Para llegar a la zona arqueológica de tonina tuvimos que
llegar a un pueblo llamado Ocosingo atravesando la verde sierra chiapaneca
desde San Cristóbal de las Casas. Este pueblo que existe desde el año primero
de nuestra era ha sufrido tres modificaciones religiosas impuestas por la
fuerza, pero curiosamente eso nunca ha modificado el ambiente amable y familiar
de los pueblerinos.
La zona había fue recuperada por el ejército mexicano en
1994 dentro de una sangrienta batalla entre separatistas y el imperialismo
capitalista de Carlos salinas de Gortari, por lo tanto había un gran zona
militar dentro del cálido pueblo. De tal manera que para entrar en la zona ex
rebelde abordamos las típicas camionetas del pueblo y nos encaminamos en una terracería.
El lugar es muy grande y solo una pequeña parte esta
desenterrada y con acceso al público, existe en este lugar una pirámide más
grande que la del sol en Teotihuacán y una tumba con sarcófago pero en ese
momento aun estaba en proceso de restauración siendo inaccesible para los
turistas. La zona accesible se reducía a un gran complejo piramidal lleno de
escalinatas y túneles que se extendía por una montaña alcanzando una cúspide
con visión increíble.
Desde que tengo memoria he tenido problemas de aerofobia, de
niño recorrí muchos centros ceremoniales prehispánicos y nunca subía a lo alto
de las pirámides, simplemente me resultaba imposible. Aquel día deje de lado todas
esas incapacidades pueriles, decidí enfrentar mi miedo y penosamente con todo
el tiempo del mundo subí hasta lo alto. En ese momento me di cuenta que el
miedo era resultado de la inconsciencia.
Aquel día no solo me sentí liberado,
sino que tuve una inexplicable visión en lo alto de aquella pirámide.
Tropas acorazadas asediaban la ciudad con sus cañones, el
fuego se extendía por todo el bosque y los campos de cultivo eran incinerados.
Los soldados españoles destruían los ídolos y quemaban vivos a los sacerdotes y
nobles. Los enloquecidos monjes invasores quemaban todos los papiros indígenas
al considerarlos incomprensibles y una manifestación del demonio.
Toda información referente a la cultura antigua fue
destruida salvajemente, el ecosistema también fue dañado para esclavizar a los
indígenas más desprotegidos y orientarlos a su sistema de organización.
Trajeron entonces sus nuevos ídolos y los maquillaron para que ocuparan el
lugar de los antiguos dioses, pero nadie les llevaba ofrendas ni les rendía
culto. Estos dioses no podían ofrecer la espiritualidad que sus viejos dioses
les daban y que por eso adoraban.
Algunos sacerdotes se habían refugiado en la sierra
escondiéndose de la invasión española y organizaban en secreto sus danzas y rituales
religiosos para que los pueblerinos pudieran asistir en lugar escondido lejos
del yugo español. La campaña militar se había movido hacia el sur y los pobres
intentos de los caciques habían resultado inútiles para acabar con el culto.
Buscaban cualquier establecimiento en la sierra y lo eliminaban, algunas veces
acertaban y mataban a uno que otro sacerdote pero siempre salía uno a suplir su
lugar.
La iglesia evangelizadora del lugar comenzó a irritarse por
el culto y sus alaridos llegaron hasta el vaticano, el cual estaba muy
interesado en cómo combatir el culto prehispánico y someter espiritualmente a
los indígenas. De tal manera que enviaron una orden especializada para
investigar la raíz de su religión y erradicarla.
Este grupo de monjes llego a Ocosingo y se mesclo con los
indígenas, la estrategia de la orden había resultado eficaz en toda Europa
durante la expansión romana. Eran espías asesinos disfrazados de maestros y
bien hechores, cuales ayudaban a mejorar las condiciones de los indígenas
causadas por el ejército invasor. Educaban a la gente, les enseñaban la nueva
lengua, mejoraban las condiciones urbanas, se ganaban la confianza de los
indígenas y se casaban con sus hijas. Aprendían la lengua y desentrañaban los
secretos de su cultura negada a los invasores por una fuerte suma de dinero con
la cual podían regresar a su mundo.
Muchos de estos grupos no volvían y se unían a los indios,
lo que causo serios conflictos dentro de las órdenes religiosas que
desembocaron en guerras encubiertas y purgas en el vaticano. Durante este
periodo muchos monjes fueron llevados a los calabozos de España y torturados
para obtener la verdad.
Esto fue lo que paso en Ocosingo, la iglesia termino
descubriendo el secreto de su culto. Los hombres más sabios y ancianos fueron
borrados del mapa durante una fría y lluviosa noche. Las plantas sagradas
fueron erradicadas de todo el perímetro sin importar los incendios forestales
causados por esta maniobra de control. Al año siguiente la gente indígena
comenzó a asistir a los templos católicos para suplir su falta de guía, con el
tiempo los viejos conocimientos fueron olvidados y los nuevos ídolos fueron
adorados igual que los viejos.
Esta visualización llego a mi mente corriendo como una
caricatura de colores pasteles detrás de mis ojos. Mi educación lógica y basada
en hechos científicos me hacía pensar que no fue más que una alucinación de mi
imaginación, aunque era divertido tener su propio canal de televisión me
quedaba la incógnita filosófica de cuál era el verdadero origen de este tipo de
visiones.
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