonces cuando el pintor se dio cuenta de todo lo que había ocurrido, los
olvidados pedazos de un subconsciente destrozado terminaron por unirse, por fin
pudo tener conciencia de que era lo que estaba pasando en realidad. Toda su
vida paso por sus ojos en un parpadeo y de un instante para otro logro recordar
todo aquello que había perdido a causa de aquel golpe en la cabeza. El ser que
había nacido en el cuerpo del pintor después de haber salido del coma había
muerto por fin, se había extinguido de la faz de la tierra pues tan solo
quedaba el antiguo pintor, el que se crió en Kifardes, el que se educo en
Prospectia y maduro en Cobaro. Ese ser había vuelto completamente a la realidad
después de mirar aquella pintura reveladora, la cual se convirtió en el portal
dimensional entre ambas vidas; el pintor sin saberlo siempre tuvo en sus manos
la llave para volver a su pasado y comprender lo que se escondía en lo mas
recóndito de su cabeza, cosas que nunca pudo comprender del todo hasta
entonces. Fue en ese momento cuando comprendió el daño causado en su persona
por Prospectia, todos los años que él vivió en esa pesadilla habían terminado
por fragmentarle la mente, lo habían dividido en seres distintos. Pues el mismo
personaje que le atormento su existencia se trataba nada mas y nada menos que de
él mismo, el pintor era el mismísimo Lomdar, era una doble personalidad que su
mente alterada creo para combatir las contrariedades que le rodeaban y sobre
todo para hacer cosas que su débil personalidad jamás podría hacer. El mismo se
había cortado, se había golpeado, había matado, había trastornado su arte sin
darse la mas mínima cuenta de que lo hacia. No cabía la duda de que el daño
causado por Prospectia se había extendido mas halla de sus fronteras por medio
de los desperdicios que emanaba, pues el pintor no era mas que un despojo de
Prospectia, una inocente victima de sus actos, la cual había mutado y se había
deformado a causa de ese desquiciado ritmo de vida y se convirtió en algo
horrible y monstruoso escondido a la vista de sus propios ojos. Sin saberlo,
sin tener conciencia de ello dentro del pintor siempre existió un demonio que
no solo lo maltrataba a él mismo y lo hizo sufrir, sino que también causaba
terror y dolor entre sus semejantes. Dentro de su vida que creía correcta
existía una maldad propiciada por otros la cual emanaba de su ser al no poder
ser contenida por un simple mortal como él, tan solo era una victima mas de los
efectos colaterales de su mala educación.
El pintor, quien en realidad se llamaba
Lomdar no podía borrar las brutales imágenes que rondaban por su cabeza, el
dolor de aquellos inocentes, todos esos litros de sangre; todo aquello le
estaba hinchando la cabeza, fue como un potente golpe recibido de repente. El
simple hecho de saber que el era causante de todas esas cosas que odiaba y que
tanto hubiera querido borrar de su existencia, el simple hecho de tener que
aceptar toda la culpa y de que se había fallado a si mismo y a su mejor amigo
le hizo enloquecer los nervios, su verdadera historia se esclareció y
comprendió que todos sus demás sueños estaban distorsionados por su
subconsciente hundido en la negación y que a su vez trataban de revelarle algo,
al final pudo comprender que el era ese monstruo que soñó dentro de los
desperdicios de esa fabrica. Desesperado observo la pistola que cargaba en su
otra mano y con la que trato de matarse hace algunos instantes, la levanto
hasta la altura de su cabeza, pensó que no podría vivir con toda esa
podredumbre por el resto de sus miserables días, que el dolor y resentimiento
que eso acarrearía seria una carga muy pesada para su pobre mente y así fue
como apretó ese gatillo.
La noticia de la muerte del pintor se
esparció rápidamente por las vecindades, mucha gente acudió al lugar para ver
el cuerpo sin vida y ensangrentado. Mars Carmina se entero de lo sucedido y
acudió al lugar para ver el cadáver con sus propios ojos. Pasando las vallas de
seguridad puestas por la policía y tomando al cuerpo en sus brazos, llorando
desconsoladamente, gritando hasta desgarrarse la garganta. Saco de su bolsillo
una navaja que traía escondida y ante los ojos de todos los presentes se corto
el cuello sin dudarlo. Todos vieron la escena, nadie pudo hacer nada para
detenerla. La muerte se apodero del lugar, convirtiéndolo en un funeral
sumamente vergonzoso, los pueblerinos veían repetirse la historia de dos
amantes que fueron separados por la fuerza del odio, hasta llevarlos a su última
rebelión, su única forma de escape. El suceso fue tan impactante que mucha más
gente acudió al lugar del incidente.
Jurio estaba sigilosamente presente en la
muchedumbre, estaba llorando por la muerte de Mars Carmina. Se sentía culpable
por miles de cosas y su mente se nublo por una ansiedad que lo despellejaba
mientras permanecía allí parado. Se acerco al barranco y se hecho de cabeza ante
la sorpresa de todos. Al caer se partió el cráneo y su muerte fue instantánea.
Carondelia llego rápidamente al saber de lo
sucedido, su alma se infesto de tristeza al ver el resultado final de la
búsqueda del pintor. Se acerco caminando muy lentamente entre toda la gente
hasta llegar al círculo donde los cuerpos yacían sin vida. Nadie se atrevía a
mover un solo dedo, todos los espectadores estaban desconcertados. Carondelia
tomo el arma con la que el pintor se había dado un tiro, los policías no se
inmutaron. La coloco en su cien y se voló los sesos, manchando al público con
su sangre y cayendo como una heroína revelándose frente a una fantasía de
porquería. Este último suceso desencadeno el llanto de todos los presentes
quienes sintieron en carne viva el dolor de aquellos actores.
Algo extraño sucedió aquel día, nunca se
había acumulado tanta tristeza en un solo punto, tanta humillación y
desconsuelo social. Lomdar termino por convertirse en el señor de la muerte,
llevando su arte al nivel de magia negra. Como hipnotizados por un furor
colectivo la gente que estaba allí presente comenzó a terminar con sus vidas.
Muchas personas se aventaron al barranco, otros tantos empezaron a cortarse las
venas haciendo filas frente a los cadáveres para hacer uso de las armas. Los
policías se unieron al sentimiento como forzados por un deber inexplicable.
Tras la muerte de alguien, siempre había
alguien más queriendo morir, así de pronto los suicidios fueron imposibles de detener
y sobrepasaron aquel espectáculo, la noticia se disparo y las muertes
comenzaron a darse con una frecuencia atroz después de aquel día. Lomdar había
causado un incendio dentro de la red emotiva de aquella ciudad y ahora nadie
podía detenerlo. Familias enteras terminaban con sus vidas, jalados por la
debilidad de alguno de sus miembros sucumbiendo frente a esta peste
psicológica. La consciencia colectiva flaqueo en un punto crítico desde donde
se desato una avalancha, la voluntad de los seres humanos se configuro como
piezas de domino cayendo una después de la otra, todo el dolor y el sufrimiento
de vivir resguardado por las personas comenzó a salir a flote.
La historia se propago rápidamente y muchos suicidios
se perpetraron, unos llevados por el honor, otros por la tristeza, otros por el
haber perdido de la misma manera a sus seres queridos, otros por el creer que
se trataba de una revolución. Un nuevo tipo de guerra se confabulo, una guerra
donde el enemigo era la misma humanidad, lo que estaba en juego era la voluntad
por vivir. Los suicidios se extendieron como un cáncer más allá de aquella
ciudad, pueblos enteros quedaban vacios poco a poco.
Las muertes voluntarias se extendieron por
todo el mundo, nadie sabía cómo detener esta amenaza, los soldados y las armas
se mostraron totalmente inútiles. Los líderes del mundo se unieron inútilmente
para intentar detener la peste psicológica que se estaba cobrando millones de
vidas. Nadie sabía cómo detener la magia de Lomdar.