jueves, 20 de diciembre de 2012

IV. BONAMPAK



Tomamos la carretera rumbo a Guatemala, es una zona muy abandonada y remota alejada de lo que nuestra sociedad entiende por civilización. En un cruce de dicha carretera se encuentra la desviación, para llegar a la zona arqueológica se tiene que recorrer un grosero camino de tierra en medio de la selva hasta las pirámides. Así lo hicimos decididos a conocer este misterioso lugar que por mucho tiempo solo podía ser accedido por avioneta.

Bonampak es un lugar mágico y misterioso, se distingue una gran plaza de pasto con una estela en su centro. Una serie de templos que suben por una montaña con una fachada bastante característica de esa región maya. En su interior se pueden apreciar antiquísimos murales coloridos en sus paredes, un estilo de arte bastante conceptual y de definición fractal muy compleja, sus figuras se centran en los patrones y usan el color para generar otra dimensión de definición. Es curioso que este tipo de arte se asemeje al de los tibetanos y los antiguos egipcios, mostrando una correlación entre el avance de la cultura relacionada con estados alterados de consciencia. Desde mi perspectiva, el surrealismo, el cubismo y el expresionismo se debieron haber inventado hace miles de años atrás, la cultura occidental nos miente y nosotros seguimos creyéndolo.

Había decidido explorar el uso del floripondio, una planta endiablada que era popular en la cultura mexicana por elaborarse a partir de ella un brebaje llamado toloache. De esta flor poco se sabía, e inclusive la información en internet solo se reducía a malas experiencias. Más sin embargo esta flor seguía siendo utilizada por shamanes peruanos y fue utilizada en México antiguo para rituales religiosos. 

Había tomado una poción preparada con anterioridad a partir de 5 flores de esta planta, lo cual era más que suficiente. A diferencia de los otros alucinógenos esta planta es toxica y la dosis activa está muy cerca de la dosis letal por lo que se debe de ser muy cauto para no envenenarse o perder el control del cuerpo durante el viaje, según los shamanes el espíritu de la planta se comportaba como un espejo de nuestro propio karma, tratando mal e inclusive matando a todos aquellos seres de corazón negro o espíritu putrefacto.

 Estuve sentado durante casi una hora en las escalinatas del templo meditando y escuchando a los animales de la jungla. Los pájaros se coordinaban de tal manera que construían una melodía impredecible en su conjunto, otros animales también se unían al entretenimiento. Este era un fenómeno que alcanzaba su clímax durante la madrugada, momento en que la selva adquiría una vida musical en la total obscuridad.
De momento la vista se torno nublada y todo el paisaje comenzó a oscilar, el viento movía la luz reflejada y el sol fue eclipsado. La estela ubicada en el centro de la plaza comenzó a elevarse arrancándose de la tierra y revelando unas escaleras que bajaban hacia el subsuelo. Me levante de las escalinatas, apenas podía moverme pero pude llegar hasta allí y comencé a descender hacia el inframundo.

Se trataban de unas grutas transparentes muy peculiares sus contornos eran angulados y filosos, podían observarse los túneles a distancia sobre los cuales vagaban espíritus sin ningún destino aparente. Todo era lento, denso y pesado. Podían percibirse contornos eléctricos que deslumbraban la cueva de vez en cuando.
Súbitamente un ser apareció ante mí, tenia cabeza de ciervo y en sus manos cargaba una balanza y una espada. Sus ojos  escupían fuego y sus vestiduras estaban construidas con cráneos y  huesos de distintos tipos de criaturas. Sus cuernos se extendían a gran altura formando un árbol seco con ellos. El brillo de sus ojos comenzó a formar figuras cada vez mas grandes hasta que su potencia permitió una gran proyección de lo que trataba de decirme.

Aquel lugar era el mundo de los muertos, una dimensión que no estaba conectada con el universo más bien era un espacio tiempo generado por la incomprensión humana del cosmos y sus almas renegadas a formar un solo espíritu, en este lugar las consciencias perdidas deambulaban esperando su reencarnación. No existía materia ni forma de comunicación entre espíritus, estaban solos en el vacio esperando por un tiempo durante el cual experimentaban los recuerdos de su vida pasada hasta el hastió. El karma generado de los individuos los atormentaba hasta que el dolor experimentado en su vida pasada desaparecía y renovaban su alma para vivir de nuevo la experiencia de la vida bajo una nueva dirección, lo aprendido en el Xibalba se quedaba guardado en lo más profundo del inconsciente humano y es uno de los factores que determinan el grado de consciencia en su futura vida.

El espíritu me explico que el universo en el que vivimos esta interconectado desde la mas mínima partícula hasta la más grande constelación, todo lo que no podíamos percibir directamente formaba parte de un patrón recursivo de la consciencia, lo que es arriba es abajo.
Lo que nuestra ignorancia actual nos hacia entender como dios se trataba en realidad de un concepto que lo unificaba todo, unas leyes matemáticas que reguilan el comportamiento de todas las vibraciones dimensionales y que el estar en armonía con ellas permitían la continua expansión de la realidad. Esta energía unificadora era la consciencia que se manifestaba en diferentes niveles de acuerdo a la iteración fractal sobre la cual nos tocaba percibir la realidad.

El estar en sintonía con la consciencia total nos hacia evolucionar a un estado estable sobre el cual nuestra dimensión percibida ya no podía ser destruida y nos convertíamos en seres creadores. El estar fuera de esta consciencia mantenía las posibilidades de que nuestro concepto de existencia fuera aislado de esta conexión. Esto podía pasar si todos los seres humanos muriesen, en tal caso la reencarnación sería imposible y nuestras consciencias quedarían aisladas en el vacío. La humanidad se encuentra entonces en un estado inestable en el cual fungimos como destructores, solo pocos se preocupaban por crear y entienden el verdadero significado de que todo lo percibido es una cosa, se liberan de la ilusión ignorante de aislamiento.

La visión materialista actual de la humanidad nos imposibilita ver la interconexión del cosmos, esta relación es entendida por la consciencia al ser percibida por nuestros sentidos mas desarrollados, el tercer ojo y el corazón. Nuestra consciencia se ofusca al darle prioridad al sentido de la vista y entonces la realidad se vuelve una ilusión, nuestra consciencia queda atrapada en niveles vibracionales inferiores.
El cuerpo humano cuenta con siete sentidos los cuales le permiten percibir los niveles vibracionales de la realidad en un orden diferente, esta relación tiene una imagen conceptual en nuestra mente que nos permite interpretar el efecto del elemento en nuestro cuerpo. Estos sentidos tienen una relación con los chacras de nuestro cuerpo y su respectiva glandula. 

El gusto el cual nos permite palpar la composición química, el olfato nos permite sentir la relación biológica del medio, el tacto nos permite sentir el flujo de electrones en forma de calor y su estructura material, el oído nos permite entender las vibraciones mecánicas, los ojos nos permiten captar la luz, el tercer ojo nos permite captar vibraciones cuánticas y el corazón los sentimientos que son las vibraciones más sublimes y de más alto nivel de comprensión.

Seres más evolucionados que nosotros son capaces de tener 13 sentidos y percibir otras dimensiones de nuestro cosmos, si relacionamos los cromosomas del ADN y las proporciones del cuerpo humano con la teoría de la flor de la vida llegaremos a la conclusión que el ser humano es un elemento disarmonico al no completar todavía la proporción Pi dentro del fruto de la vida. Este conocimiento masónico solo es perceptible por nuestro corazón. Sabemos que el ser humano se está alejándose del amor, se aleja de la energía creadora y se encierra cada vez más en un mundo materialista y de sentimientos limitados o en su mayoría negativos, este es el verdadero problema de la humanidad causante de guerras y discordia entre los hombres.

Esta visión geométrica conceptual de la realidad puede traducirse a un ente físico tan colosal como el universo mismo. La ciencia algún día llegara a descubrir que el cosmos no es otra cosa más que un infinito fractal matemático energético recursivo. No existe ser creador ni partícula mas pequeña ya que todo se rigüe por una sucesiva creación dimensional en la cual cada una contiene los elementos de la dimensión padre con el fin último de que la energía siga creciendo con un orden dentro del caos. La consciencia dimensional entonces toma lugar desde el punto de sincronía en el cual el fractal toma su forma original bajo ciertas fluctuaciones personalizadas.

Con tal idea es posible que veamos a lo gigantesco como minúsculo también, los patrones que vemos en el cosmos deberían ser también patrones en la tierra, el universo puede ser ilimitado en escala. Todas estas escalas deben ser patrones fractales recursivos de consciencia representados bajo una personalidad aleatoria que la define como una dimensión nueva y única.

El ejemplo más claro de esto es la naturaleza. Las plantas y árboles que no poseen un cerebro tal como lo conocemos, sin capacidad de raciocinio lógico, limitadas a la espontanea evolución. Estos seres conscientes que creemos inferiores son capaces de diseñar estructuras fractales con identidad por especie y no solo eso, algunas son capaces de reproducirlas en nuestra consciencia individual a través de sus químicos. Nuestro ego nos impide ver la perfecta simbiosis del humano con las plantas, el hecho es que estos organismos nos han estado moldeando desde épocas primitivas y ahora nosotros los sustituimos por comida chatarra.

Las plantas tienen una consciencia superior despersonalizada que no está regida por elemento sino por especie, cada una de estas especies es una consciencia que en su conjunto forman la consciencia vital de la tierra. Este patrón de consciencia se reproduce en los planetas y las estrellas solo que son de una magnitud diferente a la nuestra, mas sin embargo somos capaces de sentirla por medio de la gravedad. Un ser civilizado puede entender que los otros seres humanos tienen consciencia sin saber exactamente qué es lo que percibe el prójimo, entre mas civilizados seamos seremos capaces de entender la consciencia de diferentes individuos ajenos a nuestra naturaleza.

El estudio de los fractales matemáticos nos puede dar una visión muy clara de algunas funciones complejas que son recursivas en diferentes elementos de la naturaleza. Esto podría sugerir fácilmente una matriz conceptual recreada por un elemento de una matriz conceptual superior, dicha sumatoria infinita de fractales nos acercaría infinitesimalmente a la función creadora, un fractal de incontables dimensiones cada una conteniendo a los mismos patrones conceptuales de consciencia.

Para entender el fractal matemático sobre el cual se desenrolla el cosmos es necesario comprender a la de la flor de la vida, un conocimiento ancestral sobre la distribución conceptual geométrica. La flor de la vida se encuentra en lo conocimientos populares desde hace mucho tiempo, se presenta en la mitosis celular, se presenta en el crecimiento de las plantas. Es un patrón geométrico que podría repetirse dentro de cada uno de sus puntos indefinidamente. Si pudiéramos colorear cada uno de los infinitos pétalos que se generaran a partir de este desdoblamiento de seguro podríamos construir una realidad fractal caótica generada a partir del patrón inicial de la flor de la vida.

Este poderoso fractal tiene la capacidad de recrear a todos los otros fractales dentro de este patrón. Si recreamos otra flor dentro de cada uno de los triángulos vacios de la flor original se recrea indefinidamente un patrón capas de recrear a todos los otros fractales estudiados con anterioridad. Tengo la certeza que con este patrón puede generarse un nuevo sistema de axiomas matemáticos que puedan aproximar por medio del calculo infinitesimal a cualquier función existente.

Si gráficamente tomamos cualquier función y la dividimos en partes iguales de acuerdo a una estructura fractal obtendremos formas reducidas, si continuamos con este proceso un cierto número de veces obtendremos partículas muy pequeñas las cuales pueden ser moldeadas dentro de los pétalos de la flor de la vida. La sumatoria fractal de estos patrones nos daría como resultado la función original mostrándola en una escala superior. 

Esto puedo aplicarse a cualquier objeto en la realidad, un muro de piedra es sólido para nuestros sentidos pero para nuestra consciencia está formado de elementos químicos distanciados por vacio entre sí formando un único objeto. Si aplicamos el proceso de descomposición fractal a este elemento llegaremos a la conclusión que sus vibraciones cuánticas están regidas por el patrón de la flor de la vida a una escala perceptible por nosotros. Lo mismo sucede con las funciones matemáticas si pensamos en un nuevo modelo en el cual la recreación de un fractal inferior con uno superior sea una línea continua por definición.

Lo interesante de esta teoría es que no solo se aplica para crear formas materiales, sino que también tiene una correlación conceptual con nuestra geometría del pensamiento. Los mayas lo representaron como el tzolkin el cual relacionaba los eventos astrológicos dentro de este mismo marco matemático.
Esto podría sugerir que todo el cosmos trabaja bajo la misma ecuación matemática a un nivel geométrico energético desconocido hasta entonces por la ciencia moderna. Una forma de representar un patrón conceptual son las estrellas, si no pudiéramos ver los astros nuestra consciencia estaría severamente limitada y creeríamos que este es el único mundo que existe pero el ser capaz de verlas nos expande la consciencia y nos invita a comprobarlo. 

Todos y cada uno de estos puntos estelares podrían convertirse entonces en otras fuentes energéticas similares al sol y desdoblar el fractal de los simples puntos a un universo de planetas invisibles en el cosmos, de igual manera para lo que nosotros es el átomo podría significar un patrón creador similar a la configuración puntual de las estrellas cual nos llevara a una dimensión interna de una escala miniaturizada pero de misma complejidad que todo el universo palpable. Esto implicaría que cada vez que se desintegra un átomo la energía obtenida sea la succión masiva atraída violentamente a esta dimensión, una analogía de lo que podría hacer un agujero negro con nuestro planeta.

Ver al mundo desde esta perspectiva me hace redefinir lo que nuestra cultura actual conoce como zatanas. Desde esta perspectiva geométrica y de intercambio energético subdimencional, el rompimiento del equilibrio seria atentar contra la eterna creación. Seria impedir a las vibraciones cuánticas alcanzar las dimensiones interiores de la consciencia. En términos matemáticos seria romper la geometría fractal, el resultado de esta acción es el vacio ya que ningún fractal recreado espacialmente podría eliminar a su padre porque la energía fluye en esa dirección, simplemente desaparece por romper el equilibrio.

Cada ser humano puede ser un dios o un creador, puede diseñar su propio mundo interno y compartirlo con el entorno, generando lo que conocemos como cultura. La destrucción de la humanidad implicaría que nuestro universo cultural desaparezca, impidiendo así el curso de energía creadora. Pues nuestra cultura genera otra realidad sobre la cual nosotros basamos nuestro entretenimiento mental. También podría pensarse que una cultura unificadora seria la mínima expresión de esta capacidad o en su defecto la imposición de una realidad.

De esta manera se puede suponer la existencia de consciencias a diferentes escalas dentro del cosmos, consciencias infinitas contenidas dentro de la nuestra. Todas ellas a su vez contenida en una consciencia cada vez superior, nosotros a la tierra, la tierra al sol y este a su vez con la galaxia. El querer separarse de la consciencia colectiva puede generar una inestabilidad geométrica que podría traducirse en pérdida de consciencia.

Dejar de tener miedo al cosmos implica comprender estos fundamentos, el dejar de lado la alimentación natural y disminuir nuestra exposición al sol a causa de nuestro ego, tiene como resultado la mutación cancerígena, un daño que se transfiere a una dimensión inferior al ver su estabilidad paterna corrompida.
Es posible que una consciencia humana más avanzada sea capaz de reconocer este tipo de correlación en nuestra vida cotidiana. Esto podría explicar cómo es que los antiguos egipcios alinearon sus pirámides con las constelaciones del firmamento. Estos puntos de consciencia grabados en el cielo pueden estar también grabados en la tierra como vórtices electromagnéticos, lo que haría suponer que al detectarlos y construir los templos estos quedaran alineados con el cosmos y actuaran como relojes gigantescos.

Esta misma representación conceptual se encuentra en la piel de las personas, lo que conocemos como lunares forma una dimensión biológica relativa con los conceptos astrológicos de dichas configuraciones estelares, eso implicaría suponer que el efecto de ciertos vórtices energéticos terrestres repercutan de alguna manera en el ADN de ciertos grupos de etnias.  Esta relatividad nos hace conscientes de alguna relación entre los humanos y el cosmos, lo que es arriba es abajo.



La realidad es un gran circuito cerrado entre nuestro entorno y nuestros sentidos donde nuestra consciencia interpreta los resultados y la realimenta. Todo cuando percibimos y pensamos está sujeto a nuestra condición biológica por lo tanto la interacción eléctrica en nuestro cerebro está sujeta a su estructura. Si nuestra propia corteza cerebral tiene un comportamiento fractal entonces las relaciones sinápticas que se den en ella también deben tener un comportamiento similar sobrepuesto sobre el estado físico de la corteza.

La consciencia debe seguir ciertos patrones colectivos de tal manera que a niveles muy inferiores dicha regla se cumpla y nuestra realidad no sea desbaratada en un parpadeo. Esta regla que rige nuestro cerebro debe ser la misma que ordene las constelaciones y por lo tanto la dimensión sobre la cual somos conscientes.

Después de dejar su mensaje el espíritu se hundió hasta disolverse, como acto seguido se sintió un fuerte temblor y las vibraciones del entorno comenzaron a aumentar violentamente. Salí por las escaleras regresando de nuevo a las ruinas de Bonampak.

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